Nota
Lear: amenazas de muerte y una nueva represión
Alrededor de 40 trabajadoras y trabajadores de la empresa autopartista están a punto de cumplir cinco meses de acampe tras la ola de suspensiones y despidos que comenzó en mayo. Esta semana sufrieron dos nuevos hechos de violencia. El miércoles una patota amenazó de muerte a los despedidos. A una de las esposas de los delegados le dijeron que la iban a violar. El jueves, la Gendarmería Nacional volvió a desplegar su arte: una feroz represión dejó un saldo de más de 40 manifestantes heridos. Repudios de diversos sectores sociales y políticos.

Nathalia Gonzales Seligra. Secretaria de derechos humanos SUTEBA Matanza. En este momento se encuentra en el hospital. Foto: laizquierdadiario.com
Cinco meses.
A los trabajadores y trabajadoras de Lear nadie les tiene que explicar nada. Hace cinco meses que, a la vera del km 31 de la Panamericana, a la altura de la localidad bonaerense de General Pacheco, soportaron todo. Suspensiones, despidos, puteadas, golpizas, balas de goma, palos, represiones, ficciones de la prensa, ficciones de los funcionarios, ficciones de la empresa, acusaciones de vagos, de zurdos, de tirapiedras, manipulaciones del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (SMATA), asambleas truchas, intentos de revocación de la Comisión Interna elegida con el 70 por ciento de los votos hace casi un año.
Todo eso han soportado desde el 27 mayo.
Cinco meses.
Pero la película no se detiene: esta semana sufrieron dos nuevos hechos violentos, si es que no considera violencia que alrededor de 40 familias estén acampando en la puerta la fábrica hace 150 días.

Trabajador de Madygraf . Foto: laizquierdadiario.com
Hecho 1: “Te vamos a violar”
Rubén Matu habla tranquilo. Uno de los cinco delegados cuyo mandato el Smata y los directivos de la empresa buscaron revocar, cuenta la amenaza que sufrieron sus compañeros y compañeras el miércoles a la madrugada. Eran cerca de las 2 de la mañana. “Entraron 5 personas. Estaban armados. Dos con fierros: armas de fuego. Y tres con cuchillos”, especificó. “Rompieron la carpa, robaron las banderas y maltrataron a los compañeros diciéndoles que los iban a matar a todos si seguíamos con esto”.
El hostigamiento es sistemático. A lo largo de estos cinco meses, las trabajadoras y los trabajadores han soportado represiones de la Bonaerense, la Federal y la Gendarmería. El currículum es extenso: embarazadas golpeadas, detenidos, causas armadas, un gendarme volador (el famoso y viralizado “carancho” que se arrojó arriba de un auto simulando un atropello), infiltrados, y al propio secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni, sobrevolando el acampe en varias ocasiones. Carlos Gasparini, uno de los despedidos, fue detenido por averiguación de antecedentes por la Bonaerense cuando estaba comprando un sándwich y una gaseosa junto a su esposa en un shopping de Malvinas Argentinas. “¿A vos te gusta hacer lío, no?”, le dijo el oficial.
Las amenazas del miércoles no se detuvieron ahí. “A la esposa de uno de los delegados le dijeron que la iban a violar y la iban a matar”, dice Matu. Y acusa a la policía de haber liberado la zona.

Foto: laizquierdadiario.com
Hecho 2: Palos por aquí, palos por allá
En su conferencia habitual de cada día, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, afirmó que la feroz represión sobre la protesta que el jueves realizaron trabajadoras y trabajadores de Lear junto a otras organizaciones sociales y partidos políticos que apoyan los reclamos, “no” se enmarcaron en “un reclamo de los trabajadores”, sino que es un “reclamo político, organizado por agrupaciones políticas”.
Ese fue el principal argumento con que las despedidas y los despedidos combaten hace 150 días. Pero hay un dato: la mayoría no milita. Muy por el contrario, se politizaron a lo largo del conflicto: quieren recuperar su puesto de trabajo. Ese escenario fue el marco de una nueva represión por parte de la Gendarmería Nacional. Las imágenes lo dicen todo. Cerca de 50 detenidos, más de 10 hospitalizados (algunos debían ser operados debido a las heridas recibidas), algunos detenidos.
“Fue un escándalo lo de ayer. Esperemos que no resurja más”, dice Matu.
El delegado subraya la brutalidad de la represión. Los gendarmes disparaban a escasos metros de los manifestantes. Incluso siguieron con la Panamericana ya liberada tras el corte. La prensa calificó la acción como simples “incidentes”, mientras que Capitanich culpó a “la política artera” de “agrupaciones radicalizadas”.
Repudios
“Desde SUTEBA manifestamos nuestro total repudio a la brutal represión realizada en el día de hoy por la Gendarmería Nacional a trabajadores que se encontraban manifestando una protesta en la Panamericana, consecuencia del conflicto producido por los responsables de la empresa LEAR S.A”, sostuvo en un comunidad el sindicato docente bonaerense.
En la misma sintonía se expresó el legislador porteño Pablo Ferreyra (Seamos Libres). “Mi total repudio por la represión a trabajadores, compañeros y diputados llevada adelante por la Gendarmería Nacional esta tarde en la Panamericana, producto del conflicto que la empresa Lear sostiene contra sus trabajadores. Un abrazo afectuoso y mi solidaridad”, expresó.
Por su parte, el CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales) subrayó que la represión del jueves, “en lugar de agotar las instancias administrativas y judiciales pendientes y fortalecer las gestiones políticas del conflicto laboral, insistió con respuestas violentas y con un uso abusivo de la fuerza que resultó incluso más lesivo para la integridad de los participantes de la protesta que los operativos anteriores”.
Nota
Proyecto Litio: un ojo de la cara (video)

En un video de 3,50 minutos filmado en Jujuy habla Joel Paredes, a quien las fuerzas de seguridad le arrancaron un ojo de un balazo mientras se manifestaba con miles de jujeños, en 2023. Aquella represión traza un hilo conductor entre la reforma (in) constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).
Pero Joel habla de otras cuestiones: su pasión por la música como sostén. El ensayo artístico que no se concretó aquella vez. Lo que le pasa cada día al mirarse al espejo. La búsqueda de derechos por los hijos, y por quienes están siendo raleados de las tierras. Y la idea de seguir adelante, explicada en pocas palabas: “El miedo para mí no existe”.
Proyecto Litio es una plataforma (litio.lavaca.org) que incluye un teaser de 22 minutos, un documental de casi una hora de duración que amplía el registro sobre las comunidades de la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, que a la par es zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo.
Además hay piezas audiovisuales como la que presentamos aquí. La semana pasada fue Proyecto Litio: el paisaje territorial, animal y humano cuando el agua empieza a desaparecer.
Esos eslabones se enfocan en la vida en las comunidades, la economía, la represión y la escasez del agua en la zona.
Litio está compuesto también por las noticias, crónicas y reportajes que venimos realizando desde lavaca.org y que reunimos en esta plataforma.
Un proyecto del que podés formar parte, apoyando y compartiendo.
El video de 3,50 minutos
Nota
Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Nota
Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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