Nota
Noticias sobre diarios
Sus conflictos, marchas y escraches han sido invisibles para los medios (por la ley según la cual entre bueyes no hay cornadas) pero los trabajadores de Crónica y Crítica hace meses que tiran y no aflojan reclamando derechos a las patronales. Ahora parecen haber llegado a logros parciales en dos casos: en Crítica se firmó un acuerdo que sus 230 trabajadores esperan sea cumplido, y en Crónica están a punto de lograr reincorporaciones y el fin de los despidos, demostrando que lo único imprudente es quedarse sentado esperando las noticias. En estos casos, al menos, existen comisiones internas y trabajadores dispuestos a hacer algo, cuestión inexistente en lugares como Clarín.
Crítica situación
El diario Crítica fue motorizado por el periodista Jorge Lanata en marzo de 2008, quien abandonó el proyecto en abril de 2009 rumbo a la televisión, acaso empujado por la falta de consistencia de los resultados. La empresa quedó en manos del español Antonio Mata, quien había llegado al país como presidente de Aerolíneas Argentinas mientras la empresa estuvo bajo la órbita del grupo Marsans, que vendió la línea en condiciones lo suficientemente turbias como para llevar a su re estatización en septiembre de 2008. El segundo en la empresa llamada Papel 2.0 es Carlos Mateu. Quedó cada vez más evidenciada la tendencia de los medios convencionales a funcionar no como entes de información o expresión, sino como simples operadores de intereses políticos y de negocios (anunciada por lavaca en el libro El fin del periodismo y otras buenas noticias). El diario por otra parte, se instaló en una meseta de ventas de menos de 7.000 ejemplares.
Más allá de las operaciones y laberintos políticos, desde mediados de 2009 vencieron los acuerdos salariales en la empresa, y los trabajadores de Crítica se sentaban a negociar una vez más. Acordaron, entonces, un refuerzo remunerativo de 250 pesos hasta fines de octubre. Pero el plazo volvió a vencerse sin posibilidad de discutir siquiera sueldos, aguinaldos y remunerativos: sumados a los 250 pesos, los periodistas reclamaron un 25% de recomposición, obteniendo una rotunda negativa desde la patronal.
Sin soluciones llegó diciembre, y afloró una mala nueva: el salario correspondiente a noviembre no estaba en el banco. Sólo con medidas de fuerza y retención de tareas se efectivizó el primero de una serie de pagos en cuotas anunciado por la empresa. Tampoco se cumplió y se llegó a un pronóstico de verano tormentoso, con dudas sobre el pago de diciembre y el aguinaldo.
Las audiencias con el Ministerio de Trabajo fueron inútiles en primer momento, y el ministerio tuvo que anunciarle a Mateu que sería llevado a las reuniones por la fuerza pública si seguía sin presentarse. Siguieron las marchas y medidas de fuerza de los trabajadores y finalmente se llegó a un esquema de cronogramas de pagos de enero y febrero, además de un parcial acuerdo de marzo 2010 a marzo 2011 con un aumento acumulativo del 13,6%. Hay 230 trabajadores que esperan que no se trate sólo de palabras prometidas.
Los puntos básicos acordados:
Ø Recomposición de noviembre del 2009 a marzo del 2010, de 250 pesos más los remunerativos.
Ø Del 2010 a 2011, marzo a marzo, una recomposición que acumula un 13,6%
Ø Pago de las facturas más viejas a los colaboradores, y su negociación del pase a planta.
Ø Se convino que no habrá despidos ni represalias contra los trabajadores, a cambio de que éstos no tomen medidas de fuerza.
El tira y afloje del diario se resume en su incapacidad de sustentación autónoma y en la natural necesidad de financiarlo. Sobre la salida de Lanata, que incluía su nombre en la portada como director del diario, en el boca a boca de la redacción no flota sino bronca. Incluso periodistas convocados directamente por Lanata aseguran haber quedado defraudados, y la imagen más típica que usan para describir su actitud es la de quien abandonó un barco (cosa que ocurre sólo cuando los barcos se hunden). Según los trabajadores, los sueldos viajan de España a Buenos Aires ya que el propio diario no es capaz de generarlos. Martina Noailles, delegada de la comisión interna del diario, intenta desentrañar el porqué del conflicto: “Hace dos semanas cerró la aerolínea Quantum, que es de Marsans, hay crisis en algunas de sus empresas, la canilla empezó a cerrarse lo estamos pagando nosotros”. Otro posible rebote negativo dependerá de la influencia en la empresa de la crisis de la burbuja financiera hispana.
Los trabajadores de Crítica creen, además, que estas falencias desnudan algún tipo de jugada a futuro: “Creemos que va a haber una venta del diario o de sus acciones, y que los tipos querían cerrar el acuerdo para vender la empresa sin conflicto y con una recomposición salarial baja y a largo plazo”, especula Noailles.
Martina y sus colegas lograron un acuerdo, pero no bajan la guardia: “Para el primer punto que ellos incumplan, nosotros estaremos listos para tomar medidas de fuerza”, remata. Y, desde su personal experiencia, descarta el optimismo.
Continuará…
Crónica: peras al Olmos
Después de dos intentos fallidos de gerenciamiento, en 2005 llegó al diario Crónica el Grupo Olmos, fuertemente vinculado con la Unión Obrera Metalúrgica (UOM). Se alejaba definitivamente el fundador del periódico, el mítico Héctor Ricardo García, que hace poco rechazó con enorme gentileza una propuesta de entrevista para lavaca con la siguiente frase: “Les agradezco que hayan pensado en mi. Pero yo no existo”. No es para tanto: sigue a cargo de Crónica TV.
A la cabeza de Crónica quedaron Raúl Olmos y su hermano Alejandro, actual director del diario. Su jugada inicial fue caso conocido: cerraron la edición vespertina, echaron a sus trabajadores, contrataron a unos 50 patovicas para golpear a la gente en las asambleas y disuadir cualquier intento de reclamo. El grupo, del área de la obra social de la UOM, tiene un nombre que ningún humorista hubiera imaginado: Forjar Salud.
Años de conflicto derivaron en septiembre de 2009, cuando la empresa presentó al Ministerio de Trabajo un procedimiento preventivo para despedir a 148 trabajadores – 99 gráficos y 49 de prensa- con el 50% de la indemnización. A pesar de asambleas y campañas públicas en su defensa, comenzaron los despidos masivos, se agregaron 31 trabajadores que decidieron irse, y el viernes 29 de enero los Olmos completaron su promesa: echaron a los 21 que faltaban para llegar a los casi 150 despidos. Todo en medio de una planta prácticamente militarizada, con los trabajadores custodiados y perseguidos por una patronal-sindical.
Los trabajadores resolvieron realizar un paro de una semana; la minoría continuó sacando el diario. Nancy Acosta, dijo a lavaca que el jueves 4 se llegó a un preacuerdo, con la reincorporación de 9 trabajadores gráficos, además del compromiso de estabilidad para todos durante un año. Cabe señalar que la empresa recibió 128 millones de pesos por parte del gobierno. La audiencia, sin embargo, se suspendió, y la ratificación de estas medidas aún no tiene validez. “Vaya uno a saber…”, responde Nancy al preguntársele sobre este suspenso.
Muchos despidos, algunas reincorporaciones. ¿Es un pequeño triunfo? Nancy responde: “Sí, porque hay reincorporaciones y eso es difícil de lograr. Pero también es cierto que muchos colegas se fueron, y la patronal se sigue negando a discutir de salarios. Todavía hay frentes para dar batalla”.
Nota
Mía: Cuando el arte abraza

Mía es una obra de teatro que podríamos encuadrar dentro del biodrama o autoficción. Y es mucho más: es grito, es abrazo y, también es un espejo. La actriz y médica psquiatra Mercedes Bertuzzi expone en escena su propia historia: una situación de violencia machista que sufrió por parte de una ex pareja. Este sábado 18 de marzo y en el marco del 8M, esta obra testimonial se presenta en MU Trinchera Boutique a las 21 hs, entradas a la gorra.
“Los primeros años, luego de salir, fueron de mucha confusión, angustia y mucha bronca. Escribir me permitía depositar esas emociones en el texto. El primer objetivo fue descargar. Siempre estuvo el deseo de poder denunciar a través de ese texto que iba escribiendo, pero no estaba segura de si iba a encontrarle la forma. En el proceso empecé a entrenar con Marina Otero, ella hace autoficción, y ahí algo se destrabó, la vi, vi la obra”, cuenta Mercedes. Al terminar de escribir el texto, tomó conciencia de que no era exclusivamente autorreferencial sino que involucraba la historia de muchas otras. Así tomó coraje para llevarla a la escena. “En cada función se me acercan decenas de mujeres emocionadas a abrazarme diciéndome ‘somos muchas’. Todas pasaron por una situación de violencia o acompañaron a otra mujer que la pasó. Siempre termino la función con ganas de gritar cada vez más fuerte el texto de esta obra. Siento que estoy entregando mi historia al colectivo y eso hace que ya no me pese, ya no lucho contra ella. Cada mujer que se identifica con la historia se la apropia un poquito y le va dando más cuerpo al personaje de Mía”.
Con sus herramientas artísticas, Mercedes logró una obra poética, sin golpes bajos, con ironía y momentos muy divertidos.
En una escena, dos niñas juegan a ser actrices, prueban vestuario y declaman en nombre del amor. Las palabras son extraídas de las típicas canciones románticas de cantantes famosos, las que hemos aprendido y cantado a lo largo de los años. “Para quienes fueron víctimas, no es fácil hablar. La violencia nos deja mudas, vacías, solas, no hay palabras que alcancen para explicar. El arte nos habilita un lenguaje a través del cual poder decir lo indecible, nos devuelve la voz, en la forma que cada una elija expresarse. Y para quienes son público, adentrarse a la temática desde una propuesta artística creo que les permite hacerlo sin tantas resistencias. Te permite escuchar con otra disponibilidad. El relato atravesado por la dramaturgia, la música, los cuerpos. Mantiene su fuerza y su crudeza, pero es amortiguado de ternura, poesía, risa. Y eso permite que hablemos de violencia con personas que quizás no se acercarían de otras formas”.

Cada vez que Mía fue presentada en distintos teatros —Mercedes quiere que la obra circule y abra a la reflexión— los comentarios de personas del publico se multiplican: “Presencié ese mismo diálogo”, “sentí exactamente eso”, “estuve en pareja con un tipo igual”. No solo es reparador para ella sino para muchas. “Romper el silencio es imprescindible. Me sigue sorprendiendo la cantidad de mujeres que se acercan después de la función a abrazarme emocionadas por haber ‘contado su historia’, estuvieron ahí mismo o acompañaron a otra. De todas las edades, todas las clases sociales. Es escalofriante, es triste. Pero es también esperanzador encontrarnos. Ya no nos estamos quedando calladas, estamos denunciando y estamos convencidas de cambiar esa realidad. El haber sido víctima de violencia ya no queda solo como una herida que duele y mejor callar y olvidar. Hoy somos víctimas enojadas, creativas y sobre todo, en red. Compartir Mía me abrió los ojos a eso… Es mi historia, es la de muchas otras y, por suerte, es parte de la historia que estamos modificando”.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143
Sábado 18 de marzo a las 21 hs
Actúan: Mercedes Bertuzzi, Juliana Gotta, Gonzalo Pungitore, María Tibi
Entradas “a la olla”.
Podés reservar en este link:
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Punitivismo y feminismo en el caso de Lucía Pérez: una mirada sobre esa falsa dicotomía

La abogada trans Cristina Montserrat Hendrickse analiza por qué es falsa la dicotomía que pretenden instalar sectores que siempre trabajan para categorizar las divisiones del movimiento feminista. Así crean grietas sociales que les permiten alentar congresos, investigaciones y polémicas de las cuales viven.
Por Cristina Montserrat Hendrickse
Una corriente muy minoritaria de los feminismos entiende que reclamar la sanción penal del femicidio es una actitud punitivista.
Llegan a tal conclusión partiendo del concepto de que el castigo refuerza la violencia.
Evidentemente la idea de la que se parte es correcta, pero el error de la conclusión reside en asociar pena a castigo. En no distinguir la finalidad de la pena que impone nuestro Derecho de la triste realidad de castigo que significa la ejecución efectiva de las penas privativas de libertad.
Los feminismos en nuestro país se encuentran justificados jurídicamente en la Convención Contra Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés) incorporada a nuestra Constitución en 1994; la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra La Mujer (Convención de Belem do Pará) que es un tratado internacional de jerarquía superior a las leyes; y las leyes nacionales y provinciales que reglamentan a estos tratados.
Nótese que la convención de Belem do Pará obliga a los Estados a “sancionar” la violencia de género, además de prevenirla y erradicarla. El marco jurídico “sancionatorio” por excelencia es el Derecho Penal.
De allí que en nuestro sistema de derecho pretender eludir o abolir la punición de la violencia de género resulta jurídicamente anticonvencional, y por tanto anticonstitucional.
No por ello se deja de valorar el aporte del antipunitivismo feminista en cuanto sostiene que el castigo refuerza la violencia. Pero el problema del antipunitivismo reside en cuestionar al sistema (de origen convencional interamericano) de sanción de la violencia de género, y no al sistema de castigo que en los hechos (y apartándose del Derecho) sucede con la aplicación de la pena.
En efecto, la finalidad esencial de las penas privativas de la libertad es la reforma y la readaptación social de los condenados (art. 5.6. de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, también incorporada a nuestra Constitución en 1994), sin olvidar el mandato de que “…Las cárceles de la Nación serán sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas…” (artículo 18 de la Constitución Nacional). De ambas reglas de jerarquía superior surge que la finalidad jurídica de las penas no es el castigo, como erradamente lo entiende cierta expresión del feminismo antipunitivista, sino la resocialización.
De allí que se impone una diferenciación entre “antipunitivismo” y “abolicionismo” que permita distinguir: si se pretende que la pena no se constituya en castigo sino como resocialización (antipunitivismo); o si se pretende abolir todo tipo de pena (abolicionismo penal).
La primera debería hacer foco en una reforma penitenciaria feminista, que lejos de reforzar el patriarcado lo deconstruya, no aboliendo las penas, sino modificando su ejecución a la finalidad que el impone el Derecho.
La segunda implicaría la abolición de todas las prisiones; y además, el desafío de construir respuestas ante los crímenes o lo que cada sociedad considera crímenes.
Evidentemente el castigo refuerza la violencia. Por lo que el mismo debe ser eliminado del sistema de ejecución penal, pero no el sistema de sanción; salvo que se sostenga el abolicionismo, teoría también respetable, pero que resulta anticonstitucional en nuestro sistema de Derecho, al menos en materia de violencia de género ya que la República Argentina se obligó ante la comunidad interamericana a sancionarla.
Toda decisión que se aparte de ese compromiso violentaría el sistema jurídico argentino y comprometería a nuestra Nación frente a la Comunidad Interamericana exponiéndonos a ser destinatarios de reclamos, cuando no de sentencias condenatorias, ante el sistema interamericano de Derechos Humanos.
En resumen: debatamos sobre las cárceles, no sobre las penas.
Cristina Montserrat Hendrickse
Nota
Pergamino: sentencia contra los agrotóxicos y triunfo de la comunidad frente a un intendente

La Corte Suprema de Justicia de la Nación confirmó la distancia de 1.095 metros dentro de las cuales están prohibidas las fumigaciones terrestres con agrotóxicos, y de 3.000 metros para las aéreas. De ese modo denegó el recurso de amparo presentado por el intendente pro agronegocio de Pergamino, Javier Martínez. La denuncia original había sido presentada por Sabrina Ortiz (en la foto principal), vecina de Pergamino, que en su reclamo contra el envenenamiento cotidiano que sufrían ella, su familia y sus vecinos, y sin encontrar quien la defendiera legalmente, terminó recibiéndose de abogada para encarar sus propias causas. La sentencia de primera instancia había sido dictada por el juez del juzgado penal 2 de San Nicolás Carlos Villafuerte Ruzo.
Frente a la ratificación de la Corte dijo a Sabrina Ortiz a lavaca, entre otras cosas:
- “Se me vinieron a la mente un montón de recuerdos de personas que la pasaron muy mal, personas que ya no están incluso, que fueron víctimas de este modelo y que perdieron la vida por esta causa”.
- “Celebro por duplicado porque cada batalla que damos tenemos oponentes muy fuertes, corporaciones, intereses políticos, corrupción, sectores del agronegocio. Entonces, en parte estoy feliz porque aunque sabemos que la solución sería que sea agrotóxicos cero para todo el mundo, no sólo para esta región, podemos decir que es un pasito más que estamos dando hacia el buen vivir”.
Publicamos además la nota completa realizada en la revista MU.
Por Francisco Pandolfi

Un fallo de la Corte Suprema de Justicia ratificó la distancia de 1.095 metros de prohibición de fumigaciones terrestres y de 3.000 metros para las fumigaciones aéreas, denegando el recurso de amparo que había presentado nada menos que el intendente de Pergamino, Javier Martínez, pretendiendo fumigar en todas partes, pese a las denuncias sobre los efectos de los agrotóxicos en la comunidad, el suelo, el aire y el agua.
El fallo en primera instancia, apelado por Martínez, había sido del Juez Carlos Villafuerte Ruzo, titular del Juzgado Penal Número 2 de San Nicolás, en septiembre de 2019, como medida protectoria paliativa urgente frente a las masivas fumigaciones.

Quien realizó la denuncia original ante la justicia federal fue la activista ambiental y abogada Sabrina Ortiz, también víctima de los agrotóxicos. Ante este fallo de la Corte Suprema de la Nación, explica a lavaca: “Esperábamos la resolución desde hace bastante tiempo, con muchas expectativas, pese que los últimos fallos que ha tenido la Corte en materia ambiental no han sido para nada alentadores. Sin embargo, para nosotros era casi seguro que iba a fallar a favor. Se me vinieron un montón de situaciones a la cabeza, sobre todo por cómo comenzó esta causa, por la salud de mis hijos, por las afectaciones que tuvieron, con las afectaciones que tuve en mi cuerpo; se me vinieron a la mente un montón de recuerdos de personas que la pasaron muy mal, personas que ya no están incluso, que fueron víctimas de este modelo y que perdieron la vida por esta causa. Fueron recuerdos muy tristes, muy angustiantes, dolorosos, del vivir cotidiano, de hecho todavía están en controles mis hijos y hay un montón de gente que la sigue sufriendo”.

Relata también con asombro: “Me da mucho dolor, que sea el propio municipio el que intenta ir en contra de la salud de las personas. Me da mucha impotencia que el intendente Javier Martínez sea quien quiere que nos fumiguen en la cabeza. Al mismo tiempo, celebro por duplicado porque cada batalla que damos tenemos oponentes muy fuertes, corporaciones, intereses políticos, corrupción, sectores del agronegocio. Entonces, en parte estoy feliz porque aunque sabemos que la solución sería que sea agrotóxicos cero para todo el mundo, no sólo para esta región, podemos decir que es un pasito más que estamos dando hacia el buen vivir”.
Aquí, el viaje, la investigación y la nota completa sobre la situación en Pergamino publicada en la revista MU: La capital del veneno.
https://lavaca.org/mu163/mu-en-pergamino-la-capital-del-veneno/

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