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La crisis boliviana de septiembre puso en evidencia el papel de Brasil en la región. Aunque los medios y los portavoces del progresismo proclaman que la intervención de unasur y del gobierno de Lula fue decisiva para sostener a Evo, lo cierto es que los intereses brasileños están más cerca de la Media Luna que de los movimientos populares bolivianos. En esta nota, el analista Raúl Zibechi describe cuál es el alcance de los negocios de las empresas brasileñas en el país andino: por diferentes vías, controla alrededor del 20 por ciento de su pbi. Sólo en Santa Cruz 200 familias brasileñas son propietarias de 350.000 hectáreas que representan el 35 por ciento de la producción sojera boliviana.

(por Raúl Zibechi) Existe un consenso generalizado de que la intervención de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) a través de la Declaración de La Moneda, fue decisiva a la hora de aislar a la oposición golpista y frenar la escalada de violencia en el país andino. En suma, que apoyaron la democracia y condenaron el golpismo. Pero si se hilvanan cuidadosamente los pasos que se dieron para llegar a la Declaración de La Moneda, puede concluirse que se trata de una apoyo condicionado, y que las condiciones –fuera de toda duda– las puso el gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva. Una consecuencia inmediata de la gestión de Brasil fue el acuerdo alcanzado el martes 16 de septiembre entre el gobierno de Evo y la oposición, que supone una evidente marcha atrás del gobierno: acepta que los departamentos deben recuperar una parte del Impuesto Directo a los Hidrocarburos, que el gobierno había decidido que financiara la renta Dignidad a los jubilados y es una de las principales demandas de la oposición, invita como “facilitadores y testigos” a unasur, la Iglesia Católica, la Unión Europea, la oea y las Naciones Unidas, y suspende por un mínimo de un mes la convocatoria del Referéndum Constitucional.
Sin embargo, los países de Unasur no asumen ningún compromiso. Apenas un ejemplo: los sicarios que asesinaron por lo menos 18 campesinos en Pando, escaparon por la frontera brasileña pese al pedido expreso de Evo de que fueran detenidos. No es creíble que Brasil no supiera lo que estaba sucediendo. A raíz del conflicto colombiano, Brasil puso en marcha años atrás la Operación Cobra (iniciales de Colombia-Brasil) para impermeabilizar la frontera, impedir el derrame del conflicto sobre su territorio y, sobre todo, bloquear el paso de narcos y guerrilleros. Todas las fuentes aseguran que la impermeabilización de esa larga y selvática frontera es real y efectiva. ¿Por qué no se hace lo mismo en la frontera brasileño-boliviana?

Las presiones de Lula
En la compleja semana del 8 al 14 de septiembre hubo matices entre las declaraciones de la Cancillería argentina y del presidente Lula. La primera expresó su apoyo a Evo ante lo que calificó como “graves hechos de violencia y sabotaje terrorista” de la oposición. Pero Lula fue más ambiguo y mostró equidistancia entre unos y otros: “La oposición tiene derecho a hacer oposición, pero todo tiene un límite, porque si extrapolan los límites todo el mundo pierde, y creo que Bolivia lo que necesita es que todo el mundo gane. Lo que hago es un llamado al pueblo boliviano, a los trabajadores, al gobierno y a la oposición para que permitan que Bolivia encuentre su propio destino, fortaleciendo su democracia”.

No se metan con el gas
El viernes 12, el vicepresidente de la Asociación de Exportadores de Brasil, José Augusto de Castro, reaccionó ante la disminución del suministro de gas durante siete horas, por un atentado de la oposición al gasoducto binacional: “Mientras los bolivianos se limiten a agitaciones en la frontera, todo está bien. Lo que no pueden hacer es meterse con el gasoducto”. Bolivia bombea a Brasil 31 millones de metros cúbicos de gas todos los días, que suponen el 70 por ciento del consumo de la industria paulista y el 100 por ciento de la industria de Porto Alegre. Brasil es la décima potencia industrial del mundo y se beneficia de un precio preferencial del gas boliviano.
La Cancillería brasileña se puso en marcha una vez que el suministro de gas estuvo en peligro. En este punto existen, por lo menos, dos versiones. La estatal Agencia Brasil aseguró que Evo se habría mostrado pesimista acerca de llegar a un acuerdo con la oposición y habría apostado, por el contrario, a la movilización social para destrabar la situación. En paralelo, Morales habría dado prioridad al despliegue de tropas militares y policiales para garantizar el suministro de gas y establecer el estado de sitio en Pando y en Santa Cruz, con lo que apostaba a una solución estrictamente interna del conflicto. El que los militares se hayan negado al estado de sitio en Santa Cruz y hayan actuado con suma lentitud a la hora de intervenir en Pando, llevó el mismo jueves 11 al gobierno boliviano a pedir a los gobiernos de la región, en particular a los de Venezuela, Argentina y Brasil, pronunciamientos de apoyo a la democracia boliviana. Argentina y Venezuela lo hicieron el mismo jueves, pero Brasil se demoró hasta el viernes 12.
La segunda versión, apunta a una molestia del Ejecutivo boliviano por la suave pero persistente presión de Lula a favor de la negociación con los prefectos golpistas, y muy en particular por los contactos de la cancillería brasileña con la oposición. Consultado al respecto, el canciller Marco Aurelio García reconció que “la idea es que la Embajada de Brasil (en Bolivia) esté haciendo esos contactos”. Lo cierto es que una misión brasileña y otra argentina, encabezadas por García y Jorge Taiana, abortó cuando los enviados estaban ya en sus aviones dispuestos a despegar.
En la reunión de presidentes realizada en Santiago que emitió la Declaración de La Moneda, Lula mostró dudas sobre las intenciones del presidente boliviano, muy similares a las expresadas por la oposición que aseguraba que Evo preparaba un “autogolpe”. Más aun, según la versión de Página 12, cuando Chávez pretendió incluir un párrafo crítico del papel de Estados Unidos, recibió una rápida y negativa respuesta de Rafael Correa y de Lula, que prefirieron no mencionar la flagrante intervención de Washington.

Brasil en su patio trasero
En tres países de la región, Brasil mantiene una clara posición hegemonista, o imperialista; o, si se prefiere, subimperialista como se decía en los 60. Esos países son Ecuador, Paraguay y Bolivia. En el primero existieron claras presiones del gobierno de Lula a favor de Petrobras, que explota un parque nacional en litigio con pueblos indígenas y debió abandonar, a mediados de septiembre, el bloque petrolero 21 que pasó a manos de Petroecuador. La participación de grandes empresas brasileñas en megaproyectos vinculados a la iirsa (Iniciativa para la Infraestructura Sudamericana), generó conflictos de diversos calibres que involucran a empresas brasileñas. El más reciente se registró el 23 de septiembre con la expulsión de la constructora Odebrecht y el embargo de sus bienes en Ecuador, responsable por los desperfectos en la hidroeléctrica San Francisco, que lleva dos meses fuera de servicio.
No terminaron ahí los problemas. La represa se construyó con un préstamo del bndes (banco estatal de desarrollo brasileño) por 423 millones de dólares, que Ecuador ahora no quiere pagar. Lula intervino en el asunto: “En el Ecuador hay elecciones el domingo 28. Vamos a dejar pasar la bola para resolver este problema”. El 30 de septiembre, se reunieron Lula y los presidentes de Ecuador, Venezuela y Bolivia en Manaos. Al parecer Lula y Correa discutieron el tema, ya que Odebrecht construye buena parte de las obras del pasillo Manaos-Manta que forma parte de la Iirsa y conecta el Amazones con el Pacífico, por donde salen las commodities brasileñas rumbo a Asia. Lo cierto es que Odebrecht se comporta como una multinacional cualquiera, y Lula defiende sus intereses.

Paraguay, a precio Stroessner
En Paraguay, históricamente Brasil tuvo un peso decisivo. En estos momentos, se registran negociaciones con el gobierno de Fernando Lugo para la modificación del Tratado de Itaipú. La represa binacional de Itaipú tiene una potencia instalada de 8.250 mw, de los cuales Paraguay consume apenas el 5 por ciento y debe exportar el 95 por ciento a su vecino a precio de costo, según el tratado firmado por la dictadura de Stroessner en 1973. Itaipú abastece el 20 por ciento de la energía que consume el industrializado Brasil. Paraguay recibe apenas 300 millones de dólares al año, muy por debajo del precio internacional y del costo de reposición de la energía vendida. Ricardo Canese, ingeniero especializado en energía, estima que los 53.000 mw que se venden anualmente a Brasil tienen un precio de mercado no inferior a los 4.000 millones de dólares, algo así como dos tercios del Producto Interno Bruto de Paraguay. Lugo no pretende llegar tan lejos, pero sostiene que su país debe recibir entre 1,5 y dos mil millones de dólares, o sea entre cinco y siete veces el valor actual.
En un principio, Lula dijo que hay un acuerdo firmado y que no está dispuesto a revisarlo. Los paraguayos sostienen que el tratado fue firmado durante la dictadura de Stroessner, y que luego de tres décadas es hora de sentarse a discutir. Lula admitió flexibilizar la posición de Brasil para aumentar el precio de la energía que compra a Paraguay, pero no está dispuesto a acceder a las exigencias de Lugo. La revisión de estos acuerdos no es un tema menor. Recuperar la soberanía energética es, para Paraguay, lo mismo que la nacionalización de los hidrocarburos para Bolivia. Un sustancial aumento de los ingresos del paupérrimo Estado paraguayo, sería un balón de oxígeno para afrontar reformas urgentes como la salud y la educación, además de la necesaria reforma agraria.

Los intereses brasileños en Bolivia
Todo indica que Brasil salió fortalecido de la crisis boliviana, porque jugó como lo que es: una potencia regional en expansión. Así lo admitió días atrás el ministro de Defensa, Nelson Jobim en referencia al flamante Plan Estratégico Nacional de Defensa: “Estamos viviendo hoy un objetivo claro, que es la afirmación de Brasil como gran potencia. Y eso significa la capacitación clara del poder efectivo de disuasión”.
En la crisis boliviana, ese papel de potencia pasa por jugar de modo equidistante en el conflicto gobierno-oposición. El asesor internacional de Lula lo expresa de forma clara en una frase que, atribuida o real, sintetiza la posición de Brasil: “El problema es que el país está viviendo un proceso de reformas, sin salirse del marco democrático, pero tanto la oposición como el gobierno actúan como si estuvieran frente a una revolución”.
Por cierto, Brasil tiene intereses diferentes a los de Estados Unidos. Eso lo llevó a oponerse al alca y a crear la Unasur para resolver los asuntos regionales sin la injerencia yanki. El ataque al campamento de Raúl Reyes, el 1° de marzo pasado, convenció a la diplomacia brasileña de la necesidad de acelerar la creación de la Unasur para, precisamente, acotar la influencia de Washington en una región que Brasil considera su campo de influencia.
La diplomacia brasileña tiene una partitura diseñada tiempo atrás para la región, y se limita a ejecutar los acordes con la mayor precisión posible. Samuel Pinheiro Guimaraes, actual secretario general de la Cancillería y destacado intelectual brasileño, establece en su último libro tanto la política de su país hacia Estados Unidos como hacia los socios de la región. Sostiene que Brasil no debe someterse a la hegemonía estadounidense y que el eje de la estrategia de su país debe consistir en “la construcción paciente, persistente y gradual de la unión política de América del Sur y el firme y sereno rechazo de políticas que sometan a la región a los intereses estratégicos de los Estados Unidos”.

La inversión en Santa Cruz
En la presente crisis, Brasil no se apartó un ápice de esa estrategia. Por otro lado, y éste es un aspecto que a menudo se olvida, Brasil tiene intereses propios en Bolivia, más abultados que en cualquier otro país de la región. Petrobras sigue jugando un papel decisivo en la explotación de los hidrocarburos bolivianos, siendo el principal inversor en el país andino. Además, las inversiones brasileñas en el agronegocio son muy importantes. En Santa Cruz, unas 200 familias de agricultores brasileños cultivan 350 mil hectáreas de soja que representan el 35 por ciento de la producción sojera boliviana. Esos agricultores tienen peso político, ya que representan un tercio de los afiliados a la Cámara Nacional de Comercio Bolivia-Brasil y están presentes en la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo que agrupa a 12 mil agricultores de Santa Cruz.
Por diferentes vías, Brasil controla alrededor del 20 por ciento del PBI de Bolivia, que en los próximos años se deberá incrementar a través de inversiones estratégicas en infraestructura, energía y minería. Pero estas inversiones generan conflictos. Uno de ellos gira en torno a la construcción de las represas hidroeléctricas Santo Antonio y Jirau, sobre el transfronterizo río Madera, que afecta a Bolivia pero que Brasil considera de suma importancia para su desarrollo nacional.
Las represas, cuya construcción está a cargo del consorcio Furnas-Odebrecht, inundarán territorio boliviano, afectarán la pesca, harán proliferar la malaria y pondrán en riesgo a las comunidades campesinas extractivistas e indígenas de los pueblos Chacobo, Tacana, Cavineño, Esse Ejja y Yaminahuas en los departamentos de Beni y Pando. Organizaciones campesinas e indígenas de Bolivia, con el apoyo de Movimiento de Afectados por Represas de Brasil (MAB), interpusieron el 7 de diciembre de 2007 una solicitud de medidas cautelares ante la Comisión Intreramericana de Derechos Humanos, debido al “atentado inminente” del gobierno de Lula contra los derechos humanos y las libertades de los pueblos.

Hacia dónde se inclina la balanza
Las inversiones y los intereses brasileños en Bolivia están concentrados en la Media Luna, en particular en Tarija y Santa Cruz. De alguna manera, el Brasil potencia contribuye a desequilibrar la balanza entre el oriente y el occidente boliviano, y coloca sus intereses nacionales más cerca de la oposición autonomista que de los pueblos indios del Altiplano y de oriente.
Eso explica la equidistancia del gobierno Lula, que navega entre los intereses nacionales como potencia regional y la defensa de sus multinacionales. Sería falso decir que apuesta al gobierno de Evo y a sus proyectos de cambio, por más limitados que nos puedan parecer. Esos cambios, bien lo saben Lula y el pt, sólo pueden hacerse realidad en un largo proceso plagado de luchas sociales, o sea, de permanente inestabilidad. Pero la diplomacia de Itamaraty, la más sólida de la región, apuesta a la estabilidad en Bolivia, porque ella le garantiza el suministro de gas para su industria y lubrica los buenos negocios de sus empresas. Por Bolivia pasa, además, buena parte de la infraestructura de la Iirsa, que conectará la pujante industria de Sao Paulo con los puertos del sur de Perú y el norte de Chile, para fomentar el comercio con China e India.
Nada más.
Y nada menos.

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Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

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Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

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También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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