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Corpo y alma
Martín Sivak. El autor es hijo de una historia de impunidad que marcó los inicios de la democracia. Periodista y docente, investigó con rigor académico la historia de Clarín y la escribió con oficio, a partir de describir a los personajes que crearon al monstruo.
El autor es un personaje de libro y el libro es una investigación sobre los autores de un monstruo. Uno y otros son hijos de la trama de impunidad que borda la historia argentina. Primero lo primero.
Martín Sivak, el autor, es sobrino de Osvaldo Sivak, un empresario que fue secuestrado dos veces: en dictadura y en democracia. La primera, por un grupo de tareas compuesto por policías federales al servicio del Batallón 601 de Inteligencia del Ejército. Dos periodistas que investigaron el caso –Rogelio García Lupo y Carlos Juvenal– plantearon la hipótesis de que el secuestro había sido ordenado por el entonces general Roberto Eduardo Viola, con una finalidad: los millones del rescate estaban destinados a financiar un diario que bregara por su ascenso a la presidencia. Lo necesitaba porque Videla tenía el suyo: Clarín.
El segundo secuestro de Osvaldo Sivak fue en julio de 1985 y perpetrado por una banda de policías y militares. Luego de dos semanas de cautiverio en un sótano de Monte Chingolo, lo asesinaron de un balazo en la nuca. Su familia había pagado un rescate de 1 millón 100 mil dólares a esa banda que –luego se supo– estaba integrada por el custodio de Osvaldo Sivak, un ex policía que había participado en la investigación del primer secuestro, y varios torturadores de los campos de concentración El Atlético, el Olimpo y el Banco.
Fue el caso Sivak el que acuñó en la prensa el término “mano de obra desocupada” y también, el que quebró la ilusión alfonsinista: el primer ministro del Interior, Antonio Troccoli tuvo que renunciar luego de una interpelación en el Congreso, cuando negó haber hablado con la familia, y otro diputado hizo ahí mismo escuchar la grabación de la reunión que había mantenido con Martha Oyanharte, la esposa de Osvaldo. En ese dramático y escandaloso momento, todos quedaron paralizados con un grito: “Mentiroso, mentiroso”, gritó desde un palco Jorge Sivak, el hermano de Osvaldo, el papá de Martín.
Momento de decisión
Jorge Sivak se suicidó el 5 de diciembre de 1990, desbordado por la quiebra de la empresa familiar Buenos Aires Buillding, que había sido un emporio inmobiliario. Martín recuerda que sin padre ni empresa, su vida pasó del caserón de San Isidro, la custodia y el colegio exclusivo, al chalet de Acassuso. Tenía 15 años.
En ese, quizá su peor momento, encontró una vocación: hizo un curso de periodismo para jóvenes en el diario Página 12. Una de sus profesora fue Nora Veiras, la misma que hoy comparte el panel de 6, 7, 8 con quienes critican su libro sobre Clarín por considerar su tono poco combativo.
El libro, tal como cuenta en el prólogo, nació en noviembre del año 2000 y en la calle, cuando Martín, ya periodista de la Revista 21 que dirigía Jorge Lanata, cubrió el conflicto de los trabajadores despedidos por Clarín, entre ellos la comisión interna del diario. Los palos que repartió Gendarmería aquel día, la falta de apoyo de dirigentes políticos y sindicales, el cerco mediático, le reveló un síndrome que afectaba especialmente a las personas con poder y del que nadie hablaba: “el pánico a Clarín”.
Cuando cerró la Revista 21, Martín trabajó en radio con Lanata. Luego lo siguió a su siguiente fracaso, el diario Crítica. Recuerda especialmente el día que se planteó qué carajo estaba haciendo ahí: fue a la una de la mañana, en la puerta de la casa del hijo de Moyano, cuando intentaba confirmar un dato sobre la compra de esa casa, tal como había publicado ese día la revista en la que trabajaba. Por el portero eléctrico le informaron: “Está en el sanatorio porque su mujer perdió el embarazo”. Sintió culpa y vergüenza, dice, pero cuando cuenta esa historia veo en su cara un gesto de asco.
Martín llama “periodismo denunciante” a esa enfermedad de la que intentó recuperarse con una beca en Londres primero y Nueva York después. La excusa fue su tesis de grado. El tema era Clarín y el título, mucho más atractivo que el que eligió la editorial para este libro: “El diario que gobernó la Argentina”.
Personas y personajes
El libro es resultado de 150 entrevistas. Consiguió que Guadalupe Noble, Lupita, la única hija de Noble, le diera acceso al archivo personal del fundador del diario. También hurgó archivos públicos y privados en Buenos Aires, La Plata, Washington, Miami y Londres. Se nota. Pero lo más interesante es cómo decidió bordar todo lo que encontró: Clarín, una historia es un libro de personajes.
El principal de este primer volumen es el fundador del diario, Roberto Noble. Algunos trazos del exhaustivo retrato que construye Sivak con su investigación:
- Su padre, Pedro, era hijo de franceses y su madre, de uruguayos.
- “Después de la muerte de Pedro, los Noble se instalaron en Rivadavia y Medrano, en el barrio porteño de Almagro, a pocos metros de la tradicional confitería Las Violetas. Cuando Roberto cursaba segundo año del bachillerato en la Escuela Pueyrredón, recibió en su casa correspondencia estampada con la hoz y el martillo, que escandalizó a su madre. Los hermanos impugnaron sus ideas revolucionarias y después de una discusión violenta se marchó. Hizo changas para pagarse el puchero y vivió de prestado en la casa de un amigo, donde le planchaban su única camisa”.
- Ya en la facultad de Derecho, fundó el grupo Espartacus, nombre que inspiró a varias agrupaciones marxistas de la época.
- Su primera colaboración periodística fue en el diario La Nación: escribió sobre fútbol.
- En 1925 se sumó al Partido Socialista. Seis años después fue electo diputado por ese partido.
- En el golpe militar del 6 de setiembre de 1930 desempeñó un papel específico: conseguir el apoyo de los estudiantes de Derecho.
- A los 32 años asumió como ministro de Gobierno del gobernador de la provincia de Buenos Aires, Manuel Fresco, electo en urnas fraudulentas.
- El funcionario Noble se caracterizó por la obra de un hombre de su confianza, Carlos Suárez Pinto, a quien nombró subjefe de Policía, “un cultivado fascista cordobés que para bajar el crimen en Avellaneda contrató a un policía apellidado Bazán que organizó una especie de guardia que esperaba a los ladrones, los liquidaba y después les ponía un revólver y decía que se habían resistido”. Nacía así el gatillo fácil.
- Otra característica de la gestión Noble: el uso de la radio y el cine para publicidad y propaganda. Hay registro del escándalo que desató un boletín oral de la época exaltando la Italia de Mussolini y la Alemania de Hitler.
- Su renuncia fue resultado de una investigación del diario El Día sobre el manejo de las finanzas públicas para uso personal.
“No vuelvo nunca más a la política”, anunció Noble. Y cumplió. Se recluyó en una estancia de 2.600 hectáreas, ubicada en Lincoln, que según denunció Julio Ramos, fundador del diario Ámbito Financiero, “había sido comprada con dinero sucio de la política”. Esa estancia fue el bunker de Noble durante más de tres años, especialmente en el momento en los que estalló el llamado “escándalo de los cadetes”: fotos de orgías con cadetes del Colegio Militar que originaron una de las mayores redadas policiales contra la comunidad homosexual argentina. Hubo suicidios, encarcelamientos y rumores sobre listas de participantes. Noble fue mencionado en una de ellas y desde entonces tuvo que cargar el peso de los rumores sobre su sexualidad. Esos prejuicios agitó en su denuncia Salvadora Medina Onrubia, la viuda de Natalio Botana, cuando lo acusó judicialmente por haber gozado de los privilegios de imprimir Clarín a precio vil en los talleres de Crítica, durante el primer gobierno de Juan Domingo Perón.
Dónde pararse
“Los canillitas vocearon Clarín por primera vez el 28 de agosto de 1945, después de haberlo recibido por vez única de forma gratuita”, detalla Sivak. También apunta que la historia oficial dice que Noble financió la creación del diario con la venta de la estancia, pero que tras revisar los papeles de esa venta, las cifras no cierran. Describe las cuatro versiones sobre el verdadero origen de ese dinero. “Noble recibió secretamente dinero de un grupo de empresario. Una parte del papel se lo proveyó Cabildo, el diario nacionalista de Manuel Fresco”.
A partir de allí, la hipótesis de Sivak sobre el desempeño de Noble al frente de Clarín podría sintetizarse en la frase que descubrió en un cable desclasificado de la embajada norteamericana en Buenos Aires: “Se las arregló para sobrevivir a Perón, jugó el mismo juego con Leonardi y Aramburu, hizo pactos con Frondizi y Frigerio. Sin embargo, debido a su naturaleza flexible y su instinto de preservación, es esperable que el doctor Noble cambie con las corrientes prevalecientes y se pare, como lo hace usualmente, del lado del ganador”.
Las mujeres
Noble supo rodearse también de mujeres obedientes. Guadalupe Zapata Timberlake de Stehlin, madre de su única hija, Lupita, tenía 22 años cuando nació la bebé. Noble, 56. Aceptó anotarla con el nombre de su ex marido, aunque Noble la reconoció como propia 2 años después. Aceptó luego alejarse para dejar a la niña en manos de la nueva pareja de Noble, una joven Ernestina, a quien Lupita estaba obligada a llamar “mamá”.
Ernestina Laura Herrera se cruzó con Noble en 1955 en un paseo por el Tigre. Ella vivía con su familia –padre dirigente radical y profesor de literatura, madre profesora de piano– en la calle Rawson 734, a pocas cuadras de la residencia familiar de los Noble, aquella de Medrano y Rivadavia.
Ya en el testamento de Noble de 1963 Ernestina figuraba en el puesto 23 de “parientes y amigos” con una mensualidad vitalicia de 20 mil pesos y 1 millón en efectivo. Dos años después, Noble la duplicó y le agregó un Valiant 62 de cuatro puertas.
En enero de 1967 Noble tuvo un accidente cerebrovascular que lo dejó paralizado. Ese día había comido sidra helada con chorizos.
Con la boca torcida y el habla distorsionada, decidió celebrar su casamiento con Ernestina el 27 de junio de 1967. Tres ex presidentes –Aramburu, Frondizi y Guido– estuvieron entre los 150 invitados. “Los detractores de la novia aseguran que Noble estaba tan mal que en un momento de la fiesta preguntó quién cumplía años”, cuenta Sivak.
Días después de la boda, Noble cambió por última vez su testamento: designó a Ernestina heredera de Clarín.
Instalación
Ernestina confió el diario a Rogelio Frigerio, representado por Oscar Camilión, que asumió como secretario general de redacción. También entronó en gerencias clave a “un tridente de jóvenes contadores que militaban en el desarrollismo plantense” : Héctor Magnetto, José Aranda y Lucio Pagliaro. La gestión desarrollista despidió a 400 empleados. “En paralelo, creció una disputa legal por la fortuna de Noble, que enfrentaría a la directora con Guadalupe Zapata, madre de la hija del fundador”, apunta Sivak.
Para Sivak otro enfrentamiento –el del ministro de Economía de la tercera presidencia de Perón, José Ver Gelbard– es lo que desgasta la figura de Frigerio, luego de que el ministro y la CGT le declararan un boicot al diario. También interpreta que la figura de Magnetto crece porque concreta la compra de Papel Prensa.
En el epílogo, sindica a Alberto Fernández como el delegado de los Kirchner ante Clarín, encargado de concretar los beneficios para el grupo, entre los cuales destaca la fusión de Cablevisión y Multicanal. La perlita: “por la prórroga de las licencias de los canales de aire Clarín tuvo una atención con Julio Bárbaro, a cargo del COMFER: le instaló sin cargo Cablevisión en su casa y se lo desinstaló el día que dejó el Poder Ejecutivo Nacional.”
Sivak promete una segunda parte donde desarrollará lo que sucedió con Clarín a partir de 1982. ¿Otra historia? Si y no, responde Sivak. Por un lado nace la corpo, por el otro retorna la democracia. Y este autor ya demostró con este libro cómo una y otra están íntima e impunemente relacionadas.
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