Nota
Represión a la prensa en la Ley Ómnibus: Periodistas Argentinas y AReCIA presentaron un informe con 25 casos ante la CIDH

Durante las dos jornadas de cobertura periodística del debate legislativo de la llamada Ley Ómnibus al menos 27 trabajadoras y trabajadores de prensa resultaron heridos por la actuación policial. Teniendo en cuenta que a la hora de realizar este resumen se reportaron 150 personas asistidas como consecuencia del accionar de las fuerzas de seguridad, el porcentaje que corresponde a las y los profesionales de prensa es muy alto y constituye a nuestro criterio la evidencia de que habernos transformado en un blanco.
El listado de los heridos que hemos podido construir en estas horas, mientras muchos todavía estamos terminando de editar el material producido en medio de estas violentas circunstancias, recoge datos de 25 casos con las siguientes características:
• En su totalidad pueden ser considerados opositores a la actual administración del Estado.
• Son comunitarios: 36%
• Son públicos: 20% y forman, por lo tanto, parte de lo que justamente este proyecto parlamentario trata de depreciar para privatizar.
Con base en estos datos, que implica identificar responsabilidades y resguardar el trabajo de prensa en contexto de protesta en lo que viene, las organizaciones Periodistas Argentinas y la Asociación de Revistas Culturales Independientes de Argentina (AReCIA) presentaron un informe a la Corte Intermericana de Derechos Humanos (CIDH).
La lista de trabajadorxs de prensa heridxs
Trabajadoras y trabajadores de prensa heridos durante la cobertura del debate legislativo:
Día 31/1
- Lucas Pedulla, periodista, revista Mu, golpeado con bastòn policial en las piernas, empujado contra la pared del Congreso, cayó el piso y en la caída estalló la pantalla de su celular.
- Ignacio Yuchark, reportero gráfico, revista MU, quemaduras con gas de fórmula desconocida, arrojado por la policía en su cabeza.
- Rodrigo Abd, reportero gráfico de AP, gas pimienta en los ojos.
Día 1/2
- Víctor Carreira, reportero gráfico, Télam, un balazo de goma en la pantorrilla.
- Alfredo Luna, reportero gráfico, Télam, un balazo de goma en el muslo.
- Lorena Tapia, periodista, TVP, de goma en la cintura.
- Ignacio Petunchi, reportero gráfico, Ámbito Financiero. Balazo de goma en la espalda.
- Bernardino Avila, reportero gráfico, Página/12. Bala de goma en el gemelo.
- Hernán Nucera, cronista, C5N, cuatro balas de goma.
- Nicolás Ramos, reportero gráfico, AnRed, bala de goma en la pierna.
- Susi Maresca, reportera gráfica, tres impactos de bala de goma.
- Rodrigo Ruiz, reportero gráfico, Cítrica, herida de impacto po perdigón en pierna izquierda.
- Celeste Alonso, reportera gráfica, freelance.
- Santiago Loidl, Télam.
- Daiana Quiroz, Telesisa. Bala de goma.
- Laki Perez, Telesisa. Bala de goma.
- Bruno Ganje, camarógrafo, Canal 9/IP. Bala de goma.
- Agustín Maicas, cronista audiovisual, Télam. Aspiró mucho gas y se desmayó.
- Martín Vega, Revista Crisis, dos balazos de goma, mano y pierna.
- Juan Santiago Valeiro, reportero gráfico, balazo de goma en el brazo.
- L. Z., La Garganta Poderosa, cuello quemado con gas pimienta.
- Sol Erazo, Tramas.ar, varios balazos de goma en la pierna.
- Kresta Pepe, fotógrafo, La Izquierda Diario, balazo de goma en la cara.
- Germán Darío de Los Santos, DTL! bala de goma
- Hernán Vitenberg, reportero gráfico, bala de goma en el abdomen
Si querés sumar tu caso escribinos a [email protected]
Nota
Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
Nota
La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

- Revista MuHace 2 semanas
Mu 204: Creer o reventar
- MúsicasHace 3 semanas
Susy Shock y Liliana Herrero: un escudo contra la crueldad
- ActualidadHace 4 semanas
Que viva el periodismo: las respuestas a los ataques a la prensa
- ActualidadHace 2 semanas
Los vecinos de Cristina
- AmbienteHace 2 semanas
Contaminación: récord histórico de agrotóxicos en el Río Paraná