#NiUnaMás
Piden perpetua para tres acusados por el femicidio de Araceli Fulles: crónica desde el recinto

La fiscal del caso y la familia de Araceli coincidieron en pedir la pena máxima para Carlos Cassalz, Marcelo Escobedo y Hugo Cabañas por considerarlos responsables del femicidio de la joven. Desestimaron los cargos contra Hernán Badaracco, Marcos Ibarra, Jhonatan Avalos y Emanuel Ávalos, y descartaron las conexiones policiales que la familia denuncia como parte de una trama territorial. Crónica desde la movilización que acompañó la lectura de los alegatos, y desde adentro del juzgado donde los acusados escucharon las penas. Mañana será el turno de la defensa, y luego los jueces decidirán si hay justicia, o la impunidad continúa.
Por Delfina Pedelacq. Fotos de Evelyn Schonfeld
Mónica se despierta, como todos los días, cerca de las 7 de la mañana o antes;prepara el mate y la espera: espera que su negra entre por la puerta como un rayo de sol.
Agarra luego su cuadro y lo abraza, aunque“no es lo mismo abrazar madera”.
Prende un cigarrillo para ella, y le reza: “Dame fuerza, mamita”.
Este ritual diario se repite el día en que, horas más tarde, diferentes organizaciones sociales, barriales y políticas se movilizarrán a las puertas del Tribunal Oral en los Criminal 3 de San Martín, en el comienzo de la lectura de los alegatos en el juicio por el femicidio de su hija, Araceli Fulles.
Después de seis semanas de declaraciones y presentación de pruebas, el miércoles 20 de octubre la fiscalía presentó los argumentos de los alegatos; también lo hizo el abogado de la familia, Diego Spiezel.
La calle Eva Perón al 2.500 está cortada desde temprano: una valla de cada lado, esta vez con banderas de Araceli atadas de punta a punta, y un patrullero en cada esquina.
La cara de Araceli se multiplica entre las banderas que cuelgan de las paredes del tribunal y la fábrica de calzados de la vereda de enfrente; cientos de personas se acercan a acompañar a la familia en el último tramo del juicio.
Mónica Ferreyra, madre Araceli, prende el micrófono y entre lágrimas llama a familiares de víctimas de femicidios presentes. Se paran en fila un sin fin de fotografías diferentes, rostros sonrientes que ya no están: Lucía, Soledad, Natalia, Jesica, Chiara.
Con su cuerpo y su voz temblando, agradece a todos y todas las que acompañan desde el principio y sabe: “Todos nuestros hijos están juntos, dándonos fuerza”.
Araceli la sigue sonriente desde una bandera con un escudo de River. Una persona se acerca y le deja un ramo de flores rojas y blancas, con un escudo del club que dice “amor eterno”. Otra pancarta: “Hoy el cielo está de fiesta: donde estés, felices 27 negrita”.

“Todavía tengo esa campera” dice Mónica señalando un cartel que una mujer carga en la mano: en esa foto, Araceli lleva una campera rosa marca Adidas. La mujer corta con los dientes un pedazo de cinta y la pega en la pared de mármol del tribunal.
La respiración de Mónica se amplifica en los parlantes y produciendo un leve eco entre las paredes fabriles de la cuadra se escuchó: “Es tan grande el dolor y la impotencia que sentimos, que por eso le pedimos a los jueces que no miren para atrás, que piensen como si mi hija hubiera sido suya y que hagan lo que tengan que hacer.” Y dirigiéndose a las decenas de pibas de las distintas organizaciones Mónica sigue: “Los quiero presos porque corren peligro ustedes. La condena que le den no me va a devolver a mi hija, entonces nuestra lucha es por todas ustedes. Voy a seguir de pie por eso y por todas las que estén: mi lucha va a seguir».
La escena del juicio
La fiscal Mariana Piwarczuk a cargo del caso llega cerca de las diez de la mañana; la policía que custodia la puerta hace una seña con las manos. insinuando que es hora de subir al tribunal.
La puerta de vidrio templado divide lo que parecen dos ambientes diferentes. El frío y la humedad se apoderaron del edificio.
Mónica y Ricardo suben con la custodia por el ascensor, mientras tres personas del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad bonaerense lo hacen por las escaleras rumbo al tercer piso. La sala es chica: hay solo una ventana abierta por donde una mínima ráfaga de viento entra cada tanto.
A tres de los acusados les sacan las esposas y los sientan en fila del lado derecho de la sala. Al fondo: los sillones que ocupan los jueces y a la izquierda la fiscalía y el abogado Diego Spiezel, que representa a la familia de Araceli. El abogado Lagares, que representa a seis de los acusados, mira por arriba del barbijo a Carlos Cassalz.
Llegan los jueces, cerca de las 11 horas. Y delante de una pila infinita de carpetas y papeles, se ubica la fiscal Mariana Piwarczuk que representa al Ministerio Público. Con palabras técnicas hace un recorrido por lo que se cree fueron las últimas horas con vida de Araceli, y detalla la hipótesis y los argumentos de los alegatos.
Finalmente, la fiscal sostuvo la acusación para Carlos Cassalz, Marcelo Escobedo y Hugo Cabañas, y reclamó la pena máxima de prisión perpetua por homicidio agravado por el femicidio y la participación de dos o más personas.
La fila de sillas para los acusados estaba contra la pared, a la altura de los hombros de Cassalz, se lee un cartel pegado en la pared blanca que dice “POR FAVOR, TIRE LA BASURA AL TACHO”.
Cuidados
Siguiendo con los alegatos, la fiscal expresó que respecto de Hernán Badaracco, Marcos Ibarra, Jhonatan Avalos y Emanuel Avalos, el Ministerio Público desistió de la acusación respecto de estos últimos acusados por no haber elementos objetivos e indiciarios que prueben que ellos hayan estado al momento de la comisión del hecho el 2 de abril de 2017 en horas de la mañana en el corralón.
La parte acusatoria, con el abogado Diego Spizel representando a la familia de Araceli Fulles, sostuvo en los alegatos la misma postura de la fiscalía: pena máxima para los acusados Cassalz, Escobedo y Cabañas, adhiriendo también a desistir la acusación para los hermanos Avalos, Ibarra y Hernan Badaracco y dijo: “No encuentro elementos que me permitan sostener la participación de ellos”, dijo Spizel.
La jornada termina cerca de las 16.30 de la tarde.
El viernes será el turno de los alegatos de la parte defensora.
Mientras las fuerzas de seguridad levantan las vallas que estaban cortando el tránsito, una mujer policía le pregunta a Mónica: «¿Querés que saquemos el cartel?»
Quejándose de la presión alta y con pucho en mano, ella responde:
-Déjalo, así la negra las cuida a ustedes.

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Lucía Pérez: la trama de la injusticia

“¿Por qué se procede de esta manera tan irregular y que revictimiza a esta familia una y otra vez para salvar a personas que se supone que son dos perejiles?” preguntó ayer el abogado Juan Pablo Gallego ante sucesivos cambios de carátulas, sospechosas reprogramaciones de fechas y maniobras que parecen revelar un entramado que busca la impunidad y la negación del femicidio de Lucía, que tenía 16 años. Ocurrió durante una audiencia en el que uno de los acusados pide salidas transitorias. El trasfondo de idas y venidas fue descripto por el abogado: “Lo que pasó es un hecho aberrante, que implicó la muerte atroz de una adolescente de 16 años en circunstancias probadas de narco criminalidad”.
Por Claudia Acuña
Hay que explicar lo inexplicable. Desde que el 8 de octubre de este año la Cámara de Casación modificó el segundo fallo por el crimen de Lucía Pérez para negar su femicidio se desató una catarata de maniobras –de alguna manera hay que llamarlas– para intentar liberar a sus femicidas.
El fallo de Casación confirmó la culpabilidad de Juan Pablo Offidani y Matías Farías y los condenó por los delitos de violación agravada por el uso de estupefacientes y por tratarse de una menor de edad, pero no por su crimen: Lucía simplemente se murió. Esta negación del femicidio tiene como consecuencia un disparate jurídico: por un lado, la familia apeló está decisión; pero al mismo tiempo esta apelación no puede avanzar hasta que no se determine el monto de la condena que le correspondería a Farías por esta nueva tipificación. Si es complicado de comprender, imagínense lo que significa para esta familia soportar lo que la obliga a padecer el Poder Judicial. A saber:
- Para poder determinar el monto de la pena que le correspondería a Farías –que en el segundo fallo y luego del juicio anulado había sido condenado por femicidio y por lo tanto a prisión perpetua– podría corresponderle entonces entre 8 y 20 años de prisión. Para establecer exactamente cuánto, de acuerdo a la evaluación de atenuantes y agravantes, se inventó un tribunal compuesto por tres jueces de diferentes juzgados. Serán los responsables de la audiencia de Cesura que, según dictaminó luego de una audiencia donde acordó con las partes –querella y defensa– cómo sería el procedimiento, se realizará el 29 de abril de 2026 y durante tres días.

- Imagen de la audiencia. A la izquierda, el abogado Juan Pablo Gallego. Arriba, la foto principal, la movilización que acompañó a la familia.
- Unos días después la familia recibió una notificación que le comunicaba que esa audiencia se adelantaba a septiembre. Como su abogado, Juan Pablo Gallego, no estaba ni enterado de esta anticipación –y además se encontraba en España para la fecha pautada– se presentó un escrito denunciado esta irregularidad y solicitando se mantenga lo debidamente acordado: 29 de abril de 2026. Así será.
- Un mes después hubo otra novedad: el nuevo fiscal –cuyo rol se supone que es acusatorio– pidió el cese de la prisión de Farías, aun cuando las instancias de apelación y de establecimiento del nuevo monto de pena estaban pendientes de resolución.
- Unos días después llegó el turno de Offidani: solicitó salidas transitorias. La audiencia que se realizó este miércoles en los tribunales de Mar del Plata fue para decidir si las otorgaban o no.
En esa audiencia el doctor Gallego sintetizó lo que todo este proceder judicial despierta como duda “¿por qué se procede de esta manera tan irregular y que revictimiza a esta familia una y otra vez para salvar a personas que se supone que son dos perejiles? ¿Hay algo más detrás de esta causa que permite forzar tanto los procedimientos judiciales? Si nosotros, como parte querellante, no renunciamos a que se le aplique a ambos la figura de femicidio y eso está todavía en trámite, ¿qué se busca con esto? ¿Qué se fuguen antes de que se resuelva la cuestión central?”
Como respuesta la doctora Romina Merino, abogada defensora de Offidani, propuso: “Miremos para adelante”.
El doctor Gallego replicó:
“Nosotros no vamos a dejar de mirar lo que pasó porque lo que pasó es un hecho aberrante, que implicó la muerte atroz de una adolescente de 16 años en circunstancias probadas de narco criminalidad y eso implica una doble responsabilidad del Estado: por tratarse de una menor y por estar frente a una banda que vendía drogas en la puerta de un colegio, delito por el que cumplen una condena ratificada”.
El juez de garantías que debe evaluar el pedido de Offidani tiene ahora cinco días para determinar si cumple o no con los procedimientos necesarios para obtener los beneficios de la libertad transitoria.
En tanto la familia de Lucía sigue esperando justicia.

Matías, el hermano de Lucía y sus padres Guillermo y Marta.
#NiUnaMás
Adiós a Claudia Rodríguez: la Trans andina que propuso politizar el amor

Referente del movimiento trans latinoamericano, activista, poeta, escritora y tanto más, escribió sobre su infancia, la militancia trans, la vida sexual y se autoproclamó Miss Sida en 2007. Claudia Falleció este 29 de Noviembre. Su pelea incluyó al pueblo mapuche, la educación pública, los sin techo, y planteó siempre una filosa crítica al neoliberalismo, que quita posibilidades de vida y las transforma solo en posibilidad de consumo. En uno de sus viajes a la Argentina compartió con la revista MU sus ideas sobre el orgasmo, el feminismo sin resentimiento, la creación, y por qué hay que politizar el amor. Un modo de homenajearla, de recordarla, y a la vez de volver a estar en contacto con un pensamiento y una acción que dejan una sensible huella cultural, artística y política.
Por María del Carmen Varela
Foto: Lina Etchesuri
#NiUnaMás
38º Encuentro Plurinacional: el regreso

Por Claudia Acuña
Fotos Line Bankel
A las doce de la noche parte el micro que nos trae de regreso a Buenos Aires con el grupo de mujeres que lucen imborrables sonrisas y cachetes decorados con purpurina. La noche es para soñar y la mañana para compartir la transmisión de la asamblea que decide en qué ciudad se realizará el próximo encuentro: Córdoba.
Con el festejo llega la ceremonia que preparó la Comisión de Mística.
Estamos todas sentadas en el piso superior del micro mientras una voz encantadora nos cuenta el cuento La cabeza en la bolsa, mientras recorre el angosto pasillo mostrando las ilustraciones que dan vida a esta historia que escribió Marjorie Pouchet: la de una chica rabiosamente tímida que siempre sale a la calle con una bolsa en la cabeza, hasta que un día, regado por sus lágrimas, crece allí un jardín. ¿Qué hará entonces con esa timidez y con esas flores?
Consultar a una amiga.
Algunas compartirán en voz alta lo que ese cuento les resuena; otras sus lágrimas.
Luego, las organizadoras de la colecta para el viaje nos darán dos regalos. Cada una recibirá así una de las serigrafías creadas por el grupo de arte Vivas Nos Queremos y un pedido: que sean expuestas en lugares colectivos. El otro regalo está guardado en un sobre hecho a mano con papel reciclado. Contiene stickers, calcomanías y un papel amarillo donde nos piden que escribamos un deseo que acompañe a nuestras amigas de viaje hasta el próximo Encuentro. Una cajita de cartón recoge los mensajes y de allí cada una extraerá el suyo.
El mío:
“Seguí tus sueños, abrazá tu intuición, aferrate a tus compañeras: todo es posible”. Llegamos.


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