CABA
Crónica de un bochorno
Cómo fue la sesión plenaria de las comisiones de la Cámara de Diputados que aprobó el dictamen del proyecto de ley de reforma previsional. Intervenciones críticas y gritos, mientras 39 legisladores firmaban sin chistar.
No hay calificativos decentes para describir la sesión plenaria de las comisiones de Presupuesto y Hacienda y Previsión Social que cumplió el trámite para que el proyecto de ley de reforma previsional llegue a la Cámara de Diputados para su votación, el próximo miércoles.
La sala está desbordada, en todo sentido.
Diputados y diputadas están sentados en las largas mesas, rodeados de representantes de gremios, entidades que nuclean a jubilados y cámaras de tevé.
Los que hablan lo hacen para criticar el proyecto y rogar que no se vote.
Literalmente.
Así lo dijo el abogado especialista en temas previsionales Christian D’Alessandro: “Imploro y suplico que piensen su voto a este proyecto que puede condenar a los jubilados a la miseria”.
Sonia Alesso, de CTERA fue directa: “Están a punto de votar otra gran estafa al pueblo argentino”.
Sergio Palazzo, secretario general de La Bancaria, remató: “No avalen este saqueo”.
Carlos Ortega, del gremio del Anses, sintetizó: “Si esta ley no beneficia a los jubilados, ni a los trabajadores ni a los jóvenes, no es una ley: es una estafa”.
Las intervenciones tenían como destinatarios a los ministros de Trabajo, Jorge Triaca y de Hacienda, Nicolás Dujovne, sentados en la cabecera, quienes supuestamente tenían que brindar a los y las legisladoras información sobre el proyecto. Únicamente Dujovne intervino en cuatro oportunidades, pero sólo una para responder la pregunta concreta que le formuló la diputada Victoria Donda. “Cuando no quieren que entendamos algo, los economistas nos hablan difícil. Por eso quiero hacer una pregunta fácil, que puede responderse también fácilmente por sí o no. ¿Hicieron la cuenta de cuánto tendría que cobrar un jubilado en marzo si se aprueba esta ley y si no se aprueba?”. Dujovne respondió: “No”.
Antes de la consulta de Donda, habló la diputada Lucila Del Ponti (FPV-Santa Fe), quien también quiso saber si el equipo de gobierno “en sus masters y posgrado cursados en el exterior” no habían encontrado otra forma de solucionar la falta de recursos, que no fuera esa que representa “el saqueo de los más vulnerables”. También, al igual que Donda luego, responsabilizó al oficialismo del clima agitado que tenía la sesión. “Aquí deberían estar escuchándose todas las voces afectadas por este proyecto. Ustedes son los responsables de pretender un Congreso que legisle a espaldas del pueblo”.
Minutos antes había tomado la palabra el jefe del bloque oficialista, Nicolás Massot. No fue fácil escucharlo. El abucheo fue constante, sostenido e incluyó insultos tales como “alcahuete de genocidas”. Fue cosechado por un discurso provocador, que comenzó diciendo “No soy amigo de la grieta, la desprecio” y continuó con la polémica frase “Si quieren la guita de los jubilados, los acompaño a buscarla a (las cárceles de) Ezeiza y Marcos Paz”.
A su turno, la diputada Donda recogió esa invitación: “No tengo miedo de ir a Ezeiza o a Marcos Paz. No me corren con eso porque ¿saben qué? La corrupción es un delito, pero también lo es la evasión fiscal, y en la cárcel también tendrían que estar algunos funcionarios y amigos de este gobierno”.
La mayor tensión se produjo cuando un jubilado empujó a un periodista del diario La Nación y todas las cámaras de tevé giraron para registrar el tole tole. El fotógrafo de lavaca fue testigo de qué originó la reacción. El periodista de La Nación quiso entrevistar al jubilado, pero cuando éste le pregunto en qué medio trabajaba, no quiso responder. “No sirve de nada hablar con vos”. La respuesta del periodista comenzó con una frase desafortunada: “Callate la boca” y siguió con una explicación: “Si ni sabés lo que escribo yo”. El jubilado no llegó a escuchar este remate. El “callate la boca” provocó el empujón.
Varios intervinieron para calmar los ánimos y varios, para agitarlos.
En tanto, el especialista en temas previsionales, Miguel Ángel Fernández Pastor, intentaba aportar datos a las críticas del proyecto. “Hoy, por decreto, 84.500 millones fueron transferidos de la caja previsional. ¿A quién se los sacan? A uno de los sectores más vulnerados: los jubilados. A nosotros ya no nos afecta este saqueo porque estamos acostumbrados a resistir la miseria. Los más afectados por esta reforma son los que vienen atrás: los trabajadores activos son los verdaderos damnificados por esta ley. Lo que estamos viendo hoy es simple: en los próximos meses el país tiene que pagar 200 mil millones de los intereses generados por los Lebac. Y para poder pagarlos se está vaciando la caja previsional”.
Intentando quizá responder este dato contundente, un diputado oficialista recurrió a un clásico: comenzó nombrando apellidos ligados a las denuncias de corrupción kirchnerista, pero el griterío hizo inaudible su intervención.
Fue entonces cuando Donda pidió la palabra, interrumpiendo el orden de la lista de oradores, para advertir que el oficialismo ya estaba haciendo firmar el dictamen sin haber concluido el debate. Le respondió el diputado Eduardo Amadeo, que presidía la sesión: “No hay impedimento reglamentario para que se firme el dictamen mientras se debate”.
Luego, le dio la palabra al diputado del FIT, Nicolás Del Caño.
Así, mientras en la sala se escuchaba un discurso de encendido tono crítico al proyecto -como todos los que habían concentrado la lista de oradores- calladitos y por lo bajo, 39 diputados y diputados firmaban el dictamen sin chistar.
En tanto, en la puerta del Congreso, un grupo de jubilados los esperaba a las y los legisladores con un grito, también clásico: “vende patria”.
En la vereda del sol
-Tengo 69 años y estoy acá –dice Elizabeth, jubilada. Y acá significa la calle, frente a la puerta del Congreso Nacional, entre bombos, platillos y carteles, mientras adentro las comisiones de la reforma previsional impulsada por el Gobierno.
¿Reforma? –dice Elizabteh- Es sacarnos nuestra participación, como también nos sacaron los remedios, pero en realidad es una “reforma” para pagar toda la deuda que asumió este Presidente. Yo trabajé y aporté toda mi vida, y hoy tengo que estar acá. ¡7200 pesos! ¿A vos te parece que podés vivir? Nos quieren a todos muertos. Hay un Estado que no nos defiende y que podría sacar a todos estos (señala al Congreso) sus dietas de 30 mil pesos para que no les metan la mano en el bolsillo a los que menos tienen. Son insensibles.
Elizabeth es psicóloga social y para ella la calle es una tribuna a cielo abierto. “Es lo único que tenemos para torcerles la mano. Si te quedás callado, directamente te ponen la bandera norteamericana en la Casa Rosada. Y punto”.
“Comer o curarse”
Teresa, 55 años, hace trabajo doméstico y lleva un cartel que dice «No a la reforma previsional. Vende patrias traidores». “Estoy por la defensa de nuestros derechos. Es injusto que los más pobres tengamos que pagar todo lo que hace este Gobierno. Estoy de acuerdo con un ajuste, pero a los de alto poder adquisitivo, como a ellos (Señala el Congreso), y no a nosotros. Todos tendríamos que estar acá en la calle porque todos tenemos una persona mayor en casa. Afecta a todo el pueblo. Y esto no puede pasar. Algunos recién se están despertando: sabían que el neoliberalismo jamás va a estar del lado del pueblo. Desde ahí vamos a luchar. No tenemos que permitir esto”.
Graciela tiene 67 años y cuenta que pasó por casi todos los gremios: industria metalúrgica, alimentación, maestranza. Se jubiló como auxiliar docente, tras de 16 años en una escuela. “Trabajé hasta los 65 para una jubilación más decente. La logré. Me jubilé con más de 40 años de trabajo, y esta ley me tira todo abajo: me voy achicando cada vez más. No es justo. Es una barbaridad. Estamos retrocediendo totalmente. Me horroriza lo que estoy viendo. Muchos pagamos alquiler y medicamentos: tenemos que elegir entre comer o curarse. Pero lo más grave es lo que está pasando. Seamos realistas: esto no es democracia. Aquí no hay Estado de Derecho”.
Lo que se ve y no está
Olga y Gloria charlan sobre la vereda, resguardas del sol. Olga, que se jubiló como metalúrgica, se aferra a su cartel («Jubilación digna = derecho humano») y dice: “Me preocupa la quita de derechos. ¿Qué pasa con los jubilados que cobran la mínima, los veteranos de Malvinas, los que cobran planes sociales? Hay que pelear. Si a las mineras no les hubieran regalado todo lo que se les regaló no habría necesidad de este ´ahorro´ de 100 mil millones”.
Gloria, 70 años: “Esto es un desfalco a la caja de jubilaciones. Estos vienen por toda la guita. Se están endeudando para ellos y para fugarlo por todos lados. A eso vinieron: a robar y a rapiñar. Antes, a todos los jubilados con enfermedades crónicas nos daban cuatro y cinco remedios gratis. Lo tuve por dos años. Vino este Presidente y nos sacaron todo. Si además de una jubilación de mínima tenés una pensión, ya no te dan nada. A PAMI lo devastaron. Ahora, con lo poco que conseguimos para tener algo de dignidad para que nuestros hijos no nos tengan que mantener, le sacan todo al sistema jubilatorio. Y los jóvenes como ustedes no se van a poder jubilar con dignidad. Esta rapiña de derecha siempre viene por lo mismo: la plata de los jubilados”.
Gloria se jubiló hace dos años trabajando en una empresa de investigación de mercado. Preparaba los focus group. ¿Qué puede verse hoy en la puerta del Congreso?
Piensa.
Y responde: “Indignación. Y se ve una cosa: los que no están. La gente no nos escucha. Espero que, a partir de esto, tomen un poco más de conciencia”.
CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
CABA
La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
Actualidad
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».
Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.
Por Tiempo Argentino
Fotos: Antonio Becerra.
En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.
“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.
“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Represión como respuesta
La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.
“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Un reclamo federal
La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes”, resaltó.

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.
El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.
Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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