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La industria del cafishio no tuvo su ley

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En un señorial salón de la Legislatura porteña, colmado de mujeres y travestis en estado de prostitución, se debatieron y desestimaron los proyectos de ley que buscaban imponer libreta sanitaria y zona roja con registro de prostitutas. Se desestimaron por inútiles desde el punto de vista de la salud y la profilaxis, y porque «convalidaría dos perversiones: la idea de la prostitución como trabajo, y una gigantesca industria de la explotación», según explicó didáctica a las y los legisladores la activista trans Lohana Berkins.

El salón de la Legislatura no estaba lleno, pero había suficiente cantidad de personas como para que fuera dificultoso caminar por allí. La travesti Lohana Berkins buscó al asesor del diputado Rodrigo Herrera Bravo y cuando lo tuvo a tiro le hizo una seña para indicarle que quería decirle algo. Herrera Bravo es autor del proyecto para legalizar prostíbulos y reinstalar la libreta sanitaria como un modo de control de las mujeres en estado de prostitución; y el hombre al que Lohana hacía señas -y ahora ya tenía enfrente- era el asesor en salud del diputado.
-¿Para qué queremos la libreta sanitaria? -le preguntó con una voz que no hubiera podido ser más educada y suave- No tiene ningún sentido, porque si vos sos mi cliente, por más que yo tenga libreta sanitaria lo que vos tenés que hacer es ponerte un preservativo. Eso es lo único que te va cuidar del sida.
-Claro -dijo el asesor. Parecía sentirse incómodo, pero Lohana insistió, docente: – Si vos te ponés preservativo, no te contagiás.
La reunión de la Comisión de Salud acababa de finalizar y el asesor había sido uno de los perdedores del debate: el proyecto de ley de Herrera Bravo (macrista), había sido rechazado por la mayoría de los integrantes del cuerpo. La iniciativa proponía, además la libreta sanitaria obligatoria para prostitutas y travestis, abrir en los hospitales un servicio de «control profiláctico sanitario», regular la actividad en los prostíbulos (permitiendo su funcionamiento en determinados bares y casas de citas marcados con una x) y crear una «unidad de inspección de profilaxis» para la ciudad e Buenos Aires.
Lohana continuó su razonamiento frente al asesor
-Suponete que yo voy al hospital, me hacen los exámenes y me dan la libreta sanitaria. ¿Sería para vos una garantía? Resulta que el primer cliente que atiendo no usa preservativo y vos sos el segundo: sonaste, ya estás desprotegido; hasta el próximo control es lo mismo que nada. Por eso este proyecto está mal encarado.
También una segunda iniciativa de Elio Rebot (kirchnerista) -que proponía crear zonas rojas con un registro de prostitutas y libreta sanitaria- había sido rechazado en la audiencia. Los asesores -por las razones mencionadas y otras que se explicarán más adelante- recomendarán ahora a los diputados que manden los dos textos al archivo.

Prometeo y los cafishios
Los organizadores de la audiencia pública eligieron realizarla en uno de los salones más elegantes del edificio, con candelabros en las paredes y molduras en los techos. En una esquina había una escultura de Manuel Belgrano a caballo y en otra la de un Prometeo encadenado. En la larga mesa ubicada en el centro, con sus correspondientes jarros de agua y vasitos, se sentaron los asesores. Y contra las paredes, en un semicírculo amplio, el público: mujeres y travestis en situación de prostitución e integrantes de organizaciones contra la trata de personas. Pero no había suficientes sillas para el público, de manera que una parte de las mujeres y las travestis tuvieron que permanecer paradas.
Los presentes eran integrantes de cuatro organizaciones: Ammar Capital, la Asociación de Trabajo y Estudio de la Mujer, la Asociación de Travestis y Transexuales y la Red No a la Trata en la Argentina. Llegaron con una posición común, que puede resumirse de la manera siguiente:
* En un país abolicionista de la prostitución –la Argentina firmó la Convención contra la Trata de personas y Explotación de la Prostitución Ajena- el Estado debería tomar medidas para ayudar a las mujeres y personas en situación de prostitución a no prostituirse. Pero los proyectos presentados apuntaban a controlar sanitariamente a las personas prostituidas y a establecer prostíbulos. Por eso su efecto sería un aumento de la explotación sexual.
Por turno, las integrantes de las organizaciones explicaron su rechazo. Dijo Noemí, de Ammar Capital: «Prostituirse es una circunstancia, algo que hacemos hasta que se nos presenten oportunidades de empleo, pero de empleo genuino».
Agregó su compañera Graciela: «En Ammar Capital nosotras organizamos cursos de capacitación, estudiamos costura y peluquería, pero tenemos una oficina muy chiquita, y eso gracias a que nos la presta el Partido Socialista. Ahí no hay lugar ni para abrir la peluquería».
Dijo una integrante de la Red No a la Trata en la Argentina: «estos son proyectos retrógrados». Legalizar el funcionamiento de prostíbulos, opinaban las presentes, no sería ninguna ayuda para que una mujer deje de prostituirse. Por el contrario, le daría vía libre a los fiolos de diversa estirpe para que multipliquen su negocio. Si hoy ser proxeneta es un delito, y aún así la explotación sexual existe, ¿qué pasaría en el caso de que abrir un prostíbulo fuera legal?

La ley de la explotación
Los proyectos habían sido presentados como iniciativas para «brindar protección a las personas que se prostituyen» y «terminar con los negocios que rodean la prostitución», lo que generó que en el debate fuera, a su manera, una pequeña batalla.
«Los proyectos suponen que las personas que ejercen la prostitución así lo desean», abrió esta línea de argumentación el asesor del diputado Alberto Pérez (sciolista, del Frente para la Victoria). «Suponen que las personas trabajan de esto, que es mucho más noble que otras actividades (murmullos en la sala, el asesor eleva el tono)… porque son personas que no salen a robar, que están poniendo huevos».
-Ovarios, en todo caso –lo corrigió una colega
-También hay hombres que se prostituyen- la voz del asesor sonó con un pequeño brillo. Se acaba de anotar un punto a su favor, así que continuó:
-Estoy de acuerdo en que el proyecto de Rebot no alcanza. Pero la prostitución es una elección del que quiere. Y nuestra postura es no discriminar, porque al fin y al cabo la prostitución es un trabajo mucho más digno que otros. Entonces, hagamos que estas personas conozcan sus derechos
Pero una mujer del público lo interrumpió:
-Si vas a hablar de prostitución como un trabajo, aclará en qué condiciones se ejerce.
-En lugar de esta ley para ser explotados, que nos den elementos para salir de esta situación- apuntó otra.

 Un sistema recaudador
Un asesor pidió calma:
-Creo que discutir esto –el hombre buscó la palabra justa- …es un problema muy árido. Yo solicitaría que los proyectos pasen a diputados, para que ellos decidan si realmente tienen la voluntad de hacer esta ley, porque si su idea es no hacerla, nos ahorramos todo este debate.
Frente a tal aridez, ya empezaban a hablar los consejeros opositores a los proyectos:
-El centro que tendríamos que atacar son las organizaciones de trata de personas, y esto es lo más difícil, lo que nos excede –opinó una de las mujeres de la mesa-. Acá vemos que se elige atacar la oferta sexual, que es lo más vulnerable, y no se hace ninguna señal a la demanda. Habría que invertir la carga de la prueba: si el demandante es el que genera el mercado, ¿por qué no tendría que hacerse él un control sanitario?
-Es claro que a todo a aquel que ejerce la prostitución se le hace una marca- agregó el consejero de la diputada Ana María Suppa-. Pensamos que se debe hacer política social y cultural hacia el cliente, recordarle que hay una convención de la que Argentina es signataria.
La representante de Beatriz Baltroc anticipó que pediría «que los proyectos vayan a archivo sin ni siquiera discusión». Hubo aplausos en la sala.
El vocero de Dora Mouzo cerró la rueda:
-Estuvimos leyendo los dos proyectos y, más que de defensa de las personas, esto es la creación de un sistema recaudador. Una caja que alguien va a manejar, ¿o podemos creer que no? Por eso vamos a pedir su archivo.
El partido ya estaba terminado, y en la sala los funcionarios comenzaron a juntar sus carpetas para dar por cerrada la audiencia.

Reglamentación = industria del rufián
Las organizaciones redactaron un documento sobre el tema, que distribuyeron por mail: «Alemania ha reglamentado la prostitución como trabajo. Esto ha generado el aumento de la trata y tráfico de mujeres y niñas, dado que lo que en realidad se legaliza de esta manera es a los proxenetas y traficantes, que pasan a ser ‘empresarios’ de la mal llamada ‘Industria del sexo’”, plantea el texto.
Allí aportan datos concretos sobre los efectos de la legalización. Cuentan, por ejemplo, que en Alemania y Holanda desde que la prostitución se considera un trabajo, el número de prostitutas aumentó en más del 25%, y lo mismo pasó con la trata.
Por eso «reglamentar la prostitución o considerarla trabajo es contribuir a organizar el negocio de proxenetas y rufianes, cuando lo que se necesita son políticas de empleo, políticas de educación y erradicar la desigualdad».
Este no es el primer año en que proyectos de este tipo se presentan en la Legislatura porteña. Las modificaciones al Código Contravencional fueron, de hecho, una reglamentación para el sector, cuya consecuencia fue que se devolvió el poder a la policía para cobrar coimas y a los fiolos para regentear a las mujeres ofreciéndoles «protección» contra las razzias. El nuevo Código prohibió la oferta de sexo “de manera explícita” a doscientos metros de zonas urbanas, creando así zonas de explotación sexual o corralitos para su ejercicio (y su control) y una norma de nivel municipal que contradice a las legislaciones nacionales de mayor jerarquía: para el Código Penal sólo es delito la explotación de personas. No penaliza la oferta sexual. Los proyectos que ahora intentaban ahondar ese camino habían sido presentados en el 2004. A nadie sorprendería que los volvieran a resucitar en el próximo período.

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Más allá de tu vereda: un documental sobre personas en situación de calle en CABA

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Más allá de tu vereda.

Así, a secas, es el nombre del documental que acaba de estrenarse. 

No es un documental más. Así se llama el programa de radio de y para personas que viven o vivieron en la calle, que se realiza semanalmente en la organización Sopa de Letras. Esta cobija y aborda la problemática así como la salud mental, desde hace más de 10 años en el barrio porteño de Parque Patricios.

El documental explicita la importancia de la radio, el valor de la comunicación, la potencia de lo colectivo, la necesidad de comunicarse, y que alguien escuche del otro lado, o mejor aún: al lado. Y también refleja la historia de Víctor Rodríguez Lizama, su director, que tiene 64 años y vivió varios en situación de calle.

El Cuervo, como le dicen a Víctor por su fanatismo por San Lorenzo, visibiliza en primera persona junto a otrxs protagonistas lo que se ve a diario, pero no tanto. Lo que se sabe, pero no tanto. 

En Más allá de tu vereda, Víctor entrevista a muchos de los integrantes del programa que se emite en Radio Parque Vida (105.9) desde hace más de tres años.

Marcela dice que antes sólo escuchaba. Y que ahora se animó a decir.

Luciana dice que perdió un poco la timidez. Y que, quizá, eso la ayudó a crear la sección “la música que nos hizo”. 

Cata dice que encontró un espacio para hacer arte. Para animarse a leer sus poesías.

Alicia dice que antes hablaba “poquito”. Y que ahora “habla un poquito más”. 

Lautaro habla cuando llora, emocionado. Dice que no tenía experiencia. Y que ahora se sorprende de sí mismo.

Juan Bautista dice que es el encargado de informar las noticias. Y que ahora sí, alguien escucha su punto de vista.

Cristian dice que está más atento a su alrededor. Tanto, que ahora se anima a opinar.

Víctor dice que hasta no hace mucho, había personas que no agarraban el micrófono. Y que ahora no lo quieren soltar.

Termina el documental, con una última imagen; pantalla en blanco y una sola línea en letras negras.

«A todos los que estuvieron en situación de calle y ya no están».

Hay aplausos, hay felicidad, hay valoración. 

Hay orgullo.

Luego, se abre el micrófono para que quien quiera diga lo que quiera. 

Jorgelina: “Hagamos más radios”.

Adrián: “Podría estar en cualquier otro lado, haciendo cualquier otra cosa en este momento y gracias a ustedes estoy acá, me ayudaron un montón desde lo emocional”.

Cierra Víctor Rodríguez Lizama, con la remera puesta de su San Lorenzo querido y su pelo repleto de canas:

“La finalidad de este documental es mostrar cómo a través de la salud mental podemos llegar a la gente invisibilizada, que está ignorada. Ojalá que se reproduzca en otros lugares, que sirva de herramienta para salir adelante. Hoy hay mucha más gente viviendo en situación de calle. Además de haber vivido mucho tiempo, participé de los censos populares. Recientemente censamos en la comuna 1 (Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución) y sólo acá contamos 1480 personas, por donde vos camines están. En la olla popular que hacemos en el Parque Lezama se ve algo similar al 2001. Más personas en calle y más hambre”.

Detrás del Cuervo hay un pizarrón donde se completa al nombre de su documental: 

“Más allá de tu vereda,

hay otra realidad,

atrás de tu puerta”.

Al costado, un mural con un puñado de palabras escritas en letra cursiva: 

“Hasta que no quede ni una sola persona en situación de calle, 

allí seguiremos estando”.

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La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos

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Este domingo a la madrugada murió María Teresa López, asambleísta contra la contaminación en su ciudad natal, Caleta Olivia, luego mudada a Capital Federal y parte del grupo Jubilados Insurgentes. Mary se enfermó de cáncer producto de la contaminación que ella misma denunciaba, y luego fue abandonada por el Estado en modo motosierra: el PAMI se negaba a entregarle medicamentos, pese a amparos judiciales a su favor. Una historia que genera bronca e impotencia, pero que a través del recuerdo de sus compañeras de lucha se revela como una lección de vida, en el más profundo sentido de la palabra: lo colectivo frente a lo personal, la idea de no perder el tiempo, la movilización permanente, la generosidad, la sabiduría, y qué es la muerte.

Por Franco Ciancaglini

Algunos dirán que Mary era bajita y otros que tenía el porte enorme de Nora Cortiñas.
Desde la pandemia solía esconder su sonrisa detrás de un barbijo, aunque sus motivos de alegría eran cada vez menos:

  • su salud era cada vez más delicada;
  • los medicamentos oncológicos no llegaban;
  • y la lucha que encaró desde siempre —primero en su Caleta Olivia natal contra la contaminación, luego contra el sistema de salud público y, al final, como parte del grupo Jubilados Insurgentes— cada vez implicaba poner más el cuerpo.

Fue su cuerpo lo que, este domingo 21 de julio, dijo basta.

Mary se convierte así en algo odioso: un símbolo. Un símbolo de la muerte sistemática que genera un sistema que enferma y abandona. Pero también en un símbolo de lucha por la vida, en el sentido más profundo de la palabra.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Mary junto a Nora Cortiñas.

Contaminada

María Teresa López nació en 1959 en Caleta Olivia, Santa Cruz. Falleció el domingo pasado a sus jóvenes 67 años, en un hotel de la calle La Rioja, en Once, ciudad de Buenos Aires. Sí: vivía en un hotel. Sola, producto del desarraigo que le produjo tener que trasladarse para atenderse de un cáncer de hígado.

Ese fue el diagnóstico médico: una metástasis que avanzó en el último tiempo al ritmo frenético de una motosierra.

La causa que no figura en su partida de defunción es aquella que ella misma denunció hasta el final: a Mary le negaban medicamentos oncológicos indispensables para su tratamiento.

Lo que tampoco figura en su partida es que Mary fue arrancada de su Caleta Olivia natal porque se enfermó, al igual que decenas de personas de esa localidad, producto de la contaminación del agua por actividades extractivas en la zona.

Contaminada

La vida de Mary fue la de una militante social de una estirpe rara: austera, firme, silenciosa, estudiosa, imparable.

Sus compañeros reconstruyen sus historias: que de chica le hicieron un test de inteligencia y un profesional le dijo a su madre que ella era más o menos superdotada; que seguramente podría hacer dos carreras universitarias a la vez; que terminó la secundaria antes de tiempo y luego cursó dos carreras; que se enganchó con el ambientalismo muy joven y empezó a investigar cuando las empresas petroleras negaban la contaminación de las napas de agua.

Formó parte de la Asamblea Ambiental de Caleta Olivia, desde donde luchó sin descanso contra la contaminación provocada por el fracking. Mucho antes de enfermarse, denunciaba que el agua que llegaba a las casas estaba contaminada con petróleo. Lo sabía por la evidencia científica más contundente que tiene una comunidad contaminada: que sus vecinos, familiares y amigos enfermen y mueran.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
En Plaza de Mayo, con una bandera contra la megaminería contaminente en Chubut.

Ante los medios Mary describía lo que vivía y veía alrededor: “La gente se muere o queda discapacitada”. En una entrevista para el programa Conciencia Solidaria, precisaba sobre su territorio:

  • “Caleta Olivia… tiene un problema grave: falta de agua potable, y encima está contaminada por la industria petrolera. Los muestreos de agua que hemos sacado y analizado han dado positivo: está contaminada el agua que estamos tomando.”
  • “La situación es muy grave, se está muriendo muchísima gente de esas 11 localidades, 9 están en terrible condición… además tuvimos un caso muy grande de gastroenteritis que afectó a 340 personas”.
    También contextualizó el vínculo entre agua contaminada y salud pública: “Los metales pesados son cancerígenos, mutagénicos, van mutando de una generación en otra… nacen chiquitos con problemas… o fallecen de cáncer».

Denunciaba en Caleta Olivia la presencia de hidrocarburos, arsénico y metales pesados en el agua, además de enfermedades poco frecuentes que, como decía ella, “no tienen cura” y crecen en esa región patagónica. Alertaba con claridad: “No es solamente cáncer, sino Enfermedades Raras o Poco Frecuentes. Muchos pacientes no están bien atendidos… La situación se agrava cuando se trata de estas patologías: solo se ofrecen tratamientos paliativos.”

Un mal día le tocó a ella, ya con la certeza profunda de que la contaminación ambiental fue parte del combustible de su cáncer de hígado.

En agosto de 2015, en un foro en defensa del agua organizado en Comodoro Rivadavia, otras asambleístas como Lidia Campos, de la asamblea contra el fracking de Allen (Río Negro), la conocieron personalmente luego de años de tramar resistencia contra el extractivismo: “En el Foro en Comodoro había gente de todos lados… Y estaba Mary, que ya tenía problemas, como un problema en la boca del estómago… No se sabía bien… Uno tapa esas cosas y habla de la lucha, la salud quedaba en segundo plano. Mary no era de hablar de lo personal; siempre se preocupaba más por lo colectivo».

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Lidia y Mary, durante el acampe del Malón de la Paz en Buenos Aires, hace dos años.

La describe así: “Era menuda, callada. Pasaba desapercibida. Pero cuando abría la boca, te dejaba con la boca abierta. Sabía muchísimo. Y tenía una convicción inquebrantable.”

Recuerda Lidia que, en 2019, Mary pasó de la denuncia mediática a la judicial: presentó un amparo colectivo ante la Corte Suprema contra la contaminación del agua con hidrocarburos, arsénico y metales pesados. Denunciaba así, ante el máximo tribunal argentino, el abandono del sistema cloacal, basurales a cielo abierto, y exigía la puesta en marcha de una planta de ósmosis inversa paralizada (actualidadjuridicaambiental.com). En ese expediente Mary detallaba:

  • “Frecuentes interrupciones en el suministro… agua contaminada con hidrocarburos totales y arsénico… napas freáticas contaminadas por fracking…”.
  • Solicitaba medidas cautelares urgentes: provisión gratuita de agua apta, saneamiento cloacal, cierre de basurales y puesta en funcionamiento de la planta de ósmosis inversa.

Esa presentación inédita, que firmó ella misma, reflejaba años de trabajo comunitario, denuncias y… enfermedades. Pero su denuncia fue ignorada, archivada y judicialmente ninguneada: tras seis años, la Corte se declaró “incompetente” y desestimó el recurso, sin resolver la situación de fondo.

Mary no se rindió: en 2020 fue caminando hasta Balcarce 50 para presentar a través de Mesa de Entradas de la Casa Rosada una carta firmada por una red de organizaciones en defensa del agua dirigida a Alberto Fernández, denunciando la contaminación del agua y relacionándola lúcidamente con argumentos que el ex Presidente daba como recomendaciones durante la pandemia.

Lidia Campos es la que recupera y comparte a lavaca este documento, y la que como asambleísta define su legado: “Lo que ella hizo fue histórico. Vale la pena hablarlo para las próximas generaciones… En esta época hemos perdido tanta humanidad que a nadie le importa. Pero acá hay alguien que dio su vida. Dio, literalmente, su vida.”

El último recuerdo que Lidia conserva data del 14 de julio de 2023, durante una jornada de lucha contra Mekorot, la empresa nacional de agua israelí que intentaba desembarcar en Argentina con intenciones sospechosas. Relata Lidia: “Ella estaba afuera del Anexo del Congreso con los Jubilados Insurgentes para protestar… Después fuimos a una confitería. Le pregunté si había comido al mediodía… no había comido nada. Le sugerí unos tostados o medialunas con queso. Pidió un té. Cuando llegó lo que pedimos, no lo pudo comer”. Igual, se sacaron esta hermosa foto compartiendo. Y ese mismo día, antes de despedirse, Mary le regaló una pashmina rosa a Lidia para protegerla del frío.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Carlos Ponce, Mary y Lidia Campos: una amistad atravesada por la lucha ambiental del sur del país.

Abandonada

Cuando se enfermó y vio que su asamblea se desarmaba –entre otras cosas precisamente porque muchos enfermaban- Mary se trasladó a Buenos Aires. Pretendía resistir y atenderse bien, cosa que logró durante muchos años: su lucha logró que PAMI le asignara el Hospital Italiano para su tratamiento.

Tuvo un cáncer controlado que se descontroló al ritmo del deterioro del sistema de salud: primero Macri, luego Fernández, la pandemia y finalmente Milei como garrotazo final.

Desde 2023 su situación empeoró drásticamente. Su compañera Zulema, de Jubilados Insurgentes, relata: “El PAMI decía que tenían medicamentos para esa patología, pero no eran los que había indicado su médica… entonces no los aprobaban. A veces los recursos judiciales salían favorables, pero el PAMI tampoco los entregaba. La impotencia era terrible».

Sino miren este video.

María Teresa López dice claramente: “El mecanismo es simple: es eliminarnos, gastando menos… llegar al déficit cero… matándonos.”

El video la muestra junto a sus compañeros de Jubilados Insurgentes en un reclamo frente al PAMI por sus medicamentos.

Sigue: “Es más fácil eliminarnos de manera nefasta e inhumana… Para mí ustedes son asesinos, y les importa un bledo”.

Hoy, un año y mes después, Mary tenía razón.

Zulema continúa: “Ella no podía hacer la quimio porque la droga fundamental no estaba… íbamos al PAMI con compañeros, hacíamos reclamos, pero no facilitaban nada. Cuando le autorizaban un tratamiento de ocho sesiones, solo le entregaban dos dosis. Nos confesaron que no se molestaban en dar el tratamiento completo porque muchos morían antes… Pero Mary resistía, resistía… llegó un momento en que el cuerpo no resistió más».”

Una de las últimas veces de manifestación ante el PAMI, sin Mary, el personal de seguridad preguntó por ella en la puerta: “¿Cómo está Mary?”

La respuesta era obvia: mal.

Insurgente

Pese al deterioro físico, Mary se unió a los Jubilados Insurgentes. Entendió que el sistema no solo descarta a quienes enferma, sino también a los que ya no pueden “producir”.
Zulema recuerda: “¡Tenía un carácter! Ese carácter es el que la hizo resistir cuando muchos se daban por vencidos”.

Llegó a ese espacio dos años atrás, íntimamente vinculada con su enfermedad. “Se metió en todo lo legal… recursos, fiscalías, Comodoro Py… sabía de litigio ambiental”, dice Zulema.

El 12 de junio de 2024, durante la lucha contra la Ley de Bases, estuvo firme en Plaza los Dos Congresos. “Nosotros la cuidábamos porque estaba débil, pero se escapaba, quería seguir.” Conocía a todos. “Era muy luchadora. Y hablaba con energía. Siempre nos pedía que unamos las luchas».

Lo que posiblemente sea su último legado lúcido: unir las luchas del ambientalismo con las banderas de los jubilados.

Sobre su convicción, Zulema dice: “Cualquier cosita que ella hacía la asumía con total responsabilidad… vino con cartulina, se traía el cartel… Cuando asumió Milei hizo un cartel que decía ‘Toda la clase política es responsable de la debacle del país’, lo diseñó ella misma”.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Un cartelito que le hicieron tras su muerte, Clarisa y Agus, que lo dice todo: «Se lo hicimos porque ella era doña cartelitos, y lo dejamos con ella».

Otra anécdota: “Una vez vino a una reunión, con anotador en mano, ya predispuesta. Algunos comenzaron a hablar de su vida personal, y se enojó. Se levantó, juntó sus notas y se fue. Dijo: ‘acá se pierde tiempo, no van a llegar a nada’. Pero volvió. Con dramas y todo, no quería perder el tiempo: estaba alerta. Era consciente de que la tarea era enorme, y le ponía ímpetu”.

Mary sabía que no le quedaba mucho tiempo y por eso nunca bajó la guardia.

Siguió yendo cada miércoles a las rondas frente al Congreso, siempre con barbijo, para cuidarse y cuidar. Participó del Malón de la Paz, llevó agua, militó con grupos ambientalistas, jubilados y religiosos. Organizó actos, escribió cartas, e insistía en que el 22 de marzo, Día Mundial del Agua, había que salir a las calles. Siempre. Aunque lloviera, aunque doliera.

Porque Mary enseló que la muerte no es algo que ocurre al final: es eso que va sucediendo en vida ante la indiferencia, el silencio de los tribunales, el apagón de las protestas, la descomposición del cuidado, la impunidad de los contaminadores y la complicidad del silencio.

La muerte es el abandono.

La muerte es el olvido.

Y en ese sentido, Mary sigue más viva que nunca.

odas las agrupaciones de jubilados que se juntan los miércoles a protestar en Congreso, preparan un homenaje a Mary y, a través de ella, “a todas las víctimas del sistema y de este plan siniestro de exterminio de los más vulnerables”.

Será mañana, después de la marcha, en un acto en Plaza de Mayo.

Mary: gracias.

Hasta mañana.

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Pablo Grillo: llaman a indagatoria al gendarme Guerrero a seis meses de un disparo criminal

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El 2 de septiembre el gendarme que disparó una granada de gas lacrimógeno por fuera de todos los protocolos de la fuerza deberá comparecer ante la justicia. La decisión la tomó la jueza María Servini de Cubría más de cuatro meses después del hecho. Pablo Grillo luchó por su vida, perdió masa encefálica y hoy se encuentra en plena rehabilitación. Todo lo que deberá explicar Héctor Guerrero y que implica a su principal defensora y la responsable de la violencia estatal: Patricia Bullrich.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cuatro meses y una semana pasaron desde el miércoles 12 de marzo. Ese día, durante otra violenta represión a la marcha de jubilados y jubiladas, el Gendarme Héctor Guerrero le disparó fuera de toda legalidad una granada de gas lacrimógeno al reportero gráfico Pablo Grillo, cuyo impacto casi lo mata, y por el que perdió parte de la masa encefálica, estuvo casi tres meses internado en terapia intensiva en el Hospital Ramos Mejía y por el que hoy continúa en proceso de rehabilitación. Cuatro meses y una semana pasaron hasta hoy, lunes 21 de julio, en el que la jueza María Servini citó a indagatoria al gendarme, autor material de lanzamiento, para el próximo 2 de septiembre.

Es decir: entre la ejecución y la audiencia habrán pasado 131 días, casi seis meses, casi medio año. 

El camino de la in-justicia

En un primer momento, la jueza había rechazado el expediente y el caso había pasado al Juzgado Federal N° 12, donde tramitaba otra denuncia por los mismos hechos. Como ese juzgado estaba vacante y subrogado por Ariel Lijo, quien también se declaró incompetente y declinó la competencia, el expediente regresó al Juzgado N° 1 el 28 de marzo y la jueza Servini lo tiene en sus manos desde el 10 de abril, a la vuelta de una licencia. 

La cronología detalla el tiempo que una familia debe atravesar para exigir justicia por un hecho de violencia estatal: desde el 21 de marzo en que el papá, la mamá y el hermano de Pablo se presentaron en la causa como querellantes, solicitaron se llame a Guerrero a declarar “en calidad de imputado, por tentativa de homicidio agravado por abuso funcional, abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público”. Pero no hubo respuesta. Por eso, el 6 de junio, reiteraron el pedido con estos argumentos: “Desde el inicio de la investigación, todas y cada una de las pruebas recabadas por el Juzgado corroboran lo que planteamos en nuestra querella del 21 de marzo: el cabo primero Héctor Jesús Guerrero de la Gendarmería Nacional Argentina fue el autor del disparo de la pistola lanzagases que hirió de gravedad a Pablo Grillo el 12 de marzo a las 17.18hs”. Y agregaron: “En el pedido que presentamos ante la jueza Servini ofrecemos una descripción de los hechos y un análisis pormenorizado de los elementos de prueba existentes hasta el momento”.

Y no hubo dos sin tres: el 15 de julio se le volvió a exigir al Juzgado que lo cite a Guerrero. 

Y la tercera fue la vencida: este lunes, Servini citó a prestar declaración indagatoria al cabo Guerrero como autor del disparo con cartucho de gas lacrimógeno calibre 38mm que impactó en la cabeza de Pablo Grillo. La audiencia será el 2 de septiembre a las 10. 

Guerrero es el primer efectivo formalmente imputado en la causa por el operativo policial del 12 de marzo. 

Desde la querella informaron: “El juzgado ordenó la realización de una pericia balística a cargo de la División Balística de la Policía de la Ciudad para reconstruir con el mayor nivel de precisión técnica posible el disparo que hirió de gravedad a Pablo. Si bien la jueza consideró que ya existen elementos de prueba contundentes respecto de la responsabilidad de Guerrero para esta instancia, sostuvo que la pericia es necesaria para afianzar la reconstrucción de la dinámica del hecho”.

 La pericia tendrá como objetivos precisar:

-La trayectoria y velocidad del proyectil que impactó en la cabeza de Pablo Grillo;

-La posición del arma al momento de efectuarse el disparo y el ángulo de salida del proyectil; 

-Analizar si el proyectil impactó previamente contra otra superficie, y si eso alteró su dirección o energía.

-Las ubicaciones de Grillo y de Guerrero al momento del disparo.

El juzgado también ordenó, previo a la pericia, una inspección en el lugar del hecho (la esquina de Hipólito Yrigoyen y Solís) que incluirá un relevamiento fotográfico terrestre y aéreo y la elaboración de un croquis detallado de la escena. 

Además, le prohibió a Guerrero la salida del país.

Compartimos el perfil de Pablo que realizamos en la edición 203 de MU.

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