CABA
A cielo abierto: Famatina frente a las corporaciones mineras
El piquete a mayor altura del mundo y un conjunto de asambleas en La Rioja, la tierra donde el menemismo hizo realidad el neoliberalismo en versión argentina. Con esos ingredientes la zona del Famatina se ha plantado frente a la minería a cielo abierto, que destruye montañas y contamina con cianuro. La historia de un grupo de comunidades que dijo basta.
En Peñas Negras, a 1.800 metros de altura, frente al Cordón del Famatina, todo parece estático pero se percibe la inquietante sensación de que siempre está a punto de ocurrir algo. Las estrellas son tan grandes que no titilan: laten. Un fogón ilumina de lejos la pancarta que cierra el camino que lleva hasta el campamento de la minera Barrick Gold, que se define a sí misma como «la mejor del mundo». La pancarta anuncia: «El Famatina no se toca». Junto al fogón hay un relojero jubilado de 80 años, un trabajador del municipio, un ingeniero, un productor nogalero, una profesora de educación física, un policía retirado, una ama de casa. Conversan alrededor de las llamas. Forman parte de una gran red de extrañas agrupaciones de ciudadanos de la región llamadas «asambleas», que se organizan horizontalmente, sin jefes, sin patrones, sin partidos políticos, pero abiertos a cualquier integrante de la comunidad. Van a garantizar el corte durante toda la noche. En el campamento quedan dos serenos, como custodia. Barrick Gold bajó a la treintena de hombres que trabajaban allí, unas nueve camionetas, parte de equipo liviano y una perforadora, pero el corte seguirá hasta el retiro definitivo de la empresa. ¿Cómo pudo ocurrir que en menos de un año estas asambleas riojanas parezcan a punto de cambiar esta historia? Un hombre ciego, que veía demasiado, escribió en uno de sus cuentos:
«Cuando una cosa es verdad basta que alguien la diga una sola vez para que uno sepa que es cierto».
Tal vez esa idea explique lo que lograron las asambleas al romper el silencio, y ayude a comprender lo que aquí se narrará: una serie asombrosa de exploraciones, explosiones, derrumbes y hallazgos relacionados con el oro, la riqueza, la pobreza, la democracia, la política, la contaminación, el sometimiento y el futuro.
De Menemlandia al Famatina
Contra la noción de que La Rioja es uno más de los feudos provinciales que contaminan a la Argentina, resignado y expuesto más tiempo del recomendable a los efluentes políticos emitidos por el gobernador Ángel Maza, la noticia esta vez es otra.
• Las asambleas de ciudadanos riojanos parecen a punto de expulsar de la provincia a una de las mayores mineras del mundo, Barrick Gold.
• Efectúan un piquete por tiempo indeterminado desde el 8 de marzo en Peñas Negras para controlar el acceso al campamento minero, hasta garantizar la salida de la empresa.
• Lograron que la Legislatura provincial sancionara, el 10 de marzo, una ley que prohibe la minería a cielo abierto, un precedente que puede ser crucial hacia adelante en momentos en que la Cordillera de los Andes parece zona liberada a las mineras. Esa ley será refrendada en poco tiempo más a través de una consulta popular en Famatina y Chilecito.
La disputa contra la minería a cielo abierto, y la denuncia del contrato que favoreció la entrada de Barrick Gold a La Rioja, estalló en la interna justicialista: los legisladores aprovecharon la situación para tumbar al gobernador (aunque todos pertenecen al mismo partido) y le iniciaron un juicio político acusándolo de corrupción, entre otras actividades. Ocurrió el pasado 14 de marzo. Maza intentó resistir simulando el apoyo de «la gente»: en realidad contrató adherentes a razón de 200 pesos per cápita con la idea de mostrar una situación caótica que justificara la intervención a la provincia. No lo logró (y para colmo no les pagó). Un pasacalle en la capital venía reflejando las mutaciones políticas y estéticas del caso, esto último debido al denodado uso del bótox que algunas personas se hacen inyectar creyendo que así parecen más jóvenes, y no más inflamados: «Maza, vas a durar menos que tu cejas» se auguraba. El gobierno nacional resolvió, no sin tristeza, darle la razón al pasacalles y abandonar a uno de sus aliados más preciados. Maza no logró siquiera el lifting de una intervención salvadora a la provincia.
Barrick Bush Gold
La descripción de las andanzas de Barrick Gold Corporation por el mundo es casi inabarcable por la secuela de polémicas, destrucción, contaminación y denuncias que ha ido dejando por África, Australia y América Latina. La sede sanjuanina de la empresa, donde se desarrolla el proyecto Veladero, para defenderse de las críticas y denuncias, declaró hace tres años que «aseverar que el Sr. Munk o cualquier persona en Barrick está involucrada con el narcotráfico o venta de armas es totalmente irresponsable, injurioso, escandaloso e indignante».
Se refiere a Peter Munk, máximo rostro visible de la empresa y a quien se ha relacionado con el comercio de sustancias no precisamente auríferas. Se considera además que la inversión de Munk en Barrick surge de fondos provistos por el traficante de armas saudí Adnan Khassoghi, aliado y amigo histórico de George Bush padre, quien al abandonar la presidencia norteamericana pasó a figurar como «Asesor honorario de la junta internacional» de Barrick Gold, aunque se lo considera un accionista y referente crucial de la firma. El cierre de este breve relato lo completa la sospecha de que Khashoggi sería el nexo societario entre Bush padre y la familia Bin Laden en The Carlyle Group, empresa de megainversiones un tanto sinuosa, relacionada a la vez con emprendimientos y consorcios de carácter militar y armamentístico a nivel mundial, con todo lo que semejante cosa implica. Conclusión provisoria: cuando se habla de estos holdings empresarios, tal vez uno nunca sabe realmente de qué se está hablando.
Don Hermes Quintana, 80 años, relojero jubilado y pintor en actividad, rodeado por sus cuadros y antiguos relojes de péndulo en Chilecito, dice: «Es que se ha llegado al tipo de sociedad más conocida del mundo, que es la anónima». Se sabe que el gran amigo argentino de Geoge Bush padre es Carlos Menem autor de las vigentes leyes mineras, a través de su entonces secretario en tiempos pre- botox, Ángel Maza.
Barrick Gold recibió la concesión para la exploración del Famatina por parte de Yamiri (Yacimientos Mineros Riojanos), empresa que primero fue una Sociedad de Economía Mixta (98 % de acciones estatales) y terminó como sociedad anónima, con un 80 % de las acciones en manos privadas. Esa mutación es la que denunciaron los diputados riojanos encabezados por el vicegobenador (y actual gobernador a cargo) Luis Beder Herrera, que calificó al convenio con Barrick como «el despojo más grande que ha sufrido el pueblo riojano porque se entregaron minas que eran del Estado». Ese convenio permaneció oculto durante los últimos tres años porque, dijo Beder, «detrás de la exploración estaba enganchado el contrato de explotación».
Tanto secreto en La Rioja es traducido de otro modo: cunde la certeza de que el propio Maza es directa o indirectamente el principal operador de Yamiri, y se lo supone además sumamente generoso en el reparto de acciones con funcionarios que ocupan cargos clave en el actual gobierno nacional. El tiempo dirá si estos comentarios tienen fundamento. Hace poco más de un año Maza pronosticó el progreso que significaría la inversión minera. En Famatina la gente que lo escuchaba aplaudió feliz.
«Se nos escapó lo del cianuro»
Carolina Suffich fue una de las primeras que sospechó que la felicidad es un bien ajeno a la minería cuando en un curso para asistentes de geólogos descubrió que cada una de sus dudas sobre la minería a cielo abierto era contestada con evasivas. Buscó por Internet, se asustó con lo que encontró, convocó a tres amigas y decidieron crear una asamblea para hacer algo. Era mayo de 2006. Los encuentros se poblaron rápidamente, y hubo contagio. De Famatina (6.000 habitantes) se pasó a Chilecito (40.000) que armó a los pocos días su propia Coordinadora de Asambleas.
Albert Einstein decía: «No entiendes realmente algo, a menos que seas capaz de explicárselo a tu abuela». El mensaje de las asambleas cumplía con ese consejo. Lo invocan así, por ejemplo, los chicos de la escuela EPET de Chilecito, o los de la Escuela de Comercio Provincial de Famatina: «La minería a cielo abierto ya no es la vieja minería del socavón, de los túneles, sino que se hace explotar la montaña, el material es pasado por cianuro para separar los minerales, todo eso produce distintos tipos de contaminación que pueden durar siglos, afectando la tierra y las agua subterráneas, generando enfermedades y muerte en la población y en los animales como ya hemos visto que ocurre en otros lugares. Si se hace la explotación en Famatina, se van a usar 1.000 litros de agua por segundo para ese proceso, en una provincia árida a la que ya le está faltando el agua para consumo y riego. Lo que queda en el lugar de la explotación es un enorme cráter donde antes había una montaña, como se puede ver ya en Bajo Alumbrera (las fotos pudieron verse en el último número de Mu), aunque lo del Famatina sería aún mayor. Los políticos y los gobiernos apoyan a las empresas porque sacan su tajada. Tenemos que hacer algo nosotros, porque nos van a envenenar la vida».
La asamblea creció, los encuentros se hacían en el salón parroquial de Famatina. El intendente Lídoro Leiva, primero miró a la asamblea con desconfianza, fue invitado a participar, y a la tercer reunión se convirtió en un miembro más de la misma. Los funcionarios de la Secretaría de Minería de la provincia, un tanto preocupados, anunciaron que querían hablar con los asambleístas.
A comienzos de junio de 2006, la delegación de ocho funcionarios llegó desde la capital riojana. Una primer sorpresa fue la confirmación de que el Subsecretario de Minería provincial Abel Nonino era a la vez Director de Medio Ambiente. Empezaron los abucheos de los vecinos: «¿Cómo va a ser el mismo tipo el que favorece a las mineras y el que controla que no contaminen?» le preguntaron, sin obtener respuesta.
El punto inolvidable del encuentro ocurrió cuando el asesor de Maza, Alberto Baltazar Lagos, ante la pregunta de una asambleísta, empezó por reconocer que había sido uno de los responsables de la elaboración de las leyes de minería (cuando Maza era secretario a nivel nacional, en tiempos de Menem), admitió que el tema del cianuro es «parte elemental en toda la problemática del medio ambiente», y finalmente confesó que al redactarse esas leyes actualmente vigentes «se nos escapó, entre otras cosas, miren qué cosa, lo del cianuro».
Miren qué cosa: es tal vez la más precisa definición del rol del Estado y sus funcionarios, manipulando leyes inconsultas, perjudicando a la sociedad, y defendiendo a las empresas. Gabriela Romano, profesora de Formación Cívica y Ciudadana -nada menos- de Chilecito: «Barrick ni siquiera venía a hacer lobby. Lo hacían los funcionarios. La gente preguntaba ¿por qué salen a defender tanto a la empresa? Imagínese las sospechas».
A raíz del papelón en Famatina, Maza separó Minería de Medio Ambiente, y en esta última dirección designó a un doctor de apellido Díaz Dana. Chichín Acosta, músico tradicionalista, recuerda: «Este señor era ginecólogo. Dijimos: por lo menos debe saber algo de minas».
De los ingleses
Las asambleas fueron brotando en Pihuil, Chañarmuyo, Los Sauces, la propia capital riojana, conectadas entre sí a través de los mensajes de texto de los teléfonos celulares. Jenny Luján, también docente: «Es una herramienta fantástica: barata, y me parece que encima no te controlan. Cuando hablábamos por los celulares siempre escuchábamos unos ruidos raros». ¿Pinchaduras digitales? Jenny sonríe ante lo que considera obvio.
En la zona no hay neófitos con respecto al tema del oro. Las primeras monedas acuñadas en el país (las de dos escudos, que se ven dentro de las actuales monedas de un peso) se hicieron en La Rioja con oro del Famatina en 1821, como réplica de las que se habían fabricado originalmente en el Perú, con una inscripción siempre frágil: «En unión y libertad».
Más memoria. A comienzos del siglo XX llegaron la mineras inglesas a la zona de Chilecito, buscando filones de oro en el distrito minero La Mexicana mediante la tradicional minería de socavón. Se realizó una obra de ingeniería fastuosa: el cablecarril de 34 kilómetros, el segundo más largo del mundo y el que llega a mayor altura. La inversión, cabe señalar, la hizo el Estado. Carina Díaz Moreno: «Usted dirá, Famatina se convirtió en una zona poderosa gracias a la minería. Pues no, el oro se lo llevaron los ingleses, la zona quedó más pobre que antes, y todavía se puede ver el drenaje ácido producido por la minería. Esa explotación terminó en los años 20. En las primeras asambleas que hicimos el año pasado venía gente mayor que todavía recordaba lo que decían en la zona. ¿Qué nos dejó la minería? Enfermos y viudas».
Mu estuvo en La Mexicana, un lugar impresionante en el que no se logra entender de qué modo lograron construir en 1900 esas gigantescas torres y el mecanismo de relojería que permitía que las vagonetas trasladaran el material desde la boca de mina hasta Chilecito. Tampoco es fácil pensar cómo podían aclimatarse los obreros y luego los mineros, a un trabajo realizado a semejante altura, con la consiguiente falta de oxígeno. Se entiende por qué hablan de enfermos y viudas. El cablecarril ha sido declarado Monumento Histórico Nacional. «Pero es el monumento de lo que nos saquearon» dice Gabriela. Hay torres impecables a lo largo del recorrido, pero también hay hierros y vías desparramados, vagonetas arrojadas por el viento contra las laderas de las montañas, las entradas a las minas en las que se ven los drenajes ácidos que siguen goteando, y piletones un tanto marcianos, de agua transparente verde fluo, que confirman que la vieja y -en comparación con lo actual- casi inocua extracción de oro sigue contaminando 100 años después.
Chichín Acosta: «¿Qué nos quedó? Un montón de hierros obsoletos. ¿Qué nos va a quedar ahora? El cráter de la montaña. Y a lo mejor terminan instaurando el Monumento Nacional al Hueco».
Picolotti y los irracionales
El gobierno nacional intentó siempre respaldar a Maza. En diciembre de 2006 el gobernador recibió a la secretaria de Medio Ambiente de la Nación, Romina Picolotti, designada originalmente con la intención de domesticar a Gualeguaychú. «Vino a La Rioja, nos citó para hablar, nos hizo esperar tres horas, y al final no nos recibió, por pedido de Maza» relata Gabriela. «Terminó escapándose por la puerta de atrás para no cruzarse con los asambleístas». La señora Picolotti compuso un discurso para cada oreja. Declaró que la minería a cielo abierto «puede ser contaminante» pero aseguró también que Maza «está convencido que ambiente y desarrollo pueden ir de la mano». Agregó: «La posición (del gobierno) no es un ‘no’ a la minería, sería totalmente irracional.
Según este planteo, la ley que pedían las asambleas y firmó la Legislatura riojana, prohibiendo la minería a cielo abierto en la provincia, es totalmente irracional (y eso explica que el kirchnerista gobernador sanjuanino José Gioja, que tiene en su provincia a la Barrick, o que el secretario de Minería Jorge Mayoral, repudiaran la ley riojana).
«Lo importante -siguió Picolotti- es un ordenamiento del territorio y el desarrollo sustentable para garantizar una minería responsable». En La Rioja ya no saben qué quieren decir tantas palabras, que quizás evoquen el monumento al hueco que propone Acosta. La propia página web de Barrick Gold lleva como título: Minería responsable. «Lo mismo decía Menem y dicen Maza, Picolotti, Kirchner, todos» enumera Jenny. «Empresas como Barrick bajan el discurso, los otros lo repiten». En su declaración de «misión» (lo que indicaría que Barrick tiene una) la empresa escribe: «Para Barrick, la responsabilidad social implica diálogo abierto, trato justo y el compartir los beneficios del desarrollo minero con los vecinos».
Otra idea drenada por la autoridades, que la minería puede ser controlada por el Estado, causó bastante hilaridad en la provincia, teniendo en cuenta que a los inspiradores menemistas de las leyes vigentes se les escapó lo del cianuro, y que esas normas subsidian a las mineras (combustibles, servicios públicos, impuestos de todo tipo). La sociedad ha visto a los funcionarios desviviéndose por las empresas: nadie percibe cómo podrían controlarlas. Eduardo Flores, productor de vid: «Cuando se sale de Chilecito hacia Famatina, en la ruta se ve todo un basural. Si no controlan eso, ¿qué van a controlar a la Barrick Gold?»
Picolotti huyó de los asambleístas, pero a esa altura quedaba una duda, sobre todo en Chilecito, la segunda ciudad riojana. ¿En qué medida la comunidad apoyaba los reclamos de la asamblea? «Acá hay que tener en cuenta que la gente está cautiva del plan de 150 pesos y el bolsón de comida, o del empleo estatal. Entonces muchos no participan ni hablan por miedo a perder lo que tienen. Es como siempre se manejan los políticos: con gente cautiva» describe Chichín Acosta. ¿Y qué puede pasar con la gente cautiva?
El 19 de febrero se celebró el aniversario de Chilecito. Se instaló un palco con las autoridades, encabezadas por el todavía gobernador Maza y su gran aliado, el intendente Fernando Rejal. La Coordinadora de Asambleas de Chilecito no había pensado ningún modo de participación, pero Jenny, Gabriela y Natalia empezaron a enviarse mensajes de texto, buscaron algunas de sus pancartas y banderas, y se lanzaron al acto.
Gabriela iba con su hija Lourdes. La policía las quiso obligar a bajar las banderas, hubo corridas, manoseos, hasta que se acercaron los adherentes a sueldo del señor Maza a solucionar la situación, en defensa de la policía. Jenny: «La patota nos empezó a amenazar» ¿De qué modo? «Váyanse o las hacemos cagar. Van a ser boleta». La gente empezó a abuchear a la policía y a la patota mazista. Las mujeres se movieron hacia otro lado, y lograron cruzar el cordón policial con otros asambleístas. Desfilaron frente al palco con sus banderas «No a la minería», «Podemos vivir sin oro pero no vivir sin agua» y «El Famatina no se toca». Desde la plaza llegó la ovación más grande del acto. Chichín: «Tuve muchos momentos emocionantes en mi vida, pero nunca algo como eso». Gabriela: «En el palco nos miraban desencajados».
Al día siguiente Maza desistió del llamado a consulta popular para autorizar su reelección. «Se dio cuenta de que Chilecito ya no lo apoyaba» intuyen en la asamblea. En esos días se venían organizando cortes en Patquía, un nudo riojano de rutas. El tercer corte previsto no se llevó a cabo porque coincidió con el día de la caída de Maza. Carina, de Famatina: «Y nosotros no queremos que nos confundan con ninguna interna. No nos interesa el desorden, porque tenemos razón». Es llamativo cómo el concepto de «desorden» queda velozmente instalado, apenas se lo ve desde esta nueva perspectiva, del lado de los políticos, las tramoyas, la corrupción, la manipulación, las patotas pagas, la policía corriendo mujeres.
A 5.000 metros
La rebelión contra Barrick Gold y sus aliados gubernamentales incluyó a los docentes de las escuelas como la EPET de Chilecito que rechazaron por carta cualquier apoyo que la empresa o la Secretaría de Minería quisiera brindar a la institución: «Ya sabemos que te pintan una pared, te dan borradores y tizas y tenés que pone un cartel agradeciéndoles lo buenos que son» dice Iván, uno de los chicos del último curso. Funcionarios nacionales enviados para preguntarle a los chicos «¿Por qué decirle no a la minería?» se encontraron en Famatina (Escuela Provincial de Comercio) con preguntas inversas. ¿Por qué decirle sí?
¿Por qué si trae tantos beneficios, en Catamarca -con más de 10 años de Bajo Alumbrera- Belén, Andalgalá y Santa María siguen siendo pueblos pobres, y con una contaminación que ya alcanzó a tres provincias?
¿Cuál es el despegue para la provincia, si Catamarca sigue igual que siempre?
¿Cuál es el interés del gobierno riojano en defender algo a lo que el propio pueblo le está diciendo que no?
Los funcionarios no lograron contestar. Stefani, 16 años, se mira el guardapolvo blanco: «Dijeron que el cianuro no es maligno. Piensan que somos tarados». Rodrigo, la misma edad, dice un poco perplejo: «No se entiende por qué creen que su palabra vale más que la de la sociedad».
Este modo de plantarse frente al tema por parte de chicos y grandes, merece recordarse, ocurre en un territorio que el historiador Ricardo Mercado Luna describió así: «Esta Rioja signada por aparentes fatalismos, por alentadas resignaciones, por la encerrada opción del conformismo…». La fórmula de lo social, según esta mirada, era: «acatamiento-resignación-fatalismo; lo hecho, hecho está».
Hay asamblea en Famatina. Los vecinos conversan con fluidez, sin discursos, van puliendo y mejorando entre todos ese material precioso llamado «ideas». No se perciben acatamientos ni conformismos. «A veces peleamos» reconoce Carina «algunos somos muy mecha corta, pero al día siguiente ya estamos buscándonos para pedir disculpas y seguir juntos».
¿En qué los cambió la asamblea? «Me dio seguridad, fuerza, y me enseñó que con los demás uno puede conseguir lo que se propone». La asamblea de la que participó Mu culminó con una colecta en una bolsita blanca de nailon: 97 pesos.
En el corte, también se conversa. Sobre la consulta popular, las trampas a las que pueden someter a la gente: «En Chilecito el intendente Rejal es el que siempre apoyó a Maza, está tratando de extorsionar a los empleados públicos y a los que tienen planes para que no voten, y así quitarle legitimidad al resultado». El gobierno nacional, se sabe, cree que es irracional prohibir la minería a cielo abierto. Nadie sabe si meterá la nariz en el tema, cosa que sí intentará hacer seguramente la Barrick Gold. Todo este conglomerado puede reunir en su bolsita más de 97 pesos.
A 5.000 metros de altura uno siente que los pulmones desfallecen, pero a don Pancho Peralta le sobra el aire. Integra la asamblea de Famatina y es uno de los que traslada turistas a tocar el cielo con las manos. El celeste es de una intensidad incomprensible. Me muestra el pico General Belgrano, 6250 metros con sus glaciares en la cumbre. Pasa un cóndor que no mueve las alas. Veo venir hacia nosotros una nube. Nos envuelve. Estar literalmente en las nubes es algo extraño. Don Pancho me muestra varios cerros del Cordón del Famatina, surcados de caminos, como cicatrices. «Ahí se ven las exploraciones que van haciendo. Cavan un pozo de unos 30 centímetros de diámetro, a cientos de metros, de ahí sacan las muestras y tienen como la radiografía de toda la montaña». Las muestras son las piedras y minerales que se depositan en cajas que mandan a examinar para ver cuánto de oro y cuánto de otros metales estratégicos se puede extraer. «Con las muestras, ya financian toda la exploración» dice el hombre. Y señala en círculo, desde el punto en el que estamos parados: «Todo esto va a dejar de existir. Porque aquí van a hacer las explosiones, los cráteres, y como aquí nace el agua de casi toda la provincia, el cianuro va a contaminar allá abajo». Allá abajo hay nubes, pero más abajo todavía se alcanza a ver parte de Chilecito, parte del mundo. «El detalle que no se imaginaron» murmura don Pancho que logra respirar oxígeno no se sabe de dónde, «es que no los vamos a dejar. La última gota de sudor y de bronca la dejaremos acá». Y se entusiasma: «La asamblea es muy linda, es una gran alegría ver el grupo que abrazó esta causa y cómo se suma la gente. No hay políticos, no hay jefes, los jefes somos nosotros. No tendremos recursos, pero ya ven cómo no solo con plata es que uno logra hacer las cosas».
«Cuando una cosa es verdad basta que alguien la diga una sola vez para que uno sepa que es cierto».
Tal vez las asambleas estén diciendo, una sola vez, lo más nuevo y coherente que se puede pensar en estos tiempos: que el presente y el futuro pueden ser diferentes del pasado. Que se pueden hacer cosas colectivamente para aumentar la libertad, para garantizar la vida, para romper la resignación, y para aprender a respirar, incluso donde parece que no hay aire. Alrededor del Famatina se están explorando los alcances de semejante hallazgo.
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
CABA
La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
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