Nota
El abrazo de toda la vida: las Abuelas de Plaza de Mayo recuperaron al nieto 133

“¡Bienvenido querido nieto, sos un triunfo de nuestra democracia!” dijeron este viernes las Abuelas de Plaza de Mayo en la ex Esma. El nieto de Nélida Navajas, histórica integrante de Abuelas, e hijo de Julio Santucho, es ya el nieto 133 recuperado por la organización en lo que suele representar un milagro terrenal cada vez que sucede. Miguel Santucho, el hermano, buscó desde siempre, tanto que también él se integró a Abuelas. Detalles de la historia y de la emoción bajo una teoría de Estela Carlotto: “A las viejas nos hacen más jóvenes estas noticias”.
Texto: Lucas Pedulla
A Miguel “Tano” Santucho se le alarga la sonrisa, se le junta con las orejas, con los ojos clarísimos y brillosos, y desde ese pecho inflado de emoción, de alegría, de memoria y de verdad, dice dos palabras que despliegan lágrimas en un auditorio colmado: “No pudieron”.
A su lado, su padre Julio, en un tono preciso y santiagueño, agrega: “Es una derrota de la dictadura: ellos nos querían quitar los hijos y nosotros los estamos recuperando”.
Y junto a Julio la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, hace reír al salón de la Casa por la Identidad del Espacio Memoria y Derechos Humanos en la ex ESMA, ni más ni menos: “A las viejas nos hacen más jóvenes estas noticias”. A su lado está otra Abuela de Plaza de Mayo: Buscarita Imperí Roa. Estela cuenta que ellas dos son las únicas que pueden movilizarse todavía como para presenciar estos momentos conmovedores.

La noticia es la restitución del nieto que en el cielo de las Abuelas marca la estrella 133, y que en la voz de Claudia Carlotto, directora de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CoNaDI), adquiere una historia que la máquina de terror de la dictadura quiso desaparecer y no pudo: el nuevo nieto recuperado es el hijo de Cristina Navajas y Julio Santucho, y nieto de Nélida Navajas, histórica abuela de la Asociación fallecida en 2012, “sin el abrazo anhelado”, precisa Claudia.
Es, a su vez, sobrino de Mario “Roby” Santucho, el principal dirigente de PRT-ERP (Partido Revolucionario de los Trabajadores-Ejército Revolucionario del Pueblo, una de las dos principales organizaciones guerrilleras en Argentina), asesinado el 19 de julio de 1976: sus restos siguen desaparecidos. En ese operativo también fue detenida y desaparecida su compañera Liliana Delfino, que estaba embarazada.
El otro nieto de Nélida, Miguel Santucho, El Tano, continuó el legado de esa lucha incansable. Hace apenas dos días se enteró de la noticia cuando recibió un llamado mientras estaba en Roma con sus hermanos, paseando a su perra en una plaza. “Desde ese momento él expresó el deseo de conocerme, y fue todo rápido y lindo: lo conocí esta mañana”, dice su sonrisa, que no para de crecer: “Tengo una sensación de haber encontrado un ser luminoso y especial y no tengo dudas de que vamos a estar juntos el resto de nuestra vida, porque nos buscamos, nos quisimos encontrar, y el abrazo que nos dimos fue para siempre”.

Miguel supo, además, que tiene dos sobrinos: “La familia se amplió en por lo menos tres personas”. Tienen rasgos y sonrisas parecidas: “Y el gusto futbolero: es bostero como yo”.
Claudia Carlotto ubica sonrisas y lágrimas: “Este nuevo caso es el resultado de una sociedad que, tras 40 años de democracia, sigue exigiendo saber qué pasó con las y los desaparecidos y con los cientos de bebés, niñas y niños apropiados, y apostando a la construcción de la memoria, la verdad y la justicia, para que nunca más se repitan crímenes tan horrendos”.
Patota secuestra embarazadas
En el comunicado sobre la restitución, que se escucha en la voz de Claudia Carlotto, Abuelas precisa: “Cristina nació en septiembre de 1949, en la Ciudad de Buenos Aires. Egresó como maestra del Normal N° 1 y luego estudió Sociología en la Universidad Católica Argentina (UCA). Allí conoció a Julio, el menor de la familia Santucho. Ambos integraban el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Cristina militó en Avellaneda y después tuvo diversas responsabilidades. Al momento de su secuestro, era docente de las escuelas del PRT, donde enseñaba Historia de la Revolución Latinoamericana”.
Julio fue el décimo hijo de la familia Santucho. Se recibió de teólogo y estaba a punto de convertirse en cura cuando conoció a Cristina. Se casaron en 1971, tuvieron a su primer hijo Camilo en 1973, y a su segundo hijo Miguel en 1975.
Cristina fue secuestrada estando embarazada el 13 de julio de 1976, en un operativo en un departamento de los Santucho, en la Avenida Warnes 735. Allí vivía su cuñada Manuela Santucho, junto a su hijo Diego, de tan solo un año. Ese día estaba en la casa otra compañera de militancia, Alicia D’Ambra, también embarazada. La patota secuestró a las tres mujeres y dejó a los tres niños solos en el departamento.
“Una vecina avisó a Nélida sobre lo ocurrido, pero nadie se acercó a auxiliarlos. Nélida fue a buscar a los chicos con Jorge, su hijo menor, y ya desde la entrada pudo escuchar los llantos y gritos de sus nietos. Allí encontró una cartera y adentro una carta que Cristina no llegó a enviarle a Julio, donde le mencionaba un atraso y se manifestaba convencida de estar embarazada. Así, Nélida se enteró que su hija estaba esperando a su tercer hijo. Más tarde, por testimonios de sobrevivientes, pudo confirmar que el embarazo de Cristina siguió su curso”.
Esa noche, Nélida recibió un llamado de su hija, “que aparentemente estaba en la sede de Coordinación Federal”, precisan las Abuelas. Luego fue vista en Automotores Orletti, centro clandestino bajo la órbita de la SIDE, en el barrio porteño de Floresta. Abuelas indica que las tres mujeres estuvieron allí un mes, donde fueron torturadas. El 13 de agosto las llevaron al Proto Banco, hasta el 28 de diciembre de 1976. “Allí el testimonio de otra detenida confirma, una vez más, el embarazo de Cristina y su enorme fortaleza”. Recuerdan que, al ingresar, las pusieron en fila y ella le dijo a quien tenía a su lado: “Soy Cristina Navajas, militante del PRT-ERP, cuñada de Roby Santucho y estoy embarazada”.
Las llevaron al centro clandestino Pozo de Banfield. Cristina ya tenía el embarazo avanzado. “Por el testimonio de la sobreviviente Adriana Calvo, se estima que Cristina estuvo en el Pozo de Banfield hasta el 25 de abril de 1977. Adriana llegó allí el 15 de abril de ese año. Acababa de dar a luz a su hija Teresa en un patrullero, mientras la llevaban desde otro centro clandestino, la Comisaría 5º de La Plata. Adriana contó que todas las detenidas querían tener a su beba, que ella pasaba de celda en celda para que la cargaran. También se refirió a la fortaleza de sus compañeras de cautiverio y cómo, cuando los guardias intentaron sacarle a su hija, las detenidas hicieron una muralla humana para impedirlo”.
Esa beba está presente en el auditorio, porque además del horror y la búsqueda de justicia, la vida también revela detalles asombrosos: Teresa Laborde Calvo es la pareja de Miguel Santucho.

Se emociona Teresa ante la pregunta de lavaca: “Los hermanos se buscaron instintivamente, porque no había datos. Hasta su mamá, Cristina, protegió a mi mamá, porque no le contó que había tenido a su bebé, que era algo que se hacía. Porque como yo estaba ahí, en la celda, se ve que no le quería meter ese miedo de que me podían llevar a mí también”. Teresa se detiene, nos emociona, nos sonríe, y sigue: “No sólo le daba comida, puso el cuerpo, organizó a las demás mujeres con Manuela y Alicia, y además se guardó esa información para proteger la psiquis, me imagino yo. Me acunó, me cantó”.
Adriana Calvo sobrevivió. Fue la primera testigo del Juicio a las Juntas, y que millones de espectadores que no vieron ese momento histórico, lo conocieron en Argentina 1985, la película de Santiago Mitre, interpretada por Laura Paredes.
Cristina Navajas, Manuela Santucho y Alicia D’Ambra, junto a su bebé nacido o nacida en cautiverio, continúan desaparecidas.
Las Abuelas de Plaza de Mayo recuperaron al nieto 133
“¿Estás sentada?”
Julio estaba en Italia cuando secuestraron a su compañera. El partido lo había mandado en una misión. Se enteró del operativo al día siguiente, el 14 de julio de 1976, cuando llamó a su cuñado Jorge para saludarlo por su cumpleaños. Inmediatamente inició las gestiones para sacar a sus hijos del país. Dos militantes del PRT lograron llevarlos al exterior.
Por su parte, Nélida inició su lucha como abuela. “Tocó contactos políticos, religiosos, militares”, dicen las Abuelas. Nada. Tampoco sabía si buscaba un nieto o una nieta, sólo suponía, por las fechas, que tenía que haber nacido en febrero de 1977. Se unió a las Abuelas y puso toda su energía en esa búsqueda. Miguel volvió por primera vez a la Argentina en 1985, cuando Nélida ya era secretaria de Abuelas. “En 1993 se radicó finalmente en Argentina y pudo reconstruir la historia de su familia comprometida con la transformación de la sociedad, diezmada por la dictadura. Entre detenidos, asesinados y exiliados los Santucho suman casi una veintena, diez de ellos aún desaparecidos y un niño o niña aún buscado”.
En 1995 Miguel se unió a H.I.J.O.S y fundó la comisión Hermanos para acompañar la búsqueda de abuelas. Nélida, un día, le entregó toda la documentación que había reunido. Ella murió el 2 de mayo de 2012, y al ser un nieto que participaba en las actividades, se integró a la Comisión Directiva y al trabajo diario. Su sonrisa se vuelve a agigantar cuando explican que su hermano se acercó a Abuelas de forma espontánea.
La información: “Fue anotado como hijo propio por un integrante de las fuerzas de seguridad y una enfermera, el 24 de marzo de 1977. Desde joven, tuvo dudas de su identidad. Fue criado como hijo único, con una hermana 20 años mayor que ya no vivía con ellos. Fue ella quien le confesó que no era hijo de quienes decían ser sus padres. En dos oportunidades, se enfrentó con el apropiador para saber la verdad, pero el hombre sostuvo siempre ser su padre biológico”.
Tomó la decisión de acercarse a Abuelas. Luego de la presentación ante la CONADI y la investigación pertinente, en abril de este año se realizó el examen de ADN en el Banco Nacional de Datos Genéticos que confirmó su verdadera identidad. El 26 de julio, hace dos días, fue citado por la CONADI para informarle que era hijo de Cristina y Julio.
Allí supo quién es. Empezó a conocer su verdadera historia.

Teresa Laborde Calvo, al ser docente, estaba de vacaciones cuando su pareja Miguel, desde Italia, le preguntó si la podía llamar: “Tengo un notición”, le dijo. Ella se levantó, se lavó la cara y lo llamó.
-¿Qué pasó, qué notición?– le preguntó.
-¿Estás sentada? –le contestó.
-No…
-Sí…
-¡No!
-Sí –le dijo–. Apareció.
El triunfo

Estela vuelve a tomar el micrófono. Agradece el encuentro: “No puedo dejar de decirles que es un chico hermoso espiritual y físicamente”. Pide que, por favor, quien tenga una duda, un dato, la información de algún vecino, se acerque a Abuelas, “para recibir y seguir encontrando los que faltan”. Se estima que, aproximadamente, son 300 les niñes que nacieron en cautiverio. Y celebra el auditorio colmado, a semanas de las elecciones primarias: “Esta es una necesidad de la unidad de nuestro pueblo”.
Su hija Claudia lo deja bien en claro al finalizar el texto de abuelas, que conviene citarlo exacto, como testimonio de lo que significa esta emoción, estas sonrisas, estas lágrimas:
“Seguiremos buscando al hijo de Alicia D´Ambra, al de Liliana Delfino y a todas las nietas y nietos que faltan. Porque cada restitución es un acto de reparación para las familias, de verdad y justicia para la sociedad, y de memoria para las futuras generaciones. Es la reafirmación de que la sociedad argentina decide no olvidar y sostener las políticas públicas que permiten conocer la verdad sobre lo ocurrido durante la última dictadura cívico militar.
El origen de cada apropiación nos recuerda lo violento y asesino que puede ser el Estado al servicio de la opresión y el terror, pero las restituciones ponen de manifiesto el valor de la vida democrática, los derechos conquistados y las libertades ganadas.
Entre todas y todos, cada día, debemos defender, sostener y garantizar nuestra democracia, erradicando el odio, el negacionismo, la construcción del otro como enemigo, y poniendo el amor y el bien común como horizonte.
¡Bienvenido querido nieto, sos un triunfo de nuestra democracia!”.

Siempre vale la pena. El corazón, el número 133, el dibujo de un pañuelo y una forma de vida: memoria y derechos humanos. (Fotos Lina Etchesuri).
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Escritos sobrevivientes: Un nuevo libro escrito por ex detenidos desaparecidos
Este 24 de marzo, a 49 años del golpe, la editorial lavaca publica Escritos sobrevivientes, un libro creado junto a un grupo de personas que estuvieron secuestradas y desaparecidas en distintos centros clandestinos de represión durante la última dictadura militar. Se presenta el próximo viernes 28, pero ya podés pasar a buscarlo por MU (Riobamba 143) desde hoy. En este texto, Claudia Acuña cuenta qué representa esta obra parida en colectivo y en medio de aires negacionistas.
Por Claudia Acuña
Este libro representa muchas cosas y todas y cada una nos parecen decisivas para estos tiempos desesperados.
Ni sé por dónde comenzar a enumerarlas, así que sin orden de importancia ni cronológico enumero algunas, aunque sin duda me faltarán otras que invito a que completen quienes lo lean.
Lo primero, para mí, es reconocer el valor social, político, histórico y ético que merecen las personas detenidas-desaparecidas por la dictadura cívico militar que azotó este país desde el 24 de marzo de 1976. No olvidamos esa fecha gracias a ellas, pero no siempre se las nombra con la relevancia que han tenido para construir verdad, justicia y memoria.
A algunas de ellas he tenido el honor de escucharlas y verlas testimoniar en los juicios de lesa humanidad, pero también en los diferentes procedimientos contra la impunidad que crearon y sostuvieron para que esos juicios sucedan.
Una y otra vez.
Una y otra vez.
Una y otra vez.
Hasta lograrlo.
Solo a una pude agradecerle con palabras y lágrimas el esfuerzo, el coraje y el legado que recibíamos por su esfuerzo, pero fundamentalmente por sus vidas consagradas a hacer posible lo imposible. Fue en la puerta de los tribunales de Comodoro Py, mientras los altoparlantes transmitían la primera condena a los genocidas responsables del centro de detención clandestino y de tortura que funcionaba en la Esma. Ahora, con este libro queremos extender esas gracias a cada una, a cada uno.
Sé, porque comprendí la lección que nos daban, que no puedo afirmar que lo hicieron solo ellas, ellos. Esa es otra de las cosas que representa este libro: el saberse parte – y reconocerlo siempre- de algo más grande, más importante y más trascendente no solo del yo, sino incluso del núcleo colectivo en el que nos organizamos, reflexionamos y tomamos fuerza para resistir. Nuestras fuerzas individuales y nuestras construcciones políticas suman, activan, empujan, pero alcanzan sus objetivos cuando sincronizan con la necesidad social, con la época y con la Historia. Tienen alas porque tienen raíces y mueven al mundo hacia lugares mejores porque se sabe más grande y más poderosa que lo que nos rodea.
Eso que aquí las y los autores definen como “subjetividad sobreviviente” nos advierte eso: somos nuestros cuerpos y la sombra que proyectan, lo que hacemos y lo que soñamos, nuestras obras y nuestra imaginación, nuestros saberes y nuestra intuición, pero también y además aquellos cuerpos, proyecciones, hechos, batallas ganadas y perdidas, que nos anteceden y desbordan para fortalecernos y sostenernos de pie. Aquello que ilumina la oscuridad es la memoria sensible: de eso se trata este libro, además.
Otra: el valor de las utopías. En los momentos más aterradores hemos gritado “Aparición con vida y castigo a los culpables”. Bueno: la noticia es que hemos tenido éxito y aquí están las personas que cuando pronunciábamos esas palabras mágicas no podíamos abrazar. Algunas de ellas son las que el tercer sábado de cada mes vimos ingresar a nuestra trinchera durante el largo y desalentador año 2024. Para nosotros ese taller de escritura significó una cita con la esperanza, cada vez. Y una comprobación: el futuro se construye con el hacer colectivo, cada vez.
Por último: este no es un libro de testimonios sobre el horror de la dictadura, sino su contracara o quizá, lo que se puede pensar después de cruzar el abismo de la impunidad.
Quizá.
Me falta todavía superar la alegría de haberlo logrado, de sostener con las manos esta pequeña utopía realizada en tiempos de saqueo de recursos simbólicos y materiales, en las cuales sólo proponerlo sonaba casi irresponsable, para poder encontrar las palabras certeras, que expresen lo que representa que personas empobrecidas y violentadas podamos hacer lo que querramos financiadas sólo por el deseo y la convicción, que siempre es política.
Quizá la palabra exacta sea una sola: Argentina.
La presentación
Escritos sobrevivientes y compila una serie de textos producidos en un taller de escritura que tuvo lugar en MU durante 2024. Estos relatos abordan historias marcadas por lo que el grupo denomina «subjetividad sobreviviente». El resultado es un conjunto de textos poéticos, políticos y filosóficos, de una potencia y belleza conmovedoras.
Participan: Rufino Almeida, Margarita Fátima Cruz, Graciela Daleo, Lucía Fariña, Mercedes Joloidovsky, Eduardo Lardies, Susana Leiracha, María Alicia Milia, Claudio Niro, Silvia Irene Saladino, Stella Maris Vallejos e Inés Vázquez.
Así lo resumen sus autoras y autores: «Un grupo de compañeras y compañeros, ex detenidos desaparecidos por el terrorismo de Estado, nos reunimos en un taller de escritura para crear textos enfocados en la subjetividad sobreviviente, mientras la voz del poder alimenta el negacionismo y la reiteración del sufrimiento popular por variados medios».
El libro se presentará el próximo viernes 28 de marzo a las 20 horas en Mu Trinchera Boutique, Riobamba 143.
Podés conseguirlo desde hoy, 24 de marzo, también en MU.

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La Justicia esquiva la causa por el disparo a Pablo Grillo: “Hasta ahora no se investigó nada”

La recuperación de Pablo “es muy rápida” pero la investigación sobre su intento de asesinato, muy lenta, o directamente inexistente. Qué dijo el padre hoy frente al Hospital Ramos Mejía donde Pablo sigue pelando por su vida, aún en terapia intensiva pero con avances prometedores, y las abogadas del caso que presentaron ante la Justicia: primero Servini de Cubría y luego el candidateado a la Corte Ariel Lijo rechazaron la causa, y ahora se sortea en la Cámara Federal de Casación a qué juez le tocará investigar a quien le disparó y a sus superiores jerárquicos. Los dichos de Adorni en conferencia de hoy, y quién cortó el diálogo con la familia; las pruebas que se pidieron y las que se aportaron; y el texto de la presentación judicial en la que la familia pide ser querellante, con las pruebas que aportamos desde decenas de medios, fotoperiodistas y organizaciones sociales.
Por Francisco Pandolfi
Pablo Grillo todavía no está fuera de peligro, pero la mejoría día a día, paulatina y constante, le permite a la familia hablar ya no sólo de su estado de salud. Hasta hoy, el único foco era la supervivencia de este fotógrafo de 35 años impactado por una granada de gas lacrimógeno, fuera de toda legalidad, por las fuerzas de inseguridad comandadas por la ministra Patricia Bullrich.
La pérdida de masa encefálica y la fractura de cráneo con la que llegó de urgencia al Hospital Ramos Mejía –el miércoles 12 de marzo, cuando se desató la represión en la marcha por las paupérrimas condiciones en las que viven las y los jubilados–; la primera operación esa misma noche en la que se bajó la presión intracraneal y se le reconstruyó algo del tejido. Las pupilas que empiezan a reaccionar bien. La merma en la sedación. Los primeros movimientos – prematuros e inesperados por los propios médicos–. Otra operación por un derrame que es revertido a tiempo. La baja de los glóbulos blancos como síntoma de la baja en la infección. Y a solo una semana del disparo, Pablo abre los ojos. Y le sacan el respirador para ver cómo reacciona y lo hace agarrándole la mano a la mamá. Y por si fuera poco le susurra las palabras más hermosas a su papá: “Hola, viejo”.
Pablo continúa en terapia intensiva, en estado crítico, pero respondiendo bien neurológica y físicamente. “Es asombroso el nivel de avance que tuvo”, dice Fabián, su viejo, con los ojos emocionados e incrédulos por la mejoría impensada en tan poco tiempo. Esa sucesión de buenas noticias las que posibilitan a la familia convocar este viernes a una conferencia de prensa «para contar novedades en la causa judicial».
Primero, habla Fabián, su papá, sobre la salud de Pablo: “Las novedades son que está estable, por lo tanto es bueno. Está con los ojos abiertos y sigue sin respirador”.
Fabián lleva puesta una remera azul, con letras blancas que dicen: “Justicia por Pablo Grillo”. Se lo nota cansado, pero más distendido. Se ríe cuando cuenta: “Tengo un video con saludos de (Ricardo) Bochini, veremos si los médicos nos permiten que se lo pasemos. Si lo escucha al Bocha, va a volver a hablar seguro Pablo”. Mantiene los pies sobre la tierra: “Todavía la situación es grave: está en terapia y con riesgo de vida. Pero en ese marco todo lo que estuvo ocurriendo es favorable. A todos nos sorprendió su evolución. Incluso los médicos manifiestan que la evolución que está teniendo es asombrosa. Es muy rápida”.
Este jueves, el vocero presidencial Manuel Adorni dijo que el diálogo con la familia quedó roto desde que el padre de Pablo acusó a Bullrich de ser cómplice. Fabián le responde: “Nosotros no cortamos nada porque nunca existió el diálogo. Lo mío fue una respuesta a una declaración mentirosa de Bullrich, por tanto si es que alguien cortó el diálogo fueron ellos. Yo estoy dispuesto a escuchar, si alguien me llama”. Y agregó: “A esta altura no lo espero (ese llamado). Espero poco. Pero demostraría que tienen todavía un grado de humanidad”.
En relación a las mentiras de Bullrich sobre el trayecto del proyectil, expresó: “Me da vergüenza la forma en que fue acomodando la mentira. La va acomodando a medida que la realidad se lo desmiente, es hasta absurdo, burdo, grotesco: no sé que palabra utilizar”. Cuando le preguntaron si le diría algo al gendarme que, según los elementos reconstruidos hasta el momento, sería quien disparó (presuntamente, el cabo Guerrero), afirmó: “Personalmente no le diría nada. Sí lo vamos a decir de forma jurídica. El mejor diálogo que podemos tener con esta gente es en lo judicial”.
La causa, sin avances
Fabián estuvo acompañado por Claudia Cesaroni, de la Liga Argentina por los Derechos Humanos, y a Paula Litvachky, del CELS, organismos que patrocinarán legalmente a la familia, que este 21 de marzo se presentó ante el Juzgado Criminal y Correccional Federal Nº 1 para ser tenida en cuenta como querellante en la investigación judicial.
Lo más importante de la causa hasta ahora: desde el 12 de marzo “no se investigó nada y reclamamos que se empiece a investigar urgente”. Las abogadas cuentan el por qué: “La causa iniciada por la denuncia de la Procuvin (Procuraduría de Violencia Institucional) que dio inicio a la instrucción estaba presentada en el Juzgado 12 de Ariel Lijo, quien se la devolvió a la Jueza Servini de Cubría, que otra vez la rechazó. Ninguno de los dos quiere hacerse cargo de la investigación. Ahora irá a sorteo para definir quién la sigue. La Cámara Federal de Casación Penal tiene que resolver”. Agregan: “Hasta ahora el Ministerio de Seguridad dijo que no hará sumarios internos por el accionar de su Fuerza, lo que refleja el encubrimiento”.
La causa aún no tiene carátula porque no está radicada en ningún juzgado. La denuncia presentada es por tentativa de homicidio agravado, por abuso de autoridad e incumplimiento de funcionario público.
Dice Paula Litvachky, del CELS: “Es muy importante que la causa salga de este limbo judicial y se inicie el pedido de pruebas antes de que pase más tiempo”.
Dice Claudia Cesaroni, de la Liga Argentina por los Derechos Humanos: “Esperamos que en estos primeros 9 días en los que no se hizo nada, no haya ninguna prueba que se haya destruido, modificado, alterado. Hay cámaras del Gobierno de la Ciudad que tienen un tiempo de duración determinado, o de negocios que también se van borrando y si no las pedís inmediatamente después ya no están. Es vergonzoso que un hecho así no lo esté investigando nadie”.
Las abogadas pidieron una serie de pruebas. Las más relevantes: “Quién dio las órdenes, cómo se manifestaron esas órdenes y cuáles fueron, antes y después del impacto; cuál fue el protocolo que se aplicó, quienes integraban el equipo donde estaba incluido el cabo Guerrero y qué órdenes se le impartió a ese grupo en particular; qué armas utilizaron”. También exigen que se lo llame a indagatoria a Guerrero. “Ya hay suficientes elementos para hacerlo”.
Completa Paula Litvachky: “Hicimos una presentación con los hechos, tenemos un montón de pruebas para que se reconstruya ese tramo del operativo de modo tal que se pueda tener la responsabilidad de quién disparó y de toda la cadena jerárquica”.
Concluyen ambas: “Las pruebas están. Nunca hubo tanto registro fotográfico y audiovisual. Necesitamos el acompañamiento social para empujar a que se haga justicia y que no quieran desviar el foco de la investigación”.
Nota
La causa de la caída: la denuncia de Beatriz Blanco, la jubilada gaseada y golpeada por la Policía

Traumatismo encéfalo craneano, herida cortante e irritación ocular: las heridas causadas a Beatriz Blanco (81 años) ya forman parte de una causa judicial que inició ella misma y también la Procuraduría de Violencia Institucional, y apunta contra dos efectivos que la gasearon y le pegaron, provocando su caída. También apunta a la responsable del operativo, la ministra Patricia Bullrich, que se desplegó el miércoles de manera feroz, pero que -plantea la denuncia- es parte de un “plan sistemático”. Beatriz fue golpeada a las 16:10, antes de los principales incidentes, mientras se manifestaba en una esquina: cómo fue el momento, según relata ella misma en la denuncia y cuenta su hija. Quién es esta jubilada que trabajó de todo. Cómo está: recuperándose, enojada y “con más fuerza que nunca”. La voz de una de sus hijas junto a quienes lucha por justicia, y paz.
Por Franco Ciancaglini.
La imagen de Beatriz Blanco cayendo en seco al suelo -tras ser gaseada y empujada por dos efectivos de la Policía Federal- dio la vuelta al mundo.
En el video se ve el fin de una secuencia más larga que inicia cuando la Policía Federal empuja de manera violenta a jubiladas y jubilados que se encontraban haciendo el clásico semaforazo de todos los miércoles en el Congreso.
“Ella lo que cuenta es que estaba con el grupo de jubilados, cortando Entre Ríos, para mostrar sus carteles. Y cuando el semáforo se pone verde se vuelven a la esquina. Y en ese momento vino la policía, apurando a todos los viejos a subirse a la vereda”.
La que habla es una de sus hijas, Paula.
El relato coincide con la temprana decisión de las fuerzas de abalanzarse sobre personas que hacen lo mismo todos los miércoles -un semaforazo, y luego una movilización que da la vuelta al Congreso-: Beatriz fue atacada a las 16:10.
Esta vez, por lo especial de la fecha, los Policías iban además con el gas apretado y el palo suelto. Cualquiera que estuvo en la manifestación pudo apreciar cómo apenas una persona se acercaba a los efectivos, o incluso estando a metros, sin hacer nada, podía ser gaseado. Incluso teniendo 81 años.

Los camiones hidrantes fueron parte de la cacería desatada. Foto: Lina Etchesuri.
El arma y la palabra
Beatriz Blanco no está afiliada a ninguna barrabrava ni milita en ningún partido político.
Es jubilada.
Trabajó toda su vida como empleada en cooperativa de fletes, empleada cuidando niños, costurera, y de casera hasta los últimos tiempos.
Tiene tres hijas.
Una de ellas, Paula Ippolito, cuenta que junto a su madre Beatriz y su hermana Paula suelen ir juntas a las marchas. “Esta vez fue sola porque justo yo estaba operada de la rodilla. Suele ir, no va todos los miércoles pero cuando puede va”.
Beatriz ya conocía a varios y por eso se acercó al grupo de jubilados que realiza los miércoles el semaforazo. Luego de que la empujaran a la vereda, se puso a hablarle a un cordón policial, una práctica habitual de jubilados anodados ante la violencia sin sentido que ejercen las fuerzas: “Ella siempre es de ir y hablar, de decir qué están haciendo, cómo no les da vergüenza; mi mamá siempre como que quiere hacer conciencia. Ella le debería estar gritando al policía que estaba de espaldas y lo toca con el bastón como diciendo ´mirame´. Ahí el chabón se da vuelta y le tira el spray, y el otro que le pega con el palo en la cabeza”.
Ese combo, que representa un ataque, de gaseo, empujón y golpe, hace que Beatriz pierda el equilibrio instantáneamente, y caiga al suelo.
La primera pregunta es cómo está: “Se está recuperando. Está en reposo, en observación por el golpe que recibió en la cabeza. Está con mucho dolor en todo el cuerpo, con un poco de inestabilidad, con el dolor en los ojos por el gas que le tiraron. Tiene los ojos muy hinchadas: le tiraron gas directo en la cara”.
Este dato del gas directo a sus ojos explica a la vez la pérdida del equilibrio, desechando por tierra las mentiras del Jefe de Gabinete, Guillermo Francos, que aseguró que se “cayó sola”. También el título de la empresa La Nación que habló de que la jubilada “atacó” a la policía previo a su “caída”: “Ella le tocó con su bastón para que se diera vuelta, para que la escucharan, no golpeó a nadie. Habría que mostrar los videos enteros donde la Policía increpa primero a los jubilados para que se suban a la vereda, con la agresividad que suelen tener”.

Beatriz Blanco, tras los gases recibidos y el golpe posterior. Foto: Lina Etchesuri.
El caso de Beatriz es uno de los dos -junto al del fotógrafo Pablo Grillo- denunciados por la Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin) ante la Cámara del Crimen. En esas denuncias a las que accedió lavaca, el organismo que se encarga de monitorear a las fuerzas -en estos tiempos, con menos entusiasmo- presenta como “pruebas” distintos recortes periodísticos alrededor del ataque a Beatriz. Y solicita a la justicia que requiera al Ministerio de Seguridad el personal policial afectado a los lugares de ambos ataques, así como los datos de la “sala de operaciones” a la que reportaban los agentes a cargo del operativo.
Por otro lado, la propia familia de Beatriz presentó una denuncia contra los dos agentes de la Policía Federal y contra la propia ministra Bullrich. Narra en su presentación lo mismo que refiere su hija en esta nota: “Siendo aproximadamente las 16:10 hs me encontraba en las inmediaciones de la esquina de las avenidas Entre Ríos y Rivadavia de esta ciudad (…) cuando fui rociada con una sustancia lacerante por un efectivo de la Policía Federal. Inmediatamente después, y también a manos de un efectivo de la PFA, recibí un golpe en la cabeza, con un elemento que creo se denomina ‘tonfa’, lo que provoca mi caída al piso”.
Tras el golpe, Beatriz fue derivada al Hospital Argerich, donde diagnosticaron lo producido por el ataque: traumatismo encáfalo craneano, herida cortante e irritación ocular.
Por eso, por un lado, reclama la identificación de los dos efectivos que la atacaron, plausibles de ser responsables de “delitos de lesiones leves” agravadas por tratarse de personal de la fuerza. Y por otro, califica a la ministra de Seguridad Patricia Bullrich como “autora mediata” por ser responsable del operativo y algo más: la valiente presentación habla de que estos hechos son parte de un plan sistemático.

Una síntesis del plan sistemático. Foto: Juan Valeiro.
“Como en los momentos más aciagos de nuestra historia, desde el Poder Ejecutivo se ha montado un Programa de Miseria Planificada cuya consecuencia natural es la Protesta Social. Y sabido es que este tipo de políticas socioeconómicas sólo resultan aplicables cuando se pone a disposición de las mismas al aparato represor del Estado”.
Firma toda esta historia la propia Beatriz, acaso poniendo en contexto lo que representan los golpes que sufrió, su historia y el futuro por el que pelea junto a sus hijas. “Nosotras somos fieles a las marchas que son para los derechos del pueblo”, cuenta Paula, una de ellas. “No militamos en ningún partido político, siempre vamos independientes y solas”, aclara por si hiciera falta.
Paula habla siempre en plural femenino, pensando en su madre y su hermana. Desde ese lugar cuenta: “Nos están sacando todo. Nos están metiendo miedo para que no salgamos a las calles. Están imponiendo todo lo que quieren imponer. Siempre estamos atentas a todas las luchas. Esto va a por todos, no es solamente por los jubilados. A mi me han robado plata con la AFJP a pesar de que ya tengo 30 años de aportes. Estos vienen por todo, por todo lo que conquistamos”.
Junto a Natalia, las jóvenes militan tocando tambores en Batuka, uno de los conjuntos que lleva el ritmo a la calle y es la banda de sonido de la protesta social y la lucha. Hoy, del lado de la víctima, Paula asegura: “Estamos luchando para que esto no vuelva a suceder. Para que tengamos memoria y el pueblo no se duerma. No tenemos miedo. Ya la verdad que queda poco por perder”.
Esta lucha incluye, claro, a Beatriz: “Está más fuerte que nunca. Está enojada, muy enojada. Pero está fuerte para seguir la lucha”.
La lucha, ahora, es por justicia: “Solamente queremos que los responsables tengan justicia, sean los policías o la ministra de Seguridad: que la justicia trabaje a favor del pueblo. Y que no salga nadie más impune”.
¿Tenés esperanzas? “Y no. Pero hay que hacerlo igual: nos corresponde”.
La esperanza tal vez siga estando en la calle, mientras estas jóvenes sin contención psicológica ni asistencia estatal de ningún tipo enfrentan los golpes: “Estamos nosotras, las hijas, para cuidarla y para que se reponga de esto”.
¿Necesitan algo? “Sí: paz”.