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Uruguay en Asamblea: Contra la contaminación y el modelo económico

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En Colonia, en Mercedes, en Fray Bentos, comienzan a pulular reacciones sociales frente al modelo de fabricación de pasta de celulosa que implica concentración de tierras, monocultivo, expulsión de gente hacia las ciudades y riesgo para el turismo, entre otras cosas. Gualeguaychú rebotó en Uruguay, y empieza a conformarse una forma de convivencia que demuestra que no se trata de un problema de país contra país. Datos para comprender a Uruguaychú.

Al paisaje verde, de cuadro, cercano a Colonia, Uruguay, le han salido brotes raros a unos 20 kilómetros, alrededor de Conchillas. Un cartel en una torre de iluminación: “Fuera ENCE”. En una tranquera: “No Ence, Sí aire puro”. En los alambrados de un campo junto a la ruta: “¿Uruguay natural, o contaminación?”. Otra tranquera: “Uruguayos pagamos impuestos, ¿y ENCE?”. Un alambrado: “No celulosa” (la o con forma de calavera). En una parada de colectivos sobre la ruta pintaron “Ence Nooooo”. Otra pancarta clavada entre dos árboles viejos de un campo: “Ence = 2 años de trabajo y chau país natural”. En la casa museo de un vecino de Conchillas (pueblo mágico de 400 habitantes), se reúnen los vecinos y arman una asamblea de 100 personas para decidir qué hacer. Hay una señora que limpia en la escuela, hay tamberos, pequeños productores agrícolas, chacreros, jubilados, algún docente, unos con yerba Baldo, otros con Canarias. Uruguay es la etapa superior del mate, aunque esas yerbas se produzcan en Brasil. Los encuentros se contagian en Carmelo, Colonia, Tararira, Nueva Palmira…
En Mercedes, bastante más al norte, a 30 kilómetros de Fray Bentos, pintaron murales que dicen “Peligro de cáncer- Celulosa, Botnia, ENCE”. En plan artístico, se ven las siluetas del Quijote y Sancho Panza dialogando contra las pasteras, y otro mural es un atado de cigarrillos: “Fume Celulosa, el nuevo cigarrillo del Uruguay”. Hay pinturas de fábricas y chimeneas humeantes, junto a tumbas. “Botnia, monocultivo de eucaliptus + plantas de celulosa = Uruguay natural??” En Mercedes los chacreros estudian qué hacer, porque el pueblo se está quedando sin agua como consecuencia de las plantaciones de eucaliptos, que alimentan de materia prima a las fábricas de pasta de celulosa.
“Este es el primer misil de Gualeguaychú” murmura Oscar Díaz (el nombre se acentúa en la O), productor artesanal de queso de Colonia. Oscar se refiere a la reinstalación de ENCE (Empresa Nacional de Celulosa, de Galicia, España), en Conchillas. Y quizás también a las reacciones que están contaminando en zonas del Uruguay el supuesto consenso sobre la instalación de las pasteras junto al río, y a sus vidas.
-Queremos la relocalización de ENCE- me explica.
-¿Qué lugar proponen?
-España.
Tal vez son pocos todavía los que se hacen oír, y es indescifrable la cantidad de silenciosos que los apoyan. Pero nunca conviene subestimar la capacidad de ciertos uruguayos de jugar en desventaja, y lograr de todos modos cosas insospechadas gracias a una fórmula de fabricación local: austeridad, convicción, sentido común, modales y carácter, sin olvidar algunas patadas propinadas en el momento oportuno.
Conchillas, Puerto Madero y Google
ENCE es la otra fabricante de pasta de celulosa que iba a instalarse en Fray Bentos. Como la construcción no había comenzado, huyó de la zona ante la movilización social generada por la Asamblea Ciudadana de Gualeguaychú. En diciembre de 2006 tras consultarlo con el gobierno argentino y no con el uruguayo, anunció que se instalaría en Conchillas, pueblo nacido hace 120 años como cantera para la construcción de Puerto Madero en Buenos Aires por parte de los ingleses. El puerto profundo detectado entonces en Conchillas, sedujo ahora a los españoles.
“Yo le confieso que vi la noticia de la instalación como un progreso” explica Mario Leal, 65 años, numismático, y habitante de Remember, casa museo del siglo XIX donde también hay un estereoscopio con imágenes del centenario porteño, y una computadora peligrosa. Pasado presente y futuro danzaron de modo extraño sobre la curiosidad de Don Mario: “Me metí en Internet y puse ENCE + contaminación”. La aparición en el buscador de unas 137.000 páginas, varias escritas en gallego, lograron que el hombre decidiese someter a remojo su propio entusiasmo. “Descubrí los juicios que les han hecho, las denuncias, los directivos presos. Entendí: esto te dura los dos años mientras construyen la planta, y después te queda todo en contra más el problema de la contaminación”. Pasó horas así, iluminado por la pantalla: “Pensé: yo no quiero meterme en más líos, pero ya me veo que me voy a meter igual”.
Mario había fundado la Comisión de Preservación y Cultura del pueblo. “Éramos cinco, pero de golpe este año se aparecieron como 25 nuevos integrantes, ediles, políticos. Todos mandados para apoyar la construcción de ENCE. Decidí no ser un títere y renuncié a lo que yo mismo había fundado”. Conchillas tiene menos población que cualquier manzana de Montevideo o Buenos Aires. “Acá hay mucha gente contenta con ENCE. El remisero, el almacenero, los que piensan alquilar sus casas. Es lógico. Pero apenas corrió la información se empezó a dar vuelta un poco la cosa”. Hubo una asamblea de vecinos, productores, chacreros, fueron 100 personas. “Me quedé maravillado”.
Los vecinos de la región empezaron a escribir sus carteles contra la pastera. “Ante los oidos sordos de los políticos, la gente empezó a moverse”. Pero entre mate y mate, cartel y cartel, lo que pusieron de manifiesto no es solo el rechazo a la hipotética contaminación, sino algo más de fondo: “El problema es también el monocultivo de eucalipto. Y encima tenemos el monocultivo de soja. Resulta que Uruguay ahora importa trigo y la verdura es carísima. Esto no le sirve ni al país, ni a la sociedad”.
¿Cuándo hacer la contra?
Gabriel Conde es presidente de la Cámara Inmobiliaria de Colonia. “Mi posición es de incertidumbre. Pedimos que se haga un estudio de impacto en el desarrollo turístico e inmobiliario. Cuando se instale ENCE va a generar movimiento durante un tiempo, pero si eso mata todo el futuro, no estoy de acuerdo. Yo quiero tener una posición neutral, pero hay mucha gente en contra, cuando antes estaban todos a favor. Nadie quiere estar cerca de la fábrica. Y la idea de forestar con eucalipto también genera mucha preocupación”.
Carlos Decurnex, de Toribio Achával no milita en el ambientalismo ni en el asambleísmo, más bien lo contrario. Pero opina técnicamente: “Con la contaminación hay un poco de hipocresía, porque toda industrialización contamina, y sin industrialización no empleo. Pero lo que objetamos de ENCE es el lugar elegido. Esto es entregarse a las imposiciones del que viene a invertir, en lugar de dirigir la inversión a donde le conviene al país. Yo no entiendo por qué no la instalan en Juan Lacaze (40 kilómetros hacia Montevideo). O sí, entiendo que en Conchillas tienen el canal a 500 metros y no tienen que invertir en obras de dragado”. Le genera desconfianza que la venta de las tierras se haya hecho en secreto, y no cree que esta fábrica siquiera sea necesaria en Colonia, un departamento rico y con trabajo. “Pero se ve que aquí no decidimos nosotros, los habitantes, sino los inversores. No me parece que se puedan hacer las cosas sin tener un consenso debido en la región”. Decurnex ve el riesgo para una zona de rico potencial turístico (y potencial turístico rico): countries, casas de fin de semana. “Pero nuestra posición es no esperar a hacer la contra recién cuando haya una chimenea instalada”.
Emilio Arriola, 60 años, lo dice con tono mucho más apaisanado: “A mi no me cierra que políticos que están cinco años decidan cosas que después tenemos que aguantar toda la vida”. Emilio preside la Sociedad Vitivinícola de Carmelo (Sovicar), es dueño de 20 hectáreas en Colonia Estrella, donde produce algo de vino, huerta y posee algún ganado. Lanza una teoría: “Vivimos en la ilógica total”, y pronuncia una desmentida práctica: “Si me dijeran que la pastera va a generar fuentes de trabajo, fenómeno. Pero es mentira. Con el monocultivo de eucaliptos trabajan 3 personas cada 1.000 hectáreas. Con lechería trabajan 22. Con el campo más pelado trabajan 6. Todo esto va a ir empujando gente desocupada a las ciudades”. Emilio no entiende que en su región se acepte a empresas que vienen siendo corridas de otros lados: “Son un desastre, y mayores que las de cualquier otro país. ¿No se dan cuenta de que no caben en un país tan chiquito, y que vamos a perder las pocas aguas dulces que nos quedan?”
Sin embargo Emilio no es de los que se quejan: “Todo el tiempo hay movimiento, hacemos asambleas, todavía no todos tienen conciencia, pero hay cada vez más. No nos quedaremos esperando que los políticos y los funcionarios hagan algo. Vamos a hacer cosas. Por lo menos, si caemos, que sea peleando. En el buen sentido. No con violencia, pero sí buscando justicia”.
Apuntes
Las conversaciones permiten pasar en limpio algunos de los problemas que los vecinos cuestionan al modelo que se está armando sobre la costa del río Uruguay.
• Contaminación, tema sobre el que nadie duda (los debates son sobre el grado de la misma).
• Monocultivo (plantaciones infinitas de eucalipto para abastecer a la pasteras).
• El monocultivo genera desempleo y destruye, obvio, la diversidad productiva.
• Amenaza al sector turístico.
• No deja impuestos (las fábricas están en zona franca y las exportaciones de celulosa estarán libres de gravámenes).
• No genera industrialización, ni trabajo. La fabricación de papel, que sí multiplica empleos, seguirá realizándose en Europa.
El último punto puede sonar raro, pero explica la diferencia que hay entre una industria como la del papel, y la de pasta celulósica. Botnia tendrá contratadas 300 personas o algo menos en su planta (técnicos, ingenieros, etc). Pero una fábrica papelera 100 veces menor, como Pamer (Papelera Mercedes) tiene 400 personas trabajando. Y Fanapel, de Juan Lacaze, 800 (la contaminación y el olor, en ambos casos son brutales). La ecuación ni siquiera permite adherir a la tesis “mejor contaminarse que morirse de hambre” (que en todo caso exhibe la lógica desesperación del excluido). Oscar Díaz, el productor de queso artesanal: “En Fray Bentos dijeron eso. Lamentablemente van a tener las dos cosas. El hambre y la contaminación”.
Pinchando el muñeco
Dos señoras de Fray Bentos, Delia Villalba y Julia Cóccaro, fueron las que se lanzaron a Gualeguaychú ya en 2002 para avisarle a sus vecinos lo que se estaba viniendo. Delia (72 años, separada, 3 hijos, 8 nietos y 4 biznietos) cuenta: “Íbamos, volvíamos, sentíamos que no captaban la gravedad de lo que iba a pasar, hasta que en una reunión alguien dijo: ¿no será que tienen razón en lo que nos vienen a decir?” Iba naciendo la Asamblea: “Gualeguaychú es un milagro, algo único, hacen así y se reúnen 10.000 o 15.000 personas, todo el mundo participando”. La contracara, para Delia, es su propio partido, el Frente Amplio: “Tenemos un país totalmente arrodillado frente al poderío. El Frente Amplio se hizo en el año 71 para luchar contra la entrega, las privatizaciones. El actual presidente habló contra los proyectos contaminantes cuando era candidato en 2004, pero ya estaba pactando con las multinacionales Yo siento una gran traición. ¿Esta es la fuerza por la que luchamos? ¿La que nos quiere meter no menos de siete plantas de celulosa?”
¿Cómo explicar esa mutación? “Los compañeros cambiaron de actitud. A mi me deben estar clavando alfileres en el muñeco, tipo vudú. Yo salí a reclamar cuando mucha gente decía: hay que darles un voto de confianza. Pero últimamente la gente se da cuenta de todo y está despotricando contra las agrupaciones y partidos políticos”.
Esta mujer considera que la gente de Fray Bentos ha sido engañada con ilusiones, “pero el globo se está desinflando”. Reconoce que ha recibido algunas amenazas “pero son del sector de despachantes de aduana y el free shop. Yo me cuido, no ando mariposeando por ahí”. De todos modos –cosas de una diferente calidad de vida- toda la charla transcurrió en una sala de la casa, mientras la puerta de entrada permanecía abierta.
¿No es buena la industrialización? “Claro. Pero no estas industrias desalojadas del primer mundo, que van a hacer el papel en Finlandia y en España y aquí dejan sólo el veneno. Yo entiendo que puede haber un grado de contaminación incluso, pero entonces que fabriquen la pasta en sus países, donde la sociedad tiene una conciencia y elementos de control mucho mayores”.
Lo que se mueve en Fray Bentos
La reunión con los sindicalistas de Botnia fue en la puerta de la propia fábrica. En dos autos llegaron Oscar Bustamante (delegado sindical de la planta y secretario de organización del SUNCA, el gremio de la construcción) Carlos Rodríguez (delegado general de los trabajadores de Sunca en la planta) Alberto Gaya (secretario general de UNTMRA, los metalúrgicos) y Walter Son (secretario general de finanzas del sindicato en Botnia). Gaya y Rodríguez tomaron la palabra, un tanto a la defensiva. “De un pico de 5.000 trabajadores, ahora habrá 2.000, pero la gente que termina el trabajo tiene durante 6 meses un seguro de paro” explica Gaya. “Queremos es un país productivo, con industrialización, que se generen puestos de trabajo estables. Y queremos que las próximas que vengan sean papeleras. El sindicalismo actúa con seriedad, y por eso las direcciones nos hemos reunido con (Hugo) Moyano de Argentina viendo estos temas” ¿Qué tiene que ver Moyano? La conversación patina: “Que buscamos un Mercosur sin asimetrías, para que el Uruguay pueda funcionar”. ¿Un modelo productivo basado en el monocultivo y la pasta de celulosa no mata puestos de trabajo? “Sí, pero no tiene que ser monocultivo –dice Gaya- vamos a estudiar cómo es la cadena productiva desde que se pone el dinero, se foresta, sale el árbol y se le da valor agregado”. Gaya saluda sacudiendo la mano al presidente de la cámara empresaria y a funcionarios del ministerio de Trabajo que entran a la planta en sus autos. Rodríguez agrega: “Nosotros confiamos totalmente en el gobierno que hemos votado”.
Bustamante escuchó esta charla en silencio. Días después pude retomar la conversación con él. “El 23 de agosto nosotros, el SUNCA, hicimos una marcha reclamando trabajo. Van a abrir una bolsa de empleo en el municipio para hacer algunos arreglos en la ciudad. Yo mismo ya quedé sin trabajo en Botnia. A mí no me queda muy claro quién va a trabajar en la planta. De Fray Bentos habrá personal de limpieza o de jardines. Los técnicos vendrán de afuera, pero yo creo que no hay lugar ni para los 300 que decían”.
¿Qué pasará de ahí en más? “Acá se prometieron muchas cosas, que iban a venir más empresas. Pero no se ve nada. Todavía tenés mucha gente a favor de estas empresas, pero dentro de cinco meses, cuando se acabe el seguro de paro, vas a ver lo que es esto. La desocupación va a ser infernal. Lo van a sentir los comerciantes también. Porque además se perdió el trabajo en la parte turística, y se privatizó el puerto. Creo que va a ser terrible”. Oscar tiene siete hijos. Sigue pensando que una solución sería que exista una industrialización de la zona. “Pero industria que genere trabajo en serio. Si no, la gente seguirá yéndose del país, no te queda otra”. ¿Y el tema de contaminación? “Nosotros confiamos en el control que haga el gobierno. Yo por Botnia no pongo las manos en el fuego. Pero si contamina, sé que Fray Bentos va a ser el primero en movilizarse para que la cierren”.
Banco Mundial, sombra y escarbadientes
Hay diversas dimensiones. Una, la calma y serenidad de siempre. Otra, una red de debates que bullen en voz baja, en asambleas que van tramando hacia dónde ir. “Hay mucha gente en contra de lo que está pasando, pero no se manifiesta” explica Víctor Cardona, 56, cuatro hijas, que vivió 26 años en Buenos Aires. “Trabajaba en comercio exterior de frutas: conozco perfectamente cómo se maneja el mundo, con cuatro empresas por rubro” informa, ahora que en Mercedes se dedica a otro tipo de vida y a la plantación de lechuga. En la ciudad el reclamo principal es por la falta de agua a partir de las plantaciones de cientos de miles de hectáreas de eucaliptos. Según el grupo Guayubira, cada árbol consume 30 litros de agua por día, Botnia y Ence necesitan 208.000 hectáreas y en cada hectárea entran 1.100 árboles. Arden las calculadoras. Guayubira estima que una cola de camiones cisterna cargando ese volumen de agua por día, abarcaría 2.500 kilómetros.
Washington Lockhart es otro paisano cincuentón, criollo con pinta de inglés, que tiene una chacra a 13 kilómetros de Mercedes donde hace ordeñe y elabora quesos: “Hay un antes y un después de la forestación. En los 90 se comenzó a forestar indiscriminadamente”. Aclaración: el Banco Mundial financió esa forestación, e impulsó luego los proyectos pasteros. Los eucaliptos no eran para escarbadientes, dicen en Uruguay, ni para promocionar el uso de la sombra. “Se empezaron a secar los pozos, en mi caso se secó una cañada y los campos de bañado. La gente empezó a vender sus chacras y a irse, la tierra empezó a concentrarse en pocas empresas. Se nota en las escuelas. En la Escuela Paraje del Sarndí Chico, en Soriano, había montones de chiquilines. Ahora hay un solo alumno. El municipio reparte agua con un camión cisterna que llena los tanques que ponen los vecinos. Hubo una irresponsabilidad de los gobernantes que promocionaron este modelo”. El movimiento de chacreros propone que se invierta en la búsqueda de pozos, que se prohíba plantar un solo eucalipto más, y rechaza la instalación de las plantas de celulosa. “Todos dicen que Colonia es lindo, es rico. La razón es que allí la tierra está repartida, hay un promedio de 153 hectáreas por predio, es como una reforma agraria ya hecha. La tierra repartida trae justicia social. El latifundio genera cordones enormes de pobres echados del campo”. ¿Se siente en desventaja en este reclamo? “Mire, es una causa noble y es un problema de conciencia de cada uno. Yo no quiero que exista este modelo agrícola excluyente, y no puedo creer que una fuerza de izquierda esté fomentando las multinacionales que encima matan al trabajo”.
Dónde ubicar a las ONG
En Mercedes se creó una Coordinadora contra las Celulosas y Plantaciones de Eucaliptus, pero el propio Víctor decidió abrirse hacia una acción que conecte más el reclamo con el de otras regiones del país y con Argentina. “Esto es un movimiento social, pero aparecen grupos y ONG (organizaciones no gubernamentales), que actúan de modo muy institucional, con difusión, folletos, pero todo va quedando en un gueto y no en un trabajo social más a fondo. Que un movimiento social se apoye en una ONG puede ser, pero no que vengan ellas a comandar tus acciones dejándote sumergido, como creo que ha pasado en Fray Bentos, en Mercedes, y va a pasar en Colonia si esto no se discute”. (Sobre el tema, Oscar Díaz, el quesero de Colonia, hace el mismo razonamiento: “Agregaría que a veces las multinacionales y las ONG se necesitan mutuamente para canalizar los reclamos entre ellos. No existe una sin la otra. Mucha gente de las ONG se está dando cuenta. La idea general, diría, es mandar las ONG al carajo”.)
Víctor agrega descripciones: “El Estado aprieta con la propaganda, todos los partidos políticos encolumnados, los sindicatos que son muchas veces una herramienta del gobierno. Yo fui fundador de un comité del Frente Amplio en los 70, pero hoy es un aparato recontra autoritario, aquí tenemos presos por sedición por manifestarse contra Bush, y uno de los cortes a ENCE terminó con presos y cinco procesados. Todo para disciplinar y meter miedo a las expresiones sociales. El Frente Amplio estaba contra las multinacionales y demás, y apenas llegan al gobierno hacen el trabajo que la derecha no pudo lograr. Alguna vez habrá que pasar facturas por los presos, torturados y desaparecidos que pelearon por otro tipo de cosas”.
Pablo Martínez, tambero de 61 años, descubrió cómo operan las empresas periodísticas. Sabe que si habla de la falta del agua, los diarios lo publican. “Pero cuando hablo de la causa del problema, que es la forestación con eucaliptos para las pasteras, eso lo cortan” dice riéndose. “Están totalmente comprados por las empresas” razona. A todos estos hombres se les nota la actividad en las manos endurecidas y en la piel curtida de la cara. Don Pablo habla del gobierno: “La incapacidad del gobierno para hacer cosas, para pensar cosas distintas, para crear, es tremenda. No pueden hacer ni lo que ellos mismos proponen. Estas empresas van a pudrir todo. Aquí se confunde una buena agroindustria con un saqueo”.
Le pregunto por Gualeguaychú. Don Pablo espera. Es un gesto que noté varias veces, tal vez un espacio para acomodar sentimientos, ideas, y para no desperdiciar palabras. Me vuelve a mirar: “Siempre he seguido las cosas que ocurren en América Latina. Pero creo que Gualeguaychú es algo que nunca se ha dado en la historia. Me ha afectado positivamente. La cuestión generacional, donde todos participan. O el modo en que la política partidaria no entra, no existe. Y todo se hace sin bronca, con alegría. Sin esa tristeza de la izquierda, que uno ha visto. Gualeguaychú es mucho más, es un extraordinario hecho histórico”.
Don Pablo calla. Víctor dice que ahora lo que queda es seguir acercándose a Gualeguaychú. Del otro lado del río cada vez más asambleístas reflejan una sensación similar: acercarse a los uruguayos, que son los que van a terminar de definir o no la cuestión. El puente Libertador San Martín hoy es una frontera solitaria, colgada entre Uruguay, Argentina, el río y el cielo. Está empezando a ser transitado en uno y otro sentido, por gente con mate, ideas y sin ganas de desperdiciar palabras. Nadie puede predecir los alcances de tal contagio.

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Mujeres trabajadoras en la calle: “Juntas, llegamos a todo”

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Los feminismos siguen siendo el único movimiento que tiene la capacidad de transversalizar la unidad, amplia, y poner en Avenida de Mayo, de cara a Plaza Congreso, cuadras y cuadras de columnas que van desde el sindicalismo, a los movimientos sociales, a la izquierda, al kirchnerismo. 

Aún cuando por Hipólito Yrigoyen ingrese la enorme columna de la intersindical feminista seguida por poco del oficialismo; y por el otro costado, por Avenida de Mayo, ingrese la izquierda; todos los espacios comparten plaza a menos de un mes de elecciones generales que definen quién presidirá el país. 

Esa es la noticia: seguimos transversalmente en la calle. 

Video: Sebastián Smok.

De la economía popular a la formal

“Creían que el movimiento había desaparecido porque no estaba en la calle, pero estábamos en cada uno de nuestros territorios, ahí también damos la batalla y la lucha”, dice Leonor Cruz, Secretaria de Géneros y Diversidad de la CTA Autónoma, frente a la enorme columna de trabajadoras que son protagonistas de esta marcha. Las tres banderas que encabezan: UTEP, CTA y CTA Autónoma. De la economía popular a la economía formal, todas adentro.

Mujeres trabajadoras en la calle: “Juntas, llegamos a todo”
La cabeza de la marcha de este 28 S. (Foto: Sol Tunni).

Junto a ellas también marchan familias de víctimas de femicidios: Marta y Guillermo, mamá y papá de Lucía Pérez; y Daniel y Susana, papá y mamá de Cecilia Basaldúa, que salieron desde la sede de MU junto a un grupo de mujeres que les siguen con los pañuelos blancos que bordan dos palabras: Nunca Más. 

Mujeres trabajadoras en la calle: “Juntas, llegamos a todo”
Foto: Sebastián Smok.

No con el FMI

Dice Leonor: “La derecha más fascista de nuestro país tiene una agenda muy clara contra el feminismo, quieren ir contra cada uno de los derechos que hemos conquistado con sangre y a fuerza de lucha; pero no lo vamos a permitir. Estamos en la más amplia y diversa unidad de vuelta en la calle porque a la derecha la vamos a enfrentar, pero también vamos a decir: no es con el FMI, porque somos las trabajadoras, las precarizadas, las compañeras del barrio, las que más sufren el ajuste”. 

Leonor llegó a Plaza Congreso desde Tucumán, trayendo lo que se ve fuera del centro porteño: “En nuestra Argentina profunda lo que se ve es la pobreza, en todas sus dimensiones, pero el movimiento feminista en la provincia es lo más fuerte que hay, es donde está la unidad y donde nosotras resistimos”.

Sobre la transversalidad habla también Silvia León, referente de ATE Nacional: “Hoy el objetivo tiene que ser que las derechas no avancen en nuestro país. Los 30 mil compañeros desaparecidos y muertos no murieron en vano, y las víctimas de femicidio tampoco”. 

Silvia, rodeada de pañuelos verdes, sostiene junto a las familias de víctimas de femicidios, que tienen las fotos de sus hijas colgando en el pecho, los pañuelos blancos. Los feminismos honran el legado que los derechos humanos construyeron en la calle, con los pies. Dice Silvia: “Nosotras peleamos por soberanía, por educación, por salud, y también seguimos el camino de las Madres, las Abuelas, de los 30 mil, pero también de los familiares. Hay un tiempo que se termina, el de la verticalidad, el del verticalismo y del patriarcado, ahora toca construir transversal y federalmente”

Mujeres trabajadoras en la calle: “Juntas, llegamos a todo”
Foto: Sol Tunni.

Significado de la libertad

Marta y Guillermo, llegaron desde Mar del Plata a las siete de la mañana; junto a Susana y Daniel, se colgaron las fotos de sus hijas en el pecho: Lucía Pérez y Cecilia Basaldúa, dos femicidios territoriales emblemáticos, donde las tramas narco barriales marcaron como alerta una emergencia que traen las periferias.  

¿Por qué recorrer la Ruta 2 durante toda la noche para marchar? Contesta Marta Montero, mamá de Lucía: “Para gritar que no vamos a permitir perder nuestros derechos, lo que hemos conquistado en este tiempo de lucha que no es solo el reciente, me voy más lejos: en este tiempo de democracia que es el tiempo en el que podemos salir, podemos luchar, y también decir lo que pensamos. Todo esto está en peligro, no podemos permitir que venga alguien a decirnos lo que tenemos o lo que podemos hacer, que corten nuestros derechos y lo conseguido: por ejemplo un ministerio. Todas las mujeres no tenemos la suerte de que nos acompañen los gremios, las organizaciones; hay muchas mujeres que están solas, pero vos sabés que hay una puerta que podés golpear y que se va a abrir. Ahora corremos el peligro de que todo eso se termine».

Mujeres trabajadoras en la calle: “Juntas, llegamos a todo”

Marta Montero y Guillermo Pérez, los padres de Lucía (Foto: Sebastián Smok)

¿Por qué creés que quieren que se termine?

Porque somos muchas, hemos tomado la calle, hemos salido, y nuestra palabra se ha hecho escuchar. Y así hemos logrado cambios: el más importante fue el aborto legal. Es imposible no pensar hoy en día que una mujer no tiene derecho de poder decidir sobre su vida.Yo soy una persona de fe, creo en dios, en la virgen, pero no creo en que alguien pueda decirnos que esto tiene que ser de una sola manera porque creo en la libertad de las personas, y si alguien no quiere tener un hijo es respetable. 

Libertad es una palabra hoy disputada, ¿qué significa?

Libertad significa levantarme, salir a la calle y decir lo que pienso sin censura de nadie, poder acompañar a alguien, poder hablar, poder estar. El libertario es otra cosa: son los que nos quieren vender que vamos a estar mejor por cosas que no terminamos ni de entender, es un juego de palabras siniestro que termina en opresión. 

Mujeres trabajadoras en la calle: “Juntas, llegamos a todo”

Foto: Sol Tunni.

¿Qué tienen que hacer los movimientos feministas?

No los tenemos que dejar avanzar. A mí no me representa una persona que esté con una agresividad tal que se le nota, en su manera de hablar, de moverse, a mi no me representa esa violencia, pero estamos viviendo en un momento muy difícil que hoy todo es violencia. El enojo hoy está peor que nunca, o tal vez tenga otra visibilidad, antes se tapaba más, hoy lo ves en un medio, en una red social, es más visible, por eso parece que pasa más. 

¿Cómo volvemos para volver a ser marea?

Es muy importante creer en nosotras mismas, en el valor que nosotras tenemos, valorar quienes somos. Es muy importante no tener miedo, no tener miedo al ridículo, estar seguras de lo que hacemos, de lo que queremos y si tenemos que salir a defender a una compañera, a una hermana, salir y hacerlo con convicción propia. Lo más libre que una puede hacer es salir. Si no es con cada una de nosotras, hasta acá no se hubiese llegado, sin las mujeres luchando por su propia vida, las más grandes ayudando a las más chicas, y las más chicas, por ellas mismas. Esa es la hermandad, todas nos necesitamos, yo sola no puedo, te necesito a vos, a otra, a la hermana, sola es imposible. Necesitamos la confianza en nosotras mismas, evitar la competencia. Nosotras luchamos por la vida, por eso luchamos por todas. Solas no llegamos a nada, pero juntas llegamos a todo.

Mujeres trabajadoras en la calle: “Juntas, llegamos a todo”

Daniel y Susana (padres de Cecilia Basaldúa), Guillermo y Marta. Foto Sebastián Smok.

Mujeres trabajadoras en la calle: “Juntas, llegamos a todo”
Foto: Sebastián Smok.
Mujeres trabajadoras en la calle: “Juntas, llegamos a todo”
Foto: Sebastián Smok.
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Foto Sol Tunni.

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Foto: Sol Tunni

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Foto: Sebastián Smok

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Resultados en la Cumbre Científica de Naciones Unidas: Argentina con agrotóxicos al 100%

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El total (100%) de participantes argentinos en una investigación internacional sobre agrotóxicos “presentó un rango de 6 a 13 plaguicidas en orina, un rango de 2 a 10 plaguicidas en sangre y un rango de 0 a 18 plaguicidas en materia fecal”. El problema incluye a personas que viven lejos de las fumigaciones, por lo que se consideró a estos plaguicidas como «omnipresentes». Se encontraron además los venenos en los alimentos, el polvo del hogar, los granos de cultivos, animales, alimentos para animales, suelos y agua.

A través de una conferencia virtual desde Nueva York, durante más de 3 horas, el proyecto SPRINT reveló este miércoles 27 -Día de la Salud Ambiental- los resultados del estudio realizado en Europa y en la provincia de Buenos Aires (como principal exportadora de soja para alimentación animal).

Entre los venenos detectados están obviamente el glifosato (genotóxico y probable cancerígeno) y el clorpirifos (que pese a estar prohibido en Argentina se sigue vendiendo hasta en los supermercados). El informe señala además los “cócteles”, que mezclan químicos para aumentar la potencia de cada veneno, reuniendo hasta 120 plaguicidas.

La dirección del INTA prohibió a la doctora Virgina Aparicio (que integró en la investigación) participar en cualquier instancia actual del proyecto, y hablar con la prensa, siendo que se trata de un tema de salud pública.

Algunos de los datos que, pese al silencio y a la mordaza oficial, se revelaron en el marco de la Cumbre Científica de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

En alimentos: “el total de participantes argentinos presentó un rango de 6 a 22 plaguicidas en la muestra de alimentos”.

En el polvo del hogar: “el total de muestras analizados en Argentina presentó un rango de 43 a 86 plaguicidas en polvo del hogar”.

Granos de cultivos: “el total de muestras analizadas en Argentina presentó un rango de 0 a 8 plaguicidas en grano”.

En animales: “el total de animales analizados en Argentina presentó un rango de 1 a 12 plaguicidas en orina, un rango de 0 a 16 plaguicidas en materia fecal”. (Los de sangre continúan pendientes).

En alimento para animales: “un rango de 5 a 25 plaguicidas en alimento animal”.

En suelos: “el total de muestras analizados en Argentina presentó un rango de 0 a 12 plaguicidas en suelo”.

Agua superficial: en “el total de muestras analizadas presentó un rango de 10 a 28 plaguicidas en agua superficial”.

Por Anabel Pomar

Resultados en la Cumbre Científica de Naciones Unidas: Argentina con agrotóxicos al 100%

Resultado global presentado sobre las concentraciones de glifosato en seres humanos. Argentina lidera esa tabla con absoluta comodidad.

En el día de la celebración del día de la salud ambiental, miércoles 27 de septiembre, en Nueva York, EE. UU., en el marco de la Cumbre Científica de la Asamblea General de las Naciones Unidas (UNGA78) por primera vez para grandes audiencias pudieron conocerse parte de los resultados del proyecto europeo SPRINT (siglas en inglés de Transición Sostenible de Protección Vegetal: Un Enfoque de Salud Global 2020/2025).

¿Qué es el SPRINT? Es un proyecto financiado por La Unión Europea (UE) que busca identificar los residuos de los agrotóxicos, en ecosistemas y en humanos, y analizar el peligro de la sinergia (la combinación o mezcla) entre los plaguicidas hallados. Esto último, algo jamás contemplado a la hora de aprobar esos peligrosos venenos en el mercado, ni en el llamado “viejo continente”, ni en nuestro país.

En 2021 los muestreos en el marco de ese proyecto además de realizarse en los 10 países europeos participantes se ampliaron a la provincia de Buenos Aires. 

¿Por qué se incluyó a nuestro país?  Por ser el principal exportador de soja para alimentación animal al mercado europeo.

Entre las principales conclusiones del evento de este miércoles en NY, pudieron escucharse las voces de expertas y académicos participantes de ese proyecto. Contaron, basados en rigurosa información, cómo los agrotóxicos usados en la agricultura veneno-dependiente están contaminándolo todo. Cuerpos, comida y ambientes. Una de las palabras que más se repitió en las presentaciones, fue “omnipresente”. Los agrotóxicos están en todos lados: incluso en donde no son utilizados.

Entre los cuadros con centenares de nombres de moléculas químicas usadas en la agricultura, destacan algunos de los agrotóxicos más fumigados en nuestro país. El herbicida glifosato, y su metabolito AMPA, en los primeros puestos. Y para los muestreos en Argentina, en cantidades hasta tres veces superiores en algunas matrices. También el clorpirifos, recientemente prohibido en el país pero que se puede seguir comprando en cualquier góndola de supermercado en el sector de insecticidas.

Resultados en la Cumbre Científica de Naciones Unidas: Argentina con agrotóxicos al 100%

Resultados de plaguicidas en las muestras en orina.

El momento de la presentación es importante ya que este próximo 13 de octubre la Unión Europea deberá votar si decide re-autorizar el uso del glifosato. Desde la coordinación del SPRINT aseguraron que a la brevedad la información –que ya fue presentada en la euro-cámara– será publicada y distribuida al público general para lograr mayor difusión. También aseguraron que esperan que tales resultados impidan que se concrete la renovación del peligroso herbicida.

Omnipresentes

 Ver la presentación de esos estudios que respaldan una afirmación que muestra la magnitud del daño, estremece. Hasta las personas que consumen o producen alimentos sin usar agrotóxicos tienen sus cuerpos contaminados. Y aquellas que consumen alimentos libres de agrotóxicos, también. El cuadro completo muestra que la exposición ambiental llega a todas las personas, no solo a quienes producen con venenos o viven en zonas rurales. Y por todas las rutas de exposición.

Resultados en la Cumbre Científica de Naciones Unidas: Argentina con agrotóxicos al 100%

Los resultados de los venenos en materia fecal.

En los hogares

Como ejemplo se puede mencionar lo que se encontró al medir el polvo de hogares, presentado por Daniel M. Figueiredo, de la Universidad de Utrecht de Países Bajos. Los resultados indican que los agrotóxicos llegan a impactar en los organismos más por los ambientes que por la dieta misma: también son una ruta de exposición directa. El más detectado es el glifosato y su metabolito AMPA, en un cóctel de sustancias químicas peligrosas en un rango de entre 25 y 120 plaguicidas.

Otra constante: los cócteles de agroquímicos. No hay una sola sustancia sino decenas o cientos, mezcladas para aumentar la  potencia del veneno. En el caso presentado impactaban tanto a los vecinos de producciones convencionales cómo orgánicas.

A su turno, Hans Mol de la Universidad de Wageningen de Países Bajos, en la presentación de lo hallado en muestras de fluidos humanos –en los que el glifosato vuelve a estar entre lo más detectado. Los resultados señalan que hay presencia del herbicida genotóxico y probable cancerígeno en orina en el 86,1% de los argentinos muestreados y en el 35,2% de los europeos, mientras al analizar las heces humanas se detecta ese plaguicida en el 70,5% de las personas residentes en Europa y en el 100% de los bonaerenses.

Para el caso del clorpirifos, el 3,7% de europeos tiene en sus heces ese tóxico, mientras que para la Argentina el número asciende a 37,7%. Nuevamente salimos campeones, esta vez de otro podio tóxico.

La mordaza

En la conferencia virtual –toda en inglés– que  duró tres horas y a la que asistió lavaca y aproximadamente un centenar de personas conectadas desde distintas partes del mundo, no estuvo la investigadora a cargo del proyecto en Argentina, la doctora Virginia Aparicio.

Lavaca consultó a la investigadora del INTA el porqué de su ausencia que para la decena de personas conectadas desde Argentina no pasó desapercibida. Aparicio no tiene autorizado por orden directa de la dirección de ese organismo estatal participar de ninguna instancia del SPRINT, ni hablar con la prensa.

Lavaca se comunicó con el INTA (socio número 16 identificado como CSS11-Buenos Aires dentro del proyecto SPRINT) pero nuevamente, como sucede desde hace meses, no hubo respuesta oficial.

El organismo público impidió que hasta el día de hoy los resultados de lo muestreado en nuestro país se difunda. En julio de este año, pese a esa censura oficial, la vaca pudo conocer los resultados de ese muestreo en territorio y población bonaerense y publicarlo.

Del muestreo en Argentina participaron 73 personas. De las 73, 1/3 consumidoras, 1/3 habitantes de pueblos pequeños y “vecinos de productores”. Y 1/3 productores agropecuarios de los cuales la mitad usa plaguicidas y la otra mitad trabaja agroecológicamente. También se incluyó un monitoreo en 14 establecimientos rurales. Se tomaron pruebas en ambiente, alimentos, grano y muestras biológicas en animales.

“El total de participantes argentinos presentó un rango de 6 a 13 plaguicidas en orina, un rango de 2 a 10 plaguicidas en sangre y un rango de 0 a 18 plaguicidas en materia fecal” es una de las revelaciones de la  investigación.   

En los ambientes en los que esas personas se mueven a diario, “el total de participantes argentinos presentó un rango de 7 a 53 plaguicidas en las pulseras” de detección.

La vida cotidiana asediada

En las consideraciones preliminares de esos estudios personales que trascendieron se consigna: “Las mezclas de residuos de plaguicidas están presentes en los cuerpos humanos. Las personas se exponen a los plaguicidas en su vida cotidiana (datos de pulseras). La mayoría de los residuos son peligrosos para el ecosistema y los humanos”.

En alimentos, “el total de participantes argentinos presentó un rango de 6 a 22 plaguicidas en la muestra de alimentos”.

En el polvo del hogar, en “el total de muestras analizados en Argentina presentó un rango de 43 a 86 plaguicidas en polvo del hogar”.

Granos de cultivos, en “el total de muestras analizadas en Argentina presentó un rango de 0 a 8 plaguicidas en grano”.

En animales, en “el total de animales analizados en Argentina presentó un rango de 1 a 12 plaguicidas en orina, un rango de 0 a 16 plaguicidas en materia fecal”. (Los de sangre continúan pendientes).

En alimento para animales, en “un rango de 5 a 25 plaguicidas en alimento animal”.

En suelos, “el total de muestras analizados en Argentina presentó un rango de 0 a 12 plaguicidas en suelo”.

Agua superficial (en la zona de trabajo de SPRINT) en “el total de muestras analizadas presentó un rango de 10 a 28 plaguicidas en agua superficial”.

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Nota

Tucumán: condenan a un funcionario judicial y en el fallo recomiendan colgar placas en Tribunales que digan «un ambiente violento de trabajo afecta el servicio de justicia»

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Un funcionario judicial de Tucumán fue condenado por abuso sexual: 4 años, obligación de reparación económica, capacitación y placas en Tribunales. El hecho no es aislado: el Observatorio Lucía Pérez lleva adelante un registro que incluye 420 funcionarios (integrantes del Poder Ejecutivo, Poder Legislativo, Poder Judicial, de las cúpulas de las Fuerzas de Seguridad y de la Iglesia Católica) denunciados por violencia de género. Los argumentos e implicancias de un fallo ejemplar.

Jorge Edmundo Mistretta, exjefe de despacho de la Secretaría Electoral del Juzgado Federal N° 1 de Tucumán, jubilado desde 2019, fue condenado a cuatro años por abuso sexual contra dos de sus empleadas. Los abusos ocurrieron en 2013 y 2015: incluye tocarle los pechos a una de ellas y querer besarla, comentarios sexuales groseros, e intento de tocar a otra de las denunciantes. 

En el fallo del Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Tucumán, compuesto por la jueza María Noel Costa, y los jueces Carlos Enrique Jiménez Montilla y Enrique Lilljedhal, se ordenó: 

  • La inmediata detención, aunque cumplirá prisión domiciliaria por su estado de salud.
  • Una indemnización de $4.4 millones de pesos y 3.6 millones de pesos para cada una de las víctimas.
  • La realización de un programa de capacitación sobre perspectiva de género y en política de prevención, sanción y eliminación de la violencia contra la mujer.
  • Se solicitó a Recursos Humanos de la Corte Suprema de Justicia Nacional que “se arbitren los mecanismos administrativos necesarios por una medida restaurativa que contemple la incorporación a una de las oficinas judiciales de esa jurisdicción -de la Cámara o del Tribunal Oral -, debiendo garantizar la ‘no revictimización’ de una de las víctimas”.
  • Además se recomendó que se coloquen placas en tribunales donde sucedieron los hechos que digan: “Un ambiente violento de trabajo afecta el servicio de justicia. No a la violencia ni al acoso”.

Los fundamentos se conocerán el próximo 29 de septiembre.

El “caso” no es aislado. El Observatorio Lucía Pérez lleva adelante un registro de denuncias por violencia de género contra integrantes del Poder Ejecutivo, Poder Legislativo, Poder Judicial, de las Fuerzas de Seguridad y de la Iglesia Católicas. 

El registro incluye ya 420 funcionarios denunciados, entre intendentes, diputados, fiscales, sargento, jueces, asesores, concejales, cabos, decano, sacerdotes y un largo etcétera. De todos los denunciados 99 son del Poder Judicial, al igual que Jorge Edmundo Mistretta; 139 del Poder Ejecutivo; 62 del Poder Legislativo; 67 de la Iglesia Católica; y 53 de las cúpulas de las fuerzas de seguridad.  

El padrón de funcionarios denunciados se puede ver acá

Tucumán: condenan a un funcionario judicial y en el fallo recomiendan colgar placas en Tribunales que digan «un ambiente violento de trabajo afecta el servicio de justicia»
El Poder Judicial es el segundo del Estado con más denuncias. Datos de Observatorio Lucía Pérez.

El Estado argentino se comprometió en 2020 a llevar un registro público de funcionarios judiciales denunciados por violencia de género como parte de un acuerdo amistoso alcanzado en el marco de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Hasta el momento lo hizo de forma incompleta y escasa, por ello comenzó a realizarlo, de manera autogestiva, el Observatorio Lucía Pérez que sumó además otros poderes para completarlo y con esa información reflexionar acerca de qué relación hay entre la ausencia de políticas públicas de contención y prevención y estas prácticas impunes.

Lo que se ve: la consigna “El Estado es responsable” se hace carne en la sistematización de esta información. No lo es solamente por omisión, o ineficaz: es un Estado violento. 

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