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Policía sin cuarentena y la brutal golpiza a un joven de 22 años: “Me decían que tenían una bala para mí”

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Un joven de 22 años llamado Enzo relató a lavaca cómo fue golpeado por efectivos de la Policía de la Ciudad el viernes por la tarde. Una médica constató las lesiones y el estado de pánico del muchacho. Otras dos denuncias reflejan cómo la violencia policial no entra en la cuarentena, sino que se exacerbó con las medidas de control: cuatro cuidacoches en situación de calle en Bahía Blanca y un militante del Movimiento Evita que trabaja en un merendero en la Villa 31 también contaron abusos. “Vemos con preocupación que la policía detenga personas por ir a buscar un plato de comida”, reflejaron. La situación de comedores, femicidios y represión: las denuncias con datos concretos que suman territorio desde La Garganta Poderosa.

“Me tiraron al piso, gas pimienta en los ojos, me golpearon dentro del patrullero y me dijeron que tenían una bala para mí. No puede ser así: la policía se está aprovechando mucho”. El relato de Enzojoven de 22 años, monotributista, trabaja instalando equipos de aire acondicionado y repartiendo delivery por las noches-es otro de los testimonios que revelan las crecientes denuncias por violencia policial en los barrios en medio del despliegue de las diversas fuerzas para custodiar el cumplimiento de la cuarentena.

Enzo vive en Flores con su novia. Esa tarde fueron en moto hacia la casa de los padres de ella, en el barrio de Paternal, a buscar materiales de estudio, porque está terminando el secundario. Previo a eso, Enzo pasó a ver a su mamá. “Es pensionada, discapacitada, y cuida a una señora. Fui a ver cómo estaba. De paso, me dio algo de comida”.

Eran las siete de la tarde cuando ya estaban saliendo de la casa de la joven. Cuando sale a la calle, Enzo ve a mitad de cuadra un oficial de la Policía de la Ciudad caminando en su dirección, a los gritos. Lo que sigue es la reconstrucción del joven a lavaca.

“Una bala para cada uno”

“Estaba con mi cuñado y mi novia. Cuando salimos, vemos que el policía se acercaba gritando: ´¿Qué están haciendo ustedes afuera? ¿Se piensan que esto es una joda, pendejos?´. Nos quedamos mirando a ver si era para nosotros, porque ya nos estábamos yendo. Sí, era para nosotros. Se acerca, se acerca, y se me pone al lado. ´¿Qué están haciendo acá, pendejos?´, me dice. Y me empuja. Ahí le digo ´pará, pará´, y lo empujo yo también. Y ahí me pega. Vino directamente a pegar.

Agarra un palo y me empieza a tirar palazos. No me pega ninguno. Entonces saca el arma. Cuando la saca, me levanto la remera diciendo que la guarde que yo estoy desarmado. La guarda. En ese momento aparecieron muchos policías más y me empezaron a pegar. Me tiraron gas pimienta en los ojos. Me pegaron muchísimo: tengo marcas en todos lados. Me tiraron al piso, me seguían pegando. El vecino pedía que no me peguen más, la mamá de mi novia se tiró encima para cortar todo. Hay un video donde se ve que un policía la empuja. Sale el padre de mi novia, y también lo detienen, porque intenta separar: lo tiran arriba del auto y le empiezan a pegar. También a mi cuñado. Nos detienen a los tres. Pero a mí me llevan a un móvil solo.

Acá cerca hay una villa, La Carbonilla le dicen, y me llevan para ahí. Antes, me siguen pegando. Después me tiraron gas pimienta de nuevo. No podía respirar. Me decían:

-¿Así que te gusta pegar a policías? Mirá cómo llorás, maricón. Seguí llorando.

A los 20 minutos me llevan a la Comuna 15, que está en Lacroze y Guzmán. Cuando me bajan y los policías me ven, no me querían recibir porque estaba todo golpeado. Me dejaron un rato ahí. Se me caían los mocos.

-Quedate ahí, pendejo -me decían.

-Pero soltame un poco las esposas, no doy más, por favor -les pedía.

-Callate la boca y quedate ahí -me contestaban.

Me dejaron media hora. Al rato escucho que piden que me lleven a General Paz y no sé cuál otra, y que quede detenido allá. No me querían llevar porque estaba muy golpeado. Cuando me meten al móvil, ya estaban mi suegro y mi cuñado. Cuando llegamos, el policía de la reja dijo que primero vaya al hospital y después volviera, así me podían recibir. Ya no quería saber más nada. Les dije, por favor, que si ellos no me iban a golpear, necesitaba quedarme ahí. Me dijeron que nadie me iba a golpear. Me terminaron dejando ahí.

Me lastimaron mucho. Tengo marcas de la tonfa en la cara, en el brazo, el codo hinchado, raspaduras. No se lo deseo a nadie.

Estoy asustado. Cuando nos estaban pegando, a mi cuñado y a mí nos dijeron que tenían una bala para cada uno. Una locura: habíamos ido a buscar cosas porque mi novia tenía que entregar un trabajo. Pasamos por lo de mi mamá, también: nos dieron comida, lavandina, para que tengamos estos días. Me patearon todo. Y me sacaron la plata que tenía.

Cuando me sueltan, al mediodía del sábado, no tenía ni la SUBE. Me tomé un colectivo y le pedí al chofer si me podía llevar. Me llevó hasta Lacroze. Ahí me fui caminando.

Y llegué a lo de mi mamá”.

Abrir los ojos

La médica Lucía Scrimini volvía a su casa de hacer las compras cuando vio en la puerta a una señora llorando y a un joven muy lastimado. Era Enzo. “Estaba todo lastimado, golpeado y muy angustiado”, dice Scrimini (71 años) a lavaca. “Además, estaba desesperado porque no tenía constancia médica de las lesiones. Como tengo experiencia militante, y viví todas las dictaduras, les orienté con la denuncia. Y constaté los golpes”.

La médica constató:

  • Conjuntivitis (por gas pimienta).
  • Luxación y golpe inflamatorio en articulación de codo.
  • Inflamación de muñecas por esposa y esguinzados.
  • Escoriaciones por golpes en zona izquierda de cabeza y oreja.
  • Escoriaciones en espalda.
  • Escoriaciones en rodillas y hematomas en hombros, piernas y brazos
  • “Estado de pánico con toda la sintomatología: angustia, palpitaciones, llanto. Recibió amenaza de muerte con arma de fuega (aumenta la angustia con el relato)”.

Enzo acudirá este lunes a hacer la denuncia.

Scrimini le dio indicaciones para calmar el dolor. Su lectura de lo que pasó: “Pude verlo porque eso sucede cuando abrimos los ojos. Esta cuarentena lo que hace es darle poder a represores, y así estamos muy lejos de producir cuidados. Porque, ¿a quién beneficia esta cuarentena? A muchas personas de clase media, que tienen donde estar. ¿Qué pasa con quienes no? ¿Con quienes no tienen un techo, o las personas que tienen que ir a comedores o hacer largas colas para algo de comer?”.

Sin techo y sin merendero

Las preguntas de la médica Scrimini resuenan con dos nuevas denuncias que llegan en la mañana del domingo. El Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) denunció que la policía de Bahía Blanca desalojó y detuvo a cuatro cuidacoches en situación de calle que se habían instalado en una vivienda abandonada para pasar la cuarentena. “Allí fue donde las fuerzas de seguridad aprovecharon para realizar un desalojo violento”, denuncia la organización en un comunicado. “Martín, referente del MTE de Bahía Blanca, intervino ante los balazos de goma que constan en el informe policial, y sufrió una detención arbitraria”. Y apunta: “No hace falta mucho sentido común para darse cuenta que es imposible realizar la cuarentena si no tenés un techo”. La causa tramita en el Juzgado Federal N°1, a cargo del juez Walter López Da Silva.

A su vez, la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP) denunció que la Policía de la Ciudad detuvo en el barrio Mujica (en la villa 31) a Brian Agustín Regules, militante del Movimiento Evita y trabajador del merendero “El Futuro es Nuestro”, acusado de violar la cuarentena.

Textual del comunicado:

  • “Él mismo (Regules) se encontraba en su casa y salió al enterarse que la policía estaba esposando y queriendo detener a su pareja, que estaba yendo a buscar una ración de comida a uno de los comedores del barrio”.
  • “Sin mediar palabras la policía detuvo a Brian, a pesar de que se acercó de manera tranquila y pacífica y que el inciso 8vo del artículo 6to del DNU 297/2020 que establece la cuarentena obligatoria exime a lxs trabajadorxs de comedores y merenderos de la cuarentena obligatoria al considerarlo un servicio esencial, entendiendo su carácter imprescindible para garantizar el abastecimiento y alimentación de millones de personas que no pueden salir a ganarse la diaria y dependen de la asistencia alimentaria”.
  • “El cumplimiento de la cuarentena es el imperativo y la tarea que todxs nos venimos dando. Para que ésta sea posible es fundamental que la policía, en vez de buscar intimidar, garantice el adecuado cumplimiento de la ley y no obstaculice el funcionamiento de los comedores y los merenderos”.
  • “Vemos con preocupación que la policía detenga personas por ir a buscar plato de comida».

Denuncias y verdades de La Garganta

Texto publicado por Nacho Levy, referente de la organización barrial La Poderosa, presentado como un informe especial sobre otro grupo de riesgo: las villas.

Durante toda esta larga noche de cuarentena, noche de sol, noche a cualquier hora, noche cayendo sobre los barrios, no hallamos horarios para sentarnos a escribir, ni para sentarnos a discutir, ni para sentarnos. Vomitando corolarios imposibles para conmover a funcionarios inconmovibles, tosiendo campañas de donaciones en las redes y caminando por las paredes, entre los yugos de verdugos que nos ponen de cuclillas y la curva del dengue disparada cada día más arriba, nuestras villas también están entrando a terapia intensiva, sin respiradores para los comedores que siguen salvando abuelas e hijos, sin guantes ni barbijos para sus laburantes. Sin agua, sin platos, sin bidet y sin datos para Internet, ni siquiera para el ANSES, tampoco hubo tiempo de contestarle a la televisión, donde los miedos continúan al acecho y la indignación fluye con total naturalidad, como si todos tuvieran un techo y derecho a la dignidad. A los noticieros, como a los medios compañeros que acercaron su solidaridad, hoy les agradecemos con todas las gargantas de nuestra comunidad y les traemos algunos esbozos de respuestas a esas preguntas pospuestas que no buscan volverse un reproche, pero sí buscan la cura para la hipocresía que contagia la sobreinformación, porque hoy la noche es más oscura. Y se viene el día en tu corazón.

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– ¿CÓMO SE VIENE LLEVANDO LA CUARENTENA EN LAS CASAS DONDE LA CUARENTENA NO TIENE TAN LINDAS CASAS?

* Como se puede, como se puede porque inevitablemente se complica, tal como lo indica la experiencia en la supervivencia de quienes han debido enfrentar a la malaria, en largas décadas de resistencia comunitaria. Ahí está nuestro capital. Porque sí, el coronavirus distingue clase social y no es lo mismo quedarse en la casa cuando la casa tiene todos los servicios vitales, que cuando la caza se vuelve un cóctel de trampas mortales. Y no tengan dudas: estamos haciendo todo lo humanamente posible para minimizar los riesgos en cada comunidad, pero hoy más que nunca necesitamos la empatía del resto de la sociedad, para esos hombres y mujeres con la suficiente ternura como para seguir lavando verdura, mientras tantos moralistas se resisten a cortar el alambre. Ni cocineros, ni cocineras, son los terapistas del hambre.

* El coronavirus llegó para sumarse a las demás epidemias que venían azotando a las villas con impunidad: el riesgo eléctrico, la precariedad, esos cables asesinos que no por mala suerte fueron causal de muerte, los incendios, la desocupación en la batalla, la desnutrición que trae déficit de talla, la narcopolicía, los pobricidios, la trata del terror, los femicidios con silenciador… Una infinidad de epidemias que no supieron infectar a toda toda toda la sociedad: hay que frenar la pandemia de la desigualdad.

* Según el último relevamiento que realizó nuestro propio Observatorio Villero, hoy están viviendo entre 4 y 10 personas en cada hogar, acomodadas así, «como se puede»; la casa de mi vecina es la casa de 19.

* Sólo este año se registraron 1833 casos de dengue en la Ciudad de la posverdad. Sólo en las comunas del sur, 1091. Sólo en la última semana, sumamos 450. Sólo en la Villa 21, hubo 214. Pero fíjense qué curioso, qué impredecible, qué inimaginable: justito ahí, en la Villa 21, el 70% no tiene agua potable. Y entonces para lavarse las manos, debe juntarla dentro de cacharros que se hacen lugar en el hacinamiento, escondiditos en cualquier rincón: el dengue llega y entra, con tarjeta de invitación.

* El 40% de la población del barrio Los Álamos, en La Matanza, padece enfermedades cardíacas o complicaciones respiratorias debido a las inundaciones, afecciones que dificultan todavía más el encierro en la imposible soledad, soledad en el tumulto, soledad en la humedad. Todas esas condiciones imponen las limitaciones del «QuedateEnCasa» si se pasa por alto la necesidad: cuando el cuerpo rechaza un remedio, quizá esté padeciendo alguna otra enfermedad. Seamos sinceros, hoy los curas villeros y también el propio gobierno están buscando recetas que se puedan ir ajustando, subrayando que por supuesto no significa esto ningún tipo de habilitación para que salgan a boludear los que se aburren en su sillón. Y sí, ahí está la razón del terror que nos enferma, el temor a la eventual circulación interna.

* En innumerables casos y casas del hábitat informal, no existe ni siquiera la infraestructura sanitaria esencial, como bien se puede ver en Entre Ríos, al sur de Paraná, donde muchas familias pasan semanas sin una sola gota de agua, porque no pueden inventarla, ni salir a comprarla. ¿Cómo te relajás? Por más que se indignen, se salgan de sus cabales o se cansen de pontificar en sus editoriales, hay muchísima gente que no se lava las manos cada dos horas, no porque no quiere, ¡porque no puede!

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– ¿CÓMO SIGUEN FUNCIONANDO LOS COMEDORES DE LOS BARRIOS CUANDO LOS FUNCIONARIOS QUE SIGUEN MORFANDO DEJAN DE FUNCIONAR?

* Siguen funcionando por amor al amor, gracias al motor comunitario que fabricó la villa en 70 años de resistencia, esa conciencia colectiva que le permitió sobrevivir a la deriva, a las topadoras de la dictadura, al neoliberalismo de los 90, al ayuno del 2001 o al cinismo del chocobarismo, porque la villa entendió clarito que acá nadie se salva sólito. Y en esa trayectoria de nuestra cultura comunitaria que recién ahora el mundo pareciera comenzar a valorar, ¡ahí está el pulmotor que nos hace respirar!

* Funcionan mal o funcionan bien, también gracias al entramado de organizaciones sociales, nos caigan bárbaro o no tan bárbaro, porque son esos vagoschoriplanerosceosdelapobrezaquevivendelestado quienes dejan a sus familias de lado para presionar las respuestas a las preguntas que se ahogan en la grieta de la impunidad, cuando la mezquindad puede más que cualquier pandemia, cuando niegan los recursos para los alimentos o cuando tenemos que profundizar determinados pronunciamientos, poniendo en riesgo su estética de tipos buenos, porque su imagen les preocupa más que los estómagos ajenos.

* Funcionan porque la dignidad no tiene frenos, porque si no funcionaran, la curva del Coronavirus hoy estaría infectando al ARSAT. Y entonces ahí están, entregando viandas para que no se produzcan aglomeraciones, haciendo el delivery que no pagan las jubilaciones y abrazando con empatía a los inmunizados del pan de cada día: albañiles, recicladoras, ayudantes, vendedoras ambulantes, trabajadoras y trabajadores de la economía informal que, cuando dejan de laburar, ¡dejan de morfar!

* Funcionan con la energía que provee la rebeldía, barriendo la mugre de la alta sociedad, porque brota la necesidad de darle una respuesta urgente a esos bidones de detergente que no están donde deben estar, porque nadie los puede pagar. No es fácil ni barato conseguir los productos de limpieza que permiten mantener impecables los merenderos de tantos, ni sus cocinas listas, ni sus pisos brillosos, ni sus pulcras piletas, como lo exigen tantos panelistas desde sus maravillosos planetas…

* Funcionan porque la vida importa y porque, cuando se trata de comida, la explicación es corta: a espaldas de todos los reconocimientos, los comedores de Rosario triplicaron la demanda de alimentos. Y en el barrio platense Los Hornos, hoy se va en almuerzo lo que antes también cubría la cena: se duplicó la demanda con la cuarentena.

* Funcionan como sea pero funcionan igual. Y menos mal que funcionan, incluso en la Capital Federal, donde gobierna la prepotencia de una casta aria, con sus «tres vías» para la «»»asistencia»»» alimentaria: 1) Mediante las escuelas, que siguieron repartiendo los mismos sanguchitos pelados, pero encima concentrados en pocas bocas, induciendo a esas largas colas que después denostan desde la TV, aprovechando que la pauta se pone y no se ve. Recién ahora, por la presión de los gremios y sus docentes fundamentales, anuncian que darán cajas semanales y por supuesto no les creemos. Veremos. 2) Mediante los Centros de Primera Infancia, donde cada uno recibe lo que recibe, como si la demanda fuera la misma que ayer, de acuerdo al poder o la afinidad con el Gobierno de la Ciudad. 3) Los comedores comunitarios, donde las raciones atrasan más que los salarios, porque todo este parate de changas multiplicó la concurrencia e incluso el número de miembros por familia que necesitan asistencia. Y lo peor de toda esta doble vara es que nunca, nunca, nunca ponen la cara, porque así como los directivos de las escuelas aparecen como responsables de las viandas impresentables, las vecinas y los vecinos deben poner el cuerpo que otros prefieren esconder, para decirle a otro ser humano: «Hoy no vas a comer».

* Y la verdad, amigos periodistas, así como el pico del virus no llegó según los propios sanitaristas, el pico de la demanda alimentaria tampoco, porque poco a poco se van terminando los restitos de suelditos que todavía les permiten a muchos valerse de su propio alimento: donde se termina la comida, se termina el aislamiento.

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– ¿CÓMO GARANTIZAN LA SALUD, DONDE NO LLEGAN LOS INSUMOS, NI LAS AMBULANCIAS, NI UN ATAÚD?

* Ante todo, hay una realidad que no se dice, ni se piensa, porque buena parte de la prensa se avergüenza: en las villas se hace muy difícil escalar hasta la tercera edad, porque hay un laberinto de dificultad para sobrevivir a la niñez, la juventud y la adultez, rampas y trampas que no siempre se pueden sortear. Hay que tener mucha, pero mucha suerte para ganar. Y si no, lean los números de la realidad: hay 20 años de diferencia entre la longevidad del barrio Zavaleta y la glamorosa Recoleta.

* Hoy las distintas asambleas vienen desplegando sus propias postas de salud, a lo ladran y a lo sancho del territorio nacional, en especial, para el acompañamiento de nuestras viejitas y viejitos, como cajas multiplicadoras de gritos para contener, cuidar, atender e informar.

* En la Villa 1-11-14, por ejemplo, el centro médico que atiende las zonas 19, 20 y 40 exhibe una predisposición fenomenal, pero vive desbordado por la falta de personal y la escasez de insumos para los enfermos de pobreza: faltan guantes, barbijos y productos de limpieza, también ahí, en la salita, sí.

* El pasillo 2 del barrio San Petersburgo, en La Matanza, tiene vacía la panza y una sola sala médica que fue remodelada un año atrás: hoy cuenta nada más que con una médica generalista. Y para conseguir un turno hay que anotarse en una lista, haciendo fila desde la madrugada, pero sin que te vea la prensa, ¡porque está muy enojada!

* Con el fin de replicar ese desmadre por allá, el hospital público en la bajada de Paraná sólo entrega turnos telefónicos, para revisar abuelos o embarazadas: eso sí, «todas las líneas están colapsadas».

* Apenas casos aislados, que se replican en todos lados porque así trabajan los heroicos médicos de la Patria Baja, administrando gotitas de medicina en cada barriada de América Latina. Y en muchísimos pasillos libres de ambulancias, también en la Ciudad. Por cuestiones de accesibilidad. Y por la falta de voluntad.

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– ¿CÓMO SE AMESETA LA CURVA DE LOS FEMICIDIOS, CUANDO EL CORONAVIRUS GANA EL MONOPOLIO DE LOS HOMICIDIOS?

* Todas las Casas de las Mujeres y las Disidencias que componen el Frente de Géneros, están desdoblando sus brazos cotidianamente en cada órbita local, mientras acompañan 327 casos a nivel nacional.

* Todos nuestros barrios tienen ahora compañeras asignadas a monitorear las denuncias y las amenazas que sólo circulan en ámbitos de confianza, porque la única esperanza es la comunidad al servicio de la sororidad, con guardias en casos particulares y con muchísimas vecinas trabajando desde sus hogares, para salvaguardar la vida de otras compañeras, vidas villeras que ojalá valgan tanto como la de cualquier tipo, ahora que «todos jugamos en el mismo equipo».

* Todas esas vecinas que ya venían luchando por su propia integridad, están siendo acompañadas en la cotidianeidad por otras mujeres que sostienen talleres, cooperativas o asambleas, porque además de gritos, tenemos ideas que tampoco se pueden silenciar; cuando todo parece jodido, ¡es cuando hay que gritar!

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– ¿CÓMO SE CUIDA LA GENTE DE LA VILLA DE LOS QUE VAN A CUIDAR A LA GENTE DE LA VILLA?

* Sobre calles casi vacías, ahora llenas de policías, los apremios están al desorden del día, porque aun cuando primara nuestra propia voluntad de refundar a las Fuerzas de Seguridad, «arrancando sus malas yerbas», hoy son viveros de malas yerbas, que no se pueden arrancar, ni enderezar en lo que dura una cuarentena. Y hete aquí el problema: en el Bajo Flores, dos pibes verdugueados, videos de abusos por todos lados, una cacería por acá, unos escarmientos por buscar comida allá, una violación de domicilio en Tucumán y van… ¿Cuántas van? Los violentos que no quedan registrados, ni son viralizados por el conjunto de la sociedad, nunca terminan pasados a disponibilidad y entonces nos queda nuestra propia capacidad de organizarnos, para cuidarnos de los que vienen a «salvarnos».

* Cada dispositivo de control popular al accionar policial funciona en base a un mapa de seguimiento barrial, en el cual se identifican los puestos de las fuerzas inmersas en cada territorio y los puntos rojos de inseguridad que genera la Seguridad, como así también las instituciones de apoyo permanecen abiertas y una lista de vecinos alertas en cada sector del barrio, que mantienen entre sí las comunicaciones permanentes para monitorear el trabajo de los agentes.

* Desde ahí, se asiste a vecinas y vecinos detenidos arbitrariamente por el artículo 205, para que la versión vecinal llegue con ahínco hasta el Poder Judicial.

* Al detectar situaciones de violencia policial, un responsable designado se pone a disposición de la víctima inmediatamente, por si requiere algún tipo de atención urgente y dispara nuestro protocolo de acompañamiento, en ese mismo momento.

* Ahí nomás, integrantes del equipo en aislamiento toman los casos para impulsar los pasos que sea necesario dar: oficializar la denuncia, completar el registro, recopilar imágenes, conectar testigos y contactar a las entidades médicas que custodian el bienestar de cada víctima en cuestión, así como también la articulación con todas esas instituciones que componen la cadena de cuidados: defensorías, secretarías, juzgados.

* En el barrio Bosco II de Santiago del Estero, detuvieron a un compañero cuando asistía a una señora mayor que vive justo al lado de su casa, pero si no pasa en la tele, no pasa. Y entonces terminó cagado a palos, justo por «los pocos policías malos» en la comisaría 5°, hasta que fue liberado, golpeado, ahorcado y amenazado.

* El 23 de marzo, la Policía de Tucumán ingresó a la casa de José Luis Ríos, para detener a Juan José Ríos, otra persona que vive en otra casa y, en medio del allanamiento, entre insultos, patadas y caños, le apuntaron a su hija, que tiene 6 años.

* El 24 de marzo, sí, el 24 de marzo, Raquel Rodríguez fue detenida por la Policía de la Ciudad en su barrio, la Villa 31, por un delito aterrador: salió a buscar comida a un comedor.

* El 25 de marzo, Nahuel Orrego fue detenido y apaleado en la Villa 21, por la Prefectura Naval, por haber ido al kiosco en una actitud criminal.

* El 26 de marzo, Mirta Echavarría y su hija, una compañera trans, fueron retenidas en el mismo barrio, por la misma Prefectura, en otro indebido proceso: «Callate, maricón, te vamos a meter preso».

* El 27 de marzo, en el mismo barrio, frente a la misma Prefectura, Jesús Reales vio interrumpido su recorrido hacia el bono del salario social complementario: le labraron un acta, por no ser millonario.

* El 28 de marzo, la Policía de Santa Fe detuvo a Alejandro Gómez, pero además consideró prudente desnudarlo y golpearlo en las costillas, para masturbarse con su propio poder. Y para que las marcas no se pudieran ver.

* Y sí, es toda una novedad que los pasen a disponibilidad con semejante celeridad, pero no basta que algunos aprendan la lección. Necesitamos garantizar la prevención frente a todos estos atropellos: si no los controlamos nosotros, nos controlan ellos.

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– ¿CÓMO SE HAN AMPLIADO, ADAPTADO O TENIDO QUE REINVENTAR NUESTRAS REDES DE ORGANIZACIÓN POPULAR?

* Cada una de las asambleas poderosas en Argentina, en articulación con otras de América Latina, tienen coordinadores de todas las áreas que atraviesan nuestra agenda barrial, por encima de cualquier diversidad cultural: referentes de tierra, de salud, de educación, de géneros, de deportes, de economía, de comunicación, de control a la represión, de cultura y de varias ramas más, pero el coronavirus nos obligó a establecer además 4 nuevas referencias para contener las emergencias: alimentarias, sanitarias, de violencia institucional y de violencia intrafamiliar; para que se puedan centralizar las notificaciones y para que no debamos convocar a grandes reuniones.

* Desde que comenzó el aislamiento, todo ese acompañamiento se come nuestro tiempo y también nuestro financiamiento comunitario, que va desde las recaudaciones de cada barrio y cada cooperativa, hasta la última estrategia efectiva de autogestión, tragándose incluso el pequeño colchón de reservas que las asambleas suelen guardar para que los peques puedan conocer el mar, cuando llegan las vacaciones, incluyendo las más desesperadas campañas de donaciones…

* Seguramente, no terminaría nunca este informe necesario, si detalláramos cada gesto solidario o cada iniciativa con impronta cooperativa, pero valgan tres como síntesis ilustrativa: 1) En Rodrigo Bueno, la fotocopiadora Paulo Freire decidió seguir trabajando a puertas cerradas, no para ventas tercerizadas, sino para garantizar las tareas de educación popular y para que todos los niños que deban estar en su hogar cuenten con dibujos para colorear. 2) La cooperativa textil Juana Azurduy empezó a producir barbijos para generar algún ingreso y también para invertir todo eso en los productos que nos hacen falta para limpiar mejor cada comedor. 3) La cope Sub-Limada de Santa Fe, en el medio de toda esta oscurísima noche, no sólo está encendiendo una nueva luna, ¡está laburando gratis para la Casa Cuna!

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– ¿Y ENTONCES CÓMO CARAJO SALIMOS ADELANTE?

* No sabemos, pero vamos a invertir mucho corazón y cabeza, ¡para vencer! Y para distribuir la riqueza, porque no existe otra forma de combatir la pobreza y porque nadie se puede aislar en ayuno: hay que repartir la guita, ¡empezando por la de uno! Quienes puedan donar frescos, ¡pueden donar frescos! Quienes puedan comprar los packs que vamos a lanzar para colaborar, ¡pueden comprar esos packs! Y quienes puedan donar millones de pesos, ¡deben donar millones de pesos! Todas y todos juntos debemos acompañar y traccionar al Estado, para que nadie nunca más deje de mirar a su lado. Porque si algo realmente vino a contagiarnos para transformarnos como personas, como colectivos, como humanidad, esta realidad tiene que cambiar hoy mismo, ¡la guerra no es contra un virus, es contra el egoísmo! Y sí, justificar abusos, humillaciones o violaciones a derechos esenciales, sólo pensando en tus garantías individuales, ¡es otra versión del «sálvese quien pueda»! Otra miseria vestida de seda como ésta que dejó al mundo tan en off side, sin gol y sin abrazo, cuando la mierda tiró este pelotazo. Quienes defienden todavía su propio poder o su propia jerarquía, aún no han podido entender que, si no valoramos a todos, nunca tendrá valor nadie. ¡Pero nadie! Ya no se puede pedir mano dura en cualquiera de sus formas, para todos menos para quienes la ejecutan violando todas las normas. Y realmente sí, será muy difícil hacerles entender a los pibes de cualquier esquina el valor que tiene tu vida, tan indiscutiblemente sagrada, mientras les hagamos creer que la suya no vale nada. Vamos, ¡tenemos mucho trabajo! Y esta vez también, es por abajo.

Policía sin cuarentena y la brutal golpiza a un joven de 22 años: “Me decían que tenían una bala para mí”

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La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos

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Este domingo a la madrugada murió María Teresa López, asambleísta contra la contaminación en su ciudad natal, Caleta Olivia, luego mudada a Capital Federal y parte del grupo Jubilados Insurgentes. Mary se enfermó de cáncer producto de la contaminación que ella misma denunciaba, y luego fue abandonada por el Estado en modo motosierra: el PAMI se negaba a entregarle medicamentos, pese a amparos judiciales a su favor. Una historia que genera bronca e impotencia, pero que a través del recuerdo de sus compañeras de lucha se revela como una lección de vida, en el más profundo sentido de la palabra: lo colectivo frente a lo personal, la idea de no perder el tiempo, la movilización permanente, la generosidad, la sabiduría, y qué es la muerte.

Por Franco Ciancaglini

Algunos dirán que Mary era bajita y otros que tenía el porte enorme de Nora Cortiñas.
Desde la pandemia solía esconder su sonrisa detrás de un barbijo, aunque sus motivos de alegría eran cada vez menos:

  • su salud era cada vez más delicada;
  • los medicamentos oncológicos no llegaban;
  • y la lucha que encaró desde siempre —primero en su Caleta Olivia natal contra la contaminación, luego contra el sistema de salud público y, al final, como parte del grupo Jubilados Insurgentes— cada vez implicaba poner más el cuerpo.

Fue su cuerpo lo que, este domingo 21 de julio, dijo basta.

Mary se convierte así en algo odioso: un símbolo. Un símbolo de la muerte sistemática que genera un sistema que enferma y abandona. Pero también en un símbolo de lucha por la vida, en el sentido más profundo de la palabra.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Mary junto a Nora Cortiñas.

Contaminada

María Teresa López nació en 1959 en Caleta Olivia, Santa Cruz. Falleció el domingo pasado a sus jóvenes 67 años, en un hotel de la calle La Rioja, en Once, ciudad de Buenos Aires. Sí: vivía en un hotel. Sola, producto del desarraigo que le produjo tener que trasladarse para atenderse de un cáncer de hígado.

Ese fue el diagnóstico médico: una metástasis que avanzó en el último tiempo al ritmo frenético de una motosierra.

La causa que no figura en su partida de defunción es aquella que ella misma denunció hasta el final: a Mary le negaban medicamentos oncológicos indispensables para su tratamiento.

Lo que tampoco figura en su partida es que Mary fue arrancada de su Caleta Olivia natal porque se enfermó, al igual que decenas de personas de esa localidad, producto de la contaminación del agua por actividades extractivas en la zona.

Contaminada

La vida de Mary fue la de una militante social de una estirpe rara: austera, firme, silenciosa, estudiosa, imparable.

Sus compañeros reconstruyen sus historias: que de chica le hicieron un test de inteligencia y un profesional le dijo a su madre que ella era más o menos superdotada; que seguramente podría hacer dos carreras universitarias a la vez; que terminó la secundaria antes de tiempo y luego cursó dos carreras; que se enganchó con el ambientalismo muy joven y empezó a investigar cuando las empresas petroleras negaban la contaminación de las napas de agua.

Formó parte de la Asamblea Ambiental de Caleta Olivia, desde donde luchó sin descanso contra la contaminación provocada por el fracking. Mucho antes de enfermarse, denunciaba que el agua que llegaba a las casas estaba contaminada con petróleo. Lo sabía por la evidencia científica más contundente que tiene una comunidad contaminada: que sus vecinos, familiares y amigos enfermen y mueran.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
En Plaza de Mayo, con una bandera contra la megaminería contaminente en Chubut.

Ante los medios Mary describía lo que vivía y veía alrededor: “La gente se muere o queda discapacitada”. En una entrevista para el programa Conciencia Solidaria, precisaba sobre su territorio:

  • “Caleta Olivia… tiene un problema grave: falta de agua potable, y encima está contaminada por la industria petrolera. Los muestreos de agua que hemos sacado y analizado han dado positivo: está contaminada el agua que estamos tomando.”
  • “La situación es muy grave, se está muriendo muchísima gente de esas 11 localidades, 9 están en terrible condición… además tuvimos un caso muy grande de gastroenteritis que afectó a 340 personas”.
    También contextualizó el vínculo entre agua contaminada y salud pública: “Los metales pesados son cancerígenos, mutagénicos, van mutando de una generación en otra… nacen chiquitos con problemas… o fallecen de cáncer».

Denunciaba en Caleta Olivia la presencia de hidrocarburos, arsénico y metales pesados en el agua, además de enfermedades poco frecuentes que, como decía ella, “no tienen cura” y crecen en esa región patagónica. Alertaba con claridad: “No es solamente cáncer, sino Enfermedades Raras o Poco Frecuentes. Muchos pacientes no están bien atendidos… La situación se agrava cuando se trata de estas patologías: solo se ofrecen tratamientos paliativos.”

Un mal día le tocó a ella, ya con la certeza profunda de que la contaminación ambiental fue parte del combustible de su cáncer de hígado.

En agosto de 2015, en un foro en defensa del agua organizado en Comodoro Rivadavia, otras asambleístas como Lidia Campos, de la asamblea contra el fracking de Allen (Río Negro), la conocieron personalmente luego de años de tramar resistencia contra el extractivismo: “En el Foro en Comodoro había gente de todos lados… Y estaba Mary, que ya tenía problemas, como un problema en la boca del estómago… No se sabía bien… Uno tapa esas cosas y habla de la lucha, la salud quedaba en segundo plano. Mary no era de hablar de lo personal; siempre se preocupaba más por lo colectivo».

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Lidia y Mary, durante el acampe del Malón de la Paz en Buenos Aires, hace dos años.

La describe así: “Era menuda, callada. Pasaba desapercibida. Pero cuando abría la boca, te dejaba con la boca abierta. Sabía muchísimo. Y tenía una convicción inquebrantable.”

Recuerda Lidia que, en 2019, Mary pasó de la denuncia mediática a la judicial: presentó un amparo colectivo ante la Corte Suprema contra la contaminación del agua con hidrocarburos, arsénico y metales pesados. Denunciaba así, ante el máximo tribunal argentino, el abandono del sistema cloacal, basurales a cielo abierto, y exigía la puesta en marcha de una planta de ósmosis inversa paralizada (actualidadjuridicaambiental.com). En ese expediente Mary detallaba:

  • “Frecuentes interrupciones en el suministro… agua contaminada con hidrocarburos totales y arsénico… napas freáticas contaminadas por fracking…”.
  • Solicitaba medidas cautelares urgentes: provisión gratuita de agua apta, saneamiento cloacal, cierre de basurales y puesta en funcionamiento de la planta de ósmosis inversa.

Esa presentación inédita, que firmó ella misma, reflejaba años de trabajo comunitario, denuncias y… enfermedades. Pero su denuncia fue ignorada, archivada y judicialmente ninguneada: tras seis años, la Corte se declaró “incompetente” y desestimó el recurso, sin resolver la situación de fondo.

Mary no se rindió: en 2020 fue caminando hasta Balcarce 50 para presentar a través de Mesa de Entradas de la Casa Rosada una carta firmada por una red de organizaciones en defensa del agua dirigida a Alberto Fernández, denunciando la contaminación del agua y relacionándola lúcidamente con argumentos que el ex Presidente daba como recomendaciones durante la pandemia.

Lidia Campos es la que recupera y comparte a lavaca este documento, y la que como asambleísta define su legado: “Lo que ella hizo fue histórico. Vale la pena hablarlo para las próximas generaciones… En esta época hemos perdido tanta humanidad que a nadie le importa. Pero acá hay alguien que dio su vida. Dio, literalmente, su vida.”

El último recuerdo que Lidia conserva data del 14 de julio de 2023, durante una jornada de lucha contra Mekorot, la empresa nacional de agua israelí que intentaba desembarcar en Argentina con intenciones sospechosas. Relata Lidia: “Ella estaba afuera del Anexo del Congreso con los Jubilados Insurgentes para protestar… Después fuimos a una confitería. Le pregunté si había comido al mediodía… no había comido nada. Le sugerí unos tostados o medialunas con queso. Pidió un té. Cuando llegó lo que pedimos, no lo pudo comer”. Igual, se sacaron esta hermosa foto compartiendo. Y ese mismo día, antes de despedirse, Mary le regaló una pashmina rosa a Lidia para protegerla del frío.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Carlos Ponce, Mary y Lidia Campos: una amistad atravesada por la lucha ambiental del sur del país.

Abandonada

Cuando se enfermó y vio que su asamblea se desarmaba –entre otras cosas precisamente porque muchos enfermaban- Mary se trasladó a Buenos Aires. Pretendía resistir y atenderse bien, cosa que logró durante muchos años: su lucha logró que PAMI le asignara el Hospital Italiano para su tratamiento.

Tuvo un cáncer controlado que se descontroló al ritmo del deterioro del sistema de salud: primero Macri, luego Fernández, la pandemia y finalmente Milei como garrotazo final.

Desde 2023 su situación empeoró drásticamente. Su compañera Zulema, de Jubilados Insurgentes, relata: “El PAMI decía que tenían medicamentos para esa patología, pero no eran los que había indicado su médica… entonces no los aprobaban. A veces los recursos judiciales salían favorables, pero el PAMI tampoco los entregaba. La impotencia era terrible».

Sino miren este video.

María Teresa López dice claramente: “El mecanismo es simple: es eliminarnos, gastando menos… llegar al déficit cero… matándonos.”

El video la muestra junto a sus compañeros de Jubilados Insurgentes en un reclamo frente al PAMI por sus medicamentos.

Sigue: “Es más fácil eliminarnos de manera nefasta e inhumana… Para mí ustedes son asesinos, y les importa un bledo”.

Hoy, un año y mes después, Mary tenía razón.

Zulema continúa: “Ella no podía hacer la quimio porque la droga fundamental no estaba… íbamos al PAMI con compañeros, hacíamos reclamos, pero no facilitaban nada. Cuando le autorizaban un tratamiento de ocho sesiones, solo le entregaban dos dosis. Nos confesaron que no se molestaban en dar el tratamiento completo porque muchos morían antes… Pero Mary resistía, resistía… llegó un momento en que el cuerpo no resistió más».”

Una de las últimas veces de manifestación ante el PAMI, sin Mary, el personal de seguridad preguntó por ella en la puerta: “¿Cómo está Mary?”

La respuesta era obvia: mal.

Insurgente

Pese al deterioro físico, Mary se unió a los Jubilados Insurgentes. Entendió que el sistema no solo descarta a quienes enferma, sino también a los que ya no pueden “producir”.
Zulema recuerda: “¡Tenía un carácter! Ese carácter es el que la hizo resistir cuando muchos se daban por vencidos”.

Llegó a ese espacio dos años atrás, íntimamente vinculada con su enfermedad. “Se metió en todo lo legal… recursos, fiscalías, Comodoro Py… sabía de litigio ambiental”, dice Zulema.

El 12 de junio de 2024, durante la lucha contra la Ley de Bases, estuvo firme en Plaza los Dos Congresos. “Nosotros la cuidábamos porque estaba débil, pero se escapaba, quería seguir.” Conocía a todos. “Era muy luchadora. Y hablaba con energía. Siempre nos pedía que unamos las luchas».

Lo que posiblemente sea su último legado lúcido: unir las luchas del ambientalismo con las banderas de los jubilados.

Sobre su convicción, Zulema dice: “Cualquier cosita que ella hacía la asumía con total responsabilidad… vino con cartulina, se traía el cartel… Cuando asumió Milei hizo un cartel que decía ‘Toda la clase política es responsable de la debacle del país’, lo diseñó ella misma”.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Un cartelito que le hicieron tras su muerte, Clarisa y Agus, que lo dice todo: «Se lo hicimos porque ella era doña cartelitos, y lo dejamos con ella».

Otra anécdota: “Una vez vino a una reunión, con anotador en mano, ya predispuesta. Algunos comenzaron a hablar de su vida personal, y se enojó. Se levantó, juntó sus notas y se fue. Dijo: ‘acá se pierde tiempo, no van a llegar a nada’. Pero volvió. Con dramas y todo, no quería perder el tiempo: estaba alerta. Era consciente de que la tarea era enorme, y le ponía ímpetu”.

Mary sabía que no le quedaba mucho tiempo y por eso nunca bajó la guardia.

Siguió yendo cada miércoles a las rondas frente al Congreso, siempre con barbijo, para cuidarse y cuidar. Participó del Malón de la Paz, llevó agua, militó con grupos ambientalistas, jubilados y religiosos. Organizó actos, escribió cartas, e insistía en que el 22 de marzo, Día Mundial del Agua, había que salir a las calles. Siempre. Aunque lloviera, aunque doliera.

Porque Mary enseló que la muerte no es algo que ocurre al final: es eso que va sucediendo en vida ante la indiferencia, el silencio de los tribunales, el apagón de las protestas, la descomposición del cuidado, la impunidad de los contaminadores y la complicidad del silencio.

La muerte es el abandono.

La muerte es el olvido.

Y en ese sentido, Mary sigue más viva que nunca.

odas las agrupaciones de jubilados que se juntan los miércoles a protestar en Congreso, preparan un homenaje a Mary y, a través de ella, “a todas las víctimas del sistema y de este plan siniestro de exterminio de los más vulnerables”.

Será mañana, después de la marcha, en un acto en Plaza de Mayo.

Mary: gracias.

Hasta mañana.

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Pablo Grillo: llaman a indagatoria al gendarme Guerrero a seis meses de un disparo criminal

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El 2 de septiembre el gendarme que disparó una granada de gas lacrimógeno por fuera de todos los protocolos de la fuerza deberá comparecer ante la justicia. La decisión la tomó la jueza María Servini de Cubría más de cuatro meses después del hecho. Pablo Grillo luchó por su vida, perdió masa encefálica y hoy se encuentra en plena rehabilitación. Todo lo que deberá explicar Héctor Guerrero y que implica a su principal defensora y la responsable de la violencia estatal: Patricia Bullrich.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cuatro meses y una semana pasaron desde el miércoles 12 de marzo. Ese día, durante otra violenta represión a la marcha de jubilados y jubiladas, el Gendarme Héctor Guerrero le disparó fuera de toda legalidad una granada de gas lacrimógeno al reportero gráfico Pablo Grillo, cuyo impacto casi lo mata, y por el que perdió parte de la masa encefálica, estuvo casi tres meses internado en terapia intensiva en el Hospital Ramos Mejía y por el que hoy continúa en proceso de rehabilitación. Cuatro meses y una semana pasaron hasta hoy, lunes 21 de julio, en el que la jueza María Servini citó a indagatoria al gendarme, autor material de lanzamiento, para el próximo 2 de septiembre.

Es decir: entre la ejecución y la audiencia habrán pasado 131 días, casi seis meses, casi medio año. 

El camino de la in-justicia

En un primer momento, la jueza había rechazado el expediente y el caso había pasado al Juzgado Federal N° 12, donde tramitaba otra denuncia por los mismos hechos. Como ese juzgado estaba vacante y subrogado por Ariel Lijo, quien también se declaró incompetente y declinó la competencia, el expediente regresó al Juzgado N° 1 el 28 de marzo y la jueza Servini lo tiene en sus manos desde el 10 de abril, a la vuelta de una licencia. 

La cronología detalla el tiempo que una familia debe atravesar para exigir justicia por un hecho de violencia estatal: desde el 21 de marzo en que el papá, la mamá y el hermano de Pablo se presentaron en la causa como querellantes, solicitaron se llame a Guerrero a declarar “en calidad de imputado, por tentativa de homicidio agravado por abuso funcional, abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público”. Pero no hubo respuesta. Por eso, el 6 de junio, reiteraron el pedido con estos argumentos: “Desde el inicio de la investigación, todas y cada una de las pruebas recabadas por el Juzgado corroboran lo que planteamos en nuestra querella del 21 de marzo: el cabo primero Héctor Jesús Guerrero de la Gendarmería Nacional Argentina fue el autor del disparo de la pistola lanzagases que hirió de gravedad a Pablo Grillo el 12 de marzo a las 17.18hs”. Y agregaron: “En el pedido que presentamos ante la jueza Servini ofrecemos una descripción de los hechos y un análisis pormenorizado de los elementos de prueba existentes hasta el momento”.

Y no hubo dos sin tres: el 15 de julio se le volvió a exigir al Juzgado que lo cite a Guerrero. 

Y la tercera fue la vencida: este lunes, Servini citó a prestar declaración indagatoria al cabo Guerrero como autor del disparo con cartucho de gas lacrimógeno calibre 38mm que impactó en la cabeza de Pablo Grillo. La audiencia será el 2 de septiembre a las 10. 

Guerrero es el primer efectivo formalmente imputado en la causa por el operativo policial del 12 de marzo. 

Desde la querella informaron: “El juzgado ordenó la realización de una pericia balística a cargo de la División Balística de la Policía de la Ciudad para reconstruir con el mayor nivel de precisión técnica posible el disparo que hirió de gravedad a Pablo. Si bien la jueza consideró que ya existen elementos de prueba contundentes respecto de la responsabilidad de Guerrero para esta instancia, sostuvo que la pericia es necesaria para afianzar la reconstrucción de la dinámica del hecho”.

 La pericia tendrá como objetivos precisar:

-La trayectoria y velocidad del proyectil que impactó en la cabeza de Pablo Grillo;

-La posición del arma al momento de efectuarse el disparo y el ángulo de salida del proyectil; 

-Analizar si el proyectil impactó previamente contra otra superficie, y si eso alteró su dirección o energía.

-Las ubicaciones de Grillo y de Guerrero al momento del disparo.

El juzgado también ordenó, previo a la pericia, una inspección en el lugar del hecho (la esquina de Hipólito Yrigoyen y Solís) que incluirá un relevamiento fotográfico terrestre y aéreo y la elaboración de un croquis detallado de la escena. 

Además, le prohibió a Guerrero la salida del país.

Compartimos el perfil de Pablo que realizamos en la edición 203 de MU.

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De la idea al audio: taller de creación de podcast 

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Todos los jueves de agosto, presencial o virtual. Más info e inscripción en cursos.lavaca@gmail.com

Taller: ¡Autogestioná tu Podcast!

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Aprendé a crear y producir tu podcast desde cero, con herramientas concretas para llevar adelante tu proyecto de manera independiente.

¿Cómo hacer sonar una idea? Desde el concepto al formato, desde la idea al sonido. Vamos a recorrer todo el proceso: planificación, producción, grabación, edición, distribución y promoción.

Vas a poder evaluar el potencial de tu proyecto, desarrollar tu historia o propuesta, pensar el orden narrativo, trabajar la realización sonora y la gestión de contenidos en plataformas. Te compartiremos recursos y claves para que puedas diseñar tu propio podcast.

¿A quién está dirigido?

A personas que comunican, enseñan o impulsan proyectos desde el formato podcast. Tanto para quienes quieren empezar como para quienes buscan profesionalizar su práctica.

Contenidos:

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  • Producción periodística, guionado y realización sonora. Estrategias de publicación y difusión.
  • Herramientas prácticas para la creación radiofónica y sonora.

Modalidad: presencial y online por Zoom
Duración: 4 encuentros de 3 horas cada uno
No se requiere experiencia previa.

Docente:

Mariano Randazzo, comunicador y realizador sonoro con más de 30 años de experiencia en radio. Trabaja en medios comunitarios, públicos y privados. Participó en más de 20 proyectos de podcast, ocupando distintos roles de producción. También es docente y capacitador.

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