CABA
Otro CLACSO es posible
Esta semana se desarrolló en Buenos Aires el 1° Foro Mundial de Pensamiento Crítico, organizado por CLACSO, el más importante espacio de pensamiento académico de las ciencias sociales. La novedad de este encuentro es que allí conviven dos corrientes que quedaron claramente expresadas tanto en los discursos como en las formas. Por un lado, aquella que sin exponer autocríticas, desarrolla la continuidad teórica tradicional que sostuvo espacios de poder hoy en crisis. Por el otro, las llamadas “mesas de trabajo” donde un cada vez más numeroso número de académicas, investigadoras y teóricas (y sus correspondientes pares masculinos) crearon un espacio de intercambio transversal, donde los movimientos sociales ocupan un lugar central y el espíritu crítico, un objetivo preciso: pensar otras posibilidades de organizar la sociedad y el poder.

El director de la Maestría de Economía Social de la UNGS, José Luis Coraggio, y el antropólogo colombiano Arturo Escobar. Foto: Martina Perosa.
El antropólogo colombiano Arturo Escobar lo dice claro: “Hay dos Clacsos, el oficial y el de los grupos de trabajo. Y la tensión entre ambos en este congreso ha sido muy visible”. Uno es televisado, el otro se teje por abajo, se despliega por toda la ciudad y tiene como espíritu la necesidad de crear teoría a partir de los problemas y desafíos que surgen de los movimientos sociales. No los estudian, analizan o clasifican: los escuchan y aprenden a hacer teoría crítica a partir de sus prácticas.
La economista feminista Natalia Quiroga lo explica así: “Los grupos de trabajo son iniciativas autogestivas de colectivos de toda América Latina que se juntan a pensar determinado tema. Esto genera una diversidad de grupos con un balance bien importante entre grupos del mundo académico pero también de la militancia y de otras formas de construcción de conocimiento. El pensamiento crítico sucede en ese lugar”.
Los grupos de trabajo se arman mediante una convocatoria que se abre cada tres años, algunos tienen larga trayectoria de trabajo, otros son incipientes. En ellos hay gran diversidad que permite el cruce entre academia y militancia, cruce que a veces es también coincidencia.
“Somos los que producimos el pensamiento crítico porque es un pensamiento autogestionado, lo único que pone Clacso es el nombre y la difusión de las actividades. Eso genera un abismo: muchísimas personas en una estructura hacia abajo muy horizontal y hacia arriba una pirámide, una estructura muy angosta”, grafica Quiroga.
El resultado de los grupos de trabajo es una ebullición, Natalia lo pone en números: “En los últimos tres años se hicieron 465 publicaciones, lo que significa que en tres años se publicó lo mismo que en 46 años”.
Durante estos días de charlas y jornadas se nombró la nueva dirección de Clacso. Quiroga les plantea un desafío: “Se nombraron como una dirección feminista, pero ahora hay que ver qué espacios abren para todos estos grupos que vienen pensando para interpelar como la academia, los activismos y los gobiernos progresistas han sostenido el modelo patriarcal y capitalista”.

La coordinadora del grupo de trabajo Economía Feminista Emancipatoria, Natalia Quiroga. Foto: Martina Perosa.
Salir de la crisis
“Salir de la crisis es salirse del esquema predominante que también ha atrapado a la izquierda. Es una crítica a los efectos sociales, a la injusticia que genera el sistema capitalista”, sostiene José Luis Coraggio, economista y director de la Maestría en Economía Social en la Universidad Nacional de General Sarmiento, y sigue: “El neodesarrollismo que ha primado en todos los procesos latinoamericanos no es la salida. Hay que pensar desde la reproducción de la vida como criterio para evaluar una economía y para hacer propuestas. Desde ese punto de vista hay que repensar la relación de la economía, la política y la sociedad”.
Entonces, la propuesta deja de ser salir de la crisis y se convierte en crear lo nuevo. En eso andan pensando los grupos de trabajo.
Coraggio: “Hay que pensar un sistema social donde la sociedad está en el centro y lo que buscamos es una buena sociedad o la mejor sociedad posible desde el punto de vista que sostenga la vida digna de todas y todos en equilibrio con la naturaleza”.
“La izquierda es parte de la crisis”
El grupo de trabajo en el que participa Natalia Quiroga es Economía Feminista y Emancipatoria: “Hay mucha interrelación entre el espacio de la militancia y el espacio de producción de pensamiento, y también hay compañeras que no les interesa el mundo académico pero si el de la militancia. Estamos poniendo a dialogar prácticas de diferencias: reconocer las maneras como las mujeres organizan los diferentes mundos. Nos permite ampliar las posibilidades y tener alternativas frente al capitalismo y, por otro lado, conocer los ataques a la vida, en un momento en el que hay una brutal violencia que se está desatando en toda la región”
En ese sentido, Coraggio sostiene que los movimientos sociales son una opción “intelectual y práctica” para pensar otros mundos. “Salida de la crisis en realidad es salir del sistema, lleva tiempo, no va a ser mañana. Acá hay mucho pensamiento de qué va a ser de diciembre del año que viene, si cambia el gobierno hay una opción de decir volveremos. Yo digo que volveremos es un error, que tenemos que superar, porque ha habido muchos problemas con las propuestas prácticas que han tenido estos movimientos, en parte por la falta de democracia real pero también por una especie de oportunismo porque la renta internacional era muy alta y se centró todo en el proceso de redistribución, que es muy importante, pero no de transformación ni de la estructura económica, ni social. Hay que corregir eso, sobre todo en la relación de Estado y sociedad. Paso que hubo un cambio electoral y el aparato de Estado que era el que antes establecía políticas progresistas fue tomado y cambiado 180 grados y fue muy fácil porque no tenía conexión con la sociedad civil, no se había desarrollado una organización social autónoma”
“No hay una crisis solamente de derecha, es una crisis del capitalismo por tanto la izquierda, tal como la conocemos, ya no es solución: es parte de la crisis”, retoma la conversación Arturo Escobar. “Todo tipo de modelo de desarrollo es parte de la crisis, y hay que salir del sistema. ¿Qué es lo que está en crisis? Hay muchos posibles candidatos: uno dice que lo que está en crisis es la democracia, otro que es el capitalismo, otra gente dice que es la modernidad o la modernidad capitalista. Hay distintas formas de enunciar la crisis: es una crisis del capitalismo, de la democracia, pero también del modelo civilizatorio, idea que viene originariamente de los movimientos indígenas, sobre todo alrededor del 1992, con los 500 años del mal llamado descubrimiento de América. Este es un modelo heteropatriarcal, capitalista, moderno colonial y racista. Tiene todos los componentes, y el componente más antiguo, el diseño original de todo es el patriarcado”
Entonces Escobar cita a Natalia Quiroga: “Como dice ella, es la semilla de toda forma de dominación hasta hoy día”.
Y agrega: “Todo eso que es la modernidad como mundo, como cosmovisión, como modelo de existir, eso es lo que está en crisis. Tenemos que ofrecer una transición que es compleja, difícil, pero muchos movimientos sociales y grupos ya están embarcados, con mejor o menor grado de claridad, en esta transición”.
Allá vamos.
Una sensación
Todo lo contrario al sistema dominante que tiende a homogeneizar es pensar un mundo heterogéneo, como dicen los zapatistas, uno en el que quepan muchos mundos. José Luis Coraggio plantea entonces que para comprender esa diversidad la academia debe salir de la actitud objetivante donde se estudia desde afuera.
Un ejemplo: “Los indígenas plantean el buen vivir, y los intelectuales blancos dicen que es una buena propuesta, es una crítica al desarrollo, pero vamos a convertirla a nuestro lenguaje. En Ecuador vi muchos seminarios que buscaron cuantificar el buen vivir. Buscaban índices y cuando se ven el resultado son los mismos índices que el de desarrollo humano. Este intento de traducir a nuestro lenguaje es una pérdida de posibilidad del encuentro y de la transformación de nuestro punto de vista. Creo que ese es un obstáculo importante que hay que vencer y solo se vence con la autocrítica. Entender que quiere decir el buen vivir, que es una sensación, una vivencia. No lo voy a convertir en indicadores. Ahora si no lo vivo, cómo lo entiendo. Hay que cambiar el sistema de pensamiento y para eso hay dos corrientes: una que no busca transformar los esquemas mentales sino que los reproduce analizando críticamente desde el punto de vista social la realidad y otra que propone sacudir la base misma de ese sistema de pensar”.
Los seis ejes
En la última reunión de trabajo en la que participó Arturo Escobar debatían cómo enfocar su trabajo. “Una temática es enfocarse en la resistencia y re existencia de pueblos, comunidades y colectivos. La otra especificidad es más epistemológica: pensar desde y con las categorías de esos pueblos, comunidad y colectivos. Empezar a ver un desplazamiento epistémico de la académica y el académico. Tenemos que silenciar, lo que no es fácil, todo lo que Europa nos ha metido en la cabeza, para volver a ver y entender cómo es que está pensando nuestra gente, como piensa la crisis, la supervivencia y la salida”
Propone entonces seis ejes, resultado de sus años de trabajo con comunidades y movimientos sociales en Colombia, como pistas para pensar estrategias:
- La re-comunización de la vida social. “La modernidad es el diseño sistemático de los sujetos como individuos, rompe con lo comunal y lo colectivo. Tenemos que volver a retejer la comunidad. Ser comunal incluye humanos y no humanos”
- La re-localización de las actividades. “Los últimos 70 años de globalización han sido ‘todo lo que se pueda globalizar hay que globalizarlo’ Muchos están enfatizando la necesidad de relocalizar. En el área de alimentación es claro: huertas urbanas, volver al campo, comprar localmente. Pero también hay que relocalizar el transporte, la energía, la educación. Reaprender a sanar más allá de la forma global de salud, reaprender a aprender, reaprender a tener un techo”
- Construir y fortalecer autonomías locales. “Nuestras estrategias, diseños, actividad política y académica debe construir autonomías locales. Es la única forma que nos vamos a defender de ese despojo que se profundiza cada día”
- La despatriarcalizacion de la sociedad. “No hay descolonización sin despatriarcalizacion, esto surge desde el feminismo latinoamericano. Rita Segato dice: ‘La estrategia de ahora en adelante tiene que ser feminista’, como línea de reconstrucción del mundo, de construir una forma disfuncional al capital. Tiene que ser una política centrada en el cuidado de la reproducción de la vida”
- La liberación de la madre tierra, de la forma que lo expresa el movimiento indígena. “No es solamente recuperar terreno, tierra, sino la liberación de la Pachamama. Ellos dicen que la tierra ha sido esclavizada y mientras la tierra sea esclava todas y todos somos esclavos. Humanos e inhumanos estamos esclavizados por el sistema”
- El florecimiento del pluri universo. ”El mundo donde quepan muchos mundos”.
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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
CABA
La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
Actualidad
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».
Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.
Por Tiempo Argentino
Fotos: Antonio Becerra.
En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.
“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.
“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Represión como respuesta
La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.
“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Un reclamo federal
La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes”, resaltó.

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.
El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.
Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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