Nota
Crónica de un bochorno
Cómo fue la sesión plenaria de las comisiones de la Cámara de Diputados que aprobó el dictamen del proyecto de ley de reforma previsional. Intervenciones críticas y gritos, mientras 39 legisladores firmaban sin chistar.
No hay calificativos decentes para describir la sesión plenaria de las comisiones de Presupuesto y Hacienda y Previsión Social que cumplió el trámite para que el proyecto de ley de reforma previsional llegue a la Cámara de Diputados para su votación, el próximo miércoles.
La sala está desbordada, en todo sentido.
Diputados y diputadas están sentados en las largas mesas, rodeados de representantes de gremios, entidades que nuclean a jubilados y cámaras de tevé.
Los que hablan lo hacen para criticar el proyecto y rogar que no se vote.
Literalmente.
Así lo dijo el abogado especialista en temas previsionales Christian D’Alessandro: “Imploro y suplico que piensen su voto a este proyecto que puede condenar a los jubilados a la miseria”.
Sonia Alesso, de CTERA fue directa: “Están a punto de votar otra gran estafa al pueblo argentino”.
Sergio Palazzo, secretario general de La Bancaria, remató: “No avalen este saqueo”.
Carlos Ortega, del gremio del Anses, sintetizó: “Si esta ley no beneficia a los jubilados, ni a los trabajadores ni a los jóvenes, no es una ley: es una estafa”.
Las intervenciones tenían como destinatarios a los ministros de Trabajo, Jorge Triaca y de Hacienda, Nicolás Dujovne, sentados en la cabecera, quienes supuestamente tenían que brindar a los y las legisladoras información sobre el proyecto. Únicamente Dujovne intervino en cuatro oportunidades, pero sólo una para responder la pregunta concreta que le formuló la diputada Victoria Donda. “Cuando no quieren que entendamos algo, los economistas nos hablan difícil. Por eso quiero hacer una pregunta fácil, que puede responderse también fácilmente por sí o no. ¿Hicieron la cuenta de cuánto tendría que cobrar un jubilado en marzo si se aprueba esta ley y si no se aprueba?”. Dujovne respondió: “No”.
Antes de la consulta de Donda, habló la diputada Lucila Del Ponti (FPV-Santa Fe), quien también quiso saber si el equipo de gobierno “en sus masters y posgrado cursados en el exterior” no habían encontrado otra forma de solucionar la falta de recursos, que no fuera esa que representa “el saqueo de los más vulnerables”. También, al igual que Donda luego, responsabilizó al oficialismo del clima agitado que tenía la sesión. “Aquí deberían estar escuchándose todas las voces afectadas por este proyecto. Ustedes son los responsables de pretender un Congreso que legisle a espaldas del pueblo”.
Minutos antes había tomado la palabra el jefe del bloque oficialista, Nicolás Massot. No fue fácil escucharlo. El abucheo fue constante, sostenido e incluyó insultos tales como “alcahuete de genocidas”. Fue cosechado por un discurso provocador, que comenzó diciendo “No soy amigo de la grieta, la desprecio” y continuó con la polémica frase “Si quieren la guita de los jubilados, los acompaño a buscarla a (las cárceles de) Ezeiza y Marcos Paz”.
A su turno, la diputada Donda recogió esa invitación: “No tengo miedo de ir a Ezeiza o a Marcos Paz. No me corren con eso porque ¿saben qué? La corrupción es un delito, pero también lo es la evasión fiscal, y en la cárcel también tendrían que estar algunos funcionarios y amigos de este gobierno”.
La mayor tensión se produjo cuando un jubilado empujó a un periodista del diario La Nación y todas las cámaras de tevé giraron para registrar el tole tole. El fotógrafo de lavaca fue testigo de qué originó la reacción. El periodista de La Nación quiso entrevistar al jubilado, pero cuando éste le pregunto en qué medio trabajaba, no quiso responder. “No sirve de nada hablar con vos”. La respuesta del periodista comenzó con una frase desafortunada: “Callate la boca” y siguió con una explicación: “Si ni sabés lo que escribo yo”. El jubilado no llegó a escuchar este remate. El “callate la boca” provocó el empujón.
Varios intervinieron para calmar los ánimos y varios, para agitarlos.
En tanto, el especialista en temas previsionales, Miguel Ángel Fernández Pastor, intentaba aportar datos a las críticas del proyecto. “Hoy, por decreto, 84.500 millones fueron transferidos de la caja previsional. ¿A quién se los sacan? A uno de los sectores más vulnerados: los jubilados. A nosotros ya no nos afecta este saqueo porque estamos acostumbrados a resistir la miseria. Los más afectados por esta reforma son los que vienen atrás: los trabajadores activos son los verdaderos damnificados por esta ley. Lo que estamos viendo hoy es simple: en los próximos meses el país tiene que pagar 200 mil millones de los intereses generados por los Lebac. Y para poder pagarlos se está vaciando la caja previsional”.
Intentando quizá responder este dato contundente, un diputado oficialista recurrió a un clásico: comenzó nombrando apellidos ligados a las denuncias de corrupción kirchnerista, pero el griterío hizo inaudible su intervención.
Fue entonces cuando Donda pidió la palabra, interrumpiendo el orden de la lista de oradores, para advertir que el oficialismo ya estaba haciendo firmar el dictamen sin haber concluido el debate. Le respondió el diputado Eduardo Amadeo, que presidía la sesión: “No hay impedimento reglamentario para que se firme el dictamen mientras se debate”.
Luego, le dio la palabra al diputado del FIT, Nicolás Del Caño.
Así, mientras en la sala se escuchaba un discurso de encendido tono crítico al proyecto -como todos los que habían concentrado la lista de oradores- calladitos y por lo bajo, 39 diputados y diputados firmaban el dictamen sin chistar.
En tanto, en la puerta del Congreso, un grupo de jubilados los esperaba a las y los legisladores con un grito, también clásico: “vende patria”.
En la vereda del sol
-Tengo 69 años y estoy acá –dice Elizabeth, jubilada. Y acá significa la calle, frente a la puerta del Congreso Nacional, entre bombos, platillos y carteles, mientras adentro las comisiones de la reforma previsional impulsada por el Gobierno.
¿Reforma? –dice Elizabteh- Es sacarnos nuestra participación, como también nos sacaron los remedios, pero en realidad es una “reforma” para pagar toda la deuda que asumió este Presidente. Yo trabajé y aporté toda mi vida, y hoy tengo que estar acá. ¡7200 pesos! ¿A vos te parece que podés vivir? Nos quieren a todos muertos. Hay un Estado que no nos defiende y que podría sacar a todos estos (señala al Congreso) sus dietas de 30 mil pesos para que no les metan la mano en el bolsillo a los que menos tienen. Son insensibles.
Elizabeth es psicóloga social y para ella la calle es una tribuna a cielo abierto. “Es lo único que tenemos para torcerles la mano. Si te quedás callado, directamente te ponen la bandera norteamericana en la Casa Rosada. Y punto”.
“Comer o curarse”
Teresa, 55 años, hace trabajo doméstico y lleva un cartel que dice «No a la reforma previsional. Vende patrias traidores». “Estoy por la defensa de nuestros derechos. Es injusto que los más pobres tengamos que pagar todo lo que hace este Gobierno. Estoy de acuerdo con un ajuste, pero a los de alto poder adquisitivo, como a ellos (Señala el Congreso), y no a nosotros. Todos tendríamos que estar acá en la calle porque todos tenemos una persona mayor en casa. Afecta a todo el pueblo. Y esto no puede pasar. Algunos recién se están despertando: sabían que el neoliberalismo jamás va a estar del lado del pueblo. Desde ahí vamos a luchar. No tenemos que permitir esto”.
Graciela tiene 67 años y cuenta que pasó por casi todos los gremios: industria metalúrgica, alimentación, maestranza. Se jubiló como auxiliar docente, tras de 16 años en una escuela. “Trabajé hasta los 65 para una jubilación más decente. La logré. Me jubilé con más de 40 años de trabajo, y esta ley me tira todo abajo: me voy achicando cada vez más. No es justo. Es una barbaridad. Estamos retrocediendo totalmente. Me horroriza lo que estoy viendo. Muchos pagamos alquiler y medicamentos: tenemos que elegir entre comer o curarse. Pero lo más grave es lo que está pasando. Seamos realistas: esto no es democracia. Aquí no hay Estado de Derecho”.
Lo que se ve y no está
Olga y Gloria charlan sobre la vereda, resguardas del sol. Olga, que se jubiló como metalúrgica, se aferra a su cartel («Jubilación digna = derecho humano») y dice: “Me preocupa la quita de derechos. ¿Qué pasa con los jubilados que cobran la mínima, los veteranos de Malvinas, los que cobran planes sociales? Hay que pelear. Si a las mineras no les hubieran regalado todo lo que se les regaló no habría necesidad de este ´ahorro´ de 100 mil millones”.
Gloria, 70 años: “Esto es un desfalco a la caja de jubilaciones. Estos vienen por toda la guita. Se están endeudando para ellos y para fugarlo por todos lados. A eso vinieron: a robar y a rapiñar. Antes, a todos los jubilados con enfermedades crónicas nos daban cuatro y cinco remedios gratis. Lo tuve por dos años. Vino este Presidente y nos sacaron todo. Si además de una jubilación de mínima tenés una pensión, ya no te dan nada. A PAMI lo devastaron. Ahora, con lo poco que conseguimos para tener algo de dignidad para que nuestros hijos no nos tengan que mantener, le sacan todo al sistema jubilatorio. Y los jóvenes como ustedes no se van a poder jubilar con dignidad. Esta rapiña de derecha siempre viene por lo mismo: la plata de los jubilados”.
Gloria se jubiló hace dos años trabajando en una empresa de investigación de mercado. Preparaba los focus group. ¿Qué puede verse hoy en la puerta del Congreso?
Piensa.
Y responde: “Indignación. Y se ve una cosa: los que no están. La gente no nos escucha. Espero que, a partir de esto, tomen un poco más de conciencia”.
Nota
Más allá de tu vereda: un documental sobre personas en situación de calle en CABA

Más allá de tu vereda.
Así, a secas, es el nombre del documental que acaba de estrenarse.
No es un documental más. Así se llama el programa de radio de y para personas que viven o vivieron en la calle, que se realiza semanalmente en la organización Sopa de Letras. Esta cobija y aborda la problemática así como la salud mental, desde hace más de 10 años en el barrio porteño de Parque Patricios.
El documental explicita la importancia de la radio, el valor de la comunicación, la potencia de lo colectivo, la necesidad de comunicarse, y que alguien escuche del otro lado, o mejor aún: al lado. Y también refleja la historia de Víctor Rodríguez Lizama, su director, que tiene 64 años y vivió varios en situación de calle.
El Cuervo, como le dicen a Víctor por su fanatismo por San Lorenzo, visibiliza en primera persona junto a otrxs protagonistas lo que se ve a diario, pero no tanto. Lo que se sabe, pero no tanto.
En Más allá de tu vereda, Víctor entrevista a muchos de los integrantes del programa que se emite en Radio Parque Vida (105.9) desde hace más de tres años.
Marcela dice que antes sólo escuchaba. Y que ahora se animó a decir.
Luciana dice que perdió un poco la timidez. Y que, quizá, eso la ayudó a crear la sección “la música que nos hizo”.
Cata dice que encontró un espacio para hacer arte. Para animarse a leer sus poesías.
Alicia dice que antes hablaba “poquito”. Y que ahora “habla un poquito más”.
Lautaro habla cuando llora, emocionado. Dice que no tenía experiencia. Y que ahora se sorprende de sí mismo.
Juan Bautista dice que es el encargado de informar las noticias. Y que ahora sí, alguien escucha su punto de vista.
Cristian dice que está más atento a su alrededor. Tanto, que ahora se anima a opinar.
Víctor dice que hasta no hace mucho, había personas que no agarraban el micrófono. Y que ahora no lo quieren soltar.



Termina el documental, con una última imagen; pantalla en blanco y una sola línea en letras negras.
«A todos los que estuvieron en situación de calle y ya no están».
Hay aplausos, hay felicidad, hay valoración.
Hay orgullo.
Luego, se abre el micrófono para que quien quiera diga lo que quiera.
Jorgelina: “Hagamos más radios”.
Adrián: “Podría estar en cualquier otro lado, haciendo cualquier otra cosa en este momento y gracias a ustedes estoy acá, me ayudaron un montón desde lo emocional”.
Cierra Víctor Rodríguez Lizama, con la remera puesta de su San Lorenzo querido y su pelo repleto de canas:
“La finalidad de este documental es mostrar cómo a través de la salud mental podemos llegar a la gente invisibilizada, que está ignorada. Ojalá que se reproduzca en otros lugares, que sirva de herramienta para salir adelante. Hoy hay mucha más gente viviendo en situación de calle. Además de haber vivido mucho tiempo, participé de los censos populares. Recientemente censamos en la comuna 1 (Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución) y sólo acá contamos 1480 personas, por donde vos camines están. En la olla popular que hacemos en el Parque Lezama se ve algo similar al 2001. Más personas en calle y más hambre”.
Detrás del Cuervo hay un pizarrón donde se completa al nombre de su documental:
“Más allá de tu vereda,
hay otra realidad,
atrás de tu puerta”.
Al costado, un mural con un puñado de palabras escritas en letra cursiva:
“Hasta que no quede ni una sola persona en situación de calle,
allí seguiremos estando”.
Nota
La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos

Este domingo a la madrugada murió María Teresa López, asambleísta contra la contaminación en su ciudad natal, Caleta Olivia, luego mudada a Capital Federal y parte del grupo Jubilados Insurgentes. Mary se enfermó de cáncer producto de la contaminación que ella misma denunciaba, y luego fue abandonada por el Estado en modo motosierra: el PAMI se negaba a entregarle medicamentos, pese a amparos judiciales a su favor. Una historia que genera bronca e impotencia, pero que a través del recuerdo de sus compañeras de lucha se revela como una lección de vida, en el más profundo sentido de la palabra: lo colectivo frente a lo personal, la idea de no perder el tiempo, la movilización permanente, la generosidad, la sabiduría, y qué es la muerte.
Por Franco Ciancaglini
Algunos dirán que Mary era bajita y otros que tenía el porte enorme de Nora Cortiñas.
Desde la pandemia solía esconder su sonrisa detrás de un barbijo, aunque sus motivos de alegría eran cada vez menos:
- su salud era cada vez más delicada;
- los medicamentos oncológicos no llegaban;
- y la lucha que encaró desde siempre —primero en su Caleta Olivia natal contra la contaminación, luego contra el sistema de salud público y, al final, como parte del grupo Jubilados Insurgentes— cada vez implicaba poner más el cuerpo.
Fue su cuerpo lo que, este domingo 21 de julio, dijo basta.
Mary se convierte así en algo odioso: un símbolo. Un símbolo de la muerte sistemática que genera un sistema que enferma y abandona. Pero también en un símbolo de lucha por la vida, en el sentido más profundo de la palabra.

Contaminada
María Teresa López nació en 1959 en Caleta Olivia, Santa Cruz. Falleció el domingo pasado a sus jóvenes 67 años, en un hotel de la calle La Rioja, en Once, ciudad de Buenos Aires. Sí: vivía en un hotel. Sola, producto del desarraigo que le produjo tener que trasladarse para atenderse de un cáncer de hígado.
Ese fue el diagnóstico médico: una metástasis que avanzó en el último tiempo al ritmo frenético de una motosierra.
La causa que no figura en su partida de defunción es aquella que ella misma denunció hasta el final: a Mary le negaban medicamentos oncológicos indispensables para su tratamiento.
Lo que tampoco figura en su partida es que Mary fue arrancada de su Caleta Olivia natal porque se enfermó, al igual que decenas de personas de esa localidad, producto de la contaminación del agua por actividades extractivas en la zona.
Contaminada
La vida de Mary fue la de una militante social de una estirpe rara: austera, firme, silenciosa, estudiosa, imparable.
Sus compañeros reconstruyen sus historias: que de chica le hicieron un test de inteligencia y un profesional le dijo a su madre que ella era más o menos superdotada; que seguramente podría hacer dos carreras universitarias a la vez; que terminó la secundaria antes de tiempo y luego cursó dos carreras; que se enganchó con el ambientalismo muy joven y empezó a investigar cuando las empresas petroleras negaban la contaminación de las napas de agua.
Formó parte de la Asamblea Ambiental de Caleta Olivia, desde donde luchó sin descanso contra la contaminación provocada por el fracking. Mucho antes de enfermarse, denunciaba que el agua que llegaba a las casas estaba contaminada con petróleo. Lo sabía por la evidencia científica más contundente que tiene una comunidad contaminada: que sus vecinos, familiares y amigos enfermen y mueran.

Ante los medios Mary describía lo que vivía y veía alrededor: “La gente se muere o queda discapacitada”. En una entrevista para el programa Conciencia Solidaria, precisaba sobre su territorio:
- “Caleta Olivia… tiene un problema grave: falta de agua potable, y encima está contaminada por la industria petrolera. Los muestreos de agua que hemos sacado y analizado han dado positivo: está contaminada el agua que estamos tomando.”
- “La situación es muy grave, se está muriendo muchísima gente de esas 11 localidades, 9 están en terrible condición… además tuvimos un caso muy grande de gastroenteritis que afectó a 340 personas”.
También contextualizó el vínculo entre agua contaminada y salud pública: “Los metales pesados son cancerígenos, mutagénicos, van mutando de una generación en otra… nacen chiquitos con problemas… o fallecen de cáncer».
Denunciaba en Caleta Olivia la presencia de hidrocarburos, arsénico y metales pesados en el agua, además de enfermedades poco frecuentes que, como decía ella, “no tienen cura” y crecen en esa región patagónica. Alertaba con claridad: “No es solamente cáncer, sino Enfermedades Raras o Poco Frecuentes. Muchos pacientes no están bien atendidos… La situación se agrava cuando se trata de estas patologías: solo se ofrecen tratamientos paliativos.”
Un mal día le tocó a ella, ya con la certeza profunda de que la contaminación ambiental fue parte del combustible de su cáncer de hígado.
En agosto de 2015, en un foro en defensa del agua organizado en Comodoro Rivadavia, otras asambleístas como Lidia Campos, de la asamblea contra el fracking de Allen (Río Negro), la conocieron personalmente luego de años de tramar resistencia contra el extractivismo: “En el Foro en Comodoro había gente de todos lados… Y estaba Mary, que ya tenía problemas, como un problema en la boca del estómago… No se sabía bien… Uno tapa esas cosas y habla de la lucha, la salud quedaba en segundo plano. Mary no era de hablar de lo personal; siempre se preocupaba más por lo colectivo».

La describe así: “Era menuda, callada. Pasaba desapercibida. Pero cuando abría la boca, te dejaba con la boca abierta. Sabía muchísimo. Y tenía una convicción inquebrantable.”
Recuerda Lidia que, en 2019, Mary pasó de la denuncia mediática a la judicial: presentó un amparo colectivo ante la Corte Suprema contra la contaminación del agua con hidrocarburos, arsénico y metales pesados. Denunciaba así, ante el máximo tribunal argentino, el abandono del sistema cloacal, basurales a cielo abierto, y exigía la puesta en marcha de una planta de ósmosis inversa paralizada (actualidadjuridicaambiental.com). En ese expediente Mary detallaba:
- “Frecuentes interrupciones en el suministro… agua contaminada con hidrocarburos totales y arsénico… napas freáticas contaminadas por fracking…”.
- Solicitaba medidas cautelares urgentes: provisión gratuita de agua apta, saneamiento cloacal, cierre de basurales y puesta en funcionamiento de la planta de ósmosis inversa.
Esa presentación inédita, que firmó ella misma, reflejaba años de trabajo comunitario, denuncias y… enfermedades. Pero su denuncia fue ignorada, archivada y judicialmente ninguneada: tras seis años, la Corte se declaró “incompetente” y desestimó el recurso, sin resolver la situación de fondo.
Mary no se rindió: en 2020 fue caminando hasta Balcarce 50 para presentar a través de Mesa de Entradas de la Casa Rosada una carta firmada por una red de organizaciones en defensa del agua dirigida a Alberto Fernández, denunciando la contaminación del agua y relacionándola lúcidamente con argumentos que el ex Presidente daba como recomendaciones durante la pandemia.



Lidia Campos es la que recupera y comparte a lavaca este documento, y la que como asambleísta define su legado: “Lo que ella hizo fue histórico. Vale la pena hablarlo para las próximas generaciones… En esta época hemos perdido tanta humanidad que a nadie le importa. Pero acá hay alguien que dio su vida. Dio, literalmente, su vida.”
El último recuerdo que Lidia conserva data del 14 de julio de 2023, durante una jornada de lucha contra Mekorot, la empresa nacional de agua israelí que intentaba desembarcar en Argentina con intenciones sospechosas. Relata Lidia: “Ella estaba afuera del Anexo del Congreso con los Jubilados Insurgentes para protestar… Después fuimos a una confitería. Le pregunté si había comido al mediodía… no había comido nada. Le sugerí unos tostados o medialunas con queso. Pidió un té. Cuando llegó lo que pedimos, no lo pudo comer”. Igual, se sacaron esta hermosa foto compartiendo. Y ese mismo día, antes de despedirse, Mary le regaló una pashmina rosa a Lidia para protegerla del frío.

Abandonada
Cuando se enfermó y vio que su asamblea se desarmaba –entre otras cosas precisamente porque muchos enfermaban- Mary se trasladó a Buenos Aires. Pretendía resistir y atenderse bien, cosa que logró durante muchos años: su lucha logró que PAMI le asignara el Hospital Italiano para su tratamiento.
Tuvo un cáncer controlado que se descontroló al ritmo del deterioro del sistema de salud: primero Macri, luego Fernández, la pandemia y finalmente Milei como garrotazo final.
Desde 2023 su situación empeoró drásticamente. Su compañera Zulema, de Jubilados Insurgentes, relata: “El PAMI decía que tenían medicamentos para esa patología, pero no eran los que había indicado su médica… entonces no los aprobaban. A veces los recursos judiciales salían favorables, pero el PAMI tampoco los entregaba. La impotencia era terrible».
Sino miren este video.
María Teresa López dice claramente: “El mecanismo es simple: es eliminarnos, gastando menos… llegar al déficit cero… matándonos.”
El video la muestra junto a sus compañeros de Jubilados Insurgentes en un reclamo frente al PAMI por sus medicamentos.
Sigue: “Es más fácil eliminarnos de manera nefasta e inhumana… Para mí ustedes son asesinos, y les importa un bledo”.
Hoy, un año y mes después, Mary tenía razón.
Zulema continúa: “Ella no podía hacer la quimio porque la droga fundamental no estaba… íbamos al PAMI con compañeros, hacíamos reclamos, pero no facilitaban nada. Cuando le autorizaban un tratamiento de ocho sesiones, solo le entregaban dos dosis. Nos confesaron que no se molestaban en dar el tratamiento completo porque muchos morían antes… Pero Mary resistía, resistía… llegó un momento en que el cuerpo no resistió más».”
Una de las últimas veces de manifestación ante el PAMI, sin Mary, el personal de seguridad preguntó por ella en la puerta: “¿Cómo está Mary?”
La respuesta era obvia: mal.
Insurgente
Pese al deterioro físico, Mary se unió a los Jubilados Insurgentes. Entendió que el sistema no solo descarta a quienes enferma, sino también a los que ya no pueden “producir”.
Zulema recuerda: “¡Tenía un carácter! Ese carácter es el que la hizo resistir cuando muchos se daban por vencidos”.
Llegó a ese espacio dos años atrás, íntimamente vinculada con su enfermedad. “Se metió en todo lo legal… recursos, fiscalías, Comodoro Py… sabía de litigio ambiental”, dice Zulema.
El 12 de junio de 2024, durante la lucha contra la Ley de Bases, estuvo firme en Plaza los Dos Congresos. “Nosotros la cuidábamos porque estaba débil, pero se escapaba, quería seguir.” Conocía a todos. “Era muy luchadora. Y hablaba con energía. Siempre nos pedía que unamos las luchas».
Lo que posiblemente sea su último legado lúcido: unir las luchas del ambientalismo con las banderas de los jubilados.
Sobre su convicción, Zulema dice: “Cualquier cosita que ella hacía la asumía con total responsabilidad… vino con cartulina, se traía el cartel… Cuando asumió Milei hizo un cartel que decía ‘Toda la clase política es responsable de la debacle del país’, lo diseñó ella misma”.

Otra anécdota: “Una vez vino a una reunión, con anotador en mano, ya predispuesta. Algunos comenzaron a hablar de su vida personal, y se enojó. Se levantó, juntó sus notas y se fue. Dijo: ‘acá se pierde tiempo, no van a llegar a nada’. Pero volvió. Con dramas y todo, no quería perder el tiempo: estaba alerta. Era consciente de que la tarea era enorme, y le ponía ímpetu”.
Mary sabía que no le quedaba mucho tiempo y por eso nunca bajó la guardia.
Siguió yendo cada miércoles a las rondas frente al Congreso, siempre con barbijo, para cuidarse y cuidar. Participó del Malón de la Paz, llevó agua, militó con grupos ambientalistas, jubilados y religiosos. Organizó actos, escribió cartas, e insistía en que el 22 de marzo, Día Mundial del Agua, había que salir a las calles. Siempre. Aunque lloviera, aunque doliera.
Porque Mary enseló que la muerte no es algo que ocurre al final: es eso que va sucediendo en vida ante la indiferencia, el silencio de los tribunales, el apagón de las protestas, la descomposición del cuidado, la impunidad de los contaminadores y la complicidad del silencio.
La muerte es el abandono.
La muerte es el olvido.
Y en ese sentido, Mary sigue más viva que nunca.
odas las agrupaciones de jubilados que se juntan los miércoles a protestar en Congreso, preparan un homenaje a Mary y, a través de ella, “a todas las víctimas del sistema y de este plan siniestro de exterminio de los más vulnerables”.
Será mañana, después de la marcha, en un acto en Plaza de Mayo.
Mary: gracias.
Hasta mañana.
Nota
Pablo Grillo: llaman a indagatoria al gendarme Guerrero a seis meses de un disparo criminal

El 2 de septiembre el gendarme que disparó una granada de gas lacrimógeno por fuera de todos los protocolos de la fuerza deberá comparecer ante la justicia. La decisión la tomó la jueza María Servini de Cubría más de cuatro meses después del hecho. Pablo Grillo luchó por su vida, perdió masa encefálica y hoy se encuentra en plena rehabilitación. Todo lo que deberá explicar Héctor Guerrero y que implica a su principal defensora y la responsable de la violencia estatal: Patricia Bullrich.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cuatro meses y una semana pasaron desde el miércoles 12 de marzo. Ese día, durante otra violenta represión a la marcha de jubilados y jubiladas, el Gendarme Héctor Guerrero le disparó fuera de toda legalidad una granada de gas lacrimógeno al reportero gráfico Pablo Grillo, cuyo impacto casi lo mata, y por el que perdió parte de la masa encefálica, estuvo casi tres meses internado en terapia intensiva en el Hospital Ramos Mejía y por el que hoy continúa en proceso de rehabilitación. Cuatro meses y una semana pasaron hasta hoy, lunes 21 de julio, en el que la jueza María Servini citó a indagatoria al gendarme, autor material de lanzamiento, para el próximo 2 de septiembre.
Es decir: entre la ejecución y la audiencia habrán pasado 131 días, casi seis meses, casi medio año.
El camino de la in-justicia
En un primer momento, la jueza había rechazado el expediente y el caso había pasado al Juzgado Federal N° 12, donde tramitaba otra denuncia por los mismos hechos. Como ese juzgado estaba vacante y subrogado por Ariel Lijo, quien también se declaró incompetente y declinó la competencia, el expediente regresó al Juzgado N° 1 el 28 de marzo y la jueza Servini lo tiene en sus manos desde el 10 de abril, a la vuelta de una licencia.
La cronología detalla el tiempo que una familia debe atravesar para exigir justicia por un hecho de violencia estatal: desde el 21 de marzo en que el papá, la mamá y el hermano de Pablo se presentaron en la causa como querellantes, solicitaron se llame a Guerrero a declarar “en calidad de imputado, por tentativa de homicidio agravado por abuso funcional, abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público”. Pero no hubo respuesta. Por eso, el 6 de junio, reiteraron el pedido con estos argumentos: “Desde el inicio de la investigación, todas y cada una de las pruebas recabadas por el Juzgado corroboran lo que planteamos en nuestra querella del 21 de marzo: el cabo primero Héctor Jesús Guerrero de la Gendarmería Nacional Argentina fue el autor del disparo de la pistola lanzagases que hirió de gravedad a Pablo Grillo el 12 de marzo a las 17.18hs”. Y agregaron: “En el pedido que presentamos ante la jueza Servini ofrecemos una descripción de los hechos y un análisis pormenorizado de los elementos de prueba existentes hasta el momento”.
Y no hubo dos sin tres: el 15 de julio se le volvió a exigir al Juzgado que lo cite a Guerrero.
Y la tercera fue la vencida: este lunes, Servini citó a prestar declaración indagatoria al cabo Guerrero como autor del disparo con cartucho de gas lacrimógeno calibre 38mm que impactó en la cabeza de Pablo Grillo. La audiencia será el 2 de septiembre a las 10.
Guerrero es el primer efectivo formalmente imputado en la causa por el operativo policial del 12 de marzo.
Desde la querella informaron: “El juzgado ordenó la realización de una pericia balística a cargo de la División Balística de la Policía de la Ciudad para reconstruir con el mayor nivel de precisión técnica posible el disparo que hirió de gravedad a Pablo. Si bien la jueza consideró que ya existen elementos de prueba contundentes respecto de la responsabilidad de Guerrero para esta instancia, sostuvo que la pericia es necesaria para afianzar la reconstrucción de la dinámica del hecho”.
La pericia tendrá como objetivos precisar:
-La trayectoria y velocidad del proyectil que impactó en la cabeza de Pablo Grillo;
-La posición del arma al momento de efectuarse el disparo y el ángulo de salida del proyectil;
-Analizar si el proyectil impactó previamente contra otra superficie, y si eso alteró su dirección o energía.
-Las ubicaciones de Grillo y de Guerrero al momento del disparo.
El juzgado también ordenó, previo a la pericia, una inspección en el lugar del hecho (la esquina de Hipólito Yrigoyen y Solís) que incluirá un relevamiento fotográfico terrestre y aéreo y la elaboración de un croquis detallado de la escena.
Además, le prohibió a Guerrero la salida del país.
Compartimos el perfil de Pablo que realizamos en la edición 203 de MU.
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