#NiUnaMás
Tras el ataque a Thelma Fardin en Clarín: el fin de la violencia como una construcción colectiva
Una declaración motorizada por Periodistas Argentinas y firmada por 368 personalidades de la comunicación, el arte, la cultura y la política invita a reflexionar sobre el rol de los medios de comunicación en la batalla contra la violencia que sufren las mujeres. “El 23 de septiembre pasado se publicó en el diario Clarín una entrevista que un periodista le hace a un director de cine por el estreno de su última película. Desde el primer momento la entrevista se trata de preguntas ponzoñosas sobre la condición de víctima de una de las protagonistas”, sostiene la declaración en referencia a la actriz Thelma Fardin. Luego agrega: “Con actos como esta nota y tantas otras se está instigando a las sobrevivientes a llamarse al silencio”. El texto de Periodistas Argentinas impulsa la construcción de las herramientas necesarias para establecer relaciones sociales sanas, igualitarias y democráticas. Y formula una pregunta a quienes ejercen el periodismo en forma profesional: “¿Cómo están construyendo ustedes una comunicación que no aliente, naturalice ni niegue las violencias?”. Compartimos la declaración completa.
26/9/2020
El fin de la violencia: una construcción colectiva
Un acusado por violación de menores está prófugo. Lleva diez meses eludiendo la justicia. Esa es la noticia que no vas a leer ni escuchar ni compartir en las redes sociales.
Una sobreviviente de violación logra, tras nueve años de traumático silencio, denunciar el abuso. Logra algo más: que actúe la justicia de un país extraño, avance el proceso judicial y que Interpol ordene la captura de su agresor con la alerta máxima. Para que quede claro, no importa ya si le creés o no a la víctima: si el violador no estuviera prófugo, estaría preso.
Y logra algo aún más difícil: retomar su vida laboral. Pero esa tampoco es la noticia que vas a leer ni escuchar ni compartir en las redes sociales.
El 23 de septiembre pasado se publicó en el diario Clarín una entrevista que un periodista le hace a un director de cine por el estreno de su última película. Desde el primer momento la entrevista se trata de preguntas ponzoñosas sobre la condición de víctima de una de las protagonistas.
Juzgar a las víctimas –sus conductas, su aspecto, su trayectoria, cualquier aspecto o todo– es una forma de disciplinar al resto de las abusadas para obligarlas a mantener el silencio. El método es humillante, amenazador y multiplicador: se trata de producir en una víctima el calvario que vivirán todas si hablan. La respuesta a esta extorsión es un grito y un compromiso colectivo.
Otro eslabón clave de la cadena que ata a la abusada a su abusador es convertir la palabra “víctima” en una identidad. Aquella que denuncia en voz alta jamás será otra cosa ni podrá separar su nombre de aquel abuso que públicamente nombró. La respuesta para eludir esta condena es la herencia que nos ha dejado la defensa de los derechos humanos: Madres, Abuelas, detenidas-desaparecidas se nombraron a sí mismas sobrevivientes.
Todas las personas que habitamos este mundo somos, de una manera u otra, sobrevivientes de violencias.
Con actos como esta nota y tantas otras se está instigando a las sobrevivientes a llamarse al silencio. De no comprender el mensaje, tu futuro será este, un escarnio mediático y un estigma perpetuo.
Queremos vivir sin violencias, construir relaciones más libres y más sanas, exigimos respeto y sensibilidad social. El futuro tiene que ser algo mejor. Hoy preguntamos a quienes ejercen el periodismo en forma profesional: ¿cómo están construyendo ustedes una comunicación que no aliente, naturalice ni niegue las violencias?
La respuesta es urgente para las vidas que sufren, callan y están en riesgo: las de sus hijxs, hermanxs, madres, compañerxs, colegxs.
Piensen en ellas, eso es lo que necesitamos y exigimos que hagan a cada vez que nombren o escriban “Thelma Fardin”.
Porque ya no es una cuestión personal, es colectiva, no es el caso de Thelma, son todos y cada uno de los casos que se aglutinan en ese ejemplo.
El pasado Nunca Más.
Apoyan esta declaración:
Periodistas Argentinas – Mariela Belsky (directora Amnistia Internacional) – Colectiva de Trabajadoras de ARTEAR – Colectiva de Trabajadoras Mujeres de Clarín-Comisión de Mujeres y Géneros de Página12 – Asamblea de Mujeres y Diversidades del diario La Nación – Federación Argentina de Trabajadores y Trabajadoras de Prensa (Fatpren) – Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba) – Sindicato de Prensa de Comodoro Rivadavia – Sindicato de Prensa y Comunicación Social de San Juan – Sindicato de Prensa de Santa Fe – Sindicato Entrerriano de Trabajadores de Prensa y Comunicación –Actrices Argentinas – Bernarda Llorente – Nancy Pazos- Romina Manguel-Lito Vitale – Cristina Banegas – Cecilia Roth – Fito Páez – Pedro Aznar – La Garganta Poderosa -Comisión de Género de la Asociación Argentina de Actores – Norma Durango, senadora y presidenta de la Comisión de la Mujer – Facundo Moyano, diputado nacional – Victoria Donda, directora del Inadi – Emmanuel Horvilleur -Guido Lorenzino, Defensor del Pueblo de la provincia de Buenos Aires – Diego Iglesias – Teresa Cristaldo, Federación Empresaria de Mujeres Argentinas Profesionales (FEMAP) – Catalina Bonadeo -Catalina de Elía – Silvia Martínez Cassina – Maju Lozano – Gisela Busaniche – Inés Hayes – Liliana Hendel – Carla Peterson – Mónica Antonópulos – Marco Antonio Caponi – Colectiva de Autoras – Liderar Mujer – Erika Halvorsen – Mariana Carabajal – Florencia China Pereiro – Claudia Pandolfo – Carolina Aguirre – Irina Hauser – Carla Conte – Nancy Duplaá – Andrea Pietra – Vero Lozano – Julieta Díaz – Julieta Zylberberg – Violeta Urtizberea – Leticia Bredicce – Laura Azcurra -Claudia Baigorria, secretaria general adjunta de la CTA Autónoma – Marisa Quiroga – Micaela Libson – Raquel Hermida – Agnes Boaretto – Luciana Geuna – Jeankarla Falon Plaza (INCAA) – Alejandra Paca López, Defensoría Del Pueblo de la provincia de Buenos Aires – Elisa Corzo, ATE – Julieta Boedo, CTA-A Capital – Clarisa Gambera, secretaria de géneros CTAAA Capital, Directora de Géneros de ATE Nacional – APIMA (Asociación de Productores Independientes de Medios Audiovisuales) – MUA Argentina – Abofem Argentina – Foro Deuda y Trata – Silvia León, secretaria de Géneros de la CTA Autónoma – María Rachid, titular del Instituto contra la Discriminación de la Defensoría del Pueblo porteña – Carla Gaudensi, secretaria general de la Fatpren y secretaria de organización del Sipreba – Carolina Fernandez – Jazmin Stuart – Mirta Busnelli – Anabel Cherubito – Celina Font – Laura Cymer – Leonora Balcarce -Patricia Palmer – Tomas Fonzi – Dolores Fonzi – Paula Pérez Alonso – Nelly Minyersky – Marta Montero – Florencia Halfon Laksman – Florencia Gilardon – Silvina Quintans – Lorena Tapia Garzón – Claudia Acuña – Dolores Caviglia – Ana Torrejón -Karina Noriega – Paola Florio – Alida Chebli – Carmen Umpierrez – Marcela R. Huck – Liliana Castaño – Andrea Mazzei – Daniela Chueke – Julia Varro – Fernanda Moreno -Maru Drozd – Cecilia Conde – María Ripetta- Mariana Mandakovic, secretaria de Comunicación de la CTA Autónoma, secretaria general del Cispren y secretaria de Organización de la Fatpren – Bárbara Arias, secretaria de Comunicación del Cispren (Sindicato de prensa de Córdoba) – Rosana Calnegia, secretaria de Género de Fatpren -Juliana Ditullio – Mariana Grass – Elena Corregido – Patricia Bustamante Quintero- Ana Castellani – Paola Tamburelli – Gaston Ricaud – Lautaro Delgado – Adriana Salonia -Margarita Molfino – Nico García Hume – Romina Richi – Agustín Aguirre – Leonora Balcarce – Estela Garelli – Maria Onetto – Pilar Fridman – Martina Krasinsky – María Laura Berch – Laura Cymer – Andrea Gentili – Teresa Napolillo – Maru Lacourrege – Julia Inzumi – Jessica Fabaro – Marcela Coronel – Fabiana Scherer – Clara Fernández Escudero – Candela Ini – Cecilia di lodovico – Camilo Trigo – Florencia Carrozza – Tuti Romain – Andrea Cukier – Cecilia Fumagalli -Manuela Castro – Carolina Balderrama – Julieta Navarro – Soledad Larghi – María Zacco-Lorena Toso -Úrsula Ures Poreda – Soledad Barruti – Ailin Bullentini – Veronica Zelwianski – Xoana Elizabeth Colli – Susana Vaio – Maria Merlino – Carola Birgin – Karina Wroblewski – Natalia Vinelli – Silvina Acosta – Guadalupe Docampo – Cecilia Guerty – Julia Catalá-Lautaro Bettoni – Alejandra Aristegui – Alicia Muxo – Juan Salinas – Iride Mockert -Maximiliano Zago – Lucia Stella – Juan Olmedo – Juan Barberini – Ailín Zaninovich –Jimena Anganuzzi – Majo Castorina – Guillermo Pfening – Victoria Maurette – Tomás Agüero – Andrés Pabón Koch-Pilar Irusta (prod) – Francisco Bass – Natalia Badgen – Maxi Zago – Gabriela Membretti – Araujo Patricia Edith – Victoria Maurette – Ezequiel Tronconi – Victoria Revecca – Ana Lima-Yazmin – Isabel Mer – Verónica Pelaccini – Valeria Santa Arias – Martina Krasinsky – Norma Celia – Dana Basso – Noelia Prieto -Agustín Boaretto – Carolina Fernández – Iván Gonzalez – Arturo Villanueva – Majo Chicar – Divina Gloria – Agustín Pardella – Franco Torchia – Juan Olmedo – Juan Barberini – Ailín Zaninovich – Jimena Anganuzzi – Majo Castorina – Alejo Ortiz – Patricia Lupo – Natalia D’Alena – Daiana Provenzano – Carla Scatarelli – Julieta Tramanzoli – Flor Limonoff -Verónica Zelwianski – Ornella D’Elía – Giuliana Fossa – Manu Caponi – Soledad García -Sonia Andrada – Agustina Mirás – Juan Ignacio Cane -Tamara Garzón – Ana María Orozco – Alejandra Bavera – Jorgelina Vera – Camila Olmos-Melisa Melcer – Eliana Wassermann – Alejandra Kasjan – Augusto Dellavalle – Camilo Trigo – Florencia Carrozza – Tuti Romain – Andrea Cukier – Leticia Torres – Ornella D’Elia – Camila Pizzo – María Belén López Orozco – Soledad García Quirós – Silvia Tamus – Deborah Damato – Carolina Balderrama – Analía Rivas – Lorena Toso – Lucrecia Alvarez – María José Ralli – Karin Zavala – Gabi Navarra – Gabriela Vulcano – Lara de Alvear – Dora Bretcher – Fernanda Nicolini-Marysol Antón-Chechu Sila Bordoy-Delia Piña-María Fernanda Guillot-Agustina Kämpfer-Ana Laura Pace-Mónica Tracey-Teresa Donato-Lila Bendersky-Paola Butler-Bernardina Rosini-Mónica Beltrán-Maria Helena Ripetta-Noelia Rubenbach-María Belén Croce-Silvia Valeria García-Paloma García-María Martinelli-Noelia Barral Grigera-Gabriela Vulcano-Melissa Zenobi -Gladys Stagno-Luciana Arias -María Sucarrat – Cecilia Insinga – Teresa Pacitti – Maia Jastreblansky – Julieta Tommasone – Agustina Arredondo -Cecilia Bazán – Silvina Rossi – Lucía Capozzo – Sonia Tessa – Laura García Vizcarra -Patricia López Espínola – Silvina Ajmat – Catalina Greloni Pierri – Luciana Matteuci – Nadia Galán – Agustina Grasso – Josefina Marcuzzi – Gabriela Previtera – Belén Canónico – Liliana Podestá – Federico Bolan – Gabriel Lichtman – Sebastian Tabany – Amancay Espindola – Blanca Rizzo – Fernando Díaz – Melisa Garcia – Paula Wachter – Vanina Visani – María Alicia Gutiérrez – Mora Recalde – Mónica Muñiz – Carolina Ocar- Carolina Justo von Lurzer – Desire Cano – Magu Schavlzon – Noemi Fuhrer – Alejandro Navarez -Graciela Fernandez – Noelia Castaño – Silvina Sosto – María Florencia Actis – Carla Guarnieri – Patricia De Luca – Sara Elizabeth Estefanía Córdoba – Marita Perceval -Macarena Daverio – Silvia La Ruffa – Graciela Morgade – Adela Segarra – Carolina Gaillard – Mara Brawer – Las Mariposas AUGe y Red abolicionista Susi Betker – Colectiva Acá Estamos, Viedma Patagones – Actrices Comarca Viedma Patagones – Viviana García, secretaria de Cultura de la CTA A – Lucila González – Verónica Vidarte Asorey, Facultad de Periodismo de La Plata – Cynthia Pok, secretaria de Formación de la CTA A – Mariana Herrera Piñeiro – Laura Toledo – María Laura Farabello – Melina González -Elvira Onetto – Carolina Sancho – Valeria Bacigaluppe – Sonia Alejandra Gómez – Ana María Castel – Noemi Frenkel – Nico García Hume – Flavia Soldano Deheza – Norma Vera – Andrés Pabon – Alejo Ortiz – María José Gorozo – Vera Czemerinki – Ciro Seisas -Susana Varela – Aylen Bitti Diaz – María Julia Medin – Antonella Garilli – Daniela Pal -Nara Carreira.
#NiUnaMás
El contexto de la amenaza a Messi en Rosario: narco Estado, violencia, femicidios y extractivismo
Lionel Messi fue amenazado en Rosario a través de un atentado con mensaje mafioso al supermercado de la familia de su pareja, Antonela Rocuzzo. ¿Cómo funciona el mercado sicario? ¿Cuánto se pagan las amenazas y muertes por encargo? ¿Cuál es el marco territorial e institucional de la amenaza? El abandono del Estado y la proliferación de bandas. El rol policial y penitenciario. La ciudad en disputa. Publicamos aquí la investigación realizada por la revista MU en Rosario: El narco-Estado: plomo & humo, que fue tapa de nuestra edición de diciembre y refleja el contexto en el que se da esta situación que cobra relevancia por la celebridad de Messi, pero que sigue gestándose desde hace años sin respuestas. Las voces rosarinas para comprender en qué ámbito se fermentó la amenaza.
Rosario, el narco-Estado: plomo & humo.
Narcofemicidios, violencia y extractivismo
La jefa de la Unidad Fiscal de Balaceras revela cuánto se pagan las amenazas y muertes por encargo, entre otras confesiones sobre cómo trabaja la justicia cuando el Estado es cómplice del narco. Una ciudad sitiada por el terror, donde las mujeres y los niños pasaron de ser intocables a principales víctimas. La relación entre extractivismo, pobreza y un sistema penitenciario corrupto. Y las organizaciones feministas y ambientales que explican cómo funcionan las lógicas de una ciudad en disputa. Por Claudia Acuña.

#NiUnaMás
El camino de Lucía, el día que cumpliría 23 años: las revelaciones de una nueva audiencia

Hoy sucedió la quinta audiencia del juicio que investiga el femicidio de Lucía Pérez: quién la mató, quién encubrió, qué pasó. Declararon dos testigos sobre la presunta escena del crimen, la casa que Farías había alquilado 10 días antes del femicidio por gestión de Offidiani, los dos imputados en la causa. Lo que declaró valientemente una de las vecinas: los movimientos de ese día, la venta habitual de drogas en la casa, la presencia de la policía. Lo que llegaron a decir la dueña de la casa y su marido, antes de que el abogado de la defensa César Sivo pidiera suspender la audiencia por el ruido de afuera, donde la Campaña Nacional Somos Lucía y decenas de organizaciones agitaban por el cumpleaños de la joven que hoy tendría 23. El relato y las fotos del camino que Lucía hizo aquel 8 de octubre, de la casa a la salita de salud en el barrio La Serena donde Farías, Offidani y Maciel la llevaron muerta.
Por Claudia Acuña desde Mar del Plata
Grábense en la memoria y en el corazón este nombre: Celeste Soledad Tiseira. Lo necesita y lo necesitamos. Ella porque tiene miedo y el resto, para comprender la trama que derivó en la muerte de Lucía Pérez.
Hay momentos en los cuales la Historia la escriben las personas como Celeste y hoy fue uno. Con frases simples, con lágrimas atragantadas, por momentos sacudiendo los brazos; en otros, con las manos clavadas en el pecho; mirando siempre de frente a los jueces, tal como le indicaron al comenzar su declaración en esta, la quinta jornada del segundo juicio que intenta responder una pregunta que lleva más de tres mil días sin respuesta: qué pasó aquel fatídico 8 de octubre de 2016.
Hoy, cuando la audiencia coincide con la fecha de lo que debería que haber sido el cumpleaños 23 de Lucía, esta vecina del barrio Alfar de Mar del Plata comenzó su relato con una promesa que reforzó con dos palabras: “Juro y prometo”.
Zapatillas y remera negras, jeans anónimos, el pelo largo y oscuro sujetado en una colita, la mirada siguiendo el cursor del Google Maps que el fiscal proyectó para ubicar dónde quedaba la casa que habitaba entonces, dónde el jardín, dónde el poste caído por la tormenta que estaba reparando Cristian, su esposo, luego de cumplir con su trabajo en el puerto, dónde el tronco en el que se sentó ella para cuidar a los dos perros -un caniche y un bóxer- mientras su hija y su hijo cumplían con el desafío que les había hecho el padre al grito de “quién se quiere ganar unos pesos”: limpiar el auto. En eso estaba esa familia aquel sábado.
Diagonal Norte y Rasedo: esas son las coordenadas que la convirtieron en testigo.
Y esto fue lo que pasó frente a su casa y sus ojos:
“Viene una camioneta por Diagonal, estaciona frente al portoncito, se baja una persona morocha y entra por el portoncito, queda la otra persona en la camioneta y después de unos minutos, unos 15 calculo, sale esa persona morocha que había entrado en la casa y le dice a la otra que se había quedado en la camioneta que se baje y esa persona se bajó y entró” .
Recuerda que pensó: “¿Ese se viene a drogar? Podría ser mi abuelo”.
Recuerda que entró a la perra bóxer porque “es una rompe pelotas que no paraba de ladrar”; recuerda también que intercambió mensajes con su hermana, que fue al baño y que regresó al jardín para sentarse en el tronco, al lado de la perra chiquita, así que calcula que pasaron entre entre 25 minutos y media ahora hasta que vio aquello que hasta hoy le quiebra la voz: la figura de un hombre joven cargando sobre los hombros un cuerpo, las piernas en la espalda, la cabeza adelante, colgando, una cabellera de rastas apuntando hacia el piso y la remera plisada por la posición que dejaba ver un torso muy delgado . “Pensé que era un varón, porque siempre veía por ahí a un chico con rastas”, agrega.
Recuerda que el chico joven colocó el cuerpo en la caja de atrás de la camioneta y que quizá… porque había algo atrás o porque justo ahí estaba… ya saben… eso que es como… y levanta, lo cierto es que el cuerpo quedó como sentado y entonces la vio: era una chica. Pensó que tendría la edad de su hija.
Al lado se sentó el chico joven, adelante se ubicaron los otros dos hombres, la camioneta arrancó, tomó por Diagonal y dobló.
Así y con estas simples palabras Celeste ubicó en el tiempo y escena de la muerte de Lucía a los imputados: la persona morocha sería Maciel –hoy ya muerto-, el viejo, Offidani, y el chico joven, Farías.
Silencio.
La familia lo hizo entonces y Celeste lo repite ahora, como una pausa que transmite, después de lo que vio, cómo quedó así, atrapada, en ese lugar que hoy revela a los jueces con una pregunta tremenda: qué pueden hacer aquellas personas que no pueden hacer nada.
La ruta
El camino que llevó a Lucía hasta la salita del barrio La Serena resume toda la trágica Historia marplatense. La avenida que lleva desde su casa -un chalet levantado a mano por sus padres- hasta la costa culmina en el Faro y el sitio de memoria que recuerda que allí funcionó uno de los centros clandestinos de la dictadura. Al llegar al mar, donde ahora se suceden, una tras otras, playas exclusivas y privatizadas, hay que tomar una calle poblada por una arboleda imponente que alberga el sitio arqueológico que da nombre al barrio: el Alfar es el sitio donde se hallaron restos fósiles de más de cinco mil años, memoria de culturas originarias. Unas cuadras más y se dobla justo donde un mural recuerda a los muertos en el submarino Ara San Juan. Otras más y está la plaza donde conviven la salita, la iglesia, la comisaria y el polirrubro bautizado “De todo un poco”.


Celeste no sabía que hasta allí trasladaron los imputados el cuerpo de Lucía aquel sábado, así que lo que cuenta es que su marido le dijo “quedate tranquila”, que le contó a su hermana y su amiga Romina lo que había visto y que esos chats se los entregó a la secretaria del juzgado el día que prestó por primera vez declaración. Y que aquel día pidió protección porque tenía miedo. La respuesta que escuchó entonces fue la siguiente:
-Tiene razón en tener miedo.
La frase la dijo alguien que, cree, era entonces el abogado de los imputados.
Desde entonces se mudó, tuvo ataques de pánico, temió por sus hijos, se sintió desprotegida, durmió siempre mal y llegó como pudo hasta acá, hasta hoy, para decir lo siguiente:
“Y bueno… con esto me voy a poner en problemas, pero bueno… No es la primera vez que los vecinos del Alfar vemos que en una casa venden droga… ¿pero qué vimos también? Al patrullero. Y entrar policías… Entonces… ¿a dónde íbamos a denunciar?… Cuando tenés hijos pensás, ¿cómo me voy a meter? Y cargás con eso…
Luego dijo algo inesperado, inédito, valiente:
-Perdón.


La casa
La siguiente testigo fue Mariana Almada, la dueña de la “casucha” -tal como definió la propiedad- que alquiló a Farías, por pedido de Offidani, a quien dijo conocer desde chica, ya que sus familias eran amigas. Detalló que apenas hacía diez días que el nuevo inquilino se había instalado, que creía que hasta entonces había vivido en la casa de Offidani, sin saber la razón por la que había tenido que abandonarla. Almada vive en un chalet ubicado al frente, detrás del cual hay una construcción de ladrillos que da lugar a una habitación con dos plantas: arriba el dormitorio y escaleras abajo, espacio para una mesa, la cocina y el baño. Dijo haber tenido que echar a los anteriores inquilinos, que Celeste había mencionado cuando contó que le ofrecieron drogas a su hija. Por entonces convivía con una pareja que hoy es ex y que tras un cuarto intermedio comenzó a declarar, aunque sólo alcanzó a mencionar que conocía a Offidani desde antes de iniciar la relación con Almada: el defensor de ese imputado alegó que por su sordera no alcanzaba a escuchar esa declaración, debido al repique de tambores que desde abajo hacían sonar quienes conmemoraban el cumpleaños de Lucía. Convenientemente para la defensa, su exposición se postergó hasta mañana, jornada en la que también declararán otros dos testigos de la acusación. Luego, el tribunal, defensas y querella realizarán la inspección ocular que propuso la fiscalía. Desandarán así el camino que quizá realizó aquel día tremendo Lucía para quizá ver, así y finalmente, lo que vieron sus ojos.
#NiUnaMás
Lo que se empieza a ver en el segundo juicio por el femicidio de Lucía Pérez

En el comienzo de la segunda semana del nuevo juicio, la enfermera que atendía en la sala donde llegó el cuerpo de Lucía aportó documentos que revelan extrañas maniobras sobre el certificado de defunción de la joven de 16 años. Lo que le dijo el subsecretario de Salud, Pablo de la Colina –quien apareció inesperadamente ese día en la sala-, sobre ese certificado. La actitud y lo que (no) dijo Farías aquel 8 de octubre; su relación con Offidani; cómo los encontraron cuando los detuvieron por el crimen: escuchando música y tomando alcohol, en un auto con drogas. Por qué se sabe que Lucía no era una adicta. Y el pedido del fiscal para que los jueces inspeccionen este miércoles a la escena del crimen. Cómo siguen las audiencias.
Por Claudia Acuña
(Desde Mar del Plata) La cuarta jornada del juicio que investiga la muerte de Lucía Pérez estuvo dominada por las preguntas del fiscal Leandro Arévalo, las declaraciones de cinco policías que intervinieron en los primeros trámites del expediente y la enfermera de la sala donde llegó el cuerpo de Lucía.
Esta mujer entregó tres fotocopias con documentación clave que hasta hoy no formó parte de los seis cuerpos que tiene esta causa:
- Una fotocopia es del libro de enfermería, único registro que existe del ingreso del cuerpo de Lucía a la sala de salud del barrio de La Serena;
- Una fotocopia es del certificado de entrega del cuerpo a la morgue;
- Y la fotocopia de la carta con la cual solicitó a la Secretaría de Salud municipal la anulación del acta de defunción que el médico Pablo de la Colina firmó en blanco.
La enfermera contó también que cuando le preguntó a ese médico, meses después, qué debía hacer con ese documento, él le respondió:
-Rompelo.
Ella, en cambio, decidió que debía seguir el procedimiento que le había indicado a todo el personal de esa sala un abogado enviado por la secretaria de Salud.
Recordemos que aquel 8 octubre de 2016 el doctor De la Colina era subsecretario de Salud municipal; ya veremos más abajo cómo narra la enfermera por qué estuvo presente ese día en esa salita.
A pedido del fiscal y con acuerdo de todas las partes, el tribunal dispuso que el miércoles habrá una inspección ocular a la casa que alquilaba Matías Gabriel Farías, uno de los imputados, escena de la muerte de Lucía.
En tanto defensas, querella y fiscalías acordaron que los alegatos serán el próximo miércoles 22 (querella y fiscalía) y cuatro días después, ambas defensas.
Mañana comunicarán esta propuesta al tribunal, que deberá confirmarlo.
La escena del crimen
Las audiencias se llevan a cabo en dos salas, ambas muy chicas. En el sexto piso se amontonan defensas, querella y fiscalía, en escritorios enfrentados y que rodean al tribunal. En el centro está el sillón por donde desfilan los testigos y detrás, seis sillas. De un lado, tres mujeres jóvenes que asisten al doctor César Sivo, defensor del imputado Pablo Offidani; del otro Marta y Guillermo, los padres de Lucía, que llevan en su pecho la foto de su hija. En el segundo piso y a través de una pantalla se trasmite la audiencia para el público, compuesto hoy, entre otros, por la prensa y representantes de los organismos que monitorean el juicio: el doctor Eduardo Carnicero, por la Defensoría del Pueblo de la provincia de Buenos Aires; la doctora Natalia Roselot, por el ministerio de las Mujeres bonaerense, y Vanesa Calvo y Federico Komblit, por el ministerio de las Mujeres de Nación. Estos organismos estuvieron presentes en todas las jornadas, incluida la dedicada a los peritos forense, que fue cerrada a la prensa.

Detalle de aquella jornada: las peritos explicaron muy detalladamente cómo establecieron que Lucía no era consumidora habitual de cocaína. Explicaron que esa droga deja residuos en el pelo y que tomaron muestras del cabello de Lucía. Detallaron: se calcula que el pelo crece una centímetro por mes. El pelo de Lucía tenía unos veinte centímetros de largo. No tenía residuos de esa sustancia por lo cual, plantearon, se puede establecer que al menos hasta veinte meses antes de su muerte no había consumido cocaína.
El primero en declarar este lunes fue Pablo Luis Bocca, un joven oficial policial -calculemos que casi siete años atrás era aún más joven- que aquel 8 de octubre de 2016 prestaba servicio en la Comisaria N.º 13, lindera a la salita de salud a donde Farías y Offidani dejaron el cuerpo de Lucía. Lo que vio lo describió con pocas y contundentes palabras: mal vestida y con el pelo mojado. Fue también quien detuvo a los imputados veinte horas después; los describió también de la misma forma: estaban en la camioneta en la que trasladaron a Lucía, bebiendo alcohol y escuchando música. Es en ese procedimiento donde les incautan una mochila con la droga que fue la prueba por las que ambos imputados fueron condenados por el delito de “tenencia de drogas con intención de venta a menores”. También fue quien dijo que luego de esa detención “era voz populi que eran vendedores de drogas”.
Quien era por entonces su superior, el comisario Cristian Gari, aportó otros datos. Mencionó a Offidani como “el compadre” de Farías. Consultada luego por lavaca la defensora oficial de Farías, la doctora María Laura Solari, afirmó que Offidani es el padrino de uno de los hijos, el menor, nacido muy poco antes de aquel fatídico día. Consultada sobre si había citado a la madre de ese bebé como testigo, la respuesta de la defensora Solari fue: no.
Ya veremos cómo se cita este dato en la audiencia.
El comisario Gari también respondió a la defensora Solari, cuando le preguntó qué actitud había notado en Farías aquel día: ¿tuvo intención de colaborar o notó lo contrario? “Huir no quiso, pero se nota que lo que dijo aquel día fue la cuarta parte de lo que sabía”.
Un ejemplo que quizá explique por qué en esta jornada las defensas hicieron pocas preguntas.


La salita del barrio Serena
Enfermera ya jubilada, con jean, remera negra y actitud segura, María Elisa Sendra fue la única que dijo conocer a Farías con anterioridad al hecho investigado en este juicio: fue cuando llevó a parir a la salita a una mujer -que supuso su pareja-, hecho que calificó como muy poco habitual. También fue encargada de explicar cómo era el funcionamiento sí habitual de la sala de salud del barrio de La Serena: desde el año 2010, atendían los consultorios de lunes a viernes con actividades ya programadas, y los fines de semana había guardias, que se cubrían con dos turnos.
Contó que aquel 8 de octubre, a las 8 de la mañana, le habían informado que no habría médico desde las 14 hasta las 19 y así ordenó informarlo en un cartel que pegaron en la puerta de la salita. Supone que porque alguien sacó una foto de ese cartel –así se habría originado una reacción que calificó como “viral”- fue que la llamaron de la secretaría de Salud para informarle que el subsecretario se haría cargo de la guardia. Ella se retiró a las 14, sin verlo y poco después de las 18.30 volvió sin tampoco cruzárselo. La doctora Verónica Heredia le preguntó si era habitual que el funcionario cubriera una guardia en esa sala y la respuesta fue: no.
Luego, contó del certificado de defunción en blanco, que ella estuvo en su poder durante más de un mes sin que nadie se lo reclamara. Y también que recibió un pedido de la secretaria de Salud para que sacara las fotocopias, cuyo destino -le informaron- era remitirlos al juzgado donde se iniciaría el primer juicio: cosa que hasta hoy, cuando las sacó de la bolsita donde las había guardado durante 6 años y 5 meses, no había ocurrido.

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