CABA
En obra: Planta, el teatro que se viene
Juan Onofri, Elisa Carricajo y un equipo de artistas trabajan para abrir un espacio de arte y experimentación propio en 2019. Frente a la decadencia de la cultura oficial, la potencia de lo independiente. Por Lucía Aíta
Entre los escombros también se ve tierra. De esa tierra que parece inherte algo nuevo puede brotar. No parece casualidad que eso nuevo que se enfrenta a lo viejo no sea cemento, sino arte. Lo que está brotando es Planta: un espacio artístico, cultural y formativo con un menú artístico variado, y que se cocina entre muchxs.
¿Cómo se piensa un espacio desde cero que no sea lo mismo que ya existe?
¿Qué dificultades y potencias tiene el techo cultural propio?
Números rojos
Nunca es fácil materializar sueños, menos por estos tiempos. Juan Onofri y Elisa Carricajo son artistas de amplísimo reconocimiento en el teatro y la danza independiente. Y las dificultades que vivieron para fundar un espacio, desde una mirada y una experiencia colectiva sumamente política, son quizá un excelente ejercicio a compartir para sacar conclusiones.
El sueño comienza cuando Lisandro Rodríguez y Juan Onofri forman una incipiente sociedad que buscaba aplicar para comprar una sala. Se presentan al Instituto Nacional del Teatro, que tiene un concurso para compra y refacción de salas de teatro independiente. Compitieron por ese subsidio, que cubre una parte de la totalidad de la compra de una propiedad, y ganaron. Casi inmediantamente pasaron dos cosas que a cualquiera le hubieran hecho tirar la toalla.
Una: se dispara el dólar, cuando el subsidio era en pesos. Dos, la compra se traba porque el vendedor se echa para atrás por problemas personales.
Con un dólar disparado y la compra caída, debieron reconcursar en el Instituto ya que la postulación era para esa propiedad. “Cuando sucede eso entrás en una zona de riesgo máxima de no poder cumplir, o de endeudarte. Lisandro decide bajarse porque era asumir unos riesgos que estaban por fuera de lo que nos juntaba”, cuenta Juan. Cuando un familiar encuentra por Internet un lugar en Parque Patricios, rearman la carpeta y comienza una nueva evaluación que también tendría final feliz, aunque con matices. “El convenio firmado implicaba que el Instituto pone un 70 por ciento y el beneficiario pone un 30. Estamos en 45 el INT, y 55 de este lado”, dice Onofri.
Otros espacios que recibieron subsidios de compra también están en una situación delicada: “El esquema entre el deseo y lo práctico es lo que está permanentemente en juego”, dice Juan con Elisa al lado.
Juntes fue que decidieron encarar de nuevo el proyecto. Así y de nuevo empezaron a generar nuevas sociedades y vínculos de acción.
Gestión colectiva
Onofri y Carricajo, además de sus dotes artísticos, cuentan con una amplia experiencia en teatros y espacios culturales. Son la prueba viva de que nada surge de la nada. Onofri fue uno de los fundadores de El Teatro del Perro y del espacio físico de ensayo en Gonzalez Catán donde se fundó y entrenó la compañía de danza KM29. Ahora alquila una sala hace cinco años, donde da clases de un sistema entrenamiento corporal que configura y reformula de modo especial para sus alumnes, junto a la bailarina y coreográfa Amparo González. Elisa Carricajo, entre muchas actuaciones y proyectos, es una de las fundadoras e integrantes del grupo Piel de Lava cuya última perlita, tras representar una retrospectiva de toda su obra, fue estrenar una nueva, Petróleo, en el Teatro Sarmiento. Piel de Lava tiene 15 años de dramaturgia y puestas en escenas colectivas.
Carricajo y Onofri tienen además trayectoria activista por los espacios públicos y la cultura en la Ciudad de Buenos Aires: formaron parte del Foro de Danza en Acción, del Teatro Independiente Monotributista y de Escena Política. Desde estos colectivos vienen denunciando el estado decadente de la cultura porteña, el vacimiento del Complejo Teatral Buenos Aires y en particular la falta de obras en el Teatro Alvear, cuyo incendio este año volvió a reanimar ese activismo.
Con esas trayectorias es que llegan a la conclusión de una gestión colectiva. Juan: “Queremos salir de cierta endogamia de las salas de teatro independiente: no queremos que dependa exclusivamente de sus dueños o inquilinos. Porque vemos que si esa persona se enferma, deprime o lo que sea, el espacio se cae”. Elisa: “Nos parece interesante apostar a la eficacia de la gestión social y colectiva de los fondos públicos. Parece una buena salida frente a la ineficacia de cómo se gestionan los fondos públicos y las dificultades que tienen todos sus vericuetos burocráticos”.
Juan: “Creemos que en un país que está vaciando el Estado y destruyendo las instituciones, desde lo independiente nos tenemos que organizar y producir fuerza institucional. Ya que el Estado no está aportando para poder abrir a la investigación y experimentación a terrenos más desconocidos o de mayor riesgo, necesitamos que los espacios que los contengan estén sólidos. Y que no dependa del humor de sus directores: que dependa de equipos”. Elisa: “Queremos un lugar de reunión donde puedan ocurrir muchas de las cosas que ya hacemos o que fantaseamos con hacer, con los colectivos que ya integramos.
Ocupar, resistir, producir
Para la arquitectura una planta es la representación de un cuerpo (ya sea un edificio o cualquier objeto) sobre un plano horizontal. Eso se nota en el galpón de Parque Patricios sobre cómo piensan el espacio físico concreto y la organización de lo que aquí sucederá. Elisa cuenta: “Una Planta porque se piensa como una plataforma para un montón de cosas. Y estamos repensando desde qué es lo escénico hasta en qué pensamos cuando nombramos este lugar”, suma Elisa mientras Lucero, su hija, la abraza fuerte del cuello.
El esquema que propone Planta está dividido en áreas:
- Una de formación y experimentación de artes escénicas y performáticas. Que implicará poder pensar las potencias de la performance en sí misma. Donde se vincula la música, la danza, el teatro. “Hay personas específicas que están haciendo que cada área encare estas ideas más transversales. Andrea Manso Hoffman, por ejemplo, está pensando y armando cosas en el tema de la salud dentro del área de formaciones”, dice Juan y menciona también a Lucas Araujo (bailarín y parte de KM29). Habrá gente invitada a dar intensivos o cuatrimestrales.
- Un área para artes escénicas, es decir, para mostrar obras en proceso o finalizadas de artes escénicas de todo tipo. El cronograma y contenido específico todavía está en construcción y será inaugurado para fines de 2019. “Ya estamos en proceso de confirmación con muchos artistas porque queremos que nuestras producciones no ocupen más del 10 % del uso de la sala”. Melina Seldes será la encargada de llevar adelante la parte de proyectos especiales.
- Un espacio de formación y exhibición audiovisual a cargo de la Asociación Civil Noctiluca. Entre marzo y junio largan con programación fija semanal que va los viernes de 20 a 23. Lo coordina Benjamin Naijtaj, Gabriel Gasparrú y Silvio Di Stefano.
- Un área de diseño ahora a cargo de Pablo Stebarkc. Para que además de las piezas de difusión se propongan otras cosas alrededor del diseño para el espacio. Y un área de comunicación y prensa a cargo de Antonella Santequia.
Otras muchas imágenes todavía aparecen en el orden de la fantasía y del deseo, acaso los motores de toda esta Planta. Elisa: “Está la idea de la crianza y un espacio para niñes, de poder estar nosotros en una actividad y elles también”.
Juan: “También es un espacio de articulación con el barrio (Parque Patricios). Creemos que hay que habitarlo y pensar cómo hacerlo con colectivos que estén trabajando ya en el barrio, y no sólo de danza y teatro. Es un barrio que sale del circuito en el que suele haber cantidad de teatros independientes y eso fue, también, un poco a propósito”.
CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
CABA
La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
Actualidad
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».
Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.
Por Tiempo Argentino
Fotos: Antonio Becerra.
En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.
“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.
“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Represión como respuesta
La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.
“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Un reclamo federal
La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes”, resaltó.

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.
El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.
Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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