CABA
Coronavirus: la pandemia de miedo, el mes ganado, y cómo dar vuelta la realidad
“Ganamos un mes” dice a lavaca la epidemióloga Silvana Figar en referencia a la velocidad de respuesta local frente al coronavirus, en comparación con lo ocurrido en China y algunos países europeos, aunque el problema recién está empezando. “Y con el correr de las horas se van a ir anunciando nuevas medidas que faciliten cumplir el aislamiento”. Es coordinadora del área de Salud Poblacional del Hospital Italiano y voluntaria en los equipos que enfrentan esta crisis sanitaria. Más allá del tiempo ganado, los modelos matemáticos con los que evaluar los niveles de contagio muestran a la comunidad en zona de riesgo. Frente a eso, Figar propone también pensar otras cuestiones motivadas por el brote mundial de coronavirus COVID-19. ¿Cómo relacionar pandemias y cooperación? ¿Y con el consumo? ¿Con qué paradigmas razonar lo que se está viviendo? ¿Cuál es la función de los miedos y de los medios? Reflexiones frente a las pandemias del siglo 21.

“Las medidas que se están anunciando son perfectas. Los modelos de predicción matemáticos muestran el valor de medidas tomadas a tiempo. Se van a seguir anunciando estrategias para facilitar el cumplimiento del aislamiento y eso da esperanza” explica la doctora Silvana Figar, coordinadora del Hospital Italiano en el área de Salud Poblacional, y parte del equipo de la entidad que investiga temas socioambientales como lo han hecho, por ejemplo, con los efectos en la salud de la aplicación de agrotóxicos en localidades de Entre Ríos como Villa Elisa.
“Argentina está pudiendo contar con información de epidemiólogos de todo el mundo, tenemos incluso un foro internacional en el que estamos interconectados y en el que estamos manejando justamente modelos matemáticos que permiten entender de qué modo se viraliza la enfermedad y la importancia de prevenir a tiempo el problema. Hay mucho aprendizaje que nos llega por esa vía. Desde Europa principalmente, hay epidemiólogos que quieren ayudar planteando que lo que les pasó a ellos no nos pase a nosotros. No estamos solos en eso”.
Sostiene Figar: “Ganamos un mes. No es lo que pasó en China donde hubo cuatro casos con neumonías graves sin causa, internadas, cuyos inicios de síntomas habían sido el 8 de diciembre. Recién a fines de ese mes se reconoció la epidemia. O sea que la circulación viral social era anterior al 8 de diciembre, iba contagiando y enfermando a muchísima gente, y estuvieron más de un mes sin poder dar repuesta”.
“Por eso el problema tiene que ver con haber llegado demasiado tarde. Nosotros, con el diario del lunes, tuvimos la oportunidad de tener ese mes a favor para poder plantear más a tiempo las medidas de contención social, y eso puede lograr que, cuando venga la epidemia, el número de casos se aplane”. Silvana se fundamenta en los modelos matemáticos difundidos por el ingeniero español Tomás Pueyo (residente en los Estados Unidos) en su trabajo “Why you must act now” (Por qué ustedes deben actuar ahora). Allí Pueyo explica que la capacidad exponencial de contagio del virus hace que la única forma de amortiguar el crecimiento de la epidemia sea mediante el aislamiento social, y que esa distancia social es la única capaz de salvar vidas.
Demuestra que los casos reales son muchos más que los “casos conocidos” (hasta 10 o 15 veces más) y que en Wuhan y otras 15 ciudades chinas el aislamiento social fue lo único que detuvo el brutal crecimiento de casos reales.

Explica Figar: “Hay un reporte muy bueno de este lunes en el que China está bajando sus cifras. Está teniendo la misma tasa de casos curados que de nuevos. Eso ameseta la tendencia y permite que se controle mejor la enfermedad”.
Silvana participó además en el Diplomado en Periodismo y Comunicación Ambiental Andrés Carrasco, de la Cooperativa lavaca, y compartió percepciones, datos y reflexiones a partir de lo que está ocurriendo en la sociedad. Algunos de sus conceptos, como para incentivar el debate y las acciones en tiempos en que el miedo puede ser un dispositivo paralizante.
¿Competencia o cooperación?
“Estoy colaborando en el Ministerio de Salud de Nación y de CABA, llamé y ofrecí voluntariamente mis servicios como epidemióloga, dada la situación. En el 107, me consta, se armó un equipo excepcional de seguimiento de los casos que se van presentando. En Argentina estamos con la suerte de tener el diario del lunes, porque Italia, China, ya están pasando por situaciones que a nosotros nos permiten prever cómo trabajar socialmente esta epidemia, esta pandemia. Y, en ese sentido, se nos da esta oportunidad de construir nuevas estrategias que vayan dirigidas a lo que es la prevención de la transmisión social del virus”.
“Uno de los temas que aparecen en estas situaciones es: ¿cómo construir el lazo social que tiene el poder de dar vuelta una realidad social cualquiera sea? Sobre esto hay muchas teorías, hay un montón de sociólogos que apoyan que es posible y, dicho de manera muy dicotómica, lo siguiente: o creemos que los seres humanos sobrevivimos compitiendo o creemos que sobrevivimos cooperando”.
La enseñanza de las epidemias
“Estamos entrando hoy en una etapa que nos convoca a reconstruir el lazo social y a entender cómo es el ser humano trabajando con un concepto de cooperación, de potenciación y creatividad, para la transformación de su contexto tanto ambiental como social. Soy una convencida de que las epidemias vienen a enseñarnos justamente a construir esa cooperación. La epidemia es una enfermedad que le viene al conjunto, a toda la sociedad, con lo cual las respuestas terapéuticas -si me pongo paramédica-, tienen que ser diseñadas desde el conjunto y no a título individual”.
“La historia muestra que las epidemias siempre dan esa oportunidad de que aparezca lo solidario, lo fraterno, el trabajo colectivo comunal. Y, como todo, en las sociedades hay un 20% que piensa así, otro 20% que va a tener conductas individuales que hay que respetar porque probablemente están orientadas desde el miedo, y una masa importante que sería ese otro 60%, que un poco va a ir a donde estos dos extremos lo lleven. Por eso es tan importante en este momento, cuando todavía estamos en una fase de contención, lo que ocurre con aquellos que al miedo lo han podido transformar en la contracara del miedo y lo traducen en acciones activas”.
Lo activo y lo pasivo
“Esas personas que yo menciono como activas, es necesario que empiecen a ser quienes dominan la voz de las sociedades. Voy a ir a un ejemplo: Circuló un whatsapp donde decía: “Si ves una persona que vino del extranjero y no cumple la cuarentena, llamá al Ministerio de la Nación al 0800”. Eso no debería viralizarse si tenemos una malla social que pueda contrarrestar un accionar local de sujetos. O sea: ¿conocés a esa persona? ¿Podés abordarle y hablarle, en vez de tener un miedo y disparar una acción de control por un tercero?”.
“Es decir, yo me hago cargo de mi responsabilidad porque soy un sujeto ya consciente y sé que algo puedo hacer, no me pongo pasivo y espero que un papá Estado me lo resuelva. Y sobre todo, la forma de resolverlo: lo que yo quiero evitar es la militarización de una epidemia. Entonces, si hay algo que sé que se puede hacer, porque lo hemos hecho en la red pública de salud AMBA, hemos trabajado el concepto de salud colectiva, es encontrarnos en esos debates singularizantes en cada contexto, en cada particular. Ustedes ahora piénsense desde lo individual: ¿qué poder tienen de ir a proponer un diálogo para construir con inteligencia colectiva alguna acción, que será útil para la situación particular de ustedes? Entonces es la suma de singularidades y acciones de ciudadanos autónomos o con autonomía relativa, la que hace la transformación”.
El nuevo enfoque
“En ese enfoque es donde podemos hoy hacer algo nuevo, que no está, aunque nuestra sociedad se ve desafiada a ver quiénes somos los actores que ganamos el tejido social, sobre todo las redes sociales, para invitar a las personas a sumarse, a pensarse en particular y con acciones. Otro ejemplo: me están llegando propuestas porque además ya he armado un grupo que lo llamamos de Prevención Biopsicosocial de la Epidemia. Hay gente del ámbito de la salud, pero se han sumado líderes comunitarios, aquellas personas que vienen de merenderos, de comedores, o los que cuidan geriátricos. Tuvimos tres encuentros la última semana. Hay una enfermera con sus instrucciones, compartimos conocimiento e información, saber qué es el virus y qué me puede hacer, se contestan las dudas, pero se contestan dentro de una dinámica también más bio-psico-social, que arranca con el miedo, y sobretodo este miedo que imponen los medios de comunicación que colaboran muy poco”.
“Así empezamos a deconstruir qué herramientas damos una vez que tenemos información, una vez que vemos nuestro espacio particular, y que empezamos a darnos cuenta de que es una oportunidad de trabajar con el otro. Entre los que están ahí: ¿cómo ven que pueden hacer algo? Al principio uno va por el cierre, por todo lo que no se puede hacer. Con tanta información negativa, empiezo a cerrarme, a quedarme sin poder respirar. En estos encuentros que hacemos, y que ustedes mismos pueden hacer, se puede pensar con el otro cómo pasar del ‘no puedo’ al ‘qué es lo que sí puedo hacer’. Y el ser humano en esos casos pasa de la emoción del miedo a una emoción proactiva, si estoy con otro o una otra que me da un incentivo para actuar de otro modo”.
“Entonces es una combinación entre dar información y dar seguridad, y recuperar potencial innovativo y creativo, que cada uno singulariza es su contexto, para dar una solución al problema. En vez de negarlo, en vez de pedirle al Estado que se haga cargo y, menos todavía, en vez de pelearme con el otro porque es el que me trae la mancha, o que se porta mal. Eso lleva a comportamientos sociales que terminan pidiendo mano dura, y al final vemos la respuesta del Estado que, como tampoco sabe qué hacer, saca a todos los militares a la calle y sabemos también todo lo que pasa con eso”.
“Lo que me desvela es entonces cómo nos entrelazamos, porque la sociedad tiene otro nivel de maduración, de entramado, y no da lugar a respuestas de este 20% asustado que cree que hay un malo y entonces la fuerza pública es la que da respuesta y me cuida”.
Cuando no hay grieta
“Sobre la epidemia, hoy no hay circulación viral activa. O sea, hoy yo puedo transitar con mis resguardos de distancia social de cualquier ser humano, porque estoy aprendiendo para la fase que sigue, que es la 3. Entonces, en esta fase es que podemos prever la conducta de miedo a futuro, porque en cuanto la sociedad tome miedo, por ahí gana ese 20% que se aísla y no permite este espacio de construcción del que estamos hablando”.
“Argentina está en una situación tristemente privilegiada porque, a mi juicio, lo que están haciendo Ciudad, Nación y Provincia por suerte es un diálogo continuo, doy fe de eso, lo veo, y las medidas que toman no son políticas, no están jugando a ver cómo queda uno o el otro. Y eso para nosotros, al menos para mi mirada, supera la dicotomía que genera todo lo que socialmente sufrimos por falta de diálogo en una grieta”.
“Por eso también veo una oportunidad para que todo lo que ocurra sea pensado para cuidar a la comunidad. Por primera vez esta epidemia nos viene a decir ‘vamos a lo importante, juntémonos’. Y eso está ocurriendo a nivel liderazgo de la Salud Pública. Para mí eso es maravilloso, me emociona y por eso fui a ofrecerme voluntariamente. Y hay una dedicación al trabajo coordinado como nunca vi también. Nadie duda, estamos todos cansados y la seguimos”.
“Por eso de nuevo vuelvo al concepto de trabajar en red: encontramos un propósito, no nos anteponemos como individuos, ni con nuestro miedo, ni con nuestros intereses individuales. Eso ahí se está viendo, y esa fase es la que nos permite -la fase actual, la fase 2, donde están estos treinta y pico de casos que están todos guardados, y yo doy fe de eso porque lo veo, el equipazo que hay de contención de contacto, un equipo de operadoras coordinadas para cuidar a esas personas. Ver cómo funciona todo eso es emocionante”.
“Algo que también nos regala esta epidemia es el valor del tiempo, y a la gente que está en resguardo, una de las preguntas que le hacen los operadores es ‘qué es lo que siempre quisiste hacer y no pudiste’. Y bueno, hay gente que le gustaba pintar entonces el Estado le llevó los materiales. O una mujer que quería tejer, o historias así, muy singulares, pequeñas, en las que hay vínculo y hay amor”.
La pseudo libertad
“Ahí aparece otro aspecto. El modelo de consumo y la pseudo-libertad que uno tiene en un trabajo que lleva el tiempo vital de la persona. Estas epidemias sabemos que vienen a hacernos pensar en el modelo de producción, de consumo y de formas de relacionarnos productivamente. Ahora hay tres personas a las que se les da de alta, los primeros tres curados de coronavirus. Ellos son quienes no tienen más miedo, porque ya se curaron, están inmunes. Entonces, ¿qué van a hacer? Y eso es interesante de ver, porque perfectamente podrían ser quienes empiecen a cuidar a otras personas, dado que pueden estar ahí. O si se van a individualizar y decir ‘hago la mía’. Es interesante ver qué nos pasa luego de que tenemos coronavirus. Así que bueno, yo no soy experta en eso pero lo veo, es una oportunidad”.
“¿Qué opciones tenemos en lo práctico? Por ejemplo, seguir una dieta saludable, definida como aquello que es lo más cercano a la tierra. Es decir, si vos tenés que abrir un paquete, algo envasado, industrializado, ya se alejó. Todo lo que estés consumiendo está desvitalizado, porque pasó por la industrialización. Entonces tu sistema inmune requiere de propiedades que van más allá de la vitamina C. Como la toma de Vitamina C se difundió ahora, la pongo de ejemplo: si yo la consumo en pastilla, no es la misma vitamina C que si la saco de una naranja, y no es la misma la de la naranja del jugo del frigorífico que la que saco recién del árbol frutal, y ni hablar si ese árbol frutal no está fumigado y es agroecológico”.
“Esto nos lleva a otro tema. Si consumo algo que tiene agrotóxicos, se afecta la salud incluyendo la microbiota y sse afecta el sistema inmunológico. La microbiota es un órgano nuestro: así como tenemos el hígado y el riñón, tenemos una película de bacterias en nuestro tubo digestivo que si no existen, o han sido dañadas, nos impiden estar sanos. Si consumo algo que tiene un agroquímico o un agrotóxico, es obvio que las bacterias se van a ver afectadas. De hecho el glifosato se descubrió como un antibiótico de amplio espectro. Entonces, vuelvo al contexto, cada vez que yo consumo una comida que tiene un proceso que no es natural, estoy afectando mi microbiota y eso va a afectar mi inmunidad, hoy ya se conoce esa relación tan necesaria de nuestras bacterias con nuestro sistema inmune e incluso cerebral”.
“¿Cómo hacemos entonces como sociedad? La creatividad va a aparecer por la pregunta, la pregunta que está abierta, y que nos hace buscar juntos. No hay respuestas. Y creo fuertemente que en ese caso nuestras respuestas son maravillosas si las pensamos colectivamente y en cada particular. Por supuesto el coronavirus puede ser una oportunidad para efectivamente sacar de cuajo la idea de que el modelo productivo actual es necesario para supervivir. En cambio tenemos otras posibilidades, de actuar en cooperación, en colaboración, pensando en otros estilos de vida”.
“¿Un ejemplo? Redes de vecinos podrían conseguir bolsones de alimentos saludables, por ejemplo de la UTT (Unión de Trabajadores de la Tierra). Eso hoy se pueda compartir por redes y generar esa relación de productor y consumidor. Darnos cuenta de que ir a un supermercado es una construcción del modelo, del sistema actual. El coronavirus tal vez permita llegar a ese 60% de personas que pueden estar esperando ideas y acciones de partes de grupos que puedan acercarles formas nuevas de consumo distintas”.
“La epidemia nos trae una novedad: poder reconstruir lazos sociales rotos. Una oportunidad de generar la cooperación y encontrar el lugar en una sociedad que hoy nos necesita a todos. Lo estoy viendo. Un ministerio segmentado en organigramas rígidos se transformó en otra cosa donde el eje es la salud y el entramado para resolver situaciones. Eso saca los egos, hay un propósito común que nos convoca y relega el individualismo. Todos con una energía asociativa muy interesante. Haciendo algo que no es por pánico o miedo o por un interés individualista. Ese tipo de cambios pueden ser el signo de una época”.
“En lo práctico, el tema es evitar que la enfermedad crezca tanto que colapse al sistema de salud, que no haya camas suficientes si la epidemia crece toda junta”.
“Ojalá los periodistas se dejen de hablar de números, de miedo, y se pongan a hablar de la potenciación que genera trabajar en la construcción del lazo social”.

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
CABA
La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
Actualidad
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».
Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.
Por Tiempo Argentino
Fotos: Antonio Becerra.
En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.
“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.
“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Represión como respuesta
La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.
“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Un reclamo federal
La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes”, resaltó.

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.
El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.
Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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