CABA
El K-chetazo: marchas anti y pro Cristina
Un cacerolazo con marcha a Plaza de Mayo fue la reacción con mucho de espontáneo ante el discurso de Cristina Kirchner, que además de inoportuno fue percibido como un desafío a las protestas de miles de productores agrarios de todo el país. Desde empresarios hasta gente de izquierda terminaron siendo corridos por el llamado “piqueterismo” oficial. La lógica de quienes salieron a manifestar: desde racistas explícitos, hasta los que ven a los grandes terratenientes como aliados del gobierno y cantaban “que se vayan todos”. Mientras del otro lado, defendían la política oficial gritando “patria sí, colonia no”.
Tomás y Eliana estaban a tres metros de distancia.
Tomás golpeaba una sartén. Es abogado. Y dice que además de apoyar al campo, rechaza todo lo que hace este gobierno, “como la memoria y el juzgamiento a los militares y no a los terroristas”. Votó a Gustavo Breide Obeid, ex carapintada.
Eliana también es abogada, pero lo que salió a reclamar del gobierno es todo lo contrario: no sólo deben ampliarse y profundizarse los juicios, sino que además el gobierno muestra voluntad nula por defender los derechos humanos del presente. Está terriblemente arrepentida. En octubre votó a Cristina Fernández. Ambos reaccionaron a favor del paro agrario, y contra el discurso de Cristina Fernández.
Unos pasos más allá, los jóvenes despedidos del Casino agitaban sus banderas y Cecilia decía: “El pueblo se despierta”. Un poco más acá un señor canoso argumentaba: ªEl problema es que a Macri no lo dejan gobernarª.
Mientras esto ocurría en la Plaza, sobre Avenida de Mayo se congregaron cientos de personas a los que medios contrainformativos como Clarín y La Nación definen como “piqueteros”, aunque se trata de funcionarios y punteros políticos gubernamentales. Si hicieron piquetes alguna vez, el desliz ha quedado hundido en el olvido. En cambio nadie llama piqueteros a los que hacen piquetes con tractores, que además se entrelazan con los caceroleros que llenaron la Plaza. Desde el punto de vista de las herramientas de la resistencia, es posible que esta noche del 25 de marzo de 2008 haya representado la clausura del 19 y 20 de diciembre de 2001. Cacerolas y piquetes ya son herramientas que cualquiera puede usar, y cuyo significado habrá que ver en cada caso.
Miseria y abundancia
Todo estalló a partir de un discurso de la presidenta Cristina Fernández, cuestionando el paro agropecuario. «Recuerdo esa Argentina donde desesperados cortaban calles por que les faltaba trabajo o tal vez, en 2001, porque se habían quedado con sus depósitos. Eran los piquetes de la miseria. Este último fin de semana vimos la contracara, los piquetes de la abundancia», dijo la Presidenta durante un acto en Casa de Gobierno en el que la firma estatal AYSA anunció un plan de inversiones para el conurbano bonaerense. «Aquellos argentinos, que desesperados por la falta de trabajo se lanzaron a las calles y fueron denostados por algunos medios que pedían al gobierno que diera palos, infinidad de editoriales pidiendo orden para los que no tenían trabajo. Curiosamente aparecen piquetes violentos y protagonizados por sectores de mayor rentabilidad de los últimos cuatro años».
Recordó cuando los productores rurales, durante la convertibilidad, se debatían «por el remate de sus campos» y ahora «cuando las vacas vienen gordas, las vaquitas para ellos y las penitas para los demás».
«Allá por 1991, cuando se instaura la convertibilidad, el uno a uno, no había retenciones en la Argentina, pero casi nos quedamos sin productores. Me acuerdo de los movimientos y surgimiento de mujeres que luchaban porque se remataban los campos . Me acuerdo los primeros tiempos cuando los dirigentes ruralistas, que hoy amenazan no al gobierno sino a la sociedad con el desabastecimiento de comida, venían a pedir que por favor tuviéramos una política de recuperación».
Dijo que el campo debe tener en cuenta que sus ingresos por exportaciones son en «euros y dólares» y que sus costos son «en pesos argentinos», para luego remarcar que a pesar de esa diferencia el «empleo rural es el peor pagado de toda la escala salarial y tiene el más alto índice de empleo en negro».
«Nadie critica que puedan comprarse una 4 x 4. Lo que no está bien es que quieran hacerlo a costa de otros argentinos».
«Las retenciones son medidas redistributivas del ingreso. ¿Qué es la distribución del ingreso, si no es sobre aquellos sectores que tienen rentas extraordinarias?¿ A quién le vamos a pedir? ¿A los países limítrofes?».
«Si alguien que tiene rentabilidad actúa con ese grado de violencia, qué podemos esperar del que no tiene trabajo, de esos pibes sin trabajo y sin familia para los que se pide bala y palo».
«Sepan que voy a seguir representando los intereses de todos los argentinos. Lo pienso ejercer con todos los derechos que me da la Constitución y el voto popular. Sepan que no me voy a someter a ninguna extorsión. Ninguna».
En el acto la presidenta fue frondosamente aplaudida por el ministro Julio De Vido, y varios jefes comunales del conurbano, entre otras figuras que acaso no resulten suficientemente tranquilizadoras.
Carapintadas / derechos humanos
Tomás no tiene campos, y es abogado. Con la sartén como redoblante, tira un cigarrillo y reconoce que sus motivos para llegar a Plaza de Mayo “son una lista interminable”. ¿Por ejemplo? “La memoria parcial, lo que pasa con el campo, y el tema moral, porque la inmoralidad va a hundir al país con temas como el aborto”. Cristina Fernández se manifestó en contra del aborto. Tomás se ríe. Responde que en octubre votó al ex carapintada Gustavo Breide Obeid, y dice que el “que se vayan todos” debe ser tomado literalmente: “Cuatro años con esta gente no los aguantamos”.
Eliana habla a pocos metros, rodeada por la música de cacerolas. También es abogada “Me dedico a derechos humanos. “El gobierno reabrió las causas contra la represión, me parece perfecto jurídicamente, pero además de eso, no se respetan los derechos civiles, económicos, políticos y sociales”.
¿Y qué tiene que ver con estas ideas el paro del campo? “Esto no tiene que ver sólo con los productores, sino con que todos los pueblos de la Argentina dependen de sus productores medianos y pequeños. Por eso aquí se ve que los grandes no protestan, son amigos del poder. Aquí hay gente común, que manifiesta con tranquilidad”. ¿Y qué opina del ”que se vayan todos”? “El pueblo eligió esto y hay que respetarlo, aunque hay que denunciar también que el gobierno no hace su mejor esfuerzo para solucionar las cosas”.
Eliana votó a Cristina Fernández. “Y fue una terrible traición. La escuché hablando en los Estados Unidos sobre derechos humanos. Fue patético y mediocre. El problema es que no respeta al pueblo, a la mujer, no respeta la diversidad, ni la necesidad de las provincias, ni a la gente que se muere de hambre. Suficiente como para salir a manifestarse”. Para Eliana lo peor de la actual situación es lo que define como falta de democracia. “Respetar la democracia es respetar la diversidad y no creo que este gobierno lo haga”.
Un chico golpea los tachos que trajo de su casa. Estudia arquitectura, se llama Hernán, y dice que está resentido: “Resentido porque juntan plata, se la quedan ellos, y no la invierten en la sociedad. No estoy muy informado, pero estoy enojado”. Dice que en octubre votó a Elisa Carrió, y que decidió acercarse a la Plaza cuando vio todo por televisión.
La debilidad de la fortaleza
En ese momento la charla se interrumpió por las primeras corridas. Empezaban a llegar los grupos de funcionarios y militantes oficialistas a los que las empresas periodísticas suelen calificar como ”piqueteros”.
Fueron la expresión de una debilidad: si era cierto que el gobierno peligraba, la noticia es que nadie salvo esas 200 personas salió a defenderlo. Y si no era cierto, ¿para qué fueron?
Hipóteis de Eliana: “Presión psicológica, para generar miedo”. Dicho esto, comenzaron algunos golpes y corridas. Notable intervención policial, que se esfumó de los lugares que suele frecuentar y dejó a los caceroleros en manos de los grupos K. Aparecieron los primeros ensangrentados a golpes. Los oficialistas penetraron Plaza de Mayo y la gente que estaba allí y que logró eludir el cara a cara, marchó hacia el Obelisco. Los oficialistas festejaron la “toma” de la Plaza como si hubiesen vencido en alguna guerra invisible.
Sentirse estúpido
Rumbo al Obelisco por Diagonal Norte, Germán, chofer de 35 años explica: “Yo vine porque estoy harto de que la presidenta nos trate a todos como ignorantes. Me dio mucha impotencia. No tengo nada que ver con el campo, pero hay que dejarlo vivir”. Pasó un patrullero y la gente se abalanzó con palos para pegarle mientras le recriminaban a los policías su no intervención, una forma de dejar área liberada para las huestes oficalistas. El patrullero aceleró para huir con varios bollos de palazos en la chapa. Le pregunto a Germán si quiere que se vayan todos. “No, lo que uno quiere es que dejen de apretar a la gente que se rompe el culo trabajando. Fíjese que el 40 por ciento de lo que se produce en el campo está concentrado en 2.000 personas, y el 60 por ciento es de 45.000 pequeños y medianos productores”.
Para Germán, el gobierno se equivoca. “La gente no es estúpida, y está podrida de los tipos como Moyano, que además es un terrible terrateniente. Falta que el resto de la sociedad se termine de dar cuenta, pero estamos a un pelito de eso”. Gastón es otro arrepentido: “Yo la voté”.
El descalzo y la decoradora
Esto no es Tribunales, pero más adelante marcha Miguel, otro abogado. A diferencia de sus colegas, va descalzo. “Me saqué las ojotas para correr del tumulto, y las llevo en el bolsillo”. Cree que “si el campo para, se para todo el país”.
Ya en el Obelisco dos amigas, Sol y Agustina, plantean que lo que parece, no es. Sus padres tienen campos en Tres Arroyos. “Las retenciones los aplastan. Los grandes inversores no pagan retenciones porque están con el gobierno. Están acomodados y así no pagan nada”. Agustina: “Lo que uno dice es que haya retenciones, pero que entonces la plata vuelva, que se vea para qué la usan”, propone, como quien reclama milagros. Agustina es diseñadora gráfica y Sol decoradora de interiores y macrista explícita. “El problema sigue siendo el mismo: cada vez se gana menos, todo vale más, y vivir cuesta cada vez más”.
Ya en el Obelisco, junto a un semáforo, Santiago, productor ganadero canoso, habla por celular. Presenta alto nivel de indignación en sangre. Cierra el celular y cuenta: “Dicen que somos los grandes productores y yo estoy fundido. ¿Sabés para qué son las retenciones? Para extorsionar a los gobernadores y que el gobierno nacional haga lo que quiera. Manejan al Estado, compran votos, compran gobernadores e intendentes, y hacen lo que quieren. Yo no estoy defendiendo al campo, sino al país” supone. Es de San Pedro, norte de Córdoba, cuenta que allí el intendente se oponía al kirchnerista Frente para la Victoria hasta que apareció con la noticia: “si seguimos oponiéndonos, el lunes después de la elección no volvemos a ver un peso”. El Frente ganó por paliza.
Negros o sanos
Santiago discrimina (y mejora) a Luis D Elía al definirlo como “negro que viene a atacar a una manifestación de una población sana”. Si esto se trata de los sanos blancos contra los negros enfermos, puede suponerse en qué terminará esta saga. Suena el celular, alguien lo está buscando. “Semáforo, frente a Mc Donalds” dice y cierra. “Yo no digo que se vayan todos. Pero sí que haya límites. Nadie busca golpistas ni militares, sino que respeten y no sean ladrones”. El hombre es un arrepentido de otra especie. Votó a Roberto Lavagna. “Ese fue un vendido que se fue con estos, igual que Borocotó. No me digas que son demócratas. Cuando hacen eso, son delincuentes”.
Cree que el gobierno está desperdiciando un momento excepcional. “Hasta el inútil de De la Rúa, con este contexto de precios internacionales, hubiera sido Gardel”. Santiago considera que hay otro truco del ejercicio del poder consistente en el clientelismo: “Con la pobreza manejan a la gente con un pancho y una coca. Este tipo de gobierno no busca que la gente mejore, sino mantenerla igual, para tenerla controladita”.
La bandera del casino
Cristina es una de las despedidas del Casino flotante, que acampa en Plaza de Mayo. Los empleados en conflicto acompañaron la movilización y el cacerolazo con sus banderas. “Me encanta, se despertó la gente que reaccionó al autoritarismo. Ves gente de toda clase y odas las edades.
El autoritarismo no nos va. En cambio la gente que defiende al gobierno no viene sola, es gente mandada. Como pasó en nuestro conflicto. Los mandan a romperte. No queremos más eso, ¿o no somos libres?
Cecilia dice que ha llegado a una conclusión a partir del conflicto: “Todo el aparato del sistema se mueve para llevarse todos los beneficios, perjudicando siempre a la mayoría. Nos pasó a nosotros, y ahora le pasa al campo”.
Andrés y Marcos son de Tandil y viven en Buenos Aires. Andrés estudia Ingeniería y Marcos Derecho: “El desconocimiento de la gente sobre el campo es tremendo. Yo sé que todos los diarios son una porquería, y compré Crítica. Y era igual que los otros. Los medios son totalmente pedorros, a más no poder. No saben de lo que hablan”.
Marcos: “Acá no se piensa en solucionar problemas, sino en sacarles el jugo. Hay que defender esta posibilidad de expresarse en la calle”. Marcos reconoce que votó a Elisa Carrió y hubiera votado a Mauricio Macri. Macri no es precisamente un modelo de libertad de expresión callejera de la sociedad. Marcos se queda callado. Andrés: “Para mi el error es que te hacen pensar en Macri, Telerman, Carrió, lo que sea, y todo eso no tiene sentido, es algo que te distrae de entender los problemas como son en realidad. Y te quedás mirando y leyendo pedorradas”.
Filosofía y carne
Sebastián anda con su bombo del Centro de Estudiantes de Filosofía y Letras, conducido actualmente por un frente de agrupaciones de izquierda. El Centro votó acompañar la manifestación. “No venimos para defender a los productores, sino porque queremos comer carne y todos los precios están por las nubes. Siempre en estos casos terminan matando al que está abajo. Hay que sacarles a los que más ganan, a los grandes terratenientes, y no a los pequeños productores. El gobierno no tiene ninguna intención de hacer algo por los pobres”.
Sebastián cree que el campo –los grandes productores- deben devolver lo que se han quedado durante años. “Pero al margen de cómo lo resuelvan, siempre termina pasando lo mismo: no tenés carne, leche, o la tenés a un precio absurdo”.
Los grupos oficalistas avanzaron por Diagonal Norte, capturaron a algunos manifestantes del lado contrario, y nuevamente hubo contusos y ensangrentados. Octavio, del programa de FM América Profunda, miraba atónito. “Esta es una marcha Cha cha cha”. Los grupos gubernamentales cantaban “Patria sí, colonia no”. ¿Se lo cantan a Cristina? Se preguntó Octavio, sabiendo la respuesta. Una lluvia fría y fuerte terminó con los unos y los otros, que huyeron del centro de la ciudad. En los edificios de oficinas, se acomodaban los habitantes de siempre, arropados en diarios y bolsas de arpillera, para dormir. Familias de cartoneros acomodaban lo último bajo el chaparrón. Uno de los hombres me ve pasar y pronuncia dos palabras frágiles como los sueños. Dice: “buenas noches”.
CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
Actualidad
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».
Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.
Por Tiempo Argentino
Fotos: Antonio Becerra.
En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.
“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.
“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Represión como respuesta
La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.
“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Un reclamo federal
La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes”, resaltó.

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.
El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.
Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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