#NiUnaMás
3J: El grito de la calle
La marcha que no para volvió a llenar Plaza de Mayo para sacudir las estructuras y hacer reclamos concretos. La historia de dos madres que se encontraron en medio de la multitud y formaron la verdadera cabecera. De la voz de las víctimas a la fuerza de las más jóvenes, nuestra crónica y reportaje fotográfico.
Por quinta vez consecutiva, como todos los 3 de junio desde 2015, la marea feminista inundó las inmediaciones del Congreso y marchó hacia Plaza de Mayo con sus cantos, sus rostros pintados con glitter verde, sus pañuelos, sus carteles, su entusiasmo. Y también sus reclamos: frenar la violencia machista y exigir la Ley de Aborto Legal, Seguro y Gratuito, que fue presentada hace pocos días -por novena vez- en el Congreso de la Nación.
El panorama es desalentador. En lo que va del año, se registraron 133 femicidios, y 15 travesticidios. Y las políticas para combatir esas muertes brillan por su ausencia: el Instituto Nacional de la Mujer tuvo un recorte del 38% y cuenta con un presupuesto de $11 por cada mujer.
Pero nos tenemos a nosotras: urge salir a la calle, gritar, saltar, cantar y bailar. Filas de zapatos frente al Congreso para recordar a las que ya no están, cartulinas rosadas estampadas con lazos negros con el nombre de las muertas por violencia machista, ritmo de tambores, cuerpos que danzan, cuerpos que marchan: todo vale para sumar a este 3J.
Poco antes de las cinco de la tarde, por Avenida deMayo y acompañada por otras mujeres, camina Marta Montero, la mamá de Lucía Pérez, la chica de 16 años asesinada en Mar del Plata en octubre de 2016. Marta camina sosteniendo sobre su pecho la foto de su hija. En su caminata lenta varias personas la reconocen, se acercan, la abrazan.
Al traspasar la Av. 9 de julio, dejando atrás el sonido de la batucada que musicaliza mientras espera arrancar la marcha, alguien dice: “Ahí va la mamá de Carla”. Carla Soggiu apareció muerta en enero de este año en aguas del Riachuelo luego de activar dos veces el botón antipánico que llevaba por haber sido atada, golpeada y violada por su ex pareja. La policía no pudo ubicarla mediante el sistema de geolocalización: la encontró un barrendero. Tenía 28 años y era madre de dos hijos.
“Ella es la mamá de Lucía” le avisan a Roxana, mamá de Carla.
Marta y Roxana se miran a los ojos, se emocionan y se abrazan.
Continúan caminando juntas.
“Fuerza, estamos con ustedes”, les dicen.
Agradecen cada gesto, cada sonrisa, cada palabra de aliento. Distintos medios las entrevistan, las fotografian, y atrás de ellas se van sumando las distintas columnas, con su música, sus cánticos, sus banderas: son la verdadera cabecera de esta marcha.
Pocas horas antes, Marta había compartido un conversatorio con Mónica Ferreyra, mamá de Araceli Fulles, y Ana María Martínez, mamá de Melina Romero. Lágrimas y abrazos sellaron ese encuentro en el que aseguraron que van a continuar exigiendo justicia. “La lucha es por nuestras hijas y por todas”, enfatizó Marta.
Al llegar a la plaza y luego de anunciar la presencia de casi cien mil personas, se leyó un documento en el que se exigió prevención, justicia, aborto legal, seguro y gratuito, entre otros reclamos.
Siguieron un pañuelazo y el grito de “vivas y libres nos queremos”.
Y así terminó una marcha que no se detiene desde 2015.
Marta, Mónica, Ana María y Roxana nos demostraron que las lágrimas ayudan a limpiar dolores, que los encuentros alivian y las caricias sostienen.
Que la belleza está en las calles.
Y en los abrazos.
#NiUnaMás
Lucía Pérez: la trama de la injusticia

“¿Por qué se procede de esta manera tan irregular y que revictimiza a esta familia una y otra vez para salvar a personas que se supone que son dos perejiles?” preguntó ayer el abogado Juan Pablo Gallego ante sucesivos cambios de carátulas, sospechosas reprogramaciones de fechas y maniobras que parecen revelar un entramado que busca la impunidad y la negación del femicidio de Lucía, que tenía 16 años. Ocurrió durante una audiencia en el que uno de los acusados pide salidas transitorias. El trasfondo de idas y venidas fue descripto por el abogado: “Lo que pasó es un hecho aberrante, que implicó la muerte atroz de una adolescente de 16 años en circunstancias probadas de narco criminalidad”.
Por Claudia Acuña
Hay que explicar lo inexplicable. Desde que el 8 de octubre de este año la Cámara de Casación modificó el segundo fallo por el crimen de Lucía Pérez para negar su femicidio se desató una catarata de maniobras –de alguna manera hay que llamarlas– para intentar liberar a sus femicidas.
El fallo de Casación confirmó la culpabilidad de Juan Pablo Offidani y Matías Farías y los condenó por los delitos de violación agravada por el uso de estupefacientes y por tratarse de una menor de edad, pero no por su crimen: Lucía simplemente se murió. Esta negación del femicidio tiene como consecuencia un disparate jurídico: por un lado, la familia apeló está decisión; pero al mismo tiempo esta apelación no puede avanzar hasta que no se determine el monto de la condena que le correspondería a Farías por esta nueva tipificación. Si es complicado de comprender, imagínense lo que significa para esta familia soportar lo que la obliga a padecer el Poder Judicial. A saber:
- Para poder determinar el monto de la pena que le correspondería a Farías –que en el segundo fallo y luego del juicio anulado había sido condenado por femicidio y por lo tanto a prisión perpetua– podría corresponderle entonces entre 8 y 20 años de prisión. Para establecer exactamente cuánto, de acuerdo a la evaluación de atenuantes y agravantes, se inventó un tribunal compuesto por tres jueces de diferentes juzgados. Serán los responsables de la audiencia de Cesura que, según dictaminó luego de una audiencia donde acordó con las partes –querella y defensa– cómo sería el procedimiento, se realizará el 29 de abril de 2026 y durante tres días.

- Imagen de la audiencia. A la izquierda, el abogado Juan Pablo Gallego. Arriba, la foto principal, la movilización que acompañó a la familia.
- Unos días después la familia recibió una notificación que le comunicaba que esa audiencia se adelantaba a septiembre. Como su abogado, Juan Pablo Gallego, no estaba ni enterado de esta anticipación –y además se encontraba en España para la fecha pautada– se presentó un escrito denunciado esta irregularidad y solicitando se mantenga lo debidamente acordado: 29 de abril de 2026. Así será.
- Un mes después hubo otra novedad: el nuevo fiscal –cuyo rol se supone que es acusatorio– pidió el cese de la prisión de Farías, aun cuando las instancias de apelación y de establecimiento del nuevo monto de pena estaban pendientes de resolución.
- Unos días después llegó el turno de Offidani: solicitó salidas transitorias. La audiencia que se realizó este miércoles en los tribunales de Mar del Plata fue para decidir si las otorgaban o no.
En esa audiencia el doctor Gallego sintetizó lo que todo este proceder judicial despierta como duda “¿por qué se procede de esta manera tan irregular y que revictimiza a esta familia una y otra vez para salvar a personas que se supone que son dos perejiles? ¿Hay algo más detrás de esta causa que permite forzar tanto los procedimientos judiciales? Si nosotros, como parte querellante, no renunciamos a que se le aplique a ambos la figura de femicidio y eso está todavía en trámite, ¿qué se busca con esto? ¿Qué se fuguen antes de que se resuelva la cuestión central?”
Como respuesta la doctora Romina Merino, abogada defensora de Offidani, propuso: “Miremos para adelante”.
El doctor Gallego replicó:
“Nosotros no vamos a dejar de mirar lo que pasó porque lo que pasó es un hecho aberrante, que implicó la muerte atroz de una adolescente de 16 años en circunstancias probadas de narco criminalidad y eso implica una doble responsabilidad del Estado: por tratarse de una menor y por estar frente a una banda que vendía drogas en la puerta de un colegio, delito por el que cumplen una condena ratificada”.
El juez de garantías que debe evaluar el pedido de Offidani tiene ahora cinco días para determinar si cumple o no con los procedimientos necesarios para obtener los beneficios de la libertad transitoria.
En tanto la familia de Lucía sigue esperando justicia.

Matías, el hermano de Lucía y sus padres Guillermo y Marta.
#NiUnaMás
Adiós a Claudia Rodríguez: la Trans andina que propuso politizar el amor

Referente del movimiento trans latinoamericano, activista, poeta, escritora y tanto más, escribió sobre su infancia, la militancia trans, la vida sexual y se autoproclamó Miss Sida en 2007. Claudia Falleció este 29 de Noviembre. Su pelea incluyó al pueblo mapuche, la educación pública, los sin techo, y planteó siempre una filosa crítica al neoliberalismo, que quita posibilidades de vida y las transforma solo en posibilidad de consumo. En uno de sus viajes a la Argentina compartió con la revista MU sus ideas sobre el orgasmo, el feminismo sin resentimiento, la creación, y por qué hay que politizar el amor. Un modo de homenajearla, de recordarla, y a la vez de volver a estar en contacto con un pensamiento y una acción que dejan una sensible huella cultural, artística y política.
Por María del Carmen Varela
Foto: Lina Etchesuri
#NiUnaMás
38º Encuentro Plurinacional: el regreso

Por Claudia Acuña
Fotos Line Bankel
A las doce de la noche parte el micro que nos trae de regreso a Buenos Aires con el grupo de mujeres que lucen imborrables sonrisas y cachetes decorados con purpurina. La noche es para soñar y la mañana para compartir la transmisión de la asamblea que decide en qué ciudad se realizará el próximo encuentro: Córdoba.
Con el festejo llega la ceremonia que preparó la Comisión de Mística.
Estamos todas sentadas en el piso superior del micro mientras una voz encantadora nos cuenta el cuento La cabeza en la bolsa, mientras recorre el angosto pasillo mostrando las ilustraciones que dan vida a esta historia que escribió Marjorie Pouchet: la de una chica rabiosamente tímida que siempre sale a la calle con una bolsa en la cabeza, hasta que un día, regado por sus lágrimas, crece allí un jardín. ¿Qué hará entonces con esa timidez y con esas flores?
Consultar a una amiga.
Algunas compartirán en voz alta lo que ese cuento les resuena; otras sus lágrimas.
Luego, las organizadoras de la colecta para el viaje nos darán dos regalos. Cada una recibirá así una de las serigrafías creadas por el grupo de arte Vivas Nos Queremos y un pedido: que sean expuestas en lugares colectivos. El otro regalo está guardado en un sobre hecho a mano con papel reciclado. Contiene stickers, calcomanías y un papel amarillo donde nos piden que escribamos un deseo que acompañe a nuestras amigas de viaje hasta el próximo Encuentro. Una cajita de cartón recoge los mensajes y de allí cada una extraerá el suyo.
El mío:
“Seguí tus sueños, abrazá tu intuición, aferrate a tus compañeras: todo es posible”. Llegamos.


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