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Contar la verdad: sobre la cuestión de informar en el segundo juicio por el femicidio de Lucía Pérez

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El Tribunal a cargo del nuevo juicio por el crimen de Lucía Pérez cuestionó el artículo de lavaca.org sobre la primera jornada del juicio publicado ayer por la periodista Anabella Arrascaeta. Por eso el comienzo de la audiencia se demoró este miércoles. Los jueces convocaron a periodistas acreditados y el presidente del mismo exhibía una copia de la nota y aclaró que se refería específicamente al trabajo de lavaca.org.

Aquí, nuestra enviada especial relata el hecho ocurrido hoy. ¿Qué fue lo que motivó el reclamo? El “problema” de que la crónica se haya apegado a lo dicho en la sala (la base del cuestionamiento). ¿Qué cosas “entorpecen” un proceso que ya tuvo que ser anulado en 2018 por su parcialidad manifiesta y por los prejuicios y estigmatización hacia la víctima, según lo plantearon la Cámara de Casación y la Corte Suprema bonaerense? ¿Qué es el “debido proceso”? ¿Qué significa la libertad de informar?

Por nuestra enviada especial a Mar del Plata, Anabella Arrascaeta.

Estos hechos parecerán a muchos naturales y a otros, por el contrario, inverosímiles. Pero, después de todo, un cronista no puede tener en cuenta esas contradicciones. Su misión es únicamente decir: «Esto pasó», cuando sabe que pasó en efecto, que interesó la vida de todo un pueblo y que por lo tanto hay miles de testigos que en el fondo de su corazón sabrán estimar la verdad de lo que dice”.

Albert Camus, La Peste.

En el segundo piso del Palacio de Tribunales de Mar del Plata está la sala desde donde amicus, familias, y tan solo seis periodistas, seguimos en vivo el segundo juicio por la violación y femicidio de Lucía Pérez. A través de una pantalla vemos lo que sucede cuatro pisos más arriba, en el sexto, donde la sala del Tribunal en lo Criminal N° 2 es tan pequeña que solamente caben las partes (abogados y fiscales). 

Desde la sala del segundo piso escribí ayer esta crónica sobre la primera audiencia: https://lavaca.org/notas/lucia-perez-nuevo-juicio-nueva-tortura-para-la-familia-y-otra-vez-el-foco-en-la-victima/

Hoy, al ingresar a las 8:50 ya que a las 9:00 comienzan las audiencias, se acercó a nosotros un policía: recordó a los tres periodistas presentes que no se puede grabar, ni tomar fotos ni videos.

Lo sabemos, contestamos.

Luego fue más directo: dijo que la defensora oficial Maria Laura Solari se había quejado de la nota de lavaca.org. La describió como muy textual. Transcribimos rápido, contestamos, ante la duda sobre si estábamos grabando. 

El policía se va, pero la audiencia tarda unos minutos en arrancar. Cuando empieza, los abogados defensores le piden a los jueces que componen el Tribunal (Roberto Falcone, Gustavo Fissore y Alexis Semaz) una reunión privada.

Se pausa la transmisión. Silencio.

Pasan unos minutos hasta que de pronto la secretaria del juzgado aparece en el segundo piso para pedirnos a quienes somos periodistas que la acompañemos; los jueces quieren hablarnos. 

Subimos por ascensor hasta la pequeña sala donde transcurren las audiencias, donde nos sentamos y esperamos que los jueces aparezcan. 

Delante del abogado y abogadas de los imputados, y las abogadas de la familia, los jueces piden que no se escriban, en las notas, las declaraciones de los testigos; piden que no haya textuales y hablan de usar el sentido común. Alegan que, caso contrario, se puede entorpecer el desarrollo del proceso

No uso textuales o comillas… pero esos son los términos que emplearon.

En una mano, el presidente del Tribunal, Gustavo Fissora, tiene impresa la nota de lavaca; finalmente, lo hace explícito: los llamados de atención surgen tras la publicación de esa crónica que publicamos sobre la primera audiencia. Estaban presentes además colegas de Qué Digital, Telam, Infobae, La Capital de Mar del Plata y Clarín.

Esos colegas preguntan, desorientados, cuál es el límite que quiere marcar el Tribunal; qué se puede, qué no, hasta dónde; los más habituados a coberturas judiciales confesarán nunca haber vivido algo similar. 

La zona queda en un gris que los jueces dibujan como un equilibrio entre la libertad de expresión y el proceso. Insisten en la posibilidad de que, caso contrario, se entorpezca el desarrollo del juicio, y advierten que si la situación se repite, tomarán alguna determinación

De los abogados presentes sólo habla el abogado particular de Juan Pablo Offidani, César Sivo, quien nombra los códigos procesales para remarcar que se puede poner en juego la legalidad del proceso. 

La abogada oficial de Matias Farías (según la policía del segundo piso era quien se había quejado de la nota) no habló; a su lado, su asesora le dijo, mirándome: “Es ella”. 

No era muy difícil: soy la única periodista mujer acreditada para cubrir el juicio. 

Contar la verdad: sobre la cuestión de informar en el segundo juicio por el femicidio de Lucía Pérez
La defensora oficial de Matías Farías María Laura Solari (de rojo), que planteó la queja ante el Tribunal por la nota de lavaca, según explicó la policía del edificio a los periodistas. Los defensores particulares de Juan Pablo Offidani, César Sivo (de azul) y Romina Merino (a la derecha). Los jueces plantearon a los periodistas de lavaca, Qué Digital, Telam, Infobae, La Capital de Mar del Plata y Clarín que no utilicen tantos «textuales». La paradoja: la indicación implicaría que no se describa con tanta exactitud lo sucedido, siendo que se trata de un tema de interés público que pone en juego el derecho a la libertad de expresión. (Fotos Lina Etchesuri para lavaca)

El derecho a informar

Vía sus abogadas, la familia de Lucía Pérez había pedido explícitamente que el juicio sea transmitido de forma completa y directa. El Tribunal, en cambio, autorizó que se transmitan por el canal de Youtube de la Corte Suprema bonaerense las jornadas de inicio del debate, los lineamientos de acusación de la defensa, los alegatos de clausura y la lectura del veredicto, pero no las declaraciones de testigos, bajo el argumento de que la visibilización de esas declaraciones podría alterar el curso del juicio. Y habilitó que tan solo seis periodistas pudieran estar presentes en una segunda sala, para seguir por videoconferencia lo que pasa en las audiencias, incluidas esas declaraciones vedadas para el público en general. Nos acreditamos rápidamente, para entrar en el cupo.

Hay otras partes que esos periodistas no podemos cubrir por decisión del Tribunal: por ejemplo, las declaraciones de los peritos; sólo las partes pueden escuchar esos informes y declaraciones, algo que también sucedió en el primer juicio por este mismo caso.

El martes, primer día, declaró la familia de Lucía: Marta Montero, Guillermo Pérez (sus padres) y Matías Pérez (su hermano). Un momento habilitado para que la prensa pudiera cubrir por videoconferencia. Entonces, desde lavaca nos propusimos acercar la mayor cantidad de información disponible para informar cómo actúa el Poder Judicial en un caso cuyo primer fallo fue anulado por la Cámara de Casación de la Provincia de Buenos Aires, decisión ratificada por la Corte Suprema bonaerense. La anulación del juicio califica aquel desarrollo como “subjetivo y tendencioso, prejuicioso, parcial y discriminatorio” y plantea, entre muchas otras cosas: “No olvidemos que en esta instancia no se está juzgando a la víctima (como pareciera estar ocurriendo) sino a los eventuales victimarios”.

El pedido de la familia de transmitir el juicio públicamente persigue el efecto de monitorear que el proceso sea transparente y no incurra en las irregularidades del anterior. Por eso además estuvieron presentes en la primera audiencia el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Horacio Pietragalla, el Defensor del Pueblo de la provincia de Buenos Aires, Guido Lorenzino, la ministra de la Mujer bonaerense, Estela Díaz, Flavia Delmas, del mismo organismo, y Carolina Varsky por parte del Ministerio de Mujeres de la Nación.

Sin embargo, la decisión de los máximos tribunales no inhibió a la defensa de los acusados, que continuó con la estrategia de culpar a la víctima para salvar a los victimarios.

En este caso, más que la difusión de las respuestas de los testigos (lo que argumentó el Tribunal), lo que parece haber generado molestias es la revelación de las preguntas de los abogados defensores de los imputados, algo que no solo desde lavaca hemos narrado sobre el día de ayer.

Hacia adelante

Defendemos desde el primer día la realización del debido proceso, cosa que no ocurrió en 2018, por lo que hubo que anularlo. Eso sí ha tenido un profundo significado desde el punto de vista de entorpecer la causa.

Nada de lo publicado por lavaca en la cobertura periodística del martes atenta contra el debido proceso.

El juicio, además de oral, es público. Nuestro trabajo y el derecho a la libertad de expresión consagrado por la Constitución Nacional consiste justamente en poder informar a la opinión pública sobre un tema tan sensible, que está sentando un precedente importante sobre cómo actúa el Poder Judicial ante los femicidios.

Los datos de contexto para comprender la magnitud del problema, que hemos investigado y difundido debidamente:

  • En 2022 hubo 328 femicidios que dejaron 234 huérfanos,
  • 29 infancias asesinadas en femicidios,
  • 319 mujeres desaparecidas,
  • 369 funcionarios públicos denunciados.

 
En el primer mes de 2023 se mantuvo la tendencia, con 25 femicidios y un travesticidio, lo que implica un crimen de este tipo cada 28 horas. Esperamos que el nuevo proceso por el caso de Lucía Pérez sea un punto de inflexión para plasmar la necesidad de nuevos paradigmas judiciales frente a estos crímenes, y que se pueda desarrollar con toda normalidad, a la altura de las circunstancias. Y, que esta vez, se haga justicia.

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La venda en los ojos: la justicia frente al abuso sexual contra niñas y niños 

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El 42% de las denuncias de violencia sexual corresponden a menores de 17 años en la ciudad de Buenos Aires. El ministerio de Justicia bonaerense reveló que entre 2017 y 2022, de más de 96.000 causas por abuso sexual, 6 de cada 10 tuvieron como víctimas a menores y se duplicó el número de denuncias: el 80% fueron mujeres, principalmente niñas y adolescentes de entre 12 y 17 años. ¿Cómo recibe el Poder Judicial a las infancias que se atreven a denunciar abusos? Las víctimas convertidas en “culpables” de un delito que padece a nivel mundial entre el 15 y el 20% de la niñez. La campaña conservadora y oficial: desestimar denuncias y motosierra. Lo que no quiere ver la justicia. Cómo encarar estos casos, y la enseñanza de Luna. Por Evangelina Bucari.

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Cecilia Basaldúa: el cuerpo desaparecido

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Daniel y Susana denunciaron que desapareció el cuerpo de su hija, Cecilia Basaldúa, que reclamaban para realizar nuevas pericias. La historia de lo ocurrido y el rol de la fiscal de Córdoba Paula Kelm “que hizo todo lo posible para que los asesinos de Cecilia sigan hoy libres e impunes”.

Por Claudia Acuña

El 7 de noviembre Cecilia Basaldúa hubiese cumplido 42 años y no hay festejo porque no hay Cecilia: la desaparecieron, violaron y mataron en abril del año 2020, en Capilla del Monte y en pleno aislamiento por la pandemia de Covid. Su familia, como cada año, reunió amistades y  familiares de otras víctimas de femicidios territoriales –el padre de Natalia Melman, el hermano de Laura Iglesias– en el mural que la recuerda en su barrio de Belgrano. Fue ese el marco elegido por Daniel y Susana, los padres de Cecilia, para compartir lo que significa buscar justicia para este tipo de crímenes. Con la voz partida por el dolor narró cómo fue la última reunión con la nueva fiscal responsable de la investigación:  es la cuarta. La primera – Paula Kelm– desvió las pruebas para atrapar a un perejil, que fue liberado en el juicio oral y así la investigación del femicidio de Cecilia volvió en punto cero; el segundo estaba a meses de jubilarse y pidió varias licencias para acortar su salida; el tercero –Nelson Lingua– no aprobó el examen para ocupar el puesto y, finalmente, desde hace pocos meses, llegó ésta –Sabrina Ardiles– quien los recibió junto a dos investigadores judiciales y los abogados de la familia. Antes se habían reunido con el ministro de Justicia de la provincia de Córdoba, Julián López, quien le expresó el apoyo para “cualquier cosa que necesiten”. Fue entonces cuando Daniel y Susana creyeron que había llegado el momento de trasladar el cuerpo de su hija hasta Capital, donde viven y, además, habían logrado conseguir que se realice una pericia clave para la causa y que siempre, en estos cinco años, les negaron. Fue la joven investigadora judicial quien soltó la noticia: el cuerpo de Cecilia no está.

Cecilia Basaldúa: el cuerpo desaparecido

Gustavo Melmann, que sigue buscando justicia por su hija Natalia, junto a Daniel Basaldúa y Susana Reyes, los padres de Cecilia.

Según pudo reconstruir la familia después del shock que les produjo la noticia, fue en 2021 –cuando todavía estaban vigentes varias restricciones originadas por la pandemia– cuando el cuerpo fue retirado de la morgue judicial, a pesar de que Daniel y Susana habían presentado un escrito solicitando lo retuvieran allí hasta que se realicen las pruebas por ellos requeridas. La fiscal Kelm no respondió a ese pedido ni notificó a la familia de lo que luego ordenó: retirar el cuerpo de la morgue y enterrarlo.

¿Dónde? La familia está ahora esperando una respuesta formal y sospechando que deberán hacer luego las pruebas necesarias para probar la identidad, pero no dudan al afirmar que con esta medida han desaparecido el cuerpo de su hija durante varios años y definitivamente las pruebas que podía aportar su análisis.

A su lado está Gustavo Melmann, en el padre de Natalia, asesinada en 4 de febrero de 2001 en Miramar, quien desde entonces está esperando que el Poder Judicial realice el análisis de ADN del principal sospechoso de su crimen: un policía local. Por el femicidio de Natalia fueron condenados a prisión perpetua otros tres efectivos policiales. Uno ya goza de prisión domiciliaria. Falta el cuarto, el del rango más alto.

Melmann cuenta que se enteró de la desaparición de Cecilia Basaldúa por su sobrina, quien había ido al secundario con ella. “Fue el primero que nos llamó”, recuerda Daniel. También rememora que no entendió por qué le ofrecía conseguir urgente a un abogado “si yo la estaba buscando viva. Hoy me doy cuenta de mi ingenuidad”.

El silencio entre quienes los rodean es un grito de impotencia.

Daniel y Susana lo sienten y responden: “Nosotros no vamos a parar. Nada nos va a detener. Ningún golpe, por más artero que sea, va a impedir que sigamos exigiendo justicia. Elegimos contar esto hoy, rodeados de la familia y los amigos, porque son ustedes quienes nos dan fuerza. Que estén hoy acá, con nosotros, es lo que nos ayuda a no parar hasta ver a los responsables presos, y esto incluye a la fiscal Kelm, que hizo todo lo posible para que los asesinos de Cecilia sigan hoy libres e impunes”.

Cecilia Basaldúa: el cuerpo desaparecido

Los padres y hermanos de Cecilia, junto al mural que la recuerda en el barrio de Belgrano.

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Femicidios, cifras y vidas: lo que Bullrich oculta

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Por el Observatorio de violencia patriarcal Lucía Pérez

Todas las administraciones del Estado se han adjudicado falsamente la baja de femicidios y la ministra de Seguridad Patricia Bullrich acaba de rendirle tributo a esta tradición. Pero las cifras del Observatorio Lucía Pérez, construidas a partir de casos judiciales, denuncias y relevamientos provinciales, demuestran una realidad diferente.

Antes de los números, una aclaración: el 2023 fue el primer año en que el Estado nacional publicó estadísticas criminales sin clasificar. Lo hizo con un archivo Excel desordenado que abarcaba una década, sin distinguir delitos ni consolidar provincias. Algunas jurisdicciones directamente no informaron datos en categorías sensibles, como violaciones. Así, la ciudadanía no puede verificar ni auditar los números oficiales.

En ese vacío, las declaraciones de Bullrich remiten a una lógica conocida: la de la inflación. Como con los precios, la diferencia entre los números oficiales y la vida real se amplía cuando se manipula o se oculta información.

Por eso, este Observatorio público y autogestionado carga 12 padrones de manera diaria. Para realizar un seguimiento estructural de la violencia machista, y también para controlar el rol del Estado.

A diferencia de los 178 registrados que mencionó la ministra, el Observatorio Lucía Pérez contabiliza 217 femicidios y travesticidios en lo que va del 2025. Estos son las cifras que pueden verse y verificarse, ya que el OLP es un padrón público:

Femicidios, cifras y vidas: lo que Bullrich oculta

Otro dato que se oculta es el que representan los femicidios cometidos y sufridos por integrantes de fuerzas de seguridad, que están bajo la responsabilidad de la ministra.

En 2025, el primer femicidio del año fue el de una mujer policía asesinada con su arma reglamentaria (Guadalupe Mena). Y el último, ocurrido apenas el 26, también: Daiana Raquel Da Rosa.

Si bien existen medidas para en estos casos limitar su acceso por parte de los uniformados por “representar un riesgo inminente para la víctima”, como indica la resolución 471/2020 del Ministerio de Seguridad de la Nación, los datos muestran que esto no siempre se cumple. Según el relevamiento de funcionarios denunciados por violencia de género del Observatorio Lucía Pérez, 71 de ellos pertenecen a las fuerzas de seguridad. Es decir que muy probamente porten armas.

Armas reglamentarias, vínculos jerárquicos y falta de sanción disciplinaria conforman una trama donde la violencia institucional se reproduce dentro y fuera de las comisarías. ¿Y Bullrich?

Más preguntas que emergen: ¿cómo se mide el porcentaje de crueldad? Los “narcofemicidios” de Lara, Brenda y Morena muestran una violencia cada vez más planificada y asociada a redes delictivas con complicidad del Estado.

Otra cifra invisibilizada en este crimen social que es un femicidio es la de las infancias huérfanas. En lo que va de 2025, el Observatorio registra 139 infancias huérfanas por femicidios. En todo 2024 fueron 173. Y detrás de cada una hay un Estado que sigue sin garantizar la Ley Brisa, que establece una reparación económica y acompañamiento a hijas e hijos de víctimas de femicidio.

Mientras la violencia machista sigue cobrando vidas, multiplicando huérfanos y exponiendo la precariedad institucional, el Estado tergiversa y oculta.

La pregunta es: ¿por qué?

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