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Lorena Carpanchay. Copla marica

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Es la primera coplera trans de los Valles Calchaquíes. Se reconoce diaguita. Y le canta a la diversidad en cada vez más escenarios del país. Sus primeras presentaciones, las revoluciones personales y sociales, los sueños que se vienen. Festivales, un cortometraje de Lucrecia Martel y más: vida y obra de una coplera que vive en el campo, tejiendo, sembrando y cantando. Por María del Carmen Varela.

Lorena Carpanchay. Copla marica
Foto: Martina Perosa

Ya vienen las maricas cantando la tonada
ya vienen las mariposas derribando las miradas
diaguita, también trava y no me van a derribar
sus insultos, sus maltratos, me van a respetar.

Estas Coplas del Valle fueron urdidas y expresadas por Lorena Carpanchay. Con su voz y su caja, parió este manifiesto bendecido por los vientos calchaquíes para Nuestrans Canciones–Brotecitos, el cancionero trans, travesti y no binarie que surgió de los talleres coordinados por Susy Shock y Javiera y organizados en el CCK (Centro Cultural Kirchner). Cuando se grabaron las canciones, Lorena no pudo viajar desde Cafayate por las restricciones de la pandemia, pero sí pudo hacerlo ahora, en octubre, para recibir los cancioneros en mano junto a sus compañeres. Los talleres virtuales que dieron como resultado bellísimos temas musicales se iniciaron en noviembre de 2020 y finalizaron en marzo con la grabación. Para poder conectarse, Lorena hacía diez kilómetros a pie para bajar al pueblo desde su casa en el campo familiar donde vive junto a dos perros, un gato, varias gallinas y un cabrito. Hace cuatro años que transita sus días en el campo y asegura que no lo cambiaría por nada. “Amo el campo, la tranquilidad, amo lo que hago”.

Lorena es la primera coplera trans de los Valles Calchaquíes. Su tonada salteña suena a canto, habla con serenidad, sonríe y se la escucha maravillada con su presente, como una niña que recibe un juguete muy añorado y lo abraza con fascinación. A los doce años se vino a Buenos Aires en tren y acá hizo su transición, tuvo varios trabajos y a los treinta volvió a Salta. Aprendió a tejer y las prendas y artesanías son también su modo de ganarse la vida junto a los dulces de higos y tunas. “Cuando estoy triste me pongo a cantar, a recordar mi pasado, toco la caja, tarareo y las penas se me van cantando”, asegura. En cada carnaval le quedaba resonando la alegría de la música, hasta que se decidió y emprendió su carrera de coplera.

Cuenta que nació entre la caña de azúcar. Su madre ya embarazada partió junto a su padre rumbo a Orán a trabajar en un ingenio azucarero y allí asomó a la vida a los siete meses. Estuvo dos en incubadora y los médicos daban pronósticos muy desalentadores: “Mis padres me cuentan que me agarraban con una mano sola de tan chiquita que era”. Ese impulso vital la sigue acompañando: talló su propio deseo y eligió su nombre por la protagonista de una novela de los 90 –Acapulco cuerpo y alma– en la que la actriz mexicana Patricia Manterola interpretaba a la bella Lorena. “Cuando llegué a Cafayate me hice llamar Lorena Villarreal de Montalvo, que es el nombre del personaje. Cuando hice el cambio de identidad en Cafayate, fui una de las primeras, me preguntaron si quería ponerme más nombres y dije que no. Soy Lorena Carpanchay”. 

Su primera presentación en público fue en 2014 en el Encuentro Nacional de las Mujeres en Salta. Lorena fue convocada por la Red de Turismo Campesino, que tiene sede en San Carlos. “Yo hasta ese momento no pensé que en Salta estaba la diversidad, la lucha. Hubo muchas charlas en esos días y ahí conocí a Lohana Berkins y a otras chicas que estaban haciendo muchas movidas”. Lorena fue con su poncho y su sombrero. “Les dije a las chicas: ‘yo sé cantar’, y ellas me consiguieron la caja con las bagualeras que estaban haciendo el cierre del evento y subí a cantar unas coplas. Se me fue el miedo: si tengo que cantar, canto”. Llevó su arte al Teatrino de Salta; y en 2016 conoció a Susy Shock –quien estaba de gira artística por el Norte– quien le prometió que la iba a llevar a cantar a Buenos Aires. Así fue. 

Fue invitada al ciclo Cotorras, evento mensual que sucedió durante dos años en Mu Trinchera Boutique, comandado por Susy y Marlene Wayar, por donde pasaron distintas artistas trans y travestis. “Nunca me imaginé que me iba a pasar esto. Empecé a hacerme conocer en Buenos Aires como cantante. Las organizaciones me han ayudado un montón, me abrieron las puertas”. En 2019 cantó en Serenata Cafayate. “Es un evento que atrae mucha gente pero no invitaban a mujeres ni a artistas trans”. Cuando corrió la noticia, le trajo una lluvia de llamados desde programas de radio y canales de televisión por lo inédito de la inminente presentación. Lorena atendió todas las llamadas y contó que sí, que iba a participar de Serenata Cafayate. “Fue una experiencia muy fuerte, fui la segunda artista, canté a las ocho y media, no había mucha gente. Lo bueno es que se ve por la televisión pública, por toda la Argentina, es un puntapié. Era la primera vez que una chica trans cantaba en ese escenario. Me hice conocer, fue un logro importante”.

Junto a Susy Shock y Mariana Baraj cantó sus coplas en el CCK en marzo del año pasado. “Me subí con nervios pero he cantado al lado de Susy. Fue muy hermoso. Todos los escenarios son diferentes, pero la Ballena Azul desbordó todas mis expectativas. Representar a mis valles es lo máximo, Buenos Aires tiene mucha cultura. A veces me acuesto en mi cama y no puedo creer todo lo que estoy haciendo. ‘¿Será verdad?’, me pregunto. Siempre tuve los pies sobre la tierra y la frente bien en alto, con mucha humildad. Llego a mi casa y siembro, tejo, donde vaya me llevo tejidos para vender”. 

La pandemia y sus devenires hicieron que Lorena aprenda a utilizar la tecnología. Con la ayuda de su amiga peluquera en Cafayate que le presta la conexión a Internet, logró ser entrevistada de manera virtual en muchas oportunidades. Asegura que le gustaría cantar en Catamarca, en la Fiesta del Poncho y en la Semana de los Artesanos en la localidad salteña de San Carlos, en la fiesta de la Vendimia, en Mendoza… “Me gustaría cantar en todos los escenarios de la Argentina y del mundo. Quizá pueda pasar la Cordillera, ir a Chile: quién sabe. Sigo soñando despierta. Si sale todo bien voy a cantar el próximo año en Cosquín. Siempre trato de progresar en mi canto, en las artesanías y contar la historia de mi vida, de mis pagos: no quiero que se pierda el canto con caja, porque es único”. Sus abuelos y bisabuelos cantaban y para Lorena la caja es el instrumento más importante de su vida. Por eso adonde vaya, siempre va con ella. “La caja me ayuda a evolucionar. Es todo para mí. En mi valle hay muchas comunidades, yo me identifico como diaguita calchaquí. Cafayate está rodeada de montañas y rodeada por tres ríos, en el medio está Cafayate. En quechua significa cajón de agua o sepultura de las penas”.

En el documental Transcendente, filmado en agosto de 2020, el director Joaquín Alejandro González, también de Cafayate, muestra a Lorena en su casita del campo, rodeada de sus animales, tejiendo, dándole el biberón al cabrito y cantando en los valles con su caja, el poncho rojo y el sombrero. Cuenta Lorena que ante la reacción de su familia por su transición y las burlas de la gente, su respuesta ante la hostilidad es su reafirmación: “Yo soy Lorena, me respetan como soy o si no, no los saludo”.

A fines del año pasado fue convocada por Lucrecia Martel para filmar el cortometraje Terminal Norte, que puede verse en la plataforma Cont.ar. Participan también la cantante Julieta Laso, la coplera salteña Mariana Carrizo y su hija Michu, Maca y Mar, que forman el dúo de noise Las Whisky, Miguel Moreira, la pianista y compositora Noelia Sinkunas, la trapera B-Yami y el compositor y guitarrista Bubú.

“Lunita de los valles / lunita de mis amores / no dejes que me calle / la furia de las travestis”, entona en Terminal Norte ante la mirada atenta de Julieta Laso. Lorena, la soñadora, camina a paso firme. Así como eligió su nombre, elige hacia dónde quiere ir. De la mano del instrumento de sus ancestros, lleva su mensaje a cada escenario con la dulzura heredada de la caña de azúcar.

Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro
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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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