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Isabel Sarli: la verdadera historia de la morocha

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Más allá del mito que ella construyó dentro y fuera del set, esta es el Coca Sarli, un mito con escote.

Toma 1: Isabel en la ducha. Isabel tirada en el pasto. Isabel bajándose el escote. Isabel
acariciándose los pechos. Isabel violada por una docena de hombres. Isabel
golpeada por su marido… Isabel Sarli entregada a la mirada astuta del
director de cine Armando Bó, para quien protagonizó veintiocho películas en las que aparece maravillosa y
definitivamente desnuda.

Su primer filme, Un trueno entre las hojas, resultó un viaje iniciático para las
fantasías de los jóvenes y no tanto de fines de los 50. No nos dejemos
emborrachar por ella, una mujer como ésa es peor que la muerte, advierte uno
de los personajes: Isabel deslizándose por el lago, Isabel da vueltas y
brazadas, Isabel deja asomar sus pechos sobre la superficie del agua… Sarli
fue la primera mujer en mostrarse de frente y sin ropas en la pantalla
argentina. Me habían bautizado la higiénica porque siempre aparecía
bañándome, confiesa ella, risueña.

A
principios de los 60, la edición norteamericana de la revista Playboy dedicó hecho inédito hasta
entonces cuatro páginas a una figura no europea ni estadounidense: La bella
salvaje de las pampas se titulaba la producción fotográfica en la que la Coca
aparecía con el vestido desgarrado de Sabaleros, su segunda película. Ya se
delineaba entonces lo que fue una constante en la filmografía Sarli-Bo: las
funciones a sala llena, las críticas demoledoras de los especialistas y la
censura.

Prácticamente
todas las películas de la dupla sufrieron algún tipo de prohibición por atentar
contra la moral y las buenas costumbres. O los perseguía el Ente de
Calificación Cinematográfica, o les iniciaban juicios penales, o el director
pasaba el fin de semana encarcelado. "Y todo era por los desnudos de Isabel. ¿Se
puede creer?. Ni que yo hubiera sido un degenerado argumenta el director en Los filmes de Armando Bo con Isabel Sarli, de
Jorge Abel Martin ¡tengo familia, creo en Dios!. Siempre he dicho que desde la
época de los griegos se exaltó la belleza del desnudo a través de la pintura, a
través de la escultura. Si fuera por los acusadores argentinos, el David de
Miguel Angel no podría estar en la plaza de Florencia

Hubiera
sido digno de alguna de sus películas el viaje en ascensor de Isabel con el
integrante del Ente de Calificación Ramiro de la Fuente. La cabina era tan
pequeña y el escote de ella tan inmenso que el censor no tuvo más remedio que
fijar la mirada en ese abismo que tantas veces había podado con la tijera,
según ella misma contó en un reportaje para la edición argentina de Playboy.

Para
eludir a los censores debían cambiar los títulos y modificar las tomas. Muchas escenas las teníamos que filmar dos veces cuenta
Isabel. En Fiebre, por ejemplo, yo
me tenía que tirar desnuda y revolcar en la alfalfa. Armando me decía: Coca,
vos ahora te sentís yegua. ¡Sos una yegua! ¡Tenés que comer alfalfa., vamos,
comé alfalfa! ¡Las yeguas comen alfalfa!. Esa era una versión. Después
filmamos otra, para la Argentina, en la que yo me retorcía entre gasas blancas.
Para la versión nacional yo era una señora desesperada entre tules. Para la
versión exterior era una yegua que comía alfalfa.

Las
negociaciones, con cada nueva película eran largas y tediosas. Tanto que,
durante la última dictadura militar, fue prohibidaLa insaciable, director
y actriz iniciaron una huelga de hambre sentados en un banco en Plaza de Mayo hasta que el edecán
presidencial los intimó a retirarse.

No
menos irritantes les resultaban los comentarios negativos de los periodistas y
los críticos. Una vez, el director se presentó sin aviso previo a un canal de
televisión y se trenzó a cachetazos
antes las cámaras con quienes, unos minutos antes, había hablado
duramente de la Coca, un producto al que defendía con uñas y dientes.

Bó era impulsivo, furioso, directo. Y nunca dejó de sangrar
por la herida.

Ese
era Armando.

Esa es
la Coca.

Toma 2: Isabel sola,
alejada de las cámaras y recluida en su casa de Martínez. Isabel adopta decenas
de animales (­papagayos, tortugas, perros, gatos) y a todos les da su apellido.
Isabel habla, por la noche, con las dos estrellas desde donde brillan sus
muertos más queridos: María Elena, su madre, y Armando, el amor ­ repite de
su vida.

Sarli y Bo compartieron 25 años y cuatro meses de
una relación que era un secreto a voces pero nunca fue oficializada, porque
durante esos 25 años y cuatro meses el
director de cine vivió con Teresa Machinandiarena, su legítima esposa, sus dos hijas María
Inés y María

Jesús
y su hijo Víctor, que fue también partenaire de la Coca en varias de las
películas filmadas por su padre. En una, incluso, Armando y Víctor se disputan
a la misma mujer en un relato que dispara la fantasía pecaminosa del incesto en
el incosciente de los espectadores.

Nosotros
no tuvimos hijos porque a mí me hacía estremecer el dolor de las mujeres en los
partos, que vi en el cine. Pero también porque él decía que no podía haber una
sexy embarazada y que nuestros hijos eran las películas. Y tenía razón, ¿no? Porque
yo tenía que trabajar, trabajar y trabajar

La diva construyó la versión oficial de su propia
vida.

Dice: que nunca fue a bailar, que no tuvo novios
durante la adolescencia, que no aceptaba que los actores le dieran besos en la
boca, que en las escenas de desnudos quedaba solo el personal indispensable,
que fue durante el rodaje de La dama
regresa
la película de Jorge Polaco que la devolvió al cine luego de más
de diez años cuando entró por primera
vez a un hotel de alojamiento.

Dice también:
que aceptó quedarse sin ropa porque lo único que le interesaba era hacer
plata, que no quería que su mamá siguiera sacrificándose, que odia a su papá
porque la abandonó, que se casó antes de los 20 con Ralph Heinlein, un señor de
familia alemana, y que el matrimonio resultó un fracaso, pero que de eso prefiere no hablar

Es lo que repite, invariablemente, en cada uno de
los reportajes que concede. El escote lo repite también.

Esa es la Coca

Toma 3: Isabel que
regresa. Isabel de nuevo en un set de filmación. Isabel en el escenario de un
teatro de revistas. Isabel protagonista de una campaña de ropa de moda. Isabel
con escote, otra vez.

En
1996 Sarli aceptó protagonizar La dama
regresa
, la película de Jorge Polaco y a partir de entonces abandonó su
papel de dama de su casa para actuar
frente al público. Isabel es una tramposa hace un guiño el director, que es
su amigo ¿Es solamente una buena mujer que cuida gatos y perros? ¿Será una
demagoga? Y si así lo fuera, ¿qué hay de malo? Lo importante es que conforma un
personaje alrededor de su figura sin pedir nada prestado. Y eso pocas personas
lo logran.

En el
filme, aparece higiénica en un
jacuzzi, cubierta de espuma. Y cuentan que, al rodar otra de las escenas, en la cancha de Boca, le sugieron
delicadamente que sacara pecho Si estas lolas me hicieron famosa…¿por qué
esconderlas?

Según
Polaco, la grandeza de esta estrella reside en vivir cinematográficamente lo
cotidiano: Isabel baja por la escalera de su casa con tacos aguja. Isabel deja
asomar un par de piernas hermosas. Isabel sostiene a un perro caniche en uno de
sus brazos. Isabel mueve su antológica melena.

Sarli,
que había sido modelo publicitaria antes de dedicarse al cine, fue
recientemente tomada como figura para la campaña Americana al Sur de la firma de ropa Ona Saez, contra todos los
preceptos del modelaje de los 90; ese ideal de cuerpos espigados,
exageradamente flacos y compensados con cirugías y siliconas. Isabel siempre
transmitió autenticidad, rebeldía sostiene Santiago Saez, responsable de la
marca Fue una vanguardista que con sus desnudos se adelantó todo lo que después
sería la belleza femenina. Con las mujeres argentinas y, en general, con las
sudamericanas, pasa lo mismo que con ella: a primera vista parecen un infierno
y después aparece su sensibilidad.

Una de
las cosas que la Coca ya no dice es su edad. Pero si los archivos no mienten,
Isabel filmó la primera película cuando tenía
21 años; a los 33 fue sucesivamente violada por una docena de empleados
de un frigorífico en una secuencia ampliamente recordada de Carne y a los 44, hizo el último filme
junto a Bó. Y su cuerpo podía, todavía, más.

En 1992 el cirujano Raúl Matera le extirpó un tumor
cerebral. Y se recuperó. Ha
engordado y envejecido un poco. Sin embargo ronda los 65 años, hizo temporada todo el verano en un teatro
de revistas en Córdoba, y basta verla para darse cuenta que su cuerpo casi no
se gasta, la sobrevive de impecable escote.

¿Quién es, entonces, la Coca?

….. …. …..

Hilda Isabel Gorrindo Tito la Coca nació morocha el 9 de julio de 1936, justo
cuando los productores de cine comprendieron que la mujer tenía asistencia
perfecta a las salas y en Estados
Unidos comenzaba el reinado de las rubias de la Fox. (Shirley Temple, Sonja
Henie, Alice Faye).

Las
películas, los radioteatros y las novelas populares eran, por entonces, los
tres pilares culturales de un sector femenino numéricamente importante en la
Argentina. Producciones de ese universo paralelo, todavía difuso y ajeno a la
crítica de los especialistas, que se volvió un fenómeno masivo incluso mientras
era ignorado por la cultura consagrada y oficial: las historietas, las
fotonovelas, las revistas de hobbies y divulgación, los cursos por
correspondencia, las historias por entregas y otros resabios del folletín que
circulaban en los quioscos. Ese
subterfugio llamado literatura popular era también el lugar de pertenencia de
las películas de la dupla Bó-Sarli.

La matriz sobre la que se edifica la
narrativa clásica del cine latinoamericano es el melodrama. explica Ricardo Manetti en Cien años de cine. En
la Argentina, el modelo, en los años iniciales de la industrialización
cinematográfica, deriva de la fórmula de la letra de tango. El guión despliega los tópicos románticos de la
canción en la que generalmente se habla de un bien perdido: la mujer, a quien
se representa como causante de todos los males (la devoradora) o como la
muchachita buena capaz de simbolizar en el futuro el espacio seguro significado
por la madre. Estos modelos son parte del imaginario que cruza los filmes de
la pareja.

El
éxito de la dupla, a partir de fines de los 50, coincide con la renovación
cinematográfica que los franceses exportaron al mundo, con el nombre de
nouvelle vague. En

Gran
Bretaña se llamó Free Cinema, en los Estados Unidos New American Cinema, en
Brasil Cinema Novo y en la Argentina Nuevo Cine.

Bó no
desconocía a esos vanguardistas en el manejo del montaje, las técnicas de
rodaje y la libertad creadora, nucleados en torno del mensuario francés Cahiers
du Cinéma (Claude Chabrol, Francois Truffaut, Jean Luc Godard, Eric Rohmery

Pero
su universo de pertenencia era otro.

No
obstante, con gran picardía comercial, tomó como modelo a un precursor de la
Nouvelle Vague para hacer un contrapunto nacional. En 1956, Roger Vadim filmó Y Dios creó a la mujer , la película que
conmocionó a Europa con el desnudo de la jovencísima Brigitte Bardot. El
director creó un nuevo sex symbol femenino que según la escritora Simone de
Beauvoir desafía ciertos tabúes aceptados por la generación precedente,
particularmente aquellos que niegan a la mujer su autonomía sexual. El filme,
que provocó escándalos en cada lugar
donde fue exhibido, fue estrenado en la Argentina con 18 minutos menos.

Y el demonio creó a los hombres, tituló Bó a la versión
autóctona, protagonizada quién si no por la Coca.

En
1957, el mismo año que comenzó el rodaje de El
trueno entre las hojas,
se editó en
Barcelona el libro Belleza. Sea
atractiva, siempre joven y más feliz
, de Rosalía Vander, un compilado de
feminidad predigerida, cuyo espíritu no difería de las revistas que pautaban
los sueños de las mujeres argentinas cada semana.

¿Cómo
nos pondremos pues de acuerdo sobre lo que es la belleza femenina? se
pregunta y se responde Rosalía Creo que, para comprenderla debidamente,
convendrá considerar tres aspectos fundamentales de ella que son los
siguientes:

1. Los
dones naturales de la belleza femenina, o sea los que tendría la mujer tal como
fue creada, es decir, en estado sano, normal y sin taras.

2.Los
atributos que a la mujer natural añaden la educación y la cultura.

3. El
realce que le da el arte de embellecerse (cosmética, peinado, arte de vestirse)
que en realidad no debe cambiar la belleza de la mujer sino darle mayor
relieve, a la vez que mejor presentación.

Por lo
menos en el caso de la Coca, los mandatos bíblicos de Rosalía se hicieron
verdad:

El
cabello abundante y largo es una de las características de feminidad. De ahí
que una mujer poseedora de una hermosa cabellera tenga mucho en su favor para
su atractivo femenino, aunque modernamente predomine la moda del cabello
corta.

Efectivamente
Isabel tenía el pelo por arriba del cuello cuando azarosamente se había
enfermado la modelo contratada empezó su carrera publicitaria. Fue
fotografiada para los anuncios de calefones, cocinas, agencias de turismo, jabones,
arroces y soutiens. Pero fue sin dudas su modo de acomodarse y acariciarse esa
cabellera morocha y larga en las películas, el que comenzó a inquietar al
imaginario masculino, que ya intuía la proximidad de su soberbio desnudo en la
pantalla.

Por los
50, el platinado de las chicas de la Fox fue travestido en ícono por Marilyn
Monroe, esa rubia bella, y un poco tonta, que surgió de la pantalla y se volvió
el mito erótico más universal y perdurable del siglo XX. Para la misma época,
la Argentina exportaba al mundo a una morocha de pelo largo con una sensualidad
que ni era blonda, ni glamorosa, ni
cantaba Happy Birthday Mister President.

Si bien no todas las películas dirigidas por Bó se
desarrollaron en ambientes marginales, el erotismo que consagró a Sarli estaba
rodeado de hombres de piel curtida, de obreros, de frigoríficos, de
caballerizas, de violencia. Tenía cuerpo carne, era real: nacional y
popular, por decirlo con los términos peronistas de la época.

El general Juan Domingo Perón fue elegido
presidente de la Nación en 1946 Y un año después consagraba el voto femenino en
la Argentina, que se implementó por primera vez en el 51, por impulso de su
esposa Eva Duarte: esa figura mítica, tan idolatrada como odiada.

Bó conoció a Evita antes de
que fuera primera dama, durante el rodaje de La cabalgata del circo (un trabajo de Mario Soffici), cuando ella,
morocha, todavía no se había teñido el pelo de rubio ni se lo ataba con su
emblemático rodete. Era su enamorado secreto en ese filme donde la estrella era
Libertad Lamarque. Cuentan que la diva le dio un cachetazo a Evita, harta de
sus llegadas tarde, ocasionadas por sus incursiones políticas, los tres
radioteatros en los que trabajaba y sobre todo su romance con el entonces
coronel (1944).

Perón, en cambio, ya estaba
en la Casa Rosada cuando recibió en su despacho a Sarli, flamante ganadora del concurso para Miss Argentina. La
morocha Isabel (90-58-90) reemplazó en el podio a Ivana Kislinger, una rubia de
tipo nórdico.

Usted es la más importante de mis embajadores, le
dijo el mandatario antes de que Miss Perón viajara a disputar el puesto de la
primera belleza del mundo. No lo consiguió y, a su vuelta, el general había sido derrocado por el golpe
militar encabezado por ….

Pero la Coca siguió siendo justicialista más allá de
todo. Antes que nada, soy peronista, declaró cuando hizo campaña a favor de la primera elección
de Carlos Menem, en 1989. Y cuando el filme de Polaco su película retorno
estuvo a punto de perder el crédito del Instituto del Cine, Sarli recurrió a
Jorge Antonio, íntimo del entonces presidente de la Nación.

….. …. ….

Isabel se incorporó al universo del cine en la época de las grandes
divas, de las mujeres que sacan pecho, que beben champan para calmar la jaqueca
y miran a los hombres desde arriba, al decir del crítico Claudio España. Sus
escotes corazón intentaban reanimar una industria que, aunque a poco de andar, estaba ya en crisis. En esos
años 50, Bó fue el principal exportador de películas argentinas: los desnudos
de la actriz llegaron hasta Rusia, llevados de contrabando desde Cuba y hasta
inspiraron los versos de un poeta chino en Beijing.

En
1931 se estrenó en Buenos Aires la primera película argentina sonora: Muñequitas porteñas, escrita y dirigida por José Ferreira. Surgieron,
a partir de entonces, las grandes estrellas nacionales (Tita Merello, Libertad
Lamarque, Mercedes Simone) de actuación y canto simultáneo. La voz pasó a ser
condición fundamental para el séptimo arte. Pero cuando años después Isabel
apareció en la pantalla, no sabía hablar ni bailar.

El
guión de Y el demonio creó a los hombres
indicaba que la protagonista debía ejecutar una danza sumamente sensual en un
escenario natural, en Punta del Este.

Pero
Armando, yo no sé bailar, se desesperó la Coca.

Si no
sabés, aprendé, fue la respuesta que la dejó sin opciones.

En Un trueno entre las hojas sus
parlamentos aparecen doblados por Eva Dongé y, aunque frente a ese colosal desnudo
en cámaras pocos espectadores repararon en su voz, los críticos pusieron en
duda desde el vamos sus dotes actorales: un erotismo básico y de movimientos
estereotipados.

Soy pavota, pero no tanto como para creerme una
actriz, repite Isabel cada vez que le preguntan y jura que actuó una sola vez
en su vida, cuando engañó a Bó respecto de la enfermedad terminal que padecía.
Es una vieja astuta, porque sabe que no dice poca cosa.

Lo que consiguió, lo logró a la fuerza. Armando me
explicaba. O me tiraba por una escalera, para darme susto. O me metía la cabeza
en un tacho donde estaban quemando hojas húmedas, para que medio me ahogara y
diera congestionada y con miedo. Bueno, ahora he mejorado un poco: ya me puedo
asustar mejor, y sola.

La primera película de
Sarli está basada en un cuento del reconocido escritor paraguayo Augusto Roa
Bastos. También tuvo a su cargo el guión del filme. Armando era un poco diablo
para poner a la gente en aprietos. Una vez me llevó a una radio en Buenos Aires
y dijo: acá el señor Roa Basto vino
para hablar de los progresos que ha hecho últimamente Isabel Sarli como
actriz, recuerda el escritor en El
trueno entre las páginas
, un libro de
diálogos con Alejandro Maciel, de próxima aparición. Yo me defendí
diciendo que mi cultura cinematográfica era muy precaria. Pero observé -y ahí
vino mi pequeño desquite- que Isabel Sarli antes se bañaba desnuda y ahora se
enjabonaba. Porque en la última película usaba un pan de jabón Federal del
tamaño de un ladrillo.

El autor estaba radicado
en Buenos Aires cuando, en 1953, publicó El
trueno entre las hojas
, su primera colección de cuentos. Y es por ese libro
(junto a La Babosa de Gabriel
Casaccia y Follaje en los ojos de
José Rivarola Matto) que la narrativa paraguaya empieza a adquirir distinción y
atención internacional. No por casualidad estas ficciones, de realismo crítico,
fueron escritas por exiliados que habían abandonado un país que tras la
sangrienta guerra civil de 1947 soportó entre 1955 y 1989 la dictadura del
general Alfredo Stroessner, una de las más largas de la historia americana.

Entre la versión original de Roa Bastos, el guión que él
mismo escribió y la historia que finalmente quedó plasmada en el filme hay
diferencias sustanciales. El cuento, que denuncia la explotación de
trabajadores en la zafra, no tiene la
carga erótica que le indicó la intuición comercial de Bó. La película está hecha a la sua cadenza como diría un italiano. Una
tarde, como tantas veces sucede en estos climas subtropicales, de un cielo a pleno
sol pasamos a un nublado cerrado, oscuro. Él pensaba filmar varias secuencias
ese día pero el tiempo no daba porque esas escenas eran diurnas y en
exteriores. Entonces de un golpe arrancó las diez páginas del guión que no se
podían filmar y pasó a otra cosa. Yo primero creí que era una broma pero no,
era en serio. Armando -le dije- ahí va uno de los episodios más terribles de la
obra. No, no importa -me dijo él- igual esto es muy largo y no hay sol,
recordó el escritor en un mail enviado especialmente a Gatopardo.

La historia era, en verdad, un pretexto para aplicar
la fórmula del éxito: un poco de sexo, algo de
violencia, música, paisajes nacionales o latinoamericanos y ciertos toques
kitsch. Siempre el mismo cóctel. El de un erotismo primario, naif y
moralizante.

El trueno entre las hojas fue
estrenada en 1958 pero ya durante su rodaje iniciado un año antes había
comenzado a tejerse el mito Sarli. Isabel viajó a filmar a Misiones? con su
madre, la primera en poner el grito en el cielo cuando Bo sugirió filmar el
primer desnudo real del cine argentino. El de Olga Zubarry en La Casa del
Angel fue trucado, aclara el
periodista de la farándula Néstor Romano en Isabel
Sarli al desnudo
.

Cuenta la leyenda que Bó le aseguró a la actriz que
iba a filmarla de lejos y que casi no se la vería y que hasta la hizo asomarse
por el ojo de la cámara para que lo comprobara por sí misma. Eligieron un lago
alejado, dejaron a María Elena en el campamento y para envalentonar a la Coca,
Bó le dio whisky en una cantimplora. Y ella que asegura- nunca había bebido se
mareó al instante. El mito detrás de bambalinas.

Anda
sacándote la ropa le dijo Armando e Isabel sintió que le temblaba todo el
cuerpo.

Metete
al agua, Coca le ordenó mientras, detrás de cámara, se deleitaba por las
imágenes que le anticipaban la gloria.

En la
privada le mostraron a Isabel la película cortada recién la vio entera en el
estreno y ahí pasó lo del cencicero Cuando descubrí la mentira me enojé tanto
que le rompí el escritorio de vidrio con un cenicero

La película fue prohibida para menores de 18. Su
cuerpo es demasiado insinuante, provocativo, es casi indecente por los
sentimientos que provoca, argumentó uno de los censores.

Bó que antes
de El trueno Armando ya había producido mas de una decena de películas no
sólo dirigió a Sarli sino que actuó en casi todos los filmes. Como redentor de
la diva, por supuesto.

Isabel
se negó a ser dirigida por otro que no fuera él: le dijo que no a Daniel
Tinayre y a Lucas Demare. Solo fue forzada a aceptar, por el propio Bo, la
propuesta de Leopoldo Torre Nilsson uno de los pocos que defendía a la dupla
frente a los críticos para trabajar en Setenta
veces siete.
Entonces no me voy a desnudar, fue la condición que puso
Isabel Probablemente fue entonces cuando, para convencerla, Torre Nilsson le
pidió prestadas las manos a Armando para acariciar a la diva.

… … …

Toma final: La historia
es como la del huevo o la gallina: ¿Quién fue primero: Sarli o Bó? ¿Quién creó
a quién?

La Coca es una mujer de presencia y carácter: para
pelear precios de los diseños de Paco Jamandreu, para defender su porcentaje en
las ganancias y hasta para repartir alguna cachetada o tirarle una taza de café
en la cara al propio Bó. Sin embargo ella siempre aceptó mostrarse como sumisa
frente a la severa María Elena y, luego, ante el amor de su vida. A lo mejor
yo, por dentro, era más libre que mi mamá y que Armando, pero me dejé someter
para que me quisieran, dejó entrever alguna vez. Cada tanto, como al pasar,
deja filtrar algunas verdades a su historia oficial: A mí me gusta proteger
niños y animales, pero hombres no, hay que desconfiar de los
tímidos: somos capaces de proezas inimaginables.

¿Quién es entonces la
Coca? Según la mitología griega, la belleza está tutelada tanto por Afrodita,
la diosa armónica y dulce, como por Pandora, pérfida y fatal. Entre esos dos
arquetipos fue construida,
históricamente, la feminidad.

Isabel supo que para
salvar sus desnudos debía darle tranquilidad moral a los espectadores. Ella
podía mostrarse sin ropas frente a las cámaras, sí, pero además tenía que ser
una mujer de su casa, que cuidara de sus animales, que resultara maternal y
fiel de por vida. Por eso el público la ama.

Eres una mezcla de angel
y demonio, le dice a Isabel la actriz Barbara Mujica a Isabel en Fuego (1968),
mientras la acaricia sin pudor. Y en esa escena de lesbianismo una de las
primeras filmadas en el cine argentino se explicita el entramado del mito
Sarli: desnudarse para quedar oculta tras esos pechos inabarcables. El escote,
pues.

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Más allá de tu vereda: un documental sobre personas en situación de calle en CABA

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Más allá de tu vereda.

Así, a secas, es el nombre del documental que acaba de estrenarse. 

No es un documental más. Así se llama el programa de radio de y para personas que viven o vivieron en la calle, que se realiza semanalmente en la organización Sopa de Letras. Esta cobija y aborda la problemática así como la salud mental, desde hace más de 10 años en el barrio porteño de Parque Patricios.

El documental explicita la importancia de la radio, el valor de la comunicación, la potencia de lo colectivo, la necesidad de comunicarse, y que alguien escuche del otro lado, o mejor aún: al lado. Y también refleja la historia de Víctor Rodríguez Lizama, su director, que tiene 64 años y vivió varios en situación de calle.

El Cuervo, como le dicen a Víctor por su fanatismo por San Lorenzo, visibiliza en primera persona junto a otrxs protagonistas lo que se ve a diario, pero no tanto. Lo que se sabe, pero no tanto. 

En Más allá de tu vereda, Víctor entrevista a muchos de los integrantes del programa que se emite en Radio Parque Vida (105.9) desde hace más de tres años.

Marcela dice que antes sólo escuchaba. Y que ahora se animó a decir.

Luciana dice que perdió un poco la timidez. Y que, quizá, eso la ayudó a crear la sección “la música que nos hizo”. 

Cata dice que encontró un espacio para hacer arte. Para animarse a leer sus poesías.

Alicia dice que antes hablaba “poquito”. Y que ahora “habla un poquito más”. 

Lautaro habla cuando llora, emocionado. Dice que no tenía experiencia. Y que ahora se sorprende de sí mismo.

Juan Bautista dice que es el encargado de informar las noticias. Y que ahora sí, alguien escucha su punto de vista.

Cristian dice que está más atento a su alrededor. Tanto, que ahora se anima a opinar.

Víctor dice que hasta no hace mucho, había personas que no agarraban el micrófono. Y que ahora no lo quieren soltar.

Termina el documental, con una última imagen; pantalla en blanco y una sola línea en letras negras.

«A todos los que estuvieron en situación de calle y ya no están».

Hay aplausos, hay felicidad, hay valoración. 

Hay orgullo.

Luego, se abre el micrófono para que quien quiera diga lo que quiera. 

Jorgelina: “Hagamos más radios”.

Adrián: “Podría estar en cualquier otro lado, haciendo cualquier otra cosa en este momento y gracias a ustedes estoy acá, me ayudaron un montón desde lo emocional”.

Cierra Víctor Rodríguez Lizama, con la remera puesta de su San Lorenzo querido y su pelo repleto de canas:

“La finalidad de este documental es mostrar cómo a través de la salud mental podemos llegar a la gente invisibilizada, que está ignorada. Ojalá que se reproduzca en otros lugares, que sirva de herramienta para salir adelante. Hoy hay mucha más gente viviendo en situación de calle. Además de haber vivido mucho tiempo, participé de los censos populares. Recientemente censamos en la comuna 1 (Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución) y sólo acá contamos 1480 personas, por donde vos camines están. En la olla popular que hacemos en el Parque Lezama se ve algo similar al 2001. Más personas en calle y más hambre”.

Detrás del Cuervo hay un pizarrón donde se completa al nombre de su documental: 

“Más allá de tu vereda,

hay otra realidad,

atrás de tu puerta”.

Al costado, un mural con un puñado de palabras escritas en letra cursiva: 

“Hasta que no quede ni una sola persona en situación de calle, 

allí seguiremos estando”.

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La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos

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Este domingo a la madrugada murió María Teresa López, asambleísta contra la contaminación en su ciudad natal, Caleta Olivia, luego mudada a Capital Federal y parte del grupo Jubilados Insurgentes. Mary se enfermó de cáncer producto de la contaminación que ella misma denunciaba, y luego fue abandonada por el Estado en modo motosierra: el PAMI se negaba a entregarle medicamentos, pese a amparos judiciales a su favor. Una historia que genera bronca e impotencia, pero que a través del recuerdo de sus compañeras de lucha se revela como una lección de vida, en el más profundo sentido de la palabra: lo colectivo frente a lo personal, la idea de no perder el tiempo, la movilización permanente, la generosidad, la sabiduría, y qué es la muerte.

Por Franco Ciancaglini

Algunos dirán que Mary era bajita y otros que tenía el porte enorme de Nora Cortiñas.
Desde la pandemia solía esconder su sonrisa detrás de un barbijo, aunque sus motivos de alegría eran cada vez menos:

  • su salud era cada vez más delicada;
  • los medicamentos oncológicos no llegaban;
  • y la lucha que encaró desde siempre —primero en su Caleta Olivia natal contra la contaminación, luego contra el sistema de salud público y, al final, como parte del grupo Jubilados Insurgentes— cada vez implicaba poner más el cuerpo.

Fue su cuerpo lo que, este domingo 21 de julio, dijo basta.

Mary se convierte así en algo odioso: un símbolo. Un símbolo de la muerte sistemática que genera un sistema que enferma y abandona. Pero también en un símbolo de lucha por la vida, en el sentido más profundo de la palabra.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Mary junto a Nora Cortiñas.

Contaminada

María Teresa López nació en 1959 en Caleta Olivia, Santa Cruz. Falleció el domingo pasado a sus jóvenes 67 años, en un hotel de la calle La Rioja, en Once, ciudad de Buenos Aires. Sí: vivía en un hotel. Sola, producto del desarraigo que le produjo tener que trasladarse para atenderse de un cáncer de hígado.

Ese fue el diagnóstico médico: una metástasis que avanzó en el último tiempo al ritmo frenético de una motosierra.

La causa que no figura en su partida de defunción es aquella que ella misma denunció hasta el final: a Mary le negaban medicamentos oncológicos indispensables para su tratamiento.

Lo que tampoco figura en su partida es que Mary fue arrancada de su Caleta Olivia natal porque se enfermó, al igual que decenas de personas de esa localidad, producto de la contaminación del agua por actividades extractivas en la zona.

Contaminada

La vida de Mary fue la de una militante social de una estirpe rara: austera, firme, silenciosa, estudiosa, imparable.

Sus compañeros reconstruyen sus historias: que de chica le hicieron un test de inteligencia y un profesional le dijo a su madre que ella era más o menos superdotada; que seguramente podría hacer dos carreras universitarias a la vez; que terminó la secundaria antes de tiempo y luego cursó dos carreras; que se enganchó con el ambientalismo muy joven y empezó a investigar cuando las empresas petroleras negaban la contaminación de las napas de agua.

Formó parte de la Asamblea Ambiental de Caleta Olivia, desde donde luchó sin descanso contra la contaminación provocada por el fracking. Mucho antes de enfermarse, denunciaba que el agua que llegaba a las casas estaba contaminada con petróleo. Lo sabía por la evidencia científica más contundente que tiene una comunidad contaminada: que sus vecinos, familiares y amigos enfermen y mueran.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
En Plaza de Mayo, con una bandera contra la megaminería contaminente en Chubut.

Ante los medios Mary describía lo que vivía y veía alrededor: “La gente se muere o queda discapacitada”. En una entrevista para el programa Conciencia Solidaria, precisaba sobre su territorio:

  • “Caleta Olivia… tiene un problema grave: falta de agua potable, y encima está contaminada por la industria petrolera. Los muestreos de agua que hemos sacado y analizado han dado positivo: está contaminada el agua que estamos tomando.”
  • “La situación es muy grave, se está muriendo muchísima gente de esas 11 localidades, 9 están en terrible condición… además tuvimos un caso muy grande de gastroenteritis que afectó a 340 personas”.
    También contextualizó el vínculo entre agua contaminada y salud pública: “Los metales pesados son cancerígenos, mutagénicos, van mutando de una generación en otra… nacen chiquitos con problemas… o fallecen de cáncer».

Denunciaba en Caleta Olivia la presencia de hidrocarburos, arsénico y metales pesados en el agua, además de enfermedades poco frecuentes que, como decía ella, “no tienen cura” y crecen en esa región patagónica. Alertaba con claridad: “No es solamente cáncer, sino Enfermedades Raras o Poco Frecuentes. Muchos pacientes no están bien atendidos… La situación se agrava cuando se trata de estas patologías: solo se ofrecen tratamientos paliativos.”

Un mal día le tocó a ella, ya con la certeza profunda de que la contaminación ambiental fue parte del combustible de su cáncer de hígado.

En agosto de 2015, en un foro en defensa del agua organizado en Comodoro Rivadavia, otras asambleístas como Lidia Campos, de la asamblea contra el fracking de Allen (Río Negro), la conocieron personalmente luego de años de tramar resistencia contra el extractivismo: “En el Foro en Comodoro había gente de todos lados… Y estaba Mary, que ya tenía problemas, como un problema en la boca del estómago… No se sabía bien… Uno tapa esas cosas y habla de la lucha, la salud quedaba en segundo plano. Mary no era de hablar de lo personal; siempre se preocupaba más por lo colectivo».

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Lidia y Mary, durante el acampe del Malón de la Paz en Buenos Aires, hace dos años.

La describe así: “Era menuda, callada. Pasaba desapercibida. Pero cuando abría la boca, te dejaba con la boca abierta. Sabía muchísimo. Y tenía una convicción inquebrantable.”

Recuerda Lidia que, en 2019, Mary pasó de la denuncia mediática a la judicial: presentó un amparo colectivo ante la Corte Suprema contra la contaminación del agua con hidrocarburos, arsénico y metales pesados. Denunciaba así, ante el máximo tribunal argentino, el abandono del sistema cloacal, basurales a cielo abierto, y exigía la puesta en marcha de una planta de ósmosis inversa paralizada (actualidadjuridicaambiental.com). En ese expediente Mary detallaba:

  • “Frecuentes interrupciones en el suministro… agua contaminada con hidrocarburos totales y arsénico… napas freáticas contaminadas por fracking…”.
  • Solicitaba medidas cautelares urgentes: provisión gratuita de agua apta, saneamiento cloacal, cierre de basurales y puesta en funcionamiento de la planta de ósmosis inversa.

Esa presentación inédita, que firmó ella misma, reflejaba años de trabajo comunitario, denuncias y… enfermedades. Pero su denuncia fue ignorada, archivada y judicialmente ninguneada: tras seis años, la Corte se declaró “incompetente” y desestimó el recurso, sin resolver la situación de fondo.

Mary no se rindió: en 2020 fue caminando hasta Balcarce 50 para presentar a través de Mesa de Entradas de la Casa Rosada una carta firmada por una red de organizaciones en defensa del agua dirigida a Alberto Fernández, denunciando la contaminación del agua y relacionándola lúcidamente con argumentos que el ex Presidente daba como recomendaciones durante la pandemia.

Lidia Campos es la que recupera y comparte a lavaca este documento, y la que como asambleísta define su legado: “Lo que ella hizo fue histórico. Vale la pena hablarlo para las próximas generaciones… En esta época hemos perdido tanta humanidad que a nadie le importa. Pero acá hay alguien que dio su vida. Dio, literalmente, su vida.”

El último recuerdo que Lidia conserva data del 14 de julio de 2023, durante una jornada de lucha contra Mekorot, la empresa nacional de agua israelí que intentaba desembarcar en Argentina con intenciones sospechosas. Relata Lidia: “Ella estaba afuera del Anexo del Congreso con los Jubilados Insurgentes para protestar… Después fuimos a una confitería. Le pregunté si había comido al mediodía… no había comido nada. Le sugerí unos tostados o medialunas con queso. Pidió un té. Cuando llegó lo que pedimos, no lo pudo comer”. Igual, se sacaron esta hermosa foto compartiendo. Y ese mismo día, antes de despedirse, Mary le regaló una pashmina rosa a Lidia para protegerla del frío.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Carlos Ponce, Mary y Lidia Campos: una amistad atravesada por la lucha ambiental del sur del país.

Abandonada

Cuando se enfermó y vio que su asamblea se desarmaba –entre otras cosas precisamente porque muchos enfermaban- Mary se trasladó a Buenos Aires. Pretendía resistir y atenderse bien, cosa que logró durante muchos años: su lucha logró que PAMI le asignara el Hospital Italiano para su tratamiento.

Tuvo un cáncer controlado que se descontroló al ritmo del deterioro del sistema de salud: primero Macri, luego Fernández, la pandemia y finalmente Milei como garrotazo final.

Desde 2023 su situación empeoró drásticamente. Su compañera Zulema, de Jubilados Insurgentes, relata: “El PAMI decía que tenían medicamentos para esa patología, pero no eran los que había indicado su médica… entonces no los aprobaban. A veces los recursos judiciales salían favorables, pero el PAMI tampoco los entregaba. La impotencia era terrible».

Sino miren este video.

María Teresa López dice claramente: “El mecanismo es simple: es eliminarnos, gastando menos… llegar al déficit cero… matándonos.”

El video la muestra junto a sus compañeros de Jubilados Insurgentes en un reclamo frente al PAMI por sus medicamentos.

Sigue: “Es más fácil eliminarnos de manera nefasta e inhumana… Para mí ustedes son asesinos, y les importa un bledo”.

Hoy, un año y mes después, Mary tenía razón.

Zulema continúa: “Ella no podía hacer la quimio porque la droga fundamental no estaba… íbamos al PAMI con compañeros, hacíamos reclamos, pero no facilitaban nada. Cuando le autorizaban un tratamiento de ocho sesiones, solo le entregaban dos dosis. Nos confesaron que no se molestaban en dar el tratamiento completo porque muchos morían antes… Pero Mary resistía, resistía… llegó un momento en que el cuerpo no resistió más».”

Una de las últimas veces de manifestación ante el PAMI, sin Mary, el personal de seguridad preguntó por ella en la puerta: “¿Cómo está Mary?”

La respuesta era obvia: mal.

Insurgente

Pese al deterioro físico, Mary se unió a los Jubilados Insurgentes. Entendió que el sistema no solo descarta a quienes enferma, sino también a los que ya no pueden “producir”.
Zulema recuerda: “¡Tenía un carácter! Ese carácter es el que la hizo resistir cuando muchos se daban por vencidos”.

Llegó a ese espacio dos años atrás, íntimamente vinculada con su enfermedad. “Se metió en todo lo legal… recursos, fiscalías, Comodoro Py… sabía de litigio ambiental”, dice Zulema.

El 12 de junio de 2024, durante la lucha contra la Ley de Bases, estuvo firme en Plaza los Dos Congresos. “Nosotros la cuidábamos porque estaba débil, pero se escapaba, quería seguir.” Conocía a todos. “Era muy luchadora. Y hablaba con energía. Siempre nos pedía que unamos las luchas».

Lo que posiblemente sea su último legado lúcido: unir las luchas del ambientalismo con las banderas de los jubilados.

Sobre su convicción, Zulema dice: “Cualquier cosita que ella hacía la asumía con total responsabilidad… vino con cartulina, se traía el cartel… Cuando asumió Milei hizo un cartel que decía ‘Toda la clase política es responsable de la debacle del país’, lo diseñó ella misma”.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Un cartelito que le hicieron tras su muerte, Clarisa y Agus, que lo dice todo: «Se lo hicimos porque ella era doña cartelitos, y lo dejamos con ella».

Otra anécdota: “Una vez vino a una reunión, con anotador en mano, ya predispuesta. Algunos comenzaron a hablar de su vida personal, y se enojó. Se levantó, juntó sus notas y se fue. Dijo: ‘acá se pierde tiempo, no van a llegar a nada’. Pero volvió. Con dramas y todo, no quería perder el tiempo: estaba alerta. Era consciente de que la tarea era enorme, y le ponía ímpetu”.

Mary sabía que no le quedaba mucho tiempo y por eso nunca bajó la guardia.

Siguió yendo cada miércoles a las rondas frente al Congreso, siempre con barbijo, para cuidarse y cuidar. Participó del Malón de la Paz, llevó agua, militó con grupos ambientalistas, jubilados y religiosos. Organizó actos, escribió cartas, e insistía en que el 22 de marzo, Día Mundial del Agua, había que salir a las calles. Siempre. Aunque lloviera, aunque doliera.

Porque Mary enseló que la muerte no es algo que ocurre al final: es eso que va sucediendo en vida ante la indiferencia, el silencio de los tribunales, el apagón de las protestas, la descomposición del cuidado, la impunidad de los contaminadores y la complicidad del silencio.

La muerte es el abandono.

La muerte es el olvido.

Y en ese sentido, Mary sigue más viva que nunca.

odas las agrupaciones de jubilados que se juntan los miércoles a protestar en Congreso, preparan un homenaje a Mary y, a través de ella, “a todas las víctimas del sistema y de este plan siniestro de exterminio de los más vulnerables”.

Será mañana, después de la marcha, en un acto en Plaza de Mayo.

Mary: gracias.

Hasta mañana.

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Nota

Pablo Grillo: llaman a indagatoria al gendarme Guerrero a seis meses de un disparo criminal

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El 2 de septiembre el gendarme que disparó una granada de gas lacrimógeno por fuera de todos los protocolos de la fuerza deberá comparecer ante la justicia. La decisión la tomó la jueza María Servini de Cubría más de cuatro meses después del hecho. Pablo Grillo luchó por su vida, perdió masa encefálica y hoy se encuentra en plena rehabilitación. Todo lo que deberá explicar Héctor Guerrero y que implica a su principal defensora y la responsable de la violencia estatal: Patricia Bullrich.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cuatro meses y una semana pasaron desde el miércoles 12 de marzo. Ese día, durante otra violenta represión a la marcha de jubilados y jubiladas, el Gendarme Héctor Guerrero le disparó fuera de toda legalidad una granada de gas lacrimógeno al reportero gráfico Pablo Grillo, cuyo impacto casi lo mata, y por el que perdió parte de la masa encefálica, estuvo casi tres meses internado en terapia intensiva en el Hospital Ramos Mejía y por el que hoy continúa en proceso de rehabilitación. Cuatro meses y una semana pasaron hasta hoy, lunes 21 de julio, en el que la jueza María Servini citó a indagatoria al gendarme, autor material de lanzamiento, para el próximo 2 de septiembre.

Es decir: entre la ejecución y la audiencia habrán pasado 131 días, casi seis meses, casi medio año. 

El camino de la in-justicia

En un primer momento, la jueza había rechazado el expediente y el caso había pasado al Juzgado Federal N° 12, donde tramitaba otra denuncia por los mismos hechos. Como ese juzgado estaba vacante y subrogado por Ariel Lijo, quien también se declaró incompetente y declinó la competencia, el expediente regresó al Juzgado N° 1 el 28 de marzo y la jueza Servini lo tiene en sus manos desde el 10 de abril, a la vuelta de una licencia. 

La cronología detalla el tiempo que una familia debe atravesar para exigir justicia por un hecho de violencia estatal: desde el 21 de marzo en que el papá, la mamá y el hermano de Pablo se presentaron en la causa como querellantes, solicitaron se llame a Guerrero a declarar “en calidad de imputado, por tentativa de homicidio agravado por abuso funcional, abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público”. Pero no hubo respuesta. Por eso, el 6 de junio, reiteraron el pedido con estos argumentos: “Desde el inicio de la investigación, todas y cada una de las pruebas recabadas por el Juzgado corroboran lo que planteamos en nuestra querella del 21 de marzo: el cabo primero Héctor Jesús Guerrero de la Gendarmería Nacional Argentina fue el autor del disparo de la pistola lanzagases que hirió de gravedad a Pablo Grillo el 12 de marzo a las 17.18hs”. Y agregaron: “En el pedido que presentamos ante la jueza Servini ofrecemos una descripción de los hechos y un análisis pormenorizado de los elementos de prueba existentes hasta el momento”.

Y no hubo dos sin tres: el 15 de julio se le volvió a exigir al Juzgado que lo cite a Guerrero. 

Y la tercera fue la vencida: este lunes, Servini citó a prestar declaración indagatoria al cabo Guerrero como autor del disparo con cartucho de gas lacrimógeno calibre 38mm que impactó en la cabeza de Pablo Grillo. La audiencia será el 2 de septiembre a las 10. 

Guerrero es el primer efectivo formalmente imputado en la causa por el operativo policial del 12 de marzo. 

Desde la querella informaron: “El juzgado ordenó la realización de una pericia balística a cargo de la División Balística de la Policía de la Ciudad para reconstruir con el mayor nivel de precisión técnica posible el disparo que hirió de gravedad a Pablo. Si bien la jueza consideró que ya existen elementos de prueba contundentes respecto de la responsabilidad de Guerrero para esta instancia, sostuvo que la pericia es necesaria para afianzar la reconstrucción de la dinámica del hecho”.

 La pericia tendrá como objetivos precisar:

-La trayectoria y velocidad del proyectil que impactó en la cabeza de Pablo Grillo;

-La posición del arma al momento de efectuarse el disparo y el ángulo de salida del proyectil; 

-Analizar si el proyectil impactó previamente contra otra superficie, y si eso alteró su dirección o energía.

-Las ubicaciones de Grillo y de Guerrero al momento del disparo.

El juzgado también ordenó, previo a la pericia, una inspección en el lugar del hecho (la esquina de Hipólito Yrigoyen y Solís) que incluirá un relevamiento fotográfico terrestre y aéreo y la elaboración de un croquis detallado de la escena. 

Además, le prohibió a Guerrero la salida del país.

Compartimos el perfil de Pablo que realizamos en la edición 203 de MU.

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