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El Futuro de la Secundaria: qué está en juego con la reforma educativa

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30 escuelas de la Ciudad de Buenos Aires se encuentran tomadas por sus estudiantes, con apoyo de padres, madres y docentes. Exigen al Ministerio de Educación porteño, a cargo de Soledad Acuña, que no se aplique la reforma conocida como “Secundaria del futuro”: porque que nunca se les consultó, y porque no están de acuerdo. Y suman reclamos históricos. La discusión de fondo implica un cambio profundo en la matriz de la educación pública argentina: «Frenarlo depende de nosotros». Mañana, una reunión clave.
Por Sebastián Andrade para lavaca.org
Las escuelas tomadas en la Ciudad de Buenos Aires son la punta del iceberg de una reforma educativa planteada por el gobierno que avanzaba silenciosa, hasta que las y los jóvenes se pusieron en estado de alerta. Desde entonces, reclamaron reuniones con las autoridades para tener más información, pero ésta sólo fue dada de manera parcial e incompleta. Se sumaron dudas, se rechazaron las iniciativas más polémicas y se sumaron los colegios: al día de hoy, 30 están tomados en la Ciudad de Buenos Aires.
Los jóvenes también piden la aplicación de la ley de Educación Sexual Integral en todas las escuelas y que se escriba un protocolo para casos de violencia de género y discriminación; reformas edilicias integrales, viandas y comedores para los colegios; que se derogue el protocolo de intervención para los colegios tomados ante la repetida presencia de policías en las escuelas; y la aparición con vida de Santiago Maldonado, consigna eje de la marcha que realizaron el pasado viernes.

Santiago y los lápices


La reforma que dio origen al conflicto fue presentada informalmente por el Gobierno a través de un Power Point y notas en los diarios. Nada tan nuevo: es la “profundización de la Nueva Escuela Secundaria”, que ya es aplicada en los primeros tres años de cursada y que dejó a la vista sus problemas.
Los ejes: con el nuevo plan, el 70 por ciento de la carga horaria de quinto año pasaría a ser de prácticas profesionales en empresas u ONGs. Además, las materias serán incluidas en áreas como historia, cívica, geografía, que podrían ser tomadas por un solo profesor.
Es decir: más trabajo gratuito para los estudiantes, menos trabajo pago para los docentes.

Cómo y por qué se toma un colegio

Al día de hoy hay 30 colegios están tomados. Los alumnos cuentan que, en todos los casos, la decisión de tomar es el último escalón de una larga serie de imposiciones, ninguneos y violencias que deben soportar estos jóvenes hoy. Dentro y fuera del colegio.
Primer acto: asamblea del Centro de Estudiantes del Yrurtia. Todos las y los jóvenes, sentados. Alguien recuerda: “Ya pedimos formalmente una reunión con la ministra o con alguien que sepa responder, movilizamos y no nos atienden”.
Expone qué es la “Secundaria del Futuro”.
Luego, se vota: la mayoría levanta la mano. Se toma.
Una comisión hace un cartel para visibilizar la decisión al barrio y al Ministerio de Educación porteño. Otra: prensa. Otra: seguridad. Otras: limpieza, comida, actividades.
Entre los carteles, uno menciona: protocolo contra la violencia de género.
“En el Yrurtia hay un estudiante denunciado por violación. La chica que lo denunció comparte 8 horas por día con él. ‘El instituto no está preparado para llevar esta situación porque no hay un protocolo que lo ampare y lo oriente No quiero compartir espacio con él, y aunque la firma venga desde arriba, desde abajo lo podemos cambiar”.
Segundo acto: Normal 1, lunes 4 de septiembre. Federico, arito en la nariz y la oreja, presidente, propone tomar el colegio ante la falta de respuesta de las autoridades. La asamblea aprueba. Se forman las comisiones. Federico tiene ojos cansados, pero sonríe cuando habla: “Hay muchas cosas en juego y muchas responsabilidades. Estamos cuidando un patrimonio histórico”. Con voz grave: “Milito desde los 14 años. Siempre en el centro de estudiantes, para cambiar al menos una parte de mi realidad. Vengo de una familia pobre que no pudo estudiar. Si no puedo cambiar eso, por lo menos quiero cambiar la situación de mi segunda casa”.
Tercer acto: Instituto Fader, viernes 8. Dice Maite con convicción: “Lo único que salió en los medios es lo que después repite la gente: ‘temor por fiestas en colegios tomados durante el fin de semana largo’. A nosotros nos preocupa qué vamos a comer, cómo vamos a limpiar, pero nos organizamos. También estamos acompañados por nuestros padres, que es super importante, pero queremos que nos dejen ser protagonistas de esto. Si no nos movemos, nos pasan por arriba”.

Las amenazas

Tres centros de estudiantes distintos relatan las situaciones de amedrentamiento y vigilancia que sufren como una suerte de represalia por reclamar contra la reforma educativa.
Primer acto: Escuela de Bellas Artes Rogelio Yrurtia, Mataderos, CABA. Madrugada. Está tomada por los estudiantes, con apoyo de padres, madres y docentes. Tocan la puerta. Atiende un estudiante. No hay nadie del lado de afuera, pero hay algo: una caja. La abre: un caracol roto, un preservativo y una carta. “Los ataques van a seguir a menos que…”. Firma RCREW.
Otra noche suenan las alarmas. Los estudiantes y el casero revisan el establecimiento. Todo está bien. Salen. La caja de electricidad está destrozada. Dos chicas salen acompañadas porque la sirena les generó ataques de pánico. Una camioneta del Ceamse las sigue hasta la esquina.
Segundo acto: Normal 1. Recoleta. Escuela tomada. La escena es diferente al Yrurtia, pero similar. Suena el teléfono: amenaza de bomba. Se repite durante la semana, sistemáticamente. No es una situación nueva, pero con la ocupación se volvió regular. Se vacía la escuela,  entra la policía, revista todo. Todo, menos el aula donde los estudiantes guardan sus cosas: se lo habían impuesto.
Tercer acto: Escuela Técnica 6, Distrito Escolar 12. Fernando Fader. Pasaje La Porteña. Noche. Una camioneta blanca parada en la puerta apunta hacia los estudiantes del interior con un láser. Sigue a los y las jóvenes que salen. Se repite la escena en loop.
Maite, delegada de quinto año, orientación publicidad, mira a los ojos: “Nos dan mucho cagazo, pero tomamos las medidas de seguridad necesarias”.

Futuro por pasado

Un ventilador hace fuerza por arrancar. Cruje sobre el pizarrón en un aula del Mariano Acosta. En el Yrurtia, son las paredes las que crujen. En el Fader, las computadoras. En la Escuela de Danza Mastrazzi, lo ruidoso son las ratas.
Maia no entiende de qué futuro le hablan: “La reforma propone impresoras 3D en todas las aulas, wifi en todas las aulas… Nos encanta, es nuestro sueño, pero… ¡Se nos caen los techos, ministra!”
Maite: “En el Fader hay ocho computadoras. Tres tienen virus, dos no funcionan… Hay nueve cursos que las necesitan: tres terceros, tres cuartos, tres quintos tienen clases diseño. En el mío somos 15 estudiantes. ¿Cómo hacemos? Encima, el programa Conectar Igualdad ya cerró, asique los chicos de primer año no recibieron las netbook. Quien no tiene una computadora en su casa, ¿cómo hace?”.
Normal 2 Mariano Acosta. Un curso vaga por la escuela de Once buscando un aula. La escena se repite 16 veces con diferentes estudiantes. Cada año que pase, faltarán más aulas. Agustín, presidente: “Pedimos un anexo, encontramos un edificio donde podríamos hacerlo, pero el Ministerio perdió el documento en el cambio de gestión”. Mira al pasado y ve un futuro que no quiere: “Yo ya viví el conflicto por la Nueva Escuela Secundaria y veo reflejos de ese 2015 y también del 2013. Lo veo también con el protocolo para la denuncia de las tomas. No puedo dejar pasar de largo esa experiencia”.

Versiones para todos y cada uno

En las primeras noticias que publicaron Clarín y La Nación, el paquete parecía cerrado. Pero no. Horacio Rodríguez Larreta dijo que no había ni un papel firmado. La ministra, lo contrario. Los trípticos que reparte el Gobierno parecen espejitos de colores.
Maite saca un volante de la mochila: “¿Qué dice? No dice nada. Entre las preguntas más frecuentes del volante no incluyen ninguna de las que le planteamos al Ministerio los estudiantes”.
Federico: “Encima no podemos confiar en lo que dicen los trípticos porque cuando lo hablamos con la secretaria de Coordinación Pedagógica, Andrea Bruzos, nos dice una cosa. A los rectores les dicen otra. A los supervisores, otra”
Maite: “El problema es que quieren profundizar algo que no está cerrado: En el Fader algunos van a tener que hacer la pasantía, pero no nos dan ninguna respuesta de dónde vamos a trabajar: Mientras, no quieren dialogar con nosotros”.
Maia: “Hubo jornadas en las que se suspendían las clases, nos bajaban un documento sobre la NES. Después teníamos que subir al Distrito nuestro debate, pero nunca fue escuchado. Andrea Bruzos no nos supo responder ni dónde van a ser las pasantías, ni qué íbamos a hacer, ni qué haría con la repitencia. Sin terminar de pensarla ya la quieren aplicar. Si no funciona, la van a seguir aplicando”.
Maite: “Nunca pisaron una escuela pública y quieren decidir sin escucharnos”.
Federico ejemplifica: “Bruzos no nos supo responder si el facilitador de quinto año tendría alguna acreditación en pedagogía. Bajan al docente de su rol”.
Uno de los apartados del tríptico llena los blancos: “No se elimina la repitencia. La evaluación continua debe servir para detectar qué contenidos y habilidades los estudiantes no alcanzaron y son necesarios para seguir aprendiendo. Se propician espacios de recuperación y acompañamiento a lo largo del ciclo lectivo”.
Maite: “No dice nada”.
Federico: “Creo que dice lo que pasa actualmente”
Maite: “No aclara si se hace paralelamente o no. ¿Si me llevo tres materias, sigo cursándolas junto con el año siguiente? No se entiende”.
Agustín: “Se lo preguntamos. Simplemente no lo saben”.

Meritocracia

Último acto: Ciudad de Buenos Aires. Ministerio de Educación. Más de 20 colegios tomados. Miércoles 13 de septiembre. Primera reunión de estudiantes con Soledad Acuña.
-¿Nombre?
-Federico.
-No pasan los colegios tomados.
El Normal 1 ya está tachado en la hoja que tiene un policía en la mano.
-¿Nombre?
-Ignacio, de la Escuela Técnica 37.
-Ya está el cupo lleno -tacha el nombre de la escuela de una hoja.
Federico: “Parece una pedagogía de premio y castigo”.
Maia: “La estrategia fue dividirnos. Les salió mal”.

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57 femicidios en el año, infancias huérfanas cada dos días: Informe mensual del Observatorio Lucía Pérez

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Según datos del Observatorio de violencia patriarcal Lucía Pérez, hubo 26 femicidios durante febrero, contabilizando un total de 57 en los dos primeros meses del año. Estos crímenes dejan, a la vez, un saldo de 35 infancias huérfanas. Si bien existe una ley que obliga al Estado a brindarles una protección integral económica, de acompañamiento y de acceso a la salud, desde que asumió la actual gestión no se otorgó ninguna: la Ley Brisa no se cumple. Los otros indicadores de la violencia patriarcal de este 2025: 43 intentos de femicidio, 15 desaparecidas, 595 funcionarios denunciados.

El cuerpo de Carolina Ríos, 43 años, fue encontrado por una de sus diez hijas. Maite y Carolina, las mayores, le pidieron luego a la prensa que difundiera este mensaje : “Necesitamos ayuda para poder criar, vestir y mandar a nuestros hermanitos a la escuela. Hoy estamos destruidas, y hacemos todo lo posible para seguir adelante y no quebrarnos ante nuestros hermanos menores». 

Tres días antes asesinaban a Ailén Oggero, de 32 años, delante de sus hijos de 11  y 4 años. El mayor fue quien avisó del crimen a los vecinos. 

A Otilia Cubilla Jara, de 65 años, también la encontró asesinada su propio hijo. 

Estos son solo tres de los 26 femicidios y travesticidios que ocurrieron durante febrero. 

Una síntesis de la violencia que marca los dos primeros meses del año:

Toda la información sobre cada uno de estos casos está disponible en la web del Observatorio Lucía Pérez, el primero y único autogestionado y público.

Una herramienta de información, análisis, debate y acción creada por nuestra cooperativa. 

www.observatorioluciaperez.org

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Trabajadores de Morvillo toman la fábrica tras el anuncio del cierre de la planta, que implica 200 despidos

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Una histórica empresa gráfica de Avellaneda -donde se imprimen títulos de la editorial Perfil como las revistas Caras y Noticias– anunció su cierre dejando a 200 trabajadores en la calle. Se enteraron por un comunicado pasadas las once de la noche del martes y la respuesta fue unánime: ingresaron a la imprenta e iniciaron una permanencia pacífica en defensa de los puestos de trabajo. El Ministerio de Trabajo bonaerense dictó la conciliación obligatoria pero la firma faltó a la audiencia. Los argumentos empresariales de caída de la producción y los argumentos obreros: “Somos las principales víctimas de esta situación”.

Por Lucas Pedulla

El obrero gráfico Enrique Andina terminó su jornada de trabajo en Anselmo Morvillo SRL a las 22 horas y se marchó a su casa, como todos sus compañeros, como todos los días. Muchos estaban llegando a sus hogares cuando pasadas las 23 horas les llegó un comunicado de la histórica imprenta, que terminaba de la siguiente manera:  

“Con una tristeza difícil de describir tenemos que contarles que ya no podemos seguir adelante. Sabemos acerca del impacto, no sólo económico, sino emocional que tiene para cada uno dejar parte de nuestra historia en el recuerdo, y los relatos que hemos compartido siempre con nuestras familias. Le dejamos a cada uno de ustedes, nuestra gratitud por su invaluable esfuerzo y el deseo de que todos puedan superar este trago amargo con la capacidad de levantarse que los caracteriza”.

El texto cerraba con esta firma: “La Dirección”.

Así como llegaron a sus casas, los obreros volvieron a la gráfica, ubicada en Avellaneda, municipio al sur del conurbano bonaerense. Andina contextualiza: “Somos 200 compañeros; yo tengo 17 años de trabajo y muchos tienen más de 30 y 40 años de antigüedad. En la pandemia vivimos una situación similar pero logramos mantener nuestras conquistas. Somos la gráfica que más cobraba dentro del gremio, pero esto fue imprevisto”.

La respuesta fue unánime: los trabajadores votaron la permanencia.

Avon, papel & toma

Anselmo Morvillo SRL inició sus actividades en 1974 desarrollando folletos cosméticos. En su página web cuentan que en 1988 incorporó la primera rotativa de tecnología de punta, “única en el país en esa época”, y sumó la segunda tres años después. Cuentan que crecieron más del 70% en la segunda década de los noventa y que hoy, en su planta de 13500 metros cuadrados de Avellaneda, los folletos comerciales representan un 70% de la producción, mientras que los trabajos editoriales significan el 30% restante. Andina cuenta que, entre las publicaciones, se encuentran títulos de la Editorial Perfil como las revistas Caras y Noticias.

En el comunicado que “la Dirección” les mandó a los obreros, a quienes se refirió como “queridos compañeros de tantos años”, la empresa expresó su posición:

  • “Hemos atravesado las reiteradas crisis económicas de nuestro país, los cambios en el mercado gráfico con la marcada implosión por el avance tecnológico y el comportamiento poco ético de algunos de nuestros colegas competidores”. 
  • “Fuimos golpeados por la Presentación en Concurso de algunos de nuestros clientes y por la Quiebra de nuestro cliente número dos, ARCA Distribuidores. Luego, a la escalada de precios internacionales de la mayoría de los insumos y repuestos, se le sumó la exigencia de pago anticipado del papel y la desaparición del crédito internacional. Todas situaciones que enfrentamos con mejor éxito que muchos de nuestros colegas”. 
  • “En el año 2014 RR Donelley cerró su planta de Argentina, en enero de 2016 AGR también cerró sus puertas, y en enero de 2020 IPESA cerró la mayor parte de su operación”. Una aclaración: tras el abandono empresarial, Donelley fue recuperada por sus trabajadores y trabajadoras y, hoy, es una cooperativa gestionada sin patrón.

La empresa describe un contexto “tan negativo” en el que inscribió la caída del 63% del volúmen de producción: “Avon, que como bien saben representa más de la mitad de nuestro trabajo, dejó de imprimir catálogos y mudó su comercialización a internet. Esto nos dejó en una situación económica y financiera terminal”.

Los trabajadores respondieron con la permanencia pacífica y otro comunicado que respondía los argumentos de la empresa: “Todos factores ajenos a la responsabilidad de los trabajadores, que somos las principales víctimas de esta situación”.

Gris de espera

Enrique Andina integra la Comisión Interna y explica: “Estamos en permanencia pacífica para preservar las fuentes de laburo. A lo largo del día se hizo presente el sindicato. Exigimos una presentación en el Ministerio de Trabajo y también hicimos un pedido de plenario de delegados para discutir con todos los delegados los pasos a seguir”.

El Ministerio de Trabajo bonaerense dictó la conciliación obligatoria pero la empresa no se presentó a la audiencia. “Está incumpliendo -dice Andina-. Mientras tanto, nosotros seguimos sin tener comunicación de la empresa. Tampoco atienden los teléfonos. La última comunicación oficial fue el comunicado de anoche. Eso deja un gris, porque estamos en la calle sin un mango, pero no hay un telegrama de despido ni nada”.

Los trabajadores tienen sólo rumores, desde un cierre definitivo hasta la posibilidad de la llegada de inversionistas “que reclaman despidos masivos”, según denuncian. “Se olfateaba que la situación venía rara, pero nadie pensó que todo fuera de esta manera -dice-. La convocatoria acá fue masiva, y agradecemos también que se acercaron de otras ramas, como médicos del Garrahan. La intención es difundir el conflicto y rodearlo de solidaridad para lograr lo que necesitamos, que es que la patronal se siente a discutir”.

Mientras esperan, en las próximas asambleas decidirán los pasos a seguir: “Es un golpe fuerte, pero uno tiene que estar fuerte, también, por la familia. La mayoría de los compañeros son sostén de hogar. Estamos dispuestas a lucharla hasta el final y no aflojarle hasta encontrar una solución, que es sostener las fuentes de trabajo con las mismas condiciones que teníamos hasta ayer antes de recibir el comunicado”.

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Juicio a la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu: absurdos sin pruebas

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Empezó el segundo proceso judicial a integrantes de la lof mapuche, a quienes se les endilga el delito de usurpación en la localidad de Villa Mascardi, en Bariloche, Río Negro. 

El juicio, a cargo del Tribunal Oral Federal de General Roca y que se realizará de manera virtual, tendrá 132 testigos que serán llamados a declarar y como mínimo, se espera que dure hasta abril. Expresan desde la comunidad: “Somos sometidos injustamente, acusados de usurpar nuestro propio territorio, el mismo que libremente caminaron nuestros kuifikecheiem (antepasados) cuando aún no existían alambrados, ni parques nacionales, ni ningún winka que con su ambición destructora mirara nuestra tierra”.

Para entender el conflicto hay que retroceder a 2017, cuando la lof inició la recuperación de su territorio a partir del levantamiento de una machi –guía espiritual y sanadora del pueblo mapuche–, y la construcción del rewe –un sitio sagrado de conexión con otras energías del espacio en donde la machi atendía a quien fuera a curarse–. La respuesta del Estado fue de terror: un operativo de desalojo comandado por la vigente ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, que terminó con el asesinato de Rafael Nahuel, a manos del grupo Albatros de Prefectura, el 25 de noviembre de aquel 2017. Todo ese proceso derivó en el primer juicio contra la comunidad, donde fueron condenados siete mapuche.

Tiempo después del crimen de Rafita, la comunidad volvió al territorio hasta que en 2022, ya en el gobierno de Alberto Fernández, se ejecutó otro desalojo represivo.

En el juicio que arrancó hoy y continúa mañana, se juzga de la usurpación de distintos terrenos a Luciana Jaramillo, Yéssica Bonnefoi, Romina Rosas, Betiana Colhuan, Celeste Ardaiz Guenumil y Matías Santana. Se defienden desde la comunidad: “Nos encontramos frente a un contexto muy difícil alimentado por un sistema político y judicial perverso, que agudizó la persecución hacia el Mapuche con más violencia y encarcelamientos, con el fin de debilitarnos y quitarnos nuestro territorio”. 

El juez a cargo se llama Alejandro Silva y es el mismo que presidió el proceso por el fusilamiento de Rafael Nahuel y que condenó a sus responsables con penas ínfimas. 

Ataques

El contexto al que hacen referencia refiere a un gobierno que agudizó el hostigamiento preexistente hacia el pueblo mapuche, además de un avasallamiento de derechos a las 40 naciones originarias que habitan lo que hoy es Argentina. Algunos ejes de esa persecución: el desguace del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI); el decreto que barrió a la Ley de Emergencia Territorial Indígena (26.160) que mantenía la suspensión de los desalojos sobre tierras comunitarias de los pueblos originarios y que allanó el terreno para el desarraigo de la comunidad Paillako a principio de este año; y el señalamiento sin pruebas como causantes de los incendios en la Patagonia. Por citar un caso, Victoria Heredia Núñez, integrante de Lof Pillan Mahuiza, cumple arresto domiciliario desde el 12 de febrero acusada del incendio en la Estancia Amancay, en la localidad chubutense de Trevelin, pese a demostrar mediante georreferenciación que al iniciarse el fuego estaba a más de 90 kilómetros.

La gente de la comunidad frente a la policía durante una inspección ocular en octubre de 2023. Fotos: Jaime Carriqueo

Absurdos

La defensa de la comunidad está a cargo de la Gremial de Abogadas y Abogados. Uno de ellos, Gustavo Franquet, le dice a lavaca ni bien concluida la primera audiencia: “Esto comenzó en 2017 y estamos en 2025; llevamos más de 7 años donde se supone que juzgados de instrucción federal, fiscalías federales, fuerzas federales de investigación como Gendarmería, la Policía Federal y Prefectura investigaron a la comunidad y no pudieron conseguir elementos para acusarlos de otra cosa que no fuera usurpación, motivo por el que ni tendrían que estar en el banquillo. El Estado argentino, desde la Constitución de 1994, reconoce los derechos preexistentes de los pueblos originarios, por lo que no puede ni debe criminalizar el conflicto territorial; en una recuperación, no hay delito. Si esto fuera juzgado como corresponde, no pueden de ninguna manera condenar a nadie”.

En cuanto a cómo abrió el juicio, cuenta: “Sólo en un par de horas que duró, ya se cometieron varios despropósitos jurídicos, aunque estamos seguros que lo más horroroso de este juicio está por venir; vamos a escuchar cosas muchísimos más jodidas, hoy fue un precalentamiento”.

¿Qué despropósitos?

Entre las barbaridades que dijeron, hubo tres que no se pueden creer. 

A una de las mujeres, Yéssica Bonefoi, la quisieron acusar de la usurpación de una cabaña, que cuando la fiscalía pidió la elevación a juicio, ni se mencionó. Fue algo insólito, porque no pueden inventar elementos nuevos. Pidieron un cuarto intermedio y cuando volvimos retiraron ese planteo porque obviamente estaba fuera de lugar. Es tanta la voluntad de persecución, de acusación gratuita, que ni se fijaron en eso.

Un segundo despropósito es que cuando se produce lo que llaman la usurpación del ex Hotel Mascardi, una de las acusadas (la machi Betiana) seguía siendo menor. Por ley de minoridad, hay todo un proceso que en este caso no se cumplió cuando se acusa a menores de entre 16 y 18 años y que ahora imposibilita al juez a dictar sentencia contra ella. Como una cuestión lógica le exigimos al juez que no la someta al juicio, y en vez de aceptarlo, dijo que lo va a decidir al final del proceso. Algo totalmente absurdo y re victimizante para la machi.

Y un tercer punto que es la pretensión de la fiscalía y de las querellas de que consideren a la usurpación como un delito continuado. Se denomina con esta tipificación a delitos como la desaparición forzada, o un secuestro, pero no a una usurpación, que es un tipo específico de hurto o de robo, en este caso de un inmueble. Si alguien comete un robo, el delito es en ese momento, no continúa en el tiempo. Ahí hay otro absurdo.

Truchos

En 2022, antes del segundo desalojo a la comunidad Lafken Winkul Mapu, se incendió un trailer y un remolque de Gendarmería. Desde los gobiernos provinciales y nacionales se acusó al pueblo mapuche, al igual que de usurpar una cabaña. Recuerda Gustavo: “Ahí empezó toda esta farsa. Esa zona está protegida por fuerzas federales, pero señalaron a la lof y así allanaron el camino para desalojarlos”. 

Ese desalojo fue brutal, con más de 250 efectivos del Comando Unificado que irrumpieron en el territorio. Romina Rosas, una de las mapuche detenidas, estaba embarazada de ocho meses y fue golpeada y arrastrada por el piso; días después, parió a su bebé rodeada de policías. Celeste, decía esto de aquel 4 de octubre de 2022: “Me tiraron al suelo, a mí y a mi nena de 5 años. Nos apuntaron con el arma en la cabeza. Fue una cacería”.

Retoma Gustavo Franquet: “A las seis personas que están enfrentando el juicio jueces federales les dictaron su falta de mérito, porque no hay ningún elemento que los ligue a lo que se los acusa. Toda esta causa es trucha porque fue creada para criminalizar, para desalojar y para allanar a la comunidad. Y por ende, todo este juicio es trucho”.

Lafken, en mapudungún, significa espejo de agua. Winkul, espíritu guardián de la montaña. Y Mapu, tierra. Desde la lof Lafken Winkul Mapu, concluyen: “Seguimos llamando a la unión, a mantenernos fortalecidos en nuestro feientun (creencia) y esencia mapuche. A enfrentar al winka con nuestra verdad, por más que el aparato estatal utilice todos los medios a su alcance para difamarnos pretendiendo poner a la opinión pública en nuestra contra, con falsas acusaciones. Pero tenemos total confianza en la fortaleza de nuestro pueblo milenario que ha resistido y preservado el territorio a pesar de los atropellos”.

Juicio a la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu: absurdos sin pruebas

Matías Santana, la Machi Betiana, Luciana Jaramillo y Romina Rosas son cuatro de los seis acusados, durante la primera audiencia del juicio en su contra.

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