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Muertos con vida
Kill Bush, Insurrectas, CosaMostra y Kria Zombis. Son un grupo de amigos que comenzaron estampando remeras y lograron encender un motor colectivo de creación. Filman cortos de terror, hacen música en banda y tienen un colectivo de intervención callejera. Política, ironía y algo más.
Pareciera que gran parte del trabajo al que dedican su pasión y su tiempo los integrantes de este grupo es devolverles la vida a partículas –muy diversas– devoradas por la máquina de la historia y en ese resurgir, lograr imprimirles un vigor y una energía renovadas. Así lo hacen con muchos personajes y así los transforman en zombis, en cadáveres que deambulan sobre un mundo de vivos, como un mensaje.
Estamos hablando, en realidad, de un gran combo que tiene varias piezas, cada una de ellas con nombre propio: Kill Bush, Insurrectas, CosaMostra y Kriazombis. Pero vayamos por partes.
Kill Bush, además de ser una consigna sumamente deleitable, es el nombre de un proyecto de venta de remeras estampadas que busca comunicar ideas y generar preguntas. En palabras de Fabián o El Pollo, como lo llaman sus amigos, “Kill Bush nació cuando empezamos con Gonzalo a hacer remeras que nos gustara usar a nosotros. Siempre estaban marcadas con una temática política, pero también de rescate de los personajes que nos parecían interesantes históricamente dentro de la política y de la cultura. Y digo cultura porque en esa galería ecléctica que estampamos hay también escritores, como Arlt o Poe y filósofos como Nietzsche o Bakunin, que bien se puede ubicar dentro de la filosofía. La historia oficial deja en el fondo personajes que solamente son redimidos por hechos concretos de recordatorios de minorías. Pasa con Sacco y Vanzetti, mismo con Severino Di Giovanni que desfila para la historia argentina como un delincuente y no como un luchador antifascista. Hablamos, entonces, de rescatarlos por eso, para que no queden olvidados, enterrados en el pasado o en libros que leen pocas personas”.
Fabián traza una línea imaginaria que recorre a todos estos personajes que han vivido al margen, hiriéndose y volviéndose a herir incontables veces cuando chocaron contra el frío espejo de la realidad: “Te da la pauta de que son tipos que fueron abandonados. Y eso pasa con la sociedad muchas veces: personas que sirven para determinadas cosas o los necesita la sociedad en determinado momento y luego los excluye y son olvidados. Por eso esa necesidad de recuperarlos en las letras, en las remeras”.
Fabián dice “letras” y así hace su aparición KriaZombis, una banda de punk rock psicodélico; según ellos mismos “es como un espacio que uniría todas nuestras ganas y nuestra necesidad de comunicar”. Es esa necesidad la que los lleva a no detenerse en un proyecto, sino a utilizar a uno como puntapié del otro. Y así, sucesivamente, van inventando espacios y herramientas propias y, por supuesto, diversas. Un ejemplo: “En la banda no hay sólo música, también hay puesta en escena con elementos de la danza y del teatro. Nos encargamos de que lo que queremos transmitir no sólo se exprese por lo musical, sino también por lo visual y lo sensitivo, como para que llegue por algún lado, algo”. La intención se entiende más si se mencionan los temas de la banda: uno se llama Rumbosvientos y está dedicado a Bairoletto (“tus vientos cabalgan, Bariroletto / el rumbo de los no muertos”); otro tiene el título de El torturado y su musa es Roberto Arlt (“el futuro es nuestro por prepotencia de trabajo / crearemos nuestra literatura escribiendo / en orgullosa soledad /libros que encierran / la violencia de un cross a la mandíbula”). También los hay con temáticas más explícitamente políticas, como los que reinvindican algo inédito: la derrota. (“El chiquero decapitado no grita. / ¡Afortudamente somos vencidos reincidentes!)
El entusiasmo que expresan denota lo poco que les importan los resultados, al menos en términos numéricos, y lo mucho que les interesa el proceso, no sólo como forma de aprendizaje, sino de diversión. Lo que inspira a esta banda es algo concreto: “Somos amigos, más allá de lo que hacemos. Y creo que con las cosas que se van abriendo, cada uno apoya lo que va haciendo el otro”. El desafío es trasladar ese espíritu en su primer disco, que están grabando ahora mismo y tienen pensado lanzar esta primavera.
Terror político
Otra de las piezas de este rompecabezas es de terror. Literalmente. CosaMostra es el nombre de la pequeña productora con la que el grupo genera cortos de terror, que no causan espanto, sino que con obras casi gourmet, rozan la parodia del género. Uno de ellos se llama Carne Picante: cinco minutos de cine que ponen de manifiesto los peligros –de muerte– de pedir una docena de empanadas a un delivery del Gran Buenos Aires. Pequeñas delicias de la vida cotidiana bonaerense reflejadas con irónica intención. “Cuando escarbás debajo de determinadas cosas ves la mierda que te están vendiendo. Pasa lo mismo con las empanadas, con el cine y con los medios. Pero también esa operación te sirve para lo inverso. Por ejemplo, hacer un corto de terror, que es un género supuestamente muy pautado, y usarlo para que el espectador encuentre otras cosas que van más allá de lo que le provoca el manchón de sangre o el corte de cabeza”. Una vez al año, el grupo concentra sus esfuerzos en una producción que participa en el Festival Rojo Sangre, el punto de encuentro criollo de este género, donde han sabido llevarse el premio del público, quizás el máximo honor para una propuesta de este tipo.
Entre remeras, cine, y la banda de música, han tenido tiempo de crear un maravilloso ejército que pone en jaque las divulgaciones públicas del poder. Alguno podría creer que es su manera expresa –como la nihilina de los antiguos anarquistas rusos– de manifestar un desconcierto rutilante, aunque afortunadamente logran hacerlo con humor y de una manera muy ingeniosa: a través del eza que es el Ejército Zombi Antipublicidad, dedicado a intervenir la publicidad callejera. “En estas elecciones hicimos intervenciones en los spots publicitarios audiovisuales: los cortamos, editamos y les agregamos palabras. En la última campaña para jefe de gobierno pusimos carteles en la calle que les tapaban el rostro a ciertos candidatos y decían: ‘No tienen cara’. Nos burlamos, en general, de la política tradicional. Más allá de que sea cómico, tratamos de plantear algo: una posición política nuestra. En verdad no creemos en la construcción desde el Estado o que el cambio venga desde el hecho político partidario. En nuestra banda la mayoría no vota. Vamos funcionando políticamente de la misma manera, pero no porque lo hayamos charlado para acordarlo, es como una cuestión natural. A cada uno le pasa eso de no creer o, mejor dicho, de creer en otras cosas”.
La última pieza que falta nombrar no es menor: se llama Insurrectas, que según ellos –ironizando los dictados de la fábula bíblica– nació de la costilla de Kill Bush. “Nos sirve para incluir en nuestro trabajo la temática femenina. Por ejemplo, estampar en una remera la consigna ´Ni silenciosas ni silenciadas´, no es para nosotros en sí un eslogan político, sino una propuesta de política para la vida. La idea es que se pueda reflejar a través de un ícono de la moda, como sería la remera, un sentimiento”. También es un proyecto concreto para obtener recursos. “Tanto Kill Bush como Insurrectas se autogestionaron desde un primer momento. Funcionan solos, se retroalimentan solos. Obviamente con nuestra participación para que eso funcione, pero estamos en la rueda de la autogestión,” sintetiza Mariana.
Uno se pregunta, finalmente, cómo puede un grupo relativamente reducido de personas generar tantos proyectos e ideas con atrevimiento y entusiasmo. Mariana responde con una hipótesis acerca del ejercicio de la libertad: “Creo que no tenemos pretensión, en el buen sentido de la palabra. No es que no nos importe nada, sino que es como un estado de libertad, de poder disfrutar todo lo que elegimos para hacer, y que sin pretensión, las cosas vayan. Y de esa manera las cosas vienen”.
Otro dato: ninguno de ellos ha estudiado, ni cine, ni serigrafía, ni música: se han desplazado por la pura curiosidad y la necesidad de expresarse. Ese camino propio que han recorrido les permite tener una confianza para poder seguir recreándose sin agotarse en los límites. ¿Cómo? “Cuando ponés energía y pasión en lo que hacés no es porque estás trabajando sino porque estás jugando. Jugando de verdad”. Quizá esa sea éste el mensaje de los zombis.
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Habeas corpus
Marlene Wayar. Integra un movimiento que comenzó luchando contra la represión, el odio y la muerte y que en el camino fue construyendo su propia teoría sobre el significado de una nueva identidad de género. Una filosofía política que trasciende lo sexual y que plantea el fracaso de un sistema que convierte a las personas en basura y la necesidad de romper el lenguaje para romper las viejas formas de pensamiento. “Somos parte de la construcción del futuro”, dice esta intelectual que soportó la violencia de policías y prostituyentes y sobrevivió para pensarlo.
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El sexo de la revolución
Judith Butler. La traducción de este texto llegó nueve años tarde a las librerías locales y eso habla de su contenido, que -si bien ya fue revisado por la autora- aún transmite lo esencial: la relación entre género y poder.
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El gran mito argentino
El nuevo libro del historiador Ezequiel Adamovsky es la primera investigación sobre la clase media argentina. Le llevó diez años. Así descubrió que esa identidad social es un invento creado en el 45 por Gino Germani y José Luis Romero. El racismo de clase, el reparto del ingreso, Perón, Frondizi, el 2001 y Kirchner son los temas que resume en esta charla .
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