Nota
#SomosTélam: un nuevo fallo judicial por la reincorporación
La Sala V de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo ratificó el fallo de primera instancia y ordenó la reincorporación de cinco trabajadores y trabajadoras de Télam al considerar que la empresa no cumplió el procedimiento preventivo de crisis. “Por consecuencia, los despidos son ilegales. Si bien el fallo es por cinco, la apertura del procedimiento implica la reincorporación de todos porque la discusión se debe dar sin despidos”, explican los trabajadores, que llevan 60 días de un conflicto que sumó el apoyo de todos los sectores políticos y que abraza a quienes fueron despedidos y a quienes no. Tras el fallo, una asamblea ratificó el paro y la permanencia pacífica en los lugares de trabajo. Cuál es el paso que sigue. Por qué la empresa y el Gobierno deben sentarse a negociar. Testimonios desde adentro que cruzan pasado y presente de una lucha que continúa.
La Sala V de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo ordenó la reincorporación de cinco trabajadores de Télam al ratificar el fallo de primera instancia del juez nacional Ricardo Tatarsky, quien había afirmado que las 357 cesantías correspondieron a “un despido masivo” encubierto como una reestructuración que “excede todo marco de razonabilidad y resultó evidentemente intempestiva”. Ahora, a casi dos meses del inicio del conflicto, los jueces de la Sala V Enrique Arias Gibert y Miguel Rodríguez Brunengo apoyaron esa decisión, ya que consideraron que en Télam “se prefiguran los elementos objetivos que tornan obligatorio el procedimiento preventivo de crisis”. El fallo puede alcanzar a la totalidad de los despidos.
“No sólo ratifica el fallo de primera instancia que dispone la reincorporación de cinco compañeras y compañeros, sino que dice a la empresa que todo lo que hicieron es nulo”, explica a lavaca Ariel Bargach, integrante de la Comisión Gremial Interna de Télam, delegado de SiPreBa y editor de Internacionales. “Por consecuencia, los despidos son ilegales. A la empresa no le queda más que abrir una mesa política para frenar la etapa judicial. Si no, tiene que ir al Ministerio de Trabajo y abrir el procedimiento preventivo”.
Allí está la clave que explica por qué el fallo puede replicarse a la totalidad de los despidos: tal como afirmó el fallo de primera instancia, una empresa no puede echar al 10 por ciento de una planta de entre 400 y 1.000 trabajadores sin sustanciarse en el procedimiento preventivo de crisis. “La apertura del procedimiento implica la reincorporación de todos porque la discusión se da sin los despidos”, afirma. “Es, precisamente, el paso previo”.
¿La empresa puede apelar?
-Bargach: El fallo no es apelable. Puede ir a la Corte, pero allí nunca discuten cautelares. En general, las decisiones de las Cámaras Laborales se apelan muy poco, pero además la Corte no las discute. Pueden apelar para ganar cuatro o cinco días para que la Corte diga sólo que no, pero es medio bochornoso mandar una apelación si sabés que te van a decir que no la discute. Por eso también es muy bueno el fallo: no deja otra instancia.
¿Qué otro peso tiene?
-Bargach: Significa un enrutamiento para las demás cautelares, porque hay fallos desparramados en otros juzgados, que deberían unificarse en el de Tatarsky, porque ya hay sentencias de primera y segunda instancia. Debería significar un cierto orden. En ese juzgado tenemos presentado otras 180 medidas, que por lógica deberían resolverse en ese sentido. En total, ya hay siete u ocho fallos en contra. Muchos individuales, porque echaron gente con tratamientos oncológicos, compañeros con fueros, padres con hijos con capacidades especiales. También tuvimos un fallo a favor del juez Marcelo Martínez de Giorgi, que dictaminó que no hubo usurpación de la empresa: falló después de tres inspecciones de trabajo y una de la policía. Es decir, todas les salieron en contra. Tenemos apoyo de la CGT, de las dos CTA, de todos los bloques políticos, del Episcopado. Lo que ahora estaría bueno es que el Gobierno escuche.
Dos meses
Horas después del fallo, una asamblea de trabajadoras y trabajadores ratificó el paro y la permanencia pacífica en los lugares de trabajo en los edificios de Bolívar y de la avenida Belgrano, que ya llevan casi dos meses de un conflicto activo: todos los días hay charlas de medios comunitarios, ferias de economía popular, conferencias de organismos de derechos humanos o centrales sindicales, proyecciones de documentales y festivales a cielo abierto.
“Nos mantiene alertas y unidos”, dice Bargach. “Y eso está jugando su parte”.
Alicia Alvado -42 años, 12 en Télam en Sociedad- y Natalia Concina -37 años, 13 en Sociedad- son dos de las 357, pero hoy dicen que están optimistas. “Hay mucha decisión de seguir adelante, y eso se acaba de ver en la asamblea multitudinaria que tuvimos”, dice Alicia. Natalia suma: “Ya llevamos dos meses cada vez más ratificados en nuestro postura. Dos meses en los que vivimos la solidaridad, el apoyo y el abrazo de todos los sectores, que nos trajeron yerba o vinieron a hacer una actividad pública. En estos dos meses, también, desarrollamos muy fuerte nuestra posición como trabajadores y trabajadoras de prensa”.
¿Antes no era así?
Alicia: Se fortaleció mucho en estos dos meses. Hablo por muchos y muchas que conozco, pero nos grabamos a fuego en el cuerpo que somos trabajadoras y trabajadores de prensa de un medio público y que somos el canal de visibilidad de un montón de conflictos de vulneración de derechos que no tienen lugar en otros lados. Y entendimos que los gobiernos son temporales, y que si hay un deber que tenemos que seguir es el de estar a la altura de nuestros puestos de trabajo: tenemos que cuidarlos para que sigan estando ahí el día que nos jubilemos, para que otra persona pueda cumplir mejor aún las tareas que hacemos.
Natalia: Y que el cierre y el desguace no sean una opción.
La memoria de lucha
En cada computadora y en cada pared hay pegada una hoja A4 con dos palabras muy claras:
* “Acá falta Pablo”.
* “Acá falta Paula”.
* “Acá falta Raúl”.
Un aspecto clave de la lucha en Télam es que no solamente estuvo encabezada por quienes faltan, sino que en marchas, en las permanencias y en las actividades hubo –y hay- una fuerte presencia de trabajadores y trabajadoras que no fueron parte de los despidos. Una de ellas es Cecilia Aldini -61 años, 25 en la agencia, sección Provincias-, que fue una de las periodistas que recibió el mail de bienvenida a la “nueva agencia Télam”.
Cecilia explica por qué esta acá: “Fue una medida extrema y salvaje. Todos estamos en el conflicto, que significa no aceptar la línea que ellos trazaron y no reconocerme en lo que intentaron generar entre nosotros. Sentí horror cuando recibí el mail. Repugnancia. Golpeada, también. Es otro tipo de golpe. Era una vergüenza estar en ese grupo. Por eso no lo acepté”.
Sobre el abrazo que se trazó entre quienes fueron despedidos y quienes no, Cecilia lo resume con sencillez: “Por la historia de lucha de Télam. Acá hay una historia. Y en la mayoría, pesa. Una se siente orgullosa. Pasamos conflictos en 1996, en 2001, en 2006. Ahí no hubo grieta. Siempre alguien pretendía la división, y allí Télam tiene una historia de juntarse y entender dónde realmente está el peligro. No somos homogéneos, pero ante un ataque externo nos juntamos y vamos para adelante. Entonces, ¿cómo nos vamos a dejar avasallar por tres tipos que dicen que quieren cambiar? Tenemos algo a favor y viene del pasado: la memoria”.
La mejor receta
¿Cómo se hace para resistir durante dos meses? Alicia: “La mejor receta es venir acá. Desde la familia, los amigos, te presionan preguntándote cuántos CV entregaste, qué estás haciendo para conseguir trabajo. No entienden que uno apueste tanto a la reincorporación y que deje tanto tiempo de vida. Estamos más tiempo acá que cuando trabajábamos seis horas. Es venir, mirarnos y confirmarnos que podemos. Que vamos a seguir. Es mirar y decir que es el paro más largo que le hicieron al Gobierno. Eso te da fuerza. Reflejarte en el otro, en la otra, en las miradas, imaginando otras cosas y proyectando actividades”.
Natalia también siente la presión desde el afuera. “Muchos te preguntan, desde la mejor intención, qué estamos buscando”.
¿Y vos qué le respondés?
-Volver. Nada más que eso: volver.
Nota
Imágenes de la marcha a Plaza de Mayo: los jubilados siguen haciendo lío

Jubilados y jubiladas se movilizaron desde el Congreso de la Nación hasta Plaza de Mayo en una nueva jornada de reclamos y denuncia por los ingresos de pobreza que perciben y el fin de la moratoria previsional, cuya prórroga sigue durmiendo en Diputados. Como siempre, los carteles manuscritos fueron una forma de expresión y creatividad. En uno se leía: «Francisco está feliz. Jubilados haciendo lío!!!»
La marcha comenzó nuevamente con un operativo desproporcionado con las cuatro fuerzas federales -PFA, Gendarmería, Prefectura y PSA- que reprimió la protesta pacífica: la Comisión Provincial por la Memoria contabilizó una persona detenida y 13 heridos por efectos de los gases lacrimógenos, entre ellos jubilados y trabajadores de prensa.
Frente a la Rosada, realizaron un acto donde distintas agrupaciones de jubilados se manifestaron contra el acuerdo con el FMI y cantaron por la salud de Pablo Grillo.
«Hasta el próximo miércoles», saludaron los jubilados y jubiladas.
La próxima semana, la marcha contará con la participación de los gremios de la CGT como previa al Día del Trabajador y la Trabajadora del 1 de mayo.

Foto: Juan Valeiro para lavaca

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.
Nota
Escritos sobrevivientes: Un nuevo libro escrito por ex detenidos desaparecidos
Este 24 de marzo, a 49 años del golpe, la editorial lavaca publica Escritos sobrevivientes, un libro creado junto a un grupo de personas que estuvieron secuestradas y desaparecidas en distintos centros clandestinos de represión durante la última dictadura militar. Se presenta el próximo viernes 28, pero ya podés pasar a buscarlo por MU (Riobamba 143) desde hoy. En este texto, Claudia Acuña cuenta qué representa esta obra parida en colectivo y en medio de aires negacionistas.
Por Claudia Acuña
Este libro representa muchas cosas y todas y cada una nos parecen decisivas para estos tiempos desesperados.
Ni sé por dónde comenzar a enumerarlas, así que sin orden de importancia ni cronológico enumero algunas, aunque sin duda me faltarán otras que invito a que completen quienes lo lean.
Lo primero, para mí, es reconocer el valor social, político, histórico y ético que merecen las personas detenidas-desaparecidas por la dictadura cívico militar que azotó este país desde el 24 de marzo de 1976. No olvidamos esa fecha gracias a ellas, pero no siempre se las nombra con la relevancia que han tenido para construir verdad, justicia y memoria.
A algunas de ellas he tenido el honor de escucharlas y verlas testimoniar en los juicios de lesa humanidad, pero también en los diferentes procedimientos contra la impunidad que crearon y sostuvieron para que esos juicios sucedan.
Una y otra vez.
Una y otra vez.
Una y otra vez.
Hasta lograrlo.
Solo a una pude agradecerle con palabras y lágrimas el esfuerzo, el coraje y el legado que recibíamos por su esfuerzo, pero fundamentalmente por sus vidas consagradas a hacer posible lo imposible. Fue en la puerta de los tribunales de Comodoro Py, mientras los altoparlantes transmitían la primera condena a los genocidas responsables del centro de detención clandestino y de tortura que funcionaba en la Esma. Ahora, con este libro queremos extender esas gracias a cada una, a cada uno.
Sé, porque comprendí la lección que nos daban, que no puedo afirmar que lo hicieron solo ellas, ellos. Esa es otra de las cosas que representa este libro: el saberse parte – y reconocerlo siempre- de algo más grande, más importante y más trascendente no solo del yo, sino incluso del núcleo colectivo en el que nos organizamos, reflexionamos y tomamos fuerza para resistir. Nuestras fuerzas individuales y nuestras construcciones políticas suman, activan, empujan, pero alcanzan sus objetivos cuando sincronizan con la necesidad social, con la época y con la Historia. Tienen alas porque tienen raíces y mueven al mundo hacia lugares mejores porque se sabe más grande y más poderosa que lo que nos rodea.
Eso que aquí las y los autores definen como “subjetividad sobreviviente” nos advierte eso: somos nuestros cuerpos y la sombra que proyectan, lo que hacemos y lo que soñamos, nuestras obras y nuestra imaginación, nuestros saberes y nuestra intuición, pero también y además aquellos cuerpos, proyecciones, hechos, batallas ganadas y perdidas, que nos anteceden y desbordan para fortalecernos y sostenernos de pie. Aquello que ilumina la oscuridad es la memoria sensible: de eso se trata este libro, además.
Otra: el valor de las utopías. En los momentos más aterradores hemos gritado “Aparición con vida y castigo a los culpables”. Bueno: la noticia es que hemos tenido éxito y aquí están las personas que cuando pronunciábamos esas palabras mágicas no podíamos abrazar. Algunas de ellas son las que el tercer sábado de cada mes vimos ingresar a nuestra trinchera durante el largo y desalentador año 2024. Para nosotros ese taller de escritura significó una cita con la esperanza, cada vez. Y una comprobación: el futuro se construye con el hacer colectivo, cada vez.
Por último: este no es un libro de testimonios sobre el horror de la dictadura, sino su contracara o quizá, lo que se puede pensar después de cruzar el abismo de la impunidad.
Quizá.
Me falta todavía superar la alegría de haberlo logrado, de sostener con las manos esta pequeña utopía realizada en tiempos de saqueo de recursos simbólicos y materiales, en las cuales sólo proponerlo sonaba casi irresponsable, para poder encontrar las palabras certeras, que expresen lo que representa que personas empobrecidas y violentadas podamos hacer lo que querramos financiadas sólo por el deseo y la convicción, que siempre es política.
Quizá la palabra exacta sea una sola: Argentina.
La presentación
Escritos sobrevivientes y compila una serie de textos producidos en un taller de escritura que tuvo lugar en MU durante 2024. Estos relatos abordan historias marcadas por lo que el grupo denomina «subjetividad sobreviviente». El resultado es un conjunto de textos poéticos, políticos y filosóficos, de una potencia y belleza conmovedoras.
Participan: Rufino Almeida, Margarita Fátima Cruz, Graciela Daleo, Lucía Fariña, Mercedes Joloidovsky, Eduardo Lardies, Susana Leiracha, María Alicia Milia, Claudio Niro, Silvia Irene Saladino, Stella Maris Vallejos e Inés Vázquez.
Así lo resumen sus autoras y autores: «Un grupo de compañeras y compañeros, ex detenidos desaparecidos por el terrorismo de Estado, nos reunimos en un taller de escritura para crear textos enfocados en la subjetividad sobreviviente, mientras la voz del poder alimenta el negacionismo y la reiteración del sufrimiento popular por variados medios».
El libro se presentará el próximo viernes 28 de marzo a las 20 horas en Mu Trinchera Boutique, Riobamba 143.
Podés conseguirlo desde hoy, 24 de marzo, también en MU.

Nota
La Justicia esquiva la causa por el disparo a Pablo Grillo: “Hasta ahora no se investigó nada”

La recuperación de Pablo “es muy rápida” pero la investigación sobre su intento de asesinato, muy lenta, o directamente inexistente. Qué dijo el padre hoy frente al Hospital Ramos Mejía donde Pablo sigue pelando por su vida, aún en terapia intensiva pero con avances prometedores, y las abogadas del caso que presentaron ante la Justicia: primero Servini de Cubría y luego el candidateado a la Corte Ariel Lijo rechazaron la causa, y ahora se sortea en la Cámara Federal de Casación a qué juez le tocará investigar a quien le disparó y a sus superiores jerárquicos. Los dichos de Adorni en conferencia de hoy, y quién cortó el diálogo con la familia; las pruebas que se pidieron y las que se aportaron; y el texto de la presentación judicial en la que la familia pide ser querellante, con las pruebas que aportamos desde decenas de medios, fotoperiodistas y organizaciones sociales.
Por Francisco Pandolfi
Pablo Grillo todavía no está fuera de peligro, pero la mejoría día a día, paulatina y constante, le permite a la familia hablar ya no sólo de su estado de salud. Hasta hoy, el único foco era la supervivencia de este fotógrafo de 35 años impactado por una granada de gas lacrimógeno, fuera de toda legalidad, por las fuerzas de inseguridad comandadas por la ministra Patricia Bullrich.
La pérdida de masa encefálica y la fractura de cráneo con la que llegó de urgencia al Hospital Ramos Mejía –el miércoles 12 de marzo, cuando se desató la represión en la marcha por las paupérrimas condiciones en las que viven las y los jubilados–; la primera operación esa misma noche en la que se bajó la presión intracraneal y se le reconstruyó algo del tejido. Las pupilas que empiezan a reaccionar bien. La merma en la sedación. Los primeros movimientos – prematuros e inesperados por los propios médicos–. Otra operación por un derrame que es revertido a tiempo. La baja de los glóbulos blancos como síntoma de la baja en la infección. Y a solo una semana del disparo, Pablo abre los ojos. Y le sacan el respirador para ver cómo reacciona y lo hace agarrándole la mano a la mamá. Y por si fuera poco le susurra las palabras más hermosas a su papá: “Hola, viejo”.
Pablo continúa en terapia intensiva, en estado crítico, pero respondiendo bien neurológica y físicamente. “Es asombroso el nivel de avance que tuvo”, dice Fabián, su viejo, con los ojos emocionados e incrédulos por la mejoría impensada en tan poco tiempo. Esa sucesión de buenas noticias las que posibilitan a la familia convocar este viernes a una conferencia de prensa «para contar novedades en la causa judicial».
Primero, habla Fabián, su papá, sobre la salud de Pablo: “Las novedades son que está estable, por lo tanto es bueno. Está con los ojos abiertos y sigue sin respirador”.
Fabián lleva puesta una remera azul, con letras blancas que dicen: “Justicia por Pablo Grillo”. Se lo nota cansado, pero más distendido. Se ríe cuando cuenta: “Tengo un video con saludos de (Ricardo) Bochini, veremos si los médicos nos permiten que se lo pasemos. Si lo escucha al Bocha, va a volver a hablar seguro Pablo”. Mantiene los pies sobre la tierra: “Todavía la situación es grave: está en terapia y con riesgo de vida. Pero en ese marco todo lo que estuvo ocurriendo es favorable. A todos nos sorprendió su evolución. Incluso los médicos manifiestan que la evolución que está teniendo es asombrosa. Es muy rápida”.
Este jueves, el vocero presidencial Manuel Adorni dijo que el diálogo con la familia quedó roto desde que el padre de Pablo acusó a Bullrich de ser cómplice. Fabián le responde: “Nosotros no cortamos nada porque nunca existió el diálogo. Lo mío fue una respuesta a una declaración mentirosa de Bullrich, por tanto si es que alguien cortó el diálogo fueron ellos. Yo estoy dispuesto a escuchar, si alguien me llama”. Y agregó: “A esta altura no lo espero (ese llamado). Espero poco. Pero demostraría que tienen todavía un grado de humanidad”.
En relación a las mentiras de Bullrich sobre el trayecto del proyectil, expresó: “Me da vergüenza la forma en que fue acomodando la mentira. La va acomodando a medida que la realidad se lo desmiente, es hasta absurdo, burdo, grotesco: no sé que palabra utilizar”. Cuando le preguntaron si le diría algo al gendarme que, según los elementos reconstruidos hasta el momento, sería quien disparó (presuntamente, el cabo Guerrero), afirmó: “Personalmente no le diría nada. Sí lo vamos a decir de forma jurídica. El mejor diálogo que podemos tener con esta gente es en lo judicial”.
La causa, sin avances
Fabián estuvo acompañado por Claudia Cesaroni, de la Liga Argentina por los Derechos Humanos, y a Paula Litvachky, del CELS, organismos que patrocinarán legalmente a la familia, que este 21 de marzo se presentó ante el Juzgado Criminal y Correccional Federal Nº 1 para ser tenida en cuenta como querellante en la investigación judicial.
Lo más importante de la causa hasta ahora: desde el 12 de marzo “no se investigó nada y reclamamos que se empiece a investigar urgente”. Las abogadas cuentan el por qué: “La causa iniciada por la denuncia de la Procuvin (Procuraduría de Violencia Institucional) que dio inicio a la instrucción estaba presentada en el Juzgado 12 de Ariel Lijo, quien se la devolvió a la Jueza Servini de Cubría, que otra vez la rechazó. Ninguno de los dos quiere hacerse cargo de la investigación. Ahora irá a sorteo para definir quién la sigue. La Cámara Federal de Casación Penal tiene que resolver”. Agregan: “Hasta ahora el Ministerio de Seguridad dijo que no hará sumarios internos por el accionar de su Fuerza, lo que refleja el encubrimiento”.
La causa aún no tiene carátula porque no está radicada en ningún juzgado. La denuncia presentada es por tentativa de homicidio agravado, por abuso de autoridad e incumplimiento de funcionario público.
Dice Paula Litvachky, del CELS: “Es muy importante que la causa salga de este limbo judicial y se inicie el pedido de pruebas antes de que pase más tiempo”.
Dice Claudia Cesaroni, de la Liga Argentina por los Derechos Humanos: “Esperamos que en estos primeros 9 días en los que no se hizo nada, no haya ninguna prueba que se haya destruido, modificado, alterado. Hay cámaras del Gobierno de la Ciudad que tienen un tiempo de duración determinado, o de negocios que también se van borrando y si no las pedís inmediatamente después ya no están. Es vergonzoso que un hecho así no lo esté investigando nadie”.
Las abogadas pidieron una serie de pruebas. Las más relevantes: “Quién dio las órdenes, cómo se manifestaron esas órdenes y cuáles fueron, antes y después del impacto; cuál fue el protocolo que se aplicó, quienes integraban el equipo donde estaba incluido el cabo Guerrero y qué órdenes se le impartió a ese grupo en particular; qué armas utilizaron”. También exigen que se lo llame a indagatoria a Guerrero. “Ya hay suficientes elementos para hacerlo”.
Completa Paula Litvachky: “Hicimos una presentación con los hechos, tenemos un montón de pruebas para que se reconstruya ese tramo del operativo de modo tal que se pueda tener la responsabilidad de quién disparó y de toda la cadena jerárquica”.
Concluyen ambas: “Las pruebas están. Nunca hubo tanto registro fotográfico y audiovisual. Necesitamos el acompañamiento social para empujar a que se haga justicia y que no quieran desviar el foco de la investigación”.
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