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Subtes: la ley del más fuerte

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¿Quién va a ganar el conflicto en subterráneos? ¿Metrovías, la UTA (Unión de Tranviarios Automotor), el gobierno, un link entre estos tres actores? ¿Los trabajadores del subte? Los trabajadores resolvieron levantar transitoriamente el paro, pero avisaron que están dispuestos a realizar medidas más fuertes aún si no se reconoce a su gremio. lavaca acompañó la jornada de paro que pone a los trabajadores en una situación que no buscaron: la de mostrar que la fuerza real está de su parte, además del consenso, la razón, los fallos judiciales, el sentido común y la Constitución. Este último es un libro tal vez secreto, que en su artículo 14 bis garantiza a los trabajadores, entre otras cosas, «organización sindical libre y democrática, reconocida por la simple inscripción en un registro especial».
Subtes: la ley del más fuerte
El conflicto es por el reconocimiento del Sindicato del Subte, organización sindical libre y democrática frente al cual el Ministerio de Trabajo presenta una demora para su «simple inscripción» de 247 días (según se cuentan con horas, minutos y segundos en el reloj que aparece en la página web del Sindicato del Subte).
Uno de los trabajadores en la estación Virreyes, terminal de la Línea E y el Premetro, comentaba: «Aquí te obligan a mostrar quién es el más fuerte. Si sos débil, te patean aunque tengas la ley de tu lado. La UTA es enorme, pero en el subte los fuertes somos nosotros. Y además tenemos razón». Roberto Beto Pianelli, uno metrodelegado de los históricos, agregaba: «La empresa dijo que iba a garantizar servicios parciales. Acá ves que no puede. El gobierno decretó que el servicio de subtes es esencial. Lo hizo para tensar la cuerda, obligar a que la empresa mueva trenes, y tratar de quebrarnos. Pero tampoco puede».
Enrique, otro de los miles trabajadores que ocuparon toda la red de subtes, planteaba una disyuntiva: «El gobierno tiene que decidir entre la patota o con el cumplimiento de la ley, la Constitución y la democracia sindical. Si va a estar con los trabajadores como es su discurso, o con Roberto Fernández (titular de UTA), Moyano y la gente de siempre».
Los trabajadores están nucleados en el Sindicato del Subte, modo sencillo de llamar a la Asociación Gremial de Trabajadores del Subterráneo y Premetro, AGTSyP, «sigla totalmente impronunciable» se ríe Pianelli comiendo una factura. «Dejemos Sindicato del Subte».
Subtes: la ley del más fuerte
El carnet y el campo
Al realizar la medida de fuerza, los trabajadores mostraron un detalle que es obvio sólo en apariencia: son trabajadores del subte. Lo hicieron explícitamente, en Virreyes, y para ser fotografiados para lavaca mostrando sus carnets de Metrovías y el del Sindicato que ya crearon aunque aún no tenga el reconocimiento ministerial. Ya son 1.600 los afiliados al nuevo sindicato. La Unión Tranviarios Automotor (UTA) gremio del cual prefieren separarse, ha realizado algunas movidas, persecuciones y agresiones (por ejemplo a la familia del delegado Néstor Segovia) con personas que seguramente tienen amplios currículums, salvo el de ser trabajadores del subte. Enrique: «Siempre quise que hagamos esa foto, mostrando nuestra acreditación como trabajadores, para que todos entiendan que somos todos los que estamos asumiendo esta situación, y dispuestos a seguir haciendo lo que haya que hacer para no depender más de la burocracia y de los matones». En la estación se notaba una gran tranquilidad. Nexo con las otras estaciones, Pianelli, cada tanto, hablaba por dos celulares a la vez, como si fueran auriculares.
Cortó, y dijo a lavaca: «Ver a los que hablan de la juventud maravillosa, juventud que enfrentó a las burocracias, haciendo esto, es penoso. Hemos tenido muy buena relación con Trabajo y con el gobierno. Cumplimos todos nuestros compromisos, hemos sabido eperar los tiempos. Cuando fue el conflicto con el campo levantamos todo un plan de lucha para no jugar a debilitar al gobierno. Ver ahora esta actitud ante un colectivo de trabajadores que ha sido siempre respetuoso y cuidadoso, es muy triste».
Subte a Constitución

Los trabajadores llevan más de una década organizándose y logrando conquistas frente a Metrovías, entre las cuales figura la jornada de 6 horas (en lugar de 8 ) y aumentos salariales que su propio sindicato jamás obtenía. Marcelo Contreras, por ejemplo, fue despedido en febrero de 1997 -menemismo puro y duro- por Metrovías la concesionaria privada del servicio. Sus compañeros de todas las líneas hicieron un paro (traducción: lo hicieron trabajadores que en muchos casos ni lo conocían). Hubo varios que se instalaron en las vías para evitar que los trenes funcionaran. Ayer Marcelo dijo a lavaca: «Fui el primer reincorporado en una empresa privatizada y después ya prácticamente no hubo más despidos de ningún compañero. En cambio la UTA nunca hizo nada. Venían a decir que los que hacían paro iban a tener una demanda judicial, para asustar a la gente».
Otro logro del cuerpo de delegados fue incorporar a los trabajadores de empresas tercerizadas, como integrantes de Metovías. Y desde entonces empezó a madurar la idea de desprenderse de UTA (que reúne a choferes de colectivos) y consolidar la propia experiencia.
En septiembre de 2008 iniciaron el trámite. Es interesante, con estos datos, leer unas pocas líneas asombrosas de eso que se llama Constitución Nacional, en su artículo 14 bis:
«El trabajo en sus diversas formas gozará de la protección de las leyes, las que asegurarán al trabajador: condiciones dignas y equitativas de labor; jornada limitada; descanso y vacaciones pagados; retribución justa; salario mínimo vital móvil; igual remuneración por igual tarea; participación en las ganancias de las empresas, con control de la producción y colaboración en la dirección; protección contra el despido arbitrario; estabilidad del empleado público; organización sindical libre y democrática, reconocida por la simple inscripción en un registro especial».
¿Los jueces son metrodelegados?
La gente del subte corre el riesgo de convertirse en un modelo constitucionalista, pero cuando fueron con  su idea de «organización sindical libre y democrática» para que fuera «reconocida por la simple inscripción en un registro, especial», encontraron que todo el trámite fluía sin que hubiera reparo alguno a los papeles presentados. «Pero a la vez nunca definían el número de inscripción» dice Pianelli. En diciembre el ministro  de Trabajo Carlos Tomada recibió el expediente, elevado por la secretaria de trabajo Noemí Rial y aprobado por la Dirección Nacional de Asociaciones Sindicales.
«Como no resolvía, este año nos presentamos ante la justicia» cuenta Pianelli. «Y el ministro apeló, pero la justicia seguía diciéndole que tenía que resolver el expediente».
En septiembre de este año el Juzgado del Trabajo 79 ordenó al ministerio que resolviera el expediente. Tomada apeló nuevamente. En octubre la Sala 10 de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo confirmó la resolución judicial que le ordenaba inscribir al sindicato del subte.
Por si faltaba algo, la idea del sindicato fue refrendada por los trabajadores en un plebiscito organizado en enero, donde las patotas de la UTA aparecieron con su tradicional política de los puñetazos, de los que logró salvarse raspando Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo. Uno de los planteos del nuevo sindicato frente a la UTA era el de aumentar de 26 a 40 el número de delegados. Con el éxito del plebiscito redoblaron la idea, y hoy son 85 los delegados, como estilo que garantice la mayor democracia interna en el nuevo gremio.
Ayer se conoció la denuncia de un ex empleado de Metrovías, Humberto Cisneros, acerca del espionaje de la empresa a los delegados, con teléfonos pinchados y cámaras ocultas.
Los acusados
La empresa jamás dice tales cosas en público, pero paga solicitadas planteando que son apenas un grupo de trabajadores. Pianelli habla en medio de cientos de los que ocupan la estación Virreyes (escena que se repitió por debajo de toda la ciudad): «Metrovías y UTA dicen eso. Dicen que mucha gente está con ellos. Pero no pueden demostrarlo. El problema es que las cosas que uno dice tiene que demostrarlas. Nosotros a cada momento mostramos quiénes somos. Dijeron que iban a organizar recorridos especiales y acá lo ves. Todo parado. Los hechos son hechos. Que cada uno los valore».
Carina es guarda del subte: «Nos dimos cuenta que la paciencia y la espera no sirvieron para nada. Nosotros no queremos perjudicar a nadie, pero la gente sabe que si no es así, reclamando, nadie te escucha. Los reclamos dejando pasar a la gente gratis no sirvieron, porque a la empresa no le importa que no paguen boletos. Y a la UTA menos todavía».
Para Carina «la ventaja de un sindicato propio es que tomamos nuestras propias decisiones, sabiendo lo que es el subte. La UTA que lamentablemente nos quiere nuclear nunca consulta nada. Todas las conquistas que tuvimos fue por la lucha nuestra, ellos jamás hicieron nada».
La charla quedó para más tarde, porque las asambleas empezaban a reunirse en distintos lugares bajo tierra, para definir sus propias decisiones para el futuro mientras el reloj de la página web del Sindicato del Subte sigue marcando días, horas, minutos y segundos de una injusticia.

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

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Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».

Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.

Por Tiempo Argentino

Fotos: Antonio Becerra.

En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.

“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.

“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Represión como respuesta

La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.

“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Un reclamo federal

La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.

Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes, resaltó.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.

El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.

Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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