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Al ritmo propio
Se organizaron con el objetivo de dignificar la labor de los músicos y promover su profesionalización. Grabaron un disco colectivo, están por estrenar el segundo y llenaron el teatro más grande de la capital cordobesa.
Los músicos, al parecer, son algo molesto. Y si quieren tocar en los espacios públicos peor. Si, encima de esto, se organizan, reclaman, exigen y siguen cantando su propia melodía lo que puede suceder es… ¡upa!, una red de músicos que nació en la ciudad de Córdoba. La mayoría se conocía del mismo circuito cultural y comenzaron a juntarse a fines de 2005 con un objetivo muy claro: moverse. No son una productora, ni una agencia de representantes, tampoco un gremio o un sindicato. Prefieren definirse como una organización que ellos mismos se han dado para apoyar la profesionalización y la defensa de sus condiciones de trabajo.
Como primer paso se organizaron en comisiones: prensa, gráfica y diseño, finanzas, escenografía y –una muy particular y necesaria– la de pegatina. Meses después, en mayo de 2006, ya iniciaban un ciclo de música colectiva llamado “Hecho en casa” y llenaban todos los meses el auditorio de la Facultad de Lenguas de la Universidad Nacional de Córdoba con las propuestas artísticas de la organización. Comenzaban a ganar sus espacios. “Dos grupos de upa tocaban cada mes y toda la organización manejaba esa fecha como un trabajo colectivo, incluso la difusión, los afiches y los volantes. Esto nos permitió bajar costos y obtener mayor difusión”, cuenta la cantante Andrea Martínez.
El siguiente paso fue sostener un programa propio en Radio Revés para difundir músicos y poetas locales. Luego decidieron doblar apuestas y encararon más producciones comunes: para fines de su primer año de trabajo grabaron un disco con catorce bandas, que fue declarado de interés por la umi (Unión de Músicos Independientes) y por la Municipalidad de la ciudad de Córdoba. La presentación fue en marzo del año siguiente en la Sala Mayor del Teatro del Libertador, el más grande de la ciudad. El show: 35 músicos en escena y toda la sala repleta. Agustina Beltrán –también joven cantante– cuenta: “Los del teatro nos decían que no se iba a poder hacer”. Se referían a que tantos grupos pudieran organizarse para tocar uno detrás de otro, en vivo, sin playback ni trucos y en un mismo escenario. “Pero pudimos”, señala orgullosa. Sebastián Freiria –más conocido como Bachi, guitarrista de Presenta Trío– cuenta cómo lo lograron: “Hicimos toda una puesta en escena, con presentaciones de cada grupo que funcionaban como separadores, para lograr que la espera entre banda y banda fuese más amena. La gente nos dijo después que lo que más le había gustado era la variedad artística. Y eso es lo que a mí más me interesa de la propuesta de upa, porque, ¿en qué me ayuda a mí juntarme con gente que piense como yo y que toque igual que yo? Si estás siempre en la misma, te quedás en lo mismo.”
Hoy, mientras continúan con sus “toques” colectivos y presentan cartas a la municipalidad para reclamar, por ejemplo, “por la disparidad de criterios que existe entre los montos y las condiciones de contratación que se dan para grandes figuras –que generalmente no son el fruto de la propia vida cultural cordobesa–, con respecto al trato existente con los músicos locales”, y proponen algunas soluciones a los encargados de cultura de la “docta”, están terminando de grabar su segundo disco integrado por nueve bandas.
Colectivo
Muchos de los upeños se conocían desde antes de subirse a este colectivo y compartían su música y su arte a un nivel más casero, de entre casa. Comenzar a valorar lo que hacían a medida que se fueron cruzando fue lo que les permitió organizarse para exigir los mínimos dignos para las presentaciones: desde negociar las condiciones de un show hasta batallar por recuperar el espacio público como escenario. Éste es su ritmo: una vez por semana se juntan en la asamblea, realizan tres plenarios al año donde van definiendo los lineamientos generales y ahora están elaborando un estatuto para la organización.
La experiencia de juntarse y ponerse a andar fue arrojando las primeras respuestas. Sebastián: “Capaz que el disparador es un hecho puntual como no tener espacios para tocar o la intención de profesionalizarnos. Pero después se te va de las manos. Se empiezan a hacer amistades con gente que no conocías y te invitan a tocar, se arman proyectos y se cruzan propuestas”. Muchos integrantes de la red ya han grabado sus discos propios, otros están en camino, pero cada producción es tomada como suya por todo el colectivo. “Folleteamos, cobramos las entradas, hacemos de acomodadores, todo lo que signifique un aporte para el espectáculo y esté a nuestro alcance, lo ponemos. Colaboramos con el trabajo, no con plata”.
Sin administrador, gerente, abogado o productor que les diga a las bandas lo que tienen que hacer se las ingenian para convivir no sólo dentro de la variedad musical que los contiene. Hoy, con una comisión armada especialmente, gestionan talleres de redacción, de literatura e incluso de medicina para el cuidado corporal y de la salud de los músicos. Agustina: “Lo fundamental es pensar que no hay experiencias en nuestra vida cotidiana de autogestión de nada. Uno siempre tiene una mamá, un profesor, un jefe. Es muy difícil pensar en la vida sin alguien que te diga qué hacer y encima llegando a acuerdo con… (piensa antes de enumerar)… treinta personas, como llegamos a sumar en nuestras reuniones”.
Cuando ellos hablan de autogestión se refieren a su gestión de toques (léase: conseguir espacios para realizar su arte), grabación de discos, difusión, distribución, presentación de carpetas a los organismos públicos, cartas y reclamos, entre otras cosas. Sebastián: “Es que si no lo hace uno, no lo hace nadie. No te queda otra. Inclusive es casi como una declaración de principios: hay otra forma de hacer las cosas. Nosotros llegamos a un montón de conquistas y no tuvimos que claudicar nada, ningún principio”.
Como dice Sebastián, no hay una receta para el sendero que están transitando. No hay libro o manual basado en experiencias anteriores que les indique cómo se debe hacer. Ellos simplemente razonan sobre su propia práctica: “Sos músico, te movés. upa es activar, es acción, es hacer todo lo que podamos, todos”.
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