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Alberto Lebbos: “La prescripción de la causa por el asesinato de Paulina es un pasaporte a la impunidad”
A 15 años del femicidio de Paulina Lebbos no hay ningún detenido y la causa se encuentra a 3 días de prescribir. Un reciente fallo de la Corte Suprema confirma la sentencia al ex secretario de seguridad tucumano y a cuatro policías por encubrir el crimen; y hasta señala la necesidad de indagar la responsabilidad del ex gobernador José Alperovich. Pero si el Ministerio Público Fiscal tucumano no los imputa antes del viernes, el proceso se cae. En diálogo con lavaca, el padre de Paulina, Alberto Lebbos, reclama esta medida a contrarreloj y pide una reforma del Código Penal para que los casos en los que intervienen funcionarios públicos no prescriban.
Por Inés Hayes y Melissa Zenobi
“Los legisladores nacionales tienen que tomar cartas en el asunto y modificar el Código Penal porque la prescripción de este tipo de causas es un pasaporte a la impunidad”, dice a lavaca Alberto Lebbos, el papá de Paulina, la joven tucumana asesinada el 26 de febrero de 2006. Su caso es un emblema de cómo se teje la impunidad de un femicidio desde las más altas esferas del poder.
Este viernes se cumplen 15 años de su desaparición y muerte, sin detenidos. El juicio a los encubridores del crimen de Paulina Lebbos se realizó entre el 2018 y 2019 y, en esa oportunidad, el fiscal Diego López Ávila acusó a algunos de los responsables de encubrir el crimen. Ese fallo, que fue apelado, no condenó a los asesinos directos pero demostró que el ex secretario de Seguridad Eduardo Di Lella (6 años); el ex jefe de la Policía Hugo Sánchez (6 años); su segundo, Nicolás Barrera (5 años); el ex encargado de la Regional Norte Héctor Brito (5 años) y el ex oficial Waldino Rodriguez (3 años) realizaron maniobras para entorpecer la investigación del homicidio de la joven, delito agravado por formar parte justamente de la cúpula policial e integrar el gabinete del Ministerio de Seguridad provincial.
Finalmente en febrero de 2019 un tribunal condenó a los cinco ex funcionarios tucumanos, que apelaron el fallo hasta que finalmente hoy, martes 23, tres días antes que prescriba la causa, la Corte Suprema de Tucumán confirmó el fallo. De este modo, está en manos del Ministerio Público Fiscal efectivizar las detenciones antes de este viernes 26.
El nuevo fallo de la Corte también ordena la investigación al ex gobernador José Alperovich por incumplimiento del deber de funcionario público, a distintas personas por falso testimonio, y avala que se investigue a tres presuntos responsables del homicidio de Paulina.
De algún modo, la sentencia habilita que se corrija la investigación, pero sobre el cierre de la misma: “Estamos a tres días de que la causa se cierre y nada de eso ocurrió hasta ahora. Por eso estoy pidiendo al Ministerio Público Fiscal que impute a los tres presuntos responsables para evitar que prescriba la causa, es la única manera”, dice el papá de Paulina.
Además del pedido de imputación Alberto Lebbos reclama una modificación del Código Penal para que las causas de homicidio, femicidio, violación, y delitos ocurridos por funcionarios públicos no prescriban, tal como ocurre con los crímenes de lesa humanidad. “Si no, es un pasaporte a la impunidad”, dijo Lebbos.
Recién en 2012 –seis años después del crimen de Paulina- el Código Penal argentino creó la figura de femicidio como agravante del homicidio; por eso la causa de Lebbos fue catalogada como homicidio. Sin embargo, al igual que el homicidio agravado, las causas por femicidios también prescriben en 15 años. Dice Alberto: “Hace falta una reforma judicial pero más necesitamos es que se respeten las leyes que ya están porque no se aplica el criterio de castigar a quienes cometen delitos, sobre todo los de guantes blancos. Los únicos que van presos en este país son los pobres, es el pueblo”.
El caso
Paulina tenía 22 años cuando en la madrugada del 26 de febrero de 2006 salió a celebrar con su amiga Virginia Mercado tras aprobar un final de la carrera de Comunicación en la Facultad de Filosofía y Letras. Fueron a un boliche de la zona conocida como el ex Abasto, en la capital tucumana.
Según se descubrió en la investigación, ambas subieron a un remís color bordó: Virginia descendió primero en su domicilio de La Rioja al 400 y Paulina siguió viaje hasta la casa de su novio, pero nunca llegó a destino.
El cuerpo de la joven fue hallado el 11 de marzo, luego de 13 días de búsqueda, al costado de la ruta provincial 341, a la altura de Tapia, a unos 30 kilómetros de la capital tucumana.
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La venda en los ojos: la justicia frente al abuso sexual contra niñas y niños
El 42% de las denuncias de violencia sexual corresponden a menores de 17 años en la ciudad de Buenos Aires. El ministerio de Justicia bonaerense reveló que entre 2017 y 2022, de más de 96.000 causas por abuso sexual, 6 de cada 10 tuvieron como víctimas a menores y se duplicó el número de denuncias: el 80% fueron mujeres, principalmente niñas y adolescentes de entre 12 y 17 años. ¿Cómo recibe el Poder Judicial a las infancias que se atreven a denunciar abusos? Las víctimas convertidas en “culpables” de un delito que padece a nivel mundial entre el 15 y el 20% de la niñez. La campaña conservadora y oficial: desestimar denuncias y motosierra. Lo que no quiere ver la justicia. Cómo encarar estos casos, y la enseñanza de Luna. Por Evangelina Bucari.
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Cecilia Basaldúa: el cuerpo desaparecido

Daniel y Susana denunciaron que desapareció el cuerpo de su hija, Cecilia Basaldúa, que reclamaban para realizar nuevas pericias. La historia de lo ocurrido y el rol de la fiscal de Córdoba Paula Kelm “que hizo todo lo posible para que los asesinos de Cecilia sigan hoy libres e impunes”.
Por Claudia Acuña
El 7 de noviembre Cecilia Basaldúa hubiese cumplido 42 años y no hay festejo porque no hay Cecilia: la desaparecieron, violaron y mataron en abril del año 2020, en Capilla del Monte y en pleno aislamiento por la pandemia de Covid. Su familia, como cada año, reunió amistades y familiares de otras víctimas de femicidios territoriales –el padre de Natalia Melman, el hermano de Laura Iglesias– en el mural que la recuerda en su barrio de Belgrano. Fue ese el marco elegido por Daniel y Susana, los padres de Cecilia, para compartir lo que significa buscar justicia para este tipo de crímenes. Con la voz partida por el dolor narró cómo fue la última reunión con la nueva fiscal responsable de la investigación: es la cuarta. La primera – Paula Kelm– desvió las pruebas para atrapar a un perejil, que fue liberado en el juicio oral y así la investigación del femicidio de Cecilia volvió en punto cero; el segundo estaba a meses de jubilarse y pidió varias licencias para acortar su salida; el tercero –Nelson Lingua– no aprobó el examen para ocupar el puesto y, finalmente, desde hace pocos meses, llegó ésta –Sabrina Ardiles– quien los recibió junto a dos investigadores judiciales y los abogados de la familia. Antes se habían reunido con el ministro de Justicia de la provincia de Córdoba, Julián López, quien le expresó el apoyo para “cualquier cosa que necesiten”. Fue entonces cuando Daniel y Susana creyeron que había llegado el momento de trasladar el cuerpo de su hija hasta Capital, donde viven y, además, habían logrado conseguir que se realice una pericia clave para la causa y que siempre, en estos cinco años, les negaron. Fue la joven investigadora judicial quien soltó la noticia: el cuerpo de Cecilia no está.

Gustavo Melmann, que sigue buscando justicia por su hija Natalia, junto a Daniel Basaldúa y Susana Reyes, los padres de Cecilia.
Según pudo reconstruir la familia después del shock que les produjo la noticia, fue en 2021 –cuando todavía estaban vigentes varias restricciones originadas por la pandemia– cuando el cuerpo fue retirado de la morgue judicial, a pesar de que Daniel y Susana habían presentado un escrito solicitando lo retuvieran allí hasta que se realicen las pruebas por ellos requeridas. La fiscal Kelm no respondió a ese pedido ni notificó a la familia de lo que luego ordenó: retirar el cuerpo de la morgue y enterrarlo.
¿Dónde? La familia está ahora esperando una respuesta formal y sospechando que deberán hacer luego las pruebas necesarias para probar la identidad, pero no dudan al afirmar que con esta medida han desaparecido el cuerpo de su hija durante varios años y definitivamente las pruebas que podía aportar su análisis.
A su lado está Gustavo Melmann, en el padre de Natalia, asesinada en 4 de febrero de 2001 en Miramar, quien desde entonces está esperando que el Poder Judicial realice el análisis de ADN del principal sospechoso de su crimen: un policía local. Por el femicidio de Natalia fueron condenados a prisión perpetua otros tres efectivos policiales. Uno ya goza de prisión domiciliaria. Falta el cuarto, el del rango más alto.
Melmann cuenta que se enteró de la desaparición de Cecilia Basaldúa por su sobrina, quien había ido al secundario con ella. “Fue el primero que nos llamó”, recuerda Daniel. También rememora que no entendió por qué le ofrecía conseguir urgente a un abogado “si yo la estaba buscando viva. Hoy me doy cuenta de mi ingenuidad”.
El silencio entre quienes los rodean es un grito de impotencia.
Daniel y Susana lo sienten y responden: “Nosotros no vamos a parar. Nada nos va a detener. Ningún golpe, por más artero que sea, va a impedir que sigamos exigiendo justicia. Elegimos contar esto hoy, rodeados de la familia y los amigos, porque son ustedes quienes nos dan fuerza. Que estén hoy acá, con nosotros, es lo que nos ayuda a no parar hasta ver a los responsables presos, y esto incluye a la fiscal Kelm, que hizo todo lo posible para que los asesinos de Cecilia sigan hoy libres e impunes”.

Los padres y hermanos de Cecilia, junto al mural que la recuerda en el barrio de Belgrano.
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Femicidios, cifras y vidas: lo que Bullrich oculta

Por el Observatorio de violencia patriarcal Lucía Pérez
Todas las administraciones del Estado se han adjudicado falsamente la baja de femicidios y la ministra de Seguridad Patricia Bullrich acaba de rendirle tributo a esta tradición. Pero las cifras del Observatorio Lucía Pérez, construidas a partir de casos judiciales, denuncias y relevamientos provinciales, demuestran una realidad diferente.
Antes de los números, una aclaración: el 2023 fue el primer año en que el Estado nacional publicó estadísticas criminales sin clasificar. Lo hizo con un archivo Excel desordenado que abarcaba una década, sin distinguir delitos ni consolidar provincias. Algunas jurisdicciones directamente no informaron datos en categorías sensibles, como violaciones. Así, la ciudadanía no puede verificar ni auditar los números oficiales.
En ese vacío, las declaraciones de Bullrich remiten a una lógica conocida: la de la inflación. Como con los precios, la diferencia entre los números oficiales y la vida real se amplía cuando se manipula o se oculta información.
Por eso, este Observatorio público y autogestionado carga 12 padrones de manera diaria. Para realizar un seguimiento estructural de la violencia machista, y también para controlar el rol del Estado.
A diferencia de los 178 registrados que mencionó la ministra, el Observatorio Lucía Pérez contabiliza 217 femicidios y travesticidios en lo que va del 2025. Estos son las cifras que pueden verse y verificarse, ya que el OLP es un padrón público:

Otro dato que se oculta es el que representan los femicidios cometidos y sufridos por integrantes de fuerzas de seguridad, que están bajo la responsabilidad de la ministra.
En 2025, el primer femicidio del año fue el de una mujer policía asesinada con su arma reglamentaria (Guadalupe Mena). Y el último, ocurrido apenas el 26, también: Daiana Raquel Da Rosa.
Si bien existen medidas para en estos casos limitar su acceso por parte de los uniformados por “representar un riesgo inminente para la víctima”, como indica la resolución 471/2020 del Ministerio de Seguridad de la Nación, los datos muestran que esto no siempre se cumple. Según el relevamiento de funcionarios denunciados por violencia de género del Observatorio Lucía Pérez, 71 de ellos pertenecen a las fuerzas de seguridad. Es decir que muy probamente porten armas.
Armas reglamentarias, vínculos jerárquicos y falta de sanción disciplinaria conforman una trama donde la violencia institucional se reproduce dentro y fuera de las comisarías. ¿Y Bullrich?
Más preguntas que emergen: ¿cómo se mide el porcentaje de crueldad? Los “narcofemicidios” de Lara, Brenda y Morena muestran una violencia cada vez más planificada y asociada a redes delictivas con complicidad del Estado.
Otra cifra invisibilizada en este crimen social que es un femicidio es la de las infancias huérfanas. En lo que va de 2025, el Observatorio registra 139 infancias huérfanas por femicidios. En todo 2024 fueron 173. Y detrás de cada una hay un Estado que sigue sin garantizar la Ley Brisa, que establece una reparación económica y acompañamiento a hijas e hijos de víctimas de femicidio.
Mientras la violencia machista sigue cobrando vidas, multiplicando huérfanos y exponiendo la precariedad institucional, el Estado tergiversa y oculta.
La pregunta es: ¿por qué?

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