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Coronavirus: la pandemia de miedo, el mes ganado, y cómo dar vuelta la realidad

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“Ganamos un mes” dice a lavaca la epidemióloga Silvana Figar en referencia a la velocidad de respuesta local frente al coronavirus, en comparación con lo ocurrido en China y algunos países europeos, aunque el problema recién está empezando. “Y con el correr de las horas se van a ir anunciando nuevas medidas que faciliten cumplir el aislamiento”. Es coordinadora del área de Salud Poblacional del Hospital Italiano y voluntaria en los equipos que enfrentan esta crisis sanitaria. Más allá del tiempo ganado, los modelos matemáticos con los que evaluar los niveles de contagio muestran a la comunidad en zona de riesgo. Frente a eso, Figar propone también pensar otras cuestiones motivadas por el brote mundial de coronavirus COVID-19. ¿Cómo relacionar pandemias y cooperación? ¿Y con el consumo? ¿Con qué paradigmas razonar lo que se está viviendo? ¿Cuál es la función de los miedos y de los medios? Reflexiones frente a las pandemias del siglo 21.

Coronavirus: la pandemia de miedo, el mes ganado, y cómo dar vuelta la realidad

“Las medidas que se están anunciando son perfectas. Los modelos de predicción matemáticos muestran el valor de medidas tomadas a tiempo. Se van a seguir anunciando estrategias para facilitar el cumplimiento del aislamiento y eso da esperanza” explica la doctora Silvana Figar, coordinadora del Hospital Italiano en el área de Salud Poblacional, y parte del equipo de la entidad que investiga temas socioambientales como lo han hecho, por ejemplo, con los efectos en la salud de la aplicación de agrotóxicos en localidades de Entre Ríos como Villa Elisa.

“Argentina está pudiendo contar con información de epidemiólogos de todo el mundo, tenemos incluso un foro internacional en el que estamos interconectados y en el que estamos manejando justamente modelos matemáticos que permiten entender de qué modo se viraliza la enfermedad y la importancia de prevenir a tiempo el problema. Hay mucho aprendizaje que nos llega por esa vía. Desde Europa principalmente, hay epidemiólogos que quieren ayudar planteando que lo que les pasó a ellos no nos pase a nosotros. No estamos solos en eso”.

Sostiene Figar: “Ganamos un mes. No es lo que pasó en China donde hubo cuatro casos con neumonías graves sin causa, internadas, cuyos inicios de síntomas habían sido el 8 de diciembre. Recién a fines de ese mes se reconoció la epidemia. O sea que la circulación viral social era anterior al 8 de diciembre, iba contagiando y enfermando a muchísima gente, y estuvieron más de un mes sin poder dar repuesta”.  

“Por eso el problema tiene que ver con haber llegado demasiado tarde. Nosotros, con el diario del lunes, tuvimos la oportunidad de tener ese mes a favor para poder plantear más a tiempo las medidas de contención social, y eso puede lograr que, cuando venga la epidemia, el número de casos se aplane”. Silvana se fundamenta en los modelos matemáticos difundidos por el ingeniero español Tomás Pueyo (residente en los Estados Unidos) en su trabajo “Why you must act now” (Por qué ustedes deben actuar ahora). Allí Pueyo explica que la capacidad exponencial de contagio del virus hace que la única forma de amortiguar el crecimiento de la epidemia sea mediante el aislamiento social, y que esa distancia social es la única capaz de salvar vidas.

Demuestra que los casos reales son muchos más que los “casos conocidos” (hasta 10 o 15 veces más) y que en Wuhan y otras 15 ciudades chinas el aislamiento social fue lo único que detuvo el brutal crecimiento de casos reales.

Coronavirus: la pandemia de miedo, el mes ganado, y cómo dar vuelta la realidad

Explica Figar: “Hay un reporte muy bueno de este lunes en el que China está bajando sus cifras. Está teniendo la misma tasa de casos curados que de nuevos. Eso ameseta la tendencia y permite que se controle mejor la enfermedad”.

Silvana participó además en el Diplomado en Periodismo y Comunicación Ambiental Andrés Carrasco, de la Cooperativa lavaca, y compartió percepciones, datos y reflexiones a partir de lo que está ocurriendo en la sociedad. Algunos de sus conceptos, como para incentivar el debate y las acciones en tiempos en que el miedo puede ser un dispositivo paralizante.

¿Competencia o cooperación?

Estoy colaborando en el Ministerio de Salud de Nación y de CABA, llamé y ofrecí voluntariamente mis servicios como epidemióloga, dada la situación. En el 107, me consta, se armó un equipo excepcional de seguimiento de los casos que se van presentando. En Argentina estamos con la suerte de tener el diario del lunes, porque Italia, China, ya están pasando por situaciones que a nosotros nos permiten prever cómo trabajar socialmente esta epidemia, esta pandemia. Y, en ese sentido, se nos da esta oportunidad de construir nuevas estrategias que vayan dirigidas a lo que es la prevención de la transmisión social del virus”.

“Uno de los temas que aparecen en estas situaciones es: ¿cómo construir el lazo social que tiene el poder de dar vuelta una realidad social cualquiera sea? Sobre esto hay muchas teorías, hay un montón de sociólogos que apoyan que es posible y, dicho de manera muy dicotómica, lo siguiente: o creemos que los seres humanos sobrevivimos compitiendo o creemos que sobrevivimos cooperando”.

La enseñanza de las epidemias

“Estamos entrando hoy en una etapa que nos convoca a reconstruir el lazo social y a entender cómo es el ser humano trabajando con un concepto de cooperación, de potenciación y creatividad, para la transformación de su contexto tanto ambiental como social. Soy una convencida de que las epidemias vienen a enseñarnos justamente a construir esa cooperación. La epidemia es una enfermedad que le viene al conjunto, a toda la sociedad, con lo cual las respuestas terapéuticas -si me pongo paramédica-, tienen que ser diseñadas desde el conjunto y no a título individual”.
“La historia muestra que las epidemias siempre dan esa oportunidad de que aparezca lo solidario, lo fraterno, el trabajo colectivo comunal. Y, como todo, en las sociedades hay un 20% que piensa así, otro 20% que va a tener conductas individuales que hay que respetar porque probablemente están orientadas desde el miedo, y una masa importante que sería ese otro 60%, que un poco va a ir a donde estos dos extremos lo lleven. Por eso es tan importante en este momento, cuando todavía estamos en una fase de contención, lo que ocurre con aquellos que al miedo lo han podido transformar en la contracara del miedo y lo traducen en acciones activas”.

Lo activo y lo pasivo

“Esas personas que yo menciono como activas, es necesario que empiecen a ser quienes dominan la voz de las sociedades. Voy a ir a un ejemplo: Circuló un whatsapp donde decía: “Si ves una persona que vino del extranjero y no cumple la cuarentena, llamá al Ministerio de la Nación al 0800”. Eso no debería viralizarse si tenemos una malla social que pueda contrarrestar un accionar local de sujetos. O sea: ¿conocés a esa persona? ¿Podés abordarle y hablarle, en vez de tener un miedo y disparar una acción de control por un tercero?”.  

“Es decir, yo me hago cargo de mi responsabilidad porque soy un sujeto ya consciente y sé que algo puedo hacer, no me pongo pasivo y espero que un papá Estado me lo resuelva. Y sobre todo, la forma de resolverlo: lo que yo quiero evitar es la militarización de una epidemia. Entonces, si hay algo que sé que se puede hacer, porque lo hemos hecho en la red pública de salud AMBA, hemos trabajado el concepto de salud colectiva, es encontrarnos en esos debates singularizantes en cada contexto, en cada particular. Ustedes ahora piénsense desde lo individual: ¿qué poder tienen de ir a proponer un diálogo para construir con inteligencia colectiva alguna acción, que será útil para la situación particular de ustedes? Entonces es la suma de singularidades y acciones de ciudadanos autónomos o con autonomía relativa, la que hace la transformación”.

El nuevo enfoque

“En ese enfoque es donde podemos hoy hacer algo nuevo, que no está, aunque nuestra sociedad se ve desafiada a ver quiénes somos los actores que ganamos el tejido social, sobre todo las redes sociales, para invitar a las personas a sumarse, a pensarse en particular y con acciones. Otro ejemplo: me están llegando propuestas porque además ya he armado un grupo que lo llamamos de Prevención Biopsicosocial de la Epidemia. Hay gente del ámbito de la salud, pero se han sumado líderes comunitarios, aquellas personas que vienen de merenderos, de comedores, o los que cuidan geriátricos. Tuvimos tres encuentros la última semana. Hay una enfermera con sus instrucciones, compartimos conocimiento e información, saber qué es el virus y qué me puede hacer, se contestan las dudas, pero se contestan dentro de una dinámica también más bio-psico-social, que arranca con el miedo, y sobretodo este miedo que imponen los medios de comunicación que colaboran muy poco”.

“Así empezamos a deconstruir qué herramientas damos una vez que tenemos información, una vez que vemos nuestro espacio particular, y que empezamos a darnos cuenta de que es una oportunidad de trabajar con el otro. Entre los que están ahí: ¿cómo ven que pueden hacer algo? Al principio uno va por el cierre, por todo lo que no se puede hacer. Con tanta información negativa, empiezo a cerrarme, a quedarme sin poder respirar. En estos encuentros que hacemos, y que ustedes mismos pueden hacer, se puede pensar con el otro cómo pasar del ‘no puedo’ al ‘qué es lo que sí puedo hacer’. Y el ser humano en esos casos pasa de la emoción del miedo a una emoción proactiva, si estoy con otro o una otra que me da un incentivo para actuar de otro modo”.

“Entonces es una combinación entre dar información y dar seguridad, y recuperar potencial innovativo y creativo, que cada uno singulariza es su contexto, para dar una solución al problema. En vez de negarlo, en vez de pedirle al Estado que se haga cargo y, menos todavía, en vez de pelearme con el otro porque es el que me trae la mancha, o que se porta mal. Eso lleva a comportamientos sociales que terminan pidiendo mano dura, y al final vemos la respuesta del Estado que, como tampoco sabe qué hacer, saca a todos los militares a la calle y sabemos también todo lo que pasa con eso”.

“Lo que me desvela es entonces cómo nos entrelazamos, porque la sociedad tiene otro nivel de maduración, de entramado, y no da lugar a respuestas de este 20% asustado que cree que hay un malo y entonces la fuerza pública es la que da respuesta y me cuida”.

Cuando no hay grieta

“Sobre la epidemia, hoy no hay circulación viral activa. O sea, hoy yo puedo transitar con mis resguardos de distancia social de cualquier ser humano, porque estoy aprendiendo para la fase que sigue, que es la 3. Entonces, en esta fase es que podemos prever la conducta de miedo a futuro, porque en cuanto la sociedad tome miedo, por ahí gana ese 20% que se aísla y no permite este espacio de construcción del que estamos hablando”.

“Argentina está en una situación tristemente privilegiada porque, a mi juicio, lo que están haciendo Ciudad, Nación y Provincia por suerte es un diálogo continuo, doy fe de eso, lo veo, y las medidas que toman no son políticas, no están jugando a ver cómo queda uno o el otro. Y eso para nosotros, al menos para mi mirada, supera la dicotomía que genera todo lo que socialmente sufrimos por falta de diálogo en una grieta”.

“Por eso también veo una oportunidad para que todo lo que ocurra sea pensado para cuidar a la comunidad. Por primera vez esta epidemia nos viene a decir ‘vamos a lo importante, juntémonos’. Y eso está ocurriendo a nivel liderazgo de la Salud Pública. Para mí eso es maravilloso, me emociona y por eso fui a ofrecerme voluntariamente. Y hay una dedicación al trabajo coordinado como nunca vi también. Nadie duda, estamos todos cansados y la seguimos”.

“Por eso de nuevo vuelvo al concepto de trabajar en red: encontramos un propósito, no nos anteponemos como individuos, ni con nuestro miedo, ni con nuestros intereses individuales. Eso ahí se está viendo, y esa fase es la que nos permite -la fase actual, la fase 2, donde están estos treinta y pico de casos que están todos guardados, y yo doy fe de eso porque lo veo, el equipazo que hay de contención de contacto, un equipo de operadoras coordinadas para cuidar a esas personas. Ver cómo funciona todo eso es emocionante”.

“Algo que también nos regala esta epidemia es el valor del tiempo, y a la gente que está en resguardo, una de las preguntas que le hacen los operadores es ‘qué es lo que siempre quisiste hacer y no pudiste’. Y bueno, hay gente que le gustaba pintar entonces el Estado le llevó los materiales. O una mujer que quería tejer, o historias así, muy singulares, pequeñas, en las que hay vínculo y hay amor”.

La pseudo libertad

“Ahí aparece otro aspecto. El modelo de consumo y la pseudo-libertad que uno tiene en un trabajo que lleva el tiempo vital de la persona. Estas epidemias sabemos que vienen a hacernos pensar en el modelo de producción, de consumo y de formas de relacionarnos productivamente. Ahora hay tres personas a las que se les da de alta, los primeros tres curados de coronavirus. Ellos son quienes no tienen más miedo, porque ya se curaron, están inmunes. Entonces, ¿qué van a hacer? Y eso es interesante de ver, porque perfectamente podrían ser quienes empiecen a cuidar a otras personas, dado que pueden estar ahí. O si se van a individualizar y decir ‘hago la mía’. Es interesante ver qué nos pasa luego de que tenemos coronavirus. Así que bueno, yo no soy experta en eso pero lo veo, es una oportunidad”.

“¿Qué opciones tenemos en lo práctico? Por ejemplo, seguir una dieta saludable, definida como aquello que es lo más cercano a la tierra. Es decir, si vos tenés que abrir un paquete, algo envasado, industrializado, ya se alejó. Todo lo que estés consumiendo está desvitalizado, porque pasó por la industrialización. Entonces tu sistema inmune requiere de propiedades que van más allá de la vitamina C. Como la toma de Vitamina C se difundió ahora, la pongo de ejemplo: si yo la consumo en pastilla, no es la misma vitamina C que si la saco de una naranja, y no es la misma la de la naranja del jugo del frigorífico que la que saco recién del árbol frutal, y ni hablar si ese árbol frutal no está fumigado y es agroecológico”.

“Esto nos lleva a otro tema. Si consumo algo que tiene agrotóxicos, se afecta la salud incluyendo la microbiota y sse afecta el  sistema inmunológico. La microbiota es un órgano nuestro: así como tenemos el hígado y el riñón, tenemos una película de bacterias en nuestro tubo digestivo que si no existen, o han sido dañadas, nos impiden estar sanos. Si consumo algo que tiene un agroquímico o un agrotóxico, es obvio que las bacterias se van a ver afectadas. De hecho el glifosato se descubrió como un antibiótico de amplio espectro. Entonces, vuelvo al contexto, cada vez que yo consumo una comida que tiene un proceso que no es natural, estoy afectando mi microbiota y eso va a afectar mi inmunidad, hoy ya se conoce esa relación tan necesaria de nuestras bacterias con nuestro sistema inmune e incluso cerebral”.

“¿Cómo hacemos entonces como sociedad? La creatividad va a aparecer por la pregunta, la pregunta que está abierta, y que nos hace buscar juntos. No hay respuestas. Y creo fuertemente que en ese caso nuestras respuestas son maravillosas si las pensamos colectivamente y en cada particular. Por supuesto el coronavirus puede ser una oportunidad para efectivamente sacar de cuajo la idea de que el modelo productivo actual es necesario para supervivir. En cambio tenemos otras posibilidades, de actuar en cooperación, en colaboración, pensando en otros estilos de vida”.

“¿Un  ejemplo? Redes de vecinos podrían conseguir bolsones de alimentos saludables,  por ejemplo de la UTT (Unión de Trabajadores de la Tierra). Eso hoy se pueda compartir por redes y generar esa relación de productor y consumidor.  Darnos cuenta de que ir a un supermercado es una construcción del modelo, del sistema actual. El coronavirus tal vez permita llegar a ese 60%  de personas que pueden estar esperando ideas y acciones de partes de grupos que puedan acercarles formas nuevas de consumo distintas”.

“La epidemia nos trae una novedad: poder reconstruir lazos sociales rotos. Una oportunidad de generar la cooperación y encontrar el lugar en una sociedad que hoy nos necesita a todos. Lo estoy viendo. Un ministerio segmentado en organigramas rígidos se transformó en otra cosa donde el eje es la salud y el entramado para resolver situaciones. Eso saca los egos, hay un propósito común que nos convoca y relega el individualismo. Todos con una energía asociativa muy interesante. Haciendo algo que no es por pánico o miedo o por un interés individualista. Ese tipo de cambios pueden ser el signo de una época”.

“En lo práctico, el tema es evitar que la enfermedad crezca tanto que colapse al sistema de salud, que no haya camas suficientes si la epidemia crece toda junta”.

“Ojalá los periodistas se dejen de hablar de números, de miedo, y se pongan a hablar de la potenciación que genera trabajar en la construcción del lazo social”. 

Coronavirus: la pandemia de miedo, el mes ganado, y cómo dar vuelta la realidad

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La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos

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Este domingo a la madrugada murió María Teresa López, asambleísta contra la contaminación en su ciudad natal, Caleta Olivia, luego mudada a Capital Federal y parte del grupo Jubilados Insurgentes. Mary se enfermó de cáncer producto de la contaminación que ella misma denunciaba, y luego fue abandonada por el Estado en modo motosierra: el PAMI se negaba a entregarle medicamentos, pese a amparos judiciales a su favor. Una historia que genera bronca e impotencia, pero que a través del recuerdo de sus compañeras de lucha se revela como una lección de vida, en el más profundo sentido de la palabra: lo colectivo frente a lo personal, la idea de no perder el tiempo, la movilización permanente, la generosidad, la sabiduría, y qué es la muerte.

Por Franco Ciancaglini

Algunos dirán que Mary era bajita y otros que tenía el porte enorme de Nora Cortiñas.
Desde la pandemia solía esconder su sonrisa detrás de un barbijo, aunque sus motivos de alegría eran cada vez menos:

  • su salud era cada vez más delicada;
  • los medicamentos oncológicos no llegaban;
  • y la lucha que encaró desde siempre —primero en su Caleta Olivia natal contra la contaminación, luego contra el sistema de salud público y, al final, como parte del grupo Jubilados Insurgentes— cada vez implicaba poner más el cuerpo.

Fue su cuerpo lo que, este domingo 21 de julio, dijo basta.

Mary se convierte así en algo odioso: un símbolo. Un símbolo de la muerte sistemática que genera un sistema que enferma y abandona. Pero también en un símbolo de lucha por la vida, en el sentido más profundo de la palabra.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Mary junto a Nora Cortiñas.

Contaminada

María Teresa López nació en 1959 en Caleta Olivia, Santa Cruz. Falleció el domingo pasado a sus jóvenes 67 años, en un hotel de la calle La Rioja, en Once, ciudad de Buenos Aires. Sí: vivía en un hotel. Sola, producto del desarraigo que le produjo tener que trasladarse para atenderse de un cáncer de hígado.

Ese fue el diagnóstico médico: una metástasis que avanzó en el último tiempo al ritmo frenético de una motosierra.

La causa que no figura en su partida de defunción es aquella que ella misma denunció hasta el final: a Mary le negaban medicamentos oncológicos indispensables para su tratamiento.

Lo que tampoco figura en su partida es que Mary fue arrancada de su Caleta Olivia natal porque se enfermó, al igual que decenas de personas de esa localidad, producto de la contaminación del agua por actividades extractivas en la zona.

Contaminada

La vida de Mary fue la de una militante social de una estirpe rara: austera, firme, silenciosa, estudiosa, imparable.

Sus compañeros reconstruyen sus historias: que de chica le hicieron un test de inteligencia y un profesional le dijo a su madre que ella era más o menos superdotada; que seguramente podría hacer dos carreras universitarias a la vez; que terminó la secundaria antes de tiempo y luego cursó dos carreras; que se enganchó con el ambientalismo muy joven y empezó a investigar cuando las empresas petroleras negaban la contaminación de las napas de agua.

Formó parte de la Asamblea Ambiental de Caleta Olivia, desde donde luchó sin descanso contra la contaminación provocada por el fracking. Mucho antes de enfermarse, denunciaba que el agua que llegaba a las casas estaba contaminada con petróleo. Lo sabía por la evidencia científica más contundente que tiene una comunidad contaminada: que sus vecinos, familiares y amigos enfermen y mueran.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
En Plaza de Mayo, con una bandera contra la megaminería contaminente en Chubut.

Ante los medios Mary describía lo que vivía y veía alrededor: “La gente se muere o queda discapacitada”. En una entrevista para el programa Conciencia Solidaria, precisaba sobre su territorio:

  • “Caleta Olivia… tiene un problema grave: falta de agua potable, y encima está contaminada por la industria petrolera. Los muestreos de agua que hemos sacado y analizado han dado positivo: está contaminada el agua que estamos tomando.”
  • “La situación es muy grave, se está muriendo muchísima gente de esas 11 localidades, 9 están en terrible condición… además tuvimos un caso muy grande de gastroenteritis que afectó a 340 personas”.
    También contextualizó el vínculo entre agua contaminada y salud pública: “Los metales pesados son cancerígenos, mutagénicos, van mutando de una generación en otra… nacen chiquitos con problemas… o fallecen de cáncer».

Denunciaba en Caleta Olivia la presencia de hidrocarburos, arsénico y metales pesados en el agua, además de enfermedades poco frecuentes que, como decía ella, “no tienen cura” y crecen en esa región patagónica. Alertaba con claridad: “No es solamente cáncer, sino Enfermedades Raras o Poco Frecuentes. Muchos pacientes no están bien atendidos… La situación se agrava cuando se trata de estas patologías: solo se ofrecen tratamientos paliativos.”

Un mal día le tocó a ella, ya con la certeza profunda de que la contaminación ambiental fue parte del combustible de su cáncer de hígado.

En agosto de 2015, en un foro en defensa del agua organizado en Comodoro Rivadavia, otras asambleístas como Lidia Campos, de la asamblea contra el fracking de Allen (Río Negro), la conocieron personalmente luego de años de tramar resistencia contra el extractivismo: “En el Foro en Comodoro había gente de todos lados… Y estaba Mary, que ya tenía problemas, como un problema en la boca del estómago… No se sabía bien… Uno tapa esas cosas y habla de la lucha, la salud quedaba en segundo plano. Mary no era de hablar de lo personal; siempre se preocupaba más por lo colectivo».

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Lidia y Mary, durante el acampe del Malón de la Paz en Buenos Aires, hace dos años.

La describe así: “Era menuda, callada. Pasaba desapercibida. Pero cuando abría la boca, te dejaba con la boca abierta. Sabía muchísimo. Y tenía una convicción inquebrantable.”

Recuerda Lidia que, en 2019, Mary pasó de la denuncia mediática a la judicial: presentó un amparo colectivo ante la Corte Suprema contra la contaminación del agua con hidrocarburos, arsénico y metales pesados. Denunciaba así, ante el máximo tribunal argentino, el abandono del sistema cloacal, basurales a cielo abierto, y exigía la puesta en marcha de una planta de ósmosis inversa paralizada (actualidadjuridicaambiental.com). En ese expediente Mary detallaba:

  • “Frecuentes interrupciones en el suministro… agua contaminada con hidrocarburos totales y arsénico… napas freáticas contaminadas por fracking…”.
  • Solicitaba medidas cautelares urgentes: provisión gratuita de agua apta, saneamiento cloacal, cierre de basurales y puesta en funcionamiento de la planta de ósmosis inversa.

Esa presentación inédita, que firmó ella misma, reflejaba años de trabajo comunitario, denuncias y… enfermedades. Pero su denuncia fue ignorada, archivada y judicialmente ninguneada: tras seis años, la Corte se declaró “incompetente” y desestimó el recurso, sin resolver la situación de fondo.

Mary no se rindió: en 2020 fue caminando hasta Balcarce 50 para presentar a través de Mesa de Entradas de la Casa Rosada una carta firmada por una red de organizaciones en defensa del agua dirigida a Alberto Fernández, denunciando la contaminación del agua y relacionándola lúcidamente con argumentos que el ex Presidente daba como recomendaciones durante la pandemia.

Lidia Campos es la que recupera y comparte a lavaca este documento, y la que como asambleísta define su legado: “Lo que ella hizo fue histórico. Vale la pena hablarlo para las próximas generaciones… En esta época hemos perdido tanta humanidad que a nadie le importa. Pero acá hay alguien que dio su vida. Dio, literalmente, su vida.”

El último recuerdo que Lidia conserva data del 14 de julio de 2023, durante una jornada de lucha contra Mekorot, la empresa nacional de agua israelí que intentaba desembarcar en Argentina con intenciones sospechosas. Relata Lidia: “Ella estaba afuera del Anexo del Congreso con los Jubilados Insurgentes para protestar… Después fuimos a una confitería. Le pregunté si había comido al mediodía… no había comido nada. Le sugerí unos tostados o medialunas con queso. Pidió un té. Cuando llegó lo que pedimos, no lo pudo comer”. Igual, se sacaron esta hermosa foto compartiendo. Y ese mismo día, antes de despedirse, Mary le regaló una pashmina rosa a Lidia para protegerla del frío.

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Carlos Ponce, Mary y Lidia Campos: una amistad atravesada por la lucha ambiental del sur del país.

Abandonada

Cuando se enfermó y vio que su asamblea se desarmaba –entre otras cosas precisamente porque muchos enfermaban- Mary se trasladó a Buenos Aires. Pretendía resistir y atenderse bien, cosa que logró durante muchos años: su lucha logró que PAMI le asignara el Hospital Italiano para su tratamiento.

Tuvo un cáncer controlado que se descontroló al ritmo del deterioro del sistema de salud: primero Macri, luego Fernández, la pandemia y finalmente Milei como garrotazo final.

Desde 2023 su situación empeoró drásticamente. Su compañera Zulema, de Jubilados Insurgentes, relata: “El PAMI decía que tenían medicamentos para esa patología, pero no eran los que había indicado su médica… entonces no los aprobaban. A veces los recursos judiciales salían favorables, pero el PAMI tampoco los entregaba. La impotencia era terrible».

Sino miren este video.

María Teresa López dice claramente: “El mecanismo es simple: es eliminarnos, gastando menos… llegar al déficit cero… matándonos.”

El video la muestra junto a sus compañeros de Jubilados Insurgentes en un reclamo frente al PAMI por sus medicamentos.

Sigue: “Es más fácil eliminarnos de manera nefasta e inhumana… Para mí ustedes son asesinos, y les importa un bledo”.

Hoy, un año y mes después, Mary tenía razón.

Zulema continúa: “Ella no podía hacer la quimio porque la droga fundamental no estaba… íbamos al PAMI con compañeros, hacíamos reclamos, pero no facilitaban nada. Cuando le autorizaban un tratamiento de ocho sesiones, solo le entregaban dos dosis. Nos confesaron que no se molestaban en dar el tratamiento completo porque muchos morían antes… Pero Mary resistía, resistía… llegó un momento en que el cuerpo no resistió más».”

Una de las últimas veces de manifestación ante el PAMI, sin Mary, el personal de seguridad preguntó por ella en la puerta: “¿Cómo está Mary?”

La respuesta era obvia: mal.

Insurgente

Pese al deterioro físico, Mary se unió a los Jubilados Insurgentes. Entendió que el sistema no solo descarta a quienes enferma, sino también a los que ya no pueden “producir”.
Zulema recuerda: “¡Tenía un carácter! Ese carácter es el que la hizo resistir cuando muchos se daban por vencidos”.

Llegó a ese espacio dos años atrás, íntimamente vinculada con su enfermedad. “Se metió en todo lo legal… recursos, fiscalías, Comodoro Py… sabía de litigio ambiental”, dice Zulema.

El 12 de junio de 2024, durante la lucha contra la Ley de Bases, estuvo firme en Plaza los Dos Congresos. “Nosotros la cuidábamos porque estaba débil, pero se escapaba, quería seguir.” Conocía a todos. “Era muy luchadora. Y hablaba con energía. Siempre nos pedía que unamos las luchas».

Lo que posiblemente sea su último legado lúcido: unir las luchas del ambientalismo con las banderas de los jubilados.

Sobre su convicción, Zulema dice: “Cualquier cosita que ella hacía la asumía con total responsabilidad… vino con cartulina, se traía el cartel… Cuando asumió Milei hizo un cartel que decía ‘Toda la clase política es responsable de la debacle del país’, lo diseñó ella misma”.

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Un cartelito que le hicieron tras su muerte, Clarisa y Agus, que lo dice todo: «Se lo hicimos porque ella era doña cartelitos, y lo dejamos con ella».

Otra anécdota: “Una vez vino a una reunión, con anotador en mano, ya predispuesta. Algunos comenzaron a hablar de su vida personal, y se enojó. Se levantó, juntó sus notas y se fue. Dijo: ‘acá se pierde tiempo, no van a llegar a nada’. Pero volvió. Con dramas y todo, no quería perder el tiempo: estaba alerta. Era consciente de que la tarea era enorme, y le ponía ímpetu”.

Mary sabía que no le quedaba mucho tiempo y por eso nunca bajó la guardia.

Siguió yendo cada miércoles a las rondas frente al Congreso, siempre con barbijo, para cuidarse y cuidar. Participó del Malón de la Paz, llevó agua, militó con grupos ambientalistas, jubilados y religiosos. Organizó actos, escribió cartas, e insistía en que el 22 de marzo, Día Mundial del Agua, había que salir a las calles. Siempre. Aunque lloviera, aunque doliera.

Porque Mary enseló que la muerte no es algo que ocurre al final: es eso que va sucediendo en vida ante la indiferencia, el silencio de los tribunales, el apagón de las protestas, la descomposición del cuidado, la impunidad de los contaminadores y la complicidad del silencio.

La muerte es el abandono.

La muerte es el olvido.

Y en ese sentido, Mary sigue más viva que nunca.

odas las agrupaciones de jubilados que se juntan los miércoles a protestar en Congreso, preparan un homenaje a Mary y, a través de ella, “a todas las víctimas del sistema y de este plan siniestro de exterminio de los más vulnerables”.

Será mañana, después de la marcha, en un acto en Plaza de Mayo.

Mary: gracias.

Hasta mañana.

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Pablo Grillo: llaman a indagatoria al gendarme Guerrero a seis meses de un disparo criminal

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El 2 de septiembre el gendarme que disparó una granada de gas lacrimógeno por fuera de todos los protocolos de la fuerza deberá comparecer ante la justicia. La decisión la tomó la jueza María Servini de Cubría más de cuatro meses después del hecho. Pablo Grillo luchó por su vida, perdió masa encefálica y hoy se encuentra en plena rehabilitación. Todo lo que deberá explicar Héctor Guerrero y que implica a su principal defensora y la responsable de la violencia estatal: Patricia Bullrich.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cuatro meses y una semana pasaron desde el miércoles 12 de marzo. Ese día, durante otra violenta represión a la marcha de jubilados y jubiladas, el Gendarme Héctor Guerrero le disparó fuera de toda legalidad una granada de gas lacrimógeno al reportero gráfico Pablo Grillo, cuyo impacto casi lo mata, y por el que perdió parte de la masa encefálica, estuvo casi tres meses internado en terapia intensiva en el Hospital Ramos Mejía y por el que hoy continúa en proceso de rehabilitación. Cuatro meses y una semana pasaron hasta hoy, lunes 21 de julio, en el que la jueza María Servini citó a indagatoria al gendarme, autor material de lanzamiento, para el próximo 2 de septiembre.

Es decir: entre la ejecución y la audiencia habrán pasado 131 días, casi seis meses, casi medio año. 

El camino de la in-justicia

En un primer momento, la jueza había rechazado el expediente y el caso había pasado al Juzgado Federal N° 12, donde tramitaba otra denuncia por los mismos hechos. Como ese juzgado estaba vacante y subrogado por Ariel Lijo, quien también se declaró incompetente y declinó la competencia, el expediente regresó al Juzgado N° 1 el 28 de marzo y la jueza Servini lo tiene en sus manos desde el 10 de abril, a la vuelta de una licencia. 

La cronología detalla el tiempo que una familia debe atravesar para exigir justicia por un hecho de violencia estatal: desde el 21 de marzo en que el papá, la mamá y el hermano de Pablo se presentaron en la causa como querellantes, solicitaron se llame a Guerrero a declarar “en calidad de imputado, por tentativa de homicidio agravado por abuso funcional, abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público”. Pero no hubo respuesta. Por eso, el 6 de junio, reiteraron el pedido con estos argumentos: “Desde el inicio de la investigación, todas y cada una de las pruebas recabadas por el Juzgado corroboran lo que planteamos en nuestra querella del 21 de marzo: el cabo primero Héctor Jesús Guerrero de la Gendarmería Nacional Argentina fue el autor del disparo de la pistola lanzagases que hirió de gravedad a Pablo Grillo el 12 de marzo a las 17.18hs”. Y agregaron: “En el pedido que presentamos ante la jueza Servini ofrecemos una descripción de los hechos y un análisis pormenorizado de los elementos de prueba existentes hasta el momento”.

Y no hubo dos sin tres: el 15 de julio se le volvió a exigir al Juzgado que lo cite a Guerrero. 

Y la tercera fue la vencida: este lunes, Servini citó a prestar declaración indagatoria al cabo Guerrero como autor del disparo con cartucho de gas lacrimógeno calibre 38mm que impactó en la cabeza de Pablo Grillo. La audiencia será el 2 de septiembre a las 10. 

Guerrero es el primer efectivo formalmente imputado en la causa por el operativo policial del 12 de marzo. 

Desde la querella informaron: “El juzgado ordenó la realización de una pericia balística a cargo de la División Balística de la Policía de la Ciudad para reconstruir con el mayor nivel de precisión técnica posible el disparo que hirió de gravedad a Pablo. Si bien la jueza consideró que ya existen elementos de prueba contundentes respecto de la responsabilidad de Guerrero para esta instancia, sostuvo que la pericia es necesaria para afianzar la reconstrucción de la dinámica del hecho”.

 La pericia tendrá como objetivos precisar:

-La trayectoria y velocidad del proyectil que impactó en la cabeza de Pablo Grillo;

-La posición del arma al momento de efectuarse el disparo y el ángulo de salida del proyectil; 

-Analizar si el proyectil impactó previamente contra otra superficie, y si eso alteró su dirección o energía.

-Las ubicaciones de Grillo y de Guerrero al momento del disparo.

El juzgado también ordenó, previo a la pericia, una inspección en el lugar del hecho (la esquina de Hipólito Yrigoyen y Solís) que incluirá un relevamiento fotográfico terrestre y aéreo y la elaboración de un croquis detallado de la escena. 

Además, le prohibió a Guerrero la salida del país.

Compartimos el perfil de Pablo que realizamos en la edición 203 de MU.

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Mariano Randazzo, comunicador y realizador sonoro con más de 30 años de experiencia en radio. Trabaja en medios comunitarios, públicos y privados. Participó en más de 20 proyectos de podcast, ocupando distintos roles de producción. También es docente y capacitador.

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