Nota
Mattini presentó su último libro: debate entre la rebeldía y la revolución
¿Cómo podrían ser los diálogos y/o trifulcas epistolares entre un filósofo escéptico y rebelde (“el Kafka polaco”), y un joven capaz de jugarse la vida por la revolución (“el heredero del Che”)? Luis Mattini, sucesor de Mario Santucho en la conducción del PRT-ERP en los 70, luego exiliado y luego ensayista, se lanzó escribir la novela de esos posibles diálogos entre el propio Santucho y el polaco anclado durante 23 años en la Argentina, Witold Gombrowicz. Aquí, algunos tramos de la anticonferencia donde Mattini repasó varios secretos de la historia, para pensar el presente.
El escritor Witold Gombrowicz le escribe al joven Mario Santucho:
-Que a vos te interese algo de la introducción que escribí para mi “Matrimonio” me da por la pelota. Tu interés por el rechazo a las formas es fayuto. Por supuesto que vos no podrías pasar de la página 20, no es obra para subesarrollados mentales bien alimentados y sobre todo bien soleados. Tu crítica a las formas cae en una nueva forma. La crítica de un petulante que presume que ha alcanzado la madurez.
Tiempo después Santucho, tras enumerarle los avances del proceso revolucionario en Indoamérica, le responde:
-Por ahora no me escribas porque no sé dónde pararé este tiempo, ni sé si podría seguir soportando tus guasadas.
Ese tono impregna buena parte de la novela de la correspondencia entre el polaco Witold Gombrowicz (1904-1969), escritor y filósofo que vivió 23 años en la Argentina , y el joven Mario Santucho, que terminaría siendo referente máximo del PRT- ERP (siglas del Partido Revolucionario de los Trabajadores y su sección armada, el Ejército Revolucionario del Pueblo). Santucho murió en 1976 bajo las balas de una patrulla militar en un episodio que siempre resultó confuso por los aires de traición e infiltración que dejó entrever. Ambas cuestiones, las cartas (dos de las cuales realmente existieron), y el misterio de la muerte de Santucho, son la trama casi de suspenso de la novela Cartas profanas, que Luis Mattini presentó en Mu. Punto de Encuentro . Según las etiquetas que a veces se han usado, se trataría del diálogo entre el Kafka polaco, y el sucesor del Che.
Luis Mattini, clase 1941, en realidad se llama Arnol Kremer pero nadie lo conoce por su verdadero nombre. Y el otro, Luis Mattini, es el nombre de guerra que utilizó cuando militaba en política. Eligió Luis como homenaje a Beethoven. Mattini le fue impuesto por las altas dosis de mate que engullía con eficacia revolucionaria. Se ha convertido a la vez en un historiador de su experiencia en la guerrilla, y en un pensador que rescata los nuevos modos de organización social y política que cambiaron aquel paradigma de los 70 (el partido, la toma del poder, la verticalidad, la estrategia para la revolución) por los acaso más actuales (el movimiento, el poder entendido como capacidad, la horizontalidad, la transformación de las relaciones sociales).
Mattini escribió ensayos como Hombres y Mujeres del PRT, Los Perros, La política como subversión y El Encantamiento Político, pero ahora se lanzó a la novela, aunque sea una novela empapada de todos los debates políticos y sociales imaginables.
“Soy un fanático de la literatura –contó Mattini en torno a una gran mesa que compartió con el público durante su anticonferencia en Mu. Punto de Encuentro-. Toda la vida me dediqué a la política pero mi formación fundamental es la literatura. Para mi la mejor versión de la Revolución Francesa es la de Víctor Hugo, no la de los textos políticos”.
A Mattini lo asombró enterarse de que Santucho y Gombrowicz se habían conocido. “Confieso que al polaco (autor de Diario Argentino, Curso de Filosofía en seis horas y cuarto, y Ferdydurke, entre muchos otros trabajos) no lo conocía. Pero era la personalidad ideológica contraria a RobiSantucho. Santucho era el método, el marxismo, la estructura, y el otro era petardista, el desorden andando. Robi tenía 20 años y el otro el doble. Un viejo de 40. Se conocieron en Santiago del Estero y se quedaron discutiendo hasta la madrugada y Robi le decía: ‘no, Gringo, la cosa es así y asá’. Como lo conocí tanto a Santucho me lo puedo imaginar”. Mattini consiguió las dos cartas reales tras esa reunión, que son el ADN del resto. Una de Santucho donde le pedía la novela Ferdydurke en castellano y luego, tras acusar de chauvinismo europeo al polaco, escribe: “No puedes comprender que lo más importante ‘actualmente’ es la situación de los países subdesarrollados”. La respuesta, dirigida a Robi a San Miguel de Tucumán: “Subdesarrollado, no hables tonterías. Ferdydurke no lo puedo enviar. Prohibición de Washington. Lo veda a tribus de nativos para imposibilitar desarrollo, condenados a perpetua inferioridad”
El PRT versión católica
Mattini se entusiasmó con el estilo de Gombrowicz, que a la vez chocaba con el joven Santucho que tan parecido pensaba al propio joven Mattini. “Santucho para mi es la Modernidad en esplendor, y el otro es la caída de la Modernidad”. ¿Sería el diálogo entre el joven y el actual Mattin? “No sé –murmura el autor- la historia es así. Si alguien quiere sacar la conclusión sobre quién tenía razón, no se puede. Es como cuando nos dicen a nosotros (se refiere a los militantes y guerrilleros) qu no teníamos razón, que no tendríamos que haber hecho lo que hicimos. Si alguien tuviera que esperar a estar seguro para hacer las cosas, nunca haría nada. Nosotros intentamos, como tanta gente. Y el polaco criticaba eso”.
En un momento del libro Santucho le escribe al polaco: “Vos sos potencialmente un revolucionario, por eso me gustás, lo que pasa es que el paso de rebelde a revolucionario es un acto de voluntad, un acto de conciencia hacia una práctica revolucionaria junto a una clase revolucionaria y con una teoría revolucionaria”. Agrega: “El arte, si no es realista, no es revolucionario. Tampoco es neutral, consolida el orden burgués”. Witoldo contesta: “Recibí tu carta que bien podría servir para colgar de excusado, si no fuera porque tiene tinta”. ¿Qué hay más allá de la perseverancia disuasiva del argentino y de los desplantes del polaco? Mattini: “Son dos lógicas. Cuando estudié todo lo que decía Gombrowicz me pareció que él era culturalmente más revolucionario que nosotros. No sé cómo va a caer, pero yo creo que los setentistas fuimos en general muy decididamente revolucionarios en el sentido de querer cambiar la sociedad, jugarnos todo, pero no éramos suficientemente revolucionarios en las costumbres sociales. Por ejemplo, había una carga enorme de machismo en el PRT. Ls relaciones de pareja, en eso éramos iguales que los católicos. El polaco se moría de risa. Uno ve la izquierda, que en Cuba ha sido machista, no pudo eliminar el racismo tampoco. Un compañero me dijo: lo que nos ganaron fue la batalla cultural. Y realmente era la parte más atrasaa que teníamos. El polaco era avanzado en ese sentido, y no en lo político. La novela da vueltas en esa contradicción: ¿cómo hacemos para resolver la radicalidad política, junto con la radicalidad cultural?”.
Para Mattini muchos marxistas mantuvieron una suposición vulgar, la de Suponer que cambiando la estructura cambia todo. “El feminismo fue el primero que planteó algo distinto. Nosotros a las feministas les decíamos que la liberación de la mujer iba a ser posible cuando el proletariado liberase a la sociedad, cambiando las estructuras sociales. Y las feministas contestaban: no señores, nosotras tenemos que liberarnos ya. Y nosotros insistíamos: tienen que esperar la revolución. El problema no era solo el feminismo, sino que en general se planteaba que el proletariado era el que liberaba a los demás, mediante la toma del poder. Pero la Revolución Rusa demostró que no. No mejoró sustancialmente la situación de la mujer, ni de las minorías”. En términos de la novela, Mattini – Gombrowicz le dice a Mattini – Santucho: “¿Cómo puedes hacer una revolución nacional e internacional si no puedes hacer una revolución en vos mismo?”
Borges y la revolución
Mattini reivindica la posición del polaco con respecto al arte: “El arte es revolucionario por definición. El buen arte es revolucionario, el que no es revolucionario puede ser el artista, pero esa contradicción es típica. Por ejemplo, Jorge Luis Borges o Mario Vargas Llosa no son personas revolucionarias, pero sí su arte”. ¿Vargas Llosa también? Mattini reivindica, por ejemplo, El paraíso en la otra esquina del peruano, que narra la vida de Flora Tristán y un nieto renombrado, Paul Gaugin, y un tema acaso fuera de agenda contemporánea: la búsqueda de la libertad.
En ese punto Mattini explora las comparaciones con el Che. “Robi sale a América Latina, a Estados Unidos, a Cuba, pensando que es un viaje como el del Che. Pero el polaco le dice, le hago decir, que la diferencia es que el Che no tenia la más pálida idea de que iba a ser un revolucionario. Creó todo en el camino, mientras andaba. En cambio Robi ya sabía cuál era el camino. Y cuando digo Robi me refiero también a lo que yo sentía. Entonces, muchos elementos negativos o problemáticos del PRT tienen que ver con que seguíamos historias atrasadas”.
El debate entre el rebelde y el revolucionario, finalmente, queda sin cerrar. Tal vez sea lo mejor, que represente no un cierre sino una apertura.
¿Quién entregó a Santucho?
La novela no es sólo epistolar, ni sólo abarca algunos de los dilemas políticos más actuales. En realidad cuenta cómo el autor se va adentrando en el secreto de esas cartas guardadas, y todo se cruza con la aparición de viejos militantes y compañeros que van revelándole aquella relación entre “el último guevarista” y “el Kafka polaco”. En el camino, salta la cuestión de la muerte de Santucho, o del modo en que fue detectado, como tema político que enhebra la posibilidad de la traición.
Mattini, durante la anticonferencia, sostuvo algunas premisas con respecto a aquel hecho.
1) El enfrentamiento se produjo por la presencia apenas de una patrulla del ejército, lo cual indicaría que no estaban esperando encontrarse con el guerrillero más buscado en ese momento de 1976.
2) Siempre existió la teoría de que Santucho iba a tener ese día una entrevista con el jefe de Montoneros Mario Firmenich: “A mi no me cae simpático Firmenich, pero no existe ninguna razón para pensar que lo hubiera entregado. Mientras no tenga una razón, no voy a pensar eso”.
3) El dueño del departamento donde cayó Santucho era Juan Carlos “Gringo” Mena, y una versión plantea que tenía un amigo médico y militante al cual le habían secuestrado a su compañera. El médico habría sido extorsionado para entregar a Mena a cambio de salvar a su compañera
Mattini va más allá de la posible traición: “En la novela planteo la cuestión que para mí, en el fondo, es la importante: ¿El PRT fue liquidado porque mataron a Santucho, o en realidad mataron a Santucho porque el PRT había sido liquidado? Mi opinión es esta última, para mi el PRT ya estaba fuera de combate cuando mataron a Santucho, y esa fue la prueba de que ya nos habían derrotado”.
Pero hasta el tema de la delación es traducido a términos políticos en este caso: “Siempre se habla de la infiltración, y es un elemento que los servicios utilizan. La idea de que lo entregó uno de nosotros, de los que quedamos vivos ahí. Y esa es la explicación más fácil y más peligrosa. Porque si un movimiento falla porque alguien de la cúpula entrega a otro, y eso derrumba todo, la conclusión es que no vale la pena luchar”. Mattini rechaza esa visión, pero en todo caso los detalles están en Cartas profanas.
El zapatismo de Gualeguaychú
Las preguntas e intercambios penetraron cuestiones de la historia y del presente. Mattini cree que todo elmovimiento revolucionario del siglo XX siguió la pauta trazada por la Comuna de Paris en 1871. “Todas las expresiones latinoamericanas de revolución, estaban inspirados por la Comuna de Paris y a partir de nuestra derrota, de la derrota del guevarismo, vinieron otros modos de hacer las cosas. Lo diría así: En américa Latina, la experiencia de zapatismo en Chiapas es equivalente a la Comuna de Paris. No quiero decir que tengamos que hacer lo que hizo Marcos, sino que aquello fue una vuelta total, como si le quitara al guevarismo la idea de la toma del poder, rescatando sólo lo esencial del guevarismo: la lucha, el compromiso, las ideas de emancipación, que implican fomentar cómo la gente va cambiando la sociedad sin tomar el poder”.
¿Cuál sería el reflejo de esas prácticas en la acutalidad? Quizás sorprenda, pero Mattini observa que esa médula que nació en Chiapas, se trasladó a situaciones como la de Gualeguaychú: “No lo de los ruralistas, sino la Asamblea y la ciudad contra Botnia, poniendo en tela de jucio a los gobiernos, al MERCOSUR, la política exterior. O lo de Esquel (impidió la instalación de una minera con un plebiscito) o Famatina (impidió la instalación de otra minera con un piquete a 1.800 metros de altura). Eso me entusiasma porque son situaciones que lo cambian todo. La gente participa por múltiples motivaciones”.
Le preguntan, en estas experiencias, cuál es el papel de una vanguardia: “No hay vanguardia. La gente se moviliza para defender su negocio, nada más, o porque le molesta el olor. Pero apenas van participando, metiéndose, terminan tocando a fondo el sistema productivo actual, cuestionan de un modo radical lo que ocurre en este momento. La vanguardia tenía que ver con el concepto de revolución como guerra. Yo sigo pensando que hay lucha de clases, claro, pero lo que cambió es el concepto de la guerra como revolución, del partido como estado mayor de esa guerra. El modelo de Lenin”.
Alguien le sugiere que al no tener vanguardia, el estallido de 2001 terminó en la nada. “No se fueron todos, se quedaron todos”. Mattini propone: “Es lo mismo que pensar que el Mayo Francés no condujo a nada. Sin embargo simbolizó todo lo que pasó después. Somos hijos de esa jodita que hicieron los pibes franceses. Reconociendo las distancias con 2001, y en esto no estoy hablando ni mal ni bien de este gobierno, pero reconozcaos que la Argentina de antes de 2001 era una cosa, y después otra. No el gobierno, el país es otro”.
La cabeza y el corazón
Otro ejemplo de transformación que toma Mattini de las actuales experiencias es el de las fábricas sin patrón: “Todo el sistema socialista mundial, desde la Unión Soviética, pasando por China hasta Cuba, no eliminó una cosa que, mientras exista, va a significar que existe capitalismo: el salario. El salario es lo que produce el capital. No fue eliminado el salario en ningún país socialista. Pero en las fábricas recuperadas, hay que investigarlo más a fondo, hay una forma de experimentar cómo cambiar o eliminar el salario”.
La conversación siguió con una hipótesis que simboliza otro cambio: accediendo a la historia a través de la ficción, lo que hizo Mattini fue escribir más con el corazón que con la cabeza. El privilegio de resolver si eso es así, queda a cargo de quienes entren al libro.
Nota
Más allá de tu vereda: un documental sobre personas en situación de calle en CABA

Más allá de tu vereda.
Así, a secas, es el nombre del documental que acaba de estrenarse.
No es un documental más. Así se llama el programa de radio de y para personas que viven o vivieron en la calle, que se realiza semanalmente en la organización Sopa de Letras. Esta cobija y aborda la problemática así como la salud mental, desde hace más de 10 años en el barrio porteño de Parque Patricios.
El documental explicita la importancia de la radio, el valor de la comunicación, la potencia de lo colectivo, la necesidad de comunicarse, y que alguien escuche del otro lado, o mejor aún: al lado. Y también refleja la historia de Víctor Rodríguez Lizama, su director, que tiene 64 años y vivió varios en situación de calle.
El Cuervo, como le dicen a Víctor por su fanatismo por San Lorenzo, visibiliza en primera persona junto a otrxs protagonistas lo que se ve a diario, pero no tanto. Lo que se sabe, pero no tanto.
En Más allá de tu vereda, Víctor entrevista a muchos de los integrantes del programa que se emite en Radio Parque Vida (105.9) desde hace más de tres años.
Marcela dice que antes sólo escuchaba. Y que ahora se animó a decir.
Luciana dice que perdió un poco la timidez. Y que, quizá, eso la ayudó a crear la sección “la música que nos hizo”.
Cata dice que encontró un espacio para hacer arte. Para animarse a leer sus poesías.
Alicia dice que antes hablaba “poquito”. Y que ahora “habla un poquito más”.
Lautaro habla cuando llora, emocionado. Dice que no tenía experiencia. Y que ahora se sorprende de sí mismo.
Juan Bautista dice que es el encargado de informar las noticias. Y que ahora sí, alguien escucha su punto de vista.
Cristian dice que está más atento a su alrededor. Tanto, que ahora se anima a opinar.
Víctor dice que hasta no hace mucho, había personas que no agarraban el micrófono. Y que ahora no lo quieren soltar.



Termina el documental, con una última imagen; pantalla en blanco y una sola línea en letras negras.
«A todos los que estuvieron en situación de calle y ya no están».
Hay aplausos, hay felicidad, hay valoración.
Hay orgullo.
Luego, se abre el micrófono para que quien quiera diga lo que quiera.
Jorgelina: “Hagamos más radios”.
Adrián: “Podría estar en cualquier otro lado, haciendo cualquier otra cosa en este momento y gracias a ustedes estoy acá, me ayudaron un montón desde lo emocional”.
Cierra Víctor Rodríguez Lizama, con la remera puesta de su San Lorenzo querido y su pelo repleto de canas:
“La finalidad de este documental es mostrar cómo a través de la salud mental podemos llegar a la gente invisibilizada, que está ignorada. Ojalá que se reproduzca en otros lugares, que sirva de herramienta para salir adelante. Hoy hay mucha más gente viviendo en situación de calle. Además de haber vivido mucho tiempo, participé de los censos populares. Recientemente censamos en la comuna 1 (Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución) y sólo acá contamos 1480 personas, por donde vos camines están. En la olla popular que hacemos en el Parque Lezama se ve algo similar al 2001. Más personas en calle y más hambre”.
Detrás del Cuervo hay un pizarrón donde se completa al nombre de su documental:
“Más allá de tu vereda,
hay otra realidad,
atrás de tu puerta”.
Al costado, un mural con un puñado de palabras escritas en letra cursiva:
“Hasta que no quede ni una sola persona en situación de calle,
allí seguiremos estando”.
Nota
La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos

Este domingo a la madrugada murió María Teresa López, asambleísta contra la contaminación en su ciudad natal, Caleta Olivia, luego mudada a Capital Federal y parte del grupo Jubilados Insurgentes. Mary se enfermó de cáncer producto de la contaminación que ella misma denunciaba, y luego fue abandonada por el Estado en modo motosierra: el PAMI se negaba a entregarle medicamentos, pese a amparos judiciales a su favor. Una historia que genera bronca e impotencia, pero que a través del recuerdo de sus compañeras de lucha se revela como una lección de vida, en el más profundo sentido de la palabra: lo colectivo frente a lo personal, la idea de no perder el tiempo, la movilización permanente, la generosidad, la sabiduría, y qué es la muerte.
Por Franco Ciancaglini
Algunos dirán que Mary era bajita y otros que tenía el porte enorme de Nora Cortiñas.
Desde la pandemia solía esconder su sonrisa detrás de un barbijo, aunque sus motivos de alegría eran cada vez menos:
- su salud era cada vez más delicada;
- los medicamentos oncológicos no llegaban;
- y la lucha que encaró desde siempre —primero en su Caleta Olivia natal contra la contaminación, luego contra el sistema de salud público y, al final, como parte del grupo Jubilados Insurgentes— cada vez implicaba poner más el cuerpo.
Fue su cuerpo lo que, este domingo 21 de julio, dijo basta.
Mary se convierte así en algo odioso: un símbolo. Un símbolo de la muerte sistemática que genera un sistema que enferma y abandona. Pero también en un símbolo de lucha por la vida, en el sentido más profundo de la palabra.

Contaminada
María Teresa López nació en 1959 en Caleta Olivia, Santa Cruz. Falleció el domingo pasado a sus jóvenes 67 años, en un hotel de la calle La Rioja, en Once, ciudad de Buenos Aires. Sí: vivía en un hotel. Sola, producto del desarraigo que le produjo tener que trasladarse para atenderse de un cáncer de hígado.
Ese fue el diagnóstico médico: una metástasis que avanzó en el último tiempo al ritmo frenético de una motosierra.
La causa que no figura en su partida de defunción es aquella que ella misma denunció hasta el final: a Mary le negaban medicamentos oncológicos indispensables para su tratamiento.
Lo que tampoco figura en su partida es que Mary fue arrancada de su Caleta Olivia natal porque se enfermó, al igual que decenas de personas de esa localidad, producto de la contaminación del agua por actividades extractivas en la zona.
Contaminada
La vida de Mary fue la de una militante social de una estirpe rara: austera, firme, silenciosa, estudiosa, imparable.
Sus compañeros reconstruyen sus historias: que de chica le hicieron un test de inteligencia y un profesional le dijo a su madre que ella era más o menos superdotada; que seguramente podría hacer dos carreras universitarias a la vez; que terminó la secundaria antes de tiempo y luego cursó dos carreras; que se enganchó con el ambientalismo muy joven y empezó a investigar cuando las empresas petroleras negaban la contaminación de las napas de agua.
Formó parte de la Asamblea Ambiental de Caleta Olivia, desde donde luchó sin descanso contra la contaminación provocada por el fracking. Mucho antes de enfermarse, denunciaba que el agua que llegaba a las casas estaba contaminada con petróleo. Lo sabía por la evidencia científica más contundente que tiene una comunidad contaminada: que sus vecinos, familiares y amigos enfermen y mueran.

Ante los medios Mary describía lo que vivía y veía alrededor: “La gente se muere o queda discapacitada”. En una entrevista para el programa Conciencia Solidaria, precisaba sobre su territorio:
- “Caleta Olivia… tiene un problema grave: falta de agua potable, y encima está contaminada por la industria petrolera. Los muestreos de agua que hemos sacado y analizado han dado positivo: está contaminada el agua que estamos tomando.”
- “La situación es muy grave, se está muriendo muchísima gente de esas 11 localidades, 9 están en terrible condición… además tuvimos un caso muy grande de gastroenteritis que afectó a 340 personas”.
También contextualizó el vínculo entre agua contaminada y salud pública: “Los metales pesados son cancerígenos, mutagénicos, van mutando de una generación en otra… nacen chiquitos con problemas… o fallecen de cáncer».
Denunciaba en Caleta Olivia la presencia de hidrocarburos, arsénico y metales pesados en el agua, además de enfermedades poco frecuentes que, como decía ella, “no tienen cura” y crecen en esa región patagónica. Alertaba con claridad: “No es solamente cáncer, sino Enfermedades Raras o Poco Frecuentes. Muchos pacientes no están bien atendidos… La situación se agrava cuando se trata de estas patologías: solo se ofrecen tratamientos paliativos.”
Un mal día le tocó a ella, ya con la certeza profunda de que la contaminación ambiental fue parte del combustible de su cáncer de hígado.
En agosto de 2015, en un foro en defensa del agua organizado en Comodoro Rivadavia, otras asambleístas como Lidia Campos, de la asamblea contra el fracking de Allen (Río Negro), la conocieron personalmente luego de años de tramar resistencia contra el extractivismo: “En el Foro en Comodoro había gente de todos lados… Y estaba Mary, que ya tenía problemas, como un problema en la boca del estómago… No se sabía bien… Uno tapa esas cosas y habla de la lucha, la salud quedaba en segundo plano. Mary no era de hablar de lo personal; siempre se preocupaba más por lo colectivo».

La describe así: “Era menuda, callada. Pasaba desapercibida. Pero cuando abría la boca, te dejaba con la boca abierta. Sabía muchísimo. Y tenía una convicción inquebrantable.”
Recuerda Lidia que, en 2019, Mary pasó de la denuncia mediática a la judicial: presentó un amparo colectivo ante la Corte Suprema contra la contaminación del agua con hidrocarburos, arsénico y metales pesados. Denunciaba así, ante el máximo tribunal argentino, el abandono del sistema cloacal, basurales a cielo abierto, y exigía la puesta en marcha de una planta de ósmosis inversa paralizada (actualidadjuridicaambiental.com). En ese expediente Mary detallaba:
- “Frecuentes interrupciones en el suministro… agua contaminada con hidrocarburos totales y arsénico… napas freáticas contaminadas por fracking…”.
- Solicitaba medidas cautelares urgentes: provisión gratuita de agua apta, saneamiento cloacal, cierre de basurales y puesta en funcionamiento de la planta de ósmosis inversa.
Esa presentación inédita, que firmó ella misma, reflejaba años de trabajo comunitario, denuncias y… enfermedades. Pero su denuncia fue ignorada, archivada y judicialmente ninguneada: tras seis años, la Corte se declaró “incompetente” y desestimó el recurso, sin resolver la situación de fondo.
Mary no se rindió: en 2020 fue caminando hasta Balcarce 50 para presentar a través de Mesa de Entradas de la Casa Rosada una carta firmada por una red de organizaciones en defensa del agua dirigida a Alberto Fernández, denunciando la contaminación del agua y relacionándola lúcidamente con argumentos que el ex Presidente daba como recomendaciones durante la pandemia.



Lidia Campos es la que recupera y comparte a lavaca este documento, y la que como asambleísta define su legado: “Lo que ella hizo fue histórico. Vale la pena hablarlo para las próximas generaciones… En esta época hemos perdido tanta humanidad que a nadie le importa. Pero acá hay alguien que dio su vida. Dio, literalmente, su vida.”
El último recuerdo que Lidia conserva data del 14 de julio de 2023, durante una jornada de lucha contra Mekorot, la empresa nacional de agua israelí que intentaba desembarcar en Argentina con intenciones sospechosas. Relata Lidia: “Ella estaba afuera del Anexo del Congreso con los Jubilados Insurgentes para protestar… Después fuimos a una confitería. Le pregunté si había comido al mediodía… no había comido nada. Le sugerí unos tostados o medialunas con queso. Pidió un té. Cuando llegó lo que pedimos, no lo pudo comer”. Igual, se sacaron esta hermosa foto compartiendo. Y ese mismo día, antes de despedirse, Mary le regaló una pashmina rosa a Lidia para protegerla del frío.

Abandonada
Cuando se enfermó y vio que su asamblea se desarmaba –entre otras cosas precisamente porque muchos enfermaban- Mary se trasladó a Buenos Aires. Pretendía resistir y atenderse bien, cosa que logró durante muchos años: su lucha logró que PAMI le asignara el Hospital Italiano para su tratamiento.
Tuvo un cáncer controlado que se descontroló al ritmo del deterioro del sistema de salud: primero Macri, luego Fernández, la pandemia y finalmente Milei como garrotazo final.
Desde 2023 su situación empeoró drásticamente. Su compañera Zulema, de Jubilados Insurgentes, relata: “El PAMI decía que tenían medicamentos para esa patología, pero no eran los que había indicado su médica… entonces no los aprobaban. A veces los recursos judiciales salían favorables, pero el PAMI tampoco los entregaba. La impotencia era terrible».
Sino miren este video.
María Teresa López dice claramente: “El mecanismo es simple: es eliminarnos, gastando menos… llegar al déficit cero… matándonos.”
El video la muestra junto a sus compañeros de Jubilados Insurgentes en un reclamo frente al PAMI por sus medicamentos.
Sigue: “Es más fácil eliminarnos de manera nefasta e inhumana… Para mí ustedes son asesinos, y les importa un bledo”.
Hoy, un año y mes después, Mary tenía razón.
Zulema continúa: “Ella no podía hacer la quimio porque la droga fundamental no estaba… íbamos al PAMI con compañeros, hacíamos reclamos, pero no facilitaban nada. Cuando le autorizaban un tratamiento de ocho sesiones, solo le entregaban dos dosis. Nos confesaron que no se molestaban en dar el tratamiento completo porque muchos morían antes… Pero Mary resistía, resistía… llegó un momento en que el cuerpo no resistió más».”
Una de las últimas veces de manifestación ante el PAMI, sin Mary, el personal de seguridad preguntó por ella en la puerta: “¿Cómo está Mary?”
La respuesta era obvia: mal.
Insurgente
Pese al deterioro físico, Mary se unió a los Jubilados Insurgentes. Entendió que el sistema no solo descarta a quienes enferma, sino también a los que ya no pueden “producir”.
Zulema recuerda: “¡Tenía un carácter! Ese carácter es el que la hizo resistir cuando muchos se daban por vencidos”.
Llegó a ese espacio dos años atrás, íntimamente vinculada con su enfermedad. “Se metió en todo lo legal… recursos, fiscalías, Comodoro Py… sabía de litigio ambiental”, dice Zulema.
El 12 de junio de 2024, durante la lucha contra la Ley de Bases, estuvo firme en Plaza los Dos Congresos. “Nosotros la cuidábamos porque estaba débil, pero se escapaba, quería seguir.” Conocía a todos. “Era muy luchadora. Y hablaba con energía. Siempre nos pedía que unamos las luchas».
Lo que posiblemente sea su último legado lúcido: unir las luchas del ambientalismo con las banderas de los jubilados.
Sobre su convicción, Zulema dice: “Cualquier cosita que ella hacía la asumía con total responsabilidad… vino con cartulina, se traía el cartel… Cuando asumió Milei hizo un cartel que decía ‘Toda la clase política es responsable de la debacle del país’, lo diseñó ella misma”.

Otra anécdota: “Una vez vino a una reunión, con anotador en mano, ya predispuesta. Algunos comenzaron a hablar de su vida personal, y se enojó. Se levantó, juntó sus notas y se fue. Dijo: ‘acá se pierde tiempo, no van a llegar a nada’. Pero volvió. Con dramas y todo, no quería perder el tiempo: estaba alerta. Era consciente de que la tarea era enorme, y le ponía ímpetu”.
Mary sabía que no le quedaba mucho tiempo y por eso nunca bajó la guardia.
Siguió yendo cada miércoles a las rondas frente al Congreso, siempre con barbijo, para cuidarse y cuidar. Participó del Malón de la Paz, llevó agua, militó con grupos ambientalistas, jubilados y religiosos. Organizó actos, escribió cartas, e insistía en que el 22 de marzo, Día Mundial del Agua, había que salir a las calles. Siempre. Aunque lloviera, aunque doliera.
Porque Mary enseló que la muerte no es algo que ocurre al final: es eso que va sucediendo en vida ante la indiferencia, el silencio de los tribunales, el apagón de las protestas, la descomposición del cuidado, la impunidad de los contaminadores y la complicidad del silencio.
La muerte es el abandono.
La muerte es el olvido.
Y en ese sentido, Mary sigue más viva que nunca.
odas las agrupaciones de jubilados que se juntan los miércoles a protestar en Congreso, preparan un homenaje a Mary y, a través de ella, “a todas las víctimas del sistema y de este plan siniestro de exterminio de los más vulnerables”.
Será mañana, después de la marcha, en un acto en Plaza de Mayo.
Mary: gracias.
Hasta mañana.
Nota
Pablo Grillo: llaman a indagatoria al gendarme Guerrero a seis meses de un disparo criminal

El 2 de septiembre el gendarme que disparó una granada de gas lacrimógeno por fuera de todos los protocolos de la fuerza deberá comparecer ante la justicia. La decisión la tomó la jueza María Servini de Cubría más de cuatro meses después del hecho. Pablo Grillo luchó por su vida, perdió masa encefálica y hoy se encuentra en plena rehabilitación. Todo lo que deberá explicar Héctor Guerrero y que implica a su principal defensora y la responsable de la violencia estatal: Patricia Bullrich.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cuatro meses y una semana pasaron desde el miércoles 12 de marzo. Ese día, durante otra violenta represión a la marcha de jubilados y jubiladas, el Gendarme Héctor Guerrero le disparó fuera de toda legalidad una granada de gas lacrimógeno al reportero gráfico Pablo Grillo, cuyo impacto casi lo mata, y por el que perdió parte de la masa encefálica, estuvo casi tres meses internado en terapia intensiva en el Hospital Ramos Mejía y por el que hoy continúa en proceso de rehabilitación. Cuatro meses y una semana pasaron hasta hoy, lunes 21 de julio, en el que la jueza María Servini citó a indagatoria al gendarme, autor material de lanzamiento, para el próximo 2 de septiembre.
Es decir: entre la ejecución y la audiencia habrán pasado 131 días, casi seis meses, casi medio año.
El camino de la in-justicia
En un primer momento, la jueza había rechazado el expediente y el caso había pasado al Juzgado Federal N° 12, donde tramitaba otra denuncia por los mismos hechos. Como ese juzgado estaba vacante y subrogado por Ariel Lijo, quien también se declaró incompetente y declinó la competencia, el expediente regresó al Juzgado N° 1 el 28 de marzo y la jueza Servini lo tiene en sus manos desde el 10 de abril, a la vuelta de una licencia.
La cronología detalla el tiempo que una familia debe atravesar para exigir justicia por un hecho de violencia estatal: desde el 21 de marzo en que el papá, la mamá y el hermano de Pablo se presentaron en la causa como querellantes, solicitaron se llame a Guerrero a declarar “en calidad de imputado, por tentativa de homicidio agravado por abuso funcional, abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público”. Pero no hubo respuesta. Por eso, el 6 de junio, reiteraron el pedido con estos argumentos: “Desde el inicio de la investigación, todas y cada una de las pruebas recabadas por el Juzgado corroboran lo que planteamos en nuestra querella del 21 de marzo: el cabo primero Héctor Jesús Guerrero de la Gendarmería Nacional Argentina fue el autor del disparo de la pistola lanzagases que hirió de gravedad a Pablo Grillo el 12 de marzo a las 17.18hs”. Y agregaron: “En el pedido que presentamos ante la jueza Servini ofrecemos una descripción de los hechos y un análisis pormenorizado de los elementos de prueba existentes hasta el momento”.
Y no hubo dos sin tres: el 15 de julio se le volvió a exigir al Juzgado que lo cite a Guerrero.
Y la tercera fue la vencida: este lunes, Servini citó a prestar declaración indagatoria al cabo Guerrero como autor del disparo con cartucho de gas lacrimógeno calibre 38mm que impactó en la cabeza de Pablo Grillo. La audiencia será el 2 de septiembre a las 10.
Guerrero es el primer efectivo formalmente imputado en la causa por el operativo policial del 12 de marzo.
Desde la querella informaron: “El juzgado ordenó la realización de una pericia balística a cargo de la División Balística de la Policía de la Ciudad para reconstruir con el mayor nivel de precisión técnica posible el disparo que hirió de gravedad a Pablo. Si bien la jueza consideró que ya existen elementos de prueba contundentes respecto de la responsabilidad de Guerrero para esta instancia, sostuvo que la pericia es necesaria para afianzar la reconstrucción de la dinámica del hecho”.
La pericia tendrá como objetivos precisar:
-La trayectoria y velocidad del proyectil que impactó en la cabeza de Pablo Grillo;
-La posición del arma al momento de efectuarse el disparo y el ángulo de salida del proyectil;
-Analizar si el proyectil impactó previamente contra otra superficie, y si eso alteró su dirección o energía.
-Las ubicaciones de Grillo y de Guerrero al momento del disparo.
El juzgado también ordenó, previo a la pericia, una inspección en el lugar del hecho (la esquina de Hipólito Yrigoyen y Solís) que incluirá un relevamiento fotográfico terrestre y aéreo y la elaboración de un croquis detallado de la escena.
Además, le prohibió a Guerrero la salida del país.
Compartimos el perfil de Pablo que realizamos en la edición 203 de MU.
- Revista MuHace 23 horas
Mu 205: Hay futuro
- ArtesHace 3 semanas
Vieron eso!?: magia en podcast, en vivo, y la insolente frivolidad
- #NiUnaMásHace 4 semanas
Acto trans por más democracia
- Derechos HumanosHace 3 semanas
#140: otro nieto recuperado
- Derechos HumanosHace 1 semana
Nueve relatores de Naciones Unidas ante “el grave deterioro de las libertades fundamentales” en Argentina