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Abraham Gak: “El gobierno no tiene un plan estratégico”

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Abraham Gak, profesor honorario de la UBA, ex rector del Carlos Pellegrini e integrante del Grupo Fénix (que intenta desactivar neoliberalismo y postular una economía más integrada) opina sobre la situación y el gobierno, al que apoya en el conflicto frente al campo, pero al que cuestiona en algunas de sus políticas, desde el tren bala (donde Gak se pregunta si habrá un negociado) hasta el INDEC y la minería. ¿Un “tibio” o alguien que trata de entender lo que pasa? El rol cómplice de la Universidad, la política cooptada por las empresas y otros misterios, en esta charla con lavaca

Abraham Gak tiene al menos tres cualidades extravagantes para el mundo económico y educativo argentino, terrenos que transita con un prestigio que muchos de sus pares miran de reojo. Esas cualidades lo convierten en un sujeto peligroso, a poco que abra la boca:

  • Piensa
  • Tiene sentido del humor
  • Es sincero

En esta charla fluida y reveladora, llevada a cabo café por medio en una de las Anticonferencias organizadas en Mu.Punto de Encuentro, Gak abarcó varios temas de la agenda actual, sin esquivarle a ninguno. El gobierno, el tren bala, las movilizaciones subsidiadas, los negociados, la complicidad de la UBA con las mineras, su apuesta y sus críticas a la actual administración, y algunas ideas cruzadas sobre las comunidades que se movilizan.
-¿Cómo percibe la diferencia entre los que parecerían ser números fantásticos sobre la marcha de la economía, y percepciones de la gente, con desconfianza, y no paralelas a esos números tan excelentes?
-Esta dualidad de sensación térmica de vísperas de algún desastre con la realidad, realmente es notable. Y en este sentido yo creo que la presencia mediática es muy importante. Hay un constante planteo en la prensa, referente a las grandes dificultades, que las hay. Pero hay una especie de tomar con menos importancia alguna otra información. Eso por un lado.
Por otro lado, los economistas tenemos un defecto: vemos números. Y a veces no vemos a las personas. Y éste es un detalle no menor. Porque depende de donde uno, en qué círculo se mueve, tiene impresiones diferentes.
Si uno tuviera relaciones exclusivamente con sectores medios y altos, vería que están en un desarrollo de consumo extraordinario, no les afecta si la carne en vez de a 8 está en 14 o 16, porque comen cortes que pagan a 30 pesos. Despotrican porque se encarecieron, pero no dejan de consumirlos.
En sectores medios que tienen ingresos más o menos razonables, empiezan a notar que realmente tienen que mirar un poco qué consumen, empiezan a elegir, porque están viendo que hay un encarecimiento. Después veremos qué explicación podemos encontrar a eso. Pero la verdad es ésa.
-¿Y si seguimos hacia sectores más pobres?
-En sectores medios bajos la cosa tiene características mucho más serias, porque requiere de la gente para poder consumir más o menos lo que consumía, esfuerzos adicionales. Empiezan a tratar de trabajar más horas, si es que tienen trabajo, de tener un ingreso adicional, porque realmente la situación se les complica.
Si hablamos con los chicos estudiantes secundarios, universitarios, a ellos les golpea, porque viven con presupuestos muy, pero muy ajustados. Entonces, si a ellos les suben 20 centavos el transporte, es un impacto importante. A lo mejor, si viven con sus padres, el tema de la comida lo escuchan pero no lo sufren, porque no salen ellos. Pero los gastos alrededor de la vivencia de ir al cine, si quieren ir alguna vez al cine, todo eso ha tenido crecimiento significativo.
Hay una sensación, me parece a mí, razonable, de que la cosa se va encareciendo, que parecería que no hay freno. Creo que lo peor de todo es esta perspectiva de que la cosa va a seguir agravándose.
Nostalgias del 2007
-El INDEC y los funcionarios dicen lo contrario.
-Bueno, en ese aspecto el gobierno ha cometido errores terribles. Lo que ha hecho con el INDEC… Nosotros en el grupo Fénix hace dos años sacamos un documento previendo esta situación, señalando la importancia de tener un instituto oficial que promueva y desarrolle estadísticas confiables. Si no, se genera un agujero negro por el cual todo el mundo empieza a hacer sus propios números. Entonces uno escucha de todo. Le creo a éste, a aquel no, a lo mejor es consultor de los importadores y le conviene señalar que los índices son altísimos, o son inversores en bonos externos que están atados a la inflación, y así sucesivamente.
De modo que acá tendríamos que ver realmente, los números verdaderamente cuáles son.
-¿Cómo diferenciar lo que nos dicen de lo que pasa realmente?
-Esa es la dificultad. Pero veamos dónde están las cosas que hay que modificar fuertemente. Yo tengo una sensación general de que el año 2007, en materia de resultados productivos (incrementos de producción, de exportaciones, del producto bruto, inversión, producto del ahorro interno, que no es un dato menor) ha sido el mejor año en 15, 20 o 30 años de Argentina. En valores constantes. Ya no hablo de recuperación o rebote después de la crisis de 2001, sino que estuvimos sobrepasando los valores del 95, del 93. Hay realmente un crecimiento, con aspectos muy interesantes.
-¿En cuáles está pensando?
-Por ejemplo, Argentina exporta materias primas, todo lo que está en discusión estos meses, y tiene una potente industria que en economía llamamos las MOA, manufacturas de origen agropecuario: la producción de leche, quesos y otros productos que se exportan y que conforman más de la tercera parte de las exportaciones argentinas.
Pero también tiene, y estamos llegando al 30% de productos industriales, con una faceta muy interesante. Porque tanto los productos primarios, combustibles y agro, como las manufacturas agropecuarias crecieron en volumen, pero también en precio. Las manufacturas industriales no crecieron en precio, crecieron en volumen. Y cuando uno desagrega qué está exportando Argentina, ve que hay algunos nichos que tienen un crecimiento exponencial de seis veces de un año a otro, por ejemplo, la industria farmacéutica, que supone conocimiento y aplicación de tecnología. Hacer aceite no es solamente apretar una aceituna. De modo que realmente hay variantes muy interesantes que hacen pensar que Argentina está creciendo a niveles importantes, pero está creciendo sanamente.
La distribución del ingreso y la falta de voluntad
-Volvemos a lo anterior, la gente no percibe esa salud de la economía.
-Es que hay dos aspectos en los cuales parecería que el gobierno no tiene, me parece a mí, una gran voluntad política -tal vez por las dificultades; este debate del campo da una señal-. Uno es la distribución del ingreso. Cómo hacemos para cambiar esta relación atroz entre los que más ganan y los que menos ganan, que sigue siendo tremenda, que tiene valores que Argentina no conocía, no conoció. Y siguen estando igual.
A mí me parece que hay que generar –y esto es ya casi salir de la economía y entrar en la política- un aglutinamiento de las fuerzas sociales para reclamar esos aspectos que el gobierno no está encarando a fondo.
La ausencia de debate me parece que es uno de los males culturales más graves que tenemos.
Porque ahora que se firmó el contrato con Alson de Francia, salimos a protestar por el tren bala. Pero del tren bala se está hablando desde hace 8, diez meses. ¿Cómo es que no salimos antes a protestar, a marcar esto, que es realmente un escándalo como política? ¿Cómo es posible pensar que vamos a tener un tren bala y no vamos a tener un ferrocarril para trasladar la producción que tenemos que trasladar para generar los recursos?
Estas contradicciones me hacen llegar a una conclusión. El gobierno no tiene un plan estratégico de mediano y largo plazo. Cuando alguien viene y le ofrece construir algo, dice: “Mirá, junto con la construcción yo te doy el crédito, yo consigo la plata afuera, la vas a pagar dentro de treinta años”. El gobierno contesta: “Bárbaro, venga”. No hay análisis estratégico ni nada por el estilo.
La bala y e negocio
-En eso el gobierno es coherente con todos los anteriores.
-Será porque pensarán que al final esa deuda la van a pagar otros… Y los que van a cargar con eso serán otros gobiernos. No hay una explicación lógica. Salvo que uno esté pensando, y es legítimo pensar, que hay algún tipo de negociado, de interés individual, para desarrollar un proyecto que no resiste el menor análisis económico ni social. Porque ni siquiera se han exigido precisiones, y en este sentido la oposición tiene una responsabilidad muy grande. Decir: “Un momentito, este tren, ¿cuánto va a costar?”. Ya nos dicen y nos mienten en cuánto va a costar. Va a costar muchísimo más. Pero aparte, ¿cómo se paga? Uno dice: “Se paga con los ricos que van a viajar en ese tren”. No, un momentito, ¿cuántos ricos van a viajar en ese tren? Porque yo personalmente he estado hablando con gente que viene de Europa, y dicen que el tren bala está también en discusión en Europa, porque el número de pasajeros no alcanza para poder generar los recursos, y terminan subsidiándolo.
Entonces yo me pregunto: ¿vamos a subsidiar el pasaje a gente que puede pagar por el pasaje a lo mejor una vez y media lo que cuesta ir por avión?
-Intuyo la respuesta, doctor.
-Porque vos decís: “Voy a pagarlo en treinta años”. Fenómeno. Los primeros siete años no pago nada, construirlo lleva seis años, entonces al año siguiente empiezo a cobrar los pasajes y pago. Pero no, no dan las cuentas. El único lugar donde el tren de alta velocidad es redituable es en Japón. ¿Por qué? Porque hacen el cálculo que para poder hacer que sea redituable, necesitan 5 millones de pasajeros/año que utilicen ese tren. En Europa están en tres millones de pasajeros/año, por eso tienen déficit y terminan subsidiándolo. En Argentina el cálculo para el tren Buenos Aires-Córdoba es de un millón pasajeros/año. Seguro va a ser un desastre económico. Me refiero a desastre en el sentido de que va a ser oneroso, y vamos a terminar, en definitiva, pagándolo entre todos.
Entonces, esas cosas, ¿por qué tenemos que discutirlas ahora, que se firmó el contrato? ¿Por qué no lo discutimos antes, cuando había tiempo de pararlo de alguna manera?
-Va a venir Maradona a decir que se nos escapó la tortuga. Pero es otro clásico: subsidiar a las grandes empresas, mientras las chicas van desapareciendo. Algo de eso parece haber en el conflicto rural.
-Lo que pasa es que lamentablemente los sectores más chicos no están regularizados. Que es lo que pasa con la devolución de las retenciones para los sectores chicos. No pueden pedirlas porque están en negro. Y les resulta más negocio seguir en negro que blanquear y recibir el subsidio, la devolución de parte de la retención. Porque la devolución para los sectores pequeños es mucho mayor que el incremento que hizo el gobierno ahora. Es alrededor del 15%, y el incremento fue del 5%. De modo que debería convenirles. Sin embargo, no les conviene porque siguen operando en negro.
Los aliados del gobierno
-¿Cómo pensar el tema económico? Usted hablaba de crecimiento de exportaciones, PBI y demás, pero hay economistas, el indio Amartya Sen ya es un clásico, que sugieren que en realidad debería medirse el crecimiento de la sociedad, de su capacidad económica. Por más crecimiento que haya, si está concentrado en pocas manos, la sociedad está cada vez peor.
-Es así. Lo que pasa es que me da la impresión de estar en una batalla, con sólo ver lo que pasa en América Latina se nota. Lo que le pasa en Bolivia a Evo Morales, que está enfrentando prácticamente una división del país por querer, justamente generar un cambio en la distribución del ingreso. A Chávez casi lo liquidan. Le hicieron una revolución, lo metieron preso y pudo salir simplemente porque había base social como para sostenerlo. En esta batalla con el campo el gobierno demostró que no tiene, que ha errado totalmente en la búsqueda de aliados. El ex presidente se dedicó a organizar un partido político que, indudablemente es muy importante, que es mayoritariamente en el país, pero que no ha servido ni para movilizar a 5.000 personas.
-Volvemos a dudar sobre los números que nos muestran.
-Para juntar gente en la Plaza de Mayo tienen que pedir a los intendentes, algunos que son impresentables, que le traigan a la gente. Es gente con subsidio, muchas veces, y es lógico que vaya a esas marchas porque tiene temor a perderlo.
-Pero no es una movilización…
-¿Legítima? No, no lo es. Y yo creo que es un error político muy grave, porque no está generando un moviendo de apoyo real, porque la gente percibe que hay asignaturas pendientes muy gruesas. Muy gruesas.
Pero ojo, esto no quita que no haya habido cambios significativos en la economía, que no son menores. Generar los puestos de trabajo que se generaron no es algo menor. Lo que pasa es que la batalla es muy ardua, y yo creo que es muy larga.
Porque realmente, ¿cuánto bajó el trabajo en negro, en proporción? Muy poco. Seguimos teniendo casi la mitad de la gente fuera del sistema.
Yo no llamo pagar en negro las partidas no remunerativas que el Estado les paga a sus empleados, porque los registra. Estoy hablando del sector privado que paga en negro, y que para poder pagar en negro tiene que vender en negro.
Ahora, se imaginan ustedes qué cambio ha habido, si tenemos un crecimiento de impuestos que todos han leído en estos días, que ha crecido enormemente la recaudación total, en un mes creció casi el 80% respecto al mismo mes del año pasado. Y todos sabemos que el eje fundamental de la percepción fiscal es el impuesto al consumo. El IVA y otros impuestos vinculados al consumo. ¿Cómo sería la recaudación, si realmente toda la gente cumpliera?
¿Cómo sería si no hubiera la proporción de dinero negro que hay?
Italia vivió todo el período de crecimiento teniendo el 50% de la economía en negro. Pero usted no sacaba fuera de Italia un dólar, porque el día que lo sacaba le cortaban las manos. Es decir, ese dinero negro volvía a estar en el país, volvía a circular, a movilizarse. Como si dijeran: bueno, no le pago al Estado porque yo invierto mejor, pero no me lo llevo afuera.
Pero acá, con una economía extranjerizada y concentrada como tenemos, realmente lo que se va en regalías, en insumos importados y remisión de utilidades es una cifra importante.
-Hay números más positivos en la economía. Pero cuando uno va a al fondo de qué pasó en estos años, la otra hipótesis es: no se ha tocado la estructura que hace que ésta sea una economía concentrada, inequitativa. Lo contrario a lo que plantea el Grupo Fénix.
-Es que eso es una idea de lo que hay que hacer. No es diagnóstico.
-Si le sacamos la hojarasca mediática a lo que plantea del gobierno, usted decía que no percibe voluntad real de redistribución de la riqueza.
-No es fácil esto. No olvidemos que en 2001 nosotros ya teníamos extranjerizado prácticamente todo el proceso financiero, ahora un poco menos, y teníamos extranjerizada gran parte de la producción. No se olvide de que de las 500 empresas que más facturan, el 80% de ese volumen pertenece a empresas extranjeras, a filiales de empresas extranjeras.
Ahora, remover eso es un proceso muy difícil, y muy largo. De modo que yo creo que en muchos casos nos encontramos frente al temor de encarar acciones de fondo, por las dificultades, porque si esta batalla que llevó dos meses, mes y medio, generó esto, ¿se imaginan lo que va a generar si uno empieza a meter la mano en cada uno de estos sectores tan concentrados y extranjeros, muy poderosos?
La UBA y las mineras
-¿O será que pasa lo que usted contaba respecto a lo del tren, que al final el funcionario ve que viene por ejemplo una minera anunciando inversiones, y dice “metámosle para adelante”, sin pensar en lo que significa?
-El tema de la minería es un caso paradigmático para mí. Porque realmente la legislación vigente, que estoy seguro de que la redactaron las empresas, no tengo ninguna duda, se ha cubierto de tal manera que hasta ponerles las retenciones que les pusieron, que son del 5 y 10%, prácticamente nada con la rentabilidad que tienen, así todo las están objetando y están amenazando con ir al CIADI. Tienen articulado que se establece que no se les puede modificar ni un centavo de las tasas de impuestos que estaban vigentes en el momento que se firmó la ley. Y no se puede modificar el canon que pagan. Nada. Y un agravante: hay en este momento más de 450 emprendimientos mineros que abarcan toda la cordillera de los Andes, desde el norte hasta el sur, y en algunos casos en el centro del país.
-¿Por qué el gobierno no permite que haya una nueva ley que reemplace a la anterior, entonces?
-Primero, yo sostengo que eso es así, que debería haber otra ley. Yo participé de un grupo que se formó, pero descubrimos algo. No conseguimos prácticamente ningún geólogo ni ingeniero de minas en quién confiar. Todos están comprometidos con las empresas mineras. Todo el departamento de Geología de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, todos trabajan para las empresas mineras.
-No lo puedo creer.
-Con lo cual, ¿quiénes son los que están opinando que hay que cambiar las cosas? Sociólogos, politólogos, economistas, pero no expertos en el tema. Ese es un problema tremendo. El de la minería es un problema tremendo. Me pregunto por qué no hay una decisión política para hacer el cambio. No es porque no haya geólogos. Falta decisión política. Entonces van a aparecer los candidatos.
Sobre la minería en Argentina escriben más en el exterior que en Argentina. Hay institutos, centros de investigaciones, en Europa, que tienen muy analizada la situación. Yo no leí por lo menos ninguna propuesta que diga “acá hay una salida jurídica en serio”, que no terminemos en el CIADI con un juicio de 50 mil millones de dólares. Porque para atrás no podés volver.
El precio de la Constitución del 94
La legislación ya plantea una trampa…
-Y además, además, es una conclusión personal, la podemos discutir. Para mí, cuando se sancionó la Constitución del 94 se logró el apoyo de los gobernadores a cambio de esta disposición de este artículo que establece que todos los bienes no renovables de Argentina, en tierra, son propiedad de las provincias. Y a las provincias que les pagan un 3% de canon, al que para colmo le descuentan todos los gastos operativos, aparte, para ellos es mucho. Para Catamarca 70 millones de dólares al año es una cifra monumental. Y es nada al lado de lo sacan, además de que no sabemos lo que sacan.
-Las empresas declaran lo que quieren, sin control, sobre cuál es la extracción.
-No hace mucho, hace cosa de seis meses, la Dirección de Aduanas rehabilitó el laboratorio que determinaba la composición del barro que exportan las mineras. Lo que nosotros sospechamos es que en ese barro hay minerales sumamente valiosos, de muy poco volumen, pero que son muy valiosos para la alta tecnología. Pero no se declaran. Pero durante muchos años, sobre todo durante el gobierno de Menem, se trabajó sobre la base de declaraciones juradas que hacía un instituto certificador de Inglaterra. Sobre eso pagaban, lo que figuraba como exportación. Aparte de estar exentos de traer ni un solo dólar de sus exportaciones a Argentina.
Me quedó una cuestión, el tema de la Universidad. ¿Qué rol está cumpliendo la universidad pública?
-En esto de la minería, cómplice. Cómplice.
¿Es sólo complicidad económica? La universidad no tendría por qué tener esa complicidad.
-Están todos recibiendo… Voy a dar el ejemplo que yo recuerdo. El INTA, el INTA en el sur, pongamos. Imaginen los investigadores del CONICET trabajando, ganando 1.400 pesos por mes. Viene una empresa extranjera y les pide que le hagan un estudio, un desarrollo científico y les aportan un subsidio de una cifra que ni sueñan obtener del Estado. Ellos hacen su trabajo, se lo entregan a la empresa y se acabó. No hay ninguna legislación que obligue a las universidades, por ejemplo, que el fruto de sus investigaciones sean puestas a consideración de la sociedad. Pueden convenir que determinados trabajos y creación de conocimiento es propiedad de quien aporta los recursos para la investigación.
En Estados Unidos ese sueño de la propaganda que las empresas financian a las universidades para desarrollar investigaciones, es absolutamente falso. Las empresas tienen sus centros de investigación propios. ¿Por qué? Porque las únicas universidades que aceptan el monopolio del conocimiento adquirido en esas investigaciones son las pequeñas universidades. Harvard no recibe, Yale no recibe, Stanford no recibe, no aceptan hacerlo. Lo que sí aceptan es cuando el Estado les pide una investigación. Incluso no tienen escrúpulos en hacer investigaciones de carácter bélico. Todos lo sabemos.
Mendoza y San Juan en peligro
-En materia de minería, en definitiva que si no me equivoco no pasan de diez las empresas mineras reales en el mundo, en el mundo, tienen un gasto muy significativo –para nosotros, no para la producción que ellos tienen- en relaciones públicas. Cuando van a un lugar construyen un hospital, pintan escuelas. Y la gente cree que con eso están resolviendo algo. Después se dan cuenta de que no, que no tiene agua, que el agua no la pueden tomar, que tienen enfermedades por el cianuro que están usando, que a cielo abierto no pueden impedir el drenaje del cianuro, y del barro cuando termina la explotación. A tal extremo que casi todos los emprendimientos en el fondo son de esas pocas empresas. Pero casi siempre son empresitas filiales, con otro nombre, desde luego, y siempre consiguen quien aparezca como director o presidente, y en muchos casos han declarado la quiebra, porque uno de los costos más claros que tienen las mineras es cerrar la mina. Cuando termina la explotación tienen obligación de cerrar la mina. Ese hoyo fenomenal que abren lo tienen que recubrir con un costo muy elevado de membrana para evitar el drenaje, y eso no lo hacen bien porque tienen que reponerlo permanentemente por el desgaste. Y terminan causando daño, contaminación. Y hablo de Alemania, Sudáfrica, Estados Unidos.
Para tener una idea de lo que es ese agujero a cielo abierto que hacen las mineras, yo vi una foto de una mina en Rusia, que tienen prohibido los aviones y helicópteros pasar a menos de 3.000 metros de altura porque los chupa, porque tiene 7 kilómetros de diámetro y 7 kilómetros de profundidad.
En Argentina tenemos casos en las que se aceptó esta especie de extorsión de escuelas pintadas, como en San Juan, y otras que no, Esquel o Famatina, que se plantaron. Fueron las comunidades. Nunca fueron las clases políticas.
-No, ni las autoridades. Están cooptadas. Los recursos son tan tremendos que las empresas pueden comprar todo.
-Pero no compran a algunas comunidades que deciden…
-Las podrían comprar. Si aceptaran el precio. Si están fuera del mercado es muy difícil comprarlas. Yo estoy convencido de que en 10, 15 años, va a haber grandes dificultades con los viñedos en la zona de Mendoza. En San Juan, ni te cuento lo que va a pasar.
Para dar una idea de las universidades: en Minera La Alumbrera es socia la Universidad de Tucumán. ¡Es socia de la explotación minera a cielo abierto!
El reino del Banco Mundial y el BID
-En Santiago del Estero, la gente del MOCASE decía: queremos que nuestros hijos estudien, pero nos da un poco de miedo, porque les lavan la cabeza. ¿Cómo hacer para que los chicos puedan estudiar y capacitarse, y aprender, pero no aprender para terminar de pervertir o destruir lo que queda en esos lugares?
-Cuando uno habla de educación está hablando de eso, justamente. Cuando uno habla de educación esta hablando también de cómo hace para generar conocimiento endógeno de uso del país y para el país. Y eso significa por ejemplo, liberarse de todo financiamiento externo.
Nosotros tenemos ahora un Ministerio de Ciencia y Tecnología, que incluye la agencia de financiamiento de todas las investigaciones, de los investigadores; un presupuesto que ha crecido muchísimo. Resulta que todo ese dinero viene del Banco Mundial o del BID (Banco Interamericano de Desarrollo). Yo le diría que el actual ministro (José Barañao) que antes era presidente de esta agencia de financiamiento, hasta su sueldo se pagaba con recursos del BID. Creo que los únicos empleados de planta que vivían del presupuesto de la Nación era la gente de maestranza. Todo el resto cobraba fondos internacionales.
Lo que estoy hablando lo he visto, había que presentar un proyecto para financiar, con buen criterio, con espíritu, pero había que someterlo a la gente del BID. El que paga al músico elige la melodía. Seguramente financiarían proyectos que también les interesan a ellos.
No quiere decir que todos los proyectos sean malos. Pero lo que no hay es recursos propios para proyectos que al país le son absolutamente necesarios.
Parecería que nosotros generamos conocimiento y lo exportamos gratuitamente. Porque cuando al INTA lo contratan para estudiar una producción de semillas determinadas y las obtienen, ese conocimiento se lo dan a Cargill o a la empresa que pagó la investigación. Y eso es un producto del conocimiento exportado de Argentina gratis.
-Con respecto a ese panorama de lo económico que con algunos símbolos como la minería, la soja, uno se da idea de lo que está pasando… ¿habrá que empezar a tomar antidepresivos y resignarse, o usted percibe la posibilidad de reacción social?
-Yo creo que lo importante es esto: ir asumiendo esas responsabilidades.
Por ejemplo, en este tema del campo que se planteó, se generó un debate. Un debate en todos los órdenes, y me parece que eso es muy positivo, porque lo que comenzó como una cosa muy simple, “el Estado ladrón le saca la plata a los productores”, con el tiempo se fue clarificando. Cuando uno dice “sí, es cierto, un señor que tiene 150 hectáreas en la Pampa húmeda es un señor que está muy atado a las decisiones de las grandes corporaciones”, porque con 150 hectáreas no puede ir a comprar una cosechadora que cuesta 200 mil dólares para usarla un día, porque 150 hectáreas las hacen en un día. Depende de su contratista, que a su vez le dice: “No te preocupes, nosotros te hacemos todo”. Y le hacen todo, le calculan cuál es el ph del suelo para decir cuál es la mejor semilla, le proveen la semilla, los herbicidas –que ya saben cuáles son-, los nutrientes, todo. Después le cosechan, fenómeno. Y van y le pagan. Y le pagan un volumen que a este señor le viene bastante bien.
Este señor que protesta por las retenciones, ese señor tiene un patrimonio de un millón y medio de dólares con 150 hectáreas. Entonces, no es el obrero que está reclamando un mejor salario para poder vivir, poder vestir a sus hijos.
-Lo que decían en el MOCASE es: esta realidad del país sojero fue promovida por el gobierno. El gobierno dejó crecer esto.
-Claro. La tentación es enorme. Pero además hay una cuestión. Pensemos con realismo. Usted tiene un producto que produce una rentabilidad fenomenal a la tierra, que le permite valorizar la tierra de manera tal que desplaza a otros productos. Si viene alguien y le dice te doy 23 quintales de soja por hectárea para poder trabajártela, y a los 8 meses te la dejo para que vos siembres trigo o hagas lo que quieras, es una rentabilidad muy alta. Entonces, ¿cómo voy a convencer a un tambero que siga produciendo leche, o alguien que plante maíz u otro producto? Se hace muy difícil.
Entonces, lo que hay que hacer es bajar la rentabilidad de la soja, las retenciones cumplen fuertemente con esa premisa, y al mismo tiempo generar alicientes para que otros productos recobren una rentabilidad parecida a la de la soja, pero que le signifique de alguna manera poder tomar una decisión razonable.
Yo no soy experto en el tema (pero por lo que hablamos en estos días me convertí en experto), un hombre que tiene un tambo y decide hace soja, saca los alambrados para los potreros, saca las aguadas, todo lo de equipamiento e infraestructura lo liquida, porque la soja no necesita nada. ¿Cómo hace para volver, para que vuelva a hacer eso porque ahora la leche le va a dar igual o mejor rendimiento que la soja? Es muy difícil.
Este proceso no es tan simple como para decir “yo liquido la soja”. ¿Cómo hacés que eso se transmita a un hombre que tiene 50, 100, 200 hectáreas, y no se vea compelido a alquilar o a vender a esos grandes grupos financieros?
Lo que hace falta, efectivamente, es una política. Y es una tarea política clara. ¿En qué consiste fundamentalmente? Por ejemplo, recién ahora, después de todo este despelote, volvemos a hablar de precios sostén para la producción agraria. Condición fundamental.
¿Qué quiere decir “precio sostén para la producción agraria”?
-El Estado fija un precio a la producción básica, y el agricultor, el propietario, pueden decidir si se lo venden al acopiador, o si se lo venden al Estado. Eso sirve para que en la cadena de valor, hasta el producto de exportación, haya una participación mucho más equitativa, y no quede todo sobre los hombres del pequeño productor, que tiene muy poca defensa para poder pelear sus condiciones.
El otro aspecto importante, a mi juicio, es cambiar la ley de arrendamientos. La ley de arrendamientos te permite arrendar un campo por períodos muy breves. Se puede arrendar por ocho meses. Hago la cosecha de la soja, la producción de la soja, y me voy. Lo que queda no me importa. Es un negocio financiero. Puramente financiero.
Si yo le pongo un límite y digo: no puede haber arrendamientos menores a cinco años, ya el personaje que actúa como arrendador, ya es otro personaje, porque a ese hombre le interesa qué es lo que queda después.
Amén de algunas otras medidas que, a mi juicio, me parece que son fundamentales.
Una, indudablemente, es lograr que la producción esté absolutamente en blanco. Porque esto supone tener a la gente en blanco. Si hay una posibilidad de que no sea así, no la van a tener.
Y la tercera cosa que haría, aparte de modificar la ley de impuestos, o sea la reforma tributaria, que también es algo de lo que se viene hablando pero no se hace, yo pondría de vuelta el impuesto a la herencia.
El impuesto a la herencia ha sido, en el mundo, el gran divisor de la propiedad. Sobre todo de las grandes propiedades agrícolas. Habrá que ver como se redacta, porque por la vía de las sociedades anónimas existe mucha posibilidad de evadir ese impuesto a la herencia. Pero ese impuesto que sacó Martínez de Hoz, por eso, justamente, reinstalarlo es absolutamente imprescindible para ver si se puede resolver este problema de la tenencia monopólica de la tierra.
Sobre fierros y organización social
-Queda la sensación de que al final, los que mejor se pudieron plantar frente a estas cuestiones fueron comunidades como la de Esquel, Famatina, Gualeguaychú, que dijeron “basta de esto”, ahí se armó la discusión sobre el modelo económico. En cambio este tipo de medidas que usted menciona, más de tipo político, técnico, uno se queda más escéptico respecto a que haya una voluntad real…
-Es que la voluntad hay que imponerla. Yo creo que no hay otra forma.
Para cambiar las cosas en serio hay dos caminos. Uno son los fierros. Algunos países lo han hecho. No sé si lo han podido mantener. Y otro camino es exactamente el de la organización. Si la sociedad civil, la sociedad en general no asume su rol, no recupera partidos políticos. Yo creo que recuperar partidos políticos es recuperar pensamiento ideológico común para que comunidades puedan ejercer una mirada determinada, no importa si es la correcta o no es la correcta, es el debate. Pero me parece que si no hay organizaciones políticas fuertes funcionando, no va a haber grandes posibilidades de grandes cambios.
-Ya que nombramos Famatina, Gualeguaychú, Esquel, ellos no quieren a los partidos políticos, porque se imaginan que si viene el partido se diluye el reclamo. Pero a la vez ellos son una acción política.
-Tienen que asumirlo. Es lo mismo que decir que nosotros no tenemos acción política. Nuestras posiciones son claramente ideológicas, claramente políticas.
-Incluso desconfiar de los partidos políticos.
-Yo creo que se han destruido los partidos, y lo que se están generando ahora son alianzas muy espurias y de una duración, ya no hablemos limitada… No duran nada, son simplemente prebendarias.
-Se ha convertido el político en una especie de oficio.
-A veces, cuando se hace el debate sobre las listas sábana, que es un debate político importante, veo que en Brasil, que no hay listas sábana, los políticos se pasan de partido de la noche a la mañana, con armas y bagajes. De repente usted dice: ¿este estaba en el MPB?, no, ahora está en el PT… y hace cuatro años estaba en otro lado. En cambio la lista sábana tiene la ventaja de que hay un compromiso político, porque lo presenta un grupo, que asume una responsabilidad. Es de suponer que en un país civilizado presenta un programa, un compromiso político, etc. Entonces el individuo ya no es el individuo que decide lo que se le da la gana, está sometido a una disciplina partidaria. Y me parece que es un camino que va a haber que recorrer. Solo que hay que participar, porque si dejás a los políticos profesionales, van a seguir trabajando de acuerdo a su propia mirada, muy particular…
-De conservar el empleo.
-No solamente de conservar sino de acordar y acordar, siempre acordar. Realmente, se diluye hasta lo ideológico. Yo me pregunto, realmente, ¿cuál es el límite? ¿Cuál es el límite ideológico que tienen hoy los partidos políticos?
Vamos a buscar un ejemplo de gente honesta, que uno puede pensar que es razonablemente desinteresada. El Partido Socialista. Tiene adentro tres grupos claramente diferenciados, pero no están diferenciados por la praxis que les indica a unos hacer tal cosa y a otros otra. No, no. Tienen posiciones diametralmente opuestas. Incluso hay un sector que está ahora claramente vinculado con sectores de la derecha. Entonces uno no entiende nada. Le diría que al Partido Comunista le pasa lo mismo. Y ya no hablemos del radicalismo, porque dentro del radicalismo tienen el karma de tener que recuperar algo de un caudal político importante, entonces como el caudal que le queda ahora está vinculado al agro, porque el poder del radicalismo, prácticamente está en los pequeños pueblos, las pequeñas ciudades, se alineó directamente. Lo veía secretario general del partido radical hablando en un seminario de una fundación alemana de derecha. Ya no hay límites. Entonces la gente mira y desconfía. Y tiene razón en desconfiar.
-Y empieza a haber una confianza en el vecino con el que puedo realizar una actividad.
-Lleva el camino hacia el asambleísmo, hacia los grupos horizontales, a la toma de decisiones, que tampoco son precisamente los que pueden manejar las cosas con mayor criterio.
-Pero en el caso de Famatina, Gualeguaychú, Esquel, tantos otros, son esos grupos los que plantaron la cosa.
-Pero hay algo más que plantear. Hay que plantear una forma de gobierno, y ahí viene el problema.
-El que viene a plantear una forma de gobierno es el que es discutido porque es sospechado por estas cosas que usted dice. La opción es que vaya inventándose un mecanismo nuevo.
-Es cierto, porque hay sectores que logran copar determinados grupos y aparecen como dirigiéndolos y los terminan diluyendo, porque los someten a los intereses de ese pequeño grupo político. Es muy complejo esto. Va a llevar tiempo. Pero es crucial pensar y debatir este tipo de problemas, si es que aspiramos a poder hacer algo más que quedarnos mirando lo que hacen los que mandan.

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Una larga marcha que va del Impenetrable chaqueño a la Capital -casi 300 kilómetros- reclama la entrega urgente de comida para merenderos, comedores y programas sociales al gobierno provincial. Además, señala al nacional bajo la consigna “Milei: basta de hambre, ajuste, entrega y represión”. Hoy dos columnas que provenían de distintas comunidades se unieron y dormirán en Castelli; mañana siguen, mientras arman los petitorios y conforman una Multisectorial de campesinos, comunidades originarias, sindicatos, productores y hasta la Iglesia.

Informe: Luchas del Chaco

El hambre y la falta de respuestas impulsan la larga marcha de las comunidades del Impenetrable chaqueño. Hoy y luego de recorrer a pie 50 kilómetros las dos columnas en que se organizó esta marcha acamparon en Castelli, a casi 300 kilómetros de Resistencia, a donde se dirige esta protesta para exigir que el gobierno provincial entregue comida para los merenderos, para los comedores escolares y para los programas de asistencia alimentaria.

Este jueves 8 de agosto una columna partió desde Miraflores y otra desde Bermejito. Cada una se nutrió de comunidades del Impenetrable. Hoy y en un emotivo encuentro, las dos columnas se abrazaron en la entrada de Juan José Castelli, luego de caminar durante casi dos días. Denuncian así la dura situación que se vive en el Chaco: el hambre y la falta de comedores escolares y comunitarios. La multitud, que provenía de diversas comunidades, marchó por la ciudad bajo la consigna: “Milei: basta de hambre, ajuste, entrega y represión”.

La columna de Miraflores estuvo compuesta por personas de Fortín Belgrano, Sauzalito, Sauzal, Vizcacheral, Misión Nueva Pompeya, Wichí, entre otras, mientras que la columna de Villa Río Bermejito reunió a habitantes de El Espinillo, La Leonesa, Las Palmas, Pampa del Indio, parajes rurales y localidades aledañas.

Ahora se encuentran acampando en el acceso de Castelli y se preparan para armar los petitorios y convocar a la Mesa Intersectorial, que estará integrada por campesinos, originarios, asociaciones comunitarias, asociaciones sociales, iglesias, pequeños productores, intendentes, etc..

El objetivo es claro: que se abran las negociaciones con el gobierno de la provincia y se de respuesta urgente a las demandas alimentarias.

Continuará…

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La procesión por dentro: 8va Marcha de San Cayetano

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Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Desde temprano en Liniers, hasta la Plaza de Mayo, miles de personas peregrinaron una vez más bajo la consigna Paz, Pan, Trabajo, Tierra y Techo. En la Plaza se calculó, moderadamente, 200.000 personas. La descripción de un desastre social durante esa procesión, en la voz de quienes encarnan la falta de esos cinco derechos básicos ausentes. El avance de lo narco como símbolo de lo único que progresa en los barrios ante la falta de trabajo y de futuro. Los comedores sin comida. Los mayores, las mujeres y los niños: quienes más sufren. El lugar de la educación y de la democracia. El tejido social roto, mientras la organización contiene lo que puede. El hambre como un crimen, y la protesta criminalizada. El Nunca Más para los derechos humanos de ayer, de ahora y siempre.

Por Lucas Pedulla. Fotos de Juan Valeiro para lavaca.org

Oración: 

“¡Oh Glorioso San Cayetano! Padre de la Providencia, no permitas que en mi casa me falte la subsistencia y de tu liberal mano una limosna te pido en lo temporal humano”.

Susana vende espigas con la estampita de San Cayetano en Liniers, frontera entre el conurbano y la Ciudad de Buenos Aires, pero no dice ningún precio. “Vendo por lo que me quieran ayudar, algunos me dieron 100 pesos, otros 200”, dice, 41 años, vecina de Merlo, a ocho estaciones de tren de este Liniers que, a las 8.30 de la mañana, se está preparando para una nueva peregrinación, como hace ocho agostos, a Plaza de Mayo. 

La procesión por dentro: 8va Marcha de San Cayetano

Fotos de Juan Valeiro para lavaca.org

La bandera de la cabecera retoma el tríptico que reza esta estampita (“Paz, Pan y Trabajo”) y le suman dos urgencias más: “Tierra y techo”. Pero a Susana se le cae la primera lágrima, simplemente, cuando se le pregunta cómo está: “Tengo a mi hijo en la cárcel de Marcos Paz hace cinco años. Estoy criando a mis dos nietos y no cobro nada. La señora lo dejó. Tengo que salir a la calle a changuear, para traer el sostén, pero no me alcanza: lavo ropa, limpio veredas, corto el pasto, cartoneo: lo que sea. Los comedores a veces te dan, a veces no. A veces encuentro muchos bichos en el alimento. Tengo una nieta celíaca. Estamos muy mal”.

Vive en una villa, costeando el río. “Ayer me robaron una garrafa”, dice, y llora por lo que eso significa este año en esta época en este país. “Un envase está caro, 12 mil pesos, pero ellos lo venden por nada, por droga, y yo no tengo con qué cocinar. No tengo palabras para este Gobierno. Estamos olvidados”.

Así arranca la procesión.

Fotos de Juan Valeiro para lavaca.org

Mano amiga

Frente a Susana, sobre la avenida Rivadavia, se acomodan las columnas. La primera impresión es que la convocatoria es menor en comparación con años anteriores, aunque la mayoría de los movimientos sociales llamó a concentrar directamente en Plaza de Mayo. Al arco de organizaciones que integran la Unión de Trabajadoras y Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), se plegaron sindicatos de la CGT, las dos CTA y organismos de derechos humanos. La otra diferencia con años previos es que la marcha caminará los 14 kilómetros por un solo carril, custodiado por cordones de policías de la Ciudad que dejan así una imagen que algunos comentan con una sonrisa: “Los policías también peregrinan”.

Alejandra tiene 36 años e integra un comedor en Dock Sud, Avellaneda, en la frontera sur del conurbano. “No tenemos alimentos. Sólo el municipio nos da, pero no alcanza, y la escena que vemos todos los días es Doña Elsa, la cocinera, tratando que la comida alcance para todos”. ¿Cuántos son? “Más de 200 familias por día. La gente trae el hambre, la pobreza, un abrazo. Eso es lo que necesitamos en este momento: una mano amiga”.

La procesión por dentro: 8va Marcha de San Cayetano

Fotos de Juan Valeiro para lavaca.org

Piensa lo que significa el hostigamiento del Gobierno a organizaciones sociales, la persecución a sus dirigentes, el vaciamiento a los comedores: “No quieren vernos unidas. Nos tiene como enemigos y el objetivo es que las personas también nos vean así. Pero somos las organizaciones sociales las que estamos en el barrio y llevamos adelante las políticas públicas que propone el Estado. Pero este Estado no propone nada, y sin política pública solo estamos nosotras, tratando de que el barrio la pase menos mal”. 

Cuál es la salida: “Estar en la calle y seguir haciendo fuerza en comunidad”.

La tarifa narco

Otra dimensión la aporta Hugo, trabajador de la rama de Construcción en el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) en González Catán, partido de La Matanza, que caminará los 14 kilómetros de Liniers a Plaza de Mayo con una carretilla: “Representa a miles de trabajadores que hoy se están quedando sin laburo por las políticas de este Gobierno”. Cuenta que el barrio está difícil, y que ante la falta de trabajo y de changas los vecinos ya no tienen para parar la olla: “Y donde no está el Estado ni hay trabajo, el narco avanza”.

En el barrio lindero al suyo, en enero, se produjo la masacre de Catán, donde cinco vecinos fueron asesinados emboscados por un grupo que buscaba controlar la toma de un barrio. “De alguna manera somos los únicos que estamos conteniendo esa problemática. La cosa se visibilizó mucho pero quedó en la nada, y muchos vecinos se fueron por miedo. Nosotros tratamos de contener: hoy los chicos no pueden cargar la SUBE para ir al colegio, ni comer una buena comida a la noche, y eso les impide estudiar. Hay muchos pibes que están sin una orientación de cómo va a ser un futuro. Las familias están destruídas, muy rotas”.

Qué significa allí lo narco: “Es una pata más para que lleven a cabo sus políticas y destruir directamente al pueblo, rompiendo el tejido social”. 

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En Catán, cuenta, a un chico le están ofreciendo entre 20 mil y 30 mil pesos por día por vender. Al mismo tiempo, una vecina del barrio 21/24 coincide en la misma cifra: 20 mil pesos por hacer de “campana”, en turnos de cinco horas. “¿Me vas a decir que el Estado no lo ve? -pregunta Hugo-. Lo vemos nosotros, que avanzan y avanzan, y agarran a nuestros hijos de soldado, porque un chico que no puede comprarse unas zapatillas termina en manos de ellos”.

Turnarse para comer

Jessica tiene 33 años y trabaja en un comedor de la Corriente Clasista y Combativa (CCC) en el barrio Tierra Alta de Malvinas Argentinas, al norte del conurbano: “El otro día se nos desmayó un abuelito. Fue a pedir comida el martes y se nos desmayó porque el último bocado que había comida era del sábado”. 

Antes abrían todos los días, pero la crisis de los alimentos los obligó a reducir a martes y jueves. Están cocinando una olla de 120 litros: “No alcanzan las 100 porciones diarias para la fila del hambre que se arma del barrio”. En esa fila se cruza con vecinos que votaron a Milei en las elecciones de 2023 pero que, dice, le comunican su desilusión: “Sobre todo los que pasaron de pagar 6000 pesos de luz a que les llegue una boleta de 150 mil”.

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Otra escena de esta crisis: “Mi hijo me contó que en su escuela se tuvieron que turnar para ver quién se lleva la caja de mercadería: tiene aceite, harina, arroz, lata de arvejas. Antes llegaba para todos, no te salvaba el mes, pero era una ayuda. Ahora, de los 30 cupos, llegan 10, y tienen que ser los niños mismos los que evalúan”.

-¿Cuántos años tienen?

-Once años.

Cuándo se va este hombre

La marcha continúa. En las esquinas se paran vecinos y vecinas de los barrios a filmar la movilización, otros salen a las puertas de sus negocios ya con los celulares en mano. A la altura de Caballito, el cordón de policías de la Ciudad que peregrina desde Liniers cambia de guardia. “Perdón, ¿estamos en democracia?”, pregunta un señor por la cantidad de efectivos, y se marcha meneando la cabeza. Otro cuenta que está haciendo un streaming para Alemania. ¿Es periodista? “No, terrorista: soy jubilado”, dice, e informa que en Plaza de Mayo hay mucha gente. Ale, 35 años, es paraguayo, y mira todo al lado de su moto con mochila de Rappi esperando que llegue algún pedido. “No opino de política”, dice, y sólo informa que estar todo el día arriba de la moto le da “el doble de dinero” que su anterior trabajo en la construcción: “Así estamos”, remata. A Llelicsa le preocupan mucho “los abuelitos que duermen en la calle”, pero confía que la cosa va a mejorar: “Soy venezolana”.

Ana, argentina jubilada de 70 años, mira con seriedad, aunque a simple vista no es posible determinar si con aprobación o con rechazo. ¿Qué piensa? “Milei parecía muy bueno y se ganó la confianza del pueblo diciendo que iba contra la casta, pero realmente está en contra de los trabajadores”, dice. Una duda: ¿entonces no lo votó? “Yo no voto por principios, pero creía mucho en lo que decía -responde-. Yo cobro la mínima, los pobres son cada vez más pobres, y encima no atiende a los discapacitados. Además se pelea con todo el mundo, habla groseramente de todos, humilla a hombres y mujeres”. 

Cuenta su dieta: “Como una comida al día. Tomo mi desayuno, que es un café con unas tostadas. Después, a las tres o cuatro de la tarde me hago un almuerzo. Tipo seis me tomo unos matecitos. Y a la noche avena con mitad agua y mitad leche, si es que tengo leche. No llego con 260 mil pesos, ¿vos entendés?, y eso que trabajé toda mi vida”.

¿Conoce otras personas desencantadas como ella? “Totalmente”, suspira.

¿Y qué dicen? “Todo el tiempo están pensando cuándo se va este hombre”.

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El chipá y la arrepentida

La peregrinación llega y es aplaudida por una Plaza de Mayo llena. Los organizadores calcularon con moderación: 200.000 personas. La columna ingresa por Avenida de Mayo. Uno de los que entra es Tomás, otro de los caminó desde Liniers, aunque no milita en ninguna organización: acompañó todo el trayecto vendiendo dos roscas de chipa a 1.500 pesos. “Trabajaba en un restorán en Rivadavia y Jujuy, pero cerró el año pasado y desde entonces no encuentro laburo: repartí CV en un montón de lados pero no te llama nadie”, dice, y cuenta que se la rebusca con estas changas. 

Vive en el barrio de Congreso con su mujer: “Ella votó a Milei”. ¿Y qué piensa hoy? “Está arrepentida: tiene que ir a limpiar tres o cuatro casas y pagar un montón de transporte. No le da la plata”, dice y se detiene porque dos personas se le acercan a comprarle chipa.  

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¿Qué es hoy lo emocionante?

Sobre el escenario empiezan los discursos. El secretario general de la CTA Autónoma, Hugo “Cachorro” Godoy, destaca la unidad expresada en esta convocatoria por las centrales sindicales. Por su parte, el secretario general de la UTEP, Alejandro Gramajo, llama a continuar la lucha “con la fuerza de la paz, el amor, la solidaridad y el compromiso militante de cada compañero y compañera”. Y la Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Taty Almeida, una de las convocantes, lee un comunicado, al lado del Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel: “Es emocionante ver nuestra querida Plaza de Mayo llena de personas que estamos exigiendo basta de hambre”. 

El comunicado habla del hambre, de miseria planificada, de la pobreza y la indigencia, y la destrucción de derechos en medio de discursos de odio y visitas a genocidas. A su vez, reclama por el esclarecimiento del asesinato de Susana Montoya en Córdoba.

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Reproducimos sus palabras:

  • “Esta misma Plaza nos vio surgir como colectivo de Madres en plena dictadura en búsqueda de nuestros hijos e hijas, reclamando su aparición con vida. Y siempre lo decimos: nuestros 30.000 lucharon por una Patria justa, libre, soberana y solidaria. Quienes estamos hoy acá levantamos las mismas banderas. Por eso decimos: ¡el hambre es un crimen!”
  • “El gobierno de Milei y Villarruel está sometiendo al hambre y desocupación a miles de familias en todo el país. En ocho meses de gestión, llevaron a la pobreza a más del 55 por ciento y la indigencia a más del 20. No son sólo números: es la historia de cada familia que ya no puede tener un techo, que no puede poner pan en la mesa, que no tiene trabajo, porque nos gobierna la crueldad”. 
  • “A la destrucción de los derechos, se suma un plan de persecución y represión a la protesta social, criminalizando a la oposición y buscando impedir cualquier forma de resistencia. La miseria planificada ha vuelto a ser parte de un gobierno. Esto sucede en un contexto de discursos y prácticas de odio, negacionismo y hasta apología del terrorismo de Estado, y cuando diputados oficialistas se juntan con genocidas para planificar la impunidad. Como organismos de derechos humanos, reclamamos justicia por el asesinato de Susana Montoya en Córdoba. También reclamamos protección para su familia ante las amenazas recibidas”. 
  • “Todos los derechos están en peligro con este gobierno. Los sociales, los económicos, los políticos, los culturales. Porque gobiernan para un sector muy reducido del país”.
  • “Estamos aquí también para exigirle, para reclamar de manera urgente que Milei y Pettovello entreguen la comida. Porque si el hambre es un crimen, los que esconden la comida en los galpones son criminales”.

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Roberto de la Cruz Gómez, detenido por manifestarse contra la Ley Bases: “El miedo no construye ningún derecho”

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Fue detenido por manifestarse en contra de la Ley Bases y, desde entonces, está preso en Ezeiza desde hace casi 2 meses (al igual que Daniela Calarco Arredondo) con casi nula atención judicial: la defensora oficial no le llevó ni una copia de la causa, pero sí la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), cuyos representantes son los únicos que lo visitan.

Pidió a la jueza María Romilda Servini que lo reciba para que le muestren las pruebas que justifican su detención; si no lo consigue asegura a lavaca que iniciará una huelga de hambre.

En esta entrevista brinda su versión de los hechos, sin vueltas: “No tengo nada que ocultar, porque yo no hice nada”, afirma este hombre de 44 años que pasó de vivir de Grand Bourg a su lugar de trabajo porque no podía pagar el aumento del transporte.

El momento de su detención, filmado por lavaca. Su causa como un “libreto”, que pasó de acusarlo de terrorista y responsable de un golpe de Estado, a resistencia a la autoridad y daños a bienes públicos. Su versión sobre la supuesta foto que lo incrimina. Su historia, su conciencia, y su lección: “Quédenese tranquilos, si quieren manifestarse hay que salir, no tengan miedo: el miedo no construye ningún derecho”.

Por Franco Ciancaglini

“¿Me aguantás que traigo una silla?”

Roberto se prepara porque sabe que la charla se viene larga. Está ávido de contar su versión de los hechos que lo tienen hace 56 días preso en el penal de Ezeiza. Al final de la charla, cuando le pregunto si quiere omitir algo de lo que hablamos, dirá sin vueltas: “No, no: poné todo. No me perjudica en nada, porque te digo la verdad: no hice nada. No tengo nada que ver”.

A continuación, lo que hizo y lo que no hizo Roberto de la Cruz Gómez el día de la votación de la Ley Bases en el Senado.

Y lo que piensa.

País en picada

La charla con Roberto (44 años) ocurre el mismo día en que se anuncia la instrumentación de parte de la Ley Bases. Y esa es una conexión que trae él, prendido a las noticias que transmite la tevé del Módulo 5 Pabellón 6 de la cárcel de Ezeiza: “¿Te enteraste lo del colectivo?” comienza relatando otra noticia ocurrida en Florencio Varela: “Cargaron el colectivo con tanta gente que se rompió el piso mientras iba andando, un muchacho se cayó al asfalto y el colectivo lo pisó con las ruedas, se murió”, relata, azorado.

¿Qué simboliza para él esta muerte? “Que el país se está yendo en picada. Que la gente se va a ir cayendo muerta. Que tenemos un Estado ausente, que es imposible viajar, imposible llegar a tu trabajo, volver a tu casa. Que te llenan de aumentos. Ese colectivo no estaba en condiciones de viajar, y así van a ir pasando cosas… Es la primera muerte de un trabajador”.

Roberto tiene una lectura de la realidad capaz de conectar hechos aislados como parte de una misma trama: lo llamamos para hablar de su caso, pero él habla de quienes –como él– también están sufriendo. “En este gobierno hubo muchas muertes por esto, como por no recibir los medicamentos oncológicos”, sigue sobre esta realidad silenciosa que acaso es parte del sistema en el que –sabe– él está encarcelado.

Otra noticia, mientras la da un sorbo al mate: “Hoy leí también que una de cada cinco personas es indigente. Esa gente está metiéndose adentro de los tachos de basura. Está pidiendo comida, vendiendo medias, porque se hace imposible vivir. Hay por lo menos tres jubilados que se han suicidado, uno incluso escribió una carta diciendo que así no podía vivir más”.

Roberto de la Cruz Gómez, detenido por manifestarse contra la Ley Bases: “El miedo no construye ningún derecho”
Roberto de la Cruz Gómez, en una foto que él mismo subió a su Tik Tok.

La vida antes de la cárcel

Roberto es de Grand Bourg. Tiene 44 años. Hasta el momento de su detención trabajaba en una panadería del barrio porteño de Once, a dos colectivos y un tren de su casa: 2 horas por viaje. Cumplía las 8 horas, 6 días a la semana incluyendo los feriados, ya que las panaderías casi no cierran.

Cuando responde cuánto ganaba, avisa: “Agarrate Catalina: ganaba 5.700 pesos por día, por 8 horas. Me pagaban por quincena”.

No hace falta sacar muchas cuentas para entender que no llegaba ni al ya devaluado sueldo básico.

En febrero, según la resolución 5 del punto 3 firmada por el secretario de Transporte, se dispuso un aumento en trenes y colectivos según un esquema que sigue aplicándose hoy para más aumentos. Hasta aquel momento –mes y pico antes de la sanción de la Ley Bases– el boleto de tren que pagaba Roberto pasó a 200 pesos y el de colectivo, a casi 100. Alrededor de 600 pesos por día que Roberto debía sacar de su sueldo (le quedan 3.900 x por día) solo para llegar al trabajo. “Me tengo que comprar un aceite y me sale 2 lucas. Carne no como. El pan, la sal… era vivir para comer. Nada más”.

Roberto pensó una variante para no perder el trabajo: irse a vivir a la panadería. “Cuando empezaron a subir las cosas hablé con el dueño y le dije: mirá, se me hace imposible con el viaje, ¿me das la oficina para armarme una pieza? Me dijo que si, que no tenía ningún problema. Mi día franco volvía a mi casa; después vivía lamentablemente ahí”.

El día de la sanción de la Ley Bases cayó 12 de junio, miércoles, día de franco.

El día de la detención

Su voz del otro lado del teléfono suena paciente y reflexiva, tal vez producto de que el tiempo en la cárcel abunda, pero además habla con la seguridad de quien se sabe víctima de una injusticia.

Roberto no pierde su lucidez ni la conciencia de por qué llegó allí: “Yo fui a manifestarme contra la Ley Bases, no te voy a decir que pasaba por ahí”. ¿Por qué se manifestó?: “A mí no me convenía por la ley de trabajo, que justo hoy veo que están por instrumentarla”.

Roberto había ido a la plaza ya el día martes después del trabajo (sale a las 21), porque algunas organizaciones anunciaban una vigilia. Tenía una bandera de argentina a la que ató a un palo y sobre la que escribió con marcador, sobre la mesa de la panadería, una leyenda:

–“No a la Ley Bases. Patria si, colonia no”.

La llevó tanto ese martes de noche como al día siguiente, temprano por la mañana.

Dio unas vueltas por Congreso, y se sorprendió por el desmedido operativo de seguridad. “Me fui a comer a mi trabajo, y volví de nuevo a la Plaza”, cuenta. “Cuando volví ya había una humareda, se ve que habían prendido fuego un auto. Ni me acerqué. Llegué y salí una cuadra antes de Sáenz Peña. La policía había cruzado el vallado hasta justo frente a Congreso, a Callao, y habrán hecho tres, cuatro pasos para adentro. No avanzaban, se quedaban ahí tirando balas de goma. Y la gente no salía corriendo, se estaba escondiendo de las balas y de los gases, atrás de unas vallas. No era una barricada, era para cubrirnos de los gases. No la pusimos ni nosotros, estaba ahí. Y el palo era mi bandera”.

Roberto grafica el momento que, supuestamente, quedó sellado en una foto que figuraría en la causa; él no la vio personalmente: “Hasta el día de hoy no me mandaron la causa. La abogada (la defensora oficial Florencia Gabriela Plazas) me dijo que no me la podía traer porque no tenía presupuesto para imprimirla…”.

Sobre la foto: “Lo único que tienen es una foto mía con un palo junto a otros manifestantes. Ese palo era de la bandera que había hecho el día anterior. Supuestamente dicen que estaba agrediendo a la policía desde ahí. En la foto se ve que ninguna de las personas estaba con piedras, ni botellas ni nada”.

A Roberto lo detendrían más de una hora después de ese suceso, momento captado por lavaca:

Sigue su relato: “De ahí empieza a avanzar la policía para seguir tirando. Empezamos a ir para atrás, había jubilados que decían: ‘Vamos a quedarnos’. Yo les decía: ‘Mejor vámonos’ y empezamos a sacar a la gente porque pensamos que iban a venir las motocicletas: a esas no les importa si estabas manifestándote o no. Seguimos retrocediendo, diciendo, ¿hasta dónde van a tirar balas? Llegamos hasta 9 de Julio. Ahí estaban las motos, la Policía Federal. Estaban deteniendo personas, había un grupo de chaleco azul que manoteaba gente”.

El relato de Roberto coincide con el de todos y todas las detenidos: mientras la policía tiraba, las motos amedrentaban y policías de chaleco azul cazaban arbitrariamente. Son famosos los casos de vendedores ambulantes o de un joven que salía del subte y quedaron detenidos. La 9 de Julio, a varias cuadras del Congreso, podía parecer una zona de descanso frente a la Plaza Congreso. Fue en cambio el lugar, o la trampa, donde la policía esperaba para la mayoría de esas detenciones.

Roberto: “Entonces volvemos por donde veníamos, de nuevo hacia la Plaza. No había por donde salir. Cuando me vuelvo llego hasta Sáenz Peña y pregunto si se puede pasar para el otro lado, habían hecho un cordón. Digo: yo soy manifestante, quiero pasar del otro lado. No, no se puede pasar, no se pasa más, no pueden entrar más a la plaza”.

Y entonces, la detención: “Al lado del cordón me agarran, no es que me corrió la policía ni nada”.

¿Resistencia a la autoridad? “No me resistí para nada, le dije ‘pará, pará’, y se me tiraron encima, me caí con el codo y uno me pisó y me sacó las zapatillas pisándome; les pedí que me pasaran la zapatilla y me la dieron. Me ataron con un precinto y me llevaron corriendo con una zapatilla menos, yo tenía la otra en la mano, estaba toda la plaza mojada, llegué lleno de barro”.

El mundo del revés: “Si ellos no hubiesen empezado a reprimir, no pasaba nada. Y si yo no me acercaba, no me detenían, yo solo quería pasar para el otro lado. Yo no tengo por qué irme corriendo”.

Roberto fue llevado al lugar donde estaba el resto de los detenidos, sobre la calle Hipólito Yrigoyen, justo al lado del Congreso; a metros, mientras tanto, las y los senadores sesionaban. “Ahí estaba Remigio (Ramón Ocampos, 64 años, también detenido), el famoso parrillero, las tres chicas… Ah, importante: a mí no me leyeron los derechos en ningún momento. No podían encontrar testigos, como no encontraron a nadie me subieron adentro; en la causa dice que vinieron dos personas y es mentira”.

Luego de lo que Roberto calcula fue una hora, les avisan que serían trasladados a la Superintendencia de Investigaciones Federales, ubicada en Lugano. En el camión celular ocurre una escena insólita: “Yo tenía todavía mi celular. Entonces le dije a un amigo que me estaban llevando detenido. Y le aviso al dueño de mi trabajo: “Dani, por ahí llego más tarde a trabajar mañana”. Porque cundo me pregunta por qué me llevan detenido, me dicen ‘por resistencia a la autoridad’”. Pensé: bueno, mañana me largan”.

Al rato del viaje, su celular vuelve a sonar. Era su amigo. “Me dice: ‘¿Estás ahí con el parrillero? En el noticiero está saliendo que vos sos terrorista’. ¡Ni siquiera habíamos llegado a Lugano!”.

En paralelo, el presidente Javier Milei felicitaba a las fuerzas por haber parado un golpe de Estado y acusó a los detenidos de terroristas.

En Lugano, los “terroristas” eran alrededor de diez. “Estábamos todos sentados hablando. Algunos ya venían con la causa inventada. Yo dije: ‘A mi me detuvieron queriendo pasar de un lado a otro’. El parrillero dice: ‘Yo estaba subiendo la parrilla y me tiraron al piso’… Le preguntamos a la policía y nos dicen que estábamos detenidos por resistencia a la autoridad. A todos los detenidos nos dijeron eso. Y es más, ahí en Lugano es donde el comisario dijo: mañana se van, quédense tranquilos”.

Desde entonces lleva 56 días preso, al igual que Daniela Calarco.

El “terrorismo” y los palazos

¿Qué pensás de que el Presidente te dijera terrorista?

Me causa gracia. Porque de verdad creo que este tipo (por Milei)… él fue a Israel, él sabe lo que son los ataques terroristas… Ataques terroristas son los que hace Israel con Palestina, lo que hace Palestina con Israel, es lo que pasó en la AMIA. Prender fuego cosas (por la gente que prendió fuego) no es un ataque terrorista. Yo encima ni eso hice. Creo que el tipo vive en una fábula”.

Enumeración: “Después de terrorismo pasó a hablar de golpe de Estado. Después, supuestamente, sedición. Y más tarde el cargo bajó a intimidación pública”, cuenta sobre las tipifaciones de los delitos que supuestamente cometió. De ninguno el poder judicial pudo reunir pruebas y finalmente los cargos por los cuales se justifica su detención son “resistencia a la autoridad” y “daños a bienes públicos del Estado”. Los mismos que pesan sobre Daniela Calarco.

¿Es una causa armada? “No lo pensé. Son libretos, no son causas. Me inventaron cuatro causas y no me pudieron comprobar nada. Lo único que tienen es una foto con un palo, y no estoy rompiendo nada. Así que de daños no tienen nada. Y resistencia a la autoridad, es imposible. Si estaban con balas de goma, con Gendarmería, ¿cómo me voy a resistir?”.

Frente a la represión, Roberto sabe que estar ahí era su derecho: “Yo me como un derecho y me tiraron gas pimienta, balas de goma…”. Otra mirada sobre las operaciones: “Según Patricia Bullrich el kirchnerismo quería bajar la Ley Bases. Y el kirchnerismo no hizo nada. Yo he estado ahí y he visto a La Cámpora, jóvenes de veintipico de años que cuando se armó el quilombo se fueron todos corriendo. Los vi. En plenos disturbios no quedó nadie de La Cámpora. Los ‘hostiles’ como dice la causa, éramos los que marchábamos, los jubilados y gente suelta”.

Corrección: “En realidad los únicos hostiles fueron los policías. Ellos estaban tirando del vallado para este lado, balas de goma, gas pimienta. Y yo creo que la gente se cansó ese día. Vos querés marchar y te ponen una valla y te tiran balas de goma, para que te vayas. Como dijo ese periodista Majul: ‘Si vos veías eso, te tenías que ir a tu casa’. ¿Por qué me tengo que ir? Si yo tengo el derecho de estar parado ahí, ¿por qué tengo que recibir gas pimienta, balas de goma? Yo he visto señoras grandes que recibían palazos. La gente sale a protestar y ahora lo que quieren hacer es detener a la gente. Que pongan un comunicado: si salen a manifestarse, van presos. Bueno, es más o menos lo que dijo Adorni”.

Que me muestren las pruebas”

A falta de patrocinio privado, la causa de Roberto de la Cruz Gómez es representada por la defensora pública de Gabriela Plazas. Él resume su actuación de esta manera: “No se les cayó una idea para defenderme”. Y retoma el símbolo de las focotopias: “No me trajeron la fotocopia de la causa. Imagínate cómo me defendieron”.

En cambio, resalta el acompañamiento de la APDH, que incluye dos visitas semanales además de las fotocopias para las que la defensora oficial no tiene presupuesto.

A falta de intermediarios legales, Roberto decidió enviar una carta él mismo en formato de pronto despacho para que la jueza María Romilda Servini lo atienda.

Es el segundo que elabora: “En el primero me contestó que no podía porque se iba de vacaciones por la feria judicial. Bueno, ya volvió. Si no me responde me voy a declarar en huelga de hambre y hacerla cargo de mi seguridad. Quiero que me diga por qué estoy detenido, cuáles son las razones… La defensora me dijo que la jueza tiene un montón de argumentos pero no tiene pruebas. Pero con argumentos no puede dejarme detenido. Yo quiero que me muestren las pruebas”.

Mientras espera la respuesta, que debe llegar en las próximas horas, Roberto ensaya otra conclusión de lo que le está pasando: “Ellos me tienen detenido por un capricho, un capricho de este gobierno que quiere darle una lección a la gente. Pero a la gente no le importa, va a salir igual”.

Confía en que, a falta de pruebas, más pronto que tarde estará en la calle: “Tengo ganas de seguir con mi vida cotidiana. Seguir trabajando, ser un ciudadano como todos. Mantener mi trabajo, porque si no trabajo no voy a poder ni existir. Y creo que el que tiene trabajo tampoco va a poder…”.

Sabe que no tiene prensa en los noticieros que mira desde la cárcel, pero aprovecha la conversación porque quiere enviar un mensaje. Desde el Módulo 5 del Pabellón 6 del penal de Ezeiza, un hombre preso por manifestarse pide calma y alienta:

– Quédense tranquilos: si quieren manifestarse hay que salir, no tengan miedo. El miedo no construye ningún derecho.

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