Nota
El K-chetazo: marchas anti y pro Cristina
Un cacerolazo con marcha a Plaza de Mayo fue la reacción con mucho de espontáneo ante el discurso de Cristina Kirchner, que además de inoportuno fue percibido como un desafío a las protestas de miles de productores agrarios de todo el país. Desde empresarios hasta gente de izquierda terminaron siendo corridos por el llamado “piqueterismo” oficial. La lógica de quienes salieron a manifestar: desde racistas explícitos, hasta los que ven a los grandes terratenientes como aliados del gobierno y cantaban “que se vayan todos”. Mientras del otro lado, defendían la política oficial gritando “patria sí, colonia no”.
Tomás y Eliana estaban a tres metros de distancia.
Tomás golpeaba una sartén. Es abogado. Y dice que además de apoyar al campo, rechaza todo lo que hace este gobierno, “como la memoria y el juzgamiento a los militares y no a los terroristas”. Votó a Gustavo Breide Obeid, ex carapintada.
Eliana también es abogada, pero lo que salió a reclamar del gobierno es todo lo contrario: no sólo deben ampliarse y profundizarse los juicios, sino que además el gobierno muestra voluntad nula por defender los derechos humanos del presente. Está terriblemente arrepentida. En octubre votó a Cristina Fernández. Ambos reaccionaron a favor del paro agrario, y contra el discurso de Cristina Fernández.
Unos pasos más allá, los jóvenes despedidos del Casino agitaban sus banderas y Cecilia decía: “El pueblo se despierta”. Un poco más acá un señor canoso argumentaba: ªEl problema es que a Macri no lo dejan gobernarª.
Mientras esto ocurría en la Plaza, sobre Avenida de Mayo se congregaron cientos de personas a los que medios contrainformativos como Clarín y La Nación definen como “piqueteros”, aunque se trata de funcionarios y punteros políticos gubernamentales. Si hicieron piquetes alguna vez, el desliz ha quedado hundido en el olvido. En cambio nadie llama piqueteros a los que hacen piquetes con tractores, que además se entrelazan con los caceroleros que llenaron la Plaza. Desde el punto de vista de las herramientas de la resistencia, es posible que esta noche del 25 de marzo de 2008 haya representado la clausura del 19 y 20 de diciembre de 2001. Cacerolas y piquetes ya son herramientas que cualquiera puede usar, y cuyo significado habrá que ver en cada caso.
Miseria y abundancia
Todo estalló a partir de un discurso de la presidenta Cristina Fernández, cuestionando el paro agropecuario. «Recuerdo esa Argentina donde desesperados cortaban calles por que les faltaba trabajo o tal vez, en 2001, porque se habían quedado con sus depósitos. Eran los piquetes de la miseria. Este último fin de semana vimos la contracara, los piquetes de la abundancia», dijo la Presidenta durante un acto en Casa de Gobierno en el que la firma estatal AYSA anunció un plan de inversiones para el conurbano bonaerense. «Aquellos argentinos, que desesperados por la falta de trabajo se lanzaron a las calles y fueron denostados por algunos medios que pedían al gobierno que diera palos, infinidad de editoriales pidiendo orden para los que no tenían trabajo. Curiosamente aparecen piquetes violentos y protagonizados por sectores de mayor rentabilidad de los últimos cuatro años».
Recordó cuando los productores rurales, durante la convertibilidad, se debatían «por el remate de sus campos» y ahora «cuando las vacas vienen gordas, las vaquitas para ellos y las penitas para los demás».
«Allá por 1991, cuando se instaura la convertibilidad, el uno a uno, no había retenciones en la Argentina, pero casi nos quedamos sin productores. Me acuerdo de los movimientos y surgimiento de mujeres que luchaban porque se remataban los campos . Me acuerdo los primeros tiempos cuando los dirigentes ruralistas, que hoy amenazan no al gobierno sino a la sociedad con el desabastecimiento de comida, venían a pedir que por favor tuviéramos una política de recuperación».
Dijo que el campo debe tener en cuenta que sus ingresos por exportaciones son en «euros y dólares» y que sus costos son «en pesos argentinos», para luego remarcar que a pesar de esa diferencia el «empleo rural es el peor pagado de toda la escala salarial y tiene el más alto índice de empleo en negro».
«Nadie critica que puedan comprarse una 4 x 4. Lo que no está bien es que quieran hacerlo a costa de otros argentinos».
«Las retenciones son medidas redistributivas del ingreso. ¿Qué es la distribución del ingreso, si no es sobre aquellos sectores que tienen rentas extraordinarias?¿ A quién le vamos a pedir? ¿A los países limítrofes?».
«Si alguien que tiene rentabilidad actúa con ese grado de violencia, qué podemos esperar del que no tiene trabajo, de esos pibes sin trabajo y sin familia para los que se pide bala y palo».
«Sepan que voy a seguir representando los intereses de todos los argentinos. Lo pienso ejercer con todos los derechos que me da la Constitución y el voto popular. Sepan que no me voy a someter a ninguna extorsión. Ninguna».
En el acto la presidenta fue frondosamente aplaudida por el ministro Julio De Vido, y varios jefes comunales del conurbano, entre otras figuras que acaso no resulten suficientemente tranquilizadoras.
Carapintadas / derechos humanos
Tomás no tiene campos, y es abogado. Con la sartén como redoblante, tira un cigarrillo y reconoce que sus motivos para llegar a Plaza de Mayo “son una lista interminable”. ¿Por ejemplo? “La memoria parcial, lo que pasa con el campo, y el tema moral, porque la inmoralidad va a hundir al país con temas como el aborto”. Cristina Fernández se manifestó en contra del aborto. Tomás se ríe. Responde que en octubre votó al ex carapintada Gustavo Breide Obeid, y dice que el “que se vayan todos” debe ser tomado literalmente: “Cuatro años con esta gente no los aguantamos”.
Eliana habla a pocos metros, rodeada por la música de cacerolas. También es abogada “Me dedico a derechos humanos. “El gobierno reabrió las causas contra la represión, me parece perfecto jurídicamente, pero además de eso, no se respetan los derechos civiles, económicos, políticos y sociales”.
¿Y qué tiene que ver con estas ideas el paro del campo? “Esto no tiene que ver sólo con los productores, sino con que todos los pueblos de la Argentina dependen de sus productores medianos y pequeños. Por eso aquí se ve que los grandes no protestan, son amigos del poder. Aquí hay gente común, que manifiesta con tranquilidad”. ¿Y qué opina del ”que se vayan todos”? “El pueblo eligió esto y hay que respetarlo, aunque hay que denunciar también que el gobierno no hace su mejor esfuerzo para solucionar las cosas”.
Eliana votó a Cristina Fernández. “Y fue una terrible traición. La escuché hablando en los Estados Unidos sobre derechos humanos. Fue patético y mediocre. El problema es que no respeta al pueblo, a la mujer, no respeta la diversidad, ni la necesidad de las provincias, ni a la gente que se muere de hambre. Suficiente como para salir a manifestarse”. Para Eliana lo peor de la actual situación es lo que define como falta de democracia. “Respetar la democracia es respetar la diversidad y no creo que este gobierno lo haga”.
Un chico golpea los tachos que trajo de su casa. Estudia arquitectura, se llama Hernán, y dice que está resentido: “Resentido porque juntan plata, se la quedan ellos, y no la invierten en la sociedad. No estoy muy informado, pero estoy enojado”. Dice que en octubre votó a Elisa Carrió, y que decidió acercarse a la Plaza cuando vio todo por televisión.
La debilidad de la fortaleza
En ese momento la charla se interrumpió por las primeras corridas. Empezaban a llegar los grupos de funcionarios y militantes oficialistas a los que las empresas periodísticas suelen calificar como ”piqueteros”.
Fueron la expresión de una debilidad: si era cierto que el gobierno peligraba, la noticia es que nadie salvo esas 200 personas salió a defenderlo. Y si no era cierto, ¿para qué fueron?
Hipóteis de Eliana: “Presión psicológica, para generar miedo”. Dicho esto, comenzaron algunos golpes y corridas. Notable intervención policial, que se esfumó de los lugares que suele frecuentar y dejó a los caceroleros en manos de los grupos K. Aparecieron los primeros ensangrentados a golpes. Los oficialistas penetraron Plaza de Mayo y la gente que estaba allí y que logró eludir el cara a cara, marchó hacia el Obelisco. Los oficialistas festejaron la “toma” de la Plaza como si hubiesen vencido en alguna guerra invisible.
Sentirse estúpido
Rumbo al Obelisco por Diagonal Norte, Germán, chofer de 35 años explica: “Yo vine porque estoy harto de que la presidenta nos trate a todos como ignorantes. Me dio mucha impotencia. No tengo nada que ver con el campo, pero hay que dejarlo vivir”. Pasó un patrullero y la gente se abalanzó con palos para pegarle mientras le recriminaban a los policías su no intervención, una forma de dejar área liberada para las huestes oficalistas. El patrullero aceleró para huir con varios bollos de palazos en la chapa. Le pregunto a Germán si quiere que se vayan todos. “No, lo que uno quiere es que dejen de apretar a la gente que se rompe el culo trabajando. Fíjese que el 40 por ciento de lo que se produce en el campo está concentrado en 2.000 personas, y el 60 por ciento es de 45.000 pequeños y medianos productores”.
Para Germán, el gobierno se equivoca. “La gente no es estúpida, y está podrida de los tipos como Moyano, que además es un terrible terrateniente. Falta que el resto de la sociedad se termine de dar cuenta, pero estamos a un pelito de eso”. Gastón es otro arrepentido: “Yo la voté”.
El descalzo y la decoradora
Esto no es Tribunales, pero más adelante marcha Miguel, otro abogado. A diferencia de sus colegas, va descalzo. “Me saqué las ojotas para correr del tumulto, y las llevo en el bolsillo”. Cree que “si el campo para, se para todo el país”.
Ya en el Obelisco dos amigas, Sol y Agustina, plantean que lo que parece, no es. Sus padres tienen campos en Tres Arroyos. “Las retenciones los aplastan. Los grandes inversores no pagan retenciones porque están con el gobierno. Están acomodados y así no pagan nada”. Agustina: “Lo que uno dice es que haya retenciones, pero que entonces la plata vuelva, que se vea para qué la usan”, propone, como quien reclama milagros. Agustina es diseñadora gráfica y Sol decoradora de interiores y macrista explícita. “El problema sigue siendo el mismo: cada vez se gana menos, todo vale más, y vivir cuesta cada vez más”.
Ya en el Obelisco, junto a un semáforo, Santiago, productor ganadero canoso, habla por celular. Presenta alto nivel de indignación en sangre. Cierra el celular y cuenta: “Dicen que somos los grandes productores y yo estoy fundido. ¿Sabés para qué son las retenciones? Para extorsionar a los gobernadores y que el gobierno nacional haga lo que quiera. Manejan al Estado, compran votos, compran gobernadores e intendentes, y hacen lo que quieren. Yo no estoy defendiendo al campo, sino al país” supone. Es de San Pedro, norte de Córdoba, cuenta que allí el intendente se oponía al kirchnerista Frente para la Victoria hasta que apareció con la noticia: “si seguimos oponiéndonos, el lunes después de la elección no volvemos a ver un peso”. El Frente ganó por paliza.
Negros o sanos
Santiago discrimina (y mejora) a Luis D Elía al definirlo como “negro que viene a atacar a una manifestación de una población sana”. Si esto se trata de los sanos blancos contra los negros enfermos, puede suponerse en qué terminará esta saga. Suena el celular, alguien lo está buscando. “Semáforo, frente a Mc Donalds” dice y cierra. “Yo no digo que se vayan todos. Pero sí que haya límites. Nadie busca golpistas ni militares, sino que respeten y no sean ladrones”. El hombre es un arrepentido de otra especie. Votó a Roberto Lavagna. “Ese fue un vendido que se fue con estos, igual que Borocotó. No me digas que son demócratas. Cuando hacen eso, son delincuentes”.
Cree que el gobierno está desperdiciando un momento excepcional. “Hasta el inútil de De la Rúa, con este contexto de precios internacionales, hubiera sido Gardel”. Santiago considera que hay otro truco del ejercicio del poder consistente en el clientelismo: “Con la pobreza manejan a la gente con un pancho y una coca. Este tipo de gobierno no busca que la gente mejore, sino mantenerla igual, para tenerla controladita”.
La bandera del casino
Cristina es una de las despedidas del Casino flotante, que acampa en Plaza de Mayo. Los empleados en conflicto acompañaron la movilización y el cacerolazo con sus banderas. “Me encanta, se despertó la gente que reaccionó al autoritarismo. Ves gente de toda clase y odas las edades.
El autoritarismo no nos va. En cambio la gente que defiende al gobierno no viene sola, es gente mandada. Como pasó en nuestro conflicto. Los mandan a romperte. No queremos más eso, ¿o no somos libres?
Cecilia dice que ha llegado a una conclusión a partir del conflicto: “Todo el aparato del sistema se mueve para llevarse todos los beneficios, perjudicando siempre a la mayoría. Nos pasó a nosotros, y ahora le pasa al campo”.
Andrés y Marcos son de Tandil y viven en Buenos Aires. Andrés estudia Ingeniería y Marcos Derecho: “El desconocimiento de la gente sobre el campo es tremendo. Yo sé que todos los diarios son una porquería, y compré Crítica. Y era igual que los otros. Los medios son totalmente pedorros, a más no poder. No saben de lo que hablan”.
Marcos: “Acá no se piensa en solucionar problemas, sino en sacarles el jugo. Hay que defender esta posibilidad de expresarse en la calle”. Marcos reconoce que votó a Elisa Carrió y hubiera votado a Mauricio Macri. Macri no es precisamente un modelo de libertad de expresión callejera de la sociedad. Marcos se queda callado. Andrés: “Para mi el error es que te hacen pensar en Macri, Telerman, Carrió, lo que sea, y todo eso no tiene sentido, es algo que te distrae de entender los problemas como son en realidad. Y te quedás mirando y leyendo pedorradas”.
Filosofía y carne
Sebastián anda con su bombo del Centro de Estudiantes de Filosofía y Letras, conducido actualmente por un frente de agrupaciones de izquierda. El Centro votó acompañar la manifestación. “No venimos para defender a los productores, sino porque queremos comer carne y todos los precios están por las nubes. Siempre en estos casos terminan matando al que está abajo. Hay que sacarles a los que más ganan, a los grandes terratenientes, y no a los pequeños productores. El gobierno no tiene ninguna intención de hacer algo por los pobres”.
Sebastián cree que el campo –los grandes productores- deben devolver lo que se han quedado durante años. “Pero al margen de cómo lo resuelvan, siempre termina pasando lo mismo: no tenés carne, leche, o la tenés a un precio absurdo”.
Los grupos oficalistas avanzaron por Diagonal Norte, capturaron a algunos manifestantes del lado contrario, y nuevamente hubo contusos y ensangrentados. Octavio, del programa de FM América Profunda, miraba atónito. “Esta es una marcha Cha cha cha”. Los grupos gubernamentales cantaban “Patria sí, colonia no”. ¿Se lo cantan a Cristina? Se preguntó Octavio, sabiendo la respuesta. Una lluvia fría y fuerte terminó con los unos y los otros, que huyeron del centro de la ciudad. En los edificios de oficinas, se acomodaban los habitantes de siempre, arropados en diarios y bolsas de arpillera, para dormir. Familias de cartoneros acomodaban lo último bajo el chaparrón. Uno de los hombres me ve pasar y pronuncia dos palabras frágiles como los sueños. Dice: “buenas noches”.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
Nota
La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

Nota
Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
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