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El interminable tiempo del agua

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Quizás el video documental sea el género más idóneo para testimoniar la nueva realidad que se gestó a partir de diciembre de 2001. Sobre todo Inundaciones, un trabajo realizado por Santa Fe Documenta, un colectivo de cuatro grupos (Matecosido Producciones, Taller de video El Pibe, Canoa y Fundación Proteger) que -tal como demuestran Pablo Testoni y Mariana Rabiani en esta entrevista- dejaron de lado veleidades personales para relatar, de un modo tan despojado que conmociona, el documental que hoy se proyecta en Buenos Aires.

Primero fue el agua.

Gente que camina con agua hasta las rodillas, hasta la cintura, hasta los hombros… Agua hasta el cuello.

«De noche, la oscuridad, los relámpagos, la llovizna y los gritos, los gritos de la gente de un techo a otro… Uno no se olvida de eso», cuenta Ana -directora de la escuela Monseñor Zaspe- en el video Inundaciones, realizado por el colectivo Santa Fe Documenta.

El 29 y 30 de abril de 2003, el río Salado entró en la casa de un tercio de la población de la ciudad de Santa Fe. En 36 horas, 130 mil personas se vieron forzadas a abandonar quince barrios de clase media y baja del cordón oeste santafesino.

E inmediatamente, la pérdida

Las viviendas destruidas, las familias desencontradas, las personas ahogadas

«Yo necesito mi casa. Mañana cumplo 26 años de casado y mirá cómo lo voy a festejar. El 18 de mayo es mi cumpleaños y mirá cómo lo voy a festejar, loco. No estoy así porque me está enfocando una cámara, hermano. Hoy lloré todo el día cuando vi mi casa que no sirve más. Esto lo hice con sacrificio, 26 años laburé, hermano, para tener esto y mirá el desastre que quedó»

Y también fue la organización solidaria y sin cobertura del Estado de los centros de evacuados.

Bolsas de ropa que manos voluntarias clasifican, cajas que son bajadas de camiones, colchones en el piso, pertenencias sueltas, chicos que -en un inmenso gimnasio- dibujan o juegan a las escondidas y saltan a la soga

Después fue la resaca.

El sol que hace brillar la mugre, el barro, el olor a podrido, la basura y el humo que producen los desechos que combustionan solos.

Y la vuelta

Calles irreconocibles, cuadras desvastadas, puertas que se abren hacia donde ya no hay nada.

Lo más conmovedor del trabajo documental -que se proyectará hoy en Buenos Aires- es el esfuerzo mancomunado por devolverle a los damnificados lo más importante que perdieron: la identidad.

«Pensaba recuperar algunos de los referentes de mi yo. Encontré una poesía que me escribió una amiga de la adolescencia, mi almohada, el primer zapato de mi hijita, el primer collar de mi perra muerta… Cosas así, que a lo mejor me van a ayudar a reconstruir mi historia» (Susana, barrio Roma)

Quizás el video documental sea el género más idóneo para testimoniar la nueva realidad que se gestó a partir de diciembre de 2001. Sobre todo este trabajo, hecho por un colectivo de cuatro grupos

( Matecosido Producciones, Taller de video El Pibe, Canoa y Fundación Proteger) que -tal como demuestran Pablo Testoni y Mariana Rabiani en esta entrevista- dejaron de lado veleidades personales para relatar, de un modo tan despojado que conmociona, el interminable tiempo del agua

– ¿Cómo nació la idea de este proyecto compartido?

Pablo: Tiene que ver con las primeras horas de la catástrofe. Partamos de la base de que la gente ayudó a la gente, ése es el vínculo que nosotros vimos. Ya el primer día surgió una convocatoria que se organizó por rubros: los enfermeros, los terapistas ocupacionales, los médicos, los psicólogos, los profesores de gimnasia se autoconvocaban… La radio -sobre todo la Radio Universidad- tuvo un rol fundamental, fue eje y centro de esta convocatoria solidaria, frente a un Estado ausente en todo momento. Cuando, al segundo día, vimos que lo más urgente iba cubriéndose, pensamos que también los realizadores podíamos autoconvocarnos. Nos pareció fundamental que la catástrofe quedara en la memoria. Ese era nuestro objetivo: la memoria

– ¿Cuántos documentalistas respondieron a esa convocatoria?

Pablo: En la primera reunión llegamos a ser veinticinco, algunos que trabajaban para algún medio, otros que ya habían empezado a registrar imágenes de manera independiente. La intención del colectivo era que cada uno tuviera una mirada propia pero la presentáramos en un primer trabajo documental único. Y fue eso lo que hicimos con siete cámaras distintas en equipos con sonidista, periodista y todo lo necesario. Recién empezamos a pensar en la edición a los tres meses, porque antes pasaban muchas cosas todos los días: el tiempo del agua, lo llamamos nosotros. En el guión fue muy importante marcar los tiempos del escape, el agua, los centros de evacuados, los techos y la vuelta.

Mariana: La propia urgencia nos hacía preguntarnos cómo colaborar. Hasta que dijimos: «bueno, usemos nuestra herramienta». Pero seguíamos planteándonos si era legítimo o no salir a filmar, a preguntar, en esa situación. En el momento decidimos hacerlo y después, frente al documental terminado y con las primeras presentaciones en Santa Fe, empezamos a repensar todo aquello ni siquiera habíamos tenido tiempo de charlar entre nosotros. Fueron muchas las veces que pensamos: «¿qué hago con un micrófono, frente a esta persona que está viviendo semejante tragedia?»

– ¿Pudieron resolver esa disyuntiva?

Pablo: El primer criterio tenía que ver con la vida. Es decir: sabíamos que si había peligro de vida, uno tenía que bajar la cámara y ayudar. Después empezamos a notar que la propia gente tenía necesidad de hablar, de contar, y entonces entendimos que nosotros estábamos ahí dando esa mano, que tenía que ver con empezar a compartir el dolor. Elaborar lo ocurrido es un proceso muy lento, porque yo creo que una de las catástrofes mayores se ha dado en la cabeza de la gente. Hoy, de alguna manera, -mal, diría- se están reconstruyendo los lugares, las casas, una nueva cotidianidad… Pero lo que no se reconstruye es el impacto de la pérdida. Por eso no era importante solo la cámara sino también el micrófono: las imágenes, pero también los testimonios orales.

– ¿Cómo se sobrepusieron al dolor, para poder trabajar?

Pablo: Los que estuvimos ahí lloramos mucho luego de cada reportaje. Los primeros noventa días fueron de recibir mucho. De hecho, todos los que conformamos Santa Fe documenta tuvimos nuestro propio quiebre en algún momento, tuvimos que cortar, parar, charlar… Armar un grupo para sostenernos y decir «nos pasó tal cosa». Un día hice treinta cuadras caminando, por un barrio donde hubo tres metros de agua, era como caminar por una ciudad en guerra, una ciudad desvastada. Cuando llegué a mi casa no podía parar de llorar, no quería volver. Era un momento muy fuerte: el momento de la basura. La gente tiraba todo, adentro de las casas todo estaba totalmente destruido y las personas sacaba las cosas afuera con odio, con bronca…

Porque, además, era un castigo doble: no solo que las casas se inundaron sino que, se repetía mucho por esos días, todos los objetos estaban contaminados. Quizás si hubiera caminado solo una cuadra hubiera superado el impacto, pero treinta fueron demasiado. Sobre todo porque nosotros, como grupo Matecosido, nos dedicamos siempre al video popular, de modo que tenemos registrados esos mismos barrios, pero con vida: los centros comunitarios, las cooperativas, las clases de apoyo escolar. Hicimos un documental sobre la FM Popular del barrio Santa Rosa -la primera FM comunitaria de Santa Fe- que quedó bajo el agua. Habíamos registrado los conflictos y las fiestas de esas zonas que ahora atravesábamos en canoa.

«Era mi cumpleaños 52 y lo recibí en una lancha con la gente que me salvó la vida. Y después lo festejé en un centro de evacuados, en un gueto, yo le digo así porque se me asemeja a las películas de la Segunda Guerra Mundial, donde estaban los prisioneros de guerra» (Susana, barrio Roma)

Mariana: Para mí fue un gran impacto ver que la identidad de las personas también se había ahogado, había quedado bajo agua…La identidad y la intimidad de una familia -los colchones, los juguetes, la ropa- flotando o hecha basura. Cada vez que veo las imágenes del video, me vuelve el olor a la basura. Me quedó grabado esa fetidez y el sonido de los helicópteros rondando el cielo, por la noche, alumbrando con los reflectores, mientras el gobierno-ese Estado que te mira desde arriba- delega la participación en el Ejército, porque sostiene que ellos tienen la capacidad organizativa… Era una ciudad en guerra

Pablo: Se veía gente por todos lados preguntando por sus familiares, listas de personas desaparecidas… Realmente fue lo más parecido a una guerra

«Soy Elvira, la mamá de Mauricio Medrano, que está desaparecido. A cualquier pesona que sepa de él se comunique a…» (mensaje enviado por radio)

Mariana: Creo que otro gran quiebre fue para nosotros el reportaje con Vanesa, una chica de 23 años que perdió a su bebé porque sintió que se ahogaba y lo soltó pensando que podía salvarse de otra manera (ver nota relacionada).

Pablo: Durante unos días Vanesa pensó que sus tres hijos habían muerto, pero a los dos mayores los recuperó del agua un voluntario y de este tipo de historias de solidaridad también hay muchas. Hay que imaginarse que al trauma de la inundación, Vanesa le sumó el trauma de la tragedia personal. Del centro de evacuados se fue a vivir muy lejos, a una casa que le prestaron; a nosotros nos dijeron a dónde se había ido y la buscamos un día entero. Mientras íbamos, pensábamos que ella estaba en todo su derecho a decirnos «váyanse» y si nos lo decía nos íbamos. Sin embargo, pudimos quedarnos, sentarnos, charlar… Sentimos que no solamente estaba contando, estaba elaborando lo que vivió, se estaba descargando, nos estaba comprometiendo para que no la abandonáramos…

– ¿Cómo se vieron a sí mismos los inundados, en el video?

Pablo: La primera vez que presentamos un compacto de imágenes -que todavía no era este video- fue a los tres meses de la inundación, cuando se instaló la Carpa de la Dignidad. Hasta entonces los damnificados nunca se había visto: habían perdido los televisores y, aislados en los centros de evacuados, no habían estado en contacto con las imágenes que estaba viendo el mundo entero… Para las propias víctimas fue un impacto muy grande. Creo que ahí empezamos intuir que nuestro trabajo tenía un sentido mucho más grande.

Mariana: Hay gente que pide una copia pero dice «no me animo a verlo ahora», o «no me animo a verla solo» pero quieren conservarla para sus hijos o sus nietos. Eso es muy fuerte. Pero, además, Por otro lado, nosotros tuvimos claro desde el principio que registrar estas imágenes era una forma de denuncia: la ausencia del gobierno fue muy visible. Esto no fue una catástrofe natural sino una catástrofe política.

«El trabajo lo estamos organizando a los ponchazos, como odemos, porque no estamos preparados para este tipo de situación. Lo que prima es la solirdaridad y las ganas que tenemos de ayudar.. La gente pregunta si hay algúnencargado, un secretario, porque presume que el gobierno mandó a alguien para ayudarlos pero solo estamos nosotros» (Mariano, maestro de la Escuela 1234, primer centro de evacuados)

Pablo: Convengamos que los centros de evacuados no funcionaron por el Estado sino por la voluntad de los organizadores de los centros y de la gente que iba a colaborar…

Mariana: Y por la escuela. Las escuelas tienen cierta estructura y cierta organización institucional que posibilitó que se improvisaran como centros.

Pablo: Con Matecosido hicimos un documental sobre los docentes, durante la inundación que se llama Presente. Es increíble la legitimidad que a pesar de todo conserva el maestro en esta sociedad. Basta que el maestro o el director dijera: «la escuela, se abre» y la escuela se abría o «está comida no es buena», y se empezaba todo de cero

Mariana: Fueron maestros los que dijeron: «la gente no se va del centro de evacuados hasta que no tenga un lugar digno a donde ir»

Pablo: Me acuerdo del caso de una escuela a la que la gente se dirigió el día de la inundación porque siempre había funcionado como centro de evacuados, pero esta vez la escuela estaba tres metros bajo agua. Lo único que quedaba a salvo era el techo y -qué cuestión simbólica- allí se refugiaron: 350 chicos y padres en el techo de una escuela. La ausencia del Estado fue tan notable que nosotros desde el principio decidimos que no iba a haber palabras de funcionarios, salvo las del intendente Marcelo Alvarez que fueron paradigmáticas.

«Todo el Barrio Centenario, la Villa del Centenario, Barrio Chalet, barrio San Lorenzo, Barrio El Arenal… no van a tener ningún tipo de inconvenientes…»

Pablo: Básicamente, no queríamos repetir lo que los medios estaban haciendo, esa especie de contrapunto entre la voz de la gente y la opinión de un político o de un funcionario. También decidimos que el video no iba a ser pasado en los medios, porque no estuvo pensado para eso. Nosotros creemos que es un material para ver en grupos, en familia… La visualización de un video te exige ponerlo, sentarte y quedarte, conversar; en cambio en la televisión vas haciendo zapping y la idea que te queda es que si lo viste en la tele, ya lo viste. Y nosotros no queremos que se asimile a lo que ya se vio. Al menos por ahora, no.

-¿Cómo fue la cobertura de los medios?

-La cobertura fue de alto impacto. Nosotros quisimos colocarnos en un lugar, menos histérico, del dolor… Hilarlo distinto: colocamos al maestro dentro de su contexto, y al lado del maestro la salud de los pibes. Un médico del barrio dice en el video «esto no empieza ahora» y es cierto. Los medios hablaban de la inundación; nosotros hablamos de la pobreza. El reportaje periodístico es al toque, rápido, cuestión de cosechar cuatro o cinco testimonios y mandarlos. En cambio la idea nuestra era sentarnos, y sentar al entrevistado y cuando la gente ve esa actitud, la conversación adquiere una profundidad distinta. No es la mirada de la coyuntura, la de los casos y las vetas que el periodismo puede sacar para seguir explotando una cuestión. Acá los temas son el dolor y la soledad.

Mariana: Y la desolación.

Pablo: Esa es una marca de por vida. Sentir que uno, como ciudadano, no está representado por nadie… Uno siempre tiene la idea de que, en el fondo, hay un Estado que protege, y las inundaciones en Santa Fe demostraron que no. Esa es la verdadera desolación.

Mariano: Entre los escombros, Humberto -del barrio Villa del Parque- encontró una Constitución Provincial que muestra a cámara y dice: «sin palabras»

«De acá en más se verá. Porque esto no termina acá. Y lo que sigue es más grave que lo que ya pasó. Esto recién empieza» (Fabiola, maestra de la Escuela 1130).

El video Inundaciones podrá verse en Buenos Aires el próximo 2 de diciembre, a las 19, en el Centro Cultural de la Cooperación (Corrientes 1543). Además, puede conseguirse a través de la página web www.santefedocumenta.com.ar

Cuesta 5 pesos para los particulares y 10 a las instituciones, recaudación a beneficio de los inundados.

Portada

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

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Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

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También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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