#NiUnaMás
La política estatal, del dicho al hecho
Tenemos un compromiso inédito en Argentina en la batalla contra la violencia de género. Me enorgullece estar liderando un trabajo que nunca antes se hizo contra esto que es algo realmente inaceptable”, dijo el presidente Mauricio Macri en conferencia de prensa ante la pregunta de la periodista mexicana Cecilia González. Fue un día después de que se conociera el recorte del presupuesto asignado por el Congreso Nacional al Consejo Nacional de las Mujeres (CNM) y al Plan Nacional de Acción para la Prevención, la Asistencia y la Erradicación de la violencia contra las mujeres. 67 millones de pesos menos por decisión del jefe de Gabinete, Marcos Peña. Tanto Fabiana Túñez, titular del CNM, como el Presidente dijeron que se trató de un “error” del Boletín Oficial y que ese dinero se está ejecutando. Sin embargo, no hay ningún documento público que rectifique lo publicado en el Boletín Oficial con fecha 11 de enero. Además, el presupuesto para el CNM para este año está reducido un 8% en términos reales: en su diseño no se tuvo en cuenta la inflación.
El Plan fue presentado en un acto en Casa Rosada en julio de 2016. Sin presupuesto, es solo un anuncio. “En estos términos es una teoría incapaz de ser aplicada”, dijo Mabel Bianco, directora de Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM), una de las seis organizaciones que presentó un amparo ante la Justicia contenciosa administrativa federal para que el recorte sea declarado inconstitucional.
Según el anuncio, la puesta en marcha del Plan está pensada para el período 2017-2019 y tiene previsto un gasto público de 750 millones de pesos. El 80 por ciento de ese presupuesto se va en la construcción de refugios: 600 millones destinados a levantar 36 Hogares de Protección Integal (HPI). La inversión necesaria para construirlos no depende directamente del CNM, sino del Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda, a cargo de Rogelio Frigerio. Un cálculo estimativo da cuenta de que cada refugio está presupuestado en 16,6 millones de pesos. No está desagregado cuánto es para construcción e infraestructura y cuánto para mantenimiento. El Plan tampoco especifica dónde van a estar ubicados. Solo señala que serán construidos “en todo el país”.
Solo un 11,27 por ciento del presupuesto del Plan es para personal profesional destinado a programas de atención directa, prevención, fortalecimiento y monitoreo. El resto se reparte así: 4,80 por ciento para el apoyo a la creación de áreas mujer; 2,53 por ciento para programas de fortalecimiento para organizaciones de la sociedad civil; 1,13 por ciento para materiales e insumos de comunicación y 0,27 por ciento para equipamiento.
Cuando las mujeres llaman al 144 para pedir ayuda y
no encuentran respuesta, la explicación está en la ruta que sigue el presupuesto. Con el recorte, hoy el CNM destina 4,43 pesos, de valor nominal, por mujer.
El Presidente también se comprometió a garantizar que las víctimas accedan a la Justicia. El reclamo era que en cada fiscalía y cada comisaría haya personal capacitado e idóneo para recibir las denuncias y las víctimas debían tener acceso a patrocinio jurídico gratuito durante todo el proceso judicial.
En noviembre de 2015 el Congreso aprobó la ley 27.210 que propone la creación de un cuerpo de abogados y abogadas especialistas para brindar patrocinio jurídico gratuito y asesoramiento legal integral en todo el territorio nacional. A más de año de su sanción, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación todavía no la puso en marcha. La ley no está reglamentada, tampoco tiene presupuesto asignado.
Cada día una mujer es asesinada por el hecho de ser mujer y el Estado no lleva un registro único y completo de cómo y dónde son asesinadas esas mujeres para poder intervenir con políticas públicas de prevención y contención.
En 2015, antes de conocer la estadística anual hecha por las organizaciones sociales, el grito de Ni Una Menos se escuchó en la primera manifestación masiva que tuvo las denuncias, demandas y deseos de las mujeres como eje. Ese año, el Registro Nacional de Femicidios de la Corte Suprema de Justicia de la Nación contó 235 asesinadas. Se trata de un relevamiento incompleto porque depende de la voluntad de brindar información de cada jurisdicción. Catamarca, Chubut, Río Negro y San Juan no aportaron información sobre mujeres muertas por el hecho de ser mujeres, por ejemplo.
En 2016 la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación dio a conocer la cifra de 177 femicidios. Para las organizaciones de la sociedad civil son muchas más. El Observatorio de la Casa del Encuentro contó entre enero y octubre de ese año 230 muertes. Según el Registro Nacional de Femicidios elaborado por las Mujeres de la Matria Latinoamericana (MuMaLá) hubo 322 en todo el año pasado.
Para 2017 la falta de números oficiales la siguen saldando las organizaciones sociales. MumaLá contó solo en los primeros 44 días de 2017 45 mujeres muertas por la violencia machista. El Instituto Wanda Taddei informó fueron 57 femicidios en los primeros 43 días del año.
La gran deuda pendiente desde hace diez años es la implementación real y efectiva de la Ley 26.150 de Educación Sexual Integral (ESI). Esta fue la cuarta demanda del colectivo Ni Una Menos a la que se comprometió Macri. Desde el cambio de gobierno el Programa se desfinanció: recibió el mismo presupuesto del año anterior. Sin contar la inflación, significa casi un 50 por ciento menos.
El quinto punto del compromiso fue la protección de las víctimas de violencia. Una de las propuestas fue la implementación del monitoreo electrónico de los victimarios para asegurar que no violen las restricciones de acercamiento que impone la Justicia. La subsecretaria de Acceso a la Justicia de la Nación está implementando una prueba piloto en Córdoba, Salta, Chubut, Buenos Aires y Mendoza.
#NiUnaMás
Transfemicidio en Neuquén: reclaman justicia por Azul, la trabajadora estatal por la que se declararon dos días de duelo

Por Evangelina Bucari
Azul Mía Natasha Semeñenko soñaba con “ser Azul del todo”. Había iniciado su hormonización, esperaba turno para realizarse una cirugía de modificación corporal y, como escribió su compañera de trabajo y amiga Ivana Meske, “buscó amor en todas sus formas”. “No tuvo una ley de identidad de género que la protegiera en su infancia –recordó–; fue excluida, juzgada, maltratada. Aun así, siempre tejió redes: trabajamos con ella el cambio de DNI, buscó apoyo en el sistema de salud y batalló por operarse. ‘Voy a ser Azul cuando me operen’, solía decir”. No logró cumplir ese sueño porque fue asesinada. A dos días del hallazgo de su cuerpo, la lloran y despiden en el Cementerio Central de la ciudad de Neuquén.

El 25 de septiembre, día de su cumpleaños 49, Azul dejó de responder mensajes. Sus compañeras de trabajo se preocuparon y la buscaron; el Estado no lo hizo tan rápido. Si bien les tomaron la denuncia, la Policía recién publicó la búsqueda el 30, cinco días después. Tras marchas y movilizaciones junto al movimiento trans y feminista para visibilizar su desaparición, tres semanas más tarde, el 15 de octubre a la noche, el Ministerio Público Fiscal neuquino informó la identificación de un cuerpo hallado en un canal de Valentina Norte: era ella, había sido víctima de un transfemicidio. De acuerdo con la autopsia preliminar, sufrió heridas punzocortantes en tórax y brazos y fracturas en la cara. La investigación está ahora a cargo de la fiscal Guadalupe Inaudi.
La vida de Azul no había sido fácil. Como muchas otras chicas trans, su camino estuvo atravesado por diferentes formas de discriminación, violencias y vulneraciones: estaba alejada de su entorno familiar, con quienes no tenía contacto; tiempo atrás había tenido que ejercer el trabajo sexual como forma de subsistencia y, en algún momento, había caído en consumos problemáticos. Por eso, cuando en 2017 entró a trabajar en la Subsecretaría de Niñez y Adolescencia como maestranza, ese espacio y sus compañeras se transformaron en su familia elegida junto a sus amigas trans que la acompañaban en su proceso. Con el cambio de gobierno en 2023, había sido trasladada de área y actualmente trabajaba como auxiliar en el Centro de Atención a las Víctimas de Violencia de Género.

La bandera en la marcha.
Apenas conocida la noticia del transfemicidio, el 16 de octubre hubo una gran marcha y abrazo colectivo. Durante la manifestación, se sumó Marcos, el hermano de Azul, que compartió el dolor de la familia pese a estar distanciados y su pedido de que el caso no quede impune.
En ese encuentro llegó el desahogo y se multiplicaron los recuerdos de quienes compartían los días con ella y la describieron: atenta con todos, llevando siempre “un matecito o café caliente”, preguntando todo el tiempo si alguien necesitaba algo o haciéndose cargo de cubrir tareas si alguien faltaba; una mujer tímida pero alegre, que personalizó su rinconcito en la oficina y que ahora nadie se anima a tocar. “Escuchar los relatos muestra cómo para Azul el trabajo fue un lugar de pertenencia. Fueron las compañeras quienes tomaron la búsqueda desde el primer día”, destacó Mariana Sarin, secretaria de Género de la CTA Autónoma provincial y delegada de ATE.

La presencia mapuche en el acto por Azul.
Cecilia Vacarezza era compañera de Azul desde sus inicios y se habían reencontrado este año en la Dirección Provincial de Protección Integral de las Violencias. La recuerda llegando en bicicleta y siendo de las últimas en irse: “Era querida por todas y todos. Luchó por su identidad, estaba feliz porque podía ser ella misma. Nos arrebataron su vida de una forma brutal”, contó entre sollozos por mensajes de WhatsApp. Muchas no podían ni hablar.
“El primer día que llegó estaba tímida. Le pregunté cómo quería que la llamara y me dijo ‘Azul’. Desde entonces se fue ganando su lugar, con su libertad, su alegría y su forma única de ser”, escribió en redes Rosana Arévalo, otra compañera de trabajo. “Voy a extrañar que camine por los pasillos cantando en inglés –continúo–, que me diga ‘Amore, ¿te traigo algo?’, que me escriba para pedirme ayuda o que me cuente que ya atendió a todos. Voy a extrañar sus stickers, sus audios, su risa pilla, sus mensajes”.

Las voces de ternura y afecto se replican. Carolina Guajardo, exsubsecretaria de Niñez y Adolescencia, fue su jefa: “En su aspecto se notaban las marcas de una vida dura, pero en su actitud siempre fue amorosa y muy atenta”, recuerda. Rememora las charlas que tenían, los consejos que pedía, su deseo de ser “realmente Azul” y lo leal que era. Repite la anécdota del cafecito, y cree que era así porque estaba muy agradecida después de una “vida que le había sido vulnerada millones de veces”.
La violencia avanza
El asesinato de Azul se inscribe en una violencia persistente: desde enero, el Observatorio Lucía Pérez contabiliza 213 femicidios y transfemicidios. La estadística no alcanza para decir quién era, pero explica el miedo y la bronca que se tradujeron en calle. “Somos parte de una marea que dice basta. El Estado es responsable de garantizar la vida y la seguridad de todas”, dice Vacarezza con angustia.
Para quienes reclaman justicia y piden que haya más prevención, la decisión del Gobierno provincial de declarar dos días de duelo en memoria de Azul y disponer banderas a media asta en edificios públicos “no reemplaza la política pública”. “El Gobierno provincial decretó dos días de duelo, pero nadie se comunicó con la familia durante la búsqueda: es un parche en medio de la campaña”, cuestionó Guajardo, que además es parte de la colectiva feminista La Revuelta.

Por su parte, Sarin apuntó al sistema judicial “machista y patriarcal” y a la necesidad de “exigir justicia en la calle”. “Desde las organizaciones denunciamos que la política de odio hacia mujeres y diversidades del gobierno de Milei mata; el desmantelamiento de los servicios de asistencia también mata”, afirmó la referente de la CTA y detalló que Azul es la tercera víctima reconocida de asesinato por violencia de género en la provincia, pero que “hay otras muertes violentas catalogadas como suicidios” y que siguen reclamando por Luciana Muñoz, desaparecida hace 15 meses.

Para la secretaria de Género de la CTA Autónoma neuquina, el transfemicidio de Azul ocurre en una provincia donde a igual que a nivel nacional “las políticas de género fueron vaciadas y el clima de odio se traduce en retrocesos concretos”.
Sarin también advirtió sobre el avance de grupos conservadores evangelistas en Neuquén. Uno de los ejemplos que dio es el de la candidata que encabeza la lista de senadores libertarios por la provincia, Nadia Márquez, hoy diputada nacional con protagonismo en la Cámara Baja. Su padre, un pastor evangélico, fue uno de los pocos que recibió fondos de ayuda alimentaria desde el Ministerio de Capital Humano nacional. «Ellos hacen política para volver a encerrar a las mujeres en la casa, para volver a meter a niñas y niños bajo la égida de la familia y que no tengan derechos garantizados por el Estado. Entendieron que el movimiento de mujeres y diversidades, con su cuestionamiento al orden patriarcal, era un riesgo para su poder político y económico, y decidieron ir contra nosotras”, aseguró la dirigenta.

También alertó sobre otros grupos antifemnistas como la organización Padres de Río Negro y Neuquén, “que obtuvo declaración de interés legislativo”. Explicó que son padres que promueve la idea de que los niños son ‘rehenes’ de sus madres» y detalló que «instalaron un tráiler frente al Juzgado de Familia, justo donde las mujeres deben presentarse a denunciar. Lo llenaron de carteles y banderas: para ir a denunciar, hay que pasar por el medio de eso”.
“Trabajo en la 148 y veo a diario casos que no encuentran respuesta; a veces el botón antipánico no funciona o no hay. Decimos ‘riesgo de femicidio’, pero ¿qué significa si no se actúa?”, interpeló Guajardo.
Hasta ahora no se sabe qué pasó. La última conexión del celular de Azul se ubicó en la zona del río Neuquén; su cuerpo fue hallado envuelto y atado, en avanzado estado de descomposición. El paso de los días borra pruebas. Por eso, queda una certeza entre quienes la quisieron: la pelea es por memoria y justicia y se convocó para una gran movilización para el 21 de octubre para pedir por el esclarecimiento del crimen. “Vamos a seguir, ya tenemos comprada la vereda de la Ciudad Judicial”, concluyó Sarin.

#NiUnaMás
Lara, Brenda, Morena: Las velas del silencio

La marcha en La Matanza, a dos semanas del triple narcofemicidio.
Por Lucas Pedulla
Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org
En silencio.
La marcha empieza 21:29, horario en el que las chicas se subieron, hace dos semanas, a la camioneta Chevrolet Tracker blanca. Para quienes no conocen este lugar –rotonda de La Tablada, cruce de Camino de Cintura y avenida Crovara, La Matanza–, el silencio que acompaña la movilización de las familias de Brenda del Castillo, Morena Verdi y Lara Gutiérrez no se termina de dimensionar.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El perímetro está cortado desde muy temprano por la policía bonaerense y apenas algunas motos del barrio o ambulancias urgentes pasan por una intersección que, en un día común, es puro bocinazo, ruido y tránsito sin parar.
Así, en silencio, esta marcha grita que hace dos semanas ya no hay ningún día común.
“El barrio está de luto”, dice Brian, un joven muy dulce que acompaña a la familia de Morena. “Antes se escuchaba música, había fiesta, baile. Ahora, nada”.
Eric, de 28 años, al lado de la familia de Brenda: “El barrio está triste”.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Las chicas que acompañan a Estela, mamá de Lara Gutiérrez, mueven la cabeza de un lado a otro: “Queremos justicia”, dicen. No quieren decir más. ¿Hay algo más?
De a poco, desde los monoblocks que custodian esta rotonda bajo la mirada de murales del Papa Francisco y Diego Maradona, los vecinos fueron llegando. Algunos volvían de trabajar, otros se sumaban después de cenar. Hay jubiladas, adolescentes y muchos niños y niñas que sostienen velas en cuellos de botellas de plástico. Sabrina, la mamá de Morena, marcha mirando el frente. Paula, mamá de Brenda, lleva en brazos a su nieto de un año. Hay mucho dolor, y son los niños los que marcan con una mirada de fuego una fotografía fuera de lugar, una cámara que parece no respetar este duelo.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En silencio, nadie habla.
Solo los pasos en una ronda a la rotonda en sentido inverso a las agujas del reloj, como las Madres en Plaza de Mayo, o los jubilados en el Congreso.
Quizá de manera inconsciente, sin saberlo, en este gesto las familias respondan una pregunta innecesaria que circula en algunos colectivos que se desvían de recorrido por el corte: “¿Por qué marchan si hay detenidos?”. Precisamente, porque el nunca más se sostiene en movimiento, como una forma de gritarle a la agenda política y social que este horror no tiene justicia.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En silencio, la ronda termina.
Las familias se reúnen y sacan bengalas y globos blancos que todo este barrio que marcha estuvo inflando durante la tarde. “Ahora”, ordena Sabrina, y los globos se sueltan.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Las bengalas se encienden.
Las familias se abrazan, se descargan.
Y un nene, que no llega a los diez años, dice lo único que hay que decir: “Justicia”.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
#NiUnaMás
La sociedad contra el narco: cómo se organizan los barrios
Cómo enfrentan el avance narco dos centros barriales de la Villa 21/24 (CABA) y Puerta de Hierro (La Matanza) que reciben a jóvenes adictos. Lo que cuentan esos jóvenes: la realidad del barrio, los transas, los efectos de la crisis, las cosas que logran transformar vidas. Lo que se puede cambiar y lo que no en esta investigación que compartimos: La vida como viene, publicada en la revista MU.
Por Lucas Pedulla
Fotos: Juan Valeiro
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