Mu29
La capital del corso
Dos mil murgueros de todo el país se reunieron en Santa Fe para intercambiar experiencias. Fantasía, lucha y alegría a la orden del día y a prueba de diluvios.
V ienen de todas partes y a todas partes van, vestidos de cien colores, llevando en sus bombos las caras de Gardel, del Che o de Olmedo. Y en sus levitas, la lengua de los Rolling, el pañuelo blanco de las Madres, la wipala, el nombre de una banda de rock o de un equipo de fútbol. Y además, cintas, lentejuelas, terciopelo, galera con plumas, pantalones con volados, zapatillas bien pateadas. Todo para estar elegante y vistoso.
Así puede ser un murguero.
Ahora, imagínese cincuenta y ya es una murga.
Ahora, imagínese 2.000.
Bueno: eso es el Encuentro Nacional de Murgas, una verdadera fiesta popular en honor a Momo.
Esto comenzó cuando en el año 2000 la murga Sin Careta, de Suardi, Santa Fe, decidió invitar a murgas de todo el país a su pueblo. El encuentro fue un éxito y por eso decidieron repetir, dándole al fin de semana largo del 12 de octubre un nuevo significado. A pura voluntad, solidaridad y buena predisposición, está reunión fue creciendo y convirtiéndose en la actividad más importante que tienen las murgas independientes en conjunto. Sin contar el carnaval, claro.
Situado al norte de la provincia de Santa Fe, sobre la ruta 23, cerca del límite entre Córdoba y Santiago del Estero, el pueblo de Suardi recibe todos los años a los murgueros que vienen a instalarse en el camping municipal y a invadir cada esquina con bombos y platillos. A medida que se acerca el sábado a la mañana, los colectivos van llegando y despacito se van armando las carpas y el baile. Al mediodía hay almuerzos comunitarios gestionados por diferentes murgas y a la noche se camina hasta la plaza principal o hasta el barrio, que queda del otro lado de la vía, para participar de los multitudinarios corsos, donde la mayoría de las murgas salen agrupadas, compartiendo el espacio e invitando al baile a los asistentes. Todos tienen algo que decir, todos han viajado desde lejos, han hecho un esfuerzo por estar ahí, y cuando llega la hora, a pesar del cansancio, la borrachera o lo que sea, desfilan para dejar lo mejor.
Mueva, sur, mueva
El Encuentro es, a la vez, un noticiero donde pueden sintonizarse los siguientes flashes informativos:
La musa: Murgas Unidas del Sur Argentino, una agrupación que intenta vencer las distancias para socializar sus problemas y poder lograr un crecimiento conjunto. Formada por La Yeta, de Chos Malal; Ilusiones, de Senillosa; Piedra Libre, de Cutral Co; Quitamufa, de Neuquén capital y La Divina Princesa, de Plottier, los barrios de estas murgas distan hasta 500 kilómetros unos de otros. Sin embargo se fueron juntando y organizando para poder llegar juntas a Suardi, después de unas 24 horas de viaje. Cada murga por su lado salió a vender empanadas, rifas, a hacer malabares por los semáforos y demás peripecias, para juntar los 13.500 pesos que les cobró el colectivo.
Alejandro, de La Yeta: “Ser murguero en el Sur es pelearla, bancarte el frío, el prejuicio. Es estar solo en el culo del mundo. Pero también es un privilegio, porque salís a la calle, te comunicás con la gente. Y al ser independiente tenés un lugar para decir lo que pensás con total libertad”.
Juan, de Quitamufa: “Nosotros somos bichos raros. Muchas murgas empezaron en barrios bien complicados como un acto de rebeldía, de unión y de expresión; pero nosotros hacemos nuestros espectáculos con el mayor de los respetos, porque queremos que la gente se acerque. Una vez frenamos un corso porque había un bebé durmiendo, nos alejamos un poco y seguimos”.
Chompiras, de Los Inadaptados de Siempre, de Luján de Cuyo, Mendoza: “La murga es algo que se transmite. A mi vieja no le gustaba que yo estuviera en la murga, pero cuando vio que festejamos el Dia del Niño en el barrio haciendo juegos para que ganaran absolutamente todos los chicos, tuvo que aflojar un poco”.
Como bien expresa Chompiras, uno de los dilemas de las murgas es combinar el espíritu de fiesta con el trabajo de construcción que se realiza en los diferentes lugares donde trabajan: comedores, asambleas, radios comunitarias, clases de apoyo, espacios de integración, pintadas de murales; aunque a veces estas actividades pierden visibilidad frente a los vecinos que solamente ven en la murga a un grupo de quilomberos haciendo ruido y tomando fernet. Contra esta visión también hay una batalla constante, aunque como dice Nelly, de Los Guardianes de Mugica, la consigna de los murgueros es clara: “Una lucha sin alegría es una lucha perdida”.
Ramiro, también de Los Guardianes, lo escribió en un texto publicado en el portal que nuclea las actividades del Movimiento Nacional de Murgas: “La alegría es algo tan popular como el movimiento que queremos construir y que no puede, de ninguna manera, ser patrimonio de algunos. Nuestras leyes son ésas: ser felices con otros, construir una alegría para todos”.
La murga es otra cosa
Dice la Wikipedia que la murga es, por un lado, un género coral-teatral-musical y, por otro, la denominación que se le da a los conjuntos que lo practican. Dice, también, que es un género de música popular y que suele ser interpretada acompañada de instrumentos de percusión, Pero, como sabemos, la realidad supera al diccionario y la murga va más allá de su definición. A diferencia de la murga uruguaya, la porteña -o, a esta altura, argentina-, apuesta a que todos toquen o bailen o canten, más allá de las capacidades de cada uno. En la murga se puede participar y uno pasa a formar parte del conjunto donde se ve clarito que el todo es más que la suma de las partes. Tito, de la Requetemurguió, de Córdoba Capital, ve en la murga “una mirada diferente, un lugar de intercambio, una forma de resistencia, de trabajar en grupo contraria a lo que propone el sistema”. Vero, Sebi y Flor, de Atenti al Fondo, de Tigre, Buenos Aires, completan la definición: “La murga es un lugar donde lo malo se transforma en bueno, donde el excluido es incluido. Nosotros somos una murga sin director. Charlamos mucho todo y nos escuchamos entre todos, así vamos expresando cosas que no podríamos decir o hacer de otra manera, descubriendo que hay otras formas de hacer las cosas”.
Suardi murguea forever
El Encuentro incluyó integrantes de unas noventa murgas independientes de Buenos Aires, Jujuy, Chaco, Mendoza, Córdoba, Santa Fe, Neuquén y Río Negro. Además de corsos, se realizaron talleres de percusión, baile, canto, maquillaje, stencil; muestras de estandartes y de fotos. También incluyó una gran tormenta de sábado por la noche que quiso interrumpir la fiesta, pero no lo logró. Los murgueros continuaron bailando y tocando bajo la lluvia, pateando agua, mientras la pintura de la cara se corría, pero la sonrisa no. Otra fue la historia de vuelta al camping y con las carpas inundadas. La comuna habilitó diferentes lugares para dar cobijo y un gran galpón donde se acurrucaron más de 500 murgueros.
El domingo despertó con sol y asamblea del Movimiento Nacional de Murgas, que reiteró sus objetivos: restitución del feriado nacional de carnaval -prohibido durante la última dictadura militar-, la recuperación del carnaval como fiesta popular, y promoción de corsos libres y gratuitos. También reiteró su compromiso con otras rebeldías -las luchas por la memoria y la justicia, el acceso al espacio público, contra el saqueo de los recursos naturales- y su compromiso con la horizontalidad, desde abajo, con autonomía, con consenso, con participación y organización y en unidad. Y con alegría.
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Cuántas minas que tengo
En los primeros siete meses de este año las exportaciones mineras alcanzaron el récord de 1.221 millones toneladas, un 13 por ciento más que el año anterior. En valor, las ventas externas del sector minero argentino llegaron a 1.475 millones de dólares. El principal destino fue Suiza, en segundo lugar se ubicó Alemania, seguido por Estados Unidos, Filipinas y Canadá. Las empresas explotadoras pagan entre un 5 y un 10 por ciento de retenciones y tienen varios beneficios: doble deducción de los gastos de exploración, exención del impuesto a las ganancias, devolución de iva y un compromiso de estabilidad fiscal y cambiaria por 30 años. Éstas son las ganadoras.
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¿Quién oyó gritar a Luciano Arruga?
Un adolescente de 16 años desaparece el 31 de enero en Lomas de Mirador tras ser interceptado por la policía. La justicia demora 35 días en investigar el hecho, después de que familiares y organismos de derechos humanos hicieron pública la denuncia. Hay testigos que afirman que lo vieron golpeado en un destacamento policial y pruebas que involucran a 8 agentes. Un caso que revela hacia dónde se dirige hoy la violencia de Estado.
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