#NiUnaMás
Vivas nos queremos: el norte argentino en lucha contra los femicidios
Los femicidios de las dos nenas tucumanas -Abigail Riquel, de 9 años, y Abigail Luna, de 2- y los cinco femicidios en Jujuy en 35 días -Cesia, Iara, Alejandra, Roxana y Gabriela- activaron una red nacional de lucha contra los femicidios. Hoy se realizó una conferencia de prensa, con integrantes de diferentes organizaciones sociales y sindicales de todo el país, en donde se volvió a marcar la responsabilidad estatal en la violencia. Y subrayaron: “No queremos el ojo por ojo, queremos que dejen de matarnos».

Por Inés Hayes y Melissa Zenobi
Una conferencia de prensa virtual, organizada por la Secretaría de Géneros de la CTA Autónoma, se realizó esta mañana para visibilizar lo que está pasando en el norte del país y constituir una red de apoyo y solidaridad para exigir justicia y políticas públicas que pongan freno a la violencia.
Tres imágenes recientes de este grito urgente:
- Abigail Riquel, de 9 años, fue asesinada en la zona de Villa Muñecas, en San Miguel de Tucumán el domingo 18 de octubre, día de la madre en Argentina. Al igual que el caso de Iara Rueda, la adolescente de 16 años asesinada en Palpalá, Jujuy, la familia de Abigail denunció que la policía les respondió que no la podían buscar por falta de móviles, pero vecinos y familiares fueron reprimidos cuando reclamaban por su muerte. Como en Jujuy, la policía no la buscó y cerca de las 17 horas encontraron el cuerpo sin vida, a cuatro cuadras de la casa. El miércoles 21 de octubre, vecinos golpearon hasta la muerte al presunto asesino de Abigail en el barrio Elena White, en la capital tucumana.
- El mismo domingo que se encontró el cuerpo de la niña de 9 años, Abigail Luna, otra niña, de 2 años, llegó al Centro de Atención Primaria de la Salud de la zona de San Cayetano sin vida. Su madre denunció al padrastro por haberla golpeado. “Los medios comunicaron que murió asesinada a manos de su padrastro, y dan detalles de cómo la mataron, de cómo la violaron, de cuánto la golpearon (porque eso vende) y a nosotras una mezcla de impotencia, rabia y dolor nos aprieta el alma, nos ahoga la voz”, dijo ese día Leonor Cruz, secretaria de Géneros de la CTA Autónoma de Tucumán.
- Tucumán es la tercera provincia con mayor cantidad de femicidios y transfemicidios de todo el país.
“No queremos el ojo por ojo, queremos que dejen de matarnos”
Una de las consignas de la conferencia fue #FueraMaley, ministro de Seguridad de Tucumán: los acontecimientos ocurridos en Tucumán pusieron al descubierto el abandono del Estado provincial que no buscó con vida a la niña y que dejó a su familia y vecinos sin protección ni contención. Fueron ellos mismos quienes encontraron el cuerpo a 400 metros de su casa y un grupo de ellos salió a la búsqueda del presunto femicida, atrapándolo y golpeándolo hasta causarle la muerte. Quedó entonces al descubierto la ineficacia de la policía y de todas las instituciones del Estado que debían actuar a tiempo para evitar el asesinato de Abigail y el linchamiento seguido de muerte de su femicida, que debió haber sido buscado, arrestado, enjuiciado y condenado.
Al respecto, Silvia León, Secretaria de Igualdad de Oportunidades y Géneros de la CTA Autónoma, expresó: “La pandemia ha dejado al descubierto la situación de hambre, violencia, pobreza y hacinamiento de nuestro pueblo. En este contexto venimos denunciando la ausencia de políticas públicas con perspectiva de géneros de los gobiernos con acciones que pongan un freno a los femicidios, que no sólo no han parado sino que han aumentado”. En este sentido, León indicó que esto es parte fundamental de lo que viene reclamando el movimiento feminista: “La mayoría de las políticas que se implementan no tienen impacto real en nuestras vidas. Vemos además una complicidad policial que permiten que siga habiendo femicidios”.
Desde las organizaciones sociales y sindicales exigen la renuncia de los funcionarios responsables.
Leonor Cruz, ecretaria de Igualdad de Oportunidades y Géneros de la CTA-A Tucumán, e integrante de la Federación Nacional Territorial (Fenat) y de la Multisectorial de Mujeres de Tucumán, agregó en la conferencia: “Queremos denunciar la impunidad con que vivimos. Desde hace tiempo venimos denunciando la escalada de violencia de género, y la inacción del gobierno provincial con ausencia de políticas públicas. Necesitamos que se declare la emergencia”.
Asimismo, Cruz repudió el intento de algunos sectores de poner el femicidio de Abigail Luna y Abigail Riquel como una cuestión de “inseguridad”: “Rechazamos este concepto, como así también que se haya usado el video de Abigail en el sentido en que se hizo. Queremos la renuncia de Maley, porque la situación de desamparo en que se dejó a esa familia es la que hizo posible la violación y asesinato de Abigail”.
También rechazó el linchamiento seguido de muerte del principal sospechoso de asesinato: “No creemos en el ojo por ojo, queremos justicia”, dijo y denunció: “En esta provincia no se respeta ninguno de los derechos que hemos conquistado, tenemos que salir a pelear por todo: Ley Micaela, Educación Sexual Integral, todo. Fue la familia la que la encontró muerta a 4 cuadras de su casa, esa familia a la que no se le tomó la denuncia, venía violentada en sus derechos desde hace mucho tiempo”.
Leer el contexto
Sobre el contexto en el que se inscribe el femicidio habló Victoria Disatnik, de la Multisectorial de Mujeres de Tucumán: “La muerte de esta niña puso blanco sobre negro de un Estado que no buscó como se debe a una niña. Hay complicidad del aparato del Estado, en una provincia sitiada por la pobreza y la pandemia”. También celebró los dichos del papá de Abigail Riquel, quien dijo: “Nosotros no somos los que tenemos que matar ni morir”.
Fue Claudia Baigorria, secretaria Adjunta de la CTA quien a modo de síntesis sotuvo: “Allí falta Estado, hay un Estado ausente, que se retira de su obligación de ser sostén y garante del cumplimiento de derechos”.
El paralelismo con situaciones similares en otros puntos del país lo trazó Bernardina Rosini, integrante del colectivo Periodistas Argentinas. “Hay provincias donde el Estado tiene que ver con las economías ilegales y las fuerzas de seguridad. Donde las políticas de cuidado retroceden y desde las organizaciones tuvimos que hacernos cargo, mientras avanza el Estado represivo”.
Clarisa Gambera, secretaria de Género de la CTA-A Capital y Directora del Departamento de Géneros de ATE Nacional, agregó: “Las muertes de Tucumán y Jujuy son muertes políticas, y no es un problema de mujeres, es un problema que deben abrazar nuestras organizaciones en alianza colectiva y nacional. Cuando el Estado se retira, aparecen los linchamientos, tenemos que proteger a nuestras comunidades de estos esquemas que reproducen la violencia”.
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La venda en los ojos: la justicia frente al abuso sexual contra niñas y niños
El 42% de las denuncias de violencia sexual corresponden a menores de 17 años en la ciudad de Buenos Aires. El ministerio de Justicia bonaerense reveló que entre 2017 y 2022, de más de 96.000 causas por abuso sexual, 6 de cada 10 tuvieron como víctimas a menores y se duplicó el número de denuncias: el 80% fueron mujeres, principalmente niñas y adolescentes de entre 12 y 17 años. ¿Cómo recibe el Poder Judicial a las infancias que se atreven a denunciar abusos? Las víctimas convertidas en “culpables” de un delito que padece a nivel mundial entre el 15 y el 20% de la niñez. La campaña conservadora y oficial: desestimar denuncias y motosierra. Lo que no quiere ver la justicia. Cómo encarar estos casos, y la enseñanza de Luna. Por Evangelina Bucari.
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Cecilia Basaldúa: el cuerpo desaparecido

Daniel y Susana denunciaron que desapareció el cuerpo de su hija, Cecilia Basaldúa, que reclamaban para realizar nuevas pericias. La historia de lo ocurrido y el rol de la fiscal de Córdoba Paula Kelm “que hizo todo lo posible para que los asesinos de Cecilia sigan hoy libres e impunes”.
Por Claudia Acuña
El 7 de noviembre Cecilia Basaldúa hubiese cumplido 42 años y no hay festejo porque no hay Cecilia: la desaparecieron, violaron y mataron en abril del año 2020, en Capilla del Monte y en pleno aislamiento por la pandemia de Covid. Su familia, como cada año, reunió amistades y familiares de otras víctimas de femicidios territoriales –el padre de Natalia Melman, el hermano de Laura Iglesias– en el mural que la recuerda en su barrio de Belgrano. Fue ese el marco elegido por Daniel y Susana, los padres de Cecilia, para compartir lo que significa buscar justicia para este tipo de crímenes. Con la voz partida por el dolor narró cómo fue la última reunión con la nueva fiscal responsable de la investigación: es la cuarta. La primera – Paula Kelm– desvió las pruebas para atrapar a un perejil, que fue liberado en el juicio oral y así la investigación del femicidio de Cecilia volvió en punto cero; el segundo estaba a meses de jubilarse y pidió varias licencias para acortar su salida; el tercero –Nelson Lingua– no aprobó el examen para ocupar el puesto y, finalmente, desde hace pocos meses, llegó ésta –Sabrina Ardiles– quien los recibió junto a dos investigadores judiciales y los abogados de la familia. Antes se habían reunido con el ministro de Justicia de la provincia de Córdoba, Julián López, quien le expresó el apoyo para “cualquier cosa que necesiten”. Fue entonces cuando Daniel y Susana creyeron que había llegado el momento de trasladar el cuerpo de su hija hasta Capital, donde viven y, además, habían logrado conseguir que se realice una pericia clave para la causa y que siempre, en estos cinco años, les negaron. Fue la joven investigadora judicial quien soltó la noticia: el cuerpo de Cecilia no está.

Gustavo Melmann, que sigue buscando justicia por su hija Natalia, junto a Daniel Basaldúa y Susana Reyes, los padres de Cecilia.
Según pudo reconstruir la familia después del shock que les produjo la noticia, fue en 2021 –cuando todavía estaban vigentes varias restricciones originadas por la pandemia– cuando el cuerpo fue retirado de la morgue judicial, a pesar de que Daniel y Susana habían presentado un escrito solicitando lo retuvieran allí hasta que se realicen las pruebas por ellos requeridas. La fiscal Kelm no respondió a ese pedido ni notificó a la familia de lo que luego ordenó: retirar el cuerpo de la morgue y enterrarlo.
¿Dónde? La familia está ahora esperando una respuesta formal y sospechando que deberán hacer luego las pruebas necesarias para probar la identidad, pero no dudan al afirmar que con esta medida han desaparecido el cuerpo de su hija durante varios años y definitivamente las pruebas que podía aportar su análisis.
A su lado está Gustavo Melmann, en el padre de Natalia, asesinada en 4 de febrero de 2001 en Miramar, quien desde entonces está esperando que el Poder Judicial realice el análisis de ADN del principal sospechoso de su crimen: un policía local. Por el femicidio de Natalia fueron condenados a prisión perpetua otros tres efectivos policiales. Uno ya goza de prisión domiciliaria. Falta el cuarto, el del rango más alto.
Melmann cuenta que se enteró de la desaparición de Cecilia Basaldúa por su sobrina, quien había ido al secundario con ella. “Fue el primero que nos llamó”, recuerda Daniel. También rememora que no entendió por qué le ofrecía conseguir urgente a un abogado “si yo la estaba buscando viva. Hoy me doy cuenta de mi ingenuidad”.
El silencio entre quienes los rodean es un grito de impotencia.
Daniel y Susana lo sienten y responden: “Nosotros no vamos a parar. Nada nos va a detener. Ningún golpe, por más artero que sea, va a impedir que sigamos exigiendo justicia. Elegimos contar esto hoy, rodeados de la familia y los amigos, porque son ustedes quienes nos dan fuerza. Que estén hoy acá, con nosotros, es lo que nos ayuda a no parar hasta ver a los responsables presos, y esto incluye a la fiscal Kelm, que hizo todo lo posible para que los asesinos de Cecilia sigan hoy libres e impunes”.

Los padres y hermanos de Cecilia, junto al mural que la recuerda en el barrio de Belgrano.
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Femicidios, cifras y vidas: lo que Bullrich oculta

Por el Observatorio de violencia patriarcal Lucía Pérez
Todas las administraciones del Estado se han adjudicado falsamente la baja de femicidios y la ministra de Seguridad Patricia Bullrich acaba de rendirle tributo a esta tradición. Pero las cifras del Observatorio Lucía Pérez, construidas a partir de casos judiciales, denuncias y relevamientos provinciales, demuestran una realidad diferente.
Antes de los números, una aclaración: el 2023 fue el primer año en que el Estado nacional publicó estadísticas criminales sin clasificar. Lo hizo con un archivo Excel desordenado que abarcaba una década, sin distinguir delitos ni consolidar provincias. Algunas jurisdicciones directamente no informaron datos en categorías sensibles, como violaciones. Así, la ciudadanía no puede verificar ni auditar los números oficiales.
En ese vacío, las declaraciones de Bullrich remiten a una lógica conocida: la de la inflación. Como con los precios, la diferencia entre los números oficiales y la vida real se amplía cuando se manipula o se oculta información.
Por eso, este Observatorio público y autogestionado carga 12 padrones de manera diaria. Para realizar un seguimiento estructural de la violencia machista, y también para controlar el rol del Estado.
A diferencia de los 178 registrados que mencionó la ministra, el Observatorio Lucía Pérez contabiliza 217 femicidios y travesticidios en lo que va del 2025. Estos son las cifras que pueden verse y verificarse, ya que el OLP es un padrón público:

Otro dato que se oculta es el que representan los femicidios cometidos y sufridos por integrantes de fuerzas de seguridad, que están bajo la responsabilidad de la ministra.
En 2025, el primer femicidio del año fue el de una mujer policía asesinada con su arma reglamentaria (Guadalupe Mena). Y el último, ocurrido apenas el 26, también: Daiana Raquel Da Rosa.
Si bien existen medidas para en estos casos limitar su acceso por parte de los uniformados por “representar un riesgo inminente para la víctima”, como indica la resolución 471/2020 del Ministerio de Seguridad de la Nación, los datos muestran que esto no siempre se cumple. Según el relevamiento de funcionarios denunciados por violencia de género del Observatorio Lucía Pérez, 71 de ellos pertenecen a las fuerzas de seguridad. Es decir que muy probamente porten armas.
Armas reglamentarias, vínculos jerárquicos y falta de sanción disciplinaria conforman una trama donde la violencia institucional se reproduce dentro y fuera de las comisarías. ¿Y Bullrich?
Más preguntas que emergen: ¿cómo se mide el porcentaje de crueldad? Los “narcofemicidios” de Lara, Brenda y Morena muestran una violencia cada vez más planificada y asociada a redes delictivas con complicidad del Estado.
Otra cifra invisibilizada en este crimen social que es un femicidio es la de las infancias huérfanas. En lo que va de 2025, el Observatorio registra 139 infancias huérfanas por femicidios. En todo 2024 fueron 173. Y detrás de cada una hay un Estado que sigue sin garantizar la Ley Brisa, que establece una reparación económica y acompañamiento a hijas e hijos de víctimas de femicidio.
Mientras la violencia machista sigue cobrando vidas, multiplicando huérfanos y exponiendo la precariedad institucional, el Estado tergiversa y oculta.
La pregunta es: ¿por qué?

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