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La mano del amo

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El feudo de los Blaquier se sacude al ritmo de las marchas y un juicio que, al fin, juzgará la complicidad de la empresa con la dictadura. El rol del nuevo sindicato y las tensiones que siembran las amenazas de la empresa. Impunidad vs. memoria.

La mano del amo
El Ingenio Ledesma fermenta hace más de cien años y, sin embargo, sigue creciendo. Desmonta y expande sus cultivos de caña de azúcar sobre la provincia de Jujuy, cuenta con 40 mil hectáreas (según indica la propia empresa) que asfixian y condicionan el día a día de sus pobladores. Lo dice bien clarito Ernesto Saman, vecino de Ledesma, docente e integrante de la Asociación de Ex Detenidos de Jujuy, quien fue secuestrado y estuvo preso durante 2 años “por pensar” en tiempos de dictadura: “Algo huele muy mal en General Libertador General San Martín”.
De inmediato acuerdo con él, aunque sospecho que no se refiere sólo al olor a podrido generado por la producción de papel del Ingenio, sino a la historia de la empresa y a su actualidad.
Abrazo al amo
La noche anterior a la multitudinaria Marcha del Apagón en Jujuy, una cantidad importante de vecinos “se solidarizó” con la empresa Ledesma y realizó un abrazo simbólico a las instalaciones del ingenio, para defenderlo de los cuestionamientos que crecían a medida que se acercaba la hora de la movilización, apoyada por organizaciones de varios puntos del país. Mientras los vecinos se congregaban en las puertas de la compañía, desde dentro del ingenio sonó una sirena especial. La misma que fue utilizada muchos años atrás, para avisarles a los vecinos de Ledesma que Herminio Arrieta, uno de los fundadores de la compañía, había muerto. Ese sonido, entonces, marca la tensión actual: en el barrio hay quienes piensan que las acusaciones que pesan sobre Ledesma ponen en riesgo la única fuente de trabajo de la zona, y hay quienes creen que lo que se está muriendo allí es otra cosa. La impunidad.
Ese día, el licenciado Federico Gatti, administrador del ingenio, participó del encuentro con los vecinos y aprovechó la ocasión para insistir que el directorio de la empresa, comandado por Carlos Pedro Blaquier, nada tuvo que ver con la dictadura. Ratificó también su confianza en la justicia y es bastante lógico que así sea: el Poder Judicial guardó en un cajón las causas sobre violaciones a los derechos humanos durante casi treinta años.
A la vez, el administrador Gatti dejó escapar el fantasma de la desocupación de una manera hábil: agradeció la muestra de apoyo porque los hacía seguir apostando por Libertador General San Martín. Quizá así Gatti reconoció, al fin, que la falta de trabajo es una preocupación concreta, que se nota en las numerosas organizaciones de desocupados y su incidencia en la vida política jujeña.
Los medios locales también participaron activamente en el abrazo simbólico y recogieron una frase dicha por una señora que representó a todos los presentes:
“No se muerde la mano del amo que da de comer”.
El poder verdadero
El profesor Ernesto, así es como llaman a Saman sus amigos y compañeros, considera que frases como esa desnudan la cultura patronal que aún vive en Ledesma, una cultura que se trasladó a la política y retroalimenta todo el círculo. “La gente cree que Ledesma es todo, que si te echan ya no hay más nada, y se somete. Inclusive elige a los candidatos que son impuestos por la empresa porque se sabe que quien tiene el poder verdadero es el Ingenio”. Saman nombra entonces al ex intendente de Libertador General San Martín, Marcelo Llanos, actual diputado nacional de esa localidad por el Frente para la Victoria. Este funcionario protagoniza actualmente una disputa pública con su ex amigo y actual jefe comunal de Ledesma, Jorge Ale. Ambos se acusan mutuamente de corrupción y de enriquecimiento ilícito. Casi no es necesario aclarar que Llanos y Ale también coincidieron en dejar intacto al poder económico y político de la empresa Ledesma durante sus gestiones.
El Familiar
¿Por qué el Ingenio es para muchos el amo al que hay que aceptarle todo? Norma Villalba, esposa de Ernesto, también docente, intenta dar una respuesta: “Los hijos de los obreros y trabajadores de la empresa emigraron, estudiaron, se convirtieron en profesionales y no volvieron a este pueblo. Quedamos los que tenemos callos en la espalda de luchar y los que no tienen otra posibilidad más que trabajar para Ledesma y mantener en secreto lo que vieron detrás de las ventanas durante la dictadura. Y por todo eso quieren olvidar”.
Insisto en buscar más explicaciones, quizá la historia nos dé más pistas sobre el presente. Ernesto Saman apunta: “El Ingenio Ledesma, que en sus inicios se llamó The Sugar States Refining Company Limited, fue construido sobre las tierras de los pueblos originarios que vivían en la zona: los chiriguanos. A los originarios se los expulsó o se los sometió sin piedad ni memoria de esa injusticia”. En esos inicios de la producción azucarera en el norte del país, nace la leyenda de El Familiar. Habla de la existencia de un demonio –que se presenta de diferentes formas– que a cambio de la riqueza y prosperidad del ingenio exigía, como ofrenda a los patrones, la vida de uno o más obreros originarios o criollos. No era casualidad, señala la leyenda, que los elegidos fueran quienes cuestionaban las condiciones de trabajo. La enseñanza para los demás era sencilla: había que aceptar el poder absoluto del patrón, callarse y no preguntar.
Héroes y tumbas
La cifra parece un récord, pero en realidad es un acto colectivo de heroísmo. Rafael Vargas, secretario general del Sindicato del Azúcar del Ingenio Ledesma, dice: “El año pasado hicimos un paro luego de 25 años de comisiones sindicales totalmente patronales”.
Habla del histórico cese de actividades del 7 de julio de 2011 que paralizó al ingenio casi en su totalidad. Esa medida de fuerza le sirvió al flamante sindicato para discutir con la empresa Ledesma, más allá de las paritarias, la suba del salario que cobran los obreros de la categoría 1, la más baja. Luego de muchas discusiones, poco habituales en el Ingenio, la remuneración se estableció en 4.871 pesos por jornadas de 8 horas de trabajo.
Vargas, junto a sus compañeros de la Lista Gris, ganó las elecciones celebradas en junio del año pasado en la compañía Ledesma. Reconoce que lo hizo “en un marco donde los trabajadores de otros ingenios del norte del país están terminando con los viejos representantes, sumisos a los empresarios. El cambio atraviesa el Ingenio La Esperanza, Río Grande, La Mendieta y El Tabacal”.
Vargas cree que, sosteniéndose unos a otros y entablando conexiones por fuera de la provincia de Jujuy, estos nuevos sindicatos van a poder continuar y hacer oír las verdaderas demandas de los obreros, porque el poder que deben enfrentar está muy arraigado y es muy fuerte.
Le pregunto qué es lo más difícil de lograr en esta etapa y, sin dudar, me responde: “Lo más difícil es mantener el espíritu de lucha y compañerismo, porque el directorio no se queda con los brazos cruzados mientras nosotros avanzamos en la organización”.
Así aparece otra de las cosas que no huelen bien en Ledesma: “Recién ahora, quizá por la aparición del nuevo sindicato, pero sin duda por la presión de la Marcha del Apagón y los procesos judiciales, la empresa comenzó a anunciar obras relacionadas con la comunidad: la promesa de construcción de mil viviendas, la asistencia con materiales a las escuelas. Incluso, antes de la Marcha, convocó a una reunión con todos los referentes sociales de Ledesma para consultarles qué opinan de la empresa. Algo inédito”.
El proceso actual es para Vargas todo un desafío: “En definitiva estamos aprendiendo y enseñando a ejercer nuestros derechos como trabajadores. Algo que quedó interrumpido por el accionar de la dictadura militar y de la propia empresa. Nosotros retomamos la lucha de los compañeros que tuvieron que irse y de los que están desaparecidos. Y esos atropellos no pueden quedar en la nada”.
Tres genocidios
Adriana Arédez dejó Catamarca y se mudó hace más de un año a la casa de sus padres en Tilcara. Lo hizo para impulsar y seguir muy de cerca la causa que investiga la desaparición de su padre, Luis Arédez, ex intendente de Libertador General San Martín. Una causa en la que la empresa Ledesma está seriamente implicada.
En estos últimos tiempos, para Adriana parece que comienza a despejarse el mal olor que toman las cosas sucias guardadas durante mucho tiempo. Resalta que fue positivo el alejamiento del juez Carlos Olivera Pastor, quien para ella fue el responsable de toda la maniobra dilatoria: “Fragmentó e hizo todo lo posible para que los delitos cometidos durante la dictadura no se juzguen”. A esto le suma la correcta actuación del juez federal tucumano, Fernando Poviña, subrogante en el Juzgado Federal 2 de Jujuy. El magistrado dispuso, el pasado 26 de abril, el allanamiento de las oficinas y domicilios de la empresa perteneciente a la familia Blaquier y citó a indagatoria a Carlos Pedro, quien intentó eludir ese llamado alegando una enfermedad.
“La empresa Ledesma puso dinero para apoyar el golpe”, dice Adriana sin vueltas y hace bien nítida la participación de los civiles en la última dictadura. Da una pista para entender esa estrecha relación: preguntarse quiénes fueron las víctimas de las detenciones, secuestros, torturas y desapariciones en Libertador General San Martín. Su didáctica respuesta es: personas relacionadas laboralmente con la empresa Ledesma. Da un ejemplo: su padre, Luis Arédez, había sido médico de los hijos de los obreros del ingenio, luego fue director del Hospital Salvador Mazza de Tilcara y más tarde fue elegido intendente. Adriana cuenta que su padre puso una condición para asumir el cargo: “Pidió que lo acompañaran en las decisiones que tomara para que los que tengan más, paguen más”. Y así fue como una de las primeras medidas de su gestión como jefe comunal fue confiscarle a la empresa Ledesma 400 hectáreas, por impuestos no pagados.
El 24 de marzo de 1976 se ejecutó el golpe de Estado y el intendente Arédez y otras cuatro personas fueron sacados de sus domicilios durante un operativo llevado a cabo por la policía provincial. Los agentes se trasladaban en vehículos de Ledesma conducidos por choferes de la empresa. Los funcionarios estuvieron detenidos durante dos meses en distintas comisarías e, inclusive, dentro de las instalaciones del ingenio. En marzo de 1977 fueron liberados, pero Aredez fue secuestrado nuevamente dos meses después y sigue desaparecido.
En el juicio que comenzó el 12 de julio se acumularon 5 causas en las que están procesados tres represores por privación ilegal de la libertad y tormentos cometidos contra 43 personas, muchas de las cuales permanecen desaparecidas. Carlos Pedro Blaquier, presidente de la empresa Ledesma, y Alberto Lemos, ex administrador de la compañía, están citados a declarar en este proceso.
Adriana está convencida de que Carlos Pedro Blaquier, su esposa Nelly Arrieta y todo el directorio tienen cuentas pendientes “por su complicidad con la dictadura, por el desplazamiento de los pueblos originarios cuando se instaló el ingenio y el genocidio ambiental que producen esas grandes chimeneas y que afecta a toda la población de Ledesma”.
La respuesta
Es curioso, cuanto menos, que a esta altura de la batalla contra la impunidad, no existan datos ni a nivel municipal ni provincial sobre posibles enfermedades respiratorias asociadas a la producción a gran escala de la caña de azúcar en Libertador General San Martín. Olga Márquez de Arédez, esposa de Luis, y Madre de Plaza de Mayo y de Adriana, fue quien sostuvo la lucha y la memoria de las victimas de la Noche del Apagón, dando sola y todos los jueves su ronda alrededor de la plaza de Libertador. Hoy parece ser, también, la única reconocida víctima de la contaminación que produce el ingenio:
en marzo de 2005 Olga murió de “bagazosis”, una enfermedad pulmonar producida por el bagazo de caña enmohecida.
Olga demandó a Ledesma por la desaparición de su marido y por su enfermedad. Ya comenzó el primero de estos juicios. Adriana anuncia que también retomará la causa por la muerte de su mamá.
La pregunta que ni Adriana ni nadie se atreve todavía a responder es la que importa: ¿puede ser este relato el comienzo del final del feudo de los Blaquier?
La respuesta depende de que todos hagamos que así sea.

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Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro.

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro.

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro.

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro.

Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

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Foto: Juan Valeiro.

También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro
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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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