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El interminable tiempo del agua

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Quizás el video documental sea el género más idóneo para testimoniar la nueva realidad que se gestó a partir de diciembre de 2001. Sobre todo Inundaciones, un trabajo realizado por Santa Fe Documenta, un colectivo de cuatro grupos (Matecosido Producciones, Taller de video El Pibe, Canoa y Fundación Proteger) que -tal como demuestran Pablo Testoni y Mariana Rabiani en esta entrevista- dejaron de lado veleidades personales para relatar, de un modo tan despojado que conmociona, el documental que hoy se proyecta en Buenos Aires.

Primero fue el agua.

Gente que camina con agua hasta las rodillas, hasta la cintura, hasta los hombros… Agua hasta el cuello.

«De noche, la oscuridad, los relámpagos, la llovizna y los gritos, los gritos de la gente de un techo a otro… Uno no se olvida de eso», cuenta Ana -directora de la escuela Monseñor Zaspe- en el video Inundaciones, realizado por el colectivo Santa Fe Documenta.

El 29 y 30 de abril de 2003, el río Salado entró en la casa de un tercio de la población de la ciudad de Santa Fe. En 36 horas, 130 mil personas se vieron forzadas a abandonar quince barrios de clase media y baja del cordón oeste santafesino.

E inmediatamente, la pérdida

Las viviendas destruidas, las familias desencontradas, las personas ahogadas

«Yo necesito mi casa. Mañana cumplo 26 años de casado y mirá cómo lo voy a festejar. El 18 de mayo es mi cumpleaños y mirá cómo lo voy a festejar, loco. No estoy así porque me está enfocando una cámara, hermano. Hoy lloré todo el día cuando vi mi casa que no sirve más. Esto lo hice con sacrificio, 26 años laburé, hermano, para tener esto y mirá el desastre que quedó»

Y también fue la organización solidaria y sin cobertura del Estado de los centros de evacuados.

Bolsas de ropa que manos voluntarias clasifican, cajas que son bajadas de camiones, colchones en el piso, pertenencias sueltas, chicos que -en un inmenso gimnasio- dibujan o juegan a las escondidas y saltan a la soga

Después fue la resaca.

El sol que hace brillar la mugre, el barro, el olor a podrido, la basura y el humo que producen los desechos que combustionan solos.

Y la vuelta

Calles irreconocibles, cuadras desvastadas, puertas que se abren hacia donde ya no hay nada.

Lo más conmovedor del trabajo documental -que se proyectará hoy en Buenos Aires- es el esfuerzo mancomunado por devolverle a los damnificados lo más importante que perdieron: la identidad.

«Pensaba recuperar algunos de los referentes de mi yo. Encontré una poesía que me escribió una amiga de la adolescencia, mi almohada, el primer zapato de mi hijita, el primer collar de mi perra muerta… Cosas así, que a lo mejor me van a ayudar a reconstruir mi historia» (Susana, barrio Roma)

Quizás el video documental sea el género más idóneo para testimoniar la nueva realidad que se gestó a partir de diciembre de 2001. Sobre todo este trabajo, hecho por un colectivo de cuatro grupos

( Matecosido Producciones, Taller de video El Pibe, Canoa y Fundación Proteger) que -tal como demuestran Pablo Testoni y Mariana Rabiani en esta entrevista- dejaron de lado veleidades personales para relatar, de un modo tan despojado que conmociona, el interminable tiempo del agua

– ¿Cómo nació la idea de este proyecto compartido?

Pablo: Tiene que ver con las primeras horas de la catástrofe. Partamos de la base de que la gente ayudó a la gente, ése es el vínculo que nosotros vimos. Ya el primer día surgió una convocatoria que se organizó por rubros: los enfermeros, los terapistas ocupacionales, los médicos, los psicólogos, los profesores de gimnasia se autoconvocaban… La radio -sobre todo la Radio Universidad- tuvo un rol fundamental, fue eje y centro de esta convocatoria solidaria, frente a un Estado ausente en todo momento. Cuando, al segundo día, vimos que lo más urgente iba cubriéndose, pensamos que también los realizadores podíamos autoconvocarnos. Nos pareció fundamental que la catástrofe quedara en la memoria. Ese era nuestro objetivo: la memoria

– ¿Cuántos documentalistas respondieron a esa convocatoria?

Pablo: En la primera reunión llegamos a ser veinticinco, algunos que trabajaban para algún medio, otros que ya habían empezado a registrar imágenes de manera independiente. La intención del colectivo era que cada uno tuviera una mirada propia pero la presentáramos en un primer trabajo documental único. Y fue eso lo que hicimos con siete cámaras distintas en equipos con sonidista, periodista y todo lo necesario. Recién empezamos a pensar en la edición a los tres meses, porque antes pasaban muchas cosas todos los días: el tiempo del agua, lo llamamos nosotros. En el guión fue muy importante marcar los tiempos del escape, el agua, los centros de evacuados, los techos y la vuelta.

Mariana: La propia urgencia nos hacía preguntarnos cómo colaborar. Hasta que dijimos: «bueno, usemos nuestra herramienta». Pero seguíamos planteándonos si era legítimo o no salir a filmar, a preguntar, en esa situación. En el momento decidimos hacerlo y después, frente al documental terminado y con las primeras presentaciones en Santa Fe, empezamos a repensar todo aquello ni siquiera habíamos tenido tiempo de charlar entre nosotros. Fueron muchas las veces que pensamos: «¿qué hago con un micrófono, frente a esta persona que está viviendo semejante tragedia?»

– ¿Pudieron resolver esa disyuntiva?

Pablo: El primer criterio tenía que ver con la vida. Es decir: sabíamos que si había peligro de vida, uno tenía que bajar la cámara y ayudar. Después empezamos a notar que la propia gente tenía necesidad de hablar, de contar, y entonces entendimos que nosotros estábamos ahí dando esa mano, que tenía que ver con empezar a compartir el dolor. Elaborar lo ocurrido es un proceso muy lento, porque yo creo que una de las catástrofes mayores se ha dado en la cabeza de la gente. Hoy, de alguna manera, -mal, diría- se están reconstruyendo los lugares, las casas, una nueva cotidianidad… Pero lo que no se reconstruye es el impacto de la pérdida. Por eso no era importante solo la cámara sino también el micrófono: las imágenes, pero también los testimonios orales.

– ¿Cómo se sobrepusieron al dolor, para poder trabajar?

Pablo: Los que estuvimos ahí lloramos mucho luego de cada reportaje. Los primeros noventa días fueron de recibir mucho. De hecho, todos los que conformamos Santa Fe documenta tuvimos nuestro propio quiebre en algún momento, tuvimos que cortar, parar, charlar… Armar un grupo para sostenernos y decir «nos pasó tal cosa». Un día hice treinta cuadras caminando, por un barrio donde hubo tres metros de agua, era como caminar por una ciudad en guerra, una ciudad desvastada. Cuando llegué a mi casa no podía parar de llorar, no quería volver. Era un momento muy fuerte: el momento de la basura. La gente tiraba todo, adentro de las casas todo estaba totalmente destruido y las personas sacaba las cosas afuera con odio, con bronca…

Porque, además, era un castigo doble: no solo que las casas se inundaron sino que, se repetía mucho por esos días, todos los objetos estaban contaminados. Quizás si hubiera caminado solo una cuadra hubiera superado el impacto, pero treinta fueron demasiado. Sobre todo porque nosotros, como grupo Matecosido, nos dedicamos siempre al video popular, de modo que tenemos registrados esos mismos barrios, pero con vida: los centros comunitarios, las cooperativas, las clases de apoyo escolar. Hicimos un documental sobre la FM Popular del barrio Santa Rosa -la primera FM comunitaria de Santa Fe- que quedó bajo el agua. Habíamos registrado los conflictos y las fiestas de esas zonas que ahora atravesábamos en canoa.

«Era mi cumpleaños 52 y lo recibí en una lancha con la gente que me salvó la vida. Y después lo festejé en un centro de evacuados, en un gueto, yo le digo así porque se me asemeja a las películas de la Segunda Guerra Mundial, donde estaban los prisioneros de guerra» (Susana, barrio Roma)

Mariana: Para mí fue un gran impacto ver que la identidad de las personas también se había ahogado, había quedado bajo agua…La identidad y la intimidad de una familia -los colchones, los juguetes, la ropa- flotando o hecha basura. Cada vez que veo las imágenes del video, me vuelve el olor a la basura. Me quedó grabado esa fetidez y el sonido de los helicópteros rondando el cielo, por la noche, alumbrando con los reflectores, mientras el gobierno-ese Estado que te mira desde arriba- delega la participación en el Ejército, porque sostiene que ellos tienen la capacidad organizativa… Era una ciudad en guerra

Pablo: Se veía gente por todos lados preguntando por sus familiares, listas de personas desaparecidas… Realmente fue lo más parecido a una guerra

«Soy Elvira, la mamá de Mauricio Medrano, que está desaparecido. A cualquier pesona que sepa de él se comunique a…» (mensaje enviado por radio)

Mariana: Creo que otro gran quiebre fue para nosotros el reportaje con Vanesa, una chica de 23 años que perdió a su bebé porque sintió que se ahogaba y lo soltó pensando que podía salvarse de otra manera (ver nota relacionada).

Pablo: Durante unos días Vanesa pensó que sus tres hijos habían muerto, pero a los dos mayores los recuperó del agua un voluntario y de este tipo de historias de solidaridad también hay muchas. Hay que imaginarse que al trauma de la inundación, Vanesa le sumó el trauma de la tragedia personal. Del centro de evacuados se fue a vivir muy lejos, a una casa que le prestaron; a nosotros nos dijeron a dónde se había ido y la buscamos un día entero. Mientras íbamos, pensábamos que ella estaba en todo su derecho a decirnos «váyanse» y si nos lo decía nos íbamos. Sin embargo, pudimos quedarnos, sentarnos, charlar… Sentimos que no solamente estaba contando, estaba elaborando lo que vivió, se estaba descargando, nos estaba comprometiendo para que no la abandonáramos…

– ¿Cómo se vieron a sí mismos los inundados, en el video?

Pablo: La primera vez que presentamos un compacto de imágenes -que todavía no era este video- fue a los tres meses de la inundación, cuando se instaló la Carpa de la Dignidad. Hasta entonces los damnificados nunca se había visto: habían perdido los televisores y, aislados en los centros de evacuados, no habían estado en contacto con las imágenes que estaba viendo el mundo entero… Para las propias víctimas fue un impacto muy grande. Creo que ahí empezamos intuir que nuestro trabajo tenía un sentido mucho más grande.

Mariana: Hay gente que pide una copia pero dice «no me animo a verlo ahora», o «no me animo a verla solo» pero quieren conservarla para sus hijos o sus nietos. Eso es muy fuerte. Pero, además, Por otro lado, nosotros tuvimos claro desde el principio que registrar estas imágenes era una forma de denuncia: la ausencia del gobierno fue muy visible. Esto no fue una catástrofe natural sino una catástrofe política.

«El trabajo lo estamos organizando a los ponchazos, como odemos, porque no estamos preparados para este tipo de situación. Lo que prima es la solirdaridad y las ganas que tenemos de ayudar.. La gente pregunta si hay algúnencargado, un secretario, porque presume que el gobierno mandó a alguien para ayudarlos pero solo estamos nosotros» (Mariano, maestro de la Escuela 1234, primer centro de evacuados)

Pablo: Convengamos que los centros de evacuados no funcionaron por el Estado sino por la voluntad de los organizadores de los centros y de la gente que iba a colaborar…

Mariana: Y por la escuela. Las escuelas tienen cierta estructura y cierta organización institucional que posibilitó que se improvisaran como centros.

Pablo: Con Matecosido hicimos un documental sobre los docentes, durante la inundación que se llama Presente. Es increíble la legitimidad que a pesar de todo conserva el maestro en esta sociedad. Basta que el maestro o el director dijera: «la escuela, se abre» y la escuela se abría o «está comida no es buena», y se empezaba todo de cero

Mariana: Fueron maestros los que dijeron: «la gente no se va del centro de evacuados hasta que no tenga un lugar digno a donde ir»

Pablo: Me acuerdo del caso de una escuela a la que la gente se dirigió el día de la inundación porque siempre había funcionado como centro de evacuados, pero esta vez la escuela estaba tres metros bajo agua. Lo único que quedaba a salvo era el techo y -qué cuestión simbólica- allí se refugiaron: 350 chicos y padres en el techo de una escuela. La ausencia del Estado fue tan notable que nosotros desde el principio decidimos que no iba a haber palabras de funcionarios, salvo las del intendente Marcelo Alvarez que fueron paradigmáticas.

«Todo el Barrio Centenario, la Villa del Centenario, Barrio Chalet, barrio San Lorenzo, Barrio El Arenal… no van a tener ningún tipo de inconvenientes…»

Pablo: Básicamente, no queríamos repetir lo que los medios estaban haciendo, esa especie de contrapunto entre la voz de la gente y la opinión de un político o de un funcionario. También decidimos que el video no iba a ser pasado en los medios, porque no estuvo pensado para eso. Nosotros creemos que es un material para ver en grupos, en familia… La visualización de un video te exige ponerlo, sentarte y quedarte, conversar; en cambio en la televisión vas haciendo zapping y la idea que te queda es que si lo viste en la tele, ya lo viste. Y nosotros no queremos que se asimile a lo que ya se vio. Al menos por ahora, no.

-¿Cómo fue la cobertura de los medios?

-La cobertura fue de alto impacto. Nosotros quisimos colocarnos en un lugar, menos histérico, del dolor… Hilarlo distinto: colocamos al maestro dentro de su contexto, y al lado del maestro la salud de los pibes. Un médico del barrio dice en el video «esto no empieza ahora» y es cierto. Los medios hablaban de la inundación; nosotros hablamos de la pobreza. El reportaje periodístico es al toque, rápido, cuestión de cosechar cuatro o cinco testimonios y mandarlos. En cambio la idea nuestra era sentarnos, y sentar al entrevistado y cuando la gente ve esa actitud, la conversación adquiere una profundidad distinta. No es la mirada de la coyuntura, la de los casos y las vetas que el periodismo puede sacar para seguir explotando una cuestión. Acá los temas son el dolor y la soledad.

Mariana: Y la desolación.

Pablo: Esa es una marca de por vida. Sentir que uno, como ciudadano, no está representado por nadie… Uno siempre tiene la idea de que, en el fondo, hay un Estado que protege, y las inundaciones en Santa Fe demostraron que no. Esa es la verdadera desolación.

Mariano: Entre los escombros, Humberto -del barrio Villa del Parque- encontró una Constitución Provincial que muestra a cámara y dice: «sin palabras»

«De acá en más se verá. Porque esto no termina acá. Y lo que sigue es más grave que lo que ya pasó. Esto recién empieza» (Fabiola, maestra de la Escuela 1130).

El video Inundaciones podrá verse en Buenos Aires el próximo 2 de diciembre, a las 19, en el Centro Cultural de la Cooperación (Corrientes 1543). Además, puede conseguirse a través de la página web www.santefedocumenta.com.ar

Cuesta 5 pesos para los particulares y 10 a las instituciones, recaudación a beneficio de los inundados.

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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

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Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.

Por María del Carmen Varela.

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia. 

La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.

Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.

La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional.  A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.

Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.

Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro. 

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 30 de mayo, 20.30 hs

Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

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Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.

Por María del Carmen Varela

La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.

La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro
Gabriela Pastor en escena. Detrás, Juan Zuberman interpreta a un ciego que toca la guitarra.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario.  Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.

El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.

Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.

Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.

La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.

Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA

Domingos 18 y 25 de mayo, 20  hs

Más info y entradas en @perlaguarani

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Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado

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Todo lo que se narra a continuación sucedió mientras, en el Congreso, la policía reprimía a mansalva a jubilados, periodistas –incluido Lucas Pedulla, integrante de lavaca– y personas que se acercan a movilizarse cada miércoles. Fin.

Crónica de Franco Ciancaglini. Fotos de Sebastian Smok.

La historia comienza así: el partido del gobierno La Libertad Avanza organizó un acto de cierre de la campaña del vocero presidencial y candidato a legislador porteño Manuel Adorni, en Plaza Mitre, Recoleta.

El montaje del escenario afirma: “Adorni es Milei”.

Se espera que ambas personalidades estén y hablen hoy.

Pero falta para eso.

Media hora antes de la convocatoria, en distintas esquinas de la avenida Libertador, hay grupos de personas que, muy organizadas, esperan.

En las esquinas la mayoría va vestida de negro pero, en un acto de magia política, luego se las verá llegar a la plaza con la misma remera violeta, puesta arriba de sus verdaderas remeras o incluso de buzos y camperas.

Un notero de TN primero y luego de C5N hablaron con estas personas, que confesaron haber sido convocadas para trabajar en “prevención” bajo la promesa de una paga de 25 mil pesos.
El Whatsapp de la convocatoria, revelado a cámara por uno de ellos, decía: “Ahy (sic) un acto político de 17 a 21. 25 mil pesos. El que quiere se anota”.

Finalmente no era para prevención, sino para “presencia”.

Pero lo peor no es nada de esto, sino que finalmente no les pagaron los 25 mil, sino que quisieron darles 10 mil; ante la presión, algunos recibieron 20 y otros, nada: “Porque no me quiero poner la remera esa sucia no me quieren pagar”, denunció el más sincero ante las cámaras.

Fin.

Lo cierto es que estas columnas de unas 50 personas cada una fueron las que lograron ocupar una plaza Mitre que estaba semivacía.

Temprano, los remera violeta se negaban a hablar con la prensa, aún disciplinados por la promesa de la paga. Luego, ante la deflación de lo prometido descargaron su bronca ante las cámaras dejando en evidencia cómo trabaja el puntero Sebastián Pareja en la provincia de Buenos Aires, de donde provenían estas personas, para el cierre de una campaña porteña.

Alicia es jubilada pero no está marchando alrededor del Congreso, sino que está acá, colándose entre los violetas para saltear unas vallas y pasar más rápido hacia el sector del escenario. Hace un año y medio que se afilió al partido en la Comuna 13 Belgrano, Núñez. Habla de Milei como obnubilada, apurando su paso como ansiosa por la posibilidad de verlo en vivo. Faltan, al menos, dos horas.

Describe a Milei como un “bocho en economía” y se ríe al recordar que en la última elección, hace dos años, votó al actual jefe de gobierno, Jorge Macri. Está claro que no repetirá voto: “Está la ciudad muy abandonada. Mucho linyera, ratas por todos lados. En mis 82 años nunca había visto ratas en la ciudad”. Voto cantado: Adorni, a quien define como “alguien muy correcto”.

Sobre el otro Macri, el Mauricio, dice que “en su momento gobernó bien” pero ahora lo ve fuera de escena. No está al tanto de sus últimas apariciones contra Caputo, Karina y al propio Presidente, o no le interesan.

Alicia prefiere no hablar más y busca un lugar cerca del escenario para ver a su Presidente.

Lucía y Paula, también jubiladas, vinieron de Vicente López y prefieren mirar la escena desde atrás de todo. Es que llevan dos perritos de raza, o de diseño: Coca y Cola. ¿Qué les gusta de Milei? “Te puede gustar o no pero él habla desde el sentimiento. De lo que sentimos muchos”, dice Paula. Lucía suma: “Me gusta porque va a fondo”.

Sobre Mauricio Macri: “Yo lo voté. Ahora, de política no entiendo mucho, pero me da un poco de tristeza porque creo que tienen (con Milei) más coincidencias. Pero tiene que haber una oposición con responsabilidad. Tal vez Macri sea la oposición”.

Marta también es jubilada de 87 años bien llevados. Por qué vino acá (y no al Congreso): “Porque quiero escuchar quiero informarme quiero saber. Son tantos años de lo otro, que esto merece una oportunidad”.

Sigue sola: “El tono no me gusta. Cuando dice malas palabras es un mal ejemplo para la juventud”.

Qué le pedirías al gobierno a nivel Ciudad: “Por favor que saque las villas. La 31 es infernal”. Se pregunta y se responde: “¿Porque avanzaron tanto? Porque les han dado plata”.

¿Marra? “Sí, me gusta. Qué paso ahí, no sé. Me gusta, te soy sincera, pero ahora hay que unir fuerzas”.

¿Está de acuerdo con la medida anti-inmigratoria? “¿Vos te podés hacer ciudadano dinamarqués, o paraguayo? Acá entran todos. Los chorros, los burros. Y si no les gusta que se vuelvan a sus países”.

¿Y la pobreza? Marta cambie el eje: “Basta de decir ‘hagan lío’. Francisco se terminó. Basta de decir la iglesia de los pobres. Pepe Mujica era comunista. Se han hecho ricos con los pobres”.  

Precisamente Mujica pareciera que no. Ella: “No sé. Déjame dudar. Pero basta”.

¿Qué representa para vos Mujica y qué Milei? “Apoyo a Milei y lo nuevo. Y que dios nos ayude”.

¿Y si sale mal? “Creo que ya no voy a estar con vida. Que se arreglen los que quedan”.

Fin.

Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado
Fotos: Sebastian Smok

A su lado hay un joven con una pala gigante. Posa sonriente para decenas de cámaras. Parece haber logrado su objetivo: llamar la atención.

Se llama Santiago y se tomó dos colectivos desde “la zona más fea de la provincia”, Florencio Varela, donde vive. Tiene 21 años, camisa manga larga a cuadros y una enorme mochila roja sobre la que ató un pañuelo celeste.

Cuenta sobre el sentido de la pala: “Hay que trabajar en este país. Nada se puede conseguir gratis. Todo es trabajo en la vida”.

De qué trabaja: “Soy Rappi y Pedidos YA”. ¿Cuánto gana? “Un poco, mi mamá me decía: muy bien Santiago, ese dinero lo sacaste de tus esfuerzos”. No dice números. Y finalmente revela que ahora ya no trabaja.

Al joven de la pala lo interrumpe Franco, otro joven, vestido de traje, que quiere sacarse una foto con el instrumento. Me da la cámara y posa de mil maneras para fotos que luego subirá a su Instagram. Franco Vera, sabré después, es un joven militante que ha irrumpido hace pocos meses en el colegio Nicolás Avellaneda de Palermo –estando él domiciliado en el conurbano- para postularse como Presidente del centro de estudiantes de la institución.

Franco Vera es de estatura pequeña pero en el debate del centro de estudiantes miró a sus contendientes de la lista oficialista, asociada al peronismo, y al ver que eran 8 personas dijo: “Yo estoy solo pero me la aguanto”. Primera gran ovación del público que recién lo conocía en un debate que ganó con comodidad con palabras clave como fútbol, Messi, Dios, diversidad.

Su lista, hasta antes del debate compuesta por él solo, se llama Ruge el cambio.

Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado
Franco Vera, candidato a presidente por la lista Ruge el cambio del centro de estudiantes del colegio Nicolás Avellaneda.

Ahora tiene una decena de seguidores, más después de su segunda jugada: hacerle una cámara oculta a la directora. En la cámara, subida a las redes, se ve cómo la mujer lo apercibe por una serie de hechos difíciles de entender desde afuera, supuestas actitudes de Franco desde que llegó al colegio. Es cierto, se lo nota sobre excitado y concentrado en su carrera estudiantil. Y si bien el video no lo muestra, él asegura que el objetivo de la directora es censurar a Ruge el Cambio para que no se presente –y gane- las elecciones del centro.
Así utilizó la cámara oculta para denunciar la censura institucional.

Su historia merece un documental aparte, que no entra en esta nota. Sobre la elección porteña, él no puede votar. Y pese a las preguntas sobre la actualidad él hablará como representante de los jóvenes de LLA en tono candidato y pedirá que sea a través de videos: “Menos Estado es menos peso al sector público. O sea… Si una persona no capacitada no nos sirve, ¿para qué lo vamos a tener como empleado? Necesitamos tener personas capacitadas. Hay que aprender en esta batalla cultural que los que nos gobiernan son personas normales, no son entes superiores, no tienen título de nobleza”.

¿Los Menem no serán parte? A Franco no le entra una bala: “Los jóvenes somos el cambio” responde en casete y mostrando su sonrisa de dientes con aparatos. Corta la charla para seguir sacándose fotos que subirá tanto a su Instagram como al de la agrupación Ruge el cambio, actividad que le sale muy bien: durante la tarde noche logrará cosechar selfies con personajes como el Gordo Dan o el diputado Martín… Menem.

Fin.

Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado
Lila Lemoine apareció vestida de playera de YPF.

Otras celebridades que se llevan las miradas:

El Zorro con la bandera de Argentina.

Mickey Mouse con un cartel que dice “Aguante Adorni”.

Lila Lemoine vestida como playera de YPF.

Una mujer que tiene tatuada en la cara, justo arriba de su ceja, la palabra “Castrate”. Hay que acercarse bien para entender bien de qué va… o no tanto. En su cachete izquierdo amplía las siguientes consignas:

  • Castrá
  • Adoptá callejeritos
  • Educá
  • No compres
  • No + piroctenia

Son tatuajes.

En la cara.

Fin.

Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado

Franco Carcedo es autor de un libro recién salido del horno que se llama Milei: Conexiones filosóficas. Lo escribió junto a su esposa en La Pampa, donde vive, de donde llegó hoy 7AM y a donde vuelve hoy mismo a las 22. Vino, además de para ver a Adorni y Milei con el objetivo concreto de vender su libro. Lleva 5 ejemplares en la mano, y cuenta que ya vendió otros 5. “Es un camión”, anuncia. Y cuenta sobre su contenido: “El libro relaciona distintos acontecimientos que sucedieron durante la vida de Javier Milei, lo que hizo y muchas veces lo que dijo y dice”. ¿Un ejemplo?

Lo que sigue es literal y no está trucado ni escrito maliciosamente: es parte del libro editado por la editorial Dunken, que cualquiera puede comprar. Dice Franco: “Cuando habla de la felicidad él sin saberlo está hablando de algo que dijo Oscar Wilde en 1888”. ¿Cómo? “Cuando Milei dice que la felicidad es no tenerle miedo a la muerte. Oscar Wilde dice algo parecido”.

La pido mejor hojear el contenido; al inicio hay dos citas. Una de Napoleón que dice: “Los hombres excepcionales son parte de un momento excepcional”. Y otra de Javier Milei: “No seré reconocido como economista sino como rockstar”. Ahí nos vamos entendiendo.

Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado
Franco Carcedo y su libro.

En el libro, profundiza Franco, “hay referencias a Nietzche, Maquiavelo, hay cosas de Spinoza… y la frutilla del postre”. Atención: “La cita de Wilde de la felicidad es de 1888. Milei en 1998 funda una banda que se llama Everest. ¿Sabés cuantos metros tiene el Everest? 8848.88”. Ante mi mirada atónita, Franco Carceda prosigue: “Pero hay más. El día que nació Milei se jugó un partido amistoso para homenajear a Arsenio Erico (futbolista paraguayo muy querido en Independiente). En ese partido debutan Bianchi, Carrascosa y César Laraignée. Ese día nació Milei”.

¿Y entonces? Franco Carceda repite: “El día que nació Milei ellos debutan con la casaca argentina”.

¿Pero cuál sería la conexión filosófica: “Es algo piola porque Milei es fanático de Boca y Bianchi es casi el máximo ídolo de Boca, con Riquelme y Palermo, ponele”.

Vuelvo a pedirle el libro. Sobre el nacimiento de Milei, se informa también que nació el mismo día que el guardameta ruso «Araña» Yasín (¡dos arqueros!) y que se editó un álbum del conjunto Jackson 5 de donde saltaría a la fama Michael Jackson.

Fin.

Equivalencias y bebidas.

Una señora envía videos a un grupo y le responden “como quisiera estar ahí”, “cuidate” y le ponen emojis de un león.

Una nena con la careta de Milei y una motosierra posa para las fotos mientras la mamá, al lado, tiene una careta de Adorni, un caniche y muchos pañuelos celestes atados a la mochila, como si los hubiera llevado para hacerse unos pesos.

Un remera violeta grita “viva la libertad” y otros remera violeta, alrededor, lo miran y estallan en carcajadas. Él también.

Franco Vera me contará luego, orgulloso y dolorido, que le tocó la mano a Milei pero que eso le costó que, literalmente, que los seguridad lo tiraran al piso y le pisaran la cabeza: “Estoy bendecido”.

Suena en el escenario un tema con acordes punk cuya letra asegura que Milei es “el último punk” y “el último superhéroe de la libertad”; eso significa que están al caer el Presidente y también Adorni, a quien nadie parece esperar demasiado. Menos que nadie, los remera violeta.

Aparece más allá otro contingente de remeras violetas que ahora llevan bengalas violetas y tocan bombos violetas, siguiendo a una bandera sostenida por jóvenes prolijos y sonrientes sin remera violeta.

La inscripción de la bandera en la cabecera dice «Jóvenes LLA» y otra atrás “Lugano”. La entrada es de cancha: se canta “el domingo cueste lo que cueste” y “un minuto de silencio para Macri que está muerto”.

Otro de los hits son “El que no salta es radical” y uno que cambia la palabra “Perón” por “León”.

Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado

Un hombre de 40 y pico, vestido de traje, es el que saca las canciones y agita.

Lidera a la barra hasta meterla en el centro mismo del escenario.

Mientras este cronista anota otras cosas, como la presencia de francotiradores en las terrazas de Recoleta y al lado del escenario, se ve que el hombre sale del tumulto, ofuscado.

Le han robado el celular.

Habla con una persona de seguridad, que abre las manos en señal de “no puedo hacer nada”.

El hombre está visiblemente afectado, dice “no lo puedo creer” y pide un celular para “dar de baja las tarjetas”.

Consigue una cómplice, a quien le confesará lo que él cree es la razón del robo:

-Es que está lleno de negros.

Fin.

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