Sigamos en contacto

Nota

Corrientes, la guerra contra la naturaleza

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

lavaca recorrió rutas y parajes asolados por el fuego que, según el INTA, ya destruyó el 11% del territorio provincial: la superficie quemada equivale a 46 veces la Ciudad de Buenos Aires. Pobladores que perdieron sus casas. Familias sin agua. Bomberos que vienen de otras provincias a ayudar con lo que pueden. Cuarteles locales que rezan por la lluvia. Chicos del ejército casi sin entrenamiento. Las primeras comunidades que alertaron del desastre. La transformación territorial que cercó territorios ancestrales con monocultivos. Y un cacique guaraní que trajo la lluvia con chamamé. Una crónica desde la otra guerra.

El reloj marca las 10:45 de la mañana, la temperatura en la Ruta Provincial 5 alerta 41 grados, y en el pastizal que se está quemando a la derecha del camino en Loma de Vallejos, a 94 kilómetros de Corrientes, sobresale, primero, un sombrero.

Luego, un caballo.

Luego, un hombre.

Se lo ve arriando a sus vacas para alejarlas de un foco que humea denso, silencioso, aparentemente distante, pero que avanza sin pausa. El hombre se acerca a la ruta, transpirado -piel curtida, mirada cansada- y pide un poco de agua. Se llama Ireneo Mesa, propietario del campo, tiene 70 años, 300 cabezas de ganado, y tenía una casa: la acaba de perder.

“Se me quemó toda”, dice, voz tranquila, resignada. “Perdimos todo el material, el alambrado, la cocina. No puedo llamar a nadie porque no tengo teléfono. Todavía no vino nadie. El incendio empezó a las 5:30, antes de las 6. Para mí fueron unos que pasaron en moto, porque ayer no había nada. ¿Por qué? Para hacer la maldad, nomás”.

Corrientes, la guerra contra la naturaleza
Fotos: Juliana Faggi

Hay enfrente un patrullero de la policía provincial. El comisario inspector Peralta saluda y dice que aguardan por una dotación de 16 brigadistas que llegaron de San Juan. “Fueron a cargar combustible”, avisa. Es del interior de la provincia y nunca vio algo así. Señala el lado izquierdo de la ruta, enfrente del campo de Ireneo: “Este comenzó a quemarse el sábado. Tuvimos que cortar el paso dos horas porque era imposible transitar por el humo. Parecía que salía fuego del asfalto mismo, porque cuando ya no hay nada que quemar, sigue por abajo. Mire lo que es: no quedó nada”.

Miramos: todo negro.

Causas y consecuencias

Los fríos números encadenan cada día un eslabón más al desastre: el cuarto informe del INTA Corrientes, en base a datos que aporta el Grupo de Recursos Naturales de la Estación Experimental Agropecuaria provincial, alertó que al 21 de febrero la superficie correntina arrasada era del 11%.

El porcentaje equivale a 934.238 hectáreas, unas 46 veces la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Sobre la ruta, los números toman forma: el color es negro, la textura de las raices se quiebra al tacto, el olor es a ceniza. “Esto era una cañada, un pastizal que se inundaba temporalmente”, señala Emilo Spataro, experto en gestión ambiental, uno de los fundadores de Guardianes del Y’verá, organización que hace décadas denuncia y alerta sobre las causas y consecuencias de la transformación de un modelo productivo que hoy estalló de forma dramática. Aquí, a 15 kilómetros del pueblo de San Luis del Palmar, lo que señala Emilio es un ejemplo: donde había agua este verano hubo vegetación seca.

Corrientes, la guerra contra la naturaleza
Emilo Spataro, uno de los fundadores de Guardianes del Y’verá
Fotos: Juliana Faggi

Por la Ruta Provincial 5, entre el humo espeso, se comienza a ver un efecto de ese reordenamiento: de un lado bosque nativo, del otro pinos o eucaliptos. “De un lado, decenas de especies, y del otro especie única”, traduce Spataro. Las organizaciones señalaron que esa masa única es gran responsable de la crisis actual: uno de los clusters de forestaciones se produce todo alrededor del Parque Nacional Iberá, en el centro de la provincia, una de las zonas más afectadas por los fuegos.

“El monocultivo forestal, como todo monocultivo, es la destrucción total de variables ambientales de forma sistemática”, explica Spataro. “En el caso de las forestaciones, fumigan con glifosato para eliminar la vegetación. En los pastizales, hacen surcos para sembrar pinos y eucaliptos. En los humedales, introducen canales y terraplenes para sistematizar el manejo del agua: a medida que crecen, aumenta el consumo. La especie, además, es invasora: el viento lo dispersa y crece al borde de una laguna, lo coloniza y se arma un pinar espontáneo, que lo seca”.

El auto se detiene.

El humo lo tapa todo.

Bautismos de fuego

El fuego viene del estero Santa Lucía, en el departamento de San Miguel, a 167 kilómetros de Corrientes capital. Sobre la ruta 118 hay una dotación de tres bombreros del cuartel de Leones, de Córdoba, que ahora almuerzan porque fueron relevados. Otros dos cuarteles -Villa Dolores y Yacanto, también de Córdoba- están trabajando en otros parajes. Llegaron el sábado y se están quedando en una escuela rural a 30 km junto a otros bomberos y brigadistas que dependen del Sistema Nacional de Manejo de Fuego.

Corrientes, la guerra contra la naturaleza
Fotos: Juliana Faggi

Bruno Maurer es bombero voluntario, tiene 28 años y un deseo: “Esperemos que llueva a ver si nos da una mano porque no damos abasto. Vamos cubriendo en la medida que podemos. Es triste por el medioambiente: podés hacer poco y nada mientras ves cómo daña un ecosistema que no se recupera más”. Jorge González, 40, y una hija que llama todos los días para que no se preocupe y se ponga a llorar: “Nos da impotencia, porque no podemos estar en todos lados”. Angel Pena, 46, y es el jefe: “Lo único que queremos es poner nuestro granito de arena, aunque sea lo mínimo, para ayudar en algo”.

A cinco metros hay un camión del ejército con cinco chicos del Batallón de Ingenieros Blindados de Concepción del Uruguay, Entre Ríos, que están descansando. Lo de chicos no es una generalidad: David Zanabria es voluntario de segunda en comisión y tiene 23 años. “Llegamos el sábado y el domingo nos metieron de lleno contra el fuego. Los brigadistas lo llaman ‘bautismo de fuego’. Se nos reían porque nos decían: ‘Cómo los van a meter a ustedes que tienen un curso apenas en terrible bautismo’”.

Con el humo que lo inunda todo, cada testimonio suena aún más tremendo. El curso de un mes lo hicieron en el batallón: “Nada que ver con lo que estamos enfrentando ahora. Nos dijeron de técnicas, movimientos, herramientas, pero no hicimos las prácticas. Acá tenemos el fuego enfrente y tenemos que hacer una brecha en menos de cinco minutos para que no avance del otro lado. Sin ese curso, estaríamos en pelotas”.

Los soldados Ernesto Goydar y Marcelo del Valle cumplieron 20 y 22 años el martes: “Nos dieron un budín”, dicen, en festejos que pasaron entre el humo. “Es una tragedia lo que pasa: la gente llora, destrozada, ven que viene el fuego y no quieren abandonar sus cosas, su casa, intentan salvar lo que puedan, entre lágrimas. Por suerte los dos fuegos que estaban por llegar los pudimos tirar”.

Corrientes, la guerra contra la naturaleza
Fotos: Juliana Faggi

Se levantan todos los días a las 5:30 y no tienen hora de repliegue. Zanabria: “Si estamos batallando y está calmado a las 8 de la noche tiran la orden, pero si se reactiva tenemos que quedarnos hasta que se apacigüe para irnos tranquilos. Si no se puede, nos vamos hasta el día siguiente”.

¿Y sus familias? “Tratamos de no pasarles el nerviosismo para que no se preocupen. Capaz nos duele todo, pero aunque estemos quebrados, lo camuflamos”.

Sobre la ruta, apoyados en una moto, Olegario (42) y María Ester (41) observan todo con lágrimas en los ojos, y no es por el humo. “Nacimos y nos criamos acá. Nunca vimos esto, desde el sábado que estamos así. El domingo se le quemó la casa a un abuelito, perdió todo. Lo vimos. Nosotros estamos muy cerquita, nos está rondando. Tenemos 5 hijos y una nietita de 2. Estamos en una crisis porque no hay fruta, no tenemos verdura, nada, porque no tenemos agua. ¡No hay agua! Todo seco, no se produce nada. El otro día alguien vino de Corrientes y nos trajeron agua mineral, pero nada más. A veces te largás a llorar de impotencia, porque nadie sabe lo que va a pasar. Antes se quemaba un pedacito, no tenías miedo: hoy tenemos miedo hasta de dormir”.

Ella trabaja haciendo changas de panadería en su casa en Paraje Caimán.

Él, en un aserradero, con eucaliptos: “Trabajo de 5 a 10 y otro poquito por la tarde, pero no puedo faltar porque no cobro, si no. Mirá”, dice y se muestra la pierna, con sangre aún sin cicatrizar. Se muestra el dedo: “Está machucado. Si te distraés, fuiste”.

Cobra 140 pesos la hora. “Una miseria”, dice, como si hiciera falta aclararlo.

Sobre humos & especulaciones

Los bomberos y los brigadistas se desplazan a la ruta a ordenar el tránsito porque el humo -ahora gris- ya impide la visión. Hay que pasar con cuidado. El tramo no llega a ser de un kilómetro pero es una prueba de cómo, en segundos, puede cambiar todo.

“Muchos echaron la culpa a los pobladores de los fuegos”, dice Spataro, cuando la visión se despeja un poco. “Muchos tienen únicamente la banquina para pastar las 3 ó 4 vacas que tienen, en otro efecto de la acaparación de tierras. Están acostumbrados a quemar el pastizal para que rebrote, pero nadie les dice ni les explica que estamos en un contexto de cambio climático: es responsabilidad del poder político difundir cuáles son las particularidades para que los pobladores no quemen”.

Corrientes, la guerra contra la naturaleza
Fotos: Juliana Faggi

También hay intereses sobre las tierras: en medio de este contexto crítico, Juntos por el Cambio pidió derogar la ley de Manejo del Fuego, que prohíbe la venta y el cambio de uso de tierras incendiadas en un lapso de 60 años para evitar especulaciones. “Es muy obvio”, dice Spataro. ¿Qué tipo de proyección productiva hay en esas tierras? “Plantaciones forestales y ganadería. Los humedales son caros de intervenir porque necesitan una inversión fuerte, pero ahora que están secos el fuego los destruye de forma barata”. Un ejemplo: “Tenés 10 mil hectáreas: 5 mil de pasturas y 5 mil de humedales profundos. Con fuego, para fin de año, podés tener 10 mil de pastura”.

Allí se entiende la importancia de la Ley de Humedales que el Congreso cajoneó y este año perdió por tercera vez estado parlamentario. Hay promesas de presentarlo con la apertura de sesiones en marzo, pero el humo no es exclusividad correntina: “La ley crearía los instrumentos de gestión del territorio necesarios para que esto no pase más. Implica que cada provincia tenga que incluir a sus humedales en un proceso de reordenamiento territorial participativo. Que haya sectores que discutan si es útil destruir buenas tierra de pastura, cañadas y lagunas para forestaciones homogéneas o si es buena idea forestar parajes rurales alrededor de los pueblos con el riesgo de incendio que significa. No estamos en contra de la producción, los extractivistas lo están. Hubiera cambiado esta historia si hace 10 años hubiéramos tenido ley de humedales”.

La naturaleza rebelde

Las camionetas de Guardianes del Yverá llegan al cuartel de bomberos de Concepción, a 190 kilómetros de Corrientes, a dejar donaciones: bidones de agua, bebidas isotónicas, mochilas, calzado, medicamentos. Les recibe la delegación con María Rosana Ojeda, 42 años, 12 como presidenta de la asociación civil: “Agradezco mucho a Dios que aquí no tuvimos pérdidas materiales de las casas. Muchos animalitos sí murieron porque se quemaron los bosques nativos. Otros que sobrevivieron están en problemas hoy, porque muchas personas están sin agua potable”.

Cuenta que no tuvieron visitas de brigadistas y que la única ayuda recibida fue de Nación. “Hay cuatro aviones hidrantes en el predio y bomberos de un lado a otro”. Dentro de la regional que integran, muchos pueblos no tienen móviles, entonces Concepción -con tres vehículos, una estructura que otros zonas no tienen, ni siquiera con cuarteles- puede asistir. Ojeda: “Esta crisis evidenció el abandono total. Da mucha bronca porque nadie aparece, nadie dice nada, vienen para la foto. Mintieron demasiado: si recibimos subsidios provinciales es porque se está quemando Corrientes (en el interior llaman Corrientes a la capital). Lo que tenemos son móviles nacionales, y después hay mucho chiquitito para hacernos callar la boca. A veces te aguantás y te tenés que agarrar de donde venga. Hay mucha impotencia”.

¿Qué queda? “Rogar que llueva, y que sea lo que Dios quiera”.

Cerca del cuartel vive Miriam Sotelo, delegada del Consejo de Participación Indígena (CPI), y referente de la comunidad Yahaveré, aquella que empezó a denunciar la tragedia anunciada hace años: “La naturaleza está en total rebeldía. En todo su esplendor, nos está mandando un mensaje. Cuando nos despojaron de nuestra tierra, nos sacaron y nos humillaron, nadie hizo nada. Nosotros somos dueños de esos lugares y no hicimos ningún negocio, pero no fuimos defendidos de la misma manera. Hoy la respuesta política está siendo subsidiar a las mismas empresas que nos llevaron a esto. Yo tengo un hijo y un sobrino de 9 años: ¿qué les estamos dejando a ellos?”.

Corrientes, la guerra contra la naturaleza
Fotos: Juliana Faggi

A nivel social también quedó, con el desastre en curso, que la respuesta política fuera que el gobernador correntino Gustavo Valdés y el ministro de Medio Ambiente de Nación, Juan Cabandié, se culparan mutuamente. Spataro: “La responsabilidad primigenia es del gobierno provincial porque es la titular de los recursos naturales. Además, lo del gobernador fue bochornoso: estaba de vacaciones, culpó a la mala suerte y pidió plata a Estados Unidos. Pero el ministro se escuda en falsedades”.

En 2021, la Corte Suprema revolvió que Nación tiene competencia para intervenir y regular el uso del agua en el caso del Río Ayuí: se trata del proyecto que unía al vicepresidente del Grupo Clarín, José Aranda, con el millonario George Soros, en la construcción de una represa. La provincia había demandado a Nación diciendo que violaba la autonomía provincial, pero la Corte lo rechazó. “Dijo que la tutela de los recursos no implica que Nación no tenga postedad de supervisar el cumplimiento de las leyes nacionales. Entonces Cabandié no sólo podía, sino que debía hacer más”.

Cristian Piriz es de San Miguel, una de las zonas afectadas ayer y hoy. Referente de Guardianes del Yverá, se sumó a la organización después de un encuentro de pueblos fumigados que se hizo en Pellegrini, luego de ver durante años cómo las forestales destruyeron las comunidades: “Vendían las tierras por monedas y se iban a vivir a otro lugar. Sabemos cuál es la raíz del problema. Más de uno la vivió en carne propia”.

Por eso, con las denuncias de años hechas realidad de forma trágica, hoy piensa que tiene que haber una acción diferente. “Tiene que haber un punto de quiebre. A la sociedad le hizo un click distinto el hecho de visualizar luchas que parecían aisladas, en distintos lugares, pero que tenían que ver con este tipo de eventos. Los únicos que no reaccionan es la clase dirigente, que sí sabe, pero no le importa, y continúa con decisiones que afectan los territorios. Hoy estamos básicamente dependiente de la lluvia. Si después de esto no hay un cambio mucho mayor, no va a haber solución”.

Hasta la raíz

Ceferino Ríos tiene 57 años, es el karaí guasú (cacique) de la comunidad guaraní Ñu Puhi, y es otro de los referentes que luchó en defensa del territorio contra las empresas que alambraron con púas y monocultivos el Iberá. “Querían sacar a todos los lugareños y adueñarse de los campos, porque el interés de ellos es el agua y el turismo. Este modelo nos hizo mucho daño. La forestación trajo muchos problemas. Si no fuera por la organización Guardianes del Yverá, nos hubieran echado hace años”.

Hoy siguen resistiendo. La comunidad pertenece al departamento de Ituzaingó, al norte de la provincia (otra de las zonas afectadas), pero Ceferino viene cada 15 días al potrero que era de su familia, en Concepción. Mientras habla, a 300 metros se ve fuego. Ya fue y vino una camioneta de bomberos (“Si se complica, avise”, le dijeron) y se ven avionetas que sobrevuelan y arrojan agua que parece no hacer nada.

Corrientes, la guerra contra la naturaleza
Fotos: Juliana Faggi

“Está desde enero el humo y nadie lo puede apagar”, dice, tranquilo. “Únicamente el de arriba puede, con lluvia, porque el fuego va bajo tierra: se quema arriba, se quema más abajo, y se quema hasta la raíz, ahí sigue bajo tierra. Era un monte con juncal y totora, de raíz gruesa. ¿Miedo? No. Estamos acostumbrados. Lo que sí es molestoso es el humo, porque algo así nunca vimos. Es, cómo te puedo decir: una epidemia”.

Ante la repregunta, el cacique insiste en su tranquilidad: “Lo único que queda es tener fe. No podemos inventar nada contra la naturaleza. Ella es la que manda”.

De fondo, el fuego ya no se ve: no porque no esté, sino porque lo tapó el humo. “No va a llegar”, confía Ceferino, cuenta que ya hizo un cortafuego (trazó una zanja con un tractor para impedir el avance de llamas), y dice que ahora van a “serenatear”. Saca una guitarra, se suma otra, un bajo y un acordeón. Comienzan a tocar y cantar chamamé. Las voces son bellísimas, la digitación de la guitarra es precisa, el acordeón marca el pulso, pero el humo avanza y, con los minutos, ya es una neblina dentro del concierto.

De pronto, cae una gota del cielo.

Y otra.

Y otra.

Está lloviendo.

Corrientes, la guerra contra la naturaleza
Fotos: Juliana Faggi

Nota

Imágenes de la marcha a Plaza de Mayo: los jubilados siguen haciendo lío

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Jubilados y jubiladas se movilizaron desde el Congreso de la Nación hasta Plaza de Mayo en una nueva jornada de reclamos y denuncia por los ingresos de pobreza que perciben y el fin de la moratoria previsional, cuya prórroga sigue durmiendo en Diputados. Como siempre, los carteles manuscritos fueron una forma de expresión y creatividad. En uno se leía: «Francisco está feliz. Jubilados haciendo lío!!!»

La marcha comenzó nuevamente con un operativo desproporcionado con las cuatro fuerzas federales -PFA, Gendarmería, Prefectura y PSA- que reprimió la protesta pacífica: la Comisión Provincial por la Memoria contabilizó una persona detenida y 13 heridos por efectos de los gases lacrimógenos, entre ellos jubilados y trabajadores de prensa.

Frente a la Rosada, realizaron un acto donde distintas agrupaciones de jubilados se manifestaron contra el acuerdo con el FMI y cantaron por la salud de Pablo Grillo.

«Hasta el próximo miércoles», saludaron los jubilados y jubiladas.

La próxima semana, la marcha contará con la participación de los gremios de la CGT como previa al Día del Trabajador y la Trabajadora del 1 de mayo.

Imágenes de la marcha a Plaza de Mayo: los jubilados siguen haciendo lío

Foto: Juan Valeiro para lavaca

Imágenes de la marcha a Plaza de Mayo: los jubilados siguen haciendo lío

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Imágenes de la marcha a Plaza de Mayo: los jubilados siguen haciendo lío

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Imágenes de la marcha a Plaza de Mayo: los jubilados siguen haciendo lío

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Imágenes de la marcha a Plaza de Mayo: los jubilados siguen haciendo lío

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Imágenes de la marcha a Plaza de Mayo: los jubilados siguen haciendo lío

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Imágenes de la marcha a Plaza de Mayo: los jubilados siguen haciendo lío

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Imágenes de la marcha a Plaza de Mayo: los jubilados siguen haciendo lío

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Imágenes de la marcha a Plaza de Mayo: los jubilados siguen haciendo lío

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Imágenes de la marcha a Plaza de Mayo: los jubilados siguen haciendo lío

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Imágenes de la marcha a Plaza de Mayo: los jubilados siguen haciendo lío

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Seguir leyendo

Nota

Escritos sobrevivientes: Un nuevo libro escrito por ex detenidos desaparecidos

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Este 24 de marzo, a 49 años del golpe, la editorial lavaca publica Escritos sobrevivientes, un libro creado junto a un grupo de personas que estuvieron secuestradas y desaparecidas en distintos centros clandestinos de represión durante la última dictadura militar. Se presenta el próximo viernes 28, pero ya podés pasar a buscarlo por MU (Riobamba 143) desde hoy. En este texto, Claudia Acuña cuenta qué representa esta obra parida en colectivo y en medio de aires negacionistas.

Por Claudia Acuña

Este libro representa muchas cosas y todas y cada una nos parecen decisivas para estos tiempos desesperados.

Ni sé por dónde comenzar a enumerarlas, así que sin orden de importancia ni cronológico enumero algunas, aunque sin duda me faltarán otras que invito a que completen quienes lo lean.

Lo primero, para mí, es reconocer el valor social, político, histórico y ético que merecen las personas detenidas-desaparecidas por la dictadura cívico militar que azotó este país desde el 24 de marzo de 1976. No olvidamos esa fecha gracias a ellas, pero no siempre se las nombra con la relevancia que han tenido para construir verdad, justicia y memoria.

A algunas de ellas he tenido el honor de escucharlas y verlas testimoniar en los juicios de lesa humanidad, pero también en los diferentes procedimientos contra la impunidad que crearon y sostuvieron para que esos juicios sucedan.

Una y otra vez.

Una y otra vez.

Una y otra vez.

Hasta lograrlo.

Solo a una pude agradecerle con palabras y lágrimas el esfuerzo, el coraje y el legado que recibíamos por su esfuerzo, pero fundamentalmente por sus vidas consagradas a hacer posible lo imposible. Fue en la puerta de los tribunales de Comodoro Py, mientras los altoparlantes transmitían la primera condena a los genocidas responsables del centro de detención clandestino y de tortura que funcionaba en la Esma. Ahora, con este libro queremos extender esas gracias a cada una, a cada uno.

Sé, porque comprendí la lección que nos daban, que no puedo afirmar que lo hicieron solo ellas, ellos. Esa es otra de las cosas que representa este libro: el saberse parte – y reconocerlo siempre- de algo más grande, más importante y más trascendente no solo del yo, sino incluso del núcleo colectivo en el que nos organizamos, reflexionamos y tomamos fuerza para resistir. Nuestras fuerzas individuales y nuestras construcciones políticas suman, activan, empujan, pero alcanzan sus objetivos cuando sincronizan con la necesidad social, con la época y con la Historia. Tienen alas porque tienen raíces y mueven al mundo hacia lugares mejores porque se sabe más grande y más poderosa que lo que nos rodea.

Eso que aquí las y los autores definen como “subjetividad sobreviviente” nos advierte eso: somos nuestros cuerpos y la sombra que proyectan, lo que hacemos y lo que soñamos, nuestras obras y nuestra imaginación, nuestros saberes y nuestra intuición, pero también y además aquellos cuerpos, proyecciones, hechos, batallas ganadas y perdidas, que nos anteceden y desbordan para fortalecernos y sostenernos de pie. Aquello que ilumina la oscuridad es la memoria sensible: de eso se trata este libro, además.

Otra: el valor de las utopías. En los momentos más aterradores hemos gritado “Aparición con vida y castigo a los culpables”. Bueno: la noticia es que hemos tenido éxito y aquí están las personas que cuando pronunciábamos esas palabras mágicas no podíamos abrazar. Algunas de ellas son las que el tercer sábado de cada mes vimos ingresar a nuestra trinchera durante el largo y desalentador año 2024. Para nosotros ese taller de escritura significó una cita con la esperanza, cada vez. Y una comprobación: el futuro se construye con el hacer colectivo, cada vez.

Por último: este no es un libro de testimonios sobre el horror de la dictadura, sino su contracara o quizá, lo que se puede pensar después de cruzar el abismo de la impunidad.

Quizá.

Me falta todavía superar la alegría de haberlo logrado, de sostener con las manos esta pequeña utopía realizada en tiempos de saqueo de recursos simbólicos y materiales, en las cuales sólo proponerlo sonaba casi irresponsable, para poder encontrar las palabras certeras, que expresen lo que representa que personas empobrecidas y violentadas podamos hacer lo que querramos financiadas sólo por el deseo y la convicción, que siempre es política.

Quizá la palabra exacta sea una sola: Argentina.

La presentación

Escritos sobrevivientes y compila una serie de textos producidos en un taller de escritura que tuvo lugar en MU durante 2024. Estos relatos abordan historias marcadas por lo que el grupo denomina «subjetividad sobreviviente». El resultado es un conjunto de textos poéticos, políticos y filosóficos, de una potencia y belleza conmovedoras.

Participan: Rufino Almeida, Margarita Fátima Cruz, Graciela Daleo, Lucía Fariña, Mercedes Joloidovsky, Eduardo Lardies, Susana Leiracha, María Alicia Milia, Claudio Niro, Silvia Irene Saladino, Stella Maris Vallejos e Inés Vázquez.

Así lo resumen sus autoras y autores: «Un grupo de compañeras y compañeros, ex detenidos desaparecidos por el terrorismo de Estado, nos reunimos en un taller de escritura para crear textos enfocados en la subjetividad sobreviviente, mientras la voz del poder alimenta el negacionismo y la reiteración del sufrimiento popular por variados medios».

El libro se presentará el próximo viernes 28 de marzo a las 20 horas en Mu Trinchera Boutique, Riobamba 143.

Podés conseguirlo desde hoy, 24 de marzo, también en MU.

Escritos sobrevivientes: Un nuevo libro escrito por ex detenidos desaparecidos
Seguir leyendo

Nota

La Justicia esquiva la causa por el disparo a Pablo Grillo: “Hasta ahora no se investigó nada”

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

La recuperación de Pablo “es muy rápida” pero la investigación sobre su intento de asesinato, muy lenta, o directamente inexistente. Qué dijo el padre hoy frente al Hospital Ramos Mejía donde Pablo sigue pelando por su vida, aún en terapia intensiva pero con avances prometedores, y las abogadas del caso que presentaron ante la Justicia: primero Servini de Cubría y luego el candidateado a la Corte Ariel Lijo rechazaron la causa, y ahora se sortea en la Cámara Federal de Casación a qué juez le tocará investigar a quien le disparó y a sus superiores jerárquicos. Los dichos de Adorni en conferencia de hoy, y quién cortó el diálogo con la familia; las pruebas que se pidieron y las que se aportaron; y el texto de la presentación judicial en la que la familia pide ser querellante, con las pruebas que aportamos desde decenas de medios, fotoperiodistas y organizaciones sociales.

Por Francisco Pandolfi

Pablo Grillo todavía no está fuera de peligro, pero la mejoría día a día, paulatina y constante, le permite a la familia hablar ya no sólo de su estado de salud. Hasta hoy, el único foco era la supervivencia de este fotógrafo de 35 años impactado por una granada de gas lacrimógeno, fuera de toda legalidad, por las fuerzas de inseguridad comandadas por la ministra Patricia Bullrich.

La pérdida de masa encefálica y la fractura de cráneo con la que llegó de urgencia al Hospital Ramos Mejía –el miércoles 12 de marzo, cuando se desató la represión en la marcha por las paupérrimas condiciones en las que viven las y los jubilados–; la primera operación esa misma noche en la que se bajó la presión intracraneal y se le reconstruyó algo del tejido. Las pupilas que empiezan a reaccionar bien. La merma en la sedación. Los primeros movimientos – prematuros e inesperados por los propios médicos–. Otra operación por un derrame que es revertido a tiempo. La baja de los glóbulos blancos como síntoma de la baja en la infección. Y a solo una semana del disparo, Pablo abre los ojos. Y le sacan el respirador para ver cómo reacciona y lo hace agarrándole la mano a la mamá. Y por si fuera poco le susurra las palabras más hermosas a su papá: “Hola, viejo”. 

Pablo continúa en terapia intensiva, en estado crítico, pero respondiendo bien neurológica y físicamente. “Es asombroso el nivel de avance que tuvo”, dice Fabián, su viejo, con los ojos emocionados e incrédulos por la mejoría impensada en tan poco tiempo. Esa sucesión de buenas noticias las que posibilitan a la familia convocar este viernes a una conferencia de prensa «para contar novedades en la causa judicial».

Primero, habla Fabián, su papá, sobre la salud de Pablo: “Las novedades son que está estable, por lo tanto es bueno. Está con los ojos abiertos y sigue sin respirador”.

En la conferencia de prensa convocada por la familia de Pablo Grillo, fotógrafo que fue impactado por una granada de gas lacrimógeno lanzada por las Fuerzas comandadas por Patricia Bullrich, Fabián, su papá, habló sobre la salud de su hijo.

www.lavaca.org (@revistamu.bsky.social) 2025-03-21T19:35:39.538Z

Fabián lleva puesta una remera azul, con letras blancas que dicen: “Justicia por Pablo Grillo”. Se lo nota cansado, pero más distendido. Se ríe cuando cuenta: “Tengo un video con saludos de (Ricardo) Bochini, veremos si los médicos nos permiten que se lo pasemos. Si lo escucha al Bocha, va a volver a hablar seguro Pablo”. Mantiene los pies sobre la tierra: “Todavía la situación es grave: está en terapia y con riesgo de vida. Pero en ese marco todo lo que estuvo ocurriendo es favorable. A todos nos sorprendió su evolución. Incluso los médicos manifiestan que la evolución que está teniendo es asombrosa. Es muy rápida”.

Este jueves, el vocero presidencial Manuel Adorni dijo que el diálogo con la familia quedó roto desde que el padre de Pablo acusó a Bullrich de ser cómplice. Fabián le responde: “Nosotros no cortamos nada porque nunca existió el diálogo. Lo mío fue una respuesta a una declaración mentirosa de Bullrich, por tanto si es que alguien cortó el diálogo fueron ellos. Yo estoy dispuesto a escuchar, si alguien me llama”. Y agregó: “A esta altura no lo espero (ese llamado). Espero poco. Pero demostraría que tienen todavía un grado de humanidad”. 

En relación a las mentiras de Bullrich sobre el trayecto del proyectil, expresó: “Me da vergüenza la forma en que fue acomodando la mentira. La va acomodando a medida que la realidad se lo desmiente, es hasta absurdo, burdo, grotesco: no sé que palabra utilizar”. Cuando le preguntaron si le diría algo al gendarme que, según los elementos reconstruidos hasta el momento, sería quien disparó (presuntamente, el cabo Guerrero), afirmó: “Personalmente no le diría nada. Sí lo vamos a decir de forma jurídica. El mejor diálogo que podemos tener con esta gente es en lo judicial”.

La causa, sin avances

Fabián estuvo acompañado por Claudia Cesaroni, de la Liga Argentina por los Derechos Humanos, y a Paula Litvachky, del CELS, organismos que patrocinarán legalmente a la familia, que este 21 de marzo se presentó ante el Juzgado Criminal y Correccional Federal Nº 1 para ser tenida en cuenta como querellante en la investigación judicial.

Lo más importante de la causa hasta ahora: desde el 12 de marzo “no se investigó nada y reclamamos que se empiece a investigar urgente”. Las abogadas cuentan el por qué: “La causa iniciada por la denuncia de la Procuvin (Procuraduría de Violencia Institucional) que dio inicio a la instrucción estaba presentada en el Juzgado 12 de Ariel Lijo, quien se la devolvió a la Jueza Servini de Cubría, que otra vez la rechazó. Ninguno de los dos quiere hacerse cargo de la investigación. Ahora irá a sorteo para definir quién la sigue. La Cámara Federal de Casación Penal tiene que resolver”. Agregan: “Hasta ahora el Ministerio de Seguridad dijo que no hará sumarios internos por el accionar de su Fuerza, lo que refleja el encubrimiento”. 

La causa aún no tiene carátula porque no está radicada en ningún juzgado. La denuncia presentada es por tentativa de homicidio agravado, por abuso de autoridad e incumplimiento de funcionario público.

Dice Paula Litvachky, del CELS: “Es muy importante que la causa salga de este limbo judicial y se inicie el pedido de pruebas antes de que pase más tiempo”.

Dice Claudia Cesaroni, de la Liga Argentina por los Derechos Humanos: “Esperamos que en estos primeros 9 días en los que no se hizo nada, no haya ninguna prueba que se haya destruido, modificado, alterado. Hay cámaras del Gobierno de la Ciudad que tienen un tiempo de duración determinado, o de negocios que también se van borrando y si no las pedís inmediatamente después ya no están. Es vergonzoso que un hecho así no lo esté investigando nadie”.

Claudia Cesaroni, de la Liga Argentina por los Derechos Humanos, es junto a Paula Litvachky, del CELS, la abogada que representa a la familia jurídicamente. En este video cuenta los avances de la causa judicial:

www.lavaca.org (@revistamu.bsky.social) 2025-03-21T19:54:48.310Z

Las abogadas pidieron una serie de pruebas. Las más relevantes: “Quién dio las órdenes, cómo se manifestaron esas órdenes y cuáles fueron, antes y después del impacto; cuál fue el protocolo que se aplicó, quienes integraban el equipo donde estaba incluido el cabo Guerrero y qué órdenes se le impartió a ese grupo en particular; qué armas utilizaron”. También exigen que se lo llame a indagatoria a Guerrero. “Ya hay suficientes elementos para hacerlo”.

Completa Paula Litvachky: “Hicimos una presentación con los hechos, tenemos un montón de pruebas para que se reconstruya ese tramo del operativo de modo tal que se pueda tener la responsabilidad de quién disparó y de toda la cadena jerárquica”.

Concluyen ambas: “Las pruebas están. Nunca hubo tanto registro fotográfico y audiovisual. Necesitamos el acompañamiento social para empujar a que se haga justicia y que no quieran desviar el foco de la investigación”.

Seguir leyendo

Lo más leido

Anticopyright lavaca. Todas nuestras notas pueden ser reproducidas libremente. Agradecemos la mención de la fuente.