Nota
Miguel Ángel Estrella: la música, el adiós, y la reconstrucción de su desaparición en Uruguay en medio del Plan Cóndor

La foto muestra un abrazo. El de Jaime Dri (izquierda) con un notable pianista y notable persona: Miguel Ángel Estrella, fallecido este jueves a los 81 años. Ambos fueron desaparecidos y compartieron torturas militares en el “Castillo de Carrasco”, de Montevideo. A Estrella, por pianista, le picaneaban las manos, y cuenta que una mujer fue la encargada de torturarlo en los genitales, todo en medio del Plan Cóndor de coordinación de represión ilegal entre los países de la región. Relata Estrella que rezaba a los gritos. Dri, otro secuestrado, lo escuchaba sin saber quién era, y sin poder verlo.
Ese encuentro conmovedor y todo lo que se dijo allí fue parte de la nota publicada en la MU 55 (2012), Recuerdos de la ESMA, que reeditamos ahora en homenaje a Estrella y a cada una de las personas que formaron parte de esa historia alucinada. Presentamos también aquí el acceso la película Sonata en Si menor, de Patricio Escobar, otra expresión de esa producción periodística que además que refleja la humanidad y el talento de un artista inolvidable. CLAUDIA ACUÑA

La primera noticia sobre el secuestro de este grupo de argentinos que estaba en Montevideo me llegó en forma casual, revisando el archivo en una editorial donde comencé a trabajar cuando agonizaba la dictadura. Yo era cronista y sentado a mi lado tenía al redactor especial Luis Castellanos, un petiso pelado y de anteojos como George, el amigo de Seinfeld, pero canchero y borracho. Poco después me enteré de que era uno de los periodistas que más frecuentaba la Esma.
Para conjurar ese asco que no tuve entonces porque “no sabía” (justamente yo, que venía de los bordes de la General Pazdonde la dictadura era un retén cotidiano, un amigo chupado, un vecino metido a golpes en un baúl, un grito de auxilio ahogado en la madrugada), comencé a investigar esa noticia que no era noticia.
Recuerdo que me parecía obvio que había algo más. Recuerdo que las primeras en denunciarlo fueron las sobreviventes de la ESMA que declararon en Francia en 1979 e incluso mencionaron a Castellanos como colaborador militar. Y recuerdo también que me pareció obvio que todo, al fin, había sido revelado en el libro de Miguel Bonasso, publicado en 1984.
Si la retomo ahora es porque no me parece obvio analizar qué rol jugó el periodismo en ese operativo que implicó secuestro, tortura, cárcel, muerte y desaparición forzada de 5 mujeres, 5 hombres y 5 niñas. Ellas, en especial, estuvieron en mí todos estos años, no sé si como un peso o un motor.
Fue Recuerdo de la Muerte, entonces, el primero que nos dijo, como antes Walsh:
-Hay un fusilado que vive.
Nos contaba así la historia de Jaime Dri, el militante montonero que había sido secuestrado en Montevideo, trasladado a la ESMA, sometido a “préstamo” al grupo de tareas que operó en la Quinta de Funes, bajo el mando del nefasto Galtieri en la periferia de Rosario, y devuelto a los sótanos de la Marina; él único que había logrado fugarse de allí y vivir para contarlo.
Dri es el muerto que nos habla en Recuerdo de la muerte, el Livagra de Operación Masacre.
Ahora que lo tengo enfrente, que lo he visto reírse a carcajadas y llorar con mocos, se lo digo con todas las letras y él se queda mirándome fijo, unos segundos eternos. Entiendo por qué.
Si retomo esta historia es porque tampoco parece obvio analizar qué valor tiene un sobreviviente del terrorismo de Estado. Digámoslo entonces rápidito y claro: son la respuesta al grito de “Aparición con vida”. Son también el motor que encendió la justicia, la principal prueba, el dedo acusador. En la jerga judicial son testigos. En la historia social, son las víctimas que se ponen de pie. ¿Se puede entonces pedirles explicaciones sobre por qué están vivos?
Se puede.
Lo que no sabe el que los interroga es que la respuesta está en la misma pregunta: sobrevivir nos interpela sobre cómo vivir después de una dictadura; pero fundamentalmente sobre cuándo es ese después, y cuánto su fin depende de nosotros.
Depende, nada menos, no del peso de nuestras preguntas, sino del motor que enciende nuestras respuestas.
La mía, ahora, es abrazar a Dri.
Las personas


Jaime Dri, nacido en Chajarí, Entre Rios, 14 hermanos, uno cura, cinco monjas, hijo de un sobreviviente de los bombardeos del 55, padre de Vanesa y Fernando, que fueron secuestrados el de 10 enero de 1977, cuando tenían 6 y 4 años; posteriormente liberados y enviados a Panamá, de donde era oriunda su entonces compañera, Olimpia Díaz. Dri fue elegido diputado provincial por el Chaco, cargo que ejerció hasta el día del golpe ,y era integrante de la regional nordeste de Montoneros. Viajó a Montevideo, vía Concordia-Salto, para reunirse con su responsable político, Alejandro Barry, a quien sólo conocía por su apodo: El Sopita.
Alejandro Barry había llegado a Montevideo junto a su compañera, Susana Matta, y su hija, Alejandrina, de 4 años. A Susana, Dri la llamaba La Pelada y a su hijita, La Peladita.
Rosario Quiroga, sanjuanina, familia devota, tía monja (ya veremos qué milagro provocó). Trabajaba en la biblioteca de la Universidad de San Juan hasta que fue cesanteada por la Ley de Seguridad del Estado, sancionada por la dictadura para perseguir activistas. Su primer compañero y padre de sus tres hijas fue José Luis Herrero, desaparecido en Mendoza el 9 de marzo de 1976. Formó pareja luego con Oscar De Gregorio, a quien todos llamaban El Sordo, responsable de otra de las regionales montoneras. Oscar tenía un hijo, Juan Manuel, por entonces de 7 años, y una compañera del movimiento. Cuando decidió separarse fue sancionado por la conducción: perdió su jerarquía en la organización, aunque no sus responsabilidades. Oscar y Rosario habían escapado de Argentina cuatro meses antes, esquivando la represión. Viajaron a Brasil y luego a Montevideo, donde alquilaron una casa en la zona céntrica, a pocas cuadras de la Avenida 18 de Julio y a dos del jardín de infantes a donde enviaron a las nenas: María Paula, de 5, María Elvira, de 4 y María Virginia, de 3.
Miguel Ángel Estrella, tucumano, nieto de árabes, pianista virtuoso, discípulo de la francesa Nadia Boulanger (ya veremos qué milagros provocó), joven viudo, padre de 2 hijos –Javier, de 11 años, y Paula, de 8– exiliado en Montevideo luego del golpe. En su chalet del coqueto barrio de Carrasco le dio refugio a una joven pareja que huía de la persecución de los militares argentinos: Jaime Bracony y Luisana Olivera. Otra joven estudiante entrerriana, Raquel Odasso, lo ayudaba cuidando a sus hijos.
María del Huerto Milesi y Rolando Pisarello habían llegado días antes, huyendo con su hija María Laura, por entonces una bebé de 4 meses.
Cuando llegó la tiniebla del golpe, la mayoría tenía responsabilidades en su militarizada organización y eso los sometió a rígidas disciplinas y aun más rígidas medidas de seguridad. Así llegaron a Montevideo, con documentos falsos y haciendo política clandestinamente.
Los hechos
Esta historia comienza igual y para todos. Y comienza con fe. Primero como católicos, luego como militantes, finalmente como montoneros, cada mujer y cada hombre enredado en este ovillo siguió el hilo que tejían su tiempo y sus convicciones.
Esta historia no comienza con un secuestro sino con una militancia que hoy recuerdan con orgullo y autocríticas.
Lo que comienza, entonces, el 16 de noviembre de 1977 es el horror.
El secuestro
Oscar De Gregorio regresaba de Buenos Aires a Montevideo. En el puerto de Colonia lo esperaba su compañera, Rosario, que había dejado a las nenas al cuidado de una vecina. Lo vio bajar a las 13.30 del aliscafo y caminar rumbo a Inmigraciones, donde lo detuvieron. Las versiones siempre hablaron de que le habían encontrado una granada dentro de un termo, pero Rosario no cree que sea cierto. el hijo de Oscar, Juan Manuel, me dice ahora que un funcionario del ministerio de Defensa de tiempos de Tabaré Vázquez le contó otra versión: en la guardia había un oficial que sospechó del nombre –Manuel del Corazón de Jesús Mántara, demasiado largo y complicado– y le pasó el documento a otro que, mala suerte, era experto en falsificación.
Rosario vio cómo se llevaban a Oscar y decidió no perder tiempo. Tomó un micro, llegó a Montevideo y le confesó a su vecina la verdad: quién era y qué pasaba. La mujer la ayudó a levantar sus cosas y cargar a las nenas. Cuando regresamos a esa calle este abril de 2012, buscamos sin suerte la casa. Rosario tenía la esperanza de encontrar a la vecina y agradecerle todo. Especialmente que no le haya preguntado nada.
Luego, se instaló en un tres ambientes con jardín que alquiló en la zona balnearia de Lagomar, distante a sólo 22 kilómetros de Montevideo, y buscó contactarse con sus compañeros. Fue entonces cuando visitó el coqueto chalet de Miguel Ángel Estrella.
Ellos no lo sabían, aunque todos los vecinos se los habían advertido: el chalet de Estrella estaba vigilado. Me lo cuenta ahora un cincuentón amable, que actúa incluso el diálogo que tuvo con Estrella en los días previos a la redada:
“Yo siempre estaba acá, sentado en este muro con mi mate, joven al cuete, cuando lo veo pasar a Estrella y le digo: `Están dando vueltas unos tipos raros desde hace días. O te vienen a buscar a vos o me vienen a buscar a mí, así que hay que tener mucho cuidado”.
Estrella recuerda el diálogo y sonríe. “Si hasta mis hijos me abrazaban y decían: ´no queremos perderte también a vos papá´. Por eso estábamos levantando la casa, con la idea de irnos a Europa aprovechando unos conciertos que tenía ya agendados”. La parsimonia de Estrella en medio de este clima de persecución no es solo producto de su filosofía tucumana, que también, sino de su lejana pertenencia a la organización, que en esos días parecía ser el único objetivo de la represión. Parecía, pero no.
El intento de fuga
Fue Martín Gras, otro detenido-desaparecido en la ESMA, hoy funcionario de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, quien declaró ante un juez uruguayo que en esa época fue trasladado clandestinamente a Montevideo. La declaración de Gras coincide con lo que le contó el funcionario de Tabaré a Juan Manuel, el hijo de De Gregorio: Gras llegó junto al represor argentino Antonio Pernía a un galpón que tenía el cuerpo de Fusileros Navales (FUSNA) en el puerto de Montevideo, donde lo recibió el capitán de navío Jorge Troccoli (un represor uruguayo que escapó a Italia y eludió un pedido de extradición; hoy está prófugo de la justicia). Ahí se enteraro que, minutos antes, Oscar había salido con los militares a marcar una cita. Pernía se puso furioso porque imaginó lo que vendría.
Lo que sigue es el relato de Gras: “Pernía salió a buscarlos y en una calle reconoció el coche de los uruguayos sin nadie adentro. Escuchó un disparo: De Gregorio escapó, corrió, entró a un zaguán y ahí el oficial uruguayo le pegó un tiro. En el momento en que Pernía llegó al zaguán, el oficial iba a rematar a Oscar, que ya estaba malherido. Pernía se le tiró encima para evitarlo. El chofer casi le dispara también a él, porque estaba de civil”.
Oscar fue trasladado al Hospital Militar en la mañana del 18 de noviembre de 1977. La bala le había perforado los intestinos y el bazo, que le terminaron extirpando, según consta en el parte médico de ese hospital que forma parte de los documentos que le entregó la Armada uruguaya al presidente Tabaré Vázquez,en setiembre de 2005.
Plan Cóndor en acción

Cuando fue al chalet de Estrella, Rosario no sabía que el secuestro de Oscar había puesto en marcha esa tenebrosa maquinaria llamada Plan Cóndor. El pianista estaba de viaje y la recibieron Jaime Bracony y Luisiana Olivera, que la pusieron en contacto con Alejandro Barry. La cita fue en un restaurante céntrico y reunió a la mayoría de los protagonistas de esta historia: Dri, que había llegado a Montevideo ese día, María del Huerto y Rolando Pisarello, también recién llegados, más Rosario y Alejandro Barry, que era el máximo responsable político del grupo. Fue él quien decidió que el matrimonio Pisarello y su bebé fueran a vivir con Rosario porque le parecía segura esa casa de Lagomar. También ahí se arregló que Dri iría a la casa de los Barry, que habían alquilado en Atlántida, aunque nadie en el grupo supo nunca dónde vivían.
Luego de esa reunión, Dri fue caminando con Rolando hasta la casa de Estrella, que tampoco estaba, y regresó a su hotel a esperar otro día y otra cita: quedó en encontrarse con El Sopita en ese mismo restaurante y a las 2 de la tarde.
La redada
El operativo comenzó el 15 de diciembre de 1977 a las 8 y pico de la mañana, cuando Rosario y Rolando salieron de la casa de Lagomar y caminaron hasta la ruta. Rosario siempre creyó que habían sido 2 cuadras, pero son más de 500 metros los que separan la casa de la Avenida Giannattasio. Ahora que estamos allí, conversando con los vecinos de la época, nos enteramos que desde la noche anterior un grupo de militares uruguayos, de civil y armados, había obligado a la señora de enfrente a esconderlos, para vigilar desde allí los movimientos de la casa. Le dijeron que era una cuestión de drogas y la señora sospechó lo peor: no podía ser verdad porque ella había visto en el jardín jugar a las nenas.
A pocos metros de la parada del colectivo con el que pensaban llegar a Montevideo escucharon un grito. Alto. Comenzaron a correr, pero detrás del refugio de la parada se asomaron otros hombres armados. A Rosario la agarraron de los pelos, la encapucharon y la tumbaron en una camioneta, al igual que a Rolando.
La emboscada
A las 2 de la tarde de ese mismo día, Jaime Dri se encontró con Alejandro Barry en la puerta del único restaurante que conoció en Montevideo. Subieron a la Mehari y Jaime cerró los ojos tal cual lo indicado: nadie podía ni quería ver el trayecto que lo llevaba a la casa de un compañero. “Habrá pasado un rato largo, una media hora quizá, cuando escuché el grito de El Sopita”, me dice ahora que está parado en el exacto lugar donde volcó la Mehari, emboscada por un auto de frente y otro de atrás, que le dio el topetazo. “El Sopita me pasó por encima y yo salí como pude, corriendo hacia allá”. Está señalando en dirección a una esquina que, en un primer momento, lo desorienta porque hoy la ruta es doble mano, el terreno está levantado y él no recuerda haber tropezado con nada en la estampida; pero también por evocar la intensidad y el vértigo que tuvo aquel momento. Dri busca, necesita encontrar, la casa a la que entró en su desesperada fuga. “Era chiquita, precaria y en lugar de una puerta trasera me topé con una ventana chiquita y enrejada”. Ahí está, al fin, parado al lado de la ventana chiquita que le cerró la retirada, en la casa que hoy tiene adosada otra habitación, donde vive la nieta de la mujer que aquella tarde alcanzó sólo a decirle: “Por favor, váyase de acá”, que era exactamente lo que ansiaba Dri. Esa señora, nos cuentan ahora, era la curandera del barrio.
Dri recibió en ese umbral dos tiros en las piernas, pero nunca menciona esas heridas ni tampoco da detalles de las torturas que padeció luego de que lo llevaran en el piso trasero de un auto.
Las versiones indican que Alejandro Barry fue asesinado ahí mismo. Dri no lo supo hasta tiempo después y todavía se pregunta, parado en la ruta, para dónde habrá corrido El Sopita, como si el destino hubiera empujado a su compañero en una dirección errada. Y a él no.
Operativo Estrella
https://lavaca.org/lavacatv/sonata-en-si-menor/
Esa misma tarde del 15 de diciembre, Raquel Odasso volvía de comprar bizcochos, cuando la interceptó un auto, a dos cuadras de la casa donde trabajaba cuidando a los hijos de Miguel Ángel Estrella. Los vecinos recuerdan ahora que era un Volkswagen, del que bajaron dos hombres que la tomaron de los pelos y la llevaron. La hija de Estrella estaba jugando en la casa de unas amigas, a pocos metros, y escuchó los gritos. Los bizcochos quedaron en el piso, desparramados.
Por los techos de la casa del vecino trasero irrumpió al chalet de Carrasco el grupo de tareas que secuestró a Jaime Bracony y Luisana Olivera, mientras dejaba una guardia adentro, esperando la llegada del pianista. Todo el tiempo que duró esa espera, el hijo de Estrella lo pasó en su habitación, enfermo y aterrado.
Alertada por los vecinos, llegó hasta la puerta del chalet una amiga del pianista. Llevaba un traje de cura y otro de mujer. “Pensó que así podía escaparme”, sonríe Estrella ahora, mientras unta una tostada del desayuno que sirve, sin ruido, la empleada de la embajada argentina en Uruguay. Estamos ahora en la residencia oficial, donde ayer, 25 de mayo, se ofreció un recital que transformó las sonatas de Listz en un acto político.
Estrella tiene una forma especial de hablar. Cada palabra es una tecla con la que intenta tocarnos algo: un sentimiento, una sonrisa, una mirada. Cada pieza que ejecuta tiene un cuento de introducción. El de este día que se dice de la patria comienza con la historia de su secuestro en Carrasco. Lo está escuchando el presidente José Mujica, quien estuvo prisionero en el mismo penal al que fue a parar Estrella. En la platea hay más ex presos de la dictadura y referentes de derechos humanos que funcionarios. Está, además, la amiga que quiso disfrazarlo. Lleva bastón y renguea. Dice que todavía le duelen las manos por la picana que recibió en el Castillo de Carrasco. Ella es la única, de todos los que estuvieron allí, capaz de identificar dónde queda ese centro clandestino de detención a donde llevaron a las mujeres, los hombres y las niñas secuestrados aquel 15 de diciembre.
Lagomar y después
Ninguno de los sobrevivientes con los que hablé sabe por qué Susana Matta y su hija Alejandrina fueron a la casa de Lagomar, pero suponen que llegó alarmada por la ausencia de su compañero, Alejandro Barry. Tampoco saben porqué se quedaron allí, tras la desaparición de Rosario y Rolando, ya que recién a la madrugada del 16 de diciembre irrumpió la patota en esa casa. Ahí estaban durmiendo, en un cuarto, las madres: Susana y María del Huerto, junto a su bebé. En otro, las 4 nenas.
Fue María Elvira la que en su adolescencia tuvo un ataque de pánico, que recién pudo conjurar cuando entendió su origen: había estado en una casa de verano y durmiendo en una habitación en la que, en la noche, se colaba una luz fuerte a través de una ventana. Recordó, así, que aquella madrugada las había sorprendido una luz similar (¿focos? ¿linternas?) que precedió el grito: “Salgan o disparamos”.
María del Huerto salió con su beba en brazos.
Susana Matta fue a la habitación de las niñas.
Las versiones cuentan que allí se tomó la pastilla de cianuro. Dri me dirá después que calcula que fueron 600 los militantes montoneros que eligieron tragar el cianuro antes que caer en manos de los militares. Ahora, una de las hijas de Rosario recuerda algo más: Susana intentó vomitarla.
También recuerda ahora que tuvieron que pasar por encima del cuerpo de Susana para salir. Y que la taparon con una manta a cuadros que había en la habitación.
Sólo eso.
Lo que pasó después para todas estas niñas, desde entonces y hasta hoy, funde a negro.
Rezar a los gritos
Miguel Ángel Estrella es el único que habla, en su maravilloso tono, de lo que pasó después. A todos los sobrevivientes los llevaron al mismo lugar: lo llaman el Castillo de Carrasco. “No sé si era un castillo, pero parecía. El sótano donde fuimos a parar tenía paredes gruesas como esas que se ven en las películas”, dice Estrella.
Todas y todos recuerdan el ruido del paso de aviones, por eso hablan de Carrasco, el barrio donde está el aeropuerto de Montevideo.
En ese sótano, Estrella y Dri –que no se conocían– compartieron las sesiones de tortura. Colgados boca abajo, atados de las manos y encapuchados. Submarino y picana. Cuenta Estrella: “Había una mujer muy perversa y cruel, que se ensañaba especialmente al darme picana en el miembro. En un momento, no sé cuánto tiempo había pasado desde que llegué, pude hablar con ella. Empecé a decirle cómo me la imaginaba: como un hembrón, de larga cabellera y buen escote. `Nada que ver´, me contestó. `Soy bien fea´. Me contó que vivía en un cantegril, que era prostituta y que así había conocido a un milico que una vez le propuso:´¿querés venir a ver algo que puede excitarte?´. Y ahí empezó. Ahora le pagaban, me decía, por torturar. Y le pagaban más cuánto más hija de puta era”.
Estrella cuenta que rezaba a los gritos mientras pensaba en su maestra, la francesa Nadia Boulanger. “No sé por qué, pero se me venía su imagen en esos momentos”. Nadia, justamente, fue una de las primeras en organizar una campaña mundial para denunciar el secuestro de Estrella.
Dri lo escucha ahora en silencio, como lo escuchaba entonces, cuando Estrella vociferaba el padrenuestro en aquel sótano. Acaban de encontrarse en Montevideo, en la residencia del embajador, en ese comedor y en ese desayuno con tostadas. Acaban de estrujarse varias veces en varios abrazos y de decirse muchas más: “Hermano querido”.
Represores negociando
Cuatro días calculan que pasaron en el Castillo de Carrasco, pero fueron 5, según consta en un informe “secreto e interno” firmado por director del Servicio de Información de Defensa, general Amauri E. Prantl, donde se menciona a la totalidad de los secuestrados. El parte está en el Archivo de la Dirección Nacional de Información e Inteligencia, en la Caja 8-2-1 y lleva la siguiente nomenclatura: “Parte de Información Nº 13/77”. El dato es importante por lo que pasó ese quinto día.
Cuenta Dri: “Me sacan la capucha y delante de mí tengo a un grupo de hombres. Tiempo después pude identificar a tres de ellos, todos argentinos: el oficial del Ejército apellidado Coronel –luego supe que su nombre es Julio César–; el miembro de la Prefectura Naval Héctor Febres, apodado Selva, y el integrante de la Armada Raúl Enrique Scheller. Uno de ellos me dijo: `Quedate tranquilo, ya pasó lo peor. Nosotros te vamos a tratar mejor que los uruguayos, te vamos a trasladar a Argentina´.”
El grupo de tareas de la ESMA había llegado hasta el Castillo luego de una negociación con la Armada uruguaya. Un documento oficial, con membrete de la Presidencia de la República Oriental del Uruguay, fechado el 2 de julio de 2003, informa que esa negociación fue bautizada “Cónclave de Solís” y que implicó que el Comandante de la Armada aprobase “la entrega de Oscar De Gregorio a las autoridades argentinas”.
El funcionario de Tabaré Vázquez que se entrevistó con el hijo de Oscar le contó que la negociación fue dura. “Los militares uruguayos se dieron cuenta de que tenían un pez gordo y no lo querían entregar así nomás. Los argentinos se impacientaron y amenazaron con sacarlo a sangre y fuego del Hospital Naval, donde estaba internado. Se lo entregaron, pero a cambio les pidieron los 3 autos y el helicóptero en los que habían venido, y el control de los uruguayos secuestrados en suelo argentino”, cuenta Juan Manuel que le contó el funcionario.
La negociación determinó también el destino de los secuestrados en el Castillo de Carrasco. Todos los detenidos en el chalet de la familia Estrella fueron legalizados. Esto es: sometidos a la justicia militar, que tras un simulacro de juicio, los condenó a prisión en el penal de Libertad. Allí fueron, entonces, Miguel Ángel Estrella, Jaime Bracony, Luisiana Olivera y Raquel Odessa.
El resto fue desaparecido. Esto es: trasladado ilegalmente a la ESMA en avión. Allí fueron, entonces, Jaime Dri, Rosario Quiroga, el matrimonio Pisarello y su bebé. Allí fueron también las tres hijas de Rosario: María Paula, María Elvira y María Virginia.
Para Alejandrina Barry los militares argentinos tenían otro destino.
La prensa terrorista
Sin duda, la campaña internacional que denunció el secuestro de Estrella y que llegó a mover al embajador británico y a la reina de Suecia, obligó a legalizar a todos los secuestrados en su chalet.
Sin duda, también, fue el vínculo entre el abuelo Barry y José Alfredo Martínez de Hoz, con quien compartía una cátedra universitaria, el que salvó a Alejandrina.
Sin embargo, lo que me interesa señalar en este punto de la historia es que en la misma instancia en la que se sella la suerte del grupo –quién va preso, quién desaparece– se urde la operación de prensa.
Esto es lo paradigmático de este caso: deja en claro cómo funcionó la máquina represiva a dos orillas, pero además cómo la prensa formó parte de ella.
La Armada uruguaya emitió sobre estos hechos cinco comunicados que fueron reproducidos por todos los diarios locales y varias agencias internacionales. Esos cables fueron publicados en la prensa argentina por lo menos en dos periódicos: La Opinión y La Nación, en sus ediciones del 23 de diciembre de 1977. Todos mencionaban la parte “legal” del operativo: los muertos, los presos y la existencia de una única sobreviviente: la pequeña Alejandrina.
En los días posteriores, los diarios uruguayos publicaron las fotos de la Mehari emboscada, la casa de Lagomar y las supuestas armas encontradas y que nadie allí tenía. Publicaron además, muchas fotos de Alejandrina. Jugando con muñecas, sentada, parada, con un saquito de lana, sin el saquito de lana y un título: “Esta inocente está sola y quiere encontrar a su familia”.
El 29 de diciembre de 1977 el comunicado Nº 1380, emitido por “las Fuerzas Conjuntas” uruguayas, informa que la pequeña Alejandrina “fue entregada en el puerto de Montevideo a sus abuelos paternos en presencia del Juez Militar de 2do. Turno”. En realidad, según la crónica publicada por el diario La Mañana en su edición del 30 de diciembre, la entrega se había hecho el día anterior y en una conferencia de prensa a la que fue expuesta la niña, hasta que una mujer uniformada la cargó en brazos y la subió al barco donde la esperaban sus abuelos. La última foto de Alejandrina publicada por los diarios uruguayos es esa: en brazos de esa agente y en la escalera del buque.
En esta orilla, las fotos tomadas durante los secuestros formaron parte de una operación de prensa que tuvo la Editorial Atlántida como escenario privilegiado:
La revista Somos muestra la foto de Alejandrina junto a la de la Mehari acribillada. Menciona la lista de muertos y presos. Y agrega saña. De Miguel Ángel Estrella dice, textualmente: “pianista tucumano, 33 años, homosexual”.
La revista Gente tituló: “Alejandra está sola”. Muestra fotos de la casa donde se produjeron los secuestros y de un supuesto botín de guerra, con grandes ametralladoras, “que se encontraba a pocos metros de la cuna de Alejandra”.
La revista Para Ti la presenta jugando con su muñeca, cabeza gacha. El título: “A ellos no les importaba”.
Las tres notas publicadas en las revistas de Editorial Atlántida son posteriores al parte oficial y a los diarios que informaban que Alejandrina ya estaba con su familia, pero ocultan esta información.
Cada nota está escrita de acuerdo al estilo de cada publicación y todas persiguen lo mismo: tienen una función. Según mi hipótesis, están destinadas a cortar los lazos sociales y de solidaridad que podían ayudar a escapar a militantes montoneros de las garras de la dictadura.
Ni los medios uruguayos ni los argentinos mencionan al resto de los secuestrados. Son así oficialmente desaparecidos.
Postales de la ESMA
La vecina de la casa de Lagomar cumple años. Es domingo y está esperando a la familia para dar inicio a la raviolada. Mira a las tres mujeres que están paradas en su calle y las abraza, una por una. Las invita a entrar, a sentarse, a charlar. No pregunta qué les sucedió después de aquel operativo que conmocionó a todo el barrio. Le alcanza con verlas hoy sonriendo. “Hace años que me quedó una pregunta clavada en el corazón: ¿qué pasó con esas niñas? Porque cuando leí que el diario hablaba de una sola, me di cuenta que algo terrible les había pasado a las otras”. Ese comentario es lo que se llevan de regalo María Paula y María Virginia de esta visita a Lagomar.
No pudieron entrar a la casa, como querían, porque ahora está viviendo allí un militar, que acaba de llamar a un patrullero para espantarnos.
Me cuentan que viajaron con la ilusión de recordar lo olvidado. No tienen ni una imagen del operativo, del Castillo, del vuelo clandestino, de nada. Lo único que recuerdan es el momento en que las llevaron a ver a Oscar De Gregorio. Ya estaban en la ESMA. “Lo vi tan flaco, tan lastimado que pregunté qué le había pasado –me cuenta María Paula– El hombre que nos acompañaba me contestó: ´se cortó con un vidrio´. Me quedé fija en esa imagen: pensando cómo habría sido de grande el vidrio que lo había rebanado así”.
Oscar De Gregorio padeció una larga agonía de torturas que lo dejaron desquiciado. Rosario lo vio morir el 25 de abril de 1978 en la ESMA. Su cuerpo nunca fue entregado a su familia, aunque a Rosario le dijeron que había sido cremado y sepultado como N.N. en la fosa común del cementerio de la Chacarita. Formalmente, es todavía un desaparecido.
Rosario me muestra la foto que Jorge El Tigre Acosta les sacó en la ESMA a las nenas. Están sentadas en un sillón. María Paula, en el centro, sonríe. No es una sonrisa de alegría: es un desafío.
Fue Acosta, también, el que le dijo a Rosario que en la ESMA no podían quedarse niñas de esa edad. Ella pensó en su madre, pero vivía en San Juan y se negaron a llevarlas. Recordó, entonces, que su tía monja estaba en un convento del barrio del Belgrano. Alfredo Astiz fue el encargado de entregarlas allí.
Rosario volvió a reunirse con sus hijas cuando la dejaron salir de la ESMA, el 19 de enero de 1979 y con destino a Caracas, donde hoy viven.
Jaime Dri es profesor en Panamá, tiene ya 72 años y su mayor muestra de optimismo es su nuevo orgullo: su hijo de 4 años.
Le pregunto a María Paula qué piensa de toda esta historia y responde con una carcajada que apunta a su madre: “Que estaban todos muy locos”. María Virginia elige las lágrimas, que contiene con fuerza. Dice simplemente: “Mis padres son mi héroes”.
Recuerdo entonces el final de Operación Masacre y esas palabras que ahora hago mías: puedo, finalmente, sentarme a escribir porque ya he hablado con sobrevivientes, viudas, huérfanos, héroes anónimos. Me pregunto, igual, si contar esta historia vale la pena, si la sociedad en que uno vive necesita realmente enterarse de cosas como éstas. La diferencia con Walsh es que tengo una respuesta.
Se comprenderá, de todas maneras, que haya perdido algunas ilusiones en mi oficio que, gracias a vos, lector, aún lo es.
Nota
Continúa el destierro mapuche: Desalojan a otra comunidad para favorecer a un empresario forestal

La lof Quemquemtrew, en Cuesta del Ternero, El Bolsón, fue desalojada tras la denuncia del empresario Rocco, que ocupa esas tierras fiscales y goza de impunidad judicial, con aval político. El fallo que da la razón a la comunidad, versus las presiones que reconoció la fiscalía local a la comunidad mapuche. El testimonio de sus integrantes, y la relación con los recientes incendios. La voz de la abogada que desmiente las relaciones con la RAM y el «circo» montado para justificar el despojo con argumentos racistas. El post del gobernador Weretilneck, alineado a la bajada de Nación, y las amenazas a los pobladores locales. Una de terror que sucede en la Patagonia, donde las comunidades originarias se encuentran sin ley y sin derechos, y con cada vez menos territorios. «Vamos a presentar una medida cautelar para volver a nuestro territorio lo antes posible”.
Por Francisco Pandolfi
El 10 de diciembre pasado, Javier Milei derogó la ley de Emergencia Territorial Indígena dando así vía libre a los desalojos de las comunidades originarias y allanando el terreno para el destierro, sobre todo del pueblo mapuche y sobre todo en la Patagonia. Ayer, el Gobierno de Río Negro, mediante un despliegue de más de 150 agentes de la Policía provincial, dio un nuevo paso en ese sentido: desalojó de sus tierras a la comunidad Quemquemtrew, en el paraje Cuesta del Ternero, El Bolsón.
El operativo se realizó por orden judicial tras una denuncia del empresario forestal Rolando Rocco, que ocupa esas tierras fiscales desde hace años, gozando de beneficios tanto por parte del Ejecutivo como de la Justicia. En noviembre de 2021, dos empleados de Rocco atacaron a la comunidad y asesinaron a Elías Garay e hirieron de gravedad a Gonzalo Cabrera, dos de sus integrantes.
La voz de la comunidad
Romina Jones es integrante del lof Quemquemtrew, pero no habla con lavaca desde ahí. “Nos dejaron sin nada”, comienza.
¿Qué hay detrás de este despojo?
Los intereses de un empresario forestal, Rolando Rocco, a quien la provincia prácticamente le regaló más de 2500 hectáreas en Cuesta del Ternero, en un proceso de muchísimas irregularidades. A un fiscalero (quien ocupa tierras fiscales) se lo obliga a vivir en el lugar, pero él vive incluso en otra provincia (Chubut); a un fiscalero se le otorga un terreno único, pero a él le dieron diferentes porciones de la Cuesta, un montón de parcelas. A un fiscalero también se le exige que tenga buena relación con sus vecinos, pero él tiene denuncias de varios por amenazarlos con armas de fuego y armas blancas. Y ni hablar que él fue quien contrató a las dos personas que entraron al territorio a matar a Elías (Garay, asesinado en noviembre de 2021). La Justicia lo eximió, pero la vinculación es evidente, no sólo por sus amenazas previas de que lo iba a hacer, sino que su abogado es el mismo que defiende a uno de los asesinos de Elías. En ese crimen también estuvo involucrado el Ministerio Público Fiscal y el Ministerio de Seguridad provincial, ya que los autores materiales eludieron, portando armas de fuego, varios retenes policiales, en un momento donde nadie podía pasar. Hubo una cadena de responsabilidades que nadie las paga, como las hay ahora también con el desalojo de ayer. Hicimos varios reclamos a la Dirección de Tierra de Río Negro, pero es un organismo que ha venido regalando grandes extensiones a distintos empresarios, como es el caso de Joe lewis (el magnate británico que tiene la llave de Lago Escondido). Nosotros teníamos todas las de ganar, pero sin embargo nos desalojaron.
¿Por qué tenían todas las de ganar?
Porque estamos en territorio mapuche y eso fue reconocido por la jueza Romina Martini en la sentencia del juicio. Habló de nuestra ancestralidad, nos reconoció como comunidad mapuche, el derecho a reagruparnos, la necesidad de desarrollar la espiritualidad, pero ni eso alcanzó. El fallo que ordena el desalojo es una gran ironía, que se explica por los aprietes que hay hacia el Poder Judicial, que no es autónomo, sino que se inclina según las presiones políticas. Desde la propia fiscalía nos reconocieron las presiones del gobernador y de su partido Juntos Somos Río Negro.
Circo y mentiras
Andrea Raile integra la Liga Argentina por los Derechos Humanos y es la abogada que representa a la comunidad Quemquemtrew. Dice que le gustaría que algo quede bien claro: “Tiene que dejar de hablarse de desalojo porque aunque la sentencia de la jueza sí ordenó la desocupación del predio, lo que hizo la lof fue un cumplimiento voluntario de la sentencia”. Se pregunta y se responde: “¿Qué significa esto? Significa que tanto el operativo que hizo ayer la provincia de Río Negro llevando tantos policías, así como sus discursos que hablan de una vinculación con la RAM, es todo circo y pura mentira. No hay ninguna vinculación con la RAM y lo único que encontraron en la comunidad fueron banderas mapuche y cartelería de Eíias Garay, recordando su asesinato”.
El gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, ayer hizo una publicación en sus redes sociales en la que se jacta del magnífico operativo (cuando ya sabían que no habría nadie) y endilga a la comunidad de violenta y desobediencia judicial, así como de ser un sector radicalizado “que pretende imponer sus propios términos, desafiando al Estado y a la Justicia”.
Andrea tiene muchísima bronca. Dice que la provincia siempre se escuda en un privado, pero es la que “tiene que dar la cara, porque es la dueña de la propiedad de la tierra”. Y aclara: “Esta comunidad siempre estuvo abierta al diálogo, aún después de que entraran en la comunidad y asesinaran a uno de sus integrantes, burlando dos retenes policiales. Lof Quemquemtrew siempre estuvo a derecho y cuando quedó firme la sentencia, la comunidad la cumplió y dejó su tierra, sin violencia. El circo que hicieron ayer no sé quién lo pagará, no era necesario”.
Patagonia en venta
El desalojo de ayer se da en un contexto de persecución general al pueblo mapuche. A principios de este año el gobierno provincial desalojó a la comunidad Paillako; hace dos semanas comenzó el juicio a lof Lafken Winkul Mapu; todo en medio de monumentales incendios que desde el poder político buscaron culpabilizar al pueblo ancestral:
Romina Jones cuenta lo que percibe que sucede en la Patagonia: “Se están vendiendo todos los recursos naturales que todavía existen, a capitales extranjeros israelitas, cataríes, yanquis, a los amigos del poder. Y se va contra quienes defendemos estos bienes, sean del pueblo mapuche o no. Hace un mes, en el incendio de Mallín Ahogado, detuvieron a brigadistas a partir de mentiras, ensuciándolos, diciendo que en vez de apagar los incendios los prendían. Hoy sale a la luz, a punto de empezar las clases, que una escuela arranca con cuatro hectáreas menos en su predio, por habérselo vendido a terceros. El empresario Rocco tiene una plantación de pino, y justamente el pino es uno de los factores de incendios, porque además de secar la tierra, al prenderse el lugar se expande la pinocha, que vuela y genera distintos focos en poco tiempo. Entonces, el trasfondo de todo es la entrega de la tierra y para eso valen todos los hostigamientos, vale toda la campaña mediática que nos tilda de terroristas e incendiarios. Y esto se está extendiendo a cualquiera que nos acompañe”.
Romper el silencio
Daniela tiene 32 años y desde hace seis que se mudó de Buenos Aires a la Comarca Andina. Es productora hortícola y vive en Mallín Ahogado, paraje rural de El Bolsón. Integra la red de apoyo al lof Quemquemtrew. Daniela, anteayer, no dio más, y necesitó decir. Escribió un comunicado, en el que denunció:
“Cómo es de público conocimiento, hoy jueves 6 de marzo 2025, durante la mañana se llevó adelante el nefasto operativo de desalojo en dicha Lof. Hoy también, alrededor de las 12hs, mientras el ministro de seguridad de la provincia (Daniel Jara) y el jefe de la policía de Río Negro (Daniel Bertazzo) daban una conferencia de prensa en la Comisaría N°12, se presentaron frente a la casa donde vivo junto a una amiga, un móvil y una 4×4, ambos de la policía de Río Negro. Desde hace un mes, en distintos momentos, venimos siendo amedrentadas por la policía. Empezó el 6 de febrero, cuando agentes subidos en tres motos señalaron nuestra casa desde el camino”.
Horas después, Daniela habla con lavaca: “Desde que fue el desalojo a la comunidad Paillako, en el Parque Nacional Los Alerces, comenzó una campaña mediática acusando al pueblo mapuche de terrorista. Empezaron los incendios en Epuyén (noroeste de Chubut) e inmediatamente militarizaron la Cuesta del Ternero, donde está el territorio del Lof Quemquemtrew. Luego se prendió fuego Mallín y la solidaridad que empezó a gestarse entre la comunidad fue impresionante, para gestionar donaciones, armado de viandas. Eso molesta mucho al poder, lo pone en jaque, así que en respuesta arrancó una embestida de medios de comunicación demonizándonos, se escrachó a gente que estaba ayudando a apagar el fuego para generar pánico y divisiones, que detonó en detenciones al voleo y una patota (de Joe Lewis) golpeándonos a quienes reclamábamos por las liberaciones. Ese circo que se armaba era alrededor de un montón de vecinos de a pie que pedían el linchamiento y la muerte de todos los que estábamos ahí. Desde ese día empiezo a notar el hostigamiento policial hacia mí y a otras personas”.
¿Qué tipo de hostigamiento?
Al día siguiente, tres motos de las fuerzas especiales de la Policía rionegrina se apostaron frente a mi casa a señalarla. Yo estaba adentro. Me asusté, me paralicé; sabía que no era algo individual, sino un un mensaje para el conjunto. Para resguardarme, decidí apagar el celular, y a los diez días aproximadamente se me prendió. Estaba muy caliente y tenía la fecha cambiada: decía 24 de marzo, una fecha lo suficientemente sugerente para nuestro país. Una semana después, volviendo a mi casa una noche, me apuntaron con un láser hasta que me perdieron de vista. Y ayer fue el detonante, tras el desalojo de la comunidad, el apostarse en la puerta de mi casa. Primero le resté importancia, pero después uní todo y decidí salir a hablar, y en las próximas horas presentar un hábeas corpus para averiguar qué pasa, qué están haciendo realmente conmigo y por qué merodean mi casa”.
Cuando le pregunto a Daniela cómo está, cómo se siente, su primera respuesta es en llanto. Y después le sale la voz, un poco entrecortada pero le sale, porque decidió decir: “Tengo mucha bronca, mucha impotencia y si estoy así de mal es por mi vieja, que vive en Buenos Aires; ella fue presa en la dictadura, estuvo un año y tres meses detenida en Chaco y todavía no he podido contarle la situación para no asustarla. El llanto, en realidad, es porque no sé cómo abordar la situación con mi mamá. Pero otra enseñanza que nos dejó el periodo de la dictadura es que hay que decir, que si me llega a pasar algo, se sepa el por qué”.
Quemquemtrew, en mapudungún, significa el sonido que se produce con la corriente de un río y las piedras. Romina Jones, integrante de la comunidad, adelanta que presentarán una medida cautelar en resguardo al sitio ceremonial y al rewe (sitio sagrado) y para que la machi (guía sanadora y espiritual) pueda volver al territorio: “Como pueblo originario lo que reclamamos es recuperar nuestros sitios ceremoniales, que son de suma importancia para nuestro físico, para lo espiritual, lo emocional. Entendemos que gran parte de la sociedad no llega a comprenderlo, porque hay un trabajo muy fino del discurso oficial, con expresiones racistas de distintos gobiernos, que reforzado por los medios hegemónicos da como resultado que no haya ni un pequeño interés en nuestra cosmovisión, al punto de banalizarla. Pero quienes menos respeto nos tienen son los que toman las decisiones, y que en realidad están obligados a proteger nuestras creencias, como lo establece la Constitución Nacional. Porque si bien hay leyes que protegían nuestros derechos y que Javier Milei ha derogado, siguen vigentes la Constitución y varios convenios internacionales que nos amparan. Vamos a presionar, porque el objetivo es claro: volver a nuestro territorio lo antes posible”.
Nota
Alerta Lugano: a espaldas de la comunidad, AUSA y el GCBA avanzan con el Máster Plan

La obra que pretende modificar al barrio sin ningún beneficio vecinal, para colocar entre otras cosas un nuevo peaje, se estima que acabará con 70 mil metros cuadrados de espacio verde. Ayer la empresa concesionaria de la autopista Dellepiane comenzó con la tala, pese a que se había pactado una “mesa de trabajo” previo al inicio de las obras, que la comunidad rechaza. La voz de las y los vecinos, el silencio del gobierno porteño y la postura de AUSA: no dar entrevistas “en on”. Hoy por la tarde el barrio se autoconvoca a una ceremonia de reflexión y concientización: 18.30, en Cañada de Gómez y Riestra.
Por Francisco Pandolfi
Ni el gobierno porteño ni la empresa AUSA (Autopistas Urbanas Sociedad Anónima) cumplieron lo que habían prometido: ayer, con la luz verde del Gobierno de la Ciudad, la empresa concesionaria de la Autopista Dellepiane empezó con la tala indiscriminada de árboles, incumpliendo la promesa de no comenzar la obra del Máster Plan Autopista Dellepiane hasta iniciar una mesa de trabajo conjunta con las y los vecinos autoconvocados de Lugano, que la vienen exigiendo desde noviembre pasado.
Silencios y engaños
El pedido de diálogo primero fue en una audiencia pública. Ante el silencio como respuesta, se exigió por escrito un pedido de información pública a AUSA, a APRA (Agencia de Protección Ambiental), al Ministerio de Infraestructura y a la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño. No hubo ninguna respuesta hasta el pasado jueves 20 de febrero, cuando en una reunión en la Junta Histórica de Lugano, el Gobierno de la Ciudad se comprometió a iniciar las mesas de trabajo previo al inicio de la obra. Los representantes gubernamentales en la reunión fueron Facundo Echeverría, de la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano de la Ciudad, y Jorge Fiorentino, asesor de la secretaría de Ambiente y Espacios Arbolados. “La obra empezó y de las mesas de trabajo no hubo noticias, hasta que hoy vinieron y arrasaron con los primeros siete árboles”, denuncia la comunidad.
Desde AUSA, la semana pasada habían informado que hoy harían la extracción y posterior trasplante de cuatro especies (dos ceibos y dos aguaribay) en Dellepiane Sur, pero el accionar fue otro: no hubo trasplante, sino tala directa, tanto en Dellepiane Sur como en Dellepiane Norte.
Sin beneficios
En esta nota publicada la semana pasada (https://lavaca.org/actualidad/lugano-resiste-al-master-plan-que-quiere-imponer-macri/), contamos los pormenores de una obra que modificará al barrio sin ningún beneficio vecinal, y de la que no está enterada (como figura por ley) la mayoría de los frentistas a la Dellepiane. Allí, a metros de la General Paz, el gobierno porteño pretende colocar un nuevo peaje, a sólo 4 kilómetros del ya existente en avenida Lacarra.
El “Máster Plan Autopista Parque Dellepiane” se emplazará sobre la traza de la autopista Dellepiane, desde el cruce de la avenida General Paz hasta el Peaje de Lacarra, y abarcará 4,6 km. La comunidad afirma que en ese tramo se talarán cientos de árboles, entre los cuales hay álamos, ceibos, ombúes, aguaribay, algunos de más de 100 años, que ahora están marcados con una cruz, como señal de la muerte anunciada. Dice Silvina Cammarotta, vecina: “Según un ingeniero de AUSA, 121 árboles los van a arrasar con una máquina y triturar, hasta convertirlos en aserrín”.
El rediseño de la autopista incorporará dos carrilles exclusivos para metrobús y la terminación de las colectoras, por lo que se eliminarán de cada lado diez metros de espacio verde. Dice Néstor Muñoz, vecino de Villa Lugano: “El Gobierno de la Ciudad presentó esta obra de modernización de la autopista para poder cobrar un nuevo peaje, y para hacerlo, la ley obliga que cada camino con peaje debe tener un camino alternativo. La ampliación de las colectoras significa más asfalto, y la destrucción de 70 mil metros cuadrados de espacio verde”.
Policías y más policías
A sabiendas de la extracción que devino en tala, los vecinos autoconvocados fuera de toda bandera partidaria, se convocaron este miércoles a las 6 de la mañana, de manera pacífica, para registrar los movimientos de la empresa. Presagiaban que podía pasar lo que finalmente ocurrió: el aniquilamiento de los árboles. Cuando arribaron –todavía de noche–, ya había una camioneta de la Policía de Ciudad esperándolos. Luego llegó otra. Y luego otra. Y luego una más. 12 agentes uniformados y otros de civil se apostaron frente a la autopista, para garantizar que se llevara a cabo la tala, sin inconvenientes.
Enzo es frentista de la Dellepiane. Le dicen el Tano. Mira la situación, con una docena de efectivos de un lado, con máquinas del otro. Y dice: “Es lamentable que destruyan, en vez de construir”.
Recurso de amparo
Hace dos semanas, los vecinos y vecinas de Villa Lugano presentaron un amparo solicitando que el Gobierno porteño y AUSA detuvieran la obra hasta que se iniciaran las mesas de trabajo conjuntas. El amparo cuenta con el patrocinio del Ministerio Público de la Defensa de la Ciudad de Buenos Aires y lo presentó la Defensora Oficial, Giselle Furlong Pader, que exigió convocar a un proceso participativo institucional y vinculante, previo al desarrollo de la primera etapa de la obra.
Eso ya no se cumplió.
La Defensoría también exhortó a que el gobierno porteño convoque a una audiencia “para facilitar el diálogo entre las distintas partes del proceso judicial”. Y solicita suspender la extracción de los árboles hasta que no se dé cumplimiento “con la obligación de brindar información pública y se otorgue la debida participación en asuntos ambientales”.
Esto tampoco se cumplió.

Qué democracia
Silvina tiene una angustia que se le nota en los ojos. Y en la voz: “Nos mintieron en todo y en la cara. No hicieron nada de lo que dijeron. Talaron en vez de trasplantar; dejaron los troncos al ras. Vamos a hacer una denuncia penal. Llamamos a Facundo Echeverría, de Vínculo Ciudadano de la Ciudad y nos re boludeó; dijo que la obra se iba a hacer igual y que nosotros éramos unos subversivos. Siento mucha impotencia, dolor, un nudo en el pecho, se manejan con muchísima impunidad. Hicimos todo lo que había que hacer, sin violencia, buscando todos los canales de diálogo y nada. No parece un gobierno democrático, sino una tiranía”.
Néstor: “Seguiremos exigiendo al gobierno un plan integral de ciudad, donde se contemplen espacios verdes necesarios de mantener. Internacionalmente se busca que las ciudades tengan un 12% por ciento de espacios verdes, y nosotros con suerte pasamos los 6. Nosotros no tomamos un camino de violencia para reclamar, pero en cambio, la violencia la está generando este gobierno, vallando los caminos, no conformando las mesas de trabajo y ahora talando los árboles. El artículo 1 de la Constitución lo dice muy claro, y parece que este gobierno no lo sabe: el sistema que desarrollemos en la Ciudad de Buenos Aires debe ser democrativo y participativo”
Cecilia, también vecina: “Esperamos que el Jefe de Gobierno, Jorge Macri, entre en razón; lo que hicieron hoy es de sinvergüenzas. Hoy se llevaron puestos siete árboles. Hoy asesinaron siete árboles”.
Que en esta nota hablen sólo vecinas y vecinos tiene un por qué. O dos, en realidad. Comunicarse a la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano es una tarea titánica, que no da resultado. Nadie atiende.
Con AUSA la cosa es distinta, aunque parecida: el prensa de la empresa le dice a lavaca que la política interna es “no dar entrevistas en ON, que con los medios se manejan así”.
Los vecindad organizada sigue en pie y para mañana jueves por la tarde (18.30, en Cañada de Gómez y Riestra) convoca a una ceremonia de reflexión y concientización ante el ombú centenario de Lugano. Es una más de las decenas de movidas que la comunidad viene haciendo desde noviembre, cuando se enteró del Máster Plan. Como la convocatoria casa por casa a los frentistas desinformados; como la repartición de volantes en los corsos de carnaval; como la juntada de firmas en los centros comerciales; como las innumerables reuniones presenciales y virtuales para organizarse; y hasta la creación de dos ideas fuera de lo común, pero bien dentro de lo comunitario: una cumbia que cuenta y canta la problemática (subir video) y un concurso donde se premiará (con una semana en San Clemente del Tuyú, gracias a una vecina que prestará su casa) a la pancarta más llamativa y original. Hay una en donde vuelan dólares, con el lema “Una obra que de verde, sólo tiene los billetes”; otra que muestra una topadora llevándose puesta un árbol; y hay otra que es una cartulina celeste, con letras rojas y negras, que dice:
No hay peor
Jorge Macri
que el que
no quiere ver.

Silvina y Néstor, dos de los guardianes de los árboles. / Foto: Elena Gorocito.
Nota
Megaminería, patotas y Cornejo junto a Milei: la asamblea de Uspallata resiste al proyecto San Jorge
En la localidad mendocina de Uspallata el gobierno provincial junto a la multinacional Solway -radicada en paraísos fiscales, con denuncias de contaminación y agresión a pobladores originarios de Guatemala- buscan imponer (otra vez) el proyecto minero San Jorge, rechazado por la comunidad desde hace más de 15 años. Esta vez la ofensiva se dio a través de la represión (patota de la UOCRA, un vecino detenido y varios allanamientos), y la censura. El rol de la Justicia, los daños y perjuicios de la megaminería en una zona cordillerana y de glaciares, y la resistencia de un pueblo que sigue de pie: “Sin licencia social no hay minería”. El agua como recurso estratégico, y la figura del gobernador Cornejo, que mientras tanto se encuentra junto a Karina Milei en la «feria minera más importante del mundo en Canadá».
Por Francisco Pandolfi
Uspallata es una localidad del departamento de Las Heras, en el norte de Mendoza, que está a 120 kilómetros de la capital provincial y a 90 del paso fronterizo con Chile. Es un sitio estratégico: pasa la ruta del Mercosur. E histórico: albergó el Paso Sanmartiniano y el Camino del Inca. Uspallata es el pueblo argentino más grande a menor distancia del cerro Aconcagua (62 km). Y es, también, el epicentro donde el gobierno mendocino junto a la empresa multinacional Solway Holding, buscan imponer (por enésima vez) un proyecto minero de cobre, oro y plata, sin la licencia social y pese a la vigente Ley 7.722 que regula la actividad minera, prohibiendo el uso de sustancias tóxicas para el cuidado del ambiente y el agua.
Al proyecto minero San Jorge (PSJ) intentan instalarlo desde 2007, y es desde ese entonces que tiene la resistencia de la población. A inicios de este año volvió la ofensiva gubernamental y empresarial, sostenida en el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI). Volvió con la fuerza de los millones, y también de la censura y la represión.


¿Qué está pasando en Mendoza?
A fines de enero se inauguró en Uspallata una oficina de la Cámara de Proveedores de Servicios Mineros, en un acto al que acudieron empresarios del sector, legisladores y funcionarios provinciales y municipales, así como el intendente de Las Heras, Francisco Lo Presti. Nora Moyano tiene 73 años e integra la Asamblea de las Heras por el Agua Pura de Mendoza. Le dice a lavaca: “El intendente, que en un año de gestión no fue nunca a Uspallata para conocer las necesidades de la gente, apareció para este acto acompañado por la patota de la UOCRA. Vinieron a amedrentar a las vecinas y vecinos de Uspallata en contra de la minería. A uno de nuestros compañeros la patota de la UOCRA se le vino encima, le rompió el tabique, y un vecino comerciante, para evitar que le siguieran pegando agarró un matafuegos de un negocio y le tiró el polvito (sic) para que se fueran”. Agrega Nora: “Este vecino se llama Mauricio Cornejo y el lunes 24 de febrero iba caminando por la calle del pueblo y lo detuvieron. Desde ese día está preso. A eso hay que sumarle varios allanamientos a vecinos de las asambleas. Es una locura lo que está pasando. Es tal la ambición y codicia que avanzan y ya no respetan ni las mínimas leyes de nuestras libertades democráticas. Defender el agua y los bienes comunes no es delito. Delito es llevar a la patota de la UOCRA a pegarle a los vecinos”.
El artículo 213 bis
Eugenia Segura conforma la Asamblea de Vecinos Autoconvocados de Uspallata, que denuncia la persecución del gobierno provincial con Alfredo Cornejo (UCR) al mando. Alfredo y Mauricio tienen el mismo apellido, pero no son parientes. Uno es el gobernador de Mendoza. Otro, está preso. Eugenia dice que “el foco y el ojo” de lo que pasa en su pueblo “hay que ponerlo en el artículo 213 bis del Código Penal”. Explica el por qué: “La figura penal que se agarran para detener a Mauricio apunta a convertir toda forma de protesta y organización en algo que puede ser tildado de terrorista; no importa si hacés algo que esté contra la ley o no, igual te pueden imputar porque hay un otro que se supone hizo algo ilegal y es de tu organización, lo cual debería ser completamente inconstitucional. Es inadmisible que corran el arco de los derechos humanos como lo están haciendo”.
El artículo 213 bis fue incorporado al Código Penal en 1984 y refiere al delito denominado de “prepotencia ideológica”, y apunta contra quien “comete, organiza o toma parte en agrupaciones que tengan por objeto principal o accesorio imponer sus ideas o combatir las ajenas por la fuerza o el temor”. La pena es de 5 a 15 años de prisión.
Exclama Nora Moyano: “Estamos sufriendo una persecución y en esta peligrosidad nos encontramos. No puede ser que a tantos años de recuperar la democracia todavía esté en vigencia un artículo que nos quieren aplicar a todos los que somos de las asambleas socioambientales por defender el agua y los bienes comunes”.
Censura
En el marco de un ciclo de cine y ante la ofensiva minera, el 14 de febrero se iba a proyectar en el Club Gimnasia y Esgrima de Mendoza, el documental “HAM, historia del agua en Mendoza”, sobre cómo el pueblo revirtió la derogación de la Ley 7722 en 2019, que además de la decisión del entonces gobernador Rodolfo Suárez (UCR), también contaba con el apoyo del presidente de la Nación, Alberto Fernández (PJ).
Se iba a proyectar, hasta que desde parte de la comisión directiva del club la dieron de baja por ser una película “politizada”. Rápidamente se consiguió otro lugar (la radio comunitaria La Mosquitera), pero no cesó el hostigamiento. Bernardo Blanco es el director de HAM y le cuenta a lavaca: “Desde temprano se empezó a presentar la policía y a preguntar si iba a realizarse una manifestación por el agua o qué íbamos a hacer. Primero vinieron dos agentes, luego cuatro y después ya eran nueve. ¡Un montón! Tenían la intención de entrar y pudrirla”. A partir de este nuevo amedrentamiento, se pensó la idea de hacer funciones simultáneas de HAM: el sábado pasado se realizaron 29 en Mendoza y 46 en todo el país. Dice Bernardo: “Fue muy fuerte la respuesta de la gente en todo el país. Esto va más allá de los nombres propios y de la película, lo interesante es el fenómeno social/cultural/político que se pone de manifiesto con tantas proyecciones simultáneas”.
HAM es un documental independiente que “cumple la ley de cine, califica apta para todo público y tuvo su estreno en salas comerciales. Esto lo digo para acentuar aún más los intentos de censura y la presencia policial”, destaca el director.
HAM puede verse de manera gratuita en la plataforma BAFilma.
El fondo de la cuestión
¿A qué se oponen quienes se oponen al proyecto San Jorge?
Nora: “Nuestra provincia tiene agua por el deshielo de los glaciares de la Cordillera de los Andes. Por ella vivimos, cultivamos; por ella ustedes conocen la vid de la que hacemos el vino. Eso defendemos: el agua, nuestros bienes comunes, nuestros glaciares. Con los explosivos que usan en la megaminería van a destrozar las vegas alto andinas (pequeños oasis en el desierto). El polvillo que generan no se auto consume y en esa zona de vientos fuertes irá hacia los glaciares. La contaminación no sólo afectará a Uspallata: el río Mendoza es una cuenca que atraviesa toda la provincia y cuyo cauce desemboca en Neuquén, Río Negro, La Pampa y el sur de la provincia de Buenos Aires”.
Eugenia: “Uspallata es un pueblo de montaña que está en un valle. En Mendoza tenemos solamente tres oasis, el norte, el centro que es el valle de Uco y el sur. En el norte, donde está Uspallata, nace el río Mendoza que abastece al Gran Mendoza, donde vive la mayor parte de la población; más de un millón de habitantes beben de ese río, que riega las más de 250 mil hectáreas de malbec y que también sostiene el cuarto polo industrial del país. Uspallata se ubica en las nacientes de este río que el proyecto megaminero va a contaminar. Estamos protegiendo el área natural Uspallata- Polvaredas, patrimonio cultural, natural, paisajístico, un lugar bellísimo. Lo estamos haciendo desde hace más de 15 años de manera pacífica, y así seguiremos”.

Nora Moyano (a la izquierda) y parte de la Asamblea de las Heras por el Agua Pura de Mendoza, en una de las movilizaciones en Uspallata.
El rol de la Justicia
Otro actor clave en este conflicto es la Corte Suprema de la Nación, que en 2021 se hizo eco de la apelación de la minera San Jorge ante la ley 7.722 y declaró inconstitucional un puñado de palabras del artículo 1, que hacía referencia a la prohibición de “otras sustancias tóxicas similares”.
Este era el Artículo 1° completo:
A los efectos de garantizar debidamente los recursos naturales con especial énfasis en la tutela del recurso hídrico, se prohíbe en el territorio de la Provincia de Mendoza, el uso de sustancias químicas como cianuro, mercurio, ácido sulfúrico, y otras sustancias tóxicas similares en los procesos mineros metalíferos de cateo, prospección, exploración, explotación y/o industrialización de minerales metalíferos obtenidos a través de cualquier método extractivo.
La Corte Suprema eliminó el “otras sustancias tóxicas” y consideró constitucional el resto de la ley. ¿Qué permite esa eliminación? Detalla Nora: “El fallo facilita la explotación de proyectos mineros que utilicen otras sustancias también muy contaminantes y dañinas para la salud, como el xantato, la poliacrilamida y otras, que están incluidas en la ley de residuos peligrosos y son prohibidas. Son tan graves como el cianuro y el mercurio, así que ahora está abierta la puerta para que revienten nuestra cordillera, nuestra montaña, pasarla por una sopa química por el proceso de flotación a través del xantato o la poliacrilamida”.
Daños y perjuicios
¿Qué perjuicios trae el Xantato? Enumeran desde las asambleas:
-No sólo es altamente tóxico para la salud humana y de animales y plantas, sino que además es muy inflamable, explosivo y reactivo.
-Su combustión produce gases irritantes, corrosivos y/o explosivos.
-Reacciona violentamente al contacto con el agua y el dióxido de carbono, generando disulfuro de carbono, más tóxico aún.
-La inhalación de subproductos gaseosos de sus reacciones al contacto con el agua y el aire puede causar lesiones o la muerte.
-El contacto con la piel u ojos puede causar severas quemaduras.
-Las fugas pueden causar contaminación.
Retoma Nora: “El gobierno mendocino está tocando las leyes ambientales para adaptarlas a este negocio. Por ejemplo, el código de minería lo reformó Cornejo a sus intereses; tampoco cumplen la ley de glaciares, ni de bosque nativo. Sólo arrasan y arrasan. También acaban de presentar el plan maestro donde se revierten las históricas prioridades de la Ley de Agua, (que data de 1884 en Mendoza), y que establece que primero está el consumo humano, el riego agrícola, los árboles, las industrias, no la minería. Si llegaran a votarlo en la Legislatura, que es lo más probable porque casi no hay oposición, el gobernador tendrá la potestad de hacer lo que quiera y eso será gravísimo para los mendocinos. Están constituyendo, como decía Jauretche, un nuevo estatuto legal del coloniaje”.
La preocupación en Nora se le nota en su habla acelerada. “No tenemos problemas con la minería común, tanto la ripiera, como la cementera. Estamos en contra de la megaminería metalífera hidrotóxica que llevan adelante megacorporaciones internacionales como Solway, que además de estar radicada en paraísos fiscales, tiene denuncias de contaminación y agresión a pobladores originarios de Guatemala. A esa gente no la queremos. No queremos su violencia. Y como decimos junto a Víctor Jara, tenemos derecho a vivir en paz”.

Viernes 7 de febrero, Ciudad de Mendoza. Manifestación contra el proyecto minero San Jorge.
Un pueblo de pie
El pueblo mendocino dio una lección en 2019 de cómo organizarse (y vencer) al tándem lobby minero y apoyo estatal. En aquel entonces, enormes movilizaciones en toda la provincia torcieron la votación de diputados y senadores en sólo 10 días. Seis años después, Mendoza vuelve a estar en alerta. Cuenta Nora: “A raíz de todos estos atropellos volvimos a salir a la calle. Hicimos multitudinarias manifestaciones en Uspallata y en la Ciudad Capital. A mucha gente le parece increíble que nuevamente quieran hacer lo que no lograron en el 2019, pero hay motivos”. Describe: “Tenemos un gobernador lamebotas del presidente, que hasta salió a defender lo que dijo Milei sobre el saludo nazi de Elon Musk. Así de bestial. Cornejo es un alfil de Milei y hay muchos intereses económicos por encima de las necesidades y decisiones de nuestro pueblo. Volvieron a la carga porque sienten que tienen más poder aún que antes, por la ligazón con la Casa Rosada”.
Cornejo acompañó a la Ley Bases, al Rigi y al Pacto de Mayo. Ahora mismo, al cierre de esta nota, está en Canadá junto a la Secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, y otros cinco gobernadores (San Juan, Catamarca, Jujuy, Santa Cruz y La Rioja) en la PDAC 25, la feria minera más importante del mundo.
Cierra Nora: “Cornejo durante todos estos años generó una especie de suma del poder público: tiene a su favor el poder judicial y también el legislativo, que le vota todo. Construyó una red muy fuerte de contención, y al frente de toda esa telaraña estamos nosotros, de pie, nunca arrodillados. Y así seguiremos, defendiendo nuestro patrimonio, defendiendo lo que es nuestro”.
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