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La tercera desaparición de Julio López

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Primero fue la dictadura. Este año, el 18 de septiembre, Jorge Julio López volvió a desaparecer. Y ahora el propio caso empieza a esfumarse, secuestrado de las noticias y la «agenda» política. Mientras siguen las amenazas e intimidaciones, se oye claramente el silencio oficial y el de las empresas mediáticas. Hubo un comando que se adjudicó la ejecución, hubo violación del domicilio (custodiado) de Nilda Eloy, quien además recibió misteriosas llamadas desde el Ejército. En tiempos en que nadie puede decir «no sabía», algunas ideas sobre los modos de pensar y actuar en estas situaciones.

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«Desde hace bastante parece que hubiera una orden de hacer desaparecer la noticia de la desaparición» dice Nilda Eloy a lavaca, sin intenciones de plantear un trabalenguas, sino de describir la actualidad. Eloy es una de las querellantes en el juicio que culminó con la condena por genocidio contra Miguel Etchecolatz. El otro querellante, Jorge Julio López, está desaparecido desde el 18 de septiembre último. El testimonio de López (como el de Eloy, como el de tantos otros) resultó una descripción detallada, y una prueba, sobre los centros policiales-clandestinos de represión, sobre los tormentos, homicidios y aberraciones cometidos allí. El día de la lectura del alegato contra Etchecolatz, López no llegó a la sala de audiencias.
-¿Hubo novedades en el caso, Nilda?
-No, en la investigación no. Pero sigue la campaña de intimidación, eso no se frenó. Hubo amenazas a integrantes de organismos, y también a gente que participó en marchas reclamando por López, o ha colaborado de alguna forma. En La Plata hubo universitarios amenazados, hubo también estudiantes secundarios. Y está la visita que hicieron a mi casa.
>>>Llamada desde el Ejército
Nilda dice que parece «tragicómico». Hace pocos días volvió con su hija a su casa, ubicada en La Plata, y percibió que había habido visitas. «Pese a la custodia de la Policía Federal, entraron a mi casa. No robaron, no sacaron papeles, sino que se comieron la cena. Yo había guardado empanadas y se comieron todas menos una que dejaron por la mitad, cortada con un cuchillo. Cuando fui a preguntarle a los custodios de la Policía Federal qué había pasado, me contestaron: ‘sin novedad, señora’. Los que entraron no rompieron la cerradura, ni nada. Ese es el tipo de mensajes que te dejan hoy en día: la sensación de que te pueden hacer lo que quieran, en cualquier momento».
En muchos otros casos la técnica es esta: suena el teléfono, nadie contesta del otro lado, y cortan. O preguntan por la persona (como para constatar que saben a quién están llamando) y luego cortan.
La propia Nilda, el 16 de septiembre, recibió llamadas en la que se escuchaban gritos como de una sesión de torturas.
Adriana Calvo, de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos, relata algo asombroso. El juez Arnaldo Corazza (que también está amenazado) ordenó investigar todas las llamadas al teléfono de Nilda Eloy, y la sorpresa fue que aparecieron cinco intentos de comunicarse desde el Edificio Libertador, sede de la jefatura del Ejército. El Ejército contestó al juez que como las llamadas se habían realizado desde un interno, no tenían modo de saber cuál era. El juez insistió y el Ejército, en una tarea de «inteligencia» (si cabe el término), logró detectar esforzadamente el interno desde el cual habían llamado.
Calvo: «Era de una oficina donde había una señora a cargo que dijo que no había llamado a nadie. Pero contó que tiene un amigo periodista y que tal vez él quería llamar a Nilda Eloy para hacerle alguna consulta. Por supuesto, jamás se supo quién era ese periodista, ni se supo nada más de tales llamadas».
La conclusión de Adriana es obvia: «A veces queda la sensación de que este país no tiene remedio. Yo no sé si hay una locura generalizada, burocracia, o si es parte de una maniobra para meter miedo».
Además de Eloy y el juez Corazza, la coordinadora Justicia Ya! ha denunciado que también han sido amenazados Isabel Chicha Mariani (Presidenta de la Asociación Ahaní y fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo), el camarista Leopoldo Schiffrini, dos fiscales que llevan causas de derechos humanos, tres jueces de tribunales orales, y Emilce Moller, sobreviviente de La Noche de los Lápices (recibió una carta firmada por tres ex comisarios de la bonaerense). Justicia Ya! denunció también que tras participar en diferentes actividades y marchas relacionadas con el caso López, fueron agredidos Ariel y María Montes en dependencias policiales, un familiar de la ex detenida desaparecida Cristina Saborido fue tajeado, y un militante del Partido Obrero (Pablo Giachello) fue golpeado con amenazas por su participación en ese tipo de encuentros.
>>>Etchecolatz y el anciano
Desde el 21 de septiembre la casa de Nilda Eloy es custodiada por la Policía Federal, con los resultados ya relatados, y personal de la Policía Bonaerense la custodian a donde vaya. «Eso es lo que no quieren otros testigos de los juicios pendientes por violaciones a los derechos humanos: que los custodie la bonaerense» cuenta ella, sobre un país donde demasiada gente aprende desde hace décadas a cuidarse de quienes deberían protegerla.
Otra noticia que casi no se difundió: un presunto grupo de «resistencia republicana» anunció por correo electrónico al Ministerio del Interior, a la agencia oficial Telam, y a las empresas Clarín y a Página 12, que López había sido ejecutado a las 15.15 del 19 de septiembre. Eloy: «Nos llamó la atención que eso no fuera difundido por esos medios. En cualquier otro secuestro, si alguien se lo adjudica, sea o no cierto, eso sale publicado. A esa hora, ese día, terminó el discurso de Etchecolatz, donde dijo que los jueces no lo condenaban a él, sino a ellos mismos». Etchecolatz pronunció además esta oración: «Yo sé que me van a condenar y no tendrán vergüenza de poder condenar a un anciano enfermo, sin dinero y sin poder».
Nilda ha empezado a sospechar que quizás Etchecolatz no estaba hablando de sí mismo, y no encuentra quien pueda desmentirla con demasiado énfasis.
-¿Mantienen contacto con los funcionarios?
-No. Salvo los de los primeros días, después nadie volvió a hablar con nosotros, ni a informarnos nada. Pusieron teléfonos, hay muchos llamados, pero todo parece provocado por el señuelo de la recompensa. es como si hubiera una ceguera que hace ver el caso como una cosa aislada. Y no se lo puede ver así, lamentablemente, sino en el marco en el que sucede.
-¿Cuál es ese marco?
-Campañas de amenazas, mails, golpizas a familiares, secuestros durante algunas horas de gente que estuvo en las marchas. Además, tenemos un desaparecido, y un cuerpo NN que todavía no se sabe de quién es».
Puede recordarse que en las primeras horas tras la desaparición apareció un cadáver baleado y calcinado, vieja usanza de los grupos de tareas y de la Triple A. Se sospechó que podía ser de López, luego se desmintió, pero demasiada gente parece haber olvidado una sencilla pregunta: ¿quién era?
>>>El silencio y el perrito
-Nilda¿Por qué un caso como el de López puede caer en el silencio, otra vez, en un país con la historia que ha tenido la Argentina?
-A ver… tal vez la respuesta esté en la propia dictadura, que convirtió a la sociedad en un masivo indvidualismo, un «no te metás». Ya fuimos un país dominado por el miedo como herramienta de control social. Pero esto es inventarlo de nuevo.
Sobre el silencio que percibe en las empresas de medios, Nilda sostiene: «Me dan vergüenza ajena, qué querés que te diga. Que doblen tanto las rodillas, que sean tan genuflexos con los gobiernos de turno». El argumento del miedo, o el de la censura, no existe en estos tiempos: «No, a mi me parece más agachada, que otra cosa».
La búsqueda de López también tiene una característica que alarma a Eloy: «Pegan carteles que dicen: Buscamos a Julio. Pero es como si se hubiera perdido. Se perdió el perrito, pegás carteles y salís a tocar timbres. Esto no es así. Parece increíble tener que decirlo».
-¿Usted cómo está Nilda?
-(Un silencio, un suspiro) Con una sola seguridad: no hay que bajar los brazos.
Adriana Calvo percibe que en toda esta cuestión está pasando algo crucial: el tiempo.
«Y al pasar el tiempo, se va produciendo una decantación de la noticia. Ya no hay lugar para la duda». Esa duda es la que se instaló sobre la posibilidad de que López no fuera víctima más que de un desvarío o un shock emocional. El 6 de octubre, durante una marcha organizada por el gobierno, Estela Carlotto (presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo) dijo a quienes le ponían micrófonos adelante: «Creo que después de esto López se va a animar a salir», fomentando así la teoría del escondido por propia voluntad.
Adriana Calvo: «Hoy ya hay una certeza que uno no quiere poner en palabras. Todos querríamos pensar eso, que está vivo y bien. Pero esa certeza de que las cosas no son así hay que ponerla en lucha, en protesta, en acción. Eso genera miedo. Se hace difícil transformar ese miedo en bronca, movilización, reclamo».
-¿Qué impresión tiene sobre lo que hace el gobierno al respecto?
-Hay una mezcla de inoperancia y de ocultamiento, no sé en qué proporciones de cada cosa.
-¿Qué sería lo que se oculta?
-Si hay avances, si se investiga. ¿Por qué se oculta? Algunos enviados del gobierno bonaerense dijeron que si se investiga a fondo, se pone en juego la gobernabilidad de la fuerza. No se necesita demasiada perspicacia para entender. Para mí hay una intención de que todo siga como siempre, que no pase nada, que todo esto se olvide, que nadie se acuerde de Julio López. Pero no sé qué gobernabilidad es que te secuestren una persona y vos no puedas hacer nada.
Según Adriana el corte en la prensa, el momento en el que el caso comenzó a esfumarse de la llamada «agenda mediática» fue a partir de aquella marcha organizada por el gobierno y algunos organismos planeando la consigna «Buscamos a Julio». La marcha movilizó al piqueterismo oficialista, a los organismos y movimientos que adhieren al gobierno, también a otros organismos que no quisieron restar su participación, y fue masivamente cubierta por la prensa. En su punto culminante, se propinó a los asistentes la lectura de un poema de Pablo Neruda.
«Hay algunos medios que dicen que quieren publicar algo» cuenta Adriana. «Y me plantean: dame por favor algo nuevo para publicarlo. Necesitan una noticia, como si no fuera suficiente noticia que cada día sigue estando desaparecido Julio López».
Los medios saben de lo que se trata, supuestamente, teniendo en cuenta la cantidad de suplementos memoriosos que regaron durante marzo, a 30 años del golpe militar:
-Claro, se desgarran las vestiduras con el terrorismo de Estado, la censura, las barbaridades. ¿Y ahora qué? ¿Nos olvidamos todo? ¿Cómo puede ser que no haya nadie en el canal estatal que plantee poner un cartel diciendo ‘JulioLópez sigue desaparecido’? ¿O un recuadrito en la tapa los diarios?
Adriana no tiene en cuenta que los periódicos prefieren dedicar esos espacios a generalas, ofertas opcionales de música para geriátricos, investigaciones culinarias y otros despliegues de ese tipo. Dice:
-Para mí, hay una pretensión de normalizar la idea.
-Que sea una noticia que ya pasó.
-Que sea normal que esté desparecido. La noticia sería que aparezca vivo, o que aparezca el cadáver.
>>>No hay respuestas, pero tampoco preguntas
El razonamiento de Adriana Calvo despierta otra cuestión: no hay respuestas, pero tan grave como eso es que no haya preguntas. «Nadie le pregunta nada al presidente, al ministro del interior, al gobernador, al de seguridad. ¿Qué están haciendo, qué se está investigando? Nadie pregunta nada, como si el tema no existiera».
-Adriana, ¿cómo está usted?
-Bien (y sonríe como sorprendida por lo que acaba de decir). ¿Bien? es el mismo proceso que tenemos todos. Te acordás de Julio y pensás: ¿cómo puede ser? Nadie lo tiene asumido. Hay ofrecimientos de contención terapéutica para muchos familiares. No es que se hayan velto locos, ni rayados, ni que anden arrastrando un cepillo de dientes. Ni siquiera es que tengan miedo, sino que hay una angustia, una preocupación permanente.
-¿Qué le diría a una persona que está con ese ánimo?
-Que no se deje hundir. La única forma de salir de esto es reclamando, protestando, pateando, puteando, marchando en la calle. es la forma de que no quede en lo personal. Aún con miedo se pueden hacer cosas. Y el miedo empieza a achicarse. Y hacés más cosas. Salís, te movés.
-Escapar de la jaula privada.
-No hay que quedarse en esa jaula del miedo, la desazón y la soledad. si uno se queda paralizado no tiene ni siquiera con quién compartir lo que le pasa.

  • El domingo 12 habrá una jornada de difusión del tema en los parques de buenos Aires, con mesas, murgas y pines reclamando la aparición convida de Julio López.
  • HIJOS de La Plata está preparando un escrache, esta semana, al ex director de seguridad de la Policía bonaerense, Rodolfo González Conti, acusaso de al menos 103 casos de torturas y desapariciones ocurridos en la Comisaría 5º.
  • Los organismos pedirán, también esta semana, una ampliacion de indagatoria por genocidio a todos los procesados en la causa de la Comisaría 5º, como un modo de que la setencia contra Etchecolatz sea el puente para el juzgamiento de todos los que participaron de esos crímenes de lesa humanidad.
  • El 18 de noviembre se realizará una nueva marcha en Buenos Aires. Si no hay novedades previas, ese día se cumplirán dos meses de la desaparición de un hombre llamado Jorge Julio López, en un país donde se hace complicado descubrir si hay remedio para tantas enfermedades.

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Más allá de tu vereda: un documental sobre personas en situación de calle en CABA

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Más allá de tu vereda.

Así, a secas, es el nombre del documental que acaba de estrenarse. 

No es un documental más. Así se llama el programa de radio de y para personas que viven o vivieron en la calle, que se realiza semanalmente en la organización Sopa de Letras. Esta cobija y aborda la problemática así como la salud mental, desde hace más de 10 años en el barrio porteño de Parque Patricios.

El documental explicita la importancia de la radio, el valor de la comunicación, la potencia de lo colectivo, la necesidad de comunicarse, y que alguien escuche del otro lado, o mejor aún: al lado. Y también refleja la historia de Víctor Rodríguez Lizama, su director, que tiene 64 años y vivió varios en situación de calle.

El Cuervo, como le dicen a Víctor por su fanatismo por San Lorenzo, visibiliza en primera persona junto a otrxs protagonistas lo que se ve a diario, pero no tanto. Lo que se sabe, pero no tanto. 

En Más allá de tu vereda, Víctor entrevista a muchos de los integrantes del programa que se emite en Radio Parque Vida (105.9) desde hace más de tres años.

Marcela dice que antes sólo escuchaba. Y que ahora se animó a decir.

Luciana dice que perdió un poco la timidez. Y que, quizá, eso la ayudó a crear la sección “la música que nos hizo”. 

Cata dice que encontró un espacio para hacer arte. Para animarse a leer sus poesías.

Alicia dice que antes hablaba “poquito”. Y que ahora “habla un poquito más”. 

Lautaro habla cuando llora, emocionado. Dice que no tenía experiencia. Y que ahora se sorprende de sí mismo.

Juan Bautista dice que es el encargado de informar las noticias. Y que ahora sí, alguien escucha su punto de vista.

Cristian dice que está más atento a su alrededor. Tanto, que ahora se anima a opinar.

Víctor dice que hasta no hace mucho, había personas que no agarraban el micrófono. Y que ahora no lo quieren soltar.

Termina el documental, con una última imagen; pantalla en blanco y una sola línea en letras negras.

«A todos los que estuvieron en situación de calle y ya no están».

Hay aplausos, hay felicidad, hay valoración. 

Hay orgullo.

Luego, se abre el micrófono para que quien quiera diga lo que quiera. 

Jorgelina: “Hagamos más radios”.

Adrián: “Podría estar en cualquier otro lado, haciendo cualquier otra cosa en este momento y gracias a ustedes estoy acá, me ayudaron un montón desde lo emocional”.

Cierra Víctor Rodríguez Lizama, con la remera puesta de su San Lorenzo querido y su pelo repleto de canas:

“La finalidad de este documental es mostrar cómo a través de la salud mental podemos llegar a la gente invisibilizada, que está ignorada. Ojalá que se reproduzca en otros lugares, que sirva de herramienta para salir adelante. Hoy hay mucha más gente viviendo en situación de calle. Además de haber vivido mucho tiempo, participé de los censos populares. Recientemente censamos en la comuna 1 (Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución) y sólo acá contamos 1480 personas, por donde vos camines están. En la olla popular que hacemos en el Parque Lezama se ve algo similar al 2001. Más personas en calle y más hambre”.

Detrás del Cuervo hay un pizarrón donde se completa al nombre de su documental: 

“Más allá de tu vereda,

hay otra realidad,

atrás de tu puerta”.

Al costado, un mural con un puñado de palabras escritas en letra cursiva: 

“Hasta que no quede ni una sola persona en situación de calle, 

allí seguiremos estando”.

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La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos

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Este domingo a la madrugada murió María Teresa López, asambleísta contra la contaminación en su ciudad natal, Caleta Olivia, luego mudada a Capital Federal y parte del grupo Jubilados Insurgentes. Mary se enfermó de cáncer producto de la contaminación que ella misma denunciaba, y luego fue abandonada por el Estado en modo motosierra: el PAMI se negaba a entregarle medicamentos, pese a amparos judiciales a su favor. Una historia que genera bronca e impotencia, pero que a través del recuerdo de sus compañeras de lucha se revela como una lección de vida, en el más profundo sentido de la palabra: lo colectivo frente a lo personal, la idea de no perder el tiempo, la movilización permanente, la generosidad, la sabiduría, y qué es la muerte.

Por Franco Ciancaglini

Algunos dirán que Mary era bajita y otros que tenía el porte enorme de Nora Cortiñas.
Desde la pandemia solía esconder su sonrisa detrás de un barbijo, aunque sus motivos de alegría eran cada vez menos:

  • su salud era cada vez más delicada;
  • los medicamentos oncológicos no llegaban;
  • y la lucha que encaró desde siempre —primero en su Caleta Olivia natal contra la contaminación, luego contra el sistema de salud público y, al final, como parte del grupo Jubilados Insurgentes— cada vez implicaba poner más el cuerpo.

Fue su cuerpo lo que, este domingo 21 de julio, dijo basta.

Mary se convierte así en algo odioso: un símbolo. Un símbolo de la muerte sistemática que genera un sistema que enferma y abandona. Pero también en un símbolo de lucha por la vida, en el sentido más profundo de la palabra.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Mary junto a Nora Cortiñas.

Contaminada

María Teresa López nació en 1959 en Caleta Olivia, Santa Cruz. Falleció el domingo pasado a sus jóvenes 67 años, en un hotel de la calle La Rioja, en Once, ciudad de Buenos Aires. Sí: vivía en un hotel. Sola, producto del desarraigo que le produjo tener que trasladarse para atenderse de un cáncer de hígado.

Ese fue el diagnóstico médico: una metástasis que avanzó en el último tiempo al ritmo frenético de una motosierra.

La causa que no figura en su partida de defunción es aquella que ella misma denunció hasta el final: a Mary le negaban medicamentos oncológicos indispensables para su tratamiento.

Lo que tampoco figura en su partida es que Mary fue arrancada de su Caleta Olivia natal porque se enfermó, al igual que decenas de personas de esa localidad, producto de la contaminación del agua por actividades extractivas en la zona.

Contaminada

La vida de Mary fue la de una militante social de una estirpe rara: austera, firme, silenciosa, estudiosa, imparable.

Sus compañeros reconstruyen sus historias: que de chica le hicieron un test de inteligencia y un profesional le dijo a su madre que ella era más o menos superdotada; que seguramente podría hacer dos carreras universitarias a la vez; que terminó la secundaria antes de tiempo y luego cursó dos carreras; que se enganchó con el ambientalismo muy joven y empezó a investigar cuando las empresas petroleras negaban la contaminación de las napas de agua.

Formó parte de la Asamblea Ambiental de Caleta Olivia, desde donde luchó sin descanso contra la contaminación provocada por el fracking. Mucho antes de enfermarse, denunciaba que el agua que llegaba a las casas estaba contaminada con petróleo. Lo sabía por la evidencia científica más contundente que tiene una comunidad contaminada: que sus vecinos, familiares y amigos enfermen y mueran.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
En Plaza de Mayo, con una bandera contra la megaminería contaminente en Chubut.

Ante los medios Mary describía lo que vivía y veía alrededor: “La gente se muere o queda discapacitada”. En una entrevista para el programa Conciencia Solidaria, precisaba sobre su territorio:

  • “Caleta Olivia… tiene un problema grave: falta de agua potable, y encima está contaminada por la industria petrolera. Los muestreos de agua que hemos sacado y analizado han dado positivo: está contaminada el agua que estamos tomando.”
  • “La situación es muy grave, se está muriendo muchísima gente de esas 11 localidades, 9 están en terrible condición… además tuvimos un caso muy grande de gastroenteritis que afectó a 340 personas”.
    También contextualizó el vínculo entre agua contaminada y salud pública: “Los metales pesados son cancerígenos, mutagénicos, van mutando de una generación en otra… nacen chiquitos con problemas… o fallecen de cáncer».

Denunciaba en Caleta Olivia la presencia de hidrocarburos, arsénico y metales pesados en el agua, además de enfermedades poco frecuentes que, como decía ella, “no tienen cura” y crecen en esa región patagónica. Alertaba con claridad: “No es solamente cáncer, sino Enfermedades Raras o Poco Frecuentes. Muchos pacientes no están bien atendidos… La situación se agrava cuando se trata de estas patologías: solo se ofrecen tratamientos paliativos.”

Un mal día le tocó a ella, ya con la certeza profunda de que la contaminación ambiental fue parte del combustible de su cáncer de hígado.

En agosto de 2015, en un foro en defensa del agua organizado en Comodoro Rivadavia, otras asambleístas como Lidia Campos, de la asamblea contra el fracking de Allen (Río Negro), la conocieron personalmente luego de años de tramar resistencia contra el extractivismo: “En el Foro en Comodoro había gente de todos lados… Y estaba Mary, que ya tenía problemas, como un problema en la boca del estómago… No se sabía bien… Uno tapa esas cosas y habla de la lucha, la salud quedaba en segundo plano. Mary no era de hablar de lo personal; siempre se preocupaba más por lo colectivo».

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Lidia y Mary, durante el acampe del Malón de la Paz en Buenos Aires, hace dos años.

La describe así: “Era menuda, callada. Pasaba desapercibida. Pero cuando abría la boca, te dejaba con la boca abierta. Sabía muchísimo. Y tenía una convicción inquebrantable.”

Recuerda Lidia que, en 2019, Mary pasó de la denuncia mediática a la judicial: presentó un amparo colectivo ante la Corte Suprema contra la contaminación del agua con hidrocarburos, arsénico y metales pesados. Denunciaba así, ante el máximo tribunal argentino, el abandono del sistema cloacal, basurales a cielo abierto, y exigía la puesta en marcha de una planta de ósmosis inversa paralizada (actualidadjuridicaambiental.com). En ese expediente Mary detallaba:

  • “Frecuentes interrupciones en el suministro… agua contaminada con hidrocarburos totales y arsénico… napas freáticas contaminadas por fracking…”.
  • Solicitaba medidas cautelares urgentes: provisión gratuita de agua apta, saneamiento cloacal, cierre de basurales y puesta en funcionamiento de la planta de ósmosis inversa.

Esa presentación inédita, que firmó ella misma, reflejaba años de trabajo comunitario, denuncias y… enfermedades. Pero su denuncia fue ignorada, archivada y judicialmente ninguneada: tras seis años, la Corte se declaró “incompetente” y desestimó el recurso, sin resolver la situación de fondo.

Mary no se rindió: en 2020 fue caminando hasta Balcarce 50 para presentar a través de Mesa de Entradas de la Casa Rosada una carta firmada por una red de organizaciones en defensa del agua dirigida a Alberto Fernández, denunciando la contaminación del agua y relacionándola lúcidamente con argumentos que el ex Presidente daba como recomendaciones durante la pandemia.

Lidia Campos es la que recupera y comparte a lavaca este documento, y la que como asambleísta define su legado: “Lo que ella hizo fue histórico. Vale la pena hablarlo para las próximas generaciones… En esta época hemos perdido tanta humanidad que a nadie le importa. Pero acá hay alguien que dio su vida. Dio, literalmente, su vida.”

El último recuerdo que Lidia conserva data del 14 de julio de 2023, durante una jornada de lucha contra Mekorot, la empresa nacional de agua israelí que intentaba desembarcar en Argentina con intenciones sospechosas. Relata Lidia: “Ella estaba afuera del Anexo del Congreso con los Jubilados Insurgentes para protestar… Después fuimos a una confitería. Le pregunté si había comido al mediodía… no había comido nada. Le sugerí unos tostados o medialunas con queso. Pidió un té. Cuando llegó lo que pedimos, no lo pudo comer”. Igual, se sacaron esta hermosa foto compartiendo. Y ese mismo día, antes de despedirse, Mary le regaló una pashmina rosa a Lidia para protegerla del frío.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Carlos Ponce, Mary y Lidia Campos: una amistad atravesada por la lucha ambiental del sur del país.

Abandonada

Cuando se enfermó y vio que su asamblea se desarmaba –entre otras cosas precisamente porque muchos enfermaban- Mary se trasladó a Buenos Aires. Pretendía resistir y atenderse bien, cosa que logró durante muchos años: su lucha logró que PAMI le asignara el Hospital Italiano para su tratamiento.

Tuvo un cáncer controlado que se descontroló al ritmo del deterioro del sistema de salud: primero Macri, luego Fernández, la pandemia y finalmente Milei como garrotazo final.

Desde 2023 su situación empeoró drásticamente. Su compañera Zulema, de Jubilados Insurgentes, relata: “El PAMI decía que tenían medicamentos para esa patología, pero no eran los que había indicado su médica… entonces no los aprobaban. A veces los recursos judiciales salían favorables, pero el PAMI tampoco los entregaba. La impotencia era terrible».

Sino miren este video.

María Teresa López dice claramente: “El mecanismo es simple: es eliminarnos, gastando menos… llegar al déficit cero… matándonos.”

El video la muestra junto a sus compañeros de Jubilados Insurgentes en un reclamo frente al PAMI por sus medicamentos.

Sigue: “Es más fácil eliminarnos de manera nefasta e inhumana… Para mí ustedes son asesinos, y les importa un bledo”.

Hoy, un año y mes después, Mary tenía razón.

Zulema continúa: “Ella no podía hacer la quimio porque la droga fundamental no estaba… íbamos al PAMI con compañeros, hacíamos reclamos, pero no facilitaban nada. Cuando le autorizaban un tratamiento de ocho sesiones, solo le entregaban dos dosis. Nos confesaron que no se molestaban en dar el tratamiento completo porque muchos morían antes… Pero Mary resistía, resistía… llegó un momento en que el cuerpo no resistió más».”

Una de las últimas veces de manifestación ante el PAMI, sin Mary, el personal de seguridad preguntó por ella en la puerta: “¿Cómo está Mary?”

La respuesta era obvia: mal.

Insurgente

Pese al deterioro físico, Mary se unió a los Jubilados Insurgentes. Entendió que el sistema no solo descarta a quienes enferma, sino también a los que ya no pueden “producir”.
Zulema recuerda: “¡Tenía un carácter! Ese carácter es el que la hizo resistir cuando muchos se daban por vencidos”.

Llegó a ese espacio dos años atrás, íntimamente vinculada con su enfermedad. “Se metió en todo lo legal… recursos, fiscalías, Comodoro Py… sabía de litigio ambiental”, dice Zulema.

El 12 de junio de 2024, durante la lucha contra la Ley de Bases, estuvo firme en Plaza los Dos Congresos. “Nosotros la cuidábamos porque estaba débil, pero se escapaba, quería seguir.” Conocía a todos. “Era muy luchadora. Y hablaba con energía. Siempre nos pedía que unamos las luchas».

Lo que posiblemente sea su último legado lúcido: unir las luchas del ambientalismo con las banderas de los jubilados.

Sobre su convicción, Zulema dice: “Cualquier cosita que ella hacía la asumía con total responsabilidad… vino con cartulina, se traía el cartel… Cuando asumió Milei hizo un cartel que decía ‘Toda la clase política es responsable de la debacle del país’, lo diseñó ella misma”.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Un cartelito que le hicieron tras su muerte, Clarisa y Agus, que lo dice todo: «Se lo hicimos porque ella era doña cartelitos, y lo dejamos con ella».

Otra anécdota: “Una vez vino a una reunión, con anotador en mano, ya predispuesta. Algunos comenzaron a hablar de su vida personal, y se enojó. Se levantó, juntó sus notas y se fue. Dijo: ‘acá se pierde tiempo, no van a llegar a nada’. Pero volvió. Con dramas y todo, no quería perder el tiempo: estaba alerta. Era consciente de que la tarea era enorme, y le ponía ímpetu”.

Mary sabía que no le quedaba mucho tiempo y por eso nunca bajó la guardia.

Siguió yendo cada miércoles a las rondas frente al Congreso, siempre con barbijo, para cuidarse y cuidar. Participó del Malón de la Paz, llevó agua, militó con grupos ambientalistas, jubilados y religiosos. Organizó actos, escribió cartas, e insistía en que el 22 de marzo, Día Mundial del Agua, había que salir a las calles. Siempre. Aunque lloviera, aunque doliera.

Porque Mary enseló que la muerte no es algo que ocurre al final: es eso que va sucediendo en vida ante la indiferencia, el silencio de los tribunales, el apagón de las protestas, la descomposición del cuidado, la impunidad de los contaminadores y la complicidad del silencio.

La muerte es el abandono.

La muerte es el olvido.

Y en ese sentido, Mary sigue más viva que nunca.

odas las agrupaciones de jubilados que se juntan los miércoles a protestar en Congreso, preparan un homenaje a Mary y, a través de ella, “a todas las víctimas del sistema y de este plan siniestro de exterminio de los más vulnerables”.

Será mañana, después de la marcha, en un acto en Plaza de Mayo.

Mary: gracias.

Hasta mañana.

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Pablo Grillo: llaman a indagatoria al gendarme Guerrero a seis meses de un disparo criminal

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El 2 de septiembre el gendarme que disparó una granada de gas lacrimógeno por fuera de todos los protocolos de la fuerza deberá comparecer ante la justicia. La decisión la tomó la jueza María Servini de Cubría más de cuatro meses después del hecho. Pablo Grillo luchó por su vida, perdió masa encefálica y hoy se encuentra en plena rehabilitación. Todo lo que deberá explicar Héctor Guerrero y que implica a su principal defensora y la responsable de la violencia estatal: Patricia Bullrich.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cuatro meses y una semana pasaron desde el miércoles 12 de marzo. Ese día, durante otra violenta represión a la marcha de jubilados y jubiladas, el Gendarme Héctor Guerrero le disparó fuera de toda legalidad una granada de gas lacrimógeno al reportero gráfico Pablo Grillo, cuyo impacto casi lo mata, y por el que perdió parte de la masa encefálica, estuvo casi tres meses internado en terapia intensiva en el Hospital Ramos Mejía y por el que hoy continúa en proceso de rehabilitación. Cuatro meses y una semana pasaron hasta hoy, lunes 21 de julio, en el que la jueza María Servini citó a indagatoria al gendarme, autor material de lanzamiento, para el próximo 2 de septiembre.

Es decir: entre la ejecución y la audiencia habrán pasado 131 días, casi seis meses, casi medio año. 

El camino de la in-justicia

En un primer momento, la jueza había rechazado el expediente y el caso había pasado al Juzgado Federal N° 12, donde tramitaba otra denuncia por los mismos hechos. Como ese juzgado estaba vacante y subrogado por Ariel Lijo, quien también se declaró incompetente y declinó la competencia, el expediente regresó al Juzgado N° 1 el 28 de marzo y la jueza Servini lo tiene en sus manos desde el 10 de abril, a la vuelta de una licencia. 

La cronología detalla el tiempo que una familia debe atravesar para exigir justicia por un hecho de violencia estatal: desde el 21 de marzo en que el papá, la mamá y el hermano de Pablo se presentaron en la causa como querellantes, solicitaron se llame a Guerrero a declarar “en calidad de imputado, por tentativa de homicidio agravado por abuso funcional, abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público”. Pero no hubo respuesta. Por eso, el 6 de junio, reiteraron el pedido con estos argumentos: “Desde el inicio de la investigación, todas y cada una de las pruebas recabadas por el Juzgado corroboran lo que planteamos en nuestra querella del 21 de marzo: el cabo primero Héctor Jesús Guerrero de la Gendarmería Nacional Argentina fue el autor del disparo de la pistola lanzagases que hirió de gravedad a Pablo Grillo el 12 de marzo a las 17.18hs”. Y agregaron: “En el pedido que presentamos ante la jueza Servini ofrecemos una descripción de los hechos y un análisis pormenorizado de los elementos de prueba existentes hasta el momento”.

Y no hubo dos sin tres: el 15 de julio se le volvió a exigir al Juzgado que lo cite a Guerrero. 

Y la tercera fue la vencida: este lunes, Servini citó a prestar declaración indagatoria al cabo Guerrero como autor del disparo con cartucho de gas lacrimógeno calibre 38mm que impactó en la cabeza de Pablo Grillo. La audiencia será el 2 de septiembre a las 10. 

Guerrero es el primer efectivo formalmente imputado en la causa por el operativo policial del 12 de marzo. 

Desde la querella informaron: “El juzgado ordenó la realización de una pericia balística a cargo de la División Balística de la Policía de la Ciudad para reconstruir con el mayor nivel de precisión técnica posible el disparo que hirió de gravedad a Pablo. Si bien la jueza consideró que ya existen elementos de prueba contundentes respecto de la responsabilidad de Guerrero para esta instancia, sostuvo que la pericia es necesaria para afianzar la reconstrucción de la dinámica del hecho”.

 La pericia tendrá como objetivos precisar:

-La trayectoria y velocidad del proyectil que impactó en la cabeza de Pablo Grillo;

-La posición del arma al momento de efectuarse el disparo y el ángulo de salida del proyectil; 

-Analizar si el proyectil impactó previamente contra otra superficie, y si eso alteró su dirección o energía.

-Las ubicaciones de Grillo y de Guerrero al momento del disparo.

El juzgado también ordenó, previo a la pericia, una inspección en el lugar del hecho (la esquina de Hipólito Yrigoyen y Solís) que incluirá un relevamiento fotográfico terrestre y aéreo y la elaboración de un croquis detallado de la escena. 

Además, le prohibió a Guerrero la salida del país.

Compartimos el perfil de Pablo que realizamos en la edición 203 de MU.

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