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Las irregularidades formales de un debate clave: Política cosplayer

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¿Qué tienen en común el DNU. la ley Ómnibus, Federico Sturzenegger y Santiago Caputo? Los errores formales y los informales, la confusión y el permanente cambio de interlocutores oficiales en temas centrales para la opinión pública. Cómo sigue el trámite parlamentario en medio del humo.

Texto: Sergio Ciancaglini.

Durante tres jornadas de las últimas semanas se presentaron en Diputados 211 organizaciones de la sociedad civil –de todo tipo y de todo el país– planteando  por abrumadora mayoría sus reparos y desesperaciones frente al proyecto de Ley Ómnibus “Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos”. Pero técnicamente todo eso fue un show, nulo desde el punto de vista legal, por un detalle: en el decreto de convocatoria a sesiones extraordinarias hasta el 31 de enero, el gobierno no había incluido el tratamiento de esa ley.

Traducción: los diputados no estaban habilitados para discutir nada de eso y las 211 organizaciones que intentaron apretar en 7 minutos sus respectivos argumentos hicieron un esfuerzo destinado a la nada misma. Cualquier cosa que se hubiese votado (si se hubiese votado) era nula, siendo que se trata de una ley que puede derrumbar hacia zonas entre inciertas y dramáticas la vida de millones de personas. El parche al problema apareció mucho después, cuando el gobierno se vio obligado a ampliar el llamado a extraordinarias, y no le quedó otra opción, allí sí, de incluir esa Ley cuyo destino se está negociando en estas horas de manera igualmente confusa.  

Es solo un ejemplo de cosas que parecen ser de un modo y son de otro.

Pueden sumarse la invalidez del DNU 70/23 (que está vigente, pese a que no pasó por ninguna de las exigencias de la Ley de Procedimientos Administrativos 19.549); la inexistencia de Federico Sturzenegger en el gobierno, aunque coordinó la elaboración de la Ley Ómnibus y participó en la cadena nacional de anuncio del DNU; la inexistencia formal también del “asesor” Santiago Caputo, que fue el principal vocero oficial en las negociaciones de la Ley Ómnibus con la oposición; la inexistencia de la Comisión Bicameral que debería tratar el DNU.

A eso se agregan la hiperactividad y banalidades presidenciales en las redes en medio de una crisis inédita; los insultos a periodistas (mujeres sobre todo); los datos imaginarios sobre inflación, historia, economía y tantos otros temas; las polémicas con actores muertos; los debates e imágenes sobre el supuesto tamaño de los pies presidenciales; el discurso de Davos; los saludos a la nada desde el balcón de la Rosada; la mutación de personajes “terroristas tirabombas en jardines de infantes” en ministras de Seguridad, o de los que “se fumaron 45.000 millones de dólares” en ministros de Economía; y lo que cada quien quisiera enlazar a un hilo de datos que tiende al lema Buzz Lightyear: al infinito y más allá.

Esto genera un estado de confusión que hace dudar tanto a quienes suponen que se trata de errores o excesos, como a quienes calculan que es un plan sistemático, armas de distracción masiva, o una estrategia destinada a que nadie sepa qué es lo que ocurre y qué es lo que no.

La periodista Claudia Acuña ha planteado que todo esto podría definirse, a tono con estos tiempos, como una política cosplayer. Define Wikipedia: “El cosplay –contracción  de costume play («interpretar disfrazado»),- es una actividad representativa, en la cual los participantes –también llamados cosplayers– usan accesorios y trajes que representan un personaje específico». La política también es una actividad representativa. Lilia Lemoine, cosplayer e integrante de las comisiones que discuten la Ley Ómnibus, en algún momento declaró: “Estoy disfrazada de diputada”.

Las irregularidades formales de un debate clave: Política cosplayer

Lilia Lemoine, diputada cosplayer.

Otro caso es el de Fátima Flores, que se disfraza e imita muy bien a Cristina Kirchner, y ahora ocupa el rol de novia del Presidente. El enigma queda abierto: ¿cuántos y cuáles de estos disfraces y estas confusiones están signando la actualidad en términos políticos?

Uno de los mentores libertarios, Gastón Alberdi (descendiente del prócer Juan Bautista) declaró esta semana al periodista Rolando Graña: “La que gobierna es Karina. Milei no tiene voluntad, es un instrumento de Karina Milei, Y Karina Milei es una empleada de los grupos de poder, los contratistas del Estado”. Insinuó como parte de esos grupos Eduardo Eurnekian sin mencionarlo, pero nombró a Eduardo Elsztain, a Gerardo Werthein y agregó: “Milei es un actor. Acordate del Maipo (donde actuaba). No es un político. Él interpreta y lleva a cabo las políticas que le dicen los grupos de poder”. El actual presidente se presentaba además disfrazado como el Capitán Ancap (anarco capitalista) junto a Lemoine, como puede verse en la foto de portada.

Sobre el rol de su hermana el propio Milei, además de llamarla El Jefe, la ha comparado con Moisés. “Un gran líder. Esa es la realidad: Kari es Moisés y yo soy Aarón, un divulgador”.

Las irregularidades formales de un debate clave: Política cosplayer

Javier y Karina Milei.

La ley y las trampas

La Ley Ómnibus obliga a las comisiones de diputados a una discusión en la que se mezclan salud pública, pesca, educación, retenciones, cine, justicia, jubilaciones, privatizaciones indiscriminadas, seguridad, ciencia, teatro, discriminación, exportaciones e importaciones, bibliotecas populares, economías regionales, alquileres, música, despachos de aduana, blanqueos y cientos de cuestiones más a discutir en bloque. Punto central: el reclamo del Poder Ejecutivo de contar con facultades legislativas por dos años, que el propio gobierno podría prorrogar por todo el mandato. El Congreso, de aprobar esto, convalidaría quedar disfrazado de potus.

El gobierno se vio obligado a negociar con los mismos diputados dialoguistas a los que el Presidente venia calificando como “corruptos”, “coimeros”, “idiotas útiles” y, en las últimas horas, como defensores de “tongos”. Las negociaciones con el radicalismo, el PRO y los otros bloques llevaron a que el oficialismo empiece el toma y daca definido en un borrador el viernes pasado de este modo: “bajar/adaptar más de 100 artículos”. ¿Cuántos más, cuáles serían?

Se sabe que la oposición dialoguista cuestiona centralmente el tema de la motosierra aplicada a las jubilaciones y no a la casta, y las retenciones a las exportaciones de las economías regionales que provocó la rebelión de varios gobernadores, empezando por los de Córdoba y Santa Fe.  

Baja Menem, sube Espert

Pero todo esto se cambió. Se suponía que las negociaciones eran conducidas por Martín Menem (presidente de la Cámara de Diputados y creador de Gentech, empresa de suplementos comestibles energéticos que factura 116 millones de dólares, según la revista Forbes). El jueves pasado entró en escena Santiago Caputo (siempre sin cargo) llevando la voz oficial junto al ministro del Interior enmudecido Guillermo Francos. Este lunes el propio Milei destronó a Menem como interlocutor ante los dialoguistas, dándole ese rol al diputado y panelista televisivo José Luis Espert. Milei, aparentemente, habría sido presa de un brote antimenemista Jr. A Espert, un  libertario bis –que no está en La Libertad Avanza sino en Avanza Libertad– le tocó el rol de policía malo en comparación con su colega puntano Gabriel Bonoromi, en las sesiones de debate de comisiones de la Ley Ómnibus. 

No se sabe todavía qué cambiará con Espert, pero se calcula que Cristian Ritondo y Diego Santilli empiezan a activar los whatsapps con Mauricio Macri, pensando en relevar a Menem en la presidencia de Diputados mientras las negociaciones por la Ley van rebotando sin lógica entre los bloques.

La oposición dialoguista había logrado que el gobierno aceptase bajar la delegación de facultades legislativas de 2 a 1 año, renovable por el propio Congreso. También había moderado la cantidad de temas en los que Milei podría ejercer esos superpoderes, tratando de acotarlos a lo estrictamente económico.

Allí aparece otra clave: con todo lo que se sabe que Milei ha anunciado, hecho y deshecho en un mes, ¿qué suponen los dialoguistas que pasará al delegarle facultades absolutas durante un año entero? Mientras tanto, temas como las privatizaciones de YPF, Banco Nación y 39 empresas más, y el destino de las jubilaciones, siguen en modo cosplay hasta que el gobierno, los legisladores o la realidad demuestren lo contrario.

Queda también por verse si el modo cosplay impregnará a partidos de derecha, izquierda, centro, a la casta empresaria y al ámbito sindical.

La posible corrupción del DNU

Mientras se discute la Ley Ómnibus está vigente –salvo en su tramo laboral, sujeto a amparos judiciales– el Decreto de Necesidad y Urgencia 70/2023. El Poder Judicial debería definir o no su inconstitucionalidad por borrar la división de poderes domesticando al Congreso y por falta de necesidad y urgencia en la mayoría de sus planteos, entre otras cosas. Pero al margen de ello habría que considerar que se trata de un decreto posiblemente nulo.

¿Por qué?  Ante un pedido de información pública a la Secretaría Legal y Técnica de la Presidencia, conducida por Karina Milei, la respuesta oficial fue que no se hizo dictamen ni informe alguno por parte de los ministerios involucrados en los temas, para avalar la publicación del decreto. La abogada Vilma Ibarra (ex secretaria Legal y Técnica durante la gestión de Alberto Fernández) informó por X:

 “En el DNU 70/23 no participaron los ministerios, no emitieron informes que expliquen el interés público comprometido, ni hicieron dictámenes jurídicos. ¿Quiénes los redactaron? La respuesta es central porque se pone en juego la validez del DNU como acto administrativo. Los estudios jurídicos privados están para asesorar a los privados y no para redactar decretos del PEN. Si se comprueba que el DNU no lo trabajaron funcionarios, sino abogados de estudios privados, es una grave causal de nulidad”.

“En ese caso, habría que investigar posibles hipótesis delictivas por corrupción. ¿Quién les paga o les pagó? ¿Les retribuyen con los beneficios que algunos obtendrán con la aplicación del DNU? También deberá investigarse el posible incumplimiento de funcionarios”. 

“Cuando el PEN reconoce, ante un pedido de información de  @AbogadxsDe que el DNU 70/23 se dictó sin informes técnicos ni dictámenes jurídicos de los ministerios ni de la SLYT, está admitiendo que se violó la ley de Procedimientos Administrativos 19.549 (art.7)”.

“No son meras formalidades. Son requisitos exigidos para que los actos administrativos estén avalados con la firma de funcionarios responsables de su legalidad”.

“Estas violaciones legales graves traen aparejada la nulidad del DNU”.

Vuelven las preguntas: ¿quién lo hizo? ¿Cuáles son esos estudios jurídicos que lo redactaron? ¿Qué ocurrirá cuando se sepa?

Todo se acelera en un verano que climática y políticamente todavía no llegó a las temperaturas más caldeadas.

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Encuentro a la hora del té: Hebe de Bonafini, Chicha Mariani y una reunión para hacer historia

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Tiempo, emoción y galletitas. Memoria, humor y lucidez. Esos fueron algunos ingredientes de una reunión histórica y nutritiva ocurrida en 2010 entre Hebe de Bonafini y María Isabel Chicha Mariani. Una charla para recordar un día como hoy, 4 de diciembre, en el que Hebe cumpliría años, porque cuenta parte del nacimiento de un inédito tipo de movimiento social conformado por mujeres desesperadas ante la desaparición de sus hijas e hijos, nietas y nietos, tras el golpe del 24 de marzo de 1976. ¿Por qué recordar? Porque quienes olvidan todo o tienen amnesia, no saben quienes son hoy, en este momento.

Este encuentro de 2010 ocurrió en La Plata entre dos vecinas: Hebe (fallecida en 2022, quien era presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo) y Chicha (quien fallecería en 2018, fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo). Estaban distanciadas desde hacía 29 años, y la propuesta de nota en MU permitió reunirlas. ¿Qué nos dicen sobre el presente los primeros tiempos en la historia de lucha por la aparición de sus hijos y nietos? Los viajes, las gestiones, las anécdotas, la causa de la pelea, sus reflexiones e intercambios, en los principales tramos de esta conversación inolvidable.

Por Sergio Ciancaglini

A las 6 de la tarde sonó el timbre, con una puntualidad de los tiempos en que vida o muerte podían depender de la exactitud de las citas de madres, abuelas y familiares de desaparecidos. En la casa de la fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo, María Isabel Chorobik de Mariani, Chicha, había una mesa con tetera, tazas y medialunas, que por un rato desplazaron expedientes judiciales, recortes de diarios y denuncias de su creación más cercana, la Asociación Anahí. A esa casa de la calle 47 de La Plata, llegó Hebe de Bonafini, presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, con masas, un huevo de Pascua (enviado por Alejandra, su hija) y galletas dietéticas.
Besos, abrazos. Chicha ha perdido casi totalmente la vista. Por eso es Hebe la que dice: “Nos vestimos igual. Estamos en la misma murga”. Las risas ayudaron a sobrellevar la emoción de este encuentro en el que cada palabra y cada silencio tuvieron una carga que mejor que adjetivar, es conocer.
Chicha tiene 86 años, Hebe 81, y ambas una lucidez sin edad.
Se habían distanciado hace 29 años. Se volvieron a ver en marzo, en una exposición sobre Clara Anahí, la nieta que Chicha busca desde noviembre de 1976. Hebe fue a esa muestra en Canal 7, y del reencuentro fugaz nació la idea de una charla con MU. Con tiempo, té y galletitas.

Encuentro a la hora del té: Hebe de Bonafini, Chicha Mariani y una reunión para hacer historia

La reunión en casa de Chicha, después de 29 años distanciadas. Foto: lavaca.org

Sonrisas junto al paraíso

Hebe tiene dos hijos desaparecidos, Jorge y Raúl. A Enrique Mariani, el hijo de Chicha, lo mataron en 1977. En noviembre de 1976, un ataque de la Bonaerense bajo órdenes de Ramón Camps reventó literalmente la casa donde había al menos cinco personas que fueron acribilladas, entre ellas la nuera de Chicha, Diana Teruggi. Allí estaba Clara Anahí, tres meses de edad.
Hebe y Chicha se conocieron en noviembre de 1977, con la llegada a Buenos Aires de Cyrus Vance, enviado del presidente norteamericano James Carter, que iba a participar en un acto en Plaza San Martín. Chicha: “Yo había conocido a Licha (Alicia De la Cuadra, un hijo y una hija embarazada desaparecidos) y me dijo que podíamos ir a darle un ‘testimonio’ a Vance. Yo era una bruta, daba clases de Artes Visuales en el Liceo de La Plata pero no sabía viajar a Buenos Aires. Aprendí que un testimonio era un papel con mi caso. Cuando llegué me quedé paralizada. Estaban los funcionarios, todo lleno de milicos armados, los perros, en otro lugar había mujeres. Todas empezaron a gritar. Y se pusieron los pañuelos que tenían escondidos. Y yo sin saber qué hacer, con el papelito apretado contra el pecho. Vino una mujer corriendo, me dijo: ‘Dame el testimonio’, y se lo llevó a Cyrus Vance. Era Azucena Villaflor, la fundadora de Madres”.
Con Licha ya habían resuelto encontrarse allí mismo con otras mujeres que buscaban a sus nietos. “Nos juntamos abajo de un paraíso, frente al Colegio Militar. Nos debían estar filmando desde adentro. Conocí a Ketty (Beatriz Neuhaus) y me llevé una sorpresa: me saludó con una sonrisa. Y Eva Castillo, lo mismo. Pensé que no tenía que andar con esa cara de desgraciada, si ellas intentaban que el encuentro no fuera tan ingrato”.
Así, el 21 de noviembre, nacía Abuelas. Hebe, intencionadamente: “¿No era el 22 de octubre, entonces?” La diferencia de fechas es parte tal vez de las distancias nacidas con la salida de Chicha de Abuelas, en 1989. “Hubo cosas que no me gustaron y siguen sin gustarme, pero no quiero hablar de eso. No quiero que nada demore el trabajo de buscar a mi nieta”. Hebe: “Pero tu trabajo fue fundamental, y en los momentos más difíciles con vos al frente, fue que lograron recuperar a los primeros 60 chicos. Todos lo sabemos. Y por eso te quiero decir que todas las Madres te mandan un beso grande, te apoyamos totalmente en lo que necesites”.
Chicha se emociona, y me cuenta: “Pero aquel día, cuando me iba a volver, la veo a Hebe que dice: ¿quién va para La Plata? Cuando me acerqué, no me preguntó si quería que fuéramos juntas. Directamente me dijo: ¡vamos!” Se ríen y Hebe agrega datos no descartables: “Los pañuelos eran en realidad los viejos pañales que guardábamos para nuestros nietos. Los habíamos usado primero en octubre, para poder reconocernos en una marcha a Luján. Las que nunca los usaron fueron Azucena, y Esther Careaga, porque decían que parecíamos monjas”. Azucena, Esther y Mary Bianco desaparecieron poco después, en diciembre de 1977, operativo de la ESMA alrededor de la Iglesia de la Santa Cruz, merced a la infiltración de un falso hermano de desaparecidos, que en realidad era Alfredo Astiz.
 

Madre de la bombacha roja

Los viajes de estas dos mujeres recién comenzaban. Chicha empieza a reírse, recordando uno de sus regresos en colectivo, desde Quilmes.
 
Hebe: Yo iba con la carpeta de denuncias, paraguas, piloto, fiambres y chorizos.
Chicha: Y yo llevaba salamines, lo hacíamos medio para disimular, y para hacer algún mandado de paso.
H: Cuando llegamos, me paro, se me cae la pollera, y quedo en bombacha.
C: Escuché la risotada de Hebe, que para no largar los chorizos no se subía la pollera. No la veía bien porque yo iba agarrada a los salamines. Pensé que tenías combinación.
H: ¡No! Para mi las enaguas eran cosa de vieja, y para colmo me habían regalado una bombacha roja y era justo la que llevaba puesta. Más trola imposible.
Otra ronda de té. Chicha toca la mano de Hebe.
 
C: Pero te quiero recordar algo más, también por el 77 o 78. Un día apareciste con vestido celeste, planchadito. La noche anterior se había escuchado un tiroteo. Viniste a avisarme que ibas a ver qué pasaba. Y llevabas una canastita con comida por si había alguien que necesitara algo. Te pregunté si querías que fuera con vos, dijiste que no. Fue una prueba de coraje. Yo no me atrevía a ir.
H: Esas cosas nacen pensando en que si tu hijo está en esa situación…
C: El tema es cómo superar el miedo sin paralizarse.
H: Las mujeres lo sabemos. Es como parir. No pensás en vos, ni en quedarte quietita, pensás que tenés que hacer fuerza para que nazca y sea sano. Pero además, se llevan a tu hijo ¿Hay algo peor, más horrible? Así que nada: hay que seguir.
C: Yo pensaba que si me llevaban no iba a aguantar ni dos minutos en la mesa de torturas. Soy muy sensible al dolor. Mi ilusión era morirme enseguida. Qué tonta, ¿no?
H: Una piensa estupideces. Yo andaba siempre con cepillo de dientes, calzoncillos y pañuelitos en una bolsita, por si encontraba a mis hijos. Todos éramos muy inocentes. Hasta los chicos. Un día entro al cuarto del mayor y estaba con unos amigos, todos atándose. ¿Qué hacen? “Practicamos cómo desatarnos por si nos agarran”. Creían que les iban a dar tiempo.
C: Nunca imaginaron la perversión.
H: Habían preparado todo para saltar a lo del vecino. Pobres. A uno de mis hijos lo encontraron por mi vecina, que dijo que había reuniones en la casa y pasaba algo raro.
C: Pensar que tanta gente pudo ayudar, pero se calló. No sé qué tenemos adentro. El enano fascista.
H: Pero fijate al revés: otro vecino salió a avisarle a mi hijo que lo esperaba la policía, y entonces se lo llevaron a ese vecino. Después lo soltaron, pero el tipo no quería ni verme. Es difícil juzgar.
C: Sí, pero yo veo que tenemos raíces. Hace mucho quiero hacer un libro, la Historia de la Infancia Argentina. Desde los españoles que llevaban chicos y chicas indígenas como esclavos y sirvientes, después los terratenientes con derecho a hacerles hijos a las mujeres campesinas y apropiarse de ellos. El derecho de pernada, que todavía existe, del patrón sobre la primera noche de cada niña. Hagamos un salto: llegan los militares, se llevan a los chicos, y mucha gente lo ve bien. Yo creo que es todo ese residuo ancestral, que produjo la enorme vergüenza de un pueblo que se supone culto, pero no abrió la boca, no tomó la defensa de ningún niño. Me atrevo a decirlo porque es mi pueblo. Pero no puede ser que haya parecido normal que los chicos sean secuestrados y apropiados.
H: Hacé el libro. Nosotras lo podemos imprimir.
C: Te cuento algo más. El secretario de Pío Laghi, monseñor Celli, les dijo a dos abuelas, Elba Ford y Delia Penela: “Dejen de molestar, imagínense los chicos están con familias que pagaron 4.000 pesos por cada uno, eso les dice que los van a cuidar bien”.
 
Hebe da un respingo. “Tengo una información muy importante que contarte cuando estemos solas”.
Les propongo apagar el grabador. “No, totalmente solas. Encerradas en el baño”, dice Hebe, entre las carcajadas de Chicha. ¿El baño es un lugar para intercambiar datos? Hebe: “Claro. Hay cagadas, pero de otra clase”. Chicha: “Me estoy divirtiendo. Mirá, cada una habrá hecho o dicho cosas. Pero somos leales”. En una época engañaron a Chicha diciéndole que podría recuperar a su nieta. “Le hice a Hebe un poder para que cuidase a mis padres por si yo tenía que irme al exterior. Todavía lo tengo guardado”.
 

El día que se distanciaron

Siguen las cataratas de diálogos:
C: ¿Te acordás cuando estuvimos con Sandro Pertini? (Presidente de Italia)
H: Estábamos en un departamentito vacío, con dos camas y dos colchones. Como éramos cuatro (con Elida Galetti y María Del Rosario Cerrutti) nos turnábamos: cama sin colchón, o colchón en el piso. Calentábamos agua en una jarrita para poder bañarnos.
C: Salimos de compras y vos llevabas la comida en una bolsita.
H: Comprar era un lío, como no sabíamos italiano, tenía que hacer el gesto de limpiarme el que te dije para que entendieran de queríamos papel higiénico.
C: Y de repente nos avisan que vayamos urgente al Quirinale, que Pertini nos iba a recibir. Salieron los del protocolo, agarraron nuestros tapados pero Hebe no quería darles el tapadito ni la bolsa de comida.
H: ¡Con lo que nos costaba la comida, mirá si se las voy a dar! Además yo había salido así nomás, con ropa medio feona, no quería sacarme el tapado. Pertini lloró con nosotras, denunció a la dictadura. No lo reconoció a Videla. Fue de los pocos.
C: Pero cuando salimos, en esos salones principescos, había un sillón de terciopelo con la bolsita de nuestra comida.
¿Cuándo se distanciaron?
C: Capaz que ni te diste cuenta. Yo me enojé con vos en la Catedral de Quilmes. Las Madres la habían tomado. Yo las acompañaba. Seríamos 20 entre todas. Hiciste un comentario de esos que hacés vos, fuerte. Yo dije: “No podemos seguir discutiendo”, y me abrí.
H: Ya me acuerdo, fue en 1981, después de la primera Marcha de la Resistencia. Claro, lo querían mucho al obispo (Jorge Novak) y yo le decía de todo. Fue así: terminó la Marcha y nos fuimos para Quilmes. Teníamos termos, frazadas, hasta walkie talkie (en la era pre-celulares y pre-Internet). Estábamos comiendo heladito en la plaza, todas separadas para que nadie se diera cuenta. Juanita Pergament se encargaba de la prensa. Pero llegó antes de tiempo con los periodistas, tiramos los helados y nos metimos corriendo antes de que nos cerraran la Catedral. Se armó un quilombo padre. Y ya ni sé qué le habré dicho al viejo ese. Me decían: “Claro, tomás la Catedral del que sabés que no te va a echar”. Y claro, no iba a ir a una donde nos rajaran. El ayuno duró 12 días, hasta Navidad. Pero es cierto, siempre fui una desbocada. Ella no (señalando a Chicha). Ella lo que tuvo es el rigor, la prolijidad para investigar todo. Impresionante.
C: Mi desesperación era encontrar a Clara Anahí. Todo lo que fuera distraer esa búsqueda para discutir, me sacaba de quicio. Pelear con Hebe no tenía sentido. Además, te acordás que una vez en tu casa te dije: mi hijo está muerto. Mi búsqueda es diferente. Las Abuelas tenemos que recurrir a la justicia. Las Madres tienen otro reclamo. Fue bueno que cada una fuera por su lado.
  

La hora del secreto

Hebe cuenta que a pedido de su hijo Raúl una vez sacó a una mujer y a un chiquito al Brasil, todos con documentos falsos, en plena dictadura. “Lo llevaba en brazos yo, porque si agarraban a la mamá, por lo menos se salvaba la criatura”. Chicha tuvo lo suyo, pero en democracia: “Con Mirta Baravalle, una valiente, llevamos a un chiquito a Brasil, donde tenía familia. La mamá había muerto ese día en el ataque a La Tablada (enero de 1989). Lo hicimos en secreto. Nunca supe de él”.
 
¿Cuáles son las claves para actuar en estas situaciones donde todo parece en contra?
C: Hay que aprender a mirar para afuera de uno, de la casa, captar todo lo que hay alrededor. Aprender todo lo que quepa en el cerebro, en el cuerpo y en la memoria.
H: Es cierto. No pensar en uno. El otro soy yo. Lo que le pasa al otro me pasa a mí. Y no parar. Como hizo Chicha. Lo que está haciendo ahora es muy importante con la Asociación Anahí. Hay que conocer eso. Porque ella tiene un modo especial que le llega mucho a la gente. Hoy como funciona la política, no sirve. Hay que cambiar el estilo. A nadie le interesa hablar de marxismo, trotskismo ni peronismo. No te dan bola. Funciona que haya gente como Chicha, o las cosas que hacemos nosotros con el Ecunhi (Espacio Cultural Nuestros Hijos, en la ex ESMA), con la Universidad, la radio y todo lo demás”.
 
Sobre el presente, Chicha dice: “El gobierno hizo avances, pero para mí falta que apuren a las fuerzas militares para que digan qué pasó con los desaparecidos y los chicos apropiados. Lo saben, tienen el material. Entonces, que digan la verdad”.
Hebe: “¿Te digo lo que te tengo que contar”. Chicha le responde “vamos” y zarpan las dos tras una puerta vaivén. La reunión no fue en el baño, sino en la cocina de la casa de Chicha. Vuelven, sin apiadarse del cronista.
Hebe: No sabés lo que te perdiste.
Chicha: Ya lo sabrás alguna vez.
Hebe: Ella sabe unas cosas. Yo sé otras. Es lo que hicimos siempre. Juntar lo que cada una sabe, y armar el mapa, para saber dónde estamos paradas.

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Orgullo

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Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.

Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.

Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.

Eso es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.

Y no es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

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Orgullo

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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

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(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los  libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?

El podcast completo:

Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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