CABA
Un jueves agitado: de las Madres al ruidazo, la ley de las calles
El reloj marcaba la hora de cada jueves: el momento exacto en que las Madres de Plaza de Mayo se dirigían a su ronda 1.999. Fue esa sincronía la que preñó el significado de la orden de detención de Hebe de Bonafini y la del allanamiento de la sede de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, el tercero dictado en el marco de la causa que investiga las irregularidades del programa Sueños Compartidos, regenteado por el ex colaborador de la Asociación, Sergio Schoklender.
Con ese procedimiento policial el juez Marcelo Martínez Di Giorgi respondió a la carta presentada por Bonafini para explicar por qué no se iba a presentar ante él ese día.
Le dijo Bonafini al juez en esa carta:
“Desde el año 1977, más precisamente el día 8 de febrero de ese año, vengo padeciendo las agresiones de la mal llamada justicia, implementada por jueces de la Nación. En ese momento empezó mi calvario. Hice 168 presentaciones por mi hijo Jorge, luego en conjunto reclame por mi otro hijo Raúl, que fue desaparecido en diciembre del mismo año, en una constante peregrinación por los juzgados, siempre padecí las mismas injusticias, las mismas agresiones. Luego en mayo de 1978, desapareció también mi nuera María Elena, nada cambio”.
Y siguió:
“Después de un tiempo en el año 2001, más precisamente un 25 de mayo, a mi hija María Alejandra que se encontraba sola en mi casa, mientras yo estaba de viaje, la torturaron casi hasta matarla. Y allí otra vez mi peregrinación para ver si encontraba algún juez que nos muestre el valor de la Justicia, y que esta existía, pero otra vez la burla y la sin razón.
Y llego el caso Schoklender, allí las Madres con gran esfuerzo aportamos voluntariamente 60 cajas con pruebas, junto con 40 backup, y otros elementos más, primero a Oyarbide y después a usted, que ni siquiera leyeron algo de lo aportado.
Asistimos cuantas veces nos llamaron a declarar, hicimos pericias de las firmas que constataron que no eran mías, siempre a disposición por la verdad, incluso hace unos meses asistí voluntariamente a su despacho para informarme ante la indigna marcha de la causa. Y otra vez sufrimos en carne propia la burla, que nos castiga a todas, ancianas de 85 a 90 años, y nos condena a pagar las deudas, injustas y ajenas”.
La respuesta judicial llegó con una barrera policial que trató de impedir la partida de la camioneta que trasladaba a las Madres a Plaza de Mayo. Y esa amenaza sacudió la calle. Un grupo de personas increpó a la policía y el forcejeo fue suficiente para que la camioneta de las Madres avance hacia Plaza de Mayo. Una vez alallí, comenzó a llegar gente.
Y más gente.
Y más.
En pocos minutos, se formó una barrera humana que protegió a las Madres mientras cumplían con su ronda de cada jueves.
Luego, habló Hebe de Bonafini, también como cada jueves. Dijo esta vez: “Con la misma valentía que nuestro hijos vamos a enfrentar a la justicia corrupta”. Dijo también: “Nunca van a poder poner presos a los ideales”. Anunció entonces que las Madres volverían en su camioneta a su casa de Congreso y pidió que las acompañen.
Lo que sucedió a partir de allí fue inmenso.
Delante de la caravana se ubicaron los motoqueros –legendarios protagonistas de las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001-, detrás una columna humana que fue creciendo al ritmo de las cuadras; por último, la camioneta con las Madres. A ritmo lento, mientras se nutría de personas y consignas, la caravana fue recorriendo Avenida de Mayo, desde la Plaza hasta Congreso. Cuando esa caravana se convirtió en multitud, la policía abandonó la sede de Madres. Para cuando llegó la camioneta, la orden de detención se convirtió en impotencia. Y la expresión espontánea de apoyo mutó en acto opositor, con oradores que representaron exclusivamente al kirchnerismo. Cerró el acto Bonafini con un mensaje que luego se replicó en algunas esquinas, durante el ruidazo contra el tarifazo: “Macri: pará la mano”.
Fuentes judiciales informaron que la orden de detención se hará efectiva “en el momento oportuno”.
No lo fue este jueves en el que las Madres fueron la gente.
Ruidazo II: la calle habla
Cucharas abollando ollas, cornetas, latas de aceite, silbatos, tapas de cacerolas como platillos, bombos, o el viejo arte de golpear con las palmas de las manos, para ver si alguien escucha: el segundo ruidazo contra los tarifazos ocurrió en todas partes. No tuvo un centro sino muchos. En el caso de Buenos Aires, al menos 50 esquinas. Y Morón, Lanús, Berazategui, Ramos Mejía, Ciudadela, Olivos, Lomas de Zamora, Malvinas Argentinas, Moreno, Avellaneda… Y Rosario, La Plata, Santa Fe, Córdoba, Salta… y seguían llegando tweets y noticias de Facebook de todo el país, de algo que los medios ignoraron según corresponde a estos días deportivos: olímpicamente.
Cerca del Obelisco Eduardo golpea una olla digna de algún negocio de antigüedades de San Telmo: “La tengo desde 2001. Teníamos una pizzería con un amigo y tuvimos que cerrarla. Después las cosas más o menos anduvieron. Pero este año es un desastre. Estoy ahorcado. Yo tengo una pensión, alquilo habitaciones. Me vino un aumento del 500% de todos los servicios. De estar pagando de impuestos unos 1.000 pesos ahora pasé a 6.000 o 7.000. Yo a la gente no le puedo cobrar ese aumento, porque la gente vive de un sueldo, y menos todavía con la malaria de trabajo que hay. Así que nos queda esto”, dijo, volviendo a golpear esa olla que podría estar en algún museo de las ciencias políticas. Su hija Abril, 15 años, presionaba una especie de corneta ensordecedora.
La avenida Corrientes estaba taponada por unos 100 taxis a cuyo frente había una bandera: “El GNC también es gas”. Luis Fernández Ageitos, de la Asociación de Taxistas de Capital: “Estamos repudiando el tarifazo del Gas Natural Comprimido, el principal combustible que utilizamos los taxistas para trabajar. Eso significa que nos han robado de 2.500 a 3.000 pesos a todos los que seamos titulares o choferes de taxis. Estamos juntando firmas para llevarle al ministro Aranguren para que ponga una tarifa diferencial o un subsidio para nuestro trabajo”.
¿Podría resultar una misión imposible? “Mire, le han dado subsidios al campo, lo ayudaron con la devaluación, le sacaron las retenciones, le subsidian el gasoil. Y encima, el doble discurso de estos gerentes. Cuando Aranguren era CEO de la Shell hablaba de respetar el precio internacional, para que subiera. Y ahora resulta que el precio internacional está más bajo, y te pegan un tarifazo igual. Esto es confiscatorio. Esto es una estafa. Y vamos a resistir, porque esto nos afecta como ciudadanos y como trabajadores del transporte. Acá estamos Taxistas Unidos y Taxistas de Capital. En total vinieron 500 coches pero la policía no los dejó llegar a todos, por eso están estos 100”.
¿Por qué el gobierno aplica esta política? Fernández: “Yo considero que esta gente viene a un saqueo lo más rápido posible. Es un capitalismo que va más allá de la cosa neoliberal. Es tierra arrasada, saben que va a haber reacción, y por eso quieren hacer todo lo más rápido posible”. Al margen del tarifazo, algunos de los taxistas reunidos calcularon que en estos meses la recaudación cayó a la mitad, aproximadamente
No pudo observarse a conciudadanos intentando cazar pokemones con artefactos 4G, pese a que en la zona del Obelisco, estaban Pikachu, Drowzee y Abra, según las investigaciones reveladas en amplios espacios por los diarios contrainformativos Clarín y La Nación. El único juego similar del día había sido efectuado por un juez que intentó cazar a una madre de Plaza de Mayo sin éxito, hasta el momento.
Carlos y Graciela, hermanos. Golpeando ollas. Ella es jubilada, él es técnico electricista.
Sostiene Carlos: “Llegaron diciendo que nos querían instalar en el mundo pero es el único lugar del planeta donde hay una inflación del 45% anual y meten tarifazos de hasta el 2000%. ¿Así nos instalan el mundo? ¿Hay que dejar de comer para pagar? Y encima fueron empresas privatizadas que cobraban pero nunca invirtieron un peso, nunca cambiaron un cable. Creció el consumo de luz de modo exponencial y nunca cambiaron un transformador. ¿Dónde hay inversión? Hay solo transferencias de recursos. Y siguen cortando la luz, no invierten una moneda y nos sacan los recursos a los trabajadores cuando sabemos que le están regalando el oro, la plata y el litio a las empresas de la megaminería”.
Graciela: “Vinimos porque hay que salir a la calle. No solo por las tarifas. Están yendo contra muchos derechos, contra la democracia. No estoy de acuerdo”.
Carlos: “Yo conocía la historia de este hombre que fue procesado como empresario por contrabando agravado, como presidente de un club por administración fraudulenta y como jefe de gobierno por asociación ilícita. En Boca conozco dirigentes que contaban cómo el 15% de los pases tenían que ir al bolsillo del presidente. Corinthians pagó 22 millones de dólares por Tévez, y a Boca le llegaron 16 millones”.
La zona del Obelisco estaba iluminada a pleno, transformada en un refrito desmejorado de Times Square con metrobús. Las publicidades iluminan la zona. Televisores, celulares, un letrero brillante que sostiene “si no mejoramos la educación todo se derrumba”, otro de traumatología clínica, uno que propone depilarse a fondo. La curiosidad en plena emergencia energética es: ¿tienen sentido estas luces de colores, justo cuando decenas de manzanas, cada día, sufren cortes de luz? Se enciende un cartel resplandeciente que aborta estas meditaciones invernales con una señorita bella y un anuncio de época: “Casino de Buenos Aires”.
Dos carteles juntos. “Chau tarifazo”, y a su lado uno amarillo: “Próximamente vamos a disfrutar más de la ciudad”.
Tres mujeres golpeaban latas de duraznos con latas de aceite. Isabel Condori cuenta: “Somos del Consejo de la Mujer Indígena. Siempre vamos a participar cuando no estemos de acuerdo con algo. Estamos porque en este país no se salva nadie. Nosotros ya tenemos experiencia. Nos quitaron los territorios, nos invadieron, somos como invisibles. Y esto que está pasando afecta a todo el mundo. Las muertes, las guerras. Somos pacíficos, y lo que necesitamos es vivir”.
Cecilia: “No estoy de acuerdo con lo que pasa. Soy armadora de bijouterie, y la venta me bajó totalmente. No tengo más proyectos. No puedo pensar a futuro, no puedo hacer nada. Estoy atada. Apenas si me alcanza para pagar la luz y el gas. Si no tenés proyectos sos un ser muerto. Me salvó que vino un pedido del exterior. Pero todo esto me da mucha bronca, se sacaron derechos, y me hace mucho mal ver a gente que está todavía peor que yo, que tiene chiquitos. Me pasó que mi tía había votado a Macri. Ahora está muy arrepentida. Decía que las cosas tenían que cambiar, que iba a haber mucho trabajo, que estaba contenta con el gobierno, que lo anterior estaba todo mal, como dicen por televisión. Y ayer me llamó llorando que le llegó la factura de agua de 2.600 pesos. Yo le dije: ‘Tenés que mirar un poco menos de televisión, y pensar un poco más’”.
Corrientes vacía de tránsito, pasan unas chicas con carteles. Lorena, mucama de hotel. “Estamos con un pie adentro y otro afuera, porque la amenaza de que te echen es permanente”. Norma está peor: “Trabajaba en un hotel de San Telmo. Nos echaron a 17. No volví a conseguir trabajo”, cuenta y corren hacia el Obelisco.
En la zona de Congreso, la gente en los bares y restaurantes se paraba a aplaudir los cantos contra el tarifazo. Un gitano preguntó: “¿Alguien me explica qué pasa con este país?”. No logró respuesta.
En Congreso un grupo de chicas y chicos había llevado papelotes en los que la gente podía escribir sus propias consignas. Las chicas rompían el tradicional machismo tocando ellas mismas los bombos. Los vecinos escribieron: “Balvanera va en patas y en remera” y “a los negros nos falta la grasa (aceite y manteca)”. Un señor había calculado: “Pagué 100 pizzas de luz”, para retrucar antiguas cuentas del ministro Aranguren, que sigue ganando amigos. En Corrientes y Medrano y en Rivadavia y Carabobo hubo hogueras encendidas en el medio de la calle. Y un despliegue de humor, ruido y carteles sintetizados, por ejemplo en “unidxs podemos evitar el tarifazo”.
Fin del ruidazo, el regreso de mucha gente en subte. Un músico con parlante y hasta micrófono dentro del vagón anuncia que, pasado el ruidazo, es hora de música. Propone que los viajeros elijan una canción. Tras una breve deliberación democrática surge un pedido tal vez inesperado, al que el músico accede inmediatamente mientras todos fluían por las entrañas subterráneas de la ciudad. Cantó maravillosamente un tema de un prócer rosarino, que plantea de qué modos se fortalece el corazón, y se llama Solo se trata de vivir.
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
CABA
La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
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