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Familias Sobrevivientes de Femicidios: cuarta carta al Presidente

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El segundo miércoles de cada mes las Familias Sobrevivientes de Femicidios hacen una ronda en Plaza de Mayo para intercambiar estrategias y abrazos e informar el estado de las causas para pensar juntes cómo frenar la máquina femicida. Luego, caminan hasta la Casa Rosada para entregarle al presidente Alberto Fernández una carta en la que exigen ser recibidas y crear políticas concretas para frenar la violencia machista. La cuarta reunión se dio esta semana, de forma virtual, y también redactaron un texto urgente, que compartimos en esta nota: «Necesitamos que nos escuche«.

Familias Sobrevivientes de Femicidios: cuarta carta al Presidente
Foto: Verónica Ape.

La primera carta la entregaron el 11 de diciembre, probablemente fue la primera recibida por esta gestión. Allí realizaban un diagnóstico y los cinco puntos acordados por las familias con exigencias hacia el Estado.

La segunda carta la entregaron en febrero. La ronda de ese día incluyó una bandera con los nombres de las mujeres y travestis asesinadas por la violencia machista en el primer mes del año: 34. Marta, mamá de Lucía Pérez, y Mónica, mamá de Araceli Fulles, leyeron sus nombres en voz alta, una por una. Luego entregaron la carta donde exigieron “que se reconozca el Estado de dolor e indefensión en el que nos deja el asesinato de nuestras hijas, y esa forma de reconocimiento es concreta” y detallaron lo que necesitan las familias.

La tercera carta fue entregada bajo una lluvia torrencial. Con paraguas y pies mojados llegaron desde Mar del Plata Marta, mamá de Lucía Pérez, y Blanca, mamá de Agustina Fredes. Desde Pompeya Rosana, mamá de Carla Soggiu. Y desde San Martin Ana María, mamá de Melina Romero, y Mónica, mamá de Araceli Fulles. Ese día la carta fue breve y contundente: “En esta oportunidad no queremos seguir sumando una lista de exigencias, sino sintetizar en una sola lo que se impone ante la grave situación reinante: hagan algo”.

Desde la primera de las correspondencias en diciembre hasta la última en marzo no recibieron aún respuesta.

La cuarta carta llega en medio de la cuarentena y el aislamiento que no hizo posible reunirse. Pero la red que sostiene el grupo está activa como también lo está la voz colectiva que construyen de cara a todos los actores sociales que puedan y deban trabajar para terminar con la violencia femicida. La carta, dirigida al Presidente, toma así la forma de un video.

“Pensamos en hablarle al presidente. Hablarles a los jueces y fiscales. Y hablar de las familias que pasamos por esto”, dice a lavaca desde Mar de Plata Marta Montero, mamá de Lucía Pérez. Lo hace un día después de que la Ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad exponga en la Comisión de la Banca de la Mujer del Senado donde calificó los casi trescientos femicidios anuales como “un número altamente estable”. Marta dice: “No somos una estadística, somos familias que perdemos hijas. Es a nuestras hijas a las que mataron”.

Marta filmó la carta después de llegar del hospital donde trabaja como enfermera. “Alguien tiene que ponerse en nuestro corazón. Parece que las mujeres que llevamos muertas este año no tienen valor, que cuentan tomates, están desvalorizadas. ¿Cómo no vamos a estar pidiendo por esto todos los días? Vamos a seguir insistiendo. Vamos a ser la gota en la tierra. Vamos a seguir luchando. Hoy soy yo mañana otra. La muerte de nuestras hijas no va a ser en vano. Va a llegar un momento en que van a tener que hacer algo”.

La cuarta carta

Hoy cómo todos meses nos dirigimos a usted señor presidente Alberto Fernández; necesitamos que nos escuche y nos reciba para plantear el problema que padecemos las familias que somos sobrevivientes de femicidio.

Habilitar un juzgado de turno para tratar a la mujer cuándo llega golpeada, maltratada o violada por el machismo del hombre.

O su familia cuando ya está muerta.

Que sea a nivel Nacional.

Que sea solo para violencia de género, solo de esta manera se puede parar con este flagelo de muertas inocentes.

Que se pongan a trabajar jueces y fiscales.

En lo que llevamos transcurrido del año 2020 son 102 femicidios y travesticidios.

Agradecemos a gobernador Kicillof, a la señora ministra Estela Díaz, por el decreto 178 para otorgar subsidios a víctimas de violencia de género y su familia,pedimos que este decreto se sancione a nivel Nacional.

Lo saluda atentamente,

Marta Silvia Montero y Familiares Sobrevivientes de Femicidio.

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La venda en los ojos: la justicia frente al abuso sexual contra niñas y niños 

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El 42% de las denuncias de violencia sexual corresponden a menores de 17 años en la ciudad de Buenos Aires. El ministerio de Justicia bonaerense reveló que entre 2017 y 2022, de más de 96.000 causas por abuso sexual, 6 de cada 10 tuvieron como víctimas a menores y se duplicó el número de denuncias: el 80% fueron mujeres, principalmente niñas y adolescentes de entre 12 y 17 años. ¿Cómo recibe el Poder Judicial a las infancias que se atreven a denunciar abusos? Las víctimas convertidas en “culpables” de un delito que padece a nivel mundial entre el 15 y el 20% de la niñez. La campaña conservadora y oficial: desestimar denuncias y motosierra. Lo que no quiere ver la justicia. Cómo encarar estos casos, y la enseñanza de Luna. Por Evangelina Bucari.

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Cecilia Basaldúa: el cuerpo desaparecido

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Daniel y Susana denunciaron que desapareció el cuerpo de su hija, Cecilia Basaldúa, que reclamaban para realizar nuevas pericias. La historia de lo ocurrido y el rol de la fiscal de Córdoba Paula Kelm “que hizo todo lo posible para que los asesinos de Cecilia sigan hoy libres e impunes”.

Por Claudia Acuña

El 7 de noviembre Cecilia Basaldúa hubiese cumplido 42 años y no hay festejo porque no hay Cecilia: la desaparecieron, violaron y mataron en abril del año 2020, en Capilla del Monte y en pleno aislamiento por la pandemia de Covid. Su familia, como cada año, reunió amistades y  familiares de otras víctimas de femicidios territoriales –el padre de Natalia Melman, el hermano de Laura Iglesias– en el mural que la recuerda en su barrio de Belgrano. Fue ese el marco elegido por Daniel y Susana, los padres de Cecilia, para compartir lo que significa buscar justicia para este tipo de crímenes. Con la voz partida por el dolor narró cómo fue la última reunión con la nueva fiscal responsable de la investigación:  es la cuarta. La primera – Paula Kelm– desvió las pruebas para atrapar a un perejil, que fue liberado en el juicio oral y así la investigación del femicidio de Cecilia volvió en punto cero; el segundo estaba a meses de jubilarse y pidió varias licencias para acortar su salida; el tercero –Nelson Lingua– no aprobó el examen para ocupar el puesto y, finalmente, desde hace pocos meses, llegó ésta –Sabrina Ardiles– quien los recibió junto a dos investigadores judiciales y los abogados de la familia. Antes se habían reunido con el ministro de Justicia de la provincia de Córdoba, Julián López, quien le expresó el apoyo para “cualquier cosa que necesiten”. Fue entonces cuando Daniel y Susana creyeron que había llegado el momento de trasladar el cuerpo de su hija hasta Capital, donde viven y, además, habían logrado conseguir que se realice una pericia clave para la causa y que siempre, en estos cinco años, les negaron. Fue la joven investigadora judicial quien soltó la noticia: el cuerpo de Cecilia no está.

Cecilia Basaldúa: el cuerpo desaparecido

Gustavo Melmann, que sigue buscando justicia por su hija Natalia, junto a Daniel Basaldúa y Susana Reyes, los padres de Cecilia.

Según pudo reconstruir la familia después del shock que les produjo la noticia, fue en 2021 –cuando todavía estaban vigentes varias restricciones originadas por la pandemia– cuando el cuerpo fue retirado de la morgue judicial, a pesar de que Daniel y Susana habían presentado un escrito solicitando lo retuvieran allí hasta que se realicen las pruebas por ellos requeridas. La fiscal Kelm no respondió a ese pedido ni notificó a la familia de lo que luego ordenó: retirar el cuerpo de la morgue y enterrarlo.

¿Dónde? La familia está ahora esperando una respuesta formal y sospechando que deberán hacer luego las pruebas necesarias para probar la identidad, pero no dudan al afirmar que con esta medida han desaparecido el cuerpo de su hija durante varios años y definitivamente las pruebas que podía aportar su análisis.

A su lado está Gustavo Melmann, en el padre de Natalia, asesinada en 4 de febrero de 2001 en Miramar, quien desde entonces está esperando que el Poder Judicial realice el análisis de ADN del principal sospechoso de su crimen: un policía local. Por el femicidio de Natalia fueron condenados a prisión perpetua otros tres efectivos policiales. Uno ya goza de prisión domiciliaria. Falta el cuarto, el del rango más alto.

Melmann cuenta que se enteró de la desaparición de Cecilia Basaldúa por su sobrina, quien había ido al secundario con ella. “Fue el primero que nos llamó”, recuerda Daniel. También rememora que no entendió por qué le ofrecía conseguir urgente a un abogado “si yo la estaba buscando viva. Hoy me doy cuenta de mi ingenuidad”.

El silencio entre quienes los rodean es un grito de impotencia.

Daniel y Susana lo sienten y responden: “Nosotros no vamos a parar. Nada nos va a detener. Ningún golpe, por más artero que sea, va a impedir que sigamos exigiendo justicia. Elegimos contar esto hoy, rodeados de la familia y los amigos, porque son ustedes quienes nos dan fuerza. Que estén hoy acá, con nosotros, es lo que nos ayuda a no parar hasta ver a los responsables presos, y esto incluye a la fiscal Kelm, que hizo todo lo posible para que los asesinos de Cecilia sigan hoy libres e impunes”.

Cecilia Basaldúa: el cuerpo desaparecido

Los padres y hermanos de Cecilia, junto al mural que la recuerda en el barrio de Belgrano.

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Femicidios, cifras y vidas: lo que Bullrich oculta

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Por el Observatorio de violencia patriarcal Lucía Pérez

Todas las administraciones del Estado se han adjudicado falsamente la baja de femicidios y la ministra de Seguridad Patricia Bullrich acaba de rendirle tributo a esta tradición. Pero las cifras del Observatorio Lucía Pérez, construidas a partir de casos judiciales, denuncias y relevamientos provinciales, demuestran una realidad diferente.

Antes de los números, una aclaración: el 2023 fue el primer año en que el Estado nacional publicó estadísticas criminales sin clasificar. Lo hizo con un archivo Excel desordenado que abarcaba una década, sin distinguir delitos ni consolidar provincias. Algunas jurisdicciones directamente no informaron datos en categorías sensibles, como violaciones. Así, la ciudadanía no puede verificar ni auditar los números oficiales.

En ese vacío, las declaraciones de Bullrich remiten a una lógica conocida: la de la inflación. Como con los precios, la diferencia entre los números oficiales y la vida real se amplía cuando se manipula o se oculta información.

Por eso, este Observatorio público y autogestionado carga 12 padrones de manera diaria. Para realizar un seguimiento estructural de la violencia machista, y también para controlar el rol del Estado.

A diferencia de los 178 registrados que mencionó la ministra, el Observatorio Lucía Pérez contabiliza 217 femicidios y travesticidios en lo que va del 2025. Estos son las cifras que pueden verse y verificarse, ya que el OLP es un padrón público:

Femicidios, cifras y vidas: lo que Bullrich oculta

Otro dato que se oculta es el que representan los femicidios cometidos y sufridos por integrantes de fuerzas de seguridad, que están bajo la responsabilidad de la ministra.

En 2025, el primer femicidio del año fue el de una mujer policía asesinada con su arma reglamentaria (Guadalupe Mena). Y el último, ocurrido apenas el 26, también: Daiana Raquel Da Rosa.

Si bien existen medidas para en estos casos limitar su acceso por parte de los uniformados por “representar un riesgo inminente para la víctima”, como indica la resolución 471/2020 del Ministerio de Seguridad de la Nación, los datos muestran que esto no siempre se cumple. Según el relevamiento de funcionarios denunciados por violencia de género del Observatorio Lucía Pérez, 71 de ellos pertenecen a las fuerzas de seguridad. Es decir que muy probamente porten armas.

Armas reglamentarias, vínculos jerárquicos y falta de sanción disciplinaria conforman una trama donde la violencia institucional se reproduce dentro y fuera de las comisarías. ¿Y Bullrich?

Más preguntas que emergen: ¿cómo se mide el porcentaje de crueldad? Los “narcofemicidios” de Lara, Brenda y Morena muestran una violencia cada vez más planificada y asociada a redes delictivas con complicidad del Estado.

Otra cifra invisibilizada en este crimen social que es un femicidio es la de las infancias huérfanas. En lo que va de 2025, el Observatorio registra 139 infancias huérfanas por femicidios. En todo 2024 fueron 173. Y detrás de cada una hay un Estado que sigue sin garantizar la Ley Brisa, que establece una reparación económica y acompañamiento a hijas e hijos de víctimas de femicidio.

Mientras la violencia machista sigue cobrando vidas, multiplicando huérfanos y exponiendo la precariedad institucional, el Estado tergiversa y oculta.

La pregunta es: ¿por qué?

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