#NiUnaMás
Todas somos Lucía: hacia un nuevo Paro Feminista
Una asamblea organizada en la CTEP votó de forma unánime realizar este miércoles un nuevo Paro Feminista con movilización en repudio al fallo que absolvió a los femicidas de la joven de 16 años. Estuvo presente Marta, su mamá, que también marchará: “Mi hija era una adolescente con los mismos sueños que tienen ustedes. A ella la mataron el 8 de octubre, y con la sentencia que se dio el 26 de noviembre la volvieron a matar. No podemos seguir perdiendo hijas. No podemos permitir más esto”. Mañana, a las 17, la movilización saldrá de Tribunales, se hará una acción de acostarse en la avenida 9 de Julio para simbolizar que Lucía somos todas y se marchará a Plaza de Mayo. Crónica y reportaje fotográfico de una asamblea masiva donde mujeres, trans, travestis y lesbianas, de distintas agrupaciones, se citaron para organizar lo urgente: una forma de parar todo.
Si tocan a une, se para el mundo.
Esa fue la energía de la asamblea feminista que tuvo lugar en la CTEP.
Asamblea convocada luego de que se conoció el fallo vergonzoso y misógino del caso de Lucía Perez.
Asamblea que es masiva, casi no se pueden entrar al gran galpón de Constitución, donde mujeres, trans, travestis y lesbianas, de distintas agrupaciones y por distintos medios, se citaron para organizar la movilización y el paro.
El objetivo principal: que no pase inadvertido que lo de Lucía #FueFemicidio y que no se piensa tolerar el accionar impune del narcotráfico, del machismo, ni la falta de justicia.

La asamblea feminista que organizó el Paro tuvo cita en la sede de CTEP, en Constitución. Foto: Martina Perosa.
Sentadas en el piso todas esperaron entre mates a que llegara Marta, madre de Lucía Perez, y ella diera comienzo a lo que sería otra asamblea que una vez más organiza lo inimaginable y busca así una nueva forma de parar todo.
La asamblea aplaude a Marta cuando llega.
Las primeras en tomar el micrófono son el grupo de mujeres que llegó junto a la madre de Lucía y que leyeron, una parte cada una, un texto que decía:
“Nosotras mujeres que sobrevivimos a la Violencia y nos organizamos para enfrentarla sabemos que en los Barrios se está instalando una cultura de la muerte que queda impune y se basa en el narco machismo. Lucía representa lo mismo que Melina o Araceli o las chicas acribilladas en Varela: impunidad, complicidad policial y machismo. Sus familiares amigas y vecinas no pueden ni pagar el pasaje para estar acá pero su voz debe ser escuchada. Escuchen a la mamá de Lucia y entenderán por qué proponemos que el Paro consista en acostarnos en silencio durante una hora en el Obelisco y sitios más representativos de cada ciudad con una foto de Lucia en el pecho, símbolo de que Lucia somos todas”.

Foto: Martina Perosa.
Luego habló Marta, la madre de Lucía:
«Todas somos Lucia. A cualquiera de ustedes les puede pasar. Lucia fue en el bolillero la que quedó elegida. Era una adolescente con los mismos sueños que tienen ustedes. A ella la mataron el 8 de octubre, y con la sentencia que se dio el 26 de noviembre la volvieron a matar. No podemos seguir perdiendo hijas, hijos. No podemos permitir más esto. Esta gente tiene fábrica de muerte. La droga, lo que venden, es muerte para los adolescentes y nos cosifican como cosifican a Lucia. El día de la sentencia de Lucia estaba preparado para que agrediéramos, y no lo van a conseguir. Van a conseguir la gota que les va agujerear la piedra porque no voy a parar hasta que esas personas vayan presas. Detrás de la impunidad hay alguien que los respalda y eso es lo que no tenemos que permitir. No es justo lo que hacen con nuestros hijos y no se lo vamos a permitir más. La única bandera tiene que ser nuestras hijas, nuestros hijos. Tenemos que hacer ese mismo paro que el 19 de octubre. Hoy la causa se está elevando a juicio y lo genial sería que el 5 haya un paro, lo antes posible. Cada una de ustedes es el abrazo que me daría Lucía. Y esa es mi Lucía que me abraza siempre».

Marta, la mamá de Lucía Pérez, participó de la asamblea y también marchará el miércoles a Plaza de Mayo. Foto: Martina Perosa.
Así arrancó la asamblea de cara al próximo paro de mujeres que terminó con una conclusión acordada y aplaudida por todes: miércoles 5 de diciembre, paro feminista.
A las 17 horas, la movilización saldrá de Tribunales, se hará acción de acostarse en la avenida 9 de Julio y se marchará a Plaza de Mayo.
Entre quienes marchen, estará la mamá de Lucía Perez.
Voces de la asamblea
Las organizaciones fueron muchas y variadas. Las posiciones sobre que la justicia patriarcal se tiene que acabar fue unánime. En la ronda asamblearia y el micrófono se escuchó, entre otras cosas, las siguientes expresiones:
- Tori de la CTEP: «Apoyamos la fecha del 5 y tenemos que estar organizades. Hubo un montón de fallos como estos estas últimas semanas. A nosotras nos mataron un compañero y a nuestra compañera no la dejaban a amamantar».
- Otra chica contó el caso de Yanina. «Su pareja la prendió fuego y la justicia les está dando la espalda. El juez Marino quiere hasta decir que ella se prendió fuego a ella misma»
- Trabajadoras de Nordelta que se están organizando a pesar de las dificultades: «Nosotras, las mujeres pobres de los barrios más vulnerables, tenemos derechos. Queremos que esta gente no vea que no estamos solas. Que no nos pueden tener en negro y maltratando».
- «Se va a acabar esta justicia patriarcal», se cantó después de que hable Matias Grippo, hermano de Celeste Grippo Martinez. «La justicia dice que fue suicidio y murió de un disparo de escopeta. Hace un año y siete meses y quiero justicia».

Foto: Martina Perosa.
Siguen las voces:
- «Nosotras venimos exigiendo capacitación adentro del poder judicial y no tenemos respuestas positivas a eso. No solo tenemos que repudiar la sentencia sino todo el poder judicial», dijo una trabajadora judicial.
- Raquel Vivanco, del movimiento MAREA, dijo las cifras del horror: «Hay un femicidio cada 29 horas. Suscribimos a la propuesta de paro y de tirarnos en la avenida 9 de Julio representando cada mujer que hoy no está en la Argentina».
- «Venimos de una semana de muchísima represión y es muy importante que nos estemos pronunciando por un nuevo paro. Ante los discursos de odio y violencia es importante que pongamos la sensibilidad que tenemos como movimiento feminista en la calle», expresó una militante de La Dignidad.
- Clarisa de la CTA dijo: «Estamos conmovidos y trabajando para poder salir a la calle para convertir la bronca en otra cosa que sabemos que es de mucha potencia», y aseguró que se sumaban al paro.

Foto: Martina Perosa.
- Una compañera de ATE también se pronunció a favor de parar: «ATE acompaña también con paro nacional y apoya a la familia de Lucía».
- Estudiantes Federación Universitaria de Buenos Aires dijeron: «Se impulsa paro educativo de universidad, secundarios y terciarios. Y queremos movilización en contra del narcotráfico y del poder judicial».
- Paula, militante trans, dijo que no se dejara de nombrar a las violencias contra trans y travestis en las consignas y los comunicados.
En un momento por extensión de oradoras pusieron en limpio las distintas propuestas y se propuso que se unieran en una sola.
Con la fecha, hora y recorrido fijado, se cantó “se va a acabar, se va a acabar, esta justicia patriarcal”.

Foto: Martina Perosa.

Foto: Martina Perosa.

Foto: Martina Perosa.
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Cecilia Basaldúa: el cuerpo desaparecido

Daniel y Susana denunciaron que desapareció el cuerpo de su hija, Cecilia Basaldúa, que reclamaban para realizar nuevas pericias. La historia de lo ocurrido y el rol de la fiscal de Córdoba Paula Kelm “que hizo todo lo posible para que los asesinos de Cecilia sigan hoy libres e impunes”.
Por Claudia Acuña
El 7 de noviembre Cecilia Basaldúa hubiese cumplido 42 años y no hay festejo porque no hay Cecilia: la desaparecieron, violaron y mataron en abril del año 2020, en Capilla del Monte y en pleno aislamiento por la pandemia de Covid. Su familia, como cada año, reunió amistades y familiares de otras víctimas de femicidios territoriales –el padre de Natalia Melman, el hermano de Laura Iglesias– en el mural que la recuerda en su barrio de Belgrano. Fue ese el marco elegido por Daniel y Susana, los padres de Cecilia, para compartir lo que significa buscar justicia para este tipo de crímenes. Con la voz partida por el dolor narró cómo fue la última reunión con la nueva fiscal responsable de la investigación: es la cuarta. La primera – Paula Kelm– desvió las pruebas para atrapar a un perejil, que fue liberado en el juicio oral y así la investigación del femicidio de Cecilia volvió en punto cero; el segundo estaba a meses de jubilarse y pidió varias licencias para acortar su salida; el tercero –Nelson Lingua– no aprobó el examen para ocupar el puesto y, finalmente, desde hace pocos meses, llegó ésta –Sabrina Ardiles– quien los recibió junto a dos investigadores judiciales y los abogados de la familia. Antes se habían reunido con el ministro de Justicia de la provincia de Córdoba, Julián López, quien le expresó el apoyo para “cualquier cosa que necesiten”. Fue entonces cuando Daniel y Susana creyeron que había llegado el momento de trasladar el cuerpo de su hija hasta Capital, donde viven y, además, habían logrado conseguir que se realice una pericia clave para la causa y que siempre, en estos cinco años, les negaron. Fue la joven investigadora judicial quien soltó la noticia: el cuerpo de Cecilia no está.

Gustavo Melmann, que sigue buscando justicia por su hija Natalia, junto a Daniel Basaldúa y Susana Reyes, los padres de Cecilia.
Según pudo reconstruir la familia después del shock que les produjo la noticia, fue en 2021 –cuando todavía estaban vigentes varias restricciones originadas por la pandemia– cuando el cuerpo fue retirado de la morgue judicial, a pesar de que Daniel y Susana habían presentado un escrito solicitando lo retuvieran allí hasta que se realicen las pruebas por ellos requeridas. La fiscal Kelm no respondió a ese pedido ni notificó a la familia de lo que luego ordenó: retirar el cuerpo de la morgue y enterrarlo.
¿Dónde? La familia está ahora esperando una respuesta formal y sospechando que deberán hacer luego las pruebas necesarias para probar la identidad, pero no dudan al afirmar que con esta medida han desaparecido el cuerpo de su hija durante varios años y definitivamente las pruebas que podía aportar su análisis.
A su lado está Gustavo Melmann, en el padre de Natalia, asesinada en 4 de febrero de 2001 en Miramar, quien desde entonces está esperando que el Poder Judicial realice el análisis de ADN del principal sospechoso de su crimen: un policía local. Por el femicidio de Natalia fueron condenados a prisión perpetua otros tres efectivos policiales. Uno ya goza de prisión domiciliaria. Falta el cuarto, el del rango más alto.
Melmann cuenta que se enteró de la desaparición de Cecilia Basaldúa por su sobrina, quien había ido al secundario con ella. “Fue el primero que nos llamó”, recuerda Daniel. También rememora que no entendió por qué le ofrecía conseguir urgente a un abogado “si yo la estaba buscando viva. Hoy me doy cuenta de mi ingenuidad”.
El silencio entre quienes los rodean es un grito de impotencia.
Daniel y Susana lo sienten y responden: “Nosotros no vamos a parar. Nada nos va a detener. Ningún golpe, por más artero que sea, va a impedir que sigamos exigiendo justicia. Elegimos contar esto hoy, rodeados de la familia y los amigos, porque son ustedes quienes nos dan fuerza. Que estén hoy acá, con nosotros, es lo que nos ayuda a no parar hasta ver a los responsables presos, y esto incluye a la fiscal Kelm, que hizo todo lo posible para que los asesinos de Cecilia sigan hoy libres e impunes”.

Los padres y hermanos de Cecilia, junto al mural que la recuerda en el barrio de Belgrano.
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Femicidios, cifras y vidas: lo que Bullrich oculta

Por el Observatorio de violencia patriarcal Lucía Pérez
Todas las administraciones del Estado se han adjudicado falsamente la baja de femicidios y la ministra de Seguridad Patricia Bullrich acaba de rendirle tributo a esta tradición. Pero las cifras del Observatorio Lucía Pérez, construidas a partir de casos judiciales, denuncias y relevamientos provinciales, demuestran una realidad diferente.
Antes de los números, una aclaración: el 2023 fue el primer año en que el Estado nacional publicó estadísticas criminales sin clasificar. Lo hizo con un archivo Excel desordenado que abarcaba una década, sin distinguir delitos ni consolidar provincias. Algunas jurisdicciones directamente no informaron datos en categorías sensibles, como violaciones. Así, la ciudadanía no puede verificar ni auditar los números oficiales.
En ese vacío, las declaraciones de Bullrich remiten a una lógica conocida: la de la inflación. Como con los precios, la diferencia entre los números oficiales y la vida real se amplía cuando se manipula o se oculta información.
Por eso, este Observatorio público y autogestionado carga 12 padrones de manera diaria. Para realizar un seguimiento estructural de la violencia machista, y también para controlar el rol del Estado.
A diferencia de los 178 registrados que mencionó la ministra, el Observatorio Lucía Pérez contabiliza 217 femicidios y travesticidios en lo que va del 2025. Estos son las cifras que pueden verse y verificarse, ya que el OLP es un padrón público:

Otro dato que se oculta es el que representan los femicidios cometidos y sufridos por integrantes de fuerzas de seguridad, que están bajo la responsabilidad de la ministra.
En 2025, el primer femicidio del año fue el de una mujer policía asesinada con su arma reglamentaria (Guadalupe Mena). Y el último, ocurrido apenas el 26, también: Daiana Raquel Da Rosa.
Si bien existen medidas para en estos casos limitar su acceso por parte de los uniformados por “representar un riesgo inminente para la víctima”, como indica la resolución 471/2020 del Ministerio de Seguridad de la Nación, los datos muestran que esto no siempre se cumple. Según el relevamiento de funcionarios denunciados por violencia de género del Observatorio Lucía Pérez, 71 de ellos pertenecen a las fuerzas de seguridad. Es decir que muy probamente porten armas.
Armas reglamentarias, vínculos jerárquicos y falta de sanción disciplinaria conforman una trama donde la violencia institucional se reproduce dentro y fuera de las comisarías. ¿Y Bullrich?
Más preguntas que emergen: ¿cómo se mide el porcentaje de crueldad? Los “narcofemicidios” de Lara, Brenda y Morena muestran una violencia cada vez más planificada y asociada a redes delictivas con complicidad del Estado.
Otra cifra invisibilizada en este crimen social que es un femicidio es la de las infancias huérfanas. En lo que va de 2025, el Observatorio registra 139 infancias huérfanas por femicidios. En todo 2024 fueron 173. Y detrás de cada una hay un Estado que sigue sin garantizar la Ley Brisa, que establece una reparación económica y acompañamiento a hijas e hijos de víctimas de femicidio.
Mientras la violencia machista sigue cobrando vidas, multiplicando huérfanos y exponiendo la precariedad institucional, el Estado tergiversa y oculta.
La pregunta es: ¿por qué?
#NiUnaMás
Un mes sin Brenda, Lara y Morena: lo que se sabe de la trama narcofemicida

Este lunes se está cumpliendo un mes del triple narcofemicidio. La causa que investiga el asesinato de Brenda (20), Morena (20) y Lara (15) tiene nueve personas detenidas y tres prófugas. Una de ellas es Alex Ydone Castillo, acusado de ser el dueño de los 30 kilos de cocaína que habrían sido robados, posible móvil de los brutales asesinatos.
Lo increíble: Castillo estaba preso pero fue excarcelado “por razones humanitarias” durante la pandemia del coronavirus, según lo reveló el periodista de Infobae Federico Fahsbender. En su artículo se detalla que Ydone Castillo había sido detenido en Argentina por una circular roja de Interpol –emitida desde Perú, su país de origen– por “un movimiento de 51 kilos de cocaína”. Fue la Sala II de Casación la que lo excarceló. Desde que quedó en libertad, el gobierno peruano tampoco envió en los plazos pertinentes el pedido formal de extradición. Y siguió libre.
Los otros dos prófugos de la causa del triple narcofemicidio son David González Huamani (“El loco David” o “El Tarta”, por tartamudo) y Manuel Valverde, tío de Tony Janzen Valverde, alias “Pequeño J”, que está detenido en Perú a la espera de un juicio de extradición.
Los narcos robados
A Huamani, Celeste Magalí Guerrero (una de las detenidas que mayor información aportó) lo reconoció dentro de su casa del barrio Villa Vatteone. Fue una de las personas reconocida por tener guantes de látex. Huamani también aparece en la declaración de Víctor Sotacuro, detenido en Villazón, frontera con Bolivia, acusado de manejar el auto de apoyo a la Chevrolet Tracker blanca que levantó a las chicas en las calles de Ciudad Evita el 19 de septiembre. Sotacuro dijo que fue Huamani quien lo contrató para hacer los viajes de esa noche y que le pidió que le llevara ropa para cambiarse. Sotacuro declaró que lo fue a buscar a Varela y lo llevó hasta la 1-11-14, en el Bajo Flores, y dijo que Huamani estaba sucio de barro, al igual que otros dos hombres que se subieron a su auto. La mamá de Morena lo señaló como el que maneja la droga en Las Antenas, un barrio de Lomas del Mirador, y en la Palito, en San Justo, dos localidades de La Matanza.
Según una de las hipótesis de la investigación, los prófugos Castillo, Huamani y Valverde integran la organización cuya droga había sido robada. Sobre ellos pesan órdenes de captura internacional. Esa línea también busca a otros tres sospechosos, todavía no identificados, pero que en el expediente aparecen como “NN Paco”, “NN Nero”, y el “canoso de la Glock”, en referencia al arma que llevaba un hombre que Guerrero ubicó en su casa, bajándose de la camioneta con Pequeño J, en las calles Río Samborombón y Chañar.
Quiénes están en prisión
Hasta el momento las nueve personas detenidas son:
- Daniela Ibarra (19) y Maximiliano Parra (18), quienes encontraron limpiando con lavandina la casa de Varela.
- Celeste Magalí Guerrero (28) que alquilaba la casa. Su declaración aportó múltiples detalles que la justicia debe corroborar. Por un lado, explicó la estructura del clan, con jerarquías divididas en “Abuelos”, “Papás”, “Tíos”, “Pequeños” y “Mulos”, según el orden de importancia en la organización. Según su declaración, Pequeño J, que era presentado como el líder de una banda narco transnacional, en realidad tenía un rol menor, aunque lo ubicó en la escena del crimen. También declaró cómo esa noche fueron a comprar artículos de limpieza y bidones de nafta.
- Miguel Villanueva Silva (25), pareja de Guerrero. A ambos los detuvieron en un hotel alojamiento. Ella declaró que, al llegar a la casa de madrugada, lo vio con la mano ensangrentada y, según dijo, le confesó que había matado a una de las chicas al intentar escaparse. Un kiosquero del barrio de Florencio Varela dijo que Silva había ido a comprar con otro chico y que le dejó una mancha de sangre en la reja del comercio, que su mujer terminó limpiando.
- Ariel Giménez (29), uno de los acusados de cavar la fosa en la casa.
- Víctor Lázaro Sotacuro (41). Al principio se creía que solo era remisero pero, según Guerrero, tiene un lugar importante en la estructura. El hombre declaró que nunca estuvo en la escena, que no era el dueño de la droga robada, que tampoco era el jefe de la banda y que su apodo no era “El Duro”, como había dicho Guerrero. De todas formas, según La Nación, Sotacuro pagaba las cocheras en las que se estacionaban los cuatro vehículos de la banda: la Chevrolet Tracker blanca (que fue incendiada), el Volkswagen Fox blanco que manejó, un Renault 19 gris y un Chevrolet Cruze negro. Sus abogados pidieron un careo con Guerrero por supuestas “contradicciones”.
- Florencia Ibáñez (30), sobrina de Sotacuro, acompañante en el Volkswagen Fox, fue detenida luego de salir de los estudios de A24, donde defendió a su tío y dijo que habían pasado por el recorrido de la Tracker de casualidad. El fiscal Arribas dijo que Ibáñez reconoció que el móvil de los femicidios había sido un robo de un cargamento de droga que pertenecía a su pareja, el prófugo Alex Ydone Castillo.
- Tony Janzen Valverde, alias “Pequeño J”, 20 años. Guerrero lo ubicó en su casa con Sotacuro y el “canoso de la Glock”. También dijo que Pequeño J había llamado a Villanueva para pedirle la casa para una fiesta. Está detenido en el penal de Cañete, en Perú, a la espera de la extradición. La declaración de Guerrero lo rebajó en la estructura: hoy está acusado de organizar dealers. Según la investigación, el abuelo y el papá de Valverde también se dedicaban al negocio narco. Su padre fue asesinado. Una cámara de seguridad ubicó a “Pequeño J” el 6 de septiembre a la salida de un pool de Flores con Lara y otra joven.
- Matías Ozorio (28), ladero de Pequeño J. Su historia es increíble y grafica una época: el periodista Carlos Burgueño contó que el joven tenía un trabajo en relación de dependencia en el Hospital Italiano –obra social, aportes, vacaciones, aguinaldo–, lugar del que se hizo echar, según sus familiares, para cobrar una indemnización que invirtió en el mundo cripto. Entre sus apuestas estuvo $Libra, bendecida por el presidente Javier Milei, cuyo desplome hizo a Ozorio perder todo y pedir un préstamo a un transa. Ya no se despegó de lo narco. Según Guerrero, fue una de las tres personas que cavó los pozos en la casa de Varela. Como Pequeño J, fue detenido en Perú. Guerrero también declaró que Ozorio le traía cocaína en 100 o 120 envoltorios que ella vendía a un valor de $10.000 cada uno.
Vínculo de confianza
Según publicó La Nación, el fiscal Carlos Arribas describió: “Tras producirse la referida sustracción cuyos autores fueran presumiblemente allegados o conocidos las víctimas, fue que mediante maniobras de engaño, y ardides y aprovechándose de su especial condición de vulnerabilidad, integrantes de la organización mencionada precedentemente, en su mayoría de sexo masculino, lograron establecer un vínculo de confianza con las tres jóvenes, por lo que el 19 de septiembre de 2025, a las 21.29, consiguieron las jóvenes abordaran una Chevrolet Tracker blanca con dominio que había sido robado, en la que viajaban al menos tres personas. El vehículo contaba con el apoyo de un Volkswagen Fox blanco en el que circulaban al menos otras dos personas de la organización y de Chevrolet Cruze negro”.
Según las publicaciones, todavía no está claro quiénes integran el grupo que habría robado el cargamento de cocaína. Pero la descripción de la estructura hace presumir que la causa está próxima a pasar a la órbita de la Justicia Federal.
Ya pasó un mes.
Las familias de Brenda, Lara y Morena siguen exigiendo justicia.

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