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Bamba recargada

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Soneros del Calamaní. Son jarocho y fandango: expresiones para la alegría y la comunidad, que simbolizan más que un poquito de gracia. El grupo argentino que las recrea pensando hacia adelante.

Bamba recargada

Músicos que armonizan pasado y futuro. Por un lado, la historia del son, del jarocho y del fandango, que unen música y comunidad. Por otro, la proyección de esa energía hacia el futuro. Tienen distintas procedencias pero están juntos por su pasión hacia esas formas musicales y vecinales de la región sur del estado mexicano de Veracruz, que aparece en las noticias ligada a las calamidades del narco y de una virtual guerra civil, que oculta todo lo de popular y de creativo que también ocurre allí.

Estos músicos de los que hablamos, aquí en Argentina y ahora, conforman el grupo Soneros Del Calamaní. Heredan a otro grupo, Alegrías de a Peso, Banda comandada por Lautaro Merzari y Juan Pablo de Mendonca (hoy al frente de la orquesta de cumbia Sonora Marta La Reina). Fue la primera en traer esta música al Río de la Plata. Los Alegrías se separan en el 2009 y Lautaro comenzó a desarrollar los talleres anuales de son jarocho. De ahí surge la primera formación del grupo. La formación actual de sexteto, que viene tocando desde hace año y medio, la integran Facundo Soto en contrabajo, leona y marimbol (sección de bajos); Nicolás Kunhert en jarana y voz; Lautaro Merzari en requinto o guitarra de son, jarana y voz; Maritza Pacheco en violín; Gregorio Quiros tocando marimba de chonta y Maria Compagno alias “la Colo” en voz, jarana y zapateo.

Jarocho & roll

Son es el nombre común de varios géneros musicales de origen afro caribeño y mestizo. Para nosotros el más conocido es el son cubano. Pero hay muchos. En México, al son oriundo del sur del estado de Veracruz se lo llama jarocho. El son jarocho más famoso es La Bamba, tema que popularizó el cantante de origen mexicano Ritchie Valens en los albores del rock and roll. Y  el fandango es una de las expresiones comunitarias más arraigadas en la cultura popular indígena y mestiza de esa región.

Lautaro arriesga una definición: “El son jarocho, su génesis, viene de un momento en que la música tenía otra función social. Una función comunitaria: hacer música para festejar. Ya había fandangos, fiestas de son jarocho en Veracruz, mucho tiempo antes de que existiera un salón de baile a donde ir a escuchar música en vivo. O sea: mucho entes de que existiera esa relación que plantea el sistema capitalista de un artista que tiene una mercancía para vender y alguien que lo compra o paga para verlo. Los fandangos tenían esa función. Se tocaba en casamientos, bautismos, funerales, y sigue ocurriendo así. Nosotros somos un grupo que comercia un producto artístico, tocamos en locales donde tenés que pagar una entrada y vendemos discos, pero la génesis del son jarocho es esa y se mantiene con el tiempo. En México sigue habiendo fandangos como hace más de 300 años. Esa cuestión no perecedera que tiene es algo que contagia en un mundo donde todo es súper descartable”.

Nicolás explica: “En la fiesta del fandango la gente juega. Toda la versada es anónima en general. Son como las coplas del canto con caja acá. Muchas de esas coplas se van manteniendo con el correr de los años. Una armonía muy potente y al mismo tiempo muy simple. Sin nada sofisticado, pero con algo que es muy profundo”.

María llegó a interesarse por esta propuesta a partir de la danza. El zapateo sobre un tablado de madera es un elemento clave de cualquier fandango por el componente rítmico que aporta, convirtiéndose en un instrumento de percusión que guía al resto de los músicos. “El fandango nos da voz a todos y llega a todos por igual. No es un requisito que tengas que cantar bien. En ese sentido le abre la puerta a todo el mundo” dice la Colo.

Otra de las particularidades de este grupo es que la mayoría de sus instrumentos fueron o bien manufacturados por ellos mismos, o realizados por luthiers amigos. Las jaranas  por ejemplo son instrumentos de ocho cuerdas que tradicionalmente se construyen a partir de una única pieza de madera. Esto les aporta una sonoridad especial que deriva en una experiencia particularmente cálida para el oyente, sea para interpretar aires de chamamé o coplas de canto con caja del norte de nuestro país. “Siempre con un aire de son y con un audio que tiene que ver con el son. Lo que el grupo se propone ahora es tener un producto no homogeneizado” remarca Lautaro.

El ritmo que se viene

Con su segundo disco ya terminado y próximo a tener su edición en formato CD para marzo de 2016, el grupo se va afianzando en una propuesta que busca ser cada vez más original. A diferencia de su debut discográfico, en esta nueva etapa cuentan con una mayoría de composiciones propias. En la producción artística trabajaron  Juan Pablo de Mendonca y Jose Lavallén, productores y  talentosos músicos que oficiaron también de invitados en algunos temas del álbum. Pasaron además por el estudio de grabación las cantantes Miriam García y Georgina Hassan, y el percusionista Jorge Vardé.

A días de haberse realizado el balotaje presidencial, la coyuntura política no quedó ausente de la charla. En este caso la reflexión grupal toma la forma de una sensación que invita a estar alertas: “Nos parece que estamos entrando en un momento de resistencia cultural. No es que antes fuese una panacea, pero ahora se viene una etapa en la que hay que estar atentos. Abrazarse mucho. Y ese abrazo, ligándolo con la idea del son, pasa también por no empezar a comprar todo lo que va a venir ahora, que va ser mucho de lo descartable. Abracémonos desde el arte para poder defender nuestras posibilidades de expresión.

Dicen los soneros: “Los artistas tenemos que entender la resistencia cultural desde la música, desde lo que decimos. Un ejemplo: vamos a tocar en Café Vinilo, que debe haber sido clausurado diez veces en los últimos dos años. Y todo porque tienen una vecina que es del PRO. Así que imaginate la que se viene ahora que ganaron a nivel nacional, si el nuevo gobierno siente que no le conviene que haya lugares donde la gente se reúna a pensarse”.

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