CABA
Todas a la mesa: Narda Lepes, cocinera y algo más
Entre el aborto legal y las verduras, Narda Lepes cocina sus verdades y reivindica el valor de conversar. Broncas y experimentos. Ideas y recetas para volver a cocinar y pelearle a la industria. Por Anabella Arrascaeta.
Narda está investigando los comportamientos alimenticios de los cazadores y recolectoras. Y cómo eso define nuestros platos hasta hoy: “Cuando las sociedades nos quedamos quietas, empezamos a plantar cosas, pero fue poco tiempo històrico: el cuerpo no se adaptó. Y el mercado se aprovecha de nuestras debilidades: el gusto natural por la grasa, la azúcar, la sal, la proteína, y te engancha por ahí. Dicen: ‘al nene le encanta el asado, salió al padre’. Y no: salió a la humanidad. O ‘le encanta el dulce de leche’. No: a todos los chicos les pasa, porque es energía”.
Narda cuenta que cuando hombres y mujeres éramos nómades, nosotras nos encargábamos de la recolección. Así conocíamos las plantas y qué hacer con cada una, y cuando nos cruzábamos con otra intercambiábamos información.
Por eso imagina posibles charlas prehistóricas: “Ojo con esa fruta roja que parece estar buena, pero no; aquella cura, la otra envenena”.
Con las manos producíamos saber y con la palabra hacíamos circular el conocimiento. Un saber comunitario, del que de algún modo seguimos impregnadas.
“El hablar mucho funciona”, dice Narda, y fondea un vaso de agua que acaba de servirse de un botellón; más tarde dirá que ya no compra botellitas de plástico.
Hablemos.
Un cuarto propio
Narda Lepes es cocinera, empresaria, mamá, hermana, escritora y otro montón de otras cosas. En 1999 llegó al canal El Gourmet, y se volvió famosa. En 2001 tenía 29 años, sin cuenta bancaria: todo lo que ganaba se lo gastaba en alquilar su casa y viajar. “Empecé cocinando, terminé en la tele y eso me dio posibilidad de hacer otras cosas”, resume su parábola.
La última parada, por ahora, está en Belgrano, donde creó su restorán Narda Comedor. Desde la puerta puede verse, al final del salón, la cocina. Es abierta y por allí asoma una chica que lleva pañuelo verde en el bolsillo de la camisa. El 70% del staff es femenino, y al mediodía suelen atender a señoras de más de 50 años. La idea: “Que las comidas no sean todas iguales”.
Además de estar a cielo abierto, la cocina es bien ancha, con un gran espacio para la circulación. Y acá todo tiene un por qué: “Me apoyaron toda la vida”, dice Narda, de manera literal. Y no se refiere a que la ayudaron sino al machismo: “Tengo mucho culo (no se refiere a que tiene mucha suerte) y en la cocina los hombres me apoyaban. A veces sin querer, o queriendo. En un momento te acostumbrás, hacés chistes, te corrés, pero te apoyan. Yo puteo mucho, eso hizo que me dieran más bola. Pero si no, aunque fuera la jefa, no me daban bola”.
Narda armó entonces su propia cocina con la propuesta de ser un “comedor diario”: barra con desayuno de día y tragos de noche. Cada día se ofrece un color, una legumbre y un cereal. “Acá hay hidratos -cerdo, panceta, carne, ñoquis, salchichas- pero hay mucho vegetal”. En los carteles tras la barra figura la consigna: “Tomá agua. Comé plantas”.
“Hay platos que son vegetarianos y la gente no se da cuenta”, asegura Narda, arriesgándose a un restaurant sin la carne como protagonista. “Vengo hace mucho tiempo con esto, no es ahora que digo que hay que comer estacional. No te voy a decir que comas orgánico porque te pongo la vara muy adelante. Hasta que todos no comamos más verdura es al pedo decir que comas orgánico, porque a la gran parte la alejás. Comé verduras. Cociná. Comé en estación. Cociná. Siempre el cociná al lado”.
¿Por qué es importante cocinar?
Porque lo vas a hacer toda tu vida tres veces al día. Si vos tercerizás tu alimentación no hay forma de que tu vida mejore ni de que la producción levante la vara. No podemos obtener un mejor producto si seguimos comiendo así.
¿Hace falta tiempo para cocinar?
Tenés que pensar a qué le das más valor. Lo que no hay es una mirada honesta. Más que el tiempo, lo que hay que preguntarse es cuánto nos importa lo que comemos.
Generación verde
La tarde del 8 de marzo junto a las mujeres de su restaurant llenaron el espacio de carteles con frases que habían pensado entre todas. Por ejemplo: “Pago igualitario”, “Mi culo es mío”, “No es no”, “¿Y vos que tenías puesto?”, “Estar al mando no es ser mandona”, “Amamantamos donde queremos”.
Publicó las fotos en sus redes sociales y el Facebook, con más de medio millón de seguidores, explotó en comentarios. “La gente acá reaccionó bien, se reía, se sacaba fotos con los carteles: en persona no pasa nada. En las redes es otra cosa, hay un sistema: vos ponés algo y lo primero es una puteada. Pero después todo se acomoda. Yo ya estoy más inmune y no me importa: no me voy a retractar ni en pedo”.
Narda putea cuando habla, aunque su tía la llame después de leer las notas y le diga siempre la misma frase: “No podés decir eso”. Hace poco se volvió viral un tweet suyo tal vez demasiado descriptivo, pero efectivo: “Si querés saber si estas comiendo bien, tu caca tiene que flotar. Si va al fondo, falta equilibrio: más frutas y más verduras”.
Otro encontronazo virtual lo tuvo cuando se manifestó a favor de la legalización del aborto:“El otro día puse que se hacen 40 abortos por hora. Y todos haciendo cuentas acusándome de ignorante. ¿No saben dividir? No lo digo yo, lo dice el (ex) Ministro de Salud. Y los diputados que votaron en contra usan ese mismo número”.
Días antes del 8 de marzo, la actriz Dolores Fonzi la invitó a una foto-acción en las escalinatas del Congreso en la que junto a otras referentes de la cultura pusieron el cuerpo y el grito de ¡Aborto Legal Ya!
En medio del debate Narda también fue con una cinta verde a la entrega de los Martín Fierro y defendió la legalización en cancha visitante: la mesa de Mirtha Legrand.
La votación en la Cámara de Diputados la vio en su casa; era el cumpleaños de su marido pero todos sabían que la tele iba a estar prendida. Para las dos vigilias le preparó a su hermana menor el kit de abrigo, borceguíes y campera. “Sola, sin que nadie de la familia la lleve o le hable, arrancó. Estuvo las dos noches. Ahí es cuando te das cuenta que ya está: la Ley no salió ahora pero va a ser dentro de cinco minutos”.
De la votación y su exposición, Narda saca una conclusión: “Yo no sabía cómo se votaban las leyes y ahora vi cómo funciona. ¿Esta gente decide si tenemos una base militar china en algún lugar? Yo no sé si los senadores saben lo que es pelearse con una chica de 17 años: hormonas, energía, una batalla perdida. La marea verde no es solo de chicas de los centros de estudiantes que ya tienen una agenda: esto salió de abajo del piso. Estas chicas votan el año que viene. Nosotras perdimos por seis votos, pero los senadores perdieron millones de votos”.
Sabor a qué
Hace poco Narda amaneció su Twitter con un “buen día” citando un link a una nota del diario británico The Guardian. La noticia: en un fallo histórico, Monsanto fue hallado culpable de ocultar información sobre los efectos tóxicos de su herbicida Roundup, según una demanda de un un jardinero de California enfermo de cáncer (ver nota de este número: Monsanto Papers).
De lo conflictos globales, a la cocina: para empezar a pensar una nueva relación con la alimentación y el ambiente, Narda dice que hay cosas que no hace más.
¿Cómo qué?
Hay ciertos cafés que no puedo tomar porque no sé con qué los fumigaron. La botella de agua chiquita no la compro más, porque no es sustentable gastar plástico para un solo uso de bebe un poquito. Entiendo las escalas. Uno dice: ¿por qué no hacés algo más sano, o distinto? Y, porque para cambiar la producción tengo que asegurarme de vender 40.000 toneladas anuales, o me fundo.
Ahí debería estar el Estado subsidiando un cambio para mejores alimentos.
Esa es otra película. En un momento estaba subsidiado el Fernet. ¡Mejor subsidiame la acelga! Para cambiar la escala no podés cambiar la fórmula de golpe porque tenés una planta para 700 empleados que no la podés cerrar. Pero entiendo que hay fórmulas que se pueden ir cambiando paulatinamente; hay ver cómo hacer, cómo trabajar con lo que tenemos. Hay gente que sueña. Yo prefiero ponerme a trabajar en algo más práctico. Trabajo del lado de adentro.
Recuerda que durante dos años fue empleada de una empresa de sabores (sic) “para saber cómo se hacían los alimentos”. Cuenta: “El 93% de los productos del supermercado tiene sabores y olores artificiales. Algunos son naturales, pero son caros. Y otros son muy baratos. Si algo tiene mucho sabor, mucho aroma y es muy barato entonces estás comiendo ‘la idea de’. Eso está hecho para que tu boca crea que es rico. Para detectarlo hay que entrenar el paladar”.
Narda escribió cuatro libros. El último, Ñam Ñam, reúne recetas para que lxs niñxs aprendan a comer variado y rico. Para ella, el acento debe estar ahí: dice que cocinar debería enseñarse en segundo y tercer grado. “Muchos chicos no saben qué es comida: ponés vegetales arriba de una mesa y no saben cuáles son. Hay niños que no vieron cocinar a su mamá ni a su abuela. La relación con la comida está rota. Hay que recuperar ese conocimiento”.
Sin rodeos: “Lo que tenés que hacer con un niño es no cagarle el paladar, que detecte las sutilezas”. ¿Cómo se arruinan los paladares infantiles? “Sabores químicos, mucha grasa de mala calidad, jarabe de alta fructuosa, sal mala. La evolución del cuerpo es lenta, pero por eso hay que empezar ya”.
Parece que hablar del futuro de la alimentación tiene mucho de mirar hacia lo personal. “La comida lleva un poco de cabeza, de tiempo, hasta que sale sola. Hasta que en vez de comprar ‘un kilo de’ agarrás dos mandarinas, un alcaucil, un hinojo, y hacés algo. Hasta que entendés que el cambio puede empezar por lo que hagamos en la mesa”.
Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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