Nota
Algo huele mal en Congreso
La información corrió sin filtro hasta convertirse en ruido: nombre, foto, apodos, dirección y muchas hipótesis sobre quienes dispararon y asesinaron al asesor legislativo, el catamarqueño Miguel Yadón, e hirieron al diputado radical riojano Héctor Olivares, quien ahora está luchando por su vida en el Hospital Ramos Mejía. Lo único confirmado es que el hecho sucedió a dos cuadras del Congreso y que no había policía en lugar, a pesar de que el día anterior -sí: apenas el día anterior- el vicejefe de gobierno, Diego Santilli, y Marcelo D´Alessandro, ministro de Seguridad porteño, habían estado posando ahí mismo para promocionar la seguridad de la zona. “Reforzamos el trabajo para combatir el delito y las mafias”, tuiteó Santilli a las 16.57 de ayer, con fotos en las que se puede apreciar que estaban parados frente a lo que hoy se convirtió en la escena del crimen.
Desde el Ministerio de Seguridad de la Nación se difundió el video captado por las cámaras de seguridad de la zona, pudiendo entonces ser apreciado al mismo tiempo por audiencias y prófugos. También se compartió libremente la información sobre las titularidades del auto de quienes dispararon, dato que incluyó a sus antiguos propietarios que nada tuvieron que ver con el tremendo hecho.
Sangre pisada
Siete horas después del tiroteo un charco oscuro de sangre de Yadón tiñe las baldosas de la Plaza de los Dos Congresos. Más acá, la sangre del cuerpo del diputado Héctor Olivares todavía forma una mancha junto al poste callejero al que se aferró para sostenerse en pie y pedir ayuda.
Ya sobre la calle, justo al lado del cordón, un círculo trazado con tiza completa la escena: allí fue encontrada una vaina de calibre 40.
Según el suboficial a cargo del operativo (a saber: quien está presente junto a las manchas hasta que éstas sean limpiadas por Espacio Público) la vaina ya fue levantada al igual que peritada toda la escena del crimen. El suboficial dice no saber más que “lo que dice la tele”, que transmite en vivo y ante sus ojos. Tres cámaras de televisión (Canal 13, Crónica y C5N) filman las manchas y sus correspondientes movileros hablan por celular para saber las novedades del caso, mientras pasan por arriba de la escena del crimen.
El suboficial no se inmuta: “La escena ya fue peritada”, repite.
Para cuando un empleado de la municipalidad está con una manguera diluyendo la sangre que sembró la balacera en la vereda de la plaza Congreso, a pocas cuadras de allí una docena de cámaras acompaña el allanamiento a la casa de los prófugos.
El policía de calle que quedó a cargo de esa cuadra admitió que en esa esquina suele estar a la hora del atentado “una chica”. Refiere así a una mujer policía. Cuenta luego que él estaba cumpliendo su tarea en la esquina de Uruguay y Bartolomé Mitre cuando escuchó los disparos. El agente que estaba en la esquina del cine Gaumont fue el que llegó primero. Fue directo al cuerpo y por eso no se dio cuenta de que todavía estaba ahí el auto de los agresores. “Él se fue en la ambulancia que trasladó al herido, por eso me mandaron a mi acá”.
“Perdí un cliente”, asegura por su parte la florista de la esquina de Paraná y Avenida de Mayo, en un puesto ubicado a metros de la escena donde ocurrió el tiroteo. Yabón le compraba asiduamente flores, sobre todo por las noches. “Era un tipo amable y educado”.
Su testimonio, sin embargo, no busca revelar nada personal sobre Yabón, sino señalar lo sistemático: “Hasta 2018 hubo un policía siempre parado acá, pero desde fin de año que ya no está más”. Luego, con el mentón señala la cuadra del Teatro Liceo, la plaza y la ahora fatídica esquina. Con los tres puntos señalados intenta arman un triángulo que ella prefiere llamar “zona liberada”.
“Si hubiera estado el policía no hubiera pasado esto o se hubieran tiroteado entre todos”, razona.
En el estacionamiento que está sobre la calle Hipólito Yrigoyen están viendo la tele que muestra lo que está pasando apenas unos metros más allá. “Dicen que fueron los gitanos”, comentan entre dos empleados. Los conocen bien: Congreso es una zona donde la comunidad gitana no sólo se ve sino que se hace ver. Todos los días, a eso de las siete de la tarde, mujeres, niños, jóvenes y mayores se reúnen en la plaza para charlar, jugar y conversar. Hasta ahora, nunca ese intercambio incluyó violencia.
En tanto, los off del gobierno y los pasillos del Congreso dictaban que no se trataba ni de sicarios ni de atentados: los prófugos no se preocuparon siquiera por ocultar sus huellas y el motivo del crimen sería personal. La ministra Bullrich lo señaló claro y en on: “El objetivo fue Yadón”.
En un día confuso y con un extraño compartimiento informativo, las únicas conclusiones posibles son las hasta ahora confirmadas:
- Un ajuste de cuentas puede ejecutarse impunemente a metros del Parlamento argentino.
- El plan de seguridad vigente solo incluye en la zona de Monserrat la mano dura con manteros senegaleses, cadetes que fuman cigarrillos de marihuana y vendedores de sandwiches de salame.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
Nota
La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

Nota
Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
- Revista MuHace 3 días
Mu 204: Creer o reventar
- Derechos HumanosHace 3 semanas
Memoria, verdad, justicia y Norita
- MúsicasHace 2 semanas
Susy Shock y Liliana Herrero: un escudo contra la crueldad
- #NiUnaMásHace 3 semanas
Caso Lucía Pérez: matar al femicidio
- Mu202Hace 4 semanas
Comunicación, manipulación & poder: política del caos