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Daniel Azpiazu y las privatizadas: la sobornización permanente

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«Las empresas fueron ladronas, el Estado fue corrupto, pero organismos como el FMI y el Banco Mundial resultaron cómplices». Así opina el economista Daniel Azpiazu al hablar de las privatizaciones, en particular la del servicio de agua. Advierte: «Lo que pasa ahora con el petróleo, va a ocurrir dentro de poco con el agua» (el acceso al agua potable es uno de los derechos humanos en riesgo actualmente). Las renegociaciones misteriosas, y el milagro de la ingeniera Alsogaray, que logró cambiar la duración de un quinquenio.

«Lo que pasa ahora con el petróleo, va a ocurrir dentro de un tiempo con el agua», sostiene en esta entrevista el economista Daniel Azpiazu, autor -junto a Andrea Catenazzi y Karina Forcinito- de Recursos públicos, negocios privados. Agua potable y saneamiento ambiental en el AMBA, un libro recientemente publicado por la Universidad Nacional de General Sarmiento. El segmento a cargo de Azpiazu y Forcinito se titula «Historia de un fracaso». El servicio de aguas, concesionado a una empresa con mayoría de capitales franceses, cuenta con el apoyo directo del gobierno de su país y su presencia se extiende a otros países latinoamericanos. De ahí que su derrotero sea clave para el rumbo que tome el proceso de privatización en estos tiempos de renegociaciones.

-¿Cómo puede sintetizarse esa «historia de un fracaso»?
-Hay una anécdota que grafica todo. La concesión del servicio de aguas y redes cloacales se realizó en mayo del 93, de modo que el primer quinquenio -lapso indicado por el contrato para el cumplimiento de ciertas obligaciones por parte del concesionario- se cumplía en mayo del 98, pero como la empresa venía muy atrasada con las obras María Julia Alsogaray, entonces a cargo de la Secretaría de Recursos Naturales y Desarrollo Sustentable, extendió el primer quinquenio hasta diciembre del 98. Es otro mérito nacional: el primer caso del mundo en que un quinquenio tiene cinco años y ocho meses. Pero, fuera de broma, en esta anécdota aparece todo: los incumplimientos de la empresa, las renegociaciones, la falta de control estatal y los claros síntomas de los que el premio Nobel J. Stiglitz caracterizó como «sobornización» y lo utilizó prácticamente como sinónimo de «privatizaciones».

-¿Esa fue la primera renegociación?
-No, la primera revisión fue en el 94. La historia es así. Esta privatización, como casi todas, se hizo por decreto pero, a diferencia de otras, se optó porque la empresa no pagara canon por el uso de los bienes del Estado. La idea era concesionarla a quien ofreciera una mayor reducción sobre las tarifas y fue entregada a consorcio Aguas Argentinas S.A., cuyo accionista mayoritario es la operadora Suez Lyonnaise des Eaux Dumez, de capitales franceses. Otro interesado fue el Grupo Macri. Hay que tener en cuenta que las tarifas habían sido previamente aumentadas por el Estado para hacer más tentadora la privatización y que los franceses proponían un descuento del 26,9 por ciento y Macri uno del 26,1. Era evidente, ya entonces, que ni uno ni el otro iban a poder cumplir con el contrato, de allí que la propuesta de Aguas Argentinas se pueda catalogar como una oferta oportunista, similar a las que se registraron también en otras concesiones como la del correo o los aeropuertos.
-¿Con esos porcentajes las cuentas no cerraban?
– No cerraban ni por casualidad, pero el razonamiento de las empresas fue: «gano y después renegocio» y así fue. El contrato fijaba que durante los primeros diez años solamente podría haber reducción de tarifas y que se podían llegar a aumentar -revisión extraordinaria mediante- únicamente si un grupo de costos representativos aumentaba más del 7 por ciento. Esto no ocurrió, porque no era época de inflación, pero como la empresa necesitaba modificar las tarifas, a los ocho meses planteó que tenía déficit operativo. Y, aunque parezca increíble, el ETOSS -que es el órgano de control y no tiene facultades para modificar las tarifas- le concedió un aumento del 13,5 por ciento. Hay otra cosa interesante, si a los 8 meses había cambiado la razón fundamental por la que Aguas Argentinas ganó la concesión (es decir, la reducción tarifaria), Macri podría haber reclamado pero según trascendidos periodísticos, Franco Macri no reclamó porque dijo que ya le habían prometido el Correo.

-¿Con ese aumento del 13,5 por ciento los números de la empresa empezaron a cerrar?
-Luego de esa primera renegociación, la empresa pasó a facturar 350 millones de dólares y a ganar 50 millones. A partir de allí se sucedieron las renegociaciones que culminaron con un acta de acuerdo en el 2001, que se mantuvo en secreto y se publicó oficialmente un año después. En el 97 apareció, además, la posibilidad de que la empresa compensara obras. Por ejemplo: Aguas debía cumplir con una serie de obras, asociadas a la prestación del servicio en las áreas más carenciadas, pero María Julia Alsogaray autorizó a que algunas de esas obras se compensaran con la ampliación de la prestación del servicio en la zona de Puerto Madero. Un verdadero efecto «Hood Robin» (así se conoce a la estrategia de quitarle a los pobres para darle a los ricos).
A la vez, en cada ronda de negociación se le condonaban los incumplimientos anteriores. De hecho, cuando comenzó la concesión, en el 93, el grado de cobertura del agua era del 70 por ciento y la obligación de la empresa era llevarla al 100 por ciento en los 30 años siguientes mientras que a los 10 años debía estar en el 85 por ciento. Y sin embargo en la actualidad está en el 74 por ciento. Lo mismo en el caso de las cloacas: estaban en el 58 por ciento, el compromiso era llevarlo a 74% a los diez años y a 95% a los 30. Están a 63%, sólo cinco puntos porcentuales más que hace diez años.

-¿Y esas escasas inversiones dónde se hicieron?
-La inversión realizada por la empresa, muy por debajo de sus compromisos originales, se redistribuyó de manera regresiva, no sólo entre áreas, sino también en cuanto a la desatención relativa por ampliar la red de cloacas. Lo que invirtió la empresa es menos del 60 por ciento de lo que debería haber invertido y la rentabilidad que tuvo fue una de las más altas del mundo, en torno al 14 por ciento de la facturación, y más de 20 por ciento del patrimonio. El de Aguas fue, hasta el fin de la convertibilidad, un gran negocio financiero. El aporte de capital propio fue solo al momento de poner la garantía, durante los diez años siguientes la poca inversión surgió de la facturación y del endeudamiento externo. El gran negocio de la empresa fue endeudarse al 6 o 7 por ciento, con tasas de ganancias del 20 por ciento, era una bicicleta que con la devaluación derivó en una deuda de 650 millones de dólares, con el agravante de que la facturación que antes era de 500 millones de dólares quedó pesificada, hecho que por supuesto no sucedió con su deuda externa. Todo esto en el marco de un contrato que permitía un endeudamiento del 0,8 en relación al patrimonio, y Aguas Argentinas debe casi tres veces y media su patrimonio. Un contador diría que es una empresa prácticamente quebrada.

-Es decir que el gobierno firmó un acta de acuerdo, la semana pasada, con una empresa quebrada
-Claro, con una empresa que contablemente puede considerarse casi quebrada y que a lo único que se compromete es a lograr preacuerdos de renegociación de la deuda con sus acreedores. Durante el gobierno de Duhalde en la renegociación estaba planteada la posibilidad cierta de rescisión del contrato, y ahí es donde empezó la presión del gobierno francés, que es un poco la que se viene viviendo y que empieza a jugar un rol determinante en cómo va a terminar esta difícil renegociación.
-¿Pero la empresa francesa es privada, no es cierto?
-Sí, pero el gobierno francés no reconoce diferencias. La empresa es tan francesa que en todas las reuniones de Aguas Argentinas en el Ministerio de Economía y de Planificación siempre participó el embajador francés, y el vicecanciller estuvo presente en la firma del acta de acuerdo de la semana pasada. Creo que a partir de todo esto se fueron bajando los decibeles, tanto durante el gobierno de Duhalde como en el actual.

-Para Francia es una cuestión de Estado.
-Capaz que no tiene nada que ver… pero seguro que sí: cuando se empezó a hablar de firmar el acta de acuerdo, esto fue en octubre o noviembre del año pasado, Francia se abstuvo de votar por el apoyo a la Argentina en el Fondo Monetario Internacional. En la última reunión, votó a favor. En el medio hubo varios encuentros entre Aguas Argentinas y los ministerios de Economía y Planificación con la presencia del embajador e incluso, en alguna oportunidad, del propio canciller francés. Y entre el borrador inicial de dicho acta-acuerdo y el que finalmente se firmó hay diferencias, según surge de lo publicado en los medios. Incluso, el propio discurso presidencial que acompañó la firma del acta, en el que agradeció el voto de Francia en la última reunión del FMI parecería avalar esta interpretación acerca de la fuerte presión ejercida por el gobierno francés tendiente a evitar la rescisión del contrato, que era lo que planteaban, el Defensor del Pueblo de la Nación, la Comisión de Usuarios del ETOSS y el propio informe final de la Comisión de Renegociación de los Contratos de la gestión Duhalde.

-¿Cuáles son las diferencias fundamentales?
-La idea original era establecer un acuerdo por un año para que en ese lapso se revisara el contrato de concesión, incluida la posibilidad de una rescisión. En la de noviembre, por ejemplo, Aguas Argentinas debía renunciar a la presentación de sus diferencias con el Estado argentino ante los tribunales internacionales; en cambio ahora queda en suspenso la discusión de la jurisdicción. Aguas Argentinas recibió, en los últimos dos años, multas abultadas y, según el acta, éstas quedan «suspendidas». Tal «suspensión» involucra poco más de 10 millones de pesos. Además esta renegociación deja abierta la posibilidad de una nueva estructura tarifaria y no descarto que, dada la estrategia utilizada por Aguas Argentinas en los últimos diez años, ya empiece a presionar por el tema tarifario. Por otra parte, nunca más se habló de la rescisión del contrato. Lo único en el que el gobierno avanzó fue en que buena parte de las inversiones van a ser hechas a través de fideicomisos, con la activa participación del Estado y naturalmente de los usuarios, dado que parte considerable de la inversión a realizar se financiará con recursos generados por las tarifas. Es decir que de la plata que ingrese a Aguas a través de las tarifas, el gobierno va a poder retener un porcentaje para que se hagan inversiones. Mi sensación es que mucho más que eso no va a pasar, por lo menos hasta fin de año, momento en que se deberá firmar el acta definitiva de la renegociación.

-¿El de Aguas puede tomarse como un caso paradigmático respecto de lo que vaya a ocurrir con el resto de las privatizadas?
-En el caso del agua todo gira en torno a una sola empresa que tiene el monopolio, y cuyos capitales son prácticamente de un sólo país, que en la Argentina tiene participación en otras empresas privatizadas como las petroleras, y también en otras partes de Latinoamérica. Este puede ser un caso testigo también respecto al Ciadi, (Centro Internacional de Arreglo de Diferencias de Controversias Relativas a Inversiones) porque éste depende del Banco Mundial, que es el principal acreedor de Aguas Argentinas, vía la Corporación Financiera Internacional, y a la vez, es accionista de la empresa (5%)

– ¿Cómo ha funcionado la empresa francesa en otros países?
-En varios casos terminaron en fracasos (al respecto recomiendo visitar la página web www.citizen.org) e, incluso, en la rescisión del contrato. La estrategia desplegada por la empresa francesa no difiere sustancialmente: minimizar el aporte de recursos propios, encarar el servicio como un negocio financiero y renegociar, renegociar, renegociar… Lo que no ocurrió, en algunos casos, de manera tan notoria como acá fueron los aumentos tarifarios. En la Argentina, en toda la época de Obras Sanitarias, la tarifa se formaba a partir de un sistema de subsidios cruzados que es una especie de impuesto inmobiliario: la tarifa se determinaba en función de la antigüedad de la vivienda, el tipo de edificación, los metros cuadros, la zona de residencia… Esto buscaba que los que vivían en Palermo ayudaran a financiar a los que viven en Lomas de Zamora. Esta forma, que ayudó mucho a la universalización de la red, se fue desfigurando, en el caso argentino, a partir del 97, cuando empezaron a tener cada vez más influencia en la conformación de las tarifas los cargos fijos, que los pagan todos, y en igual medida, los ricos y los pobres. Las tarifas de aguas residenciales aumentaron, en un 88 por ciento, desde el inicio de la concesión en mayo del 93 hasta enero del 2002, fundamentalmente a partir de los cargos fijos que son los más regresivos de todos. Este proceso no se dio en otros países. Pero, además, la experiencia argentina no es tan fácilmente comparable con la de otros países porque esta es la concesión más grande del mundo

-¿La sociedad argentina dio apoyo a la privatización del agua?
-Yo creo que la privatización del agua pasó inadvertida porque en la Argentina no hay una cultura del uso racional del agua. No somos conscientes de que es un bien escaso y no lo cuidamos. Y tampoco las empresas tienen ningún interés en que ello suceda, de allí el escaso interés privado por impulsar sistemas como el de micro medición del servicio. Pero lo alarmante es que lo que ahora pasa con el petróleo va a ocurrir dentro de unos años con el agua con el agravante, en este último caso, que el acceso al agua potable ha sido consagrado, recientemente, por las Naciones Unidas, como un derecho humano.

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Escritos sobrevivientes: Un nuevo libro escrito por ex detenidos desaparecidos

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Este 24 de marzo, a 49 años del golpe, la editorial lavaca publica Escritos sobrevivientes, un libro creado junto a un grupo de personas que estuvieron secuestradas y desaparecidas en distintos centros clandestinos de represión durante la última dictadura militar. Se presenta el próximo viernes 28, pero ya podés pasar a buscarlo por MU (Riobamba 143) desde hoy. En este texto, Claudia Acuña cuenta qué representa esta obra parida en colectivo y en medio de aires negacionistas.

Por Claudia Acuña

Este libro representa muchas cosas y todas y cada una nos parecen decisivas para estos tiempos desesperados.

Ni sé por dónde comenzar a enumerarlas, así que sin orden de importancia ni cronológico enumero algunas, aunque sin duda me faltarán otras que invito a que completen quienes lo lean.

Lo primero, para mí, es reconocer el valor social, político, histórico y ético que merecen las personas detenidas-desaparecidas por la dictadura cívico militar que azotó este país desde el 24 de marzo de 1976. No olvidamos esa fecha gracias a ellas, pero no siempre se las nombra con la relevancia que han tenido para construir verdad, justicia y memoria.

A algunas de ellas he tenido el honor de escucharlas y verlas testimoniar en los juicios de lesa humanidad, pero también en los diferentes procedimientos contra la impunidad que crearon y sostuvieron para que esos juicios sucedan.

Una y otra vez.

Una y otra vez.

Una y otra vez.

Hasta lograrlo.

Solo a una pude agradecerle con palabras y lágrimas el esfuerzo, el coraje y el legado que recibíamos por su esfuerzo, pero fundamentalmente por sus vidas consagradas a hacer posible lo imposible. Fue en la puerta de los tribunales de Comodoro Py, mientras los altoparlantes transmitían la primera condena a los genocidas responsables del centro de detención clandestino y de tortura que funcionaba en la Esma. Ahora, con este libro queremos extender esas gracias a cada una, a cada uno.

Sé, porque comprendí la lección que nos daban, que no puedo afirmar que lo hicieron solo ellas, ellos. Esa es otra de las cosas que representa este libro: el saberse parte – y reconocerlo siempre- de algo más grande, más importante y más trascendente no solo del yo, sino incluso del núcleo colectivo en el que nos organizamos, reflexionamos y tomamos fuerza para resistir. Nuestras fuerzas individuales y nuestras construcciones políticas suman, activan, empujan, pero alcanzan sus objetivos cuando sincronizan con la necesidad social, con la época y con la Historia. Tienen alas porque tienen raíces y mueven al mundo hacia lugares mejores porque se sabe más grande y más poderosa que lo que nos rodea.

Eso que aquí las y los autores definen como “subjetividad sobreviviente” nos advierte eso: somos nuestros cuerpos y la sombra que proyectan, lo que hacemos y lo que soñamos, nuestras obras y nuestra imaginación, nuestros saberes y nuestra intuición, pero también y además aquellos cuerpos, proyecciones, hechos, batallas ganadas y perdidas, que nos anteceden y desbordan para fortalecernos y sostenernos de pie. Aquello que ilumina la oscuridad es la memoria sensible: de eso se trata este libro, además.

Otra: el valor de las utopías. En los momentos más aterradores hemos gritado “Aparición con vida y castigo a los culpables”. Bueno: la noticia es que hemos tenido éxito y aquí están las personas que cuando pronunciábamos esas palabras mágicas no podíamos abrazar. Algunas de ellas son las que el tercer sábado de cada mes vimos ingresar a nuestra trinchera durante el largo y desalentador año 2024. Para nosotros ese taller de escritura significó una cita con la esperanza, cada vez. Y una comprobación: el futuro se construye con el hacer colectivo, cada vez.

Por último: este no es un libro de testimonios sobre el horror de la dictadura, sino su contracara o quizá, lo que se puede pensar después de cruzar el abismo de la impunidad.

Quizá.

Me falta todavía superar la alegría de haberlo logrado, de sostener con las manos esta pequeña utopía realizada en tiempos de saqueo de recursos simbólicos y materiales, en las cuales sólo proponerlo sonaba casi irresponsable, para poder encontrar las palabras certeras, que expresen lo que representa que personas empobrecidas y violentadas podamos hacer lo que querramos financiadas sólo por el deseo y la convicción, que siempre es política.

Quizá la palabra exacta sea una sola: Argentina.

La presentación

Escritos sobrevivientes y compila una serie de textos producidos en un taller de escritura que tuvo lugar en MU durante 2024. Estos relatos abordan historias marcadas por lo que el grupo denomina «subjetividad sobreviviente». El resultado es un conjunto de textos poéticos, políticos y filosóficos, de una potencia y belleza conmovedoras.

Participan: Rufino Almeida, Margarita Fátima Cruz, Graciela Daleo, Lucía Fariña, Mercedes Joloidovsky, Eduardo Lardies, Susana Leiracha, María Alicia Milia, Claudio Niro, Silvia Irene Saladino, Stella Maris Vallejos e Inés Vázquez.

Así lo resumen sus autoras y autores: «Un grupo de compañeras y compañeros, ex detenidos desaparecidos por el terrorismo de Estado, nos reunimos en un taller de escritura para crear textos enfocados en la subjetividad sobreviviente, mientras la voz del poder alimenta el negacionismo y la reiteración del sufrimiento popular por variados medios».

El libro se presentará el próximo viernes 28 de marzo a las 20 horas en Mu Trinchera Boutique, Riobamba 143.

Podés conseguirlo desde hoy, 24 de marzo, también en MU.

Escritos sobrevivientes: Un nuevo libro escrito por ex detenidos desaparecidos
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La Justicia esquiva la causa por el disparo a Pablo Grillo: “Hasta ahora no se investigó nada”

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La recuperación de Pablo “es muy rápida” pero la investigación sobre su intento de asesinato, muy lenta, o directamente inexistente. Qué dijo el padre hoy frente al Hospital Ramos Mejía donde Pablo sigue pelando por su vida, aún en terapia intensiva pero con avances prometedores, y las abogadas del caso que presentaron ante la Justicia: primero Servini de Cubría y luego el candidateado a la Corte Ariel Lijo rechazaron la causa, y ahora se sortea en la Cámara Federal de Casación a qué juez le tocará investigar a quien le disparó y a sus superiores jerárquicos. Los dichos de Adorni en conferencia de hoy, y quién cortó el diálogo con la familia; las pruebas que se pidieron y las que se aportaron; y el texto de la presentación judicial en la que la familia pide ser querellante, con las pruebas que aportamos desde decenas de medios, fotoperiodistas y organizaciones sociales.

Por Francisco Pandolfi

Pablo Grillo todavía no está fuera de peligro, pero la mejoría día a día, paulatina y constante, le permite a la familia hablar ya no sólo de su estado de salud. Hasta hoy, el único foco era la supervivencia de este fotógrafo de 35 años impactado por una granada de gas lacrimógeno, fuera de toda legalidad, por las fuerzas de inseguridad comandadas por la ministra Patricia Bullrich.

La pérdida de masa encefálica y la fractura de cráneo con la que llegó de urgencia al Hospital Ramos Mejía –el miércoles 12 de marzo, cuando se desató la represión en la marcha por las paupérrimas condiciones en las que viven las y los jubilados–; la primera operación esa misma noche en la que se bajó la presión intracraneal y se le reconstruyó algo del tejido. Las pupilas que empiezan a reaccionar bien. La merma en la sedación. Los primeros movimientos – prematuros e inesperados por los propios médicos–. Otra operación por un derrame que es revertido a tiempo. La baja de los glóbulos blancos como síntoma de la baja en la infección. Y a solo una semana del disparo, Pablo abre los ojos. Y le sacan el respirador para ver cómo reacciona y lo hace agarrándole la mano a la mamá. Y por si fuera poco le susurra las palabras más hermosas a su papá: “Hola, viejo”. 

Pablo continúa en terapia intensiva, en estado crítico, pero respondiendo bien neurológica y físicamente. “Es asombroso el nivel de avance que tuvo”, dice Fabián, su viejo, con los ojos emocionados e incrédulos por la mejoría impensada en tan poco tiempo. Esa sucesión de buenas noticias las que posibilitan a la familia convocar este viernes a una conferencia de prensa «para contar novedades en la causa judicial».

Primero, habla Fabián, su papá, sobre la salud de Pablo: “Las novedades son que está estable, por lo tanto es bueno. Está con los ojos abiertos y sigue sin respirador”.

En la conferencia de prensa convocada por la familia de Pablo Grillo, fotógrafo que fue impactado por una granada de gas lacrimógeno lanzada por las Fuerzas comandadas por Patricia Bullrich, Fabián, su papá, habló sobre la salud de su hijo.

www.lavaca.org (@revistamu.bsky.social) 2025-03-21T19:35:39.538Z

Fabián lleva puesta una remera azul, con letras blancas que dicen: “Justicia por Pablo Grillo”. Se lo nota cansado, pero más distendido. Se ríe cuando cuenta: “Tengo un video con saludos de (Ricardo) Bochini, veremos si los médicos nos permiten que se lo pasemos. Si lo escucha al Bocha, va a volver a hablar seguro Pablo”. Mantiene los pies sobre la tierra: “Todavía la situación es grave: está en terapia y con riesgo de vida. Pero en ese marco todo lo que estuvo ocurriendo es favorable. A todos nos sorprendió su evolución. Incluso los médicos manifiestan que la evolución que está teniendo es asombrosa. Es muy rápida”.

Este jueves, el vocero presidencial Manuel Adorni dijo que el diálogo con la familia quedó roto desde que el padre de Pablo acusó a Bullrich de ser cómplice. Fabián le responde: “Nosotros no cortamos nada porque nunca existió el diálogo. Lo mío fue una respuesta a una declaración mentirosa de Bullrich, por tanto si es que alguien cortó el diálogo fueron ellos. Yo estoy dispuesto a escuchar, si alguien me llama”. Y agregó: “A esta altura no lo espero (ese llamado). Espero poco. Pero demostraría que tienen todavía un grado de humanidad”. 

En relación a las mentiras de Bullrich sobre el trayecto del proyectil, expresó: “Me da vergüenza la forma en que fue acomodando la mentira. La va acomodando a medida que la realidad se lo desmiente, es hasta absurdo, burdo, grotesco: no sé que palabra utilizar”. Cuando le preguntaron si le diría algo al gendarme que, según los elementos reconstruidos hasta el momento, sería quien disparó (presuntamente, el cabo Guerrero), afirmó: “Personalmente no le diría nada. Sí lo vamos a decir de forma jurídica. El mejor diálogo que podemos tener con esta gente es en lo judicial”.

La causa, sin avances

Fabián estuvo acompañado por Claudia Cesaroni, de la Liga Argentina por los Derechos Humanos, y a Paula Litvachky, del CELS, organismos que patrocinarán legalmente a la familia, que este 21 de marzo se presentó ante el Juzgado Criminal y Correccional Federal Nº 1 para ser tenida en cuenta como querellante en la investigación judicial.

Lo más importante de la causa hasta ahora: desde el 12 de marzo “no se investigó nada y reclamamos que se empiece a investigar urgente”. Las abogadas cuentan el por qué: “La causa iniciada por la denuncia de la Procuvin (Procuraduría de Violencia Institucional) que dio inicio a la instrucción estaba presentada en el Juzgado 12 de Ariel Lijo, quien se la devolvió a la Jueza Servini de Cubría, que otra vez la rechazó. Ninguno de los dos quiere hacerse cargo de la investigación. Ahora irá a sorteo para definir quién la sigue. La Cámara Federal de Casación Penal tiene que resolver”. Agregan: “Hasta ahora el Ministerio de Seguridad dijo que no hará sumarios internos por el accionar de su Fuerza, lo que refleja el encubrimiento”. 

La causa aún no tiene carátula porque no está radicada en ningún juzgado. La denuncia presentada es por tentativa de homicidio agravado, por abuso de autoridad e incumplimiento de funcionario público.

Dice Paula Litvachky, del CELS: “Es muy importante que la causa salga de este limbo judicial y se inicie el pedido de pruebas antes de que pase más tiempo”.

Dice Claudia Cesaroni, de la Liga Argentina por los Derechos Humanos: “Esperamos que en estos primeros 9 días en los que no se hizo nada, no haya ninguna prueba que se haya destruido, modificado, alterado. Hay cámaras del Gobierno de la Ciudad que tienen un tiempo de duración determinado, o de negocios que también se van borrando y si no las pedís inmediatamente después ya no están. Es vergonzoso que un hecho así no lo esté investigando nadie”.

Claudia Cesaroni, de la Liga Argentina por los Derechos Humanos, es junto a Paula Litvachky, del CELS, la abogada que representa a la familia jurídicamente. En este video cuenta los avances de la causa judicial:

www.lavaca.org (@revistamu.bsky.social) 2025-03-21T19:54:48.310Z

Las abogadas pidieron una serie de pruebas. Las más relevantes: “Quién dio las órdenes, cómo se manifestaron esas órdenes y cuáles fueron, antes y después del impacto; cuál fue el protocolo que se aplicó, quienes integraban el equipo donde estaba incluido el cabo Guerrero y qué órdenes se le impartió a ese grupo en particular; qué armas utilizaron”. También exigen que se lo llame a indagatoria a Guerrero. “Ya hay suficientes elementos para hacerlo”.

Completa Paula Litvachky: “Hicimos una presentación con los hechos, tenemos un montón de pruebas para que se reconstruya ese tramo del operativo de modo tal que se pueda tener la responsabilidad de quién disparó y de toda la cadena jerárquica”.

Concluyen ambas: “Las pruebas están. Nunca hubo tanto registro fotográfico y audiovisual. Necesitamos el acompañamiento social para empujar a que se haga justicia y que no quieran desviar el foco de la investigación”.

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La causa de la caída: la denuncia de Beatriz Blanco, la jubilada gaseada y golpeada por la Policía

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Traumatismo encéfalo craneano, herida cortante e irritación ocular: las heridas causadas a Beatriz Blanco (81 años) ya forman parte de una causa judicial que inició ella misma y también la Procuraduría de Violencia Institucional, y apunta contra dos efectivos que la gasearon y le pegaron, provocando su caída. También apunta a la responsable del operativo, la ministra Patricia Bullrich, que se desplegó el miércoles de manera feroz, pero que -plantea la denuncia- es parte de un “plan sistemático”. Beatriz fue golpeada a las 16:10, antes de los principales incidentes, mientras se manifestaba en una esquina: cómo fue el momento, según relata ella misma en la denuncia y cuenta su hija. Quién es esta jubilada que trabajó de todo. Cómo está: recuperándose, enojada y “con más fuerza que nunca”. La voz de una de sus hijas junto a quienes lucha por justicia, y paz.

Por Franco Ciancaglini.

La imagen de Beatriz Blanco cayendo en seco al suelo -tras ser gaseada y empujada por dos efectivos de la Policía Federal- dio la vuelta al mundo. 

En el video se ve el fin de una secuencia más larga que inicia cuando la Policía Federal empuja de manera violenta a jubiladas y jubilados que se encontraban haciendo el clásico semaforazo de todos los miércoles en el Congreso. 

“Ella lo que cuenta es que estaba con el grupo de jubilados, cortando Entre Ríos, para mostrar sus carteles. Y cuando el semáforo se pone verde se vuelven a la esquina. Y en ese momento vino la policía, apurando a todos los viejos a subirse a la vereda”.

La que habla es una de sus hijas, Paula.

El relato coincide con la temprana decisión de las fuerzas de abalanzarse sobre personas que hacen lo mismo todos los miércoles -un semaforazo, y luego una movilización que da la vuelta al Congreso-: Beatriz fue atacada a las 16:10. 

Esta vez, por lo especial de la fecha, los Policías iban además con el gas apretado y el palo suelto. Cualquiera que estuvo en la manifestación pudo apreciar cómo apenas una persona se acercaba a los efectivos, o incluso estando a metros, sin hacer nada, podía ser gaseado. Incluso teniendo 81 años.

La causa de la caída: la denuncia de Beatriz Blanco, la jubilada gaseada y golpeada por la Policía

Los camiones hidrantes fueron parte de la cacería desatada. Foto: Lina Etchesuri.

El arma y la palabra

Beatriz Blanco no está afiliada a ninguna barrabrava ni milita en ningún partido político.

Es jubilada.

Trabajó toda su vida como empleada en cooperativa de fletes, empleada cuidando niños, costurera, y de casera hasta los últimos tiempos.

Tiene tres hijas.

Una de ellas, Paula Ippolito, cuenta que junto a su madre Beatriz y su hermana Paula suelen ir juntas a las marchas. “Esta vez fue sola porque justo yo estaba operada de la rodilla. Suele ir, no va todos los miércoles pero cuando puede va”.

Beatriz ya conocía a varios y por eso se acercó al grupo de jubilados que realiza los miércoles el semaforazo. Luego de que la empujaran a la vereda, se puso a hablarle a un cordón policial, una práctica habitual de jubilados anodados ante la violencia sin sentido que ejercen las fuerzas: “Ella siempre es de ir y hablar, de decir qué están haciendo, cómo no les da vergüenza; mi mamá siempre como que quiere hacer conciencia. Ella le debería estar gritando al policía que estaba de espaldas y lo toca con el bastón como diciendo ´mirame´. Ahí el chabón se da vuelta y le tira el spray, y el otro que le pega con el palo en la cabeza”.

Ese combo, que representa un ataque, de gaseo, empujón y golpe, hace que Beatriz pierda el equilibrio instantáneamente, y caiga al suelo.

La primera pregunta es cómo está: “Se está recuperando. Está en reposo, en observación por el golpe que recibió en la cabeza. Está con mucho dolor en todo el cuerpo, con un poco de inestabilidad, con el dolor en los ojos por el gas que le tiraron. Tiene los ojos muy hinchadas: le tiraron gas directo en la cara”.

Este dato del gas directo a sus ojos explica a la vez la pérdida del equilibrio, desechando por tierra las mentiras del Jefe de Gabinete, Guillermo Francos, que aseguró que se “cayó sola”. También el título de la empresa La Nación que habló de que la jubilada “atacó” a la policía previo a su “caída”: “Ella le tocó con su bastón para que se diera vuelta, para que la escucharan, no golpeó a nadie. Habría que mostrar los videos enteros donde la Policía increpa primero a los jubilados para que se suban a la vereda, con la agresividad que suelen tener”.

La causa de la caída: la denuncia de Beatriz Blanco, la jubilada gaseada y golpeada por la Policía

Beatriz Blanco, tras los gases recibidos y el golpe posterior. Foto: Lina Etchesuri.

El caso de Beatriz es uno de los dos -junto al del fotógrafo Pablo Grillo- denunciados por la Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin) ante la Cámara del Crimen. En esas denuncias a las que accedió lavaca, el organismo que se encarga de monitorear a las fuerzas -en estos tiempos, con menos entusiasmo- presenta como “pruebas” distintos recortes periodísticos alrededor del ataque a Beatriz. Y solicita a la justicia que requiera al Ministerio de Seguridad el personal policial afectado a los lugares de ambos ataques, así como los datos de la “sala de operaciones” a la que reportaban los agentes a cargo del operativo.

Por otro lado, la propia familia de Beatriz presentó una denuncia contra los dos agentes de la Policía Federal y contra la propia ministra Bullrich. Narra en su presentación lo mismo que refiere su hija en esta nota: “Siendo aproximadamente las 16:10 hs me encontraba en las inmediaciones de la esquina de las avenidas Entre Ríos y Rivadavia de esta ciudad (…) cuando fui rociada con una sustancia lacerante por un efectivo de la Policía Federal. Inmediatamente después, y también a manos de un efectivo de la PFA, recibí un golpe en la cabeza, con un elemento que creo se denomina ‘tonfa’, lo que provoca mi caída al piso”.

Tras el golpe, Beatriz fue derivada al Hospital Argerich, donde diagnosticaron lo producido por el ataque: traumatismo encáfalo craneano, herida cortante e irritación ocular.

Por eso, por un lado, reclama la identificación de los dos efectivos que la atacaron, plausibles de ser responsables de “delitos de lesiones leves” agravadas por tratarse de personal de la fuerza. Y por otro, califica a la ministra de Seguridad Patricia Bullrich como “autora mediata” por ser responsable del operativo y algo más: la valiente presentación habla de que estos hechos son parte de un plan sistemático.

La causa de la caída: la denuncia de Beatriz Blanco, la jubilada gaseada y golpeada por la Policía

Una síntesis del plan sistemático. Foto: Juan Valeiro.

“Como en los momentos más aciagos de nuestra historia, desde el Poder Ejecutivo se ha montado un Programa de Miseria Planificada cuya consecuencia natural es la Protesta Social. Y sabido es que este tipo de políticas socioeconómicas sólo resultan aplicables cuando se pone a disposición de las mismas al aparato represor del Estado”.

Firma toda esta historia la propia Beatriz, acaso poniendo en contexto lo que representan los golpes que sufrió, su historia y el futuro por el que pelea junto a sus hijas. “Nosotras somos fieles a las marchas que son para los derechos del pueblo”, cuenta Paula, una de ellas. “No militamos en ningún partido político, siempre vamos independientes y solas”, aclara por si hiciera falta.

Paula habla siempre en plural femenino, pensando en su madre y su hermana. Desde ese lugar cuenta: “Nos están sacando todo. Nos están metiendo miedo para que no salgamos a las calles. Están imponiendo todo lo que quieren imponer. Siempre estamos atentas a todas las luchas. Esto va a por todos, no es solamente por los jubilados. A mi me han robado plata con la AFJP a pesar de que ya tengo 30 años de aportes. Estos vienen por todo, por todo lo que conquistamos”.

Junto a Natalia, las jóvenes militan tocando tambores en Batuka, uno de los conjuntos que lleva el ritmo a la calle y es la banda de sonido de la protesta social y la lucha. Hoy, del lado de la víctima, Paula asegura: “Estamos luchando para que esto no vuelva a suceder. Para que tengamos memoria y el pueblo no se duerma. No tenemos miedo. Ya la verdad que queda poco por perder”.

Esta lucha incluye, claro, a Beatriz: “Está más fuerte que nunca. Está enojada, muy enojada. Pero está fuerte para seguir la lucha”.

La lucha, ahora, es por justicia: “Solamente queremos que los responsables tengan justicia, sean los policías o la ministra de Seguridad: que la justicia trabaje a favor del pueblo. Y que no salga nadie más impune”. 

¿Tenés esperanzas? “Y no. Pero hay que hacerlo igual: nos corresponde”.

La esperanza tal vez siga estando en la calle, mientras estas jóvenes sin contención psicológica ni asistencia estatal de ningún tipo enfrentan los golpes: “Estamos nosotras, las hijas, para cuidarla y para que se reponga de esto”.

¿Necesitan algo? “Sí: paz”.

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