Nota
Paro ambiental y movilizaciones contra la corrupción y el fraude en Chubut: el gobierno vuelve a querer imponer la mega minería

La Legislatura llamó a sesión ordinaria para este jueves 4 de marzo, justamente la fecha de cada mes en que Chubut entero se moviliza, para tratar el proyecto de Ley 128/20 por el cual el Ejecutivo provincial ocupado por Mariano Arcioni (con el apoyo explícito del nacional, hasta que se demuestre lo contrario) intenta imponer la minería a cielo abierto que la población rechaza desde 2003. En distintos lugares de la provincia la gente se está convocando a las rutas para rechazar este escándalo institucional. Desde 2020 la Unión de Asambleas Chubutenses llama a esta expresión el Chubutaguazo: una forma de hacer ver que el rechazo a la minería tiene que ver, a la vez, con la defensa de uno de los más vitales bienes comunes: el agua.
Como el proyecto no tiene mayoría propia, se sospecha sobre la súbita “desaparición”, “falta de internet”, falta de electricidad o cualquier otro tipo de fraude para que diputados contrarios al proyecto no puedan participar, o se excusen de hacerlo, y el proyecto pueda ser votado por una mayoría simple que en realidad no existe. Estas maniobras ya han sido denunciadas penalmente. La Legislatura tiene 27 diputados, y el proyecto precisa 14 votos que no tiene, salvo que la cuestión económica haya torcido voluntades en los últimos días. El sindicato docente ATECH y la CTA provincial ya han llamado a Paro Ambiental para este jueves 4 de marzo.
La movilización comenzó el miércoles en la provincia entera, bajo la certeza de que, además de la arbitrariedad del proyecto, lo que esconde la jugada minera es un hecho de corrupción sin grieta, que abarca a sectores oficialistas y opositores suculentamente beneficiados por los aportes de empresas como Pan American Silver, que se juega en esta presión la realización del proyecto Navidad, en la meseta chubutense.
Entre los firmantes del despacho se encuentran unidos el kirlchnerista Carlos Eliseche y el macrista Sebastián López, el mismo que fue detectado con una cámara oculta hablando del cobro de 100.000 (muchos creyeron que eran pesos, pero no). Allí aseguraba estar “en la rosca, lobby, lo que tenga que ver con el progreso y con destrabar cosas”. La cosa a destrabar desde 2003 para este tipo de empresas y de funcionarios, es el rechazo ciudadano a la instalación de los proyectos megamineros.
Se conoció también el año pasado el audio de otra legisladora, Leila Lloyd Jones, en el que decía que a los desocupados les sugería ir a pedirle trabajo a los diputados que votan a favor dela minera: “A ellos les pagaron 10 millones de pesos” dijo.
Uno de los cientos de comunicados conocidos a partir de esta decisión, que puede leerse como explicación a la vez del clima social en la provincia:
“URGENTE: CHUBUT A LAS CALLES. #chubutAGUAzo El gobierno de Chubut acaba de anunciar por decreto que este viernes 5 de febrero Legislatura provincial deberá dar tratamiento al proyecto de ley zonificación minera 128/20 RECHAZADO por todo el pueblo de Chubut: comunidades originarias, asambleas sociambientales en la Unión de Asambleas de Comunidades de Chubut, sectores académicos (Conicet, UNPSJB, UTN, Universidad del Chubut), Asociación de Pediatría, Inta, UTT, medios comunitarios, Iglesias católica y metodista, entes turísticos, Cuerpo de guardafaunas de la provincia de Chubut, Asociación de guías balleneros, personal del Min. de Turismo y Áreas Protegidas, y sectores en lucha: sindicatos, partidos, trabajadores, multisectorial feminista y disidencias… EL GOBIERNO AVANZA, EL PUEBLO TAMBIÉN! Necesitamos ayuda en la difusión. Gracias!!! Asamblea en Defensa del Territorio de Puerto Madryn en UACCh (Unión de Asambleas de comunidades Chubut)”.
El tratamiento de este proyecto ignora la Iniciativa Popular convocada por todas las localidades chubutenses durante 2020. Es la segunda vez que un mecanismo constitucional es motivo de cajoneo o indiferencia por parte de una Legislatura que debería tratar esa iniciativa en lugar de aniquilarla.
Los días 4 de cada mes la provincia se moviliza contra la minería. Este 4 esa práctica del ejercicio de ciudadanía y resistencia se pondrá nuevamente en juego frente a los mecanismos de lo peor de la política, como burla a cualquier idea sobre una genuina democracia.
Como aporte al contexto de esta situación publicamos aquí la nota de la revista MU de diciembre de 2020. Todos los “no” y todos los “sí” que plantea el conflicto en Chubut
Chubut contra la megaminería: la rebelión del NO
La situación de Chubut empeora minuto a minuto con la decisión del gobierno provincial y la presión nacional por aprobar la minería a cielo abierto pese al rechaza y la falta de licencia social. Es uno de los conflictos sociales más impactantes de la época. Ante una nueva avanzada de la minería en una provincia rica pero fundida por la clase política, las comunidades se movilizan planteando que no hay licencia social para las falsas soluciones que promueven las corporaciones, el gobierno provincial y el nacional. Todos los ”Sí” de Chubut: democracia genuina, agua, trabajo digno, naturaleza, bienes comunes, salud, defensa de la vida y de otros modos de producción. Sergio Ciancaglini

Lo que ocurre en Chubut no es un conflicto “ambiental”: es un conflicto de la democracia.
No se limita a lo “ecológico” sino que se trata, además, de producción y futuro. Participan personas que no son “ambientalistas” sino vecinas de toda la provincia. Una de sus pancartas postula: “No somos green-pis, somos la ballena”.
Tampoco es un problema solo “chubutense” sino de todo el país (esa vasta zona geográfica habitualmente ninguneada por el narcisismo político y mediático porteño).
Y no es una expresión de “movimientos sociales” sino de algo mucho más profundo: una sociedad en movimiento.
Esa sociedad rechaza la instalación de la megaminería en la provincia desde hace 18 años a través de movilización social, participación ciudadana y mecanismos institucionales.
Ejemplos: el plebiscito de Esquel que rechazó la minería con el 82% de los votos, la consecuente Ley 5001 que prohíbe la megaminería con uso de cianuro en toda la provincia, y la segunda Iniciativa Popular que se acaba de presentar con 30.916 firmas, más del doble de lo que exige el padrón electoral, para profundizar por ley la prohibición de la actividad minera.
La última respuesta del gobierno del oficialista Mariano Arcioni, es la siguiente:
En un encuentro del llamado “Plan Estratégico Minero Argentino” el propio gobernador anunció este noviembre que zonificarán la provincia para instalar la minería, pese a que está prohibida. Escuchaban complacidos los ministros nacionales Matías Kulfas (Producción) y Alberto Helsen (Minería). Buscan habilitar en la meseta el proyecto Navidad (de plata y plomo) regenteado por Pan American Silver.
Pocos días después, mientras crecían las movilizaciones en todas las comunidades contra esa declaración, Arcioni aprobó el protocolo para el uso de armas de fuego por parte de la policía chubutense (para envidia de Patricia Bullrich) y mandó comprar 25 pistolas tipo Taser.
Traducción: “El gobierno está prendiendo la mecha del estallido social” dice la directora de escuela Corina Milán. Llamó la atención una frase de Arcioni según la cual el de la minería es “un debate postergado”. “Hace 18 años que venimos debatiendo y planteando que no hay licencia social”.
La Unión de Asambleas de Comunidades de Chubut llamó a alerta máxima ante el nuevo protocolo: “Dicha resolución habilita el uso de armas de fuego en situaciones difusas y dudosas, generando un riesgo para la población en su conjunto, especialmente en un escenario de alta conflictividad social y movilización. Resulta sumamente preocupante que un ministro con los antecedentes de Federico Massoni ponga en vigencia este protocolo que recuerda la nefasta Doctrina Chocobar”.
La bioquímica jubilada Viviana Moreno agrega: “Están desesperados. Quieren dejar a la provincia como un queso Gruyere, a cualquier precio. Así no va a haber paz social. Cuando decimos que no, ¿qué parte es la que no entienden?”
Los ahorros de Arcioni

La imagen muestra a una familia que atraviesa en auto un paisaje patagónico. El hombre que maneja enciende la radio.
“Noticias nacionales, el gobierno nacional propone firmar un acuerdo federal para favorecer la explotación minera” dice la locutora/periodista.
Uno de sus hijos piensa: “¡No, minería acá en Chubut!”.
La hija: “¿No saben que eso contamina el agua?”.
El tercero: “Siempre quieren llevarse nuestros recursos”.
El conductor: “Suficiente tenemos con la planta nuclear que quieren poner”.
Pero la mujer sonríe sola: “Qué bueno que tenemos a alguien que no lo va a permitir”.
Aparece entonces en cámara Mariano Arcioni diciendo: “Pensamos igual que vos. Por eso con Mario Das Neves cuidamos nuestros recursos, porque sabemos que así cuidamos el futuro de nuestra provincia”.
El spot es de agosto de 2017, cuando el entonces vicegobernador se presentaba como precandidato a diputado. Dos meses después, en octubre, falleció Mario Das Neves y Arcioni asumió la gobernación. La comunidad no tardó mucho en detectar la vigencia de la teoría electoral-culinaria sobre los panqueques.
Venía incubándose la crisis económica e institucional más profunda de Chubut. Cuando no pagó por primera vez los sueldos de los empleados provinciales, Arcioni declaró: “¿Me van a decir que no tienen un ahorro para aguantar unos días?”.
La frase es de marzo de 2018. El conflicto lleva dos años y medio.
Arcioni, escribano, tiene ahorros para aguantar unos días. Solo superado por Horacio Rodríguez Larreta, es el segundo gobernador más rico del país, al menos de los que hicieron públicos sus bienes. Declaró 32,2 millones de pesos que incluyen cuatro motos de alta gama, un Mercedes, un triciclo Can-Am, avión privado y al menos un par de hazañas inmobiliarias: 1) Tiene una casa en Comodoro Rivadavia que ocupa 3.279 metros cuadrados, por la que declara un valor de 57.000 pesos; 2) Posee un departamento con cochera en CABA, valuado en 0,86 pesos.
Con un endeudamiento externo que se calcula en 1.150 millones de dólares Arcioni logró adelantar y ganar las elecciones de 2019 (39% de los votos). Había firmado paritarias prometiendo aumentos que jamás cumplió.
“Es un estafador de la sociedad” describe Tomás Montenegro, secretario general de la CTA de los Trabajadores de Chubut. “Nunca cumplió lo pactado en paritarias, abandonó escuelas y hospitales y es evidente que está al servicio de intereses que no son los de la provincia. Hace la plancha en plena crisis, y así genera las condiciones para que parezca que la minería es la gran salvación”.
La crisis estalló después de las elecciones, cuando se hizo evidente el desfalco. Todavía hoy los estatales cobran con dos meses de atraso.
Detalles de alta política: en las causas llamadas “Embrujo” y “Revelación” hay procesados y/o condenados al menos siete importantes funcionarios de la secuela Das Neves-Arcioni por lavado de dinero, enriquecimiento ilícito, malversaciones y otras ocurrencias de los llamados servidores públicos. Esto no colabora para generar confianza. Mientras no pagaba los sueldos, Arcioni logró presentar un proyecto de ley por el que incrementó su propio salario como gobernador en un 325%.
Alberto y Juan
«En Mendoza logramos que salga una ley para que se involucre en la explotación minera. Y en Chubut hemos logrado que en la zona de la meseta podamos explotar oro y plata. Allí está nuestra riqueza y eso es abrirnos al mundo con inteligencia” dijo Alberto Fernández ante la Asociación Empresaria Argentina el 18 de diciembre de 2019, a una semana de asumir su cargo.
Sonreían Paolo Rocca (Techint), Héctor Magnetto (Clarín), y Eduardo Esztain (IRSA), entre tantos. Dos días después en Mendoza se organizó una típica sesión exprés findeañera y con el voto sin grieta de Cambiemos, radicales y kirchneristas/peronistas se derogó la ley 7722 que prohibía la minería.

Fueron tan imponentes las marchas de repudio, fue tan histórica la salida de la gente a la calle y a las rutas en toda la provincia y la reacción social, que abarcó desde asambleas y sindicatos hasta comerciantes, productores y reinas de la Vendimia, que el gobernador Rodolfo Suárez terminó derogando su propia ley y los diputados y senadores que habían derogado la 7722, la repusieron diez días después en otra votación exprés. (El Mendoaguazo, MU 145).
En Chubut Arcioni tuvo tiempo de observar esos terremotos mendocinos, y no avanzó con lo que Alberto Fernández había anunciado.
Este año, en entrevista a Juan Cabandié (MU 148: Reciclado) el actual ministro de Medio Ambiente expresó sobre el tema de minería a cielo abierto:
-Es muy claro que sin licencia social no se puede llevar a cabo ningún proyecto productivo. Sería de obcecado no darse cuenta y no revisar conceptos que uno tiene arraigados.
¿Lo hablaron con el Presidente?
Lo tiene muy claro. Él tiene la capacidad de decir que si no hay licencia social, no se puede hacer. Muchos pensaban que quizás la minería era factible para el desarrollo y hoy piensan distinto.
Replay: “Si no hay licencia social, no se puede hacer”.
Me gusta la pandemia
El gobernador Arcioni venía pasando un 2020 relativamente calmo. Corina: “Le vino bien la desgracia de la pandemia y del aislamiento para encerrar a toda la población y generar una política que no es de tranquilidad, sino de miedo”.
Durante la cuarentena hubo 4.551 detenciones incluyendo a vecinas por baldear la vereda o valerosos enfrentamientos a balazos con repartidores de comida. La policía obligó a desnudarse a mujeres demoradas, se abrió un gimnasio municipal como centro de detención en Trelew, hasta que los recursos de amparo y hábeas corpus hicieron que el Poder Judicial ordenase detener esas muestras de violencia institucional contra la población.
En abril se conoció un audio del comisario Paulino Gómez, jefe de la Comisaría 1ª de Trelew a un subordinado: “Zabala, por favor te pido, activá en el centro ahora. Tratá de meter gente en cana. El ministro me está preguntando por qué la (comisaría) Primera no tiene detenidos”.
El ministro de Seguridad mencionado por Gómez es Federico Massoni. Viviana Moreno, desde Esquel: “Es un tipo peligroso, violento, comanda los operativos haciendo todo un show mediático”. Pablo Palicio Lada, desde Trelew: “Es una mezcla de Sergio Berni con Patricia Bullrich”.
En una de las manifestaciones frente a la casa de gobierno hubo disturbios (vidrios rotos y un incendio sospechosamente oportuno), Massoni encabezó operativos, mostró cómo tiraban al piso y esposaban a un par de chicas adolescentes pero cuando las cámaras se apagaron nada pasó, porque no había a quién acusar. Inmediatamente un editorial del diario El Chubut planteó: “No hay en el arco político chubutense salvo la ultra izquierda y el ambientalismo extremo, que suele involucrarse en actividades ecoterroristas y vandálicas, una oposición cerrada a la minería”.
Pablo: “Nunca publican nada de lo que hacemos en los estos medios bancados por la pauta oficial y de las mineras. Y ahora salen con esto para demonizarnos”. Curiosidad de los tiempos: estas empresas ignoran o insultan expresiones sociales en nombre de la libertad de expresión.
Claudia Barrionuevo, secretaria adjunta de la CTA Autónoma: “Tratar de ecoterrorista a la gente de Chubut en los medios afines es parte de la estrategia del gobierno para generar un clima de provocación y de miedo. Pero aquí ya hay una generación entera de jóvenes que nació en esta discusión. Es algo transversal que cruza a trabajadores, comerciantes, profesionales, estudiantes”.
Pablo: “Lo que pasa en la provincia es conmovedor, por ejemplo con la nueva Iniciativa Popular para que la Legislatura debata una ley que profundice la protección frente a las mineras”.
Se reunieron 30.916 firmas en pleno invierno y plena pandemia en 48 localidades de la provincia, más del doble de lo exigido para que la Iniciativa sea tratada (MU 148). Seis años atrás se había intentado otra Iniciativa, con 13.007 firmas. Al tratarla, el parlamento tergiversó su contenido y de aquellas sesiones de 2014 es célebre la foto del diputado del FpV Gustavo Muñiz recibiendo en su celular mensajes con instrucciones de Gastón Berardi, gerente de la minera Yamana Gold. Aquella Iniciativa quedó en la nada, pero ante el escándalo el proyecto de impulso a la minería tampoco avanzó.
Frente al avance de la Iniciativa Popular, Arcioni aceleró sus anuncios pro mineros, los diarios hablan de ecoterroristas y Massoni alista a la policía recargada.
Montenegro: “Aquí hay una voluntad popular de rechazo a la minería”. Pero la CTA de los Trabajadores está alineada con el gobierno de Alberto Fernández que impulsa la movida de Arcioni. ¿Cómo encaran esa situación?
“Nosotros ya dejamos claro que no solo rechazamos la minería, sino que participamos desde siempre en todas las luchas que haya. Pueden llamarnos Alberto Fernández, Cristina Fernández o cualquier dirigente a nivel nacional y la postura es la misma, porque somos parte de esto, es nuestra identidad. Justamente los gobiernos que se presentan como nacionales y populares lo primero que deben tener es respeto a la voluntad popular. Y acá la voluntad popular es que no hay licencia social para la minería”.
Agrega Montenegro: “Esto se va a entender desde el diálogo político, o desde la resistencia social. Pero es lo mismo que planteamos siempre”.
Licencia Social
Quien conozca Chubut sabe que el rechazo social a la minería es evidente, cotidiano y nada partidizado, mal que les pese a los empleados de El Chubut. El internacionalmente reconocido sitio noalamina.org hizo un repaso de expresiones de rechazo a la andanada minera en el ámbito institucional. Se manifestó en contra el vicegobernador Ricardo Sastre, y firmaron la segunda Iniciativa Popular Rossana Artero, Leila Lloyd Jones, Miguel Antín y Zulema Andén por el oficialismo (Chubut al Frente), Tatiana Goic y Carlos Mantegna por el Bloque del PJ (Frente de Todos). El bloque PJ-Chubut también rechazó el proyecto de Arcioni (Belén Baskovc, Mónica Sasso, Adriana Casanovas, Carlos Eliceche, Rafael Williams y Mario Mansilla) así como Jacqueline Caminoa (presidenta de la UCR Chubut) y los diputados provinciales de la UCR-Juntos por el Cambio, María Andrea Aguilera y Manuel Pagliaroni, Eso significa que hay 13 de 27 diputados que impedirían que se trate un proyecto sobre tablas (que requiere dos tercios de la cámara).
Julián Raso, veinteañero, asambleísta, periodista y uno de los que sintetizó el trabajo de noalamina.org: “No es que queremos decir que hay que confiar en cada una de esas personas, pero sí remarcamos lo que hay planteado en los últimos meses. Sabemos que dentro del bloque del PJ hay pro mineros que se manifestaron en contra por Arcioni, así como hay radicales que ahora pueden estar en contra, pero cuando gobernaba Macri estaban a favor. Es un acomodamiento permanente”.
Más sincero ve Julián lo que ocurre en la calle: “Hay jóvenes identificados con el gobierno actual a nivel nacional, pero sé que no negocian una cuestión como la minería acá en Chubut. Es algo de lo que se apropió totalmente la juventud, más allá de las ideas que tenga cada persona”. Sobre los políticos: “Yo valoro que se pronuncien y respeten la posición del pueblo. Hay gente que no los quiere ni ver. Es difícil confiar, porque en estos años hubo muchas traiciones, pero necesitamos que estén de nuestro lado”.
Cálculo: “Si el No a la Mina sacó en Esquel más del 80% de los votos, quiere decir que muchas personas con diferentes formas de pensar fueron capaces de ponerse de acuerdo en un proyecto concreto. Eso es lo que tenemos que rescatar hoy”. Entre los rechazos a la minería tiene relevancia el de las comunidades mapuche-tehuelches de Chubut, amenazadas por el proyecto Navidad pese a sus derechos reconocidos por la Constitución Nacional (art.75), Provincial (art. 34), y por el Convenio 169 de la OIT entre otros tratados internacionales.
La enumeración que ordenó Julián continúa: Concejos Deliberantes como los de Esquel, Trevelin, Puerto Madryn, Puerto Pirámides, Epuyén y Rawson declararon de interés la Iniciativa Popular y en Lago Puelo, Cholila y Río Pico los respectivos Concejos rechazaron públicamente la intención del gobierno de avanzar con la megaminería. “Muchos de estos sectores son acusados por buena parte de la sociedad de hacer un uso oportunista: muchas declaraciones, pocos hechos concretos, demasiadas traiciones. Si hoy están en contra por convicción genuina o si lo están por provecho político no cambia la cuestión principal: la megaminería en Chubut no tiene licencia social” explica el texto.
Otros rechazos: el Consejo Superior de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, siete institutos pertenecientes al Centro Nacional Patagónico del CONICET, la Mesa de Unidad Sindical que nuclea gremios de la educación, la justicia, vialidad, salud, portuarios, empleados de medios estatales y legislativos (Atech, Sadop, Sitravich, CTA, Sitrajuch, Sisap, Sutap, Satsaid, Sitraed, Amet y Apel), las dos CTA, el gremio de Camioneros de Chubut (que dirigido por Jorge Taboada invitó incluso a Pablo Palicio Lada a dar charlas ilustrativas sobre una industria que rechazan, pese a que podría pensarse que beneficiaría al sindicato), la CGT del Valle a través de Jorge Collio, la Asamblea Interhospitaliaria del Noroeste, organismos de derechos humanos como la APDH, la Federación Argentina de Medicina General, partidos de izquierda, toda clase de institutos y fundaciones, la Asociación de Guías Balleneros, expresiones de la religión como el obispo José Slavy o el padre Tono, asociaciones de comerciantes, científicos de las universidades de Chubut y San Juan Bosco que escribieron trabajos demostrando que la minería no representa progreso sino atraso y decadencia.
La intención del texto es mostrar la oposición institucional a la minería, aunque lo más fuerte sigue siendo otra cosa: la gente que sale a la calle con pancartas o con antorchas. Como pasa el 4 de cada mes en casi toda la provincia, frecuencia incrementada a dos acciones por semana (martes y jueves) como parte de una campaña hacia la Legislatura en Rawson llamada: “Los estamos mirando”.
Corina: “Los chicos en sus grupos de whatsapp hablan de estos temas. Eso me emociona. Pese a todos los miedos por las actitudes del gobierno, cuando veo eso digo que es en serio: no pasarán”.
El Sí de Chubut
Claudia Barrionuevo: “No hay una provincia minera que haya resuelto sus problemas económicos y financieros”. Julián: “Chubut no es una provincia pobre, sino fundida”. Es la 4ª provincia exportadora del país (detrás de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba). En el primer semestre de 2019 exportó 1.399 millones de dólares, más que su vecina y agujereada por la minería Santa Cruz, más del doble que la hiperminera San Juan (623 millones) y 21 veces más que Catamarca, que tiene Bajo Alumbrera como el gran proyecto minero del país trabajando desde hace 20 años.
Viviana: “Tenemos el petróleo como problema que genera daño, pero hay además turismo, ganadería, cultivos, exportaciones de frutas finas, la pesca. El problema es que destruyen con políticas desacertadas y corrupción. Siento que estamos en manos de unos locos”.
Un concejal de Esquel, Hernán Alonso, fue ministro de Producción provincial con el propio Arcioni, pero rechaza la minería y sostuvo en una sesión del Concejo que a través de la ganadería hay opciones diferentes a la minería.
La Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) de Chubut a través de Mariana Chávez explicó: “Si apostamos a desarrollar la producción de alimentos en una zona central que tiene alcance a la costa y cordillera, tenemos el poder de sustentabilidad y es más necesario que una explotación minera. Estamos trabajando con proyectos cooperativos. La tierra de la meseta es abundante para producción de alimentos sanos para las familias de la cordillera. Salimos del campo a la mesa del vecino y vecina, saltando especulaciones en el medio. La zona de Paso del Sapo, a la vera del río Chubut, es apta para producciones vitivinícolas, donde también producimos tomates por el microclima especial que tiene”. La UTT en diferentes geografías ha demostrado la capacidad de la agroecología para producir alimentos sanos, a buenos precios, con beneficio para productores y consumidores. Hasta se podría pensar en exportar parte de esa producción, según lo reitera Miryam Gorban, de la Cátedra de Soberanía Alimentaria.
La provincia puede encarar muchas propuestas, pero el gran proyecto que simboliza su gente es otro: la capacidad de las comunidades para plantear formas más genuinas de democracia, de participación real de la ciudadanía, de libertad de expresión no enjaulada por corporaciones mediáticas, de rebeldía frente a la prepotencia, de acción sin exclusiones, de comunicación, de hacer las cosas sin patrones ni “dirigentes” que ya no se sabe hacia dónde dirigen las cosas.
Chubut le dice Sí al ambiente, a la comunidad, al agua, a la convivencia. Otra vez, y como siempre, en estos días vuelve a estar en juego el destino de esa apuesta cotidiana por la vida.

Nota
Sí, podemos: 20 años del No a la Mina de Esquel

Esquel está cumpliendo 20 años del histórico plebiscito en el que por más del 81% de los sufragios la comunidad votó «No a la Mina» y rechazó así la instalación de la megaminería en la región. A qué le dijeron que «Sí», desde la nota histórica que se hizo desde MU en uno de los tantos viajes, el primero, a la madre de muchas batallas.

El 23 de marzo se cumplieron 20 años del rechazo a la megaminería en Esquel, símbolo de lucha contra los proyectos contaminantes, inconsultos, impuestos en silencio y con violencia, y símbolo también de la democracia participativa, la organización y una lucha que se contagió a otros lugares del país.
En estos días hubo recitales, charlas, caminatas, marcha el 23 de marzo, y este domingo culminará la celebración con un ascenso al cerro Calfu Mahuida, un modo de simbolizar ese contacto permanente de la comunidad de Esquel con la naturaleza.
La historia viva cuenta que un puñado de vecinas y vecinos, que fueron cada vez más, comenzaron a reunirse, a estudiar la situación, a ir a escuelas, clubes, barios, difundiendo capilarmente, en una movilización a la vez inmensa, lo que se estaba tramando para hundir a Esquel en la megaminería. El 4 de diciembre de 2002 fue la primera marcha que reunió a más de 6.000 personas. Nunca desde entonces se dejó de marchar el 4 de cada mes.
Esa creación de movilización involucró otro hecho histórico: se había formado la Asamblea No a la Mina, grupo apartidario, horizontal, democrático, diverso, expresión de las nuevas formas de organización social que emergían en el país tras la crisis de 2001.
El mecanismo asambleario en el que participaba todo el que quisiera, llevó a presionar la situación hasta obtener la posibilidad de la que se celebraron ahora 20 años: el 23 de marzo de 2003 se realizó un plebiscito en el que la comunidad rechazó por más del 81% de los votos al proyecto que intentaban imponer la empresa Meridian Gold y el Estado. Esquel hizo nacer aquel No, pero además generó un contagio en diferentes lugares en que se manifestaban conflictos ambientales en todo el país (Gualeguaychú, Famatina, Andalgalá, como emblemas de una actitud ciudadana no ha dejado de crecer hasta hoy frente a diferentes situaciones territoriales, de salud, y hasta de derechos humanos). Se ponía en foco al modelo extractivo.
Desde aquellos años Esquel ha pasado por situaciones de todo tipo que han sido reflejadas tanto en lavaca.org como en la revista MU:
- la intención de dar vuelta la decisión de la población a través de campañas de acción psicológica y desinformación;
- el espionaje a vecinas y vecinos que integraban la Asamblea, por parte de la AFI, como forma de amedrentamiento y control social;
- las presiones políticas y hasta laborales que sufría toda persona involucrada con el proceso asambleario;
- el contagio fundamental de la acción de Esquel a toda Chubut, que se pobló de asambleas en todo el territorio, incluyendo a las comunidades de pueblos originarios, siempre rechazando los proyectos y negociados minero-estatales;
- las trampas legislativas detectadas cuando se obtuvo la foto del diputado Gustavo Muñiz (del Frente para la Victoria) chateando por celular con el gerente Gastón Berardi de Yamana Gold, la empresa que había asumido el proyecto para impedir y ningunear la Iniciativa Popular presentada por la ciudadanía para que se convirtiera en Ley;
- las represiones a los manifestantes en Rawson, cuando la lucha debió concentrarse en la capital provincial; el acoso mediático a toda esta movida en defensa de la naturaleza por parte de buena parte del sistema mediático, dependiente de pautas publicitarias estatales y privadas.
- Y, por nombrar algo de lo más relevante en los últimos tiempos, el Chubutazo, o “Chubutaguazo”, con que la provincia movilizada logró dar vuelta de un modo comovedor en 2020 un nuevo intento de legislación que bajo el disfraz de una “zonificación” provincial buscaba lo de siempre: ir por la minería. La ciudadanía logró tumbar esa intentona y reponer la ley que prohíbe los megaproyectos extractivos.
- Otro detalle de estos tiempos: ya hay una tercera generación de integrantes de las asambleas participando plenamente, un sub-17 que demuestra el alcance de todo lo que se ha realizado, también desde el punto de vista inter-generacional.
Esquel fue el nacimiento de la resistencia de Chubut, que no significa solamente un rechazo al saqueo y la contaminación, un No, sino también múltiples Sí:
- Sí: sí a la vida.
- Sí a la reivindicación por la positiva de otras formas de producción que no impliquen la destrucción.
- Sí a la necesidad de licencia social para cualquier proyecto, de cuidado de ambiente como forma de preservación de la vida y el trabajo.
- Sí a nuevas formas de relación entre lo humano y la naturaleza. A nuevas relaciones también entre las personas para plasmar la idea de que el agua vale más que el oro, y de que el futuro es posible.
Como homenaje a todo eso aquí puede verse la primera de las notas publicadas en MU sobre la asamblea de Esquel: “La madre del No”, para conocer esa experiencia histórica hecha de resistencia, inteligencia, generosidad y, también, alegría.
Nota
24 de marzo de 2023: Que la memoria (los) ilumine
Crónica de un nuevo 24 de marzo desde la voz de la gente, que habla de todo: de cuánto estaba el chori la marcha pasada a cuánto está hoy; de la pesificación de los fondos jubilatorios y de las elecciones por venir; de las dos marchas, y de la realidad. La necesidad de seguir enfrentando al fascismo, ¿cada vez más presente?, y la energía que da la calle. El recuerdo de Hebe, la presencia y las palabras de Nora Cortiñas, la partida sin condena de Carlos Blaquier. Lo pendiente: los juicios aún en curso, la falta de respuestas del Poder Judicial y de la política, les desparecides de hoy. La presencia de niñas y niños como herencia de una sana costumbre: memoria, verdad y justicia, ahora y siempre.

Y si de vos
“Octubre 1976”, de Ana María Ponce, desaparecida.
me dijeran que no exististe,
les gritaría que me quedan,
tus ojos tristes,
tu caminar lento,
tu sonrisa apenas esbozada,
tu caricia leve,
y una espera,
una larga espera
de la que no volveremos
nunca,
o tal vez sí…

Ahora es marzo de 2023.
24 de marzo de 2023.
Un pibe alto camina lento, con ojos tristes; el frente y el dorsal de su musculosa negra, cuenta: “Son 30.000 y uno es mi abuelo”. Al lado, su mamá, camina lento, con una sonrisa apenas esbozada. Su musculosa gris, cuenta: “Son 30.000 y uno es mi papá”. Caminan lento porque hay un océano de cabezas, pies y corazones que se dirigen desde el Congreso de la Nación hacia Plaza de Mayo, a reivindicar la Memoria, la Verdad y la Justicia, a 47 años de la noche más sombría.
El pibe alto se llama Thomas Aballay y sostiene un cartel que contiene la foto de su abuelo, cuya sonrisa es tan ancha que parece desbordarse de la imagen. Se lee: “Jorge Oscar Tanco, detenido desaparecido, 16/09/1976”. Dice: “Pertenezco a la agrupación de Nietos de desaparecidos, conmueve un montón estar acá. El Nunca Más no debe quedar en el aire, por eso hay que seguir luchando”. Lo escucha su mamá, Maika Tanco, la hija de Jorge. Plantea deudas de esta democracia en relación a los castigos por los crímenes de lesa humanidad: “Necesitamos hablar no sólo del pasado, sino del presente y del futuro. La cárcel para los genocidas debe ser definitiva; cárcel común, no que estén en sus casas. Además, los juicios están retrasados. En los últimos cuatro años no hubo adelantos significativos y eso quedó manifiesto en que el empresario Carlos Blaquier acaba de morir sin ser juzgado por su complicidad con la dictadura. 47 años después, no es justicia. Y él ni siquiera la tuvo; falleció como inocente, y no lo fue”.


Lo que plantea Maika, minutos después lo confirman en números desde Sobrevivientes, Familiares Compañerxs y Amigxs del Centro Clandestino de Detención «El Olimpo”, emplazado en el barrio porteño de Floresta: “Hoy, 8 de cada 10 condenados por delitos de lesa humanidad están en sus casas cumpliendo las penas que debieran completar en cárcel común”. Desde que se reabrieron los juicios, entre 2006 y 2022 hubo 283 sentencias dictadas, 1115 personas condenadas y 171 absueltas. Hay 15 juicios en curso y 75 causas aguardan fecha de debate. En relación a la falta de celeridad, se debe a la escasez de tribunales orales disponibles. Un ejemplo es el proceso judicial por las violaciones de derechos humanos en el Centro Clandestino “Puente 12”, en La Matanza. El debate, pactado para principios de 2022, recién comenzará el próximo 3 de abril “por cuestiones de agenda”.
Como el mundial
El olor a humo que emana de decenas de parrillas acompañan toda la marcha. Hay olor a chori, hay olor a un pueblo que, pese a ser una fecha que evoca la peor de las crueldades, se hermana, se abraza. Se trata de una fecha para encontrarse y reencontrarse, con unx mismo y con el resto. El barro que se multiplica con el paso de las horas en varios sectores de la Plaza de Mayo refleja la masividad de la cita ineludible. Hay mil banderas de organizaciones sociales, de partidos, de sindicatos; pasacalles, stencils, graffitis viejos y que acaban de nacer; bombos, cánticos, intervenciones artísticas; hay sueños compartidos: “La importancia de estar acá es mostrar que la derecha, los milicos, la policía, no tiene la cancha libre; desearía que fueran menos, pero no lo son, siguen teniendo mucho poder. Entonces, la única defensa que tenemos es la calle”, alza Cecilia, 69 años, de Florida Norte. Y profundiza: “Hay que apuntar a la igualdad social como eje; tenemos alimentos para millones de personas, pero la mitad de nuestra población infantil es pobre. Alguien se la está llevando y es contra ellos que debemos pelear”.
Antes de empezar a marchar, Norita Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora, le dice a la lavaca que está “con mucha fuerza para seguir pidiendo Memoria, Verdad y Justicia”; le dice que “el país está cada día peor, porque este gobierno, gobierna para los ricos, y hay que resistir en la calle”; le dice que pasó su cumpleaños (93, el 22 de marzo) “muy feliz, llena de abrazos y de afecto, pero la felicidad nunca es completa y será así hasta encontrar a Gustavo (su hijo, desaparecido)”; dice que el compromiso “debe ser hasta morir” y antes de terminar la charla, en medio de un intenso calor, propone ir tomar una cerveza al final de la jornada.

Lucía Iérmoli tiene 35 años y está embarazada de seis meses. “Las conquistas hay que defenderlas acá, contra el poder concentrado que sigue creciendo. No estar un día como hoy marcaría una ausencia. Que reviente de gente esta plaza es un logro de todas, de todos. No sé cuántos lugares en el mundo tienen un día que reivindique la memoria”, dice, con voz tierna y con Vera en la panza, que también sigue creciendo. A su lado, su amiga Alejandra Spinetta, 59 años, agrega: “No se puede no estar acá; si uno falta, si no se compromete, es dejarle el lugar para que avance la derecha”.
A unos metros, Laura, de 66, está contenta. Muestra una vitalidad que está recuperando, a medida que avanzan las horas: “Es mi primera movilización después de la pandemia; estuve muy enferma, durante muchos años, pero hoy sentía que debía estar con mi pueblo y no me arrepiento: me llena de energía”.
Detrás, una imagen bellísima que retrata a Hebe de Bonafini, en el primer 24 sin su presencia física. Está con sus dos hijos, chiquitos, ambos desaparecidos. Una frase acompaña el cuadro, a 40 años de la recuperación de la democracia: “El día que me muera no me tienen que llorar. Hagan una fiesta en la calle, porque hice lo que quise y peleé con todo como quise”.

El 24 de marzo de 1995 a las 6 de la mañana llegó al mundo Victoria Rossi. “Victoria por la frase del Che, de ‘hasta la victoria siempre’, por el concepto del triunfo del pueblo”, rememora Viqui, a metros de la Catedral vallada, en su cumpleaños 28. “A partir de que empecé a militar en el centro de estudiantes del secundario, sentí que los 24 de marzo ya no había lugar para festejos personales, sí para abrazos, sí para estar con mi gente, pero desde un lado más colectivo”. Su mamá y su papá, militantes de izquierda, venían a las marchas mucho antes de que se decretara feriado, allá por 2022: “Desde chiquita fui consciente del valor que tenía esta fecha y me acuerdo que en cuarto grado fue el último cumple que festejé en la escuela. Sin embargo, estar acá es lo más importante en este día; un año no vine y algo me faltó. Decidí que esa sensación no la quiero sentir más”. Y asocia: “Más allá de que esto no sea una celebración, vivo un 24 de marzo como lo más parecido a ganar un campeonato del mundo, porque hay un gran motivo para juntarse: hay orgas, partidos, familias, parejas, gente que va de la mano con quien quiere y eso tiene que ver con la búsqueda de la libertad por la que peleaban las y los desaparecidos”.

Ideas de ayer a hoy
Un hombre cuarentón camina de la mano de su hija. Ambos tienen puesta el mismo modelo de remera que exige “Juicio y castigo”. La diferencia es que una es talle X y la otra es talle S. Expresa Lucas: “Estamos acá por dos motivos: por responsabilidad social y porque mi papá es uno de los 30 mil”. ¿Qué utopías de su viejo hay que traer al presente? “Nunca dejar de hacer política seria y trabajar mucho en los barrios”. Se va a seguir marchando, siempre de la mano de su hija. En su espalda, de su mochila cuelga un pañuelo blanco que denuncia: “Pablo Córdoba, desaparecido”.

Ana Valverde escucha atentamente el documento leído por el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia. Tiene 72 años, milita hace 54 y lleva bien alto un cartel con la foto y el nombre de Patricia Gaitán, desaparecida por la última dictadura cívico militar eclesiástica. “La principal pelea de los 70 que hay que dar hoy es cómo lograr la unidad de las y los laburantes”. Dice que es jubilada y protesta porque “el gobierno nacional acaba de confiscar el fondo de garantía de sustentabilidad que estaba en dólares y que por un DNU lo pesificó. Esto no perjudica a quienes ahora somos jubilados, sino también a ustedes, los más jóvenes”.
–¿Vos aportás? –me pregunta.
–Sí.
–Bueno, te acaban de afanar.
Un pasacalle grita: “30.000 razones contra el FMI”; un cartel pegado con engrudo sigue la línea: “Basta de extorsiones del FMI”; desde arriba del escenario, en el documento que leen los organismos de derechos humanos, se agita: “El Poder económico es el gran ausente de este proceso, y su impunidad la seguimos pagando como pueblo, porque nos siguen sometiendo a la miseria, buscando un enriquecimiento sin límites y sin importar los costos”. Abajo, la inflación arrasa. Alberto es de Avellaneda y atiende una parrilla que instaló en la esquina de Avenida de Mayo y Carlos Pellegrini: “En la marcha pasada, el chori estaba 150 pesos, cobrándolo caro; hoy, yo lo tengo 700, como barato; en otros puestos está hasta 900”. A 50 metros, Viviana está sentada en un banquito. En el piso, sobre una lona, expone pañuelos blancos y azules, con la consigna “Nunca Más”. “El año pasado estaban 250 pesos, hoy 500”. Agrega: “Fue muy floja la venta, hoy se vendió mucho menos que en 2022”.



La primera actividad que arranca el 24, a media mañana, y la que cierra, a eso de las 20, se da en Plaza de los Dos Congresos. Es un festival por la memoria donde cantan bandas de heavy metal, que se organiza desde hace 16 años. Quien presenta a las bandas se llama Fernando Ricart, tiene 52 años, un pelo larguísimo y un padrino que estuvo detenido desaparecido: “Se lo llevaron por ser delegado, como si eso fuera un delito. Estuvo un mes y medio desaparecido, pero el daño que le hicieron fue para siempre. Se lo llevaron siendo uno, y me devolvieron a otra persona. Nunca se recuperó”. Andrés, 39 años, escucha la música pesada junto a su hijo de 6. Lleva una remera que se pregunta qué hicieron con Santiago Maldonado. Le pregunto qué ideas de la militancia de los 70 serían importantes que hoy sean prioridad: “Se perdió la perspectiva de un cambio revolucionario real; el peronismo tiene su eje en la Justicia, como si no fuera parte de este sistema que hay que cambiar de raíz; mientras que la izquierda partidaria sigue en la pelotudez, discutiendo en el Congreso sobre concepciones marxistas de hace tiempo, sin pensar en el cambio social actual”.

Rocío y Darío viajaron desde Tandil junto a su hijo Amadeo, de un año recién cumplido, para sentir en vivo y en directo la marcha que tantos años recorrieron cuando vivían en Buenos Aires. “La memoria se construye desde la cuna y las Madres y las Abuelas son la escuela”, recuerda ella. “La mejor manera de reivindicar a las y los desaparecidos es seguir su camino: el trabajo de base que se hacía en esos años”, recuerda él, que al igual que su bebé lleva puesta una remera de Diego Maradona. A su lado está Belén, una amiga de la pareja que por primera vez es parte de esta movilización: “En Tandil es diferente; hay un espacio fuerte y comprometido con los derechos humanos, pero es una ciudad mayormente oligarca; para mí es muy fuerte estar acá. Más que nunca debemos mantener viva la memoria y para eso hay que movernos”.
Memoria en este momento
Hay un graffiti recién pintado en la estación de subte Lima, de la línea A, que reza: “Memoria en este momento”.
Aparece también en paredes, en carteles y en diversos reclamos. Elizabeth tiene 70 años y lleva colgado un cartel que pide “Libertad a Assange, una verdad sin mordaza”. Lo relaciona con el 24 de marzo: “En el caso de Julian, se condena la libertad de expresión, no hay derecho a la información de la población y se expone cómo se persigue a la gente cuando se descubren los secretos de los gobiernos”. Detrás de ella, un stencil negro exhorta: “Abran los archivos secretos de la Dictadura”. Elizabeth tiene tres compañeros desaparecidos: Mónica Epstein, Hernán Abriata y Klaus Zleschank. “De ellos, además de recordarlos, hay que seguir su ejemplo: militar por una mejor redistribución de los ingresos”.
El recorrido desde la 9 de Julio hasta la Plaza de Mayo está acompañado por afiches de la organización La Poderosa con un encabezado: “40 años alimentando la democracia”. Se da en el marco de un proyecto de ley que impulsa el conglomerado de asambleas villeras para que se reconozca con un salario a las más de 70 mil cocineras comunitarias que trabajan en el país sin percibir un salario. ¿Qué implica el reconocimiento laboral? “Un salario ligado al Mínimo Vital y Móvil como base; acceso al aguinaldo, vacaciones, seguridad social, cobertura contra riesgos en el trabajo por enfermedades y maternidad, por invalidez y vida, retiro, acceso a la jubilación y guarderías”, expresan desde el movimiento.
Uno de esos afiches lo tiene a su lado Francisca, que vive en la calle y ahora está delante de un kiosco de diarios cerrado. Tiene una bandeja de arroz por la mitad y una voz que pide escucha: “Se la pasa muy difícil acá”. Y en un puñado de palabras, esgrime una deuda sustancial de la democracia: “Pensemos, ¿cuántos políticos en los últimos años hablaron de la situación de calle, de las villas? Eso dice mucho de cómo estamos”.

Detrás de su lente, la mirada de Oswald, colombiano de 41 años que hace 14 vive en Argentina, fotografía a un pueblo que recuerda sin parar. “Es imposible estar acá y no compararlo con mi país. Allá, pese a que no hubo una dictadura tan marcada, la serie de gobiernos de derecha y los paramilitares han desaparecido a más gente que en cualquier dictadura del cono sur”. Añade: “Por eso es tan importante valorar lo que se consiguió acá. En mi país, el miedo y la violencia aún imposibilita la unión de familiares de víctimas para reclamar en conjunto. En el último tiempo la juventud comienza a jugar un rol clave y para esto la Argentina es un ejemplo a seguir”.
Sobre Avenida de Mayo, un gazebo contiene a un grupo de “peruanos autoconvocadxs” que vocifera por la “dictadura que vive Perú”. Más de 60 caras se alternan con cintas de luto negro, en un antimemorial que estremece. Son las “víctimas del Estado Peruano”. Merly tiene 36 años, nació en Parcona Ica y hace 20 vive en Argentina. “Estamos acá porque también queremos decir Nunca Más. Las muertes tienen rostro y la mayoría son de pueblos originarios, del sur del país”.
Carolina, de 23, muestra su juventud caminando rápido, para no perderle pisada a sus amigos que van un poco más adelante. “Recordar a los desaparecidos de la dictadura es luchar por los desaparecidos de hoy. La derecha sigue avanzando y no lo podemos permitir”. A pocos metros de la Plaza de Mayo, donde desemboca la enorme movilización, Daniela, de 35, vende hamburguesas veganas. En el frente de su heladerita de telgopor está pegado un cartel con los colores de la diversidad, que se pregunta: ¿Dónde mierda está Tehuel? “No se puede aceptar tener desaparecides en democracia. El Estado define de quién se ocupa y de quién no, discriminando a las identidades trans. El racismo sigue, nunca se fue”.

Pablo está a pasos de la Pirámide de Mayo. Tiene 36 años, una militancia desde la juventud y un miedo que le recorre el cuerpo: “La democracia vuelve a estar en riesgo; las voces que la amenazan vuelven a tener más peso, que se traducen en persecución, en proscripción, en prohibición”. Suma: “Sufrimos salarios de miseria que sólo lo podremos dar vuelta con una transformación obrera y un pacto social que resguarde un piso que la derecha busca perforar. Para esto, hay que poner el cuerpo como en los 70, porque salvo en determinados momentos como el 2001 o la reforma jubilatoria del macrismo, no pudimos hacerlo en unidad”. A su lado, lo escucha Fidel, su hijo de 8 años.
–¿Por qué estás acá? –le pregunto a Fidel.
–Por la desaparición de los compañeros.
La tarde empieza a caer, la multitud a desconcentrarse y, mientras las paredes siguen pintando preguntas, también se escuchan versos que alimentan la memoria.
Se que algún día dejaré de pertenecer al mundo,
“Poema para no morir”, de José Beláustegui, desaparecido.
y nunca más podré escribir,
ni hacer el amor,
ni disfrazar la naturaleza con un poema,
ni viajar en los libros,
ni exponer mis ideas.
Por eso en este poema dejo, mar, cielo y luna
mariposas, besos y sirenas,
y me dejo a mí,
porque cuando muera seguiré viviendo en estos
versos.

Nota
24 de marzo: Las sombras de la democracia
En pocas horas, una marea humana llenará las calles desde el Congreso de la Nación hasta la Plaza de Mayo y sus alrededores. Lo hará marchando en silencio, lo hará cantando, lo hará gritando, saltando, bailando, reclamando. Recordando. Lo hará a plena luz del día. Pero en vísperas del 24 de marzo, el escenario nocturno arroja ya algunas pistas sobre las deudas de la democracia, las que no se ven de día. Imagenes y significados actuales de la memoria despierta.
Por Francisco Pandolfi
Es jueves 23 de marzo, 23.30 y la medianoche está al caer. Y con ella, el inicio de una jornada en la que se recuerda que hace 47 años irrumpió la más cruenta dictadura cívico militar eclesiástica.
La luna, finita, ya es casi imperceptible en una noche especialmente agradable, sin frío ni calor; con una brisa necesaria que hace recibir al otoño con los brazos bien abiertos. En esas calles que pronto serán caminantes abarrotados, ahora pasan otras cosas. Un montón de cosas.

Un pibe de veintipico duerme, literalmente, en una de las puertas del Congreso Nacional, sobre avenida Rivadavia, aferrado a un parlante que hace luces multicolores al ritmo en que suena una cumbia, a un volumen que nada tiene que envidiarle a un boliche top. En la puerta contigua de la casa legislativa, otro tipo duerme arriba de dos viejos colchones.
A la vuelta, la fachada principal sobre la avenida Entre Ríos luce ambientada en una tonalidad azulada. Es imponente la gigantografía compuesta por mucho más que dos palabras: Nunca Más. Detrás, dos logos que sacan una cuenta ineludible: 40 años, democracia siempre.
Me paro en la esquina y también resulta imponente ver cómo viene envalentonada una manada de ciclistas y motociclistas con caparazones rojos, amarillos y naranjas, según la empresa precarizadora de delivery, que pareciera estar disputando una carrera.
Empiezo a caminar por donde en un rato habrá cientos de miles de corazones. No hago treinta metros y ya en la puerta del café Nápoles otra persona duerme en la calle. Cruzo a la Plaza de los Dos Congresos y allí no hay calculadora que resista. Una persona sueña sobre un banco, otras cuatro en una ranchada hecha de cartones y frazadas; otro más allá, tirado sobre su carro; un poquito después, cuatro pibes ríen sobre un par de colchones. A metros, la plaza de juegos está llena de infancias felices, subidas a hamacas y tiradas desde toboganes, encerradas por un cerco de rejas grises.
Aparecen los primeros grupos vestidos con camisetas de Argentina que van llegando desde el estadio Monumental, donde anoche la Selección le ganó a Panamá en el primer partido post conquista en Qatar. Ven lo mismo que yo: una persiana baja de una óptica con un grafitti que dice “Abajo la dictadura de Perú”; una persiana baja de una panadería con un lema que dice “Vivas nos quiero”; una persiana baja de un banco con unas letras que dicen: “Ni olvido ni perdón”. Enfrente, un mural impactante de las Madres de Plaza de Mayo: “La memoria es la patria que soñamos; 30.000 presentes”.
Son las 12 de la noche y entonces ya es 24 de marzo. Ya está latiendo. Un pibe, de no más de 25 años, lleva en brazos a un bebé de no más de dos. Tiene hambre y le pide al kiosquero si no le regala algo. No tiene suerte. Sigue su camino, en búsqueda de algún otro kiosco. Antes, se topa con otros dos pibes durmiendo en una esquina; y después con una pareja que lleva dos carros de bebé, sin ningún bebé adentro. Allí van juntando descartes de otros humanos.
Van, –vamos–, mirando los carteles que están pegados en el trayecto a Plaza de Mayo y que en cuestión de minutos serán tapados por cientos de carteles de organizaciones sociales y partidos políticos referidos al Día de la Memoria, la Verdad y la Justicia. Una cartulina rosa que pide más tizas y menos balas; otro que interpela: “Me dicen tortillera como si eso fuera una ofensa”; otro que exige “Justicia por Carmen y Liliana”; un dibujo en la acera que exhorta: “No me toques”; otro que recuerda: «Falta Tehuel».
Son las doce y media y otro pibe durmiendo en un banco de cemento que es incómodamente duro, hasta para sentarse. Lleva un pañuelo, que no es blanco: es negro y verde y le sirve para taparse la cara.
Llego a la Estación Lima del subte A. La escalera mecánica sigue funcionando aunque hace rato ya pasó el último subte y las puertas están cerradas. Una mujer está a unos pasos pero no se da cuenta: duerme, en el palier de un negocio. Enfrente, un enorme edificio de la Unión Industrial Argentina. A sus dos costados, dos personas acostadas sobre el piso.
En la 9 de Julio, dos pibes con visera intentan vender los últimos pañuelos descartables que les quedan, aprovechando el cambio de temperatura. En el piso, una ilustración pequeña que a partir del mediodía pasará desapercibida ante las miles de piernas. Lo que no pasa desapercibido es lo que dice: “Ni una menos”.
Hacia el norte, el obelisco; hacia el sur, Evita, iluminada de celeste y blanco. Tras cruzar la que se considera la avenida más ancha del mundo, otra persona tirada en la calle, con una manta de rombos negros y blancos, y con una mochila devenida en almohada. Bares abiertos con un derroche de luminaria encendida; bares cerrados con un derroche de luminaria encendida. Pasan otros tantos ciclistas deliverys confirmando que sí están disputando una carrera. Ni de casualidad leen el graffiti que exclama una deuda interna: “Libertad a las presas mapuche”.

Una pareja de cincuentones caminan en sentido contrario, lookeados como si fueran a bailar unos tangos. No parecen darle importancia a unas letras A4 recién pegadas, que forman una verdad innegable: “El precio del alquiler lo desreguló la dictadura”. Ni tampoco a las y los vecinos de la organización La Poderosa, que llegaron desde las villas 31 de Retiro; Fátima de Soldati; 21-24 de Barracas; 20 de Lugano; entre otros barrios empobrecidos, para hacer memoria desde temprano y comenzar a colgar banderas y pasacalles.
En la Plaza de Mayo y en las cuadras previas, ya abundan los carteles de las organizaciones y partidos que buscaron primerear, ganar un mejor lugar en los registros audiovisuales. Uno que prepondera dice: “Hebe vive en nuestras luchas y en nuestros corazones”. El otro: “Defender a Cristina es volver a Perón”. En un grupo de tres jóvenes que pasa por debajo, el varón le pregunta con ironía a sus dos amigas: “¿Eso es a favor o en contra de Cristina?”.
A doscientos metros de la Casa Rosada, otro hombre duerme en la calle, esta vez en la puerta de una feria artesanal. Y enfrente otro más, al descubierto. A la intemperie.
En la Plaza: el escenario armado. La Policía de la Ciudad armada. La catedral vallada.
A metros, un pibe, un poco pasado de alcohol, se le queda mirando a otro, que está sentado en uno de esos bancos hechos para que nadie se quiera sentar. Lo amenaza con que le va a robar, pero sigue: “Eh, ojo, no te regalés”, le suelta. El otro no le dice nada. Se calla. Detrás, una inscripción con aerosol: “Memoria, es NO al FMI”. Arriba, colgado entre dos árboles, un pasacalle cierra el círculo: “La democracia se defiende en las calles”.
Ahí nos vemos.
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