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La prensa terrorista

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Periodismo y dictadura. Llega a la justicia la primera causa que denuncia el rol del periodismo en tiempos de terrorismo de Estado. La historia de Thelma Jara de Cabezas y la falsa entrevista que publicó Para Ti cuando ella estaba detenida-desaparecida es ahora parte del juicio que sancionará los crímenes de lesa humanidad cometidos en la ESMA.

Primero la llevaron a una peluquería, luego a comprarse ropa en el barrio de Once, por último a la confitería ubicada en la esquina de Figueroa Alcorta y Pampa. Thelma Jara de Cabezas se sentó frente al periodista Eduardo Scola y al fotógrafo Tito la Penna para dar comienzo a una macabra ceremonia. En las mesas de su alrededor estaban sus torturadores, su delatora y uno de sus compañeros de cautiverio en el campo de concentración ESMA. El único que pareció darse cuenta de lo extraño de la situación fue el fotógrafo, pero su estupor no alcanzó a opacar la operación de prensa que con el título “Habla la madre de un subversivo muerto” publicó la revista Para Ti el 10 de setiembre de 1979.
Ahora, el directorio de editorial Atlántida –editores de esa publicación– y sus responsables periodísticos de entonces, Agustín Botinelli y Lucrecia Gordillo, son los protagonistas de la primera causa que llega a la justicia para determinar el rol de la prensa en el terrorismo de Estado. Es paradójicamente el penoso recorrido que hace esta causa lo que deja en claro la dimensión de esta relación:
La primera causa la inició Eduardo Varela Cid el 31 de mayo de 1984, contra Aníbal Vigil, director de Atlántida. “Lo que en apariencia constituía una versión periodística real, escondía una trampa tendiente a enervar las acciones ejercidas y a continuar la detención ilegítima. Ello, implicó una colaboración sin la cual el delito no habría podido cometerse” fundamentaba la querella. El trámite se perdió en los laberintos burocráticos que demoraron el expediente lo necesario hasta dejar sin efecto el pedido de justicia.
La segunda fue presentada por el abogado y periodista Pablo Llonto y tuvo que sortear tres pronunciamientos de incompetencia hasta que el Tribunal de Casación Penal determinó que se anexara a la llamada “megacausa Esma”, donde ahora se tratará de dirimir lo que Llonto denuncia: si la editorial es cómplice de delitos de lesa humanidad. Es justamente el fundamento de la Sala II del Tribunal de Casación Penal el que establece lo inquietante de esa vinculación, al determinar en su fallo lo siguiente: “La supuesta realización de una nota periodística construida falsamente, con el fin de ocultar la situación de detención ilegal de la denunciante, guarda relación directa, a través de una intervención cuya relevancia penal cabe establecer, con los hechos investigados como crímenes ejecutados por agentes del Estado”. Esa relación es el eje de la declaración que Daniel Cabezas, hijo de Thelma, brindará ante el tribunal en estos días.
Thelma, la vieja
Gustavo Cabezas tenía 17 años cuando desapareció el 10 de mayo de 1976 en la plaza de Martínez. Ese día, su intención era repartir volantes “en una acción tardía por el 1° de Mayo”, recuerda hoy su hermano Daniel, quien por entonces estaba radicado en México, estudiando cine becado por la Unesco y concentrado en la realización de un largo titulado Tito, el elefantito, un dibujo animado con contenido social.
A su mamá, Thelma, le avisó del secuestro de Gustavo un conscripto y desde ese mismo día se dedicó a buscarlo. Presentó dos habeas corpus y se acercó a la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, donde comenzó a trabajar junto a otros familiares. Muy pronto, su tenacidad abrió un espacio propio de reclamo que llamaron sin eufemismos Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, en el que Thelma desempeñó el rol de secretaria de Organización. Estamos hablando de la incipiente historia de lo que ahora conocemos como organismos de derechos humanos y esto significa la época más heroica y riesgosa. Thelma fue una de las madres que lograron entregar un petitorio al Papa, en ocasión de la Conferencia Episcopal de Puebla, realizada en enero de 1979, y una de las más persistentes voces de denuncia contra la dictadura en el exterior. “Estuvo en la Plaza de Mayo desde el año 76, antes de que se formara Madres. Yo tengo ahora más edad que ella en ese momento, pero cuando llegó a la ESMA la apodaron ´la vieja´, lo cual te da una idea de lo joven que era la militancia secuestrada por la dictadura”, contextualiza hoy Daniel.
A ese centro clandestino llegó Thelma el 30 de abril de 1979. La secuestraron cuando salía, como todas las noches, de acompañar a su marido, que agonizaba de cáncer en el Hospital Español. Él murió veintitrés días después, cuando ella estaba todavía detenida-desaparecida. “Era un momento muy especial, de mucha actividad por parte de gente muy valiente que logró hacerse oír en el exterior. Estaba por llegar la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA, para investigar esas denuncias y hay una versión, que no recuerdo ahora quién me la contó, de que la dictadura tenía en la mira a varias mujeres bien bravas –Cata Guagnini, Lita Boitano, Graciela Lois– y, finalmente, decidieron secuestrar a mi madre. Ahora podemos saber cómo la eligieron: en Familiares estaba Julia Estela Sarmiento, que la señaló”, precisa Daniel.
Thelma fue sometida a las vejaciones de la ESMA (“En una de las sesiones su torturador se aplicó la picana en la mano porque decía que se le había dormido de tanto darle a ella con la máquina”, cuenta su hijo), pero el plan criminal incluía en ese caso un ingrediente más: usarla para desacreditar las denuncias en el exterior. La obligaron a escribir cartas a las mismas personalidades ante las cuales había solicitado ayuda para condenar a sus verdugos. Y en tres oportunidades la sometieron a encuentros con periodistas: dos se realizaron en Uruguay (en una viajó en avión y con un pasaporte falsificado en la ESMA y en la otra, en barco) y la tercera fue en la confitería en la que se encontró con los periodistas de la revista Para Ti.
“Me indicaron lo que tenía que decir: que yo había buscado el refugio, el amparo de las Fuerzas Armadas, porque la banda de Montoneros me buscaba para matarme. Que fui engañada por los organismos de derechos humanos, que Amnesty también me engañó… Todo era para desprestigiar las denuncias y desmoralizar a los familiares”, declaró Thelma en el juicio a los ex comandantes de la dictadura. La transcripción de ese juicio recuerda el estupor de los jueces al escucharla. Dice textualmente:
Dr. Ledesma: ¿Pero era una entrevista periodística ésta?
Thelma Jara de Cabezas: Era una entrevista periodística; para desinformar, según me dijeron.
De la ESMA a Para Ti
Que el teniente de navío Ricardo Miguel Cavallo –detenido en México, extraditado para ser juzgado en Argentina recién en marzo de 2008 y al que Thelma sólo conoció por su alias “Marcelo”– quien le informó de la cita con Para Ti de la siguiente manera: “¿Vos tenés una sobrina que se llama Norma Cristina Cozzi? La tenemos nosotros. Después te la voy a traer para que la veas, pero hay algo más importante: un periodista de Para Ti quiere verte, y vamos a arreglar para que salgas con Ruso (Lázaro Gladstein, secuestrado a los 22 años) que se va a hacer pasar por tu sobrino”. Gladstein murió en mayo de 2008, pero llegó a declarar sobre esta entrevista en el juicio al represor Héctor Febres (quien apareció muerto cuatro días antes de que se dicte su condena, en diciembre de 2007).
Thelma recordó así ante el tribunal los detalles de ese encuentro: “El periodista bastante… digamos agresivo, en el sentido de querer desprestigiar a los organismos de derechos humanos, y todo el trabajo y la lucha de los familiares ¿no?, haciendo mucho hincapié de que yo voy a la Liga, ¿por qué Amnesty Internacional, por qué recurro; por qué hacemos tanto movimiento, por qué tantos pedidos? Entonces me pregunta el periodista si yo tenía otro hijo y yo le dije que no porque me habían indicado que lo negara; luego me pregunta si yo creo en Dios, yo le contesto que para mí lo único verdadero y real es Dios y la justicia divina, y ellos me preguntan qué pienso de los culpables”.
Daniel pudo reconstruir, a través de los relatos de sobrevivientes, que parte de ese reportaje publicado por Para Ti fue escrito por el propio represor Cavallo, dejando así una huella que logró reconocer el diario Buenos Aires Herald, que en su momento resaltó especialmente la terminología castrense que contenía esa supuesta nota periodística. “Mi madre aceptó hacer la nota de Para Ti porque creía que así yo me iba a enterar de que estaba viva. Ella no sabía de qué se trataba la nota. Nunca hablamos con el periodista que la escribió y por lo que sabemos, ya no está en la profesión, pero sí conversamos tres veces con el fotógrafo, que nos dijo que en ese momento le comentó a Scola: ´¿no te das cuenta que la señora está hablando de un hijo desaparecido?´”
Con amargura, Daniel relata las consecuencias que tuvo ese reportaje en la vida de su madre. “La liberaron el 7 de diciembre de 1979 junto a otros detenidos-desaparecidos. Pero sus compañeros tomaron muy literalmente lo publicado y la clasificaron como una traidora. Se fue a Corrientes, a casa de un tío mío. Y hasta ahí fue Cavallo en el año 80 para informarle que yo había caído”.
Volver
Con su hermano desaparecido y su madre secuestrada, la vida de Daniel en México no tuvo opción. “Yo quería hacer cine, pero no podía hacer películas infantiles en una situación como esa. Asumí el compromiso de resistir la dictadura y me sumé a la llamada contraofensiva porque entendí que en contra de la dictadura había que ir con todo”.
¿Cómo ves a la distancia esa decisión?
Creo que hay que enmarcarla dentro de la lógica de la resistencia. Cada uno entendió eso de una forma distinta. En mi caso, me dediqué a hacer lo que sabía: filmar, fotografiar, imprimir. Volví a Argentina con la misión de difundir el libro Montoneros, el camino de la liberación. Y lo hice lo mejor que pude: primero distribuí el libro; después, imprimí en mi casa otros materiales.
La contraofensiva, ¿fue una acción política desesperada y suicida?
Hay que distinguir dos cosas importantes que jugaban mucho en ese momento. Una cosa era la conducción de Montoneros y otra el cotidiano de la organización de la resistencia. Nunca lo vi a Firmenich ni de cerca, pero mis responsables eran gente maravillosa. Primero fue Alfredo Lires (secuestrado en la frontera, cuando volvía de México, el 23 de marzo de 1981), después Eduardo Carlón Pereyra Rossi (secuestrado y luego fusilado el 14 de mayo de 1983 en Rosario; por su asesinato fue procesado Luis Patti). Para mí esos compañeros no tenían nada que ver con la conducción, sino con la lógica de resistir a la dictadura por todos los medios.
 
Un operativo militar terminó con su imprenta casera y lo mantuvo secuestrado en Campo de Mayo, hasta que lo “legalizaron” como preso político. Su madre lo visitó todos los días mientras estuvo prisionero en la U9. Los delitos que se cometieron allí durante su encierro están siendo juzgados en estos días en La Plata.
En momentos tan intensos para lograr, al fin, condenas, Daniel se ha convertido en un testigo clave en las causas que investigan los delitos del terrorismo de Estado. Los otros protagonistas de esta historia, en tanto, siguen una rutina:
 
Agustín Botinelli, el director de Para Ti, es responsable de la sección Información General del diario La Prensa.
Lucrecia Gordillo, la otra directora, se presenta en la Red Linkelin como “editora y productora de acciones culturales” y edita libros de decoración y diseño.
Editorial Atlántida fue vendida al grupo mexicano Televisa, en 80 millones de dólares.
 
En su carta de despedida, Constancio, el heredero de la familia Vigil expresa: “Cada hombre y cada mujer que ha pertenecido a Atlántida dejó en el camino una huella más honda que su simple obligación laboral”. El significado de esa huella es lo que ahora determinará la justicia.

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Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

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Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

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También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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