Nota
Jury a los jueces del caso Lucía Pérez: un paso más cerca

“Negligencia, incumplimiento del cargo y parcialidad manifiesta” son los cargos del juicio político (jury) a los magistrados del primer juicio por el femicidio de Lucía Pérez, Facundo Gómez Urso y Pablo Viñas. La familia de Lucía recusó al fiscal designado del jury, Marcelo Lapargo (de San Martín) por las denuncias en su contra por su actitud frente a cuestiones tanto de género como de derechos humanos. Por esa razón el Jurado de Enjuiciamiento otorgó tres días a Lapargo para que conteste, y luego seguir adelante con el proceso. Los datos de la jornada en La Plata. El acompañamiento a la familia. El documento que rechaza la idea de «consentimiento» y cuestiona las perspectivas culturales y sociales que justifican las conductas agresoras naturalizando la violencia, protegiendo a quienes la ejercen y culpando a quienes la padecen, sobre todo cuando media la violencia sexual, «uno de los tipos de violencia más lesivos». Quiénes integran el jury, y lo que se viene. Por Anabella Arrascaeta.
(Desde La Plata, lavaca.org) El Jurado de Enjuiciamiento que lleva adelante el pedido de juicio político por mal desempeño de los jueces Facundo Gómez Urso y Pablo Viñas, trató hoy el pedido de recusación del fiscal Marcelo Lapargo, quien había sido designado como representante del Ministerio Público y a quien la familia de Lucía Pérez y diversos organismos denuncian por su sesgo respecto a cuestiones de género y derechos humanos. La sesión ocurrió en el Salón Dorado del Senado Bonaerense.

Notificado el fiscal, el Tribunal esperará tres días su respuesta y luego procederá a tomar la decisión sobre la recusación para darle así continuidad al juicio político al que los jueces Facundo Gómez Urso y Pablo Viñas del Tribunal Oral en lo Criminal 1 de Mar del Plata llegan acusados de “negligencia, incumplimiento del cargo y parcialidad manifiesta” por el fallo misógino del primer juicio de Lucía Pérez, que dejó impune a los dos imputados por su femicidio. Fueron condenados por el narcotráfico destinado a menores en la puerta de la escuela marplatense a la que concurría Lucía, que tenía 16 años. La pena fue de 8 años para cada uno.
Marcelo Lapargo es actualmente Fiscal General del departamento judicial de San Martín. La familia de Lucía Pérez pidió el pasado jueves ante el Ministro de Justicia y Derechos Humanos de la provincia, Julio Alak, ante el Procurador General Julio Conte Grand, y ante el Jurado de Enjuiciamiento, que Lapargo sea separado de este proceso.
Entre los motivos que fundamentaron el pedido, plantean que San Martín es uno de los pocos departamentos judiciales bonaerenses que no cuenta con una fiscalía especializada en género. ¿Por qué? Cuando la ex gobernadora de la provincia María Eugenia Vidal lanzó un protocolo de actuación judicial para este tipo de casos el distrito fue uno de los pocos en no adherir. Por aquel entonces se divulgó en los medios de comunicación un mensaje de whatsapp que Lapargo envió a sus fiscales diciendo que “no autorizaba la firma del documento”.

El proceso está siendo presidido por la jueza Hilda Kogan, vicepresidenta de la Suprema Corte de Justicia de la provincia de Buenos Aires.
Este martes la familia de Lucía Pérez contó con el acompañamiento de organizaciones sociales, sindicales y políticas, de funcionarias del Ministerio de Mujeres Género y Diversidad bonaerense y de Nación, y de Romina del Pla y Araceli Ferreyra dos de las diputadas que impulsaron el proceso.
El proceso
El 22 de mayo de 2019 Marta Montero y Guillermo Pérez, mamá y papá de Lucía Perez, convocaron a una reunión en el Anexo de la Cámara de Diputados, donde anunciaron la presentación del pedido de destitución por mal desempeño de los jueces del Tribunal en lo Criminal N°1 de Mar del Plata (Facundo Gómez Urso, Pablo Viñas y Aldo Carnevale). Estuvieron presentes los diputados y diputadas Victoria Donda (quien presidió el encuentro), Leonardo Grosso, Silvia Lospennato, Gabriela Cerruti, Romina del Plá y Facundo Moyano. Estuvieron también Gustavo Melmann, papá de Natalia, asesinada en 2001, y la Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Nora Cortiñas.

Para cuando el Senado de la Provincia de Buenos Aires realizó el sorteo que designó a los cinco legisladores titulares y tres suplentes para conformar el jury de enjuiciamiento y dar así curso al pedido de destitución, el juez Carnevale ya había pedido la jubilación anticipada, la cual le fue concedida por la ex gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal, por lo que el proceso continuó solamente para los magistrados Urso y Viñas.
El 23 de noviembre de 2021 el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados votó por unanimidad a favor de la suspensión de los jueces Pablo Viñas y Juan Facundo Gómez Urso y del inicio del juicio político por “negligencia, incumplimiento del cargo y parcialidad manifiesta” a raíz del fallo que en 2018 absolvió por el femicidio de Lucía Pérez a Matías Farías, Juan Pablo Offidiani y Alejandro Maciel. Ese fallo fue cuestionado y apelado por la familia de la víctima hasta que en agosto de 2020 el Tribunal de Casación Penal de la provincia de Buenos Aires anuló la absolución y ordenó la realización de un nuevo juicio que se llevó a cabo durante el último febrero y espera sentencia el próximo viernes 23 de marzo.
Desde que se votó la suspensión, Facundo Gómez Urso y Pablo Viñas fueron preventivamente destituidos de sus cargos y dejaron de cobrar el 40% de sus honorarios como jueces.

El jurado presidido por la doctora Hilda Kogan está integrado por cinco conjueces y cinco legisladores. Las y los conjueces titulares son: Lisandro Benito, de Junín; Carlos Valdez, de La Plata; Diana Fiorini y Guillermo Sagues de San Isidro; y Ramiro Alonso López, de San Martín. Las y los legisladores titulares son: el senador Gustavo Soos, la senadora Gabriela Demaría, la diputada Maite Alvado, la senadora Maria Spadone y el senador Ariel Martinez.
Luego de definirse la recusación del fiscal el Tribunal de Enjuiciamiento deberá fijar la fecha para la audiencia de pruebas y la continuidad del proceso.
Lo que grita la calle
Marta Montero y Guillermo Pérez subieron al escenario luego de que terminara la audiencia en el Senado bonaerense. “Acá estamos, ni un paso atrás”, dijo Marta rodeada de otros familiares de víctimas de femicidios. Y explicó en relación al pedido de recusación: “Si este fiscal tiene ese pensamiento no puede estar en una causa en la que se juzga a jueces que no fallaron con perspectiva de género. Si no, es imposible tener justicia, por eso como familia hemos recusado al fiscal”. Luego de que se resuelva la recusación lo que la familia pide es que “la audiencia de prueba sea cuánto antes”.
Flavia Delmas, subsecretaría de Políticas contra la violencia por razones de género de la provincia de Buenos Aires sostuvo en diálogo con lavaca que “estar acá para nosotras es fundamental. Es de suma importancia”. Las razones: “Por un lado, porque necesitamos que este jury se lleve adelante. Necesitamos que se puedan revisar las actuaciones que tuvieron estos jueces e interpelar con lo que es un juicio sin perspectiva de género, sin perspectiva de derecho. Y también estamos acompañando el segundo juicio que esta familia tiene que pasar. Para nosotras es un antes y un después. Y esperemos que esto tenga realmente un impacto que pueda abarcar a todo el poder judicial”.

Silvia León, Dirigente de la CTAA Nacional y Dirigente Nacional de ATE expresó que desde su organización sindical “no se ha dejado de acompañar en cada lugar, actividad o convocatoria porque es un juicio emblemático. Este jury tiene que realizarse, tiene que cuestionarse esa falta de perspectiva de género y arbitrariedad del primer juicio”. Además compartió que se están organizando para “participar el 23 de la sentencia en Mar del Plata con todas nuestras compañeras exigiendo una vez más que definitivamente, para esta familia y para Lucía Pérez, pero también para todo el movimiento de mujeres en todo el país, se haga justicia”.
Una multiplicidad de organizaciones y familias acompañaron la jornada “exigimos justicia porque los jueces no tuvieron perspectiva de género ni de derechos humanos. En los barrios vemos estos casos un montón, es importante visibilizar”, dijo Nayla del Movimiento Evita. Desde Isadora, Izquierda Socialista, dijeron “acompañamos a la familia de Lucía y a otros familiares porque creemos que es importante la búsqueda de verdad y justicia, por todas”. Alicia González, Secretaria general de la junta interna de ATE diputados en la provincia de Buenos Aires, dijo conmocionada: “El hecho de que los jueces en el primer fallo hayan absuelto a los femicidas fue una cachetada para todas las mujeres, estar acá es una cita de honor, estamos acá pidiendo la destitución de estos jueces”.
A todas las organizaciones y personas presentes Marta Montero les agradeció desde el escenario, “Sigamos luchando, no bajemos los brazos por más dura que sea la lucha. Tenemos que seguir. Lo que hemos hecho lo hemos hecho gracias al acompañamiento de cada uno de ustedes. Solos no podemos con todo este aparato, pero juntos sí podemos lograrlo”.

Durante el acto, familiares de Luna Ortiz y Cecilia Basaldúa, ambas víctimas de femicidios, leyeron un documento apoyado por organizaciones sociales y políticas de la provincia de Buenos Aires sobre los narco femicidios la importancia del jury, la necesidad de una justicia con perspectiva de género y la figura de consentimiento.
El comunicado completo:
Documento en apoyo a la familia de Lucía Pérez en el marco de la apertura e inicio del Jury a los jueces Gómez Urso y Pablo Viñas
A 6 años y 5 meses del femicidio de Lucía Perez, nos encontramos en la ciudad de La Plata, para acompañar a su familia, amigos y amigas en la apertura de la primera audiencia en el marco del proceso de Jury a los jueces Facundo Gomez Urso y Pablo Viña, quienes dictaminaron aquella conocida sentencia que en el año 2018 dejaba absueltos por el delito de femicidio a los imputados.
El femicidio de Lucía impulsó el primer Paro Nacional de Mujeres que se realizó en Argentina con una participación masiva no sólo en diferentes ciudades del país sino también a nivel internacional. La lucha y la organización encabezada por su familia junto al movimiento feminista lograron que se revisara ese fallo, seguido de la instancia de anulación y juicio político a los jueces que los dictaminaron.
El femicidio de Lucía Pérez Montero es sin dudas paradigmático, ya que es el claro ejemplo de por qué es necesaria la perspectiva de género al momento de investigar, juzgar y sancionar delitos conexos a violencias por razones de género, por un lado. Y, por otro lado, por presentarse otro contexto –ya que en nuestro país en su mayoría, los femicidios se producen en contexto de violencia doméstica por parejas o exparejas–. La mamá de Lucía, Marta Montero, lo pone en términos de «narco-femicidio», ya que el modus operandi de la captación de Lucía y de otras estudiantes de la escuela secundaria a la que concurría, se condice con la actuación sistemática y organizada de un grupo delictivo.

El juicio anterior fue considerado nulo por el Tribunal de Casación en 2020, por no tener perspectiva de género, contener «intolerables prejuicios» y «suposiciones basadas en estereotipos de género». Una de esas nociones es la de consentimiento: la defensa refiere al consentimiento, en tanto aceptación y conformidad bajo el supuesto de acceder con plena libertad a la ingesta de cocaína y a las relaciones sexuales.
El Mecanismo de seguimiento de la Convención de Belém do Pará (Mesecvi) se ha expresado sobre el tema en su tercera Recomendación General. Planteó dicho organismo que «la violencia contra las mujeres por razones de género se basa en perspectivas culturales y sociales que pretenden justificar las conductas agresoras«; es decir, se parte de la naturalización de la violencia justificándola, protegiendo a quienes la ejercen y culpando a quienes la padecen, sobre todo cuando media la violencia sexual, «uno de los tipos de violencia más lesivos».
En este sentido, decimos con claridad que es imposible la figura del consentimiento, porque no hay posibilidad de consentir cuando hay una asimetría de poder tan enorme: Lucía era una adolescente de 16 años con dos sujetos mayores de edad que le proporcionaron droga, la abusaron y la mataron. Lucía No consiente su muerte y en ese sentido nos preguntamos y a la vez repudiamos la posición de aquellos jueces y fiscales que sostienen la hipótesis de que la víctima puede ser culpable de su propia muerte.

Actualmente asistimos a un nuevo juicio por el femicidio de Lucía Pérez que comenzó el pasado 7 de febrero y tendrá su sentencia el próximo 23 de marzo en Mar del Plata gracias a la lucha incansable de la familia y de las organizaciones que integran el movimiento feminista a nivel nacional y provincial. Se juzgan a dos de los tres acusados originales, a Matías Farías por el abuso sexual y el femicidio, y a Juan Pablo Offidani como partícipe necesario. El tercer imputado, Alejandro Maciel, falleció en 2020.
En la Jornada de hoy asistimos a la primera audiencia en el marco del proceso del Jury a los jueces Facundo Gomez Urso y Pablo Viña luego de que la Suprema Corte de Justicia bonaerense confirmó la anulación de la sentencia dictada por el Tribunal en lo Criminal Nº1, que en 2018 los había absuelto por esos delitos. El fallo, considerado “incompatible” con el derecho internacional de los Derechos Humanos y la falta de “perspectiva de género en el juzgamiento de delitos sexuales”, permitió que los jueces Juan Facundo Gómez Urso y Pablo Viñas fueran suspendidos para ser sometidos a un jury, en una decisión unánime del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados. El tercer integrante del tribunal, Aldo Carnevale, se jubiló en 2019 previo a la instancia de enjuiciamiento
¿Quienes integran la comisión?
La comisión encargada de evaluar el caso y tomar una definición al respecto está conformada por integrantes del poder Legislativo y del Poder Judicial, cuyos nombres y pertenencias son:
Conjueces:
Dr. Lisandro Daniel Benito (Junín)
Dr. Carlos Fernando Valdez (La Plata)
Dra. Diana Graciela Fiorini (San Isidro)
Dr. Guillermo Ernesto Sagues (San Isidro)
Dr. Ramiro Ubaldo Alonso López (San Martín)
Dra. María Adela Dobalo SUPLENTE (San Isidro)
Dr. Osvaldo Enrique Pisani SUPLENTE (San Isidro)
Legisladores:
Senador Soos Gustavo (FdT)
Senadora Demaría Gabriela (FdT)
Diputado Alvado Maite (FdT)
Senadora Spadone María Vanesa (FdT)
Senador Martínez Bordaisco (Juntos)
Diputado Connochiari Alberto SUPLENTE (FdT)
Diputada Gonzalez Susana SUPLENTE (FdT)
Diputado Moreno Carlos Julio SUPLENTE (FdT)
Por qué es necesaria una Reforma judicial Feminista
Hemos asistido en este segundo juicio, a un proceso donde no solo no se está respetando la perspectiva de género, sino que tuvimos que ver a la familia ser nuevamente revictimizada y puesto su testimonio una vez más en duda, con una defensa que tiene el descaro de pedir la absolución de los imputados y de señalar como una amenaza el acompañamiento del Estado Nacional y Provincial, a través de los Ministerios de las Mujeres, Género y Diversidad Sexual de la provincia de Buenos Aires y la Nación así como también de la Secretaría de Derechos Humanos de Nación. Nos queda claro en este sentido lo necesaria que es una reforma judicial feminista que garantice el servicio de justicia con perspectiva de género para todas las víctimas de la violencia narco-patriarcal.
Es importante señalar la responsabilidad que ha tenido en este proceso el Ministerio Público Fiscal, quien tiene a cargo no solo a los y las fiscales, sino también a las defensas que no tienen ni han tenido una perspectiva de género, ni de derechos humanos en el proceso del nuevo juicio. En este sentido, vemos con preocupación que ante el «pedido de disculpas» del fiscal Leandro Arévalo en su alegato por las «falencias» de la fiscal María Isabel Sánchez en el inicio de la investigación por la muerte de Lucía, el fiscal general Fabián Fernández Garello emitió un comunicado para responder y remarcó que Procuración General deberá evaluar sus dichos ante la «posible transgresión». Ninguna transgresión puede ser la posición de un fiscal que dignamente y con un objetivo reparatorio llevó adelante su labor, investigando, probando y argumentando el contexto de violencia de género en el cual a Lucía le quita la vida un grupo delictivo de narcotraficantes en la ciudad de Mar del Plata.
Por todo esto,
Ratificamos el pedido de condena perpetua para ambos acusados del femicidio de Lucía Pérez, es decir para Juan Pablo Offidani y Matías Farias.
Asimismo, exigimos al Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados y Funcionarios de la Corte Suprema de Justicia del Poder Judicial de la provincia de Buenos Aires celeridad, compromiso y enfoque de género y derechos humanos a la hora de investigar y juzgar la labor de los Jueces Facundo Gomez Urso y Pablo Viña al momento de dictaminar la sentencia que en el año 2018 absolvió por el delito de femicidio a los imputados.
JUSTICIA POR LUCÍA PÉREZ y TODAS LAS VÍCTIMAS DE FEMICIDIO, TRANSFEMICIDIO Y TRAVESTICIDIO de la provincia de Buenos Aires y el país.
Organizaciones que adhieren:
Corriente Pueblo Unido Ensenada
Las juanas Berisso
Sumak Kawsay La plata
Movimiento Nacional Surge La Plata
Kolina Feminista La Plata
Atenea feminista popular – La Plata
Jóvenes por Buenos Aires La Plata
Más Unión de Estudiantes Secundarios (UES) Federación Universitaria de La Plata.
Frente Amplio Peronista La Plata
Diputada Lucía Iañez La Plata
Mujeres platenses unidas La plata
Florencia Espinosa Secretaria de Mujeres, diversidades y géneros del PJ La Plata
Fudeso La Plata
Frente de Mujeres Artesanas Latinoamericanas La Plata
Movimiento Patria Grande CTA La plata
Corriente Nuestra Patria -Frente de géneros y diversidad La Plata, Berisso y Ensenada
AMET (asociación magisterio de la enseñanza técnica) La Plata
Agrupacion 25 de mayo La plata
Frente Grande Ensenada
Frente de mujeres artesanas latinoamericanas La plata
La Peronista La Plata
Febo Asoma La plata
Sean Eternos La Plata
Corriente Popular Vallese La plata
La Cámpora La Plata
La Descamisada La Plata
Feminismo y Diversidad para la Victoria La Plata
ATE Verde y Blanca La Plata
Pueblo unido Ensenada
Vecinxs contra el Neoliberalismo La Plata
CTA Autónoma regional La Plata
Frente Natural, conducción del Centro de Estudiantes de la Facultad de Cs. naturales y Museo La Plata
Frente Mujeres Evita La Plata
Unidad Popular La Plata
Juntas y a la Izquierda
Las Rojas



Nota
Sí, podemos: 20 años del No a la Mina de Esquel

Esquel está cumpliendo 20 años del histórico plebiscito en el que por más del 81% de los sufragios la comunidad votó «No a la Mina» y rechazó así la instalación de la megaminería en la región. A qué le dijeron que «Sí», desde la nota histórica que se hizo desde MU en uno de los tantos viajes, el primero, a la madre de muchas batallas.

El 23 de marzo se cumplieron 20 años del rechazo a la megaminería en Esquel, símbolo de lucha contra los proyectos contaminantes, inconsultos, impuestos en silencio y con violencia, y símbolo también de la democracia participativa, la organización y una lucha que se contagió a otros lugares del país.
En estos días hubo recitales, charlas, caminatas, marcha el 23 de marzo, y este domingo culminará la celebración con un ascenso al cerro Calfu Mahuida, un modo de simbolizar ese contacto permanente de la comunidad de Esquel con la naturaleza.
La historia viva cuenta que un puñado de vecinas y vecinos, que fueron cada vez más, comenzaron a reunirse, a estudiar la situación, a ir a escuelas, clubes, barios, difundiendo capilarmente, en una movilización a la vez inmensa, lo que se estaba tramando para hundir a Esquel en la megaminería. El 4 de diciembre de 2002 fue la primera marcha que reunió a más de 6.000 personas. Nunca desde entonces se dejó de marchar el 4 de cada mes.
Esa creación de movilización involucró otro hecho histórico: se había formado la Asamblea No a la Mina, grupo apartidario, horizontal, democrático, diverso, expresión de las nuevas formas de organización social que emergían en el país tras la crisis de 2001.
El mecanismo asambleario en el que participaba todo el que quisiera, llevó a presionar la situación hasta obtener la posibilidad de la que se celebraron ahora 20 años: el 23 de marzo de 2003 se realizó un plebiscito en el que la comunidad rechazó por más del 81% de los votos al proyecto que intentaban imponer la empresa Meridian Gold y el Estado. Esquel hizo nacer aquel No, pero además generó un contagio en diferentes lugares en que se manifestaban conflictos ambientales en todo el país (Gualeguaychú, Famatina, Andalgalá, como emblemas de una actitud ciudadana no ha dejado de crecer hasta hoy frente a diferentes situaciones territoriales, de salud, y hasta de derechos humanos). Se ponía en foco al modelo extractivo.
Desde aquellos años Esquel ha pasado por situaciones de todo tipo que han sido reflejadas tanto en lavaca.org como en la revista MU:
- la intención de dar vuelta la decisión de la población a través de campañas de acción psicológica y desinformación;
- el espionaje a vecinas y vecinos que integraban la Asamblea, por parte de la AFI, como forma de amedrentamiento y control social;
- las presiones políticas y hasta laborales que sufría toda persona involucrada con el proceso asambleario;
- el contagio fundamental de la acción de Esquel a toda Chubut, que se pobló de asambleas en todo el territorio, incluyendo a las comunidades de pueblos originarios, siempre rechazando los proyectos y negociados minero-estatales;
- las trampas legislativas detectadas cuando se obtuvo la foto del diputado Gustavo Muñiz (del Frente para la Victoria) chateando por celular con el gerente Gastón Berardi de Yamana Gold, la empresa que había asumido el proyecto para impedir y ningunear la Iniciativa Popular presentada por la ciudadanía para que se convirtiera en Ley;
- las represiones a los manifestantes en Rawson, cuando la lucha debió concentrarse en la capital provincial; el acoso mediático a toda esta movida en defensa de la naturaleza por parte de buena parte del sistema mediático, dependiente de pautas publicitarias estatales y privadas.
- Y, por nombrar algo de lo más relevante en los últimos tiempos, el Chubutazo, o “Chubutaguazo”, con que la provincia movilizada logró dar vuelta de un modo comovedor en 2020 un nuevo intento de legislación que bajo el disfraz de una “zonificación” provincial buscaba lo de siempre: ir por la minería. La ciudadanía logró tumbar esa intentona y reponer la ley que prohíbe los megaproyectos extractivos.
- Otro detalle de estos tiempos: ya hay una tercera generación de integrantes de las asambleas participando plenamente, un sub-17 que demuestra el alcance de todo lo que se ha realizado, también desde el punto de vista inter-generacional.
Esquel fue el nacimiento de la resistencia de Chubut, que no significa solamente un rechazo al saqueo y la contaminación, un No, sino también múltiples Sí:
- Sí: sí a la vida.
- Sí a la reivindicación por la positiva de otras formas de producción que no impliquen la destrucción.
- Sí a la necesidad de licencia social para cualquier proyecto, de cuidado de ambiente como forma de preservación de la vida y el trabajo.
- Sí a nuevas formas de relación entre lo humano y la naturaleza. A nuevas relaciones también entre las personas para plasmar la idea de que el agua vale más que el oro, y de que el futuro es posible.
Como homenaje a todo eso aquí puede verse la primera de las notas publicadas en MU sobre la asamblea de Esquel: “La madre del No”, para conocer esa experiencia histórica hecha de resistencia, inteligencia, generosidad y, también, alegría.
Nota
24 de marzo de 2023: Que la memoria (los) ilumine
Crónica de un nuevo 24 de marzo desde la voz de la gente, que habla de todo: de cuánto estaba el chori la marcha pasada a cuánto está hoy; de la pesificación de los fondos jubilatorios y de las elecciones por venir; de las dos marchas, y de la realidad. La necesidad de seguir enfrentando al fascismo, ¿cada vez más presente?, y la energía que da la calle. El recuerdo de Hebe, la presencia y las palabras de Nora Cortiñas, la partida sin condena de Carlos Blaquier. Lo pendiente: los juicios aún en curso, la falta de respuestas del Poder Judicial y de la política, les desparecides de hoy. La presencia de niñas y niños como herencia de una sana costumbre: memoria, verdad y justicia, ahora y siempre.

Y si de vos
“Octubre 1976”, de Ana María Ponce, desaparecida.
me dijeran que no exististe,
les gritaría que me quedan,
tus ojos tristes,
tu caminar lento,
tu sonrisa apenas esbozada,
tu caricia leve,
y una espera,
una larga espera
de la que no volveremos
nunca,
o tal vez sí…

Ahora es marzo de 2023.
24 de marzo de 2023.
Un pibe alto camina lento, con ojos tristes; el frente y el dorsal de su musculosa negra, cuenta: “Son 30.000 y uno es mi abuelo”. Al lado, su mamá, camina lento, con una sonrisa apenas esbozada. Su musculosa gris, cuenta: “Son 30.000 y uno es mi papá”. Caminan lento porque hay un océano de cabezas, pies y corazones que se dirigen desde el Congreso de la Nación hacia Plaza de Mayo, a reivindicar la Memoria, la Verdad y la Justicia, a 47 años de la noche más sombría.
El pibe alto se llama Thomas Aballay y sostiene un cartel que contiene la foto de su abuelo, cuya sonrisa es tan ancha que parece desbordarse de la imagen. Se lee: “Jorge Oscar Tanco, detenido desaparecido, 16/09/1976”. Dice: “Pertenezco a la agrupación de Nietos de desaparecidos, conmueve un montón estar acá. El Nunca Más no debe quedar en el aire, por eso hay que seguir luchando”. Lo escucha su mamá, Maika Tanco, la hija de Jorge. Plantea deudas de esta democracia en relación a los castigos por los crímenes de lesa humanidad: “Necesitamos hablar no sólo del pasado, sino del presente y del futuro. La cárcel para los genocidas debe ser definitiva; cárcel común, no que estén en sus casas. Además, los juicios están retrasados. En los últimos cuatro años no hubo adelantos significativos y eso quedó manifiesto en que el empresario Carlos Blaquier acaba de morir sin ser juzgado por su complicidad con la dictadura. 47 años después, no es justicia. Y él ni siquiera la tuvo; falleció como inocente, y no lo fue”.


Lo que plantea Maika, minutos después lo confirman en números desde Sobrevivientes, Familiares Compañerxs y Amigxs del Centro Clandestino de Detención «El Olimpo”, emplazado en el barrio porteño de Floresta: “Hoy, 8 de cada 10 condenados por delitos de lesa humanidad están en sus casas cumpliendo las penas que debieran completar en cárcel común”. Desde que se reabrieron los juicios, entre 2006 y 2022 hubo 283 sentencias dictadas, 1115 personas condenadas y 171 absueltas. Hay 15 juicios en curso y 75 causas aguardan fecha de debate. En relación a la falta de celeridad, se debe a la escasez de tribunales orales disponibles. Un ejemplo es el proceso judicial por las violaciones de derechos humanos en el Centro Clandestino “Puente 12”, en La Matanza. El debate, pactado para principios de 2022, recién comenzará el próximo 3 de abril “por cuestiones de agenda”.
Como el mundial
El olor a humo que emana de decenas de parrillas acompañan toda la marcha. Hay olor a chori, hay olor a un pueblo que, pese a ser una fecha que evoca la peor de las crueldades, se hermana, se abraza. Se trata de una fecha para encontrarse y reencontrarse, con unx mismo y con el resto. El barro que se multiplica con el paso de las horas en varios sectores de la Plaza de Mayo refleja la masividad de la cita ineludible. Hay mil banderas de organizaciones sociales, de partidos, de sindicatos; pasacalles, stencils, graffitis viejos y que acaban de nacer; bombos, cánticos, intervenciones artísticas; hay sueños compartidos: “La importancia de estar acá es mostrar que la derecha, los milicos, la policía, no tiene la cancha libre; desearía que fueran menos, pero no lo son, siguen teniendo mucho poder. Entonces, la única defensa que tenemos es la calle”, alza Cecilia, 69 años, de Florida Norte. Y profundiza: “Hay que apuntar a la igualdad social como eje; tenemos alimentos para millones de personas, pero la mitad de nuestra población infantil es pobre. Alguien se la está llevando y es contra ellos que debemos pelear”.
Antes de empezar a marchar, Norita Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora, le dice a la lavaca que está “con mucha fuerza para seguir pidiendo Memoria, Verdad y Justicia”; le dice que “el país está cada día peor, porque este gobierno, gobierna para los ricos, y hay que resistir en la calle”; le dice que pasó su cumpleaños (93, el 22 de marzo) “muy feliz, llena de abrazos y de afecto, pero la felicidad nunca es completa y será así hasta encontrar a Gustavo (su hijo, desaparecido)”; dice que el compromiso “debe ser hasta morir” y antes de terminar la charla, en medio de un intenso calor, propone ir tomar una cerveza al final de la jornada.

Lucía Iérmoli tiene 35 años y está embarazada de seis meses. “Las conquistas hay que defenderlas acá, contra el poder concentrado que sigue creciendo. No estar un día como hoy marcaría una ausencia. Que reviente de gente esta plaza es un logro de todas, de todos. No sé cuántos lugares en el mundo tienen un día que reivindique la memoria”, dice, con voz tierna y con Vera en la panza, que también sigue creciendo. A su lado, su amiga Alejandra Spinetta, 59 años, agrega: “No se puede no estar acá; si uno falta, si no se compromete, es dejarle el lugar para que avance la derecha”.
A unos metros, Laura, de 66, está contenta. Muestra una vitalidad que está recuperando, a medida que avanzan las horas: “Es mi primera movilización después de la pandemia; estuve muy enferma, durante muchos años, pero hoy sentía que debía estar con mi pueblo y no me arrepiento: me llena de energía”.
Detrás, una imagen bellísima que retrata a Hebe de Bonafini, en el primer 24 sin su presencia física. Está con sus dos hijos, chiquitos, ambos desaparecidos. Una frase acompaña el cuadro, a 40 años de la recuperación de la democracia: “El día que me muera no me tienen que llorar. Hagan una fiesta en la calle, porque hice lo que quise y peleé con todo como quise”.

El 24 de marzo de 1995 a las 6 de la mañana llegó al mundo Victoria Rossi. “Victoria por la frase del Che, de ‘hasta la victoria siempre’, por el concepto del triunfo del pueblo”, rememora Viqui, a metros de la Catedral vallada, en su cumpleaños 28. “A partir de que empecé a militar en el centro de estudiantes del secundario, sentí que los 24 de marzo ya no había lugar para festejos personales, sí para abrazos, sí para estar con mi gente, pero desde un lado más colectivo”. Su mamá y su papá, militantes de izquierda, venían a las marchas mucho antes de que se decretara feriado, allá por 2022: “Desde chiquita fui consciente del valor que tenía esta fecha y me acuerdo que en cuarto grado fue el último cumple que festejé en la escuela. Sin embargo, estar acá es lo más importante en este día; un año no vine y algo me faltó. Decidí que esa sensación no la quiero sentir más”. Y asocia: “Más allá de que esto no sea una celebración, vivo un 24 de marzo como lo más parecido a ganar un campeonato del mundo, porque hay un gran motivo para juntarse: hay orgas, partidos, familias, parejas, gente que va de la mano con quien quiere y eso tiene que ver con la búsqueda de la libertad por la que peleaban las y los desaparecidos”.

Ideas de ayer a hoy
Un hombre cuarentón camina de la mano de su hija. Ambos tienen puesta el mismo modelo de remera que exige “Juicio y castigo”. La diferencia es que una es talle X y la otra es talle S. Expresa Lucas: “Estamos acá por dos motivos: por responsabilidad social y porque mi papá es uno de los 30 mil”. ¿Qué utopías de su viejo hay que traer al presente? “Nunca dejar de hacer política seria y trabajar mucho en los barrios”. Se va a seguir marchando, siempre de la mano de su hija. En su espalda, de su mochila cuelga un pañuelo blanco que denuncia: “Pablo Córdoba, desaparecido”.

Ana Valverde escucha atentamente el documento leído por el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia. Tiene 72 años, milita hace 54 y lleva bien alto un cartel con la foto y el nombre de Patricia Gaitán, desaparecida por la última dictadura cívico militar eclesiástica. “La principal pelea de los 70 que hay que dar hoy es cómo lograr la unidad de las y los laburantes”. Dice que es jubilada y protesta porque “el gobierno nacional acaba de confiscar el fondo de garantía de sustentabilidad que estaba en dólares y que por un DNU lo pesificó. Esto no perjudica a quienes ahora somos jubilados, sino también a ustedes, los más jóvenes”.
–¿Vos aportás? –me pregunta.
–Sí.
–Bueno, te acaban de afanar.
Un pasacalle grita: “30.000 razones contra el FMI”; un cartel pegado con engrudo sigue la línea: “Basta de extorsiones del FMI”; desde arriba del escenario, en el documento que leen los organismos de derechos humanos, se agita: “El Poder económico es el gran ausente de este proceso, y su impunidad la seguimos pagando como pueblo, porque nos siguen sometiendo a la miseria, buscando un enriquecimiento sin límites y sin importar los costos”. Abajo, la inflación arrasa. Alberto es de Avellaneda y atiende una parrilla que instaló en la esquina de Avenida de Mayo y Carlos Pellegrini: “En la marcha pasada, el chori estaba 150 pesos, cobrándolo caro; hoy, yo lo tengo 700, como barato; en otros puestos está hasta 900”. A 50 metros, Viviana está sentada en un banquito. En el piso, sobre una lona, expone pañuelos blancos y azules, con la consigna “Nunca Más”. “El año pasado estaban 250 pesos, hoy 500”. Agrega: “Fue muy floja la venta, hoy se vendió mucho menos que en 2022”.



La primera actividad que arranca el 24, a media mañana, y la que cierra, a eso de las 20, se da en Plaza de los Dos Congresos. Es un festival por la memoria donde cantan bandas de heavy metal, que se organiza desde hace 16 años. Quien presenta a las bandas se llama Fernando Ricart, tiene 52 años, un pelo larguísimo y un padrino que estuvo detenido desaparecido: “Se lo llevaron por ser delegado, como si eso fuera un delito. Estuvo un mes y medio desaparecido, pero el daño que le hicieron fue para siempre. Se lo llevaron siendo uno, y me devolvieron a otra persona. Nunca se recuperó”. Andrés, 39 años, escucha la música pesada junto a su hijo de 6. Lleva una remera que se pregunta qué hicieron con Santiago Maldonado. Le pregunto qué ideas de la militancia de los 70 serían importantes que hoy sean prioridad: “Se perdió la perspectiva de un cambio revolucionario real; el peronismo tiene su eje en la Justicia, como si no fuera parte de este sistema que hay que cambiar de raíz; mientras que la izquierda partidaria sigue en la pelotudez, discutiendo en el Congreso sobre concepciones marxistas de hace tiempo, sin pensar en el cambio social actual”.

Rocío y Darío viajaron desde Tandil junto a su hijo Amadeo, de un año recién cumplido, para sentir en vivo y en directo la marcha que tantos años recorrieron cuando vivían en Buenos Aires. “La memoria se construye desde la cuna y las Madres y las Abuelas son la escuela”, recuerda ella. “La mejor manera de reivindicar a las y los desaparecidos es seguir su camino: el trabajo de base que se hacía en esos años”, recuerda él, que al igual que su bebé lleva puesta una remera de Diego Maradona. A su lado está Belén, una amiga de la pareja que por primera vez es parte de esta movilización: “En Tandil es diferente; hay un espacio fuerte y comprometido con los derechos humanos, pero es una ciudad mayormente oligarca; para mí es muy fuerte estar acá. Más que nunca debemos mantener viva la memoria y para eso hay que movernos”.
Memoria en este momento
Hay un graffiti recién pintado en la estación de subte Lima, de la línea A, que reza: “Memoria en este momento”.
Aparece también en paredes, en carteles y en diversos reclamos. Elizabeth tiene 70 años y lleva colgado un cartel que pide “Libertad a Assange, una verdad sin mordaza”. Lo relaciona con el 24 de marzo: “En el caso de Julian, se condena la libertad de expresión, no hay derecho a la información de la población y se expone cómo se persigue a la gente cuando se descubren los secretos de los gobiernos”. Detrás de ella, un stencil negro exhorta: “Abran los archivos secretos de la Dictadura”. Elizabeth tiene tres compañeros desaparecidos: Mónica Epstein, Hernán Abriata y Klaus Zleschank. “De ellos, además de recordarlos, hay que seguir su ejemplo: militar por una mejor redistribución de los ingresos”.
El recorrido desde la 9 de Julio hasta la Plaza de Mayo está acompañado por afiches de la organización La Poderosa con un encabezado: “40 años alimentando la democracia”. Se da en el marco de un proyecto de ley que impulsa el conglomerado de asambleas villeras para que se reconozca con un salario a las más de 70 mil cocineras comunitarias que trabajan en el país sin percibir un salario. ¿Qué implica el reconocimiento laboral? “Un salario ligado al Mínimo Vital y Móvil como base; acceso al aguinaldo, vacaciones, seguridad social, cobertura contra riesgos en el trabajo por enfermedades y maternidad, por invalidez y vida, retiro, acceso a la jubilación y guarderías”, expresan desde el movimiento.
Uno de esos afiches lo tiene a su lado Francisca, que vive en la calle y ahora está delante de un kiosco de diarios cerrado. Tiene una bandeja de arroz por la mitad y una voz que pide escucha: “Se la pasa muy difícil acá”. Y en un puñado de palabras, esgrime una deuda sustancial de la democracia: “Pensemos, ¿cuántos políticos en los últimos años hablaron de la situación de calle, de las villas? Eso dice mucho de cómo estamos”.

Detrás de su lente, la mirada de Oswald, colombiano de 41 años que hace 14 vive en Argentina, fotografía a un pueblo que recuerda sin parar. “Es imposible estar acá y no compararlo con mi país. Allá, pese a que no hubo una dictadura tan marcada, la serie de gobiernos de derecha y los paramilitares han desaparecido a más gente que en cualquier dictadura del cono sur”. Añade: “Por eso es tan importante valorar lo que se consiguió acá. En mi país, el miedo y la violencia aún imposibilita la unión de familiares de víctimas para reclamar en conjunto. En el último tiempo la juventud comienza a jugar un rol clave y para esto la Argentina es un ejemplo a seguir”.
Sobre Avenida de Mayo, un gazebo contiene a un grupo de “peruanos autoconvocadxs” que vocifera por la “dictadura que vive Perú”. Más de 60 caras se alternan con cintas de luto negro, en un antimemorial que estremece. Son las “víctimas del Estado Peruano”. Merly tiene 36 años, nació en Parcona Ica y hace 20 vive en Argentina. “Estamos acá porque también queremos decir Nunca Más. Las muertes tienen rostro y la mayoría son de pueblos originarios, del sur del país”.
Carolina, de 23, muestra su juventud caminando rápido, para no perderle pisada a sus amigos que van un poco más adelante. “Recordar a los desaparecidos de la dictadura es luchar por los desaparecidos de hoy. La derecha sigue avanzando y no lo podemos permitir”. A pocos metros de la Plaza de Mayo, donde desemboca la enorme movilización, Daniela, de 35, vende hamburguesas veganas. En el frente de su heladerita de telgopor está pegado un cartel con los colores de la diversidad, que se pregunta: ¿Dónde mierda está Tehuel? “No se puede aceptar tener desaparecides en democracia. El Estado define de quién se ocupa y de quién no, discriminando a las identidades trans. El racismo sigue, nunca se fue”.

Pablo está a pasos de la Pirámide de Mayo. Tiene 36 años, una militancia desde la juventud y un miedo que le recorre el cuerpo: “La democracia vuelve a estar en riesgo; las voces que la amenazan vuelven a tener más peso, que se traducen en persecución, en proscripción, en prohibición”. Suma: “Sufrimos salarios de miseria que sólo lo podremos dar vuelta con una transformación obrera y un pacto social que resguarde un piso que la derecha busca perforar. Para esto, hay que poner el cuerpo como en los 70, porque salvo en determinados momentos como el 2001 o la reforma jubilatoria del macrismo, no pudimos hacerlo en unidad”. A su lado, lo escucha Fidel, su hijo de 8 años.
–¿Por qué estás acá? –le pregunto a Fidel.
–Por la desaparición de los compañeros.
La tarde empieza a caer, la multitud a desconcentrarse y, mientras las paredes siguen pintando preguntas, también se escuchan versos que alimentan la memoria.
Se que algún día dejaré de pertenecer al mundo,
“Poema para no morir”, de José Beláustegui, desaparecido.
y nunca más podré escribir,
ni hacer el amor,
ni disfrazar la naturaleza con un poema,
ni viajar en los libros,
ni exponer mis ideas.
Por eso en este poema dejo, mar, cielo y luna
mariposas, besos y sirenas,
y me dejo a mí,
porque cuando muera seguiré viviendo en estos
versos.

Nota
24 de marzo: Las sombras de la democracia
En pocas horas, una marea humana llenará las calles desde el Congreso de la Nación hasta la Plaza de Mayo y sus alrededores. Lo hará marchando en silencio, lo hará cantando, lo hará gritando, saltando, bailando, reclamando. Recordando. Lo hará a plena luz del día. Pero en vísperas del 24 de marzo, el escenario nocturno arroja ya algunas pistas sobre las deudas de la democracia, las que no se ven de día. Imagenes y significados actuales de la memoria despierta.
Por Francisco Pandolfi
Es jueves 23 de marzo, 23.30 y la medianoche está al caer. Y con ella, el inicio de una jornada en la que se recuerda que hace 47 años irrumpió la más cruenta dictadura cívico militar eclesiástica.
La luna, finita, ya es casi imperceptible en una noche especialmente agradable, sin frío ni calor; con una brisa necesaria que hace recibir al otoño con los brazos bien abiertos. En esas calles que pronto serán caminantes abarrotados, ahora pasan otras cosas. Un montón de cosas.

Un pibe de veintipico duerme, literalmente, en una de las puertas del Congreso Nacional, sobre avenida Rivadavia, aferrado a un parlante que hace luces multicolores al ritmo en que suena una cumbia, a un volumen que nada tiene que envidiarle a un boliche top. En la puerta contigua de la casa legislativa, otro tipo duerme arriba de dos viejos colchones.
A la vuelta, la fachada principal sobre la avenida Entre Ríos luce ambientada en una tonalidad azulada. Es imponente la gigantografía compuesta por mucho más que dos palabras: Nunca Más. Detrás, dos logos que sacan una cuenta ineludible: 40 años, democracia siempre.
Me paro en la esquina y también resulta imponente ver cómo viene envalentonada una manada de ciclistas y motociclistas con caparazones rojos, amarillos y naranjas, según la empresa precarizadora de delivery, que pareciera estar disputando una carrera.
Empiezo a caminar por donde en un rato habrá cientos de miles de corazones. No hago treinta metros y ya en la puerta del café Nápoles otra persona duerme en la calle. Cruzo a la Plaza de los Dos Congresos y allí no hay calculadora que resista. Una persona sueña sobre un banco, otras cuatro en una ranchada hecha de cartones y frazadas; otro más allá, tirado sobre su carro; un poquito después, cuatro pibes ríen sobre un par de colchones. A metros, la plaza de juegos está llena de infancias felices, subidas a hamacas y tiradas desde toboganes, encerradas por un cerco de rejas grises.
Aparecen los primeros grupos vestidos con camisetas de Argentina que van llegando desde el estadio Monumental, donde anoche la Selección le ganó a Panamá en el primer partido post conquista en Qatar. Ven lo mismo que yo: una persiana baja de una óptica con un grafitti que dice “Abajo la dictadura de Perú”; una persiana baja de una panadería con un lema que dice “Vivas nos quiero”; una persiana baja de un banco con unas letras que dicen: “Ni olvido ni perdón”. Enfrente, un mural impactante de las Madres de Plaza de Mayo: “La memoria es la patria que soñamos; 30.000 presentes”.
Son las 12 de la noche y entonces ya es 24 de marzo. Ya está latiendo. Un pibe, de no más de 25 años, lleva en brazos a un bebé de no más de dos. Tiene hambre y le pide al kiosquero si no le regala algo. No tiene suerte. Sigue su camino, en búsqueda de algún otro kiosco. Antes, se topa con otros dos pibes durmiendo en una esquina; y después con una pareja que lleva dos carros de bebé, sin ningún bebé adentro. Allí van juntando descartes de otros humanos.
Van, –vamos–, mirando los carteles que están pegados en el trayecto a Plaza de Mayo y que en cuestión de minutos serán tapados por cientos de carteles de organizaciones sociales y partidos políticos referidos al Día de la Memoria, la Verdad y la Justicia. Una cartulina rosa que pide más tizas y menos balas; otro que interpela: “Me dicen tortillera como si eso fuera una ofensa”; otro que exige “Justicia por Carmen y Liliana”; un dibujo en la acera que exhorta: “No me toques”; otro que recuerda: «Falta Tehuel».
Son las doce y media y otro pibe durmiendo en un banco de cemento que es incómodamente duro, hasta para sentarse. Lleva un pañuelo, que no es blanco: es negro y verde y le sirve para taparse la cara.
Llego a la Estación Lima del subte A. La escalera mecánica sigue funcionando aunque hace rato ya pasó el último subte y las puertas están cerradas. Una mujer está a unos pasos pero no se da cuenta: duerme, en el palier de un negocio. Enfrente, un enorme edificio de la Unión Industrial Argentina. A sus dos costados, dos personas acostadas sobre el piso.
En la 9 de Julio, dos pibes con visera intentan vender los últimos pañuelos descartables que les quedan, aprovechando el cambio de temperatura. En el piso, una ilustración pequeña que a partir del mediodía pasará desapercibida ante las miles de piernas. Lo que no pasa desapercibido es lo que dice: “Ni una menos”.
Hacia el norte, el obelisco; hacia el sur, Evita, iluminada de celeste y blanco. Tras cruzar la que se considera la avenida más ancha del mundo, otra persona tirada en la calle, con una manta de rombos negros y blancos, y con una mochila devenida en almohada. Bares abiertos con un derroche de luminaria encendida; bares cerrados con un derroche de luminaria encendida. Pasan otros tantos ciclistas deliverys confirmando que sí están disputando una carrera. Ni de casualidad leen el graffiti que exclama una deuda interna: “Libertad a las presas mapuche”.

Una pareja de cincuentones caminan en sentido contrario, lookeados como si fueran a bailar unos tangos. No parecen darle importancia a unas letras A4 recién pegadas, que forman una verdad innegable: “El precio del alquiler lo desreguló la dictadura”. Ni tampoco a las y los vecinos de la organización La Poderosa, que llegaron desde las villas 31 de Retiro; Fátima de Soldati; 21-24 de Barracas; 20 de Lugano; entre otros barrios empobrecidos, para hacer memoria desde temprano y comenzar a colgar banderas y pasacalles.
En la Plaza de Mayo y en las cuadras previas, ya abundan los carteles de las organizaciones y partidos que buscaron primerear, ganar un mejor lugar en los registros audiovisuales. Uno que prepondera dice: “Hebe vive en nuestras luchas y en nuestros corazones”. El otro: “Defender a Cristina es volver a Perón”. En un grupo de tres jóvenes que pasa por debajo, el varón le pregunta con ironía a sus dos amigas: “¿Eso es a favor o en contra de Cristina?”.
A doscientos metros de la Casa Rosada, otro hombre duerme en la calle, esta vez en la puerta de una feria artesanal. Y enfrente otro más, al descubierto. A la intemperie.
En la Plaza: el escenario armado. La Policía de la Ciudad armada. La catedral vallada.
A metros, un pibe, un poco pasado de alcohol, se le queda mirando a otro, que está sentado en uno de esos bancos hechos para que nadie se quiera sentar. Lo amenaza con que le va a robar, pero sigue: “Eh, ojo, no te regalés”, le suelta. El otro no le dice nada. Se calla. Detrás, una inscripción con aerosol: “Memoria, es NO al FMI”. Arriba, colgado entre dos árboles, un pasacalle cierra el círculo: “La democracia se defiende en las calles”.
Ahí nos vemos.
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