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Mancha venenosa: MU en Exaltación de la Cruz

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Los funcionarios no responden, como ocultando en el silencio la verdadera pandemia de Exaltación de la Cruz: cáncer, leucemia, diabetes, tiroides, abortos espontáneos, enfermedades bronquiales, daños genéticos, entre otras. La infancia en el centro del desastre, como en tantos lugares sitiados por los agrotóxicos. Historias inconcebibles. Violencia política y policial contra quienes reclaman. Los datos estadísticos y relevamientos territoriales que muestran la contaminación y sus efectos en la salud. La organización de la comunidad para hacer la verdadera política: defender la vida. Por Francisco Pandolfi.

Mancha venenosa: MU en Exaltación de la Cruz
Fotos: Nacho Yuchark

-¿Cómo estás?

Johanna Tejera escucha la primera pregunta y ya nada será igual en esta crónica. No puede responder con palabras. Y rompe en llanto. La impotencia, la bronca y el dolor contenidos salen en forma de lágrimas. Sentada en una plaza, pide perdón mientras se limpia la cara con sus manos. Y ahora sí, en un puñado de letras, dice un montón: “En las últimas dos semanas se nos murieron tres personas de cáncer”. Tiene 23 años, y dos abuelas y una tía fallecidas… por cáncer.

En el municipio bonaerense de Exaltación de la Cruz viven más de 45 mil habitantes. Se emplaza a 90 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires y tiene poco más de 60 mil hectáreas, de las cuales en más de 30 mil se siembran cultivos transgénicos. El 80 por ciento es soja. Luego, maíz y trigo. En este contexto, la comunidad organizada efectuó análisis examinados por la Universidad de La Plata, con resultados alarmantes: 6 agrotóxicos en el agua de red y de pozo; 14 en los suelos.

“Que los estudios den así no sorprende. ¡¿Hace cuántos años venimos contando moléculas, enfermos y muertos?!”, dice Anabel Pomar, vecina, periodista (organizó con MU y lavaca.org los Monsanto Papers, entre otras investigaciones) y activista. Habla con un nudo en la garganta y los ojos húmedos. El 28 de septiembre falleció su compañero, también de cáncer. Anabel elude los  eufemismos: “Para cambiar esto de raíz no hay otra forma que prohibiendo del todo el uso de agrotóxicos. Y sí, es metiéndose de lleno en los modelos productivos. Y si no, que digan abiertamente cuáles son los intereses de quienes los permiten. Y que también digan: ¿a cuánto el pibe?, ¿cuánto vale una vida? Para nosotros no tiene precio, no se negocia”. 

Ibuprofeno para el tumor 

En 2019, Johanna junto a una amiga hicieron un relevamiento en los barrios populares San José y Esperanza de Capilla del Señor, pueblo cabecera de Exaltación de la Cruz: 50 casos de cáncer en 280 viviendas censadas. 30 manzanas. Dos años después, la mitad de esas personas ya falleció. “Fuimos casa por casa y a la primera, un cáncer de colon. Así sucesivamente, diabetes, tiroides, abortos espontáneos. En una casa de diez hermanos, todos con diabetes. La mamá había muerto de leucemia. A partir de los resultados obtenidos pedimos que se pueda hacer en ambos barrios un campamento sanitario y un relevamiento ambiental a cargo de universidades nacionales, pero el Concejo Deliberante votó en contra, con el argumento de que les faltaba información. Hay mucho cinismo”, expresa Johanna.

En una de esas viviendas relevadas abre la puerta a MU Gabriela Sandes, con una sonrisa repleta de amabilidad; aunque lleve toda la tristeza encima desde el 10 de junio de 2017, cuando murió su hija, de cáncer. Ana Rocío tenía 14 años y en julio de 2016 había empezado con dolor abdominal. “En el hospital público San José le dieron ibuprofeno. Y la médica generalista pensaba que estaba embarazada”. Su casa estaba a 400 metros de un campo y a 600 de otro. Iba a la escuela a 150 metros de cientos de hectáreas fumigadas.

En noviembre le hicieron una ecografía y le encontraron un tumor en los ovarios que pesaba un kilo. “Se me derrumbó el mundo. Vi toda la película que venía. Encima no teníamos obra social. Al ser pobre tenés que luchar por muchas cosas más”. 

En enero de 2017, tras la biopsia, se comprobó que el cáncer era maligno. “En Capilla no había oncólogo infantil así que tuvimos que irnos a la ciudad de Buenos Aires. Desde el hospital Gutiérrez todavía espero que me llamen. Y nos fuimos al Garrahan donde hicieron de todo para salvarla, lo que en Capilla no”.

En el Garrahan conocieron a Mercedes “Mechi” Méndez, 57 años, enfermera involucrada desde hace más de una década en la denuncia de los efectos de los agrotóxicos. En los últimos años vio morir a Anita y a dos nenes más de Exaltación de la Cruz. Vio morir a un montón de infancias provenientes de pueblos fumigados. “Hay una tríada que silencia: la prensa, la justicia y el sistema de salud. No existe prevención, es como si en un lugar donde hay muchos accidentes de tránsito se pone un centro de trauma en vez de dos semáforos en la bocacalle. Hay cómplices necesarios para que prevalezca el negocio y no la salud. Están devastando todo”. 

Desde 2007 Mechi trabaja en Cuidados Paliativos, desde donde lleva adelante una lucha interna por una serie de reclamos que enumera: 1) Dejar de negar en forma urgente el grave daño que este modelo tóxico de producción está causando en el ambiente, en adultos y más aun en la niñez. 2) Incorporar a la consulta médica una historia clínica ambiental, que considere las actividades productivas cercanas directas o indirectas a las que estuvo expuesto el paciente de manera aguda o crónica. 3) Instalar un laboratorio público gratuito para pesquisar los tóxicos que las y los niños portan en sus cuerpos. 4) Responder de manera concreta a las demandas que los pueblos afectados vienen haciendo desde hace años sin ser escuchados por un modelo de salud que mira para otro lado y solo asiste en la enfermedad, no en la prevención. 5) Exigir que se prohíban las sustancias en uso. 

El FdT, la Rural y la app   

La resistencia comienza en 2012, mediante un par de locas, como las llamaban. En todas las luchas imprescindibles, las hay. A una cuadra de la casa de Carina Miqueo, 42 años, enfermera, se planta soja. Y una tarde, que parece igual a cualquier otra, no lo es. Diez, cien, miles de vaquitas de San Antonio muertas en una ventana. “Habían querido entrar a la casa para salvarse. A mi marido le empezaron a arder los labios y había un olor muy raro. Estaban trabajando enfrente…”, recuerda Carina. Llamó a Patricia Benítez, otra vecina. Y ahí arrancaron, las locas de las fumigaciones. 

Denuncias públicas, panfleteo con información, ninguneo municipal. Averiguación de una legislación que no existía, hasta que definieron constituirse en la organización Exaltación Salud, que milita por un partido sin venenos, agroecológico y con soberanía alimentaria. Así empezaron a luchar para que hubiera una ordenanza. “Presentamos un proyecto con una exclusión para la fumigación terrestre de 3 mil metros. Tres días después, la concejal María Luz Bozzani –hoy secretaria de Gobierno en la intendencia del Frente de Todos– presentó otro para contrarrestar al nuestro, donde no había límite de metros y quedaba a criterio del Ejecutivo. Votaron ese proyecto y el Poder Ejecutivo nunca reguló nada”, cuenta Patricia, que profundiza: “En 2018 hice una denuncia por estar siendo fumigada y en marzo de 2019 me otorgaron judicialmente una exclusión de 1.200 metros, pero solo para mi casa. Apelamos y en septiembre logramos una cautelar judicial de 1.000 metros para toda la población, que hoy sigue en vigencia. Ni bien salió el dictamen, la Sociedad Rural amenazó con que iba a denunciar a Exaltación Salud por daños y perjuicios…”.

Patricia, de 52 años, es dueña de una de las cinco farmacias de Cardales, uno de los siete cuarteles en los que se divide Exaltación de la Cruz. Describe un panorama desolador: “Por lo que la gente viene a contar y a comprar, cada vez hay más casos de diabetes, problemas respiratorios y de tiroides –sobre todo hipotiroidismo–, alergias, broncoespasmos. Y muchos, muchos, casos de cáncer. Está todo tan naturalizado que da terror”. Ejemplifica hasta dónde puede llegar la creatividad en la búsqueda de la supervivencia, así como la pasividad estatal: “Queremos armar una app para que la gente denuncie sus enfermedades, ya que el municipio no lo hace”. 

Carina complementa: “Hago enfermería en domicilios y la cantidad de casos de cáncer que hay en niños y jóvenes es alarmante”. En 2015 puso en venta la casa para no morir en el intento de vivir en un ambiente puro. Asegura que la cautelar no se cumple. Las pruebas están a la vista. Solo hace falta ir al territorio y caminar: desde su casa en el barrio San José del Tala, hasta el campo más próximo sembrado, hay 349 metros. La cosecha de maíz transgénico en campos de la familia Rossiter fue recientemente levantada a muchos menos de los mil metros permitidos. Sentencia: “Los agroquímicos en la pandemia no frenaron. Ellos eran esenciales. Vamos a enfermar y a morir por agroquímicos, pero no callados”. Ya no tiene en venta su casa. “Vamos a luchar hasta el final”. 

Mancha venenosa: MU en Exaltación de la Cruz
Anabel Pomar, periodista, sobre un campo fumigado en Cardales. Su pareja falleció en septiembre. Ella consulta: “¿A cuánto un pibe? ¿Cuánto vale una vida?”

El fiscal no sigue a Tinelli

El abogado ad honorem de las y los vecinos se llama Fabián Maggi. Representa más de ochenta causas ambientales en distintas provincias del país. En Exaltación, es letrado en  dos causas civiles y en cuatros denuncias penales.

Las dos causas civiles:

  1. La denuncia de Patricia Benítez que derivó en la cautelar de protección terrestre.
  2. En marzo de 2019, en la localidad de Parada de Robles una avioneta fumigó a la luz del día y pasó sobre una escuela rural por encima de las y los alumnos. Tania Medina había llevado a su hijo a su primer día de clase en la primaria. “Ni bien me enteré me fui a filmar. La avioneta no paraba, seguía rociando. Pasó arriba de los chicos. El video se viralizó tanto que hasta Tinelli lo retwitteó”, comenta Tania debajo de un tupido nogal. Desde ese momento, las pulverizaciones aéreas están completamente prohibidas por una ordenanza que se consiguió a partir de la movilización ciudadana. Cuando Tania fue a denunciar el hecho, el fiscal Juan Manuel Esperante no quiso tomarle declaración. “‘¿Cómo sabés que fumigan?’, me decía. Parecía que tenía que llevar a alguien muerto. Sentí mucha impotencia. El fiscal no actuó, ni peritó la avioneta. Por arriba de mi casa también pasaba. Me secó varios árboles y me mató muchos animales: 11 pavos, gallinas infartadas, ovejas que me mal parían y se les morían las crías”.

 Las cuatro denuncias penales:

A) Comarca del Sol es un barrio emplazado en una zona de casas quintas del cuartel El Remanso. Las pulverizaciones no discriminan. Arrasan con todo. Donde viven Humberto Marcelo Puccini, 64 años, y María Ester Santillán, 66, la música de fondo la ponen los horneros, zorzales, tordos, entre otras aves. Las palabras no: “El 6 de agosto de 2019 nos fumigaron a 200 metros. A veces nos acordamos del olor como si fuera hoy, como si fuera a cable quemado. Quisimos declarar en fiscalía y primero no nos dejaron. Después, durmieron la denuncia”. Ambas son personas de riesgo. Varios análisis clínicos bacteriológicos determinaron que el agua de su casa no es apta para consumo.

B y C) Involucran a la familia Garri. El matrimonio tiene glifosato en el cuerpo y sus hijas daño genético y alteraciones endocrinológicas en estudio. La primera causa judicial refiere a que se trata de una familia rodeada de plantaciones transgénicas desde hace años en el barrio La Lata. Corina, la hijita de 3 años, sufre alopecia –ausencia total de cabello–. Para la médica que la atiende su enfermedad se originó por la exposición a agrotóxicos.  

Verónica Garri, su mamá, plantea: “Empezamos a ir al psicólogo familiar para sobrellevar el tema de Cori. ¿Cómo nos enfrentamos a esto? No va a tener pelo por el resto de su vida”.
La segunda es reciente: martes 14 de septiembre. Detalla Verónica: “En frente de casa y a 10 metros de una escuela paró un mosquito (pulverizador terrestre de agrotóxicos) con una camioneta. Se acercó mi marido y le dijeron que se les había caído agua. Se fueron rápido. Fuimos a verificar y no era agua. El olor era muy fuerte y a mí se me durmió la boca. Llamamos al inspector de medioambiente y mandó a los bomberos que diluyeron el líquido. Ese día había viento, así que no podían fumigar en ningún lugar por más que estuviera autorizado. Nunca tomaron muestras para hacer análisis y tiraron agua para tapar las pruebas. Es horrible ver cómo el municipio te toma de idiota. No les importa nada, ni el futuro. Es indignante”. La comunidad sí tomó muestras del suelo: 14 agrotóxicos encontrados, con valores incluso más altos de los hallados en el suelo de la fábrica de agrotóxicos Atanor, donde se enterraban residuos ilegalmente. Cierra Verónica. “Nos vamos a quedar sin agua, con tierras inútiles y sin salud. Y no cambiará si tenés plata o no. Será para todos igual”.

D) El fiscal Esperante, de la fiscalía descentralizada de Capilla del Señor, fue denunciado por incumplimiento de deberes de funcionario público y lo apartaron el pasado 18 de agosto. Desarrolla el abogado Fabián Maggi: “Fue preocupante la actuación del Ministerio Público Fiscal en todas las causas. Un silencio absoluto que llevó a la omisión de sus deberes. No citaban a las víctimas, no controlaban si era cierto lo denunciado… lo que comúnmente se llama cajonear las resoluciones. A partir del apartamiento de Esperante, las causas las llevan en la fiscalía de Zárate-Campana, que está investigando correctamente aunque ya se perdió tiempo importante para lograr pruebas”.

Maggi plantea un análisis general: “En el país la legislación ambiental es de vanguardia, reconocida internacionalmente. Permitiría una tutela enérgica del ambiente, pero no logramos el objetivo por la debilidad del Poder Judicial. El poder político condiciona al judicial, por estar a su vez subordinado por el poder económico. Así, los ciudadanos estamos en un estado de desprotección total por esa mecánica siniestra”.

Mancha venenosa: MU en Exaltación de la Cruz
Marcelo Puccini en su bella huerta del barrio Comarca del Sol. Él y su esposa María Santillán fueron fumigados a 200 metros: “El olor era a cable pelado”. No les querían tomar declaración, luego cajonearon la causa: modelo de justicia.

Las no respuestas

A fines de 2019 asumió como intendente del municipio Diego Nanni, del Frente de Todos. Atiende el teléfono ante el llamado de MU, pero no tiene ganas de escuchar preguntas. Corta. Y ya no responderá ningún llamado. Martín Faure es el director de Producción y Ambiente. Parece predispuesto a ser entrevistado. Fija un horario de encuentro presencial, pero luego lo cancela. Y ya no responderá mensajes ni llamados. El 24 de agosto pasado, el Concejo Deliberante votó en contra de una ordenanza que buscaba incorporar los 1.000 metros de exclusión que efectiviza la cautelar judicial, dentro de la ordenanza vigente, que sólo los aleja a 150 metros de viviendas y a 300 de escuelas. 

María Luz Bozzani es la secretaria de Gobierno de la intendencia. Su tío Ricardo, otrora intendente y concejal, sigue siendo la persona más influyente en el Partido de Exaltación de la Cruz. Su sobrina acepta responder unas preguntas. 

¿Qué piensa de la contaminación del agua en Exaltación de la Cruz en relación al uso de agrotóxicos?

Más allá de lo que yo pienso, lo que estamos haciendo es pedirle a Bromatología que pida a la universidad que hizo los estudios (la de La Plata, Facultad de Ciencias Exactas), que por favor nos los brinde. Por otro lado, desde el Municipio mandamos a tomar muestras en los mismos lugares que los vecinos y a nosotros no nos da presencia de ninguna de estas sustancias.

¿Qué piensa en general sobre el uso de agrotóxicos?

No te voy a responder eso, porque no, no, no, no voy a entrar en esa cuestión. Insisto con esto: nosotros tenemos un poder de policía municipal; dentro de esto tenemos que hacer el control del agua y lo que la gente consume, y eso es lo que estamos haciendo, trabajando con quien corresponde, y más allá de mi opinión personal trabajamos con las ordenanzas y normas vigentes. Haciendo respetar la medida cautelar vigente y sería irresponsable hablar de mi percepción personal cuando esto tiene que ser un consenso para llegar a la mejor solución para todos y al bien común.

En 2019 se hizo un relevamiento en 30 manzanas donde se detectaron 50 casos de cáncer. ¿Está al tanto?

¿Es un relevamiento hecho por quién? ¿Por el Municipio? ¿Por algún particular? 

Por vecinas y vecinos de los barrios San José y Esperanza, de Capilla del Señor.

No estoy al tanto. Es anterior al ejercicio de mis funciones desde hace dos años.

Cuando salió la cautelar judicial sobre los 1.000 metros de exclusión terrestre, el intendente Diego Nanni dijo que ese era un piso. Sin embargo, hoy el Poder Ejecutivo tiene la potestad de modificar la ordenanza y ampliar la exclusión, ¿por qué no lo hace desde  2012?

Porque estamos tratando de presentar una ordenanza que regule más allá de los metros; la situación la estamos trabajando en el Ejecutivo, y mientras tanto existe la cautelar vigente. Para nosotros es muy importante construir el consenso entre todos los sectores involucrados para llegar al bien común. 

Recién usted dijo “más allá de los metros”, ¿qué sería más allá de los metros?

Toda la regulación de la aplicación de fitosanitarios. Más allá de la distancia permitida hay otro montón de cuestiones a tener en cuenta para la seguridad de la aplicación. 

¿Qué piensa de la distancia permitida, que es hoy es de 150 metros según la ordenanza? 

Me estás insistiendo con una pregunta que me parece que ya es capciosa. Ya mi respuesta está dada.

Fue la primera vez que le pregunté sobre cuántos metros considera que debe haber de exclusión.

No te voy a dar mi opinión personal. Trabajo sobre los consensos y la seriedad que tiene que ser la que prime sobre esta situación.

Si no me quiere dar su opinión personal, le pregunto por la opinión de la Intendencia.

Hasta acá llegué, no te contesto más. Te contesté un montón de cosas y todo lo que para mí es importante que se sepa. Gracias. Hasta luego. 

Oficialmente, el Municipio no presentó ningún estudio ambiental. En relación al rol del Estado, Anabel Pomar señala: “Salud y Derechos Humanos parece que no existen en esto. Como si el Estado en esos roles estuviera estanco y de agrotóxicos solo debiera hablar Agricultura. Si tiene veneno mata y no es alimento. Más violación a los derechos humanos no encuentro”. 

Sandra Conte es la secretaria de Derechos Humanos. Contesta muy amable y pauta la entrevista, aunque sea “un tema sensible para hablar” debido a su rol. Luego se excusa una vez, y otra vez. Al cierre de esta edición, las promesas de contestar las preguntas sensibles no se cumplieron.

Omar Recchi ejerce la dirección del hospital público San José, el único en Exaltación de la Cruz. Acepta ser entrevistado telefónicamente. 

¿Qué piensa de la contaminación del agua en Exaltación de la Cruz en relación al uso de agrotóxicos?

Bueno, esperá un poquito. Yo soy el director del hospital. Te voy a responder todas las preguntas que vos quieras con respecto al hospital. Si está contaminada el agua tenés que hablar con la gente que se ocupa de la red de agua corriente. No tengo noción ni conocimiento de que el agua esté contaminada. Estás hablando con el doctor Recchi, director del hospital de Capilla del Señor. Atiendo a todos los periodistas porque están trabajando, pero te puedo contestar a lo referido al hospital. Y no es que me estoy lavando las manos. Hay un director de cada área, no voy a hablar sobre cosas de otra dirección. 

Como director del hospital, ¿qué piensa de los recientes estudios científicos que confirman la contaminación del agua y del suelo en el partido? 

Pensá lo que quieras, yo no te voy a responder sobre eso porque no estoy en conocimiento. Estamos saliendo de dos años de pandemia que no te puedo explicar lo que fue la segunda ola. Estamos bajando los casos de COVID y tengo el hospital explotado de ACV, infartos y cáncer, de gente que no se atendió durante dos años y no se hizo los controles. Y ahora está internada grave. No puedo meterme en temas de otra dirección. 

Al ser una cuestión de salud me parece importante su opinión. Recién habló por ejemplo de que tiene al hospital explotado por cáncer, entonces quisiera preguntarle…

Esperá, no me saqués de contexto. No dije sólo cáncer, también ACV, infartos, enfermedades oncológicas. Hay gente que no se controló en los dos años de pandemia y hoy tienen consecuencias. No saqués de contexto mis palabras.

No lo saqué de contexto, pero quiero preguntarle como médico y director del hospital qué opina del uso de agrotóxicos.

Yo te respondo sin comentarios. Sin comentarios porque no sabés los problemas que tengo en el hospital como para andarme ocupando del tema de los agrotóxicos, que es muy importante, pero hay un área que se ocupa de eso y no es el hospital ni el director del hospital.

¿No ha recibido denuncias de muertes y enfermedades, casos de cáncer en el municipio?

Yo no.

En 2019 hubo un relevamiento en dos barrios…

Esta conversación termina acá; si querés hablar del hospital, de lo que fue el COVID, no tengo problema. No te voy a hablar de agrotóxicos porque tengo 64 años y no hablo de lo que no conozco. Te mando un abrazo. 

En el nombre del padre

La Exaltación de la Santa Cruz es una fiesta religiosa de la Iglesia Católica, en la que se honra la cruz donde fue crucificado Jesús de Nazaret. La fecha de esta celebración es el 14 de septiembre, mismo día del cumpleaños del Municipio fundado en 1735. La ligazón de la religión en esta localidad, cuya cabecera se llama Capilla del Señor, es evidente. Se percibe en sus nombres, pero también en las paredes y heladeras de vecinos, donde se multiplican las imágenes de vírgenes, papas y santos. 

En la parroquia Sagrada Familia de Cardales un cartel pide “Por favor silencio”, pero el padre Adrián decide romperlo. Y habla de un tema que, en general, la Iglesia no habla. “Sé que hay un conflicto de intereses, algo había escuchado en relación a los agrotóxicos, pero estaba enterado de la contaminación en el agua y el suelo”. Amplía: “Uno trata de transmitir siempre la palabra de esperanza, pero estas situaciones son alarmantes, vivimos mal, no tenemos una educación que nos ayude a vivir en el ambiente”, señala el cura que en pandemia empezó a compostar (proceso de descomposición de desperdicios orgánicos para transformarlos en abono). “Cuando se empieza a compostar uno toma más conciencia y queda más en evidencia la cultura capitalista de consumo, del consumir y el descartar. Esa cultura del consumo hace que terminemos maltratando la tierra y el espacio donde habitamos”.

Tiene 39 años y hace 10 que es cura. “El primer cambio que debemos hacer es en la propia casa, aunque es verdad que es muy difícil cuando uno tiene el agua contaminada en su propia casa. Excede la capacidad individual porque pasa por una cuestión política, de empresas”. Apunta: “Hay políticas que hay que cambiar estructuralmente para evitar la contaminación”.

Sobre el rol de la Iglesia en este tema, se confiesa: “A veces hablar de la Iglesia como institución es difícil, porque en definitiva somos personas de carne hueso y depende si nos comprometemos o no a ayudar. Y es difícil también porque hay estructuras que no lo permiten. Más allá de los colores políticos, sabemos que hay sectores que a veces terminan beneficiándose. El mundo no se mueve por la bondad y por el amor, se mueve por motivos económicos”. Y profundiza: “Cuando sucede esto, no es porque salió mal. Hay un plan, proyectos que buscan esta finalidad. Estas cuestiones son claramente signos de la cultura de la muerte y el descarte”. Y se pregunta: “Teniendo toda esta información, ¿cómo no se puede parar?”. Y se responde solo: “Hay intereses que no quieren que se pare”. 

Ladran Sancho

El jueves 11 de noviembre se llevó a cabo una movilización en contra de las fumigaciones que tuvo un acto central en la puerta de la Municipalidad. Susana Pittella, 72 años, integra el colectivo Vecinos del Humedal y acompaña la manifestación. Se sorprende por la cantidad de policías que hay en el punto de encuentro. “Es muy llamativo. Nunca vi un despliegue así y vivo acá hace más de veinte años. Jamás en la historia del pueblo había pasado un hecho de represión como el de la semana anterior”. 

Susana se refiere a un caso de violencia institucional que perpetró la policía local sobre un joven que estaba pegando carteles para difundir la marcha contra los agrotóxicos. La noche del viernes 5, Johanna junto a su compañero Rafa estaban estaban volanteando cuando se dio un hecho que rompió la calma imperante de Exaltación de la Cruz: “Apareció un auto de civil. Ningún policía se identificó con su placa. Me trataron con brusquedad hasta que el efectivo Arias pasó a mayores y me empezó a pegar. Me detuvieron y me llevaron a la salita de primeros auxilios. Delante de dos policías la médica me preguntó qué me había pasado y le dije que me habían pegado. Eso fue peor. Cuando salimos, ni bien cruzamos la puerta me empujaron contra la camioneta. Me insultaron y Arias me dijo: ‘La próxima vez va a ser mucho peor’. Me suben a la camioneta y adentro me pegó mucho más, en la cara y en las costillas”. El otro policía, de apellido Silvestrini, manejaba y le decía a su compañero que parara un poco, pero Arias me seguía golpeando”, relata Rafa, que continúa: “Yo estaba muy asustado. Cuando entré a la comisaría, una oficial dijo ‘anda con el grupo de la contaminación’. Luego Arias apareció con toda la mano vendada alegando que yo lo había lastimado. Se me acercó y me dijo: ‘La próxima vez voy a ser más duro con vos’. A las horas me liberaron”.

Agustín Brun es hijo de Patricia y también milita en Exaltación Salud. Da una mano sobre todo en la pata comunicacional. En la movilización lleva puesta una remera negra con un lema claro: “Basta de agrotóxicos”. Tiene 27 años y una amenaza recibida. “Hace un tiempo estaba volanteando en la plaza y apareció Martín Real Salas (recientemente elegido concejal por el Frente de Todos). Días atrás yo había informado en las redes que cuando se conocieron los casos de cáncer en los barrios San José y Esperanza, él había sido uno de los concejales en votar en contra del campamento sanitario. Me vio, se acercó y me dijo: “Tené cuidado”.

Contra la corriente

Tomás y Luz tienen 41 años y tres hijos. El campo más cercano donde se ha fumigado está a menos de veinte pasos. Literalmente enfrente. Una avioneta también les pasó por arriba. No es casual: Exaltación de la Cruz es un pueblo fumigado, de punta a punta. “Ves bajar el avión a metros, es una locura. Fumigaban en medio de la población, no lo hacen a kilómetros y kilómetros, no, son totalmente descarados. Es como que vengan y te tiren raid en la cara”, rememora Tomás. 

Él es psicólogo. Ella docente. Él y un grupo de vecinos crearon, a principios de 2019, la cooperativa Amaranto, comercializadora de productos agroecológicos. “Además de las denuncias, también quisimos ir por la positiva y así surgimos, ya que necesitamos que la agroecología brote por todos lados y para eso es clave, por un lado, achicar la brecha entre consumidor y productor; por el otro, no es posible que convivan la agroecología con el modelo industrial, que tiene una forma de producir violenta, que contamina todo”. 

En la previa a las elecciones nacionales, provinciales y distritales de 2019, Exaltación de la Cruz decidió inscribirse en la RENAMA (Red Nacional de Municipios y Comunidades que fomentan la Agroecología). “Se firmó una carta de intención, pero no hubo ni un plan de trabajo acordado. Puede haber buenas intenciones, pero con eso no se gobierna, no se cambia la realidad. Acá las acciones fueron siempre a favor del agronegocio”, explica Tomás, cuya cooperativa reparte más de 700 productos sin agroquímicos. 

¿Qué debe pasar para fomentar la agroecología, pero de verdad? “Faltan concreciones reales. Destinar recursos. Que haya reglamentaciones y prohibiciones de las actividades que contaminan”. Y termina: “De leyes estamos llenos, y también de paciencia. Los políticos no están a la altura de la circunstancia. No dimensionan el quilombo en todas las latitudes. Son el Estado y aplastan”. Luz lo escucha y plantea su mirada docente, pensando en el futuro: “Antes éramos un par de maestras locas comprometidas con las fumigaciones, ahora hay muchas camadas nuevas involucradas”. 

Mientras se produce esta crónica, a Patricia Benítez le llega un mensaje de whatsapp: “Hay otra chica más del barrio Esperanza con un tumor en el útero, la operan para vaciarla la semana que viene. Su hermana falleció por cáncer”. 

Mientras se escribe esta crónica, Verónica Garri llora porque a Matilda, su hija mayor, le acaban de encontrar nódulos en el cuello. “Es indignante cómo se van llevando tu vida y la de tus seres queridos”.  

Mientras se edita esta nota, llega otro mensaje: “A 259 metros de la familia Garri se está fumigando”. El matrimonio tiene glifosato, herbicida que desde 2015 se determinó cancerígeno en animales, probable cancerígeno en humanos y genotóxico. Anabel Pomar descarga. “Que vayan todos presos quienes pulverizan y quienes permiten eso también. No se necesita seguir documentando, ya hay pruebas suficientes desde hace 20 años de los daños en las comunidades, en los suelos, en el agua, en los cuerpos. En Argentina se tiran 126 sustancias químicas que no se admiten en otros países. Si hay productos que están prohibidos en Europa, ¿por qué acá no?, ¿nuestros genes son otros? No hay forma de tirar bien un veneno, ni ‘buenas prácticas agrícolas. No hay que envenenar”. Desde 2017 es parte de Exaltación Salud. Un año antes, su papá había muerto de cáncer cerebral, en Pergamino, también rodeado de soja y plaguicidas. “Somos el país más pulverizado del mundo. Creció 1400% el uso de agrotóxicos desde que se instaló el modelo transgénico en 1996. Si se armó, quiere decir que se puede desarmar, pero para desarmarlo hay que nombrarlo como corresponde”.

Para nombrarlo como corresponde, a veces no hace falta hablar, ni estar, corporalmente. En la pared de la casa de Gabriela, en el barrio Esperanza, hay una hoja en blanco colgada en la pared. Un dibujo sobre la hoja en blanco colgada en la pared. Un dibujo de una adolescente sobre la hoja en blanco colgada en la pared. Y ahí está Ana Rocío, Anita, amante de los colores, de hacer pulseras con mostacillas, de los fideos con tuco. Ahí está Anita, dibujada, presente, con la mano derecha extendida hacia adelante. Pidiendo que paren. Que paren… De una buena vez.

Portada

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

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CABA

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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