Nota
18F: los sonidos del silencio en la marcha por Nisman
Se realizó la marcha en homenaje al fiscal Alberto Nisman. Los convocantes, la gente que fue, los diálogos, los silencios y las sorpresas. Las otras voces sobre el tema, fuera del cuadrilátero gobierno-oposición: derechos humanos del presente (Vanesa Orieta), la palabra del pueblo mapuche (Jorge Nawel), Esquel (Marta Sahores) y la mirada de una educadora, Cristina Devita.

Marcha del silencio. Foto: Télam
Diez minutos antes de las 6 de la tarde, hora convocada para la marcha en homenaje al fiscal Alberto Nisman organizada por un puñado de sus colegas, se largó la lluvia. Una dama sin edad, coqueta con su paraguas rosa, se resignó: “Es la maldición kirchnerista”. Alguien dijo: “Ojalá que se vayan”, pero ella contestó: “No, acá no vinimos para que se vayan. Que se queden hasta el último día, porque si se van antes encima van a presentarse como víctimas”. El paraguas rosa se sacudía con cada palabra, amenazando ojos ajenos.
La Policía Metropolitana cotizó generosamente la marcha en 400.000 personas, y la Federal calculó mezquinamente 50.000. El oficialismo le rebaja el tamaño, pero si la marcha hubiese sido propia, y bajo la lluvia, hubiera sido catalogada como una epopeya griega.
Hubo ciertas geometrías: un recorrido recto desde Congreso a Plaza de Mayo, un cuadrado o corralito dentro del cual caminaron los convocantes, lluvia oblicua, fiscales y políticos sinuosos.
Fue visible cierta homogeneidad social relacionada con ese enigma llamado clase media. Y fue notable también la enorme presencia del abanico generacional que va desde el medio siglo de vida hasta la tercera edad.
Salvo excepciones, los jóvenes de la marcha representaron una minoría que no bajaba de 40 o 45 años. Y la mayoría de veteranas y veteranos aguantaron la lluvia persistente bajo la lenta marcha de 10 cuadras. Hubo relativo silencio, algunas veces se cantó el Himno, algunas veces se gritó “justicia” y otras “Nisman”. En muchos momentos se masificó un prolongado aplauso.
Verónica, que trabaja en una empresa marítima: “Este acto es impresionante y ordenado. Vinimos a rendir homenaje a un fiscal. El gobierno no lo hizo, y hasta la Presidenta pareció burlarse al decir que dejaba el silencio para la marcha y la alegría para el gobierno. No entiendo la alegría cuando estamos hablando de una muerte”.
Los bares, incluido Mu.Punto de Encuentro, fueron refugio para algunos que huían del primer aguacero fuerte. Diálogo de dos hombres canosos:
-Vamos a ver, con esta marcha, qué hace la cerda.
-¿La cerda? No, no, nosotros la llamamos de formas peores.
-Uy, perdón, no soy de acá, vine del campo, entonces soy más delicado.
Un par de señoras se sacudían el agua. La que tenía más botox dijo: “Increíble, no había taxi para venir. Tuvimos que llegar en subte”. Asombrada, aunque sin poder estirar más las cejas, reveló: “Yo no sabía. ¿Vos viste el calor que hace ahí abajo en el subte? ¿Cómo hace la gente para viajar?”
En la vereda de Avenida de Mayo al 1400 una señora sub 60 con smartphone y paraguas al tono reclamaba: “Roberto, venime a buscar”. Silencio. “¿Y qué subte me decís que tome, Roberto?”. Silencio. “No, nunca ando por estos lugares Roberto. Vení por favor”. Habrá que resetear la idea de que la Argentina termina en la General Paz: tal vez haya encogido y finalice en Rivadavia. No se supo si Roberto logró zafar del reclamo telefónico.
A los 15 minutos de iniciada la lluvia, Jorge ya estaba vendiendo bolsas de plástico que servían como poncho-piloto a 20 pesos, y su compañero Diego tenía en la mano derecha un revoltijo de billetes mojados que no alcanzaba a guardar, cual personaje de Breaking Bad. “La embocamos con los pilotos. ¿La marcha? No me interesa nada. Yo vine a vender”.
La marcha era lenta, encabezada por una camioneta de la Unión de Empleados de la Justicia de la Nación (UEJN). El copiloto a cargo del micrófono planteaba: “Ciudadanas, ciudadanos, este acto es de todos, demostremos que podemos marchar en paz y unidos por el fiscal Pablo Nisman”, en referencia a Alberto Nisman. “Ciudadanas, ciudadanos, el acto es de todos, pero córranse por favor que no podemos pasar, y cuidado con la camioneta”.
Unos metros más atrás se acercaba el corralito de los fiscales convocantes. Un señor con sus lentes y sus bigotes blancos mojados: “¿Por qué van ahí separándose del resto? ¿Qué tenemos, sarna?” Su señora, al lado: “Está perfecto”, dijo, y al tenerlos cerca les gritó: “¡Fuerza fiscales!” Los citados seguían su caminata con un gesto ante las cámaras acorde a la convocatoria. Se sumó la ex esposa de Nisman, la jueza Sandra Arroyo Salgado con sus hijas, en lo que resultó tal vez la presencia más fuerte y genuina dentro de ese corralito.
El grupo iba precedido por patovicas que empezaron a intentar acelerar la marcha. “Pero qué me empuja este negro” dijo un señor corrido de su lugar, en referencia a uno de los guardias. Los patovicas gritaron varias veces: “Córranse por favor, que viene la familia de los fiscales”. Más allá de que ostensiblemente no sabían de qué hablaban, la frase puede ser releída no como un error, sino como un involuntario editorial político.
Ya de noche la movilización llegó a Plaza de Mayo. Hubo velas encendidas, y la gente no permaneció sino que tomaba a la izquierda para desconcentrarse velozmente por Diagonal Norte.
En un bar estaban María Inés, María Laura y María Delia, tres primas todas en el rango de los 70-80 años. Casi no hicieron falta preguntas:
-Nos mojamos bastante pero estamos sinceramente felices. Salimos desde Palermo y no nos importó mojarnos.
-Lo que pasa es que se pide que no haya más tragedias como la de Nisman, basta de impunidad, y está el hartazgo de la gente que viene a decir basta de corrupción, basta de impunidad, basta de atropellos.
-Yo le digo, este es un país hermoso, era el granero del mundo. Cuando yo era chica llegué a tener institutriz in-gle-sa, y eso que mi padre era un chacarero. Y mi hijo que falleció hace poco, siendo ingeniero agrónomo, era menos que un peón. ¿Qué me dice?
-No sé.
-Mire, lo que falta aquí es libertad. Nos quieren someter.
-¿De qué modo la quieren someter?
-¡En todo! Los jóvenes no trabajan en lo que quieren. Entonces no hay libertad. El Himno es un rock. La escarapela no se conoce. En un país fantástico, estamos en el 5º mundo por los gobernantes que tenemos.
-¿Qué opina de los opositores que tenemos?
María Inés calla. María Laura toma la posta:
-Lo último que se pierde es la ilusión. Yo veo que alguien hace obras y digo: vamos a tirarnos a la pileta.
-Se refiere a Macri.
-Sí, porque si un gobernante hace obra, gestión, es lo mejor. Las bicisendas, el Metrobús. Y es darle la oportunidad a alguien distinto. Y que no haya más impunidad.
-Pero Macri intentó colocar en la Metropolitana a una de las personas acusadas de encubrimiento por lo de la AMIA, el comisario Palacios.
-Y bueno, por eso digo tirarte a la pileta. Pero al menos a ese lo sacaron. Macri arma buenos equipos de trabajo. Y por eso lo va a votar toda la gente que anda por acá.
Tres personas que opinaron cosas similares contestaron “no te lo puedo decir” cuando les pregunté por su trabajo o actividad. Si se descarta que sean agentes secretos, es posible que la marcha haya estado bastante poblada por empleados del gobierno de la Ciudad. El que sí lo reconoció fue Eduardo: “Estamos como indignados. Si no respetás la esencia del ser humano, ¿cómo hablás de derechos humanos?”. Luego dijo, textualmente y moviendo los brazos: “La Argentina tiene una falta de cualitividad que hace que tengamos una democracia que no es como la europea, que implica grados culturales en los que se le da a la gente sociológicamente su tiempo para que se lleve el contexto de cómo está educada la sociedad”. Inundado en mis propios zapatos, empecé a aceptar que tal vez sea cierto: el periodismo es un sacerdocio.
Una señora pasó, performáticamente, con una mordaza negra, para las fotos, pese a lo cual seguía hablándole a su marido, el único silencioso de la familia.
Mariana, una de las que no puede decir de qué trabaja: “Aquí vi ciegos, vi gente con bastón, con sillas de ruedas, movilizándose pese al diluvio. Creo que todos marchamos por la desprotección que muestra que maten a un fiscal que estaba por denunciar al gobierno. Aquí mucha gente piensa que a Nisman lo mandaron matar, o que no lo protegieron lo suficiente. Es cierto que el Poder Judicial también tiene sus peros, porque una causa como la AMIA no puede estar 20 años sin que se avance nada. ¿De qué tamaño son los cajones de los jueces para tener un expediente 20 años? Lo bueno hoy fue que los políticos que vinieron, ni se notaron”.
En Avenida de Mayo, un vendedor se quejaba: “Este público no es de choripán”. Una señora, como para desmentirlo, se acercó, pidió uno y dijo: “A nosotros no nos lo regalan. Lo compramos”, dijo con orgullo engulléndose el choripán bajo lo que a esa altura era una garúa de despedida.
Otras voces
Mientras la marcha parecía centrar todas las miradas, ¿cómo ven el presente experiencias que están trabajando en diferentes territorios, en diferentes realidades, que casi nunca son reflejadas en los medios oficialistas ni opositores? lavaca propuso estos contactos con Jorge Nawel, vocero del pueblo mapuche, Vanesa Orieta, hermana de Luciano Arruga, Cristina Devita, fundadora de la escuela de gestión social Creciendo Juntos, y Marta Sahores, de la asamblea de Esquel.
Fiscales, mafias, barrabravas
Luciano Arruga es el adolescente desaparecido cuyo cadáver se encontró el año pasado. Su hermana, Vanesa Orieta, se ha transformado en un referente de las nuevas generaciones que discuten y encaran el tema de los derechos humanos del presente. En viaje hacia Buenos Aires, Vanesa dijo a lavaca:
“Una cosa tiene que ver con lo que es el pedido de esclarecimiento de lo que ocurrió, que eso lo tiene que realizar la justicia, una investigación eficiente que nos permita saber que ocurrió con el fiscal Nisman. Pero aquí creo que se están jugando otras cuestiones. Escuchábamos hace un tiempo al que fue ex ministro de seguridad Calos Stornelli el que llama a la gente a marchar. Pero también sentimos que tiene que ver con una movida que intenta desestabilizar, no voy a decir al gobierno de turno, sino a la misma democracia. Son personas que han tenido cargos dentro del gobierno, que lo que han hecho fue darle mucho más poder a las policías mafiosas, como en el caso de Stornelli. Gente que no ha aportado para nada a la resolución de hechos terribles que hubo por en la provincia de Buenos Aires, que tiene que ver con la inseguridad. Un hombre ligado a barrabravas, que hoy le pide al sector político un mayor compromiso y acompañamiento. Así que lo que uno siente es una contracción muy grande”.
“Aquí se están trabajando otros temas que no tiene que ver con el esclarecimiento de lo de Nisman, sino con sacar ventaja para posicionarse con sus políticas de derecha. En ese sentido nos parece que hay que estar atentos, hay que informarse y tener una mirada propia, objetiva y por sobre todas las cosas sincera, no especulativa como es este caso, y entender que lo que se juega aquí en este momento es el futuro de todos nosotros y la democracia”.
“Los medios monopólicos de la derecha lo que están haciendo es aprovechar por supuesto también este hecho para afianzar su poder, seguir implementando medidas de control en una sociedad que está bastante dañada por el miedo que le provocan diferentes hechos de inseguridad. Este es un hecho más que se utiliza para seguir generando temor en nuestra sociedad mientras no toman otros hechos emblemáticos de nuestro país como han tomado ese caso”.
“Es grave lo de Nisman porque es una persona que estaba investigando un hecho terrible que ocurrió en nuestro país, pero siempre la investigación iba en beneficio de unos pocos. Y lo que uno entiende es que tiene que ver con una cuestión de clase. Las clases altas, poderosas, son los que generan esa marcha y los que seguimos denunciando hechos de inseguridad nunca somos escuchados ni por los medios, ni sectores políticos ni judiciales. Los judiciales y los fiscales salen a marchar para pedir que se garantice la justicia. Ellos deberían garantizarla. Uno se siente desamparado y no encontramos la forma de canalizar nuestro dolor y angustia en los poderes judiciales ni políticos. Y los medios monopólicos, como siempre, se ocupan de las noticas que les sirven a ellos, que generan miedo en la gente, y desestabilizan a los gobiernos que no cumplen exactamente con lo que ellos disponen”.
El gobierno que viene
Desde Neuquén el mapuche Jorge Nawel dijo a lavaca: “Nosotros nos hemos mantenido al margen de este debate no porque no tengamos una opinión, sino porque creemos que todo lo que está pasando con la muerte del fiscal y toda la disputa ente gobierno y oposición es un reflejo claro de las instituciones que están cada vez más degradadas. Porque esta situación muestra un sistema jurídico degradado, absolutamente oscuro, lleno de interrogantes hacia la sociedad civil. Y eso para nosotros no es nuevo, porque la justicia para nosotros está degradada desde su misma naturaleza porque responde a los factores del poder. A los pueblos indígenas nos han oprimido, nos han avasallado nuestro territorio. Y muestra también una degradación del sistema político, porque no es ni participativo, ni democrático, ni representativo, por lo menos de los intereses más populares. También del poder legislativo, que se ha convertido en cualquier cosa menos en un espacio de participación y representación”.
“En la última década los pueblos indígenas hemos sido marginados, destruidos, somos totalmente periféricos a la agenda que manejan los poderes tanto político, legislativo o judicial. Y no solamente estamos señalando al gobierno actual, sino a todos los que lo antecedieron”.
Sobre la oposición: “Creemos que lo que se viene después del gobierno de Kirchner es un gobierno todavía más discriminador. Entonces creemos que vamos a vivir momentos todavía muchos más duros. Y creo que van a ser momentos mucho más genuinos, porque vamos a estar peleando todos contra un claro enemigo de los sectores populares. Fueron tiempos de mucha confusión para los sectores populares y los movimientos sociales porque hay un doble discurso. Pero con el próximo gobierno va a ser diferente la disputa y la pelea que vamos a tener”.
El pueblo mapuche continúa reclamando por el avasallamiento que sufren sus territorios por parte de la industria petrolera, bajo la tecnología de la fractura hidráulica o fracking.
Condolencias y media asta
Desde Esquel, Mara Sahores, una de las fundadoras de la Asamblea vecinal que logró detener el proyecto de minería de oro en la región: “A nivel nacional y a nivel político la verdad que la muerte de Nisman no se sabe mucho como fue, pero que vino después fue mucho maltrato del poder político, porque se sabía amenazado. Lo menos que se podría haber hecho es poner la bandera a media asta, o dar las condolencias a la familia. Eso le critico por supuesto al poder político. Ellos saben por qué lo hacen y tendrán que explicarlo en algún momento. En cuanto a Esquel, no estoy de acuerdo en marchar por este tema porque si bien envío mis condolencias y me parece un desastre que estas cosas pasen en Argentina, no coincido con muchos de los políticos convocantes a la marcha. Me hace acordar a épocas muy nefastas donde estas marchas llevaban a otra cosa, no a precisamente a lo que se enuncia”.
“Pero además hay otra cosa que me preocupa y es el tema de que la justicia o los servicios de inteligencia han estado todo este tiempo con el gobierno y fallando en su accionar, es decir, no han actuado como deberían frente a tantísimas muertes y violaciones a los derechos humanos que han ocurrido en esta época. Sin ir más lejos lo que en estos días se ve con los qom en Formosa”.
“Además, si ganara a nivel nacional la oposición, Esquel quedaría igual o peor. Desde Massa, Macri y hasta Scioli, tienen intereses con la minería. Yo no creo más en el partidismo, en esta democracia entre comillas. Creo que la democracia en el mundo está en picada fuerte y que tiene que terminar de estrolarse contra el piso, porque tiene que surgir otra democracia, la verdadera, la que surge del pueblo. No sé si lo veré, pero siento que es lo que se viene”.
Toda la provincia de Chubut continúa movilizada promoviendo la prohibición de la megaminería a nivel provincial.
Cristina Devita es una de las fundadoras de la escuela de gestión social Creciendo Juntos, de Moreno: “A veces me tomo la política y la vida con humor. Y pensé en esta marcha, y el ‘yo soy’ usado todo el mundo. Parece que el verbo ser, el soy, ya no es más lo que sos sino lo que te dicen que tenés que ser. Entonces se me ocurría ir a la marcha y decir ‘no soy Nisman, soy Cristina’. Pero ahí iba a tener serios problemas, ataques. Pero resulta que yo soy Cristina. Y me parece que no quieren que seamos lo que queremos ser”.
“Yo vivo donde estoy, así que pienso donde piso. Te puedo decir a veces con los medios pasa que me pudre estar escuchando todo el tiempo lo mismo. Y que no hay otra noticia. Se instala una noticia. Te marcan la agenda. Yo mucho no sé qué es eso, y me gustaría que el periodismo de todo tipo informara de otras cosas, porque se están haciendo cosas interesantes en otros lugares. Y tenemos voz, pero nadie nos pone micrófono. Si me decís a nivel país, hoy iba en tren a Luján, se armó una pavada que empezaron todos a decir: ‘los ferroviarios son todos chorros, si hay un gremio que no labura son los ferroviarios’. Otro dijo: ‘Asi estamos’, y otro agregó: ‘hay que matarlos a todos’, y otro terminó diciendo ‘con los militares estábamos mejor’. Esa charla la escuché hoy. Se me pararon los pelos. Es todo un clima de queja, cuando siento que estamos haciendo esfuerzos enormes todos por la educación y de esas cosas tendríamos que hablar. Y que no nos marquen la agenda, para que encima ande tanta gente quejándose todo el tiempo”.
Fotos: CC BY-NC-ND 3.0 – M.A.ƒ.I.A
Nota
Escritos sobrevivientes: Un nuevo libro escrito por ex detenidos desaparecidos
Este 24 de marzo, a 49 años del golpe, la editorial lavaca publica Escritos sobrevivientes, un libro creado junto a un grupo de personas que estuvieron secuestradas y desaparecidas en distintos centros clandestinos de represión durante la última dictadura militar. Se presenta el próximo viernes 28, pero ya podés pasar a buscarlo por MU (Riobamba 143) desde hoy. En este texto, Claudia Acuña cuenta qué representa esta obra parida en colectivo y en medio de aires negacionistas.
Por Claudia Acuña
Este libro representa muchas cosas y todas y cada una nos parecen decisivas para estos tiempos desesperados.
Ni sé por dónde comenzar a enumerarlas, así que sin orden de importancia ni cronológico enumero algunas, aunque sin duda me faltarán otras que invito a que completen quienes lo lean.
Lo primero, para mí, es reconocer el valor social, político, histórico y ético que merecen las personas detenidas-desaparecidas por la dictadura cívico militar que azotó este país desde el 24 de marzo de 1976. No olvidamos esa fecha gracias a ellas, pero no siempre se las nombra con la relevancia que han tenido para construir verdad, justicia y memoria.
A algunas de ellas he tenido el honor de escucharlas y verlas testimoniar en los juicios de lesa humanidad, pero también en los diferentes procedimientos contra la impunidad que crearon y sostuvieron para que esos juicios sucedan.
Una y otra vez.
Una y otra vez.
Una y otra vez.
Hasta lograrlo.
Solo a una pude agradecerle con palabras y lágrimas el esfuerzo, el coraje y el legado que recibíamos por su esfuerzo, pero fundamentalmente por sus vidas consagradas a hacer posible lo imposible. Fue en la puerta de los tribunales de Comodoro Py, mientras los altoparlantes transmitían la primera condena a los genocidas responsables del centro de detención clandestino y de tortura que funcionaba en la Esma. Ahora, con este libro queremos extender esas gracias a cada una, a cada uno.
Sé, porque comprendí la lección que nos daban, que no puedo afirmar que lo hicieron solo ellas, ellos. Esa es otra de las cosas que representa este libro: el saberse parte – y reconocerlo siempre- de algo más grande, más importante y más trascendente no solo del yo, sino incluso del núcleo colectivo en el que nos organizamos, reflexionamos y tomamos fuerza para resistir. Nuestras fuerzas individuales y nuestras construcciones políticas suman, activan, empujan, pero alcanzan sus objetivos cuando sincronizan con la necesidad social, con la época y con la Historia. Tienen alas porque tienen raíces y mueven al mundo hacia lugares mejores porque se sabe más grande y más poderosa que lo que nos rodea.
Eso que aquí las y los autores definen como “subjetividad sobreviviente” nos advierte eso: somos nuestros cuerpos y la sombra que proyectan, lo que hacemos y lo que soñamos, nuestras obras y nuestra imaginación, nuestros saberes y nuestra intuición, pero también y además aquellos cuerpos, proyecciones, hechos, batallas ganadas y perdidas, que nos anteceden y desbordan para fortalecernos y sostenernos de pie. Aquello que ilumina la oscuridad es la memoria sensible: de eso se trata este libro, además.
Otra: el valor de las utopías. En los momentos más aterradores hemos gritado “Aparición con vida y castigo a los culpables”. Bueno: la noticia es que hemos tenido éxito y aquí están las personas que cuando pronunciábamos esas palabras mágicas no podíamos abrazar. Algunas de ellas son las que el tercer sábado de cada mes vimos ingresar a nuestra trinchera durante el largo y desalentador año 2024. Para nosotros ese taller de escritura significó una cita con la esperanza, cada vez. Y una comprobación: el futuro se construye con el hacer colectivo, cada vez.
Por último: este no es un libro de testimonios sobre el horror de la dictadura, sino su contracara o quizá, lo que se puede pensar después de cruzar el abismo de la impunidad.
Quizá.
Me falta todavía superar la alegría de haberlo logrado, de sostener con las manos esta pequeña utopía realizada en tiempos de saqueo de recursos simbólicos y materiales, en las cuales sólo proponerlo sonaba casi irresponsable, para poder encontrar las palabras certeras, que expresen lo que representa que personas empobrecidas y violentadas podamos hacer lo que querramos financiadas sólo por el deseo y la convicción, que siempre es política.
Quizá la palabra exacta sea una sola: Argentina.
La presentación
Escritos sobrevivientes y compila una serie de textos producidos en un taller de escritura que tuvo lugar en MU durante 2024. Estos relatos abordan historias marcadas por lo que el grupo denomina «subjetividad sobreviviente». El resultado es un conjunto de textos poéticos, políticos y filosóficos, de una potencia y belleza conmovedoras.
Participan: Rufino Almeida, Margarita Fátima Cruz, Graciela Daleo, Lucía Fariña, Mercedes Joloidovsky, Eduardo Lardies, Susana Leiracha, María Alicia Milia, Claudio Niro, Silvia Irene Saladino, Stella Maris Vallejos e Inés Vázquez.
Así lo resumen sus autoras y autores: «Un grupo de compañeras y compañeros, ex detenidos desaparecidos por el terrorismo de Estado, nos reunimos en un taller de escritura para crear textos enfocados en la subjetividad sobreviviente, mientras la voz del poder alimenta el negacionismo y la reiteración del sufrimiento popular por variados medios».
El libro se presentará el próximo viernes 28 de marzo a las 20 horas en Mu Trinchera Boutique, Riobamba 143.
Podés conseguirlo desde hoy, 24 de marzo, también en MU.

Nota
La Justicia esquiva la causa por el disparo a Pablo Grillo: “Hasta ahora no se investigó nada”

La recuperación de Pablo “es muy rápida” pero la investigación sobre su intento de asesinato, muy lenta, o directamente inexistente. Qué dijo el padre hoy frente al Hospital Ramos Mejía donde Pablo sigue pelando por su vida, aún en terapia intensiva pero con avances prometedores, y las abogadas del caso que presentaron ante la Justicia: primero Servini de Cubría y luego el candidateado a la Corte Ariel Lijo rechazaron la causa, y ahora se sortea en la Cámara Federal de Casación a qué juez le tocará investigar a quien le disparó y a sus superiores jerárquicos. Los dichos de Adorni en conferencia de hoy, y quién cortó el diálogo con la familia; las pruebas que se pidieron y las que se aportaron; y el texto de la presentación judicial en la que la familia pide ser querellante, con las pruebas que aportamos desde decenas de medios, fotoperiodistas y organizaciones sociales.
Por Francisco Pandolfi
Pablo Grillo todavía no está fuera de peligro, pero la mejoría día a día, paulatina y constante, le permite a la familia hablar ya no sólo de su estado de salud. Hasta hoy, el único foco era la supervivencia de este fotógrafo de 35 años impactado por una granada de gas lacrimógeno, fuera de toda legalidad, por las fuerzas de inseguridad comandadas por la ministra Patricia Bullrich.
La pérdida de masa encefálica y la fractura de cráneo con la que llegó de urgencia al Hospital Ramos Mejía –el miércoles 12 de marzo, cuando se desató la represión en la marcha por las paupérrimas condiciones en las que viven las y los jubilados–; la primera operación esa misma noche en la que se bajó la presión intracraneal y se le reconstruyó algo del tejido. Las pupilas que empiezan a reaccionar bien. La merma en la sedación. Los primeros movimientos – prematuros e inesperados por los propios médicos–. Otra operación por un derrame que es revertido a tiempo. La baja de los glóbulos blancos como síntoma de la baja en la infección. Y a solo una semana del disparo, Pablo abre los ojos. Y le sacan el respirador para ver cómo reacciona y lo hace agarrándole la mano a la mamá. Y por si fuera poco le susurra las palabras más hermosas a su papá: “Hola, viejo”.
Pablo continúa en terapia intensiva, en estado crítico, pero respondiendo bien neurológica y físicamente. “Es asombroso el nivel de avance que tuvo”, dice Fabián, su viejo, con los ojos emocionados e incrédulos por la mejoría impensada en tan poco tiempo. Esa sucesión de buenas noticias las que posibilitan a la familia convocar este viernes a una conferencia de prensa «para contar novedades en la causa judicial».
Primero, habla Fabián, su papá, sobre la salud de Pablo: “Las novedades son que está estable, por lo tanto es bueno. Está con los ojos abiertos y sigue sin respirador”.
Fabián lleva puesta una remera azul, con letras blancas que dicen: “Justicia por Pablo Grillo”. Se lo nota cansado, pero más distendido. Se ríe cuando cuenta: “Tengo un video con saludos de (Ricardo) Bochini, veremos si los médicos nos permiten que se lo pasemos. Si lo escucha al Bocha, va a volver a hablar seguro Pablo”. Mantiene los pies sobre la tierra: “Todavía la situación es grave: está en terapia y con riesgo de vida. Pero en ese marco todo lo que estuvo ocurriendo es favorable. A todos nos sorprendió su evolución. Incluso los médicos manifiestan que la evolución que está teniendo es asombrosa. Es muy rápida”.
Este jueves, el vocero presidencial Manuel Adorni dijo que el diálogo con la familia quedó roto desde que el padre de Pablo acusó a Bullrich de ser cómplice. Fabián le responde: “Nosotros no cortamos nada porque nunca existió el diálogo. Lo mío fue una respuesta a una declaración mentirosa de Bullrich, por tanto si es que alguien cortó el diálogo fueron ellos. Yo estoy dispuesto a escuchar, si alguien me llama”. Y agregó: “A esta altura no lo espero (ese llamado). Espero poco. Pero demostraría que tienen todavía un grado de humanidad”.
En relación a las mentiras de Bullrich sobre el trayecto del proyectil, expresó: “Me da vergüenza la forma en que fue acomodando la mentira. La va acomodando a medida que la realidad se lo desmiente, es hasta absurdo, burdo, grotesco: no sé que palabra utilizar”. Cuando le preguntaron si le diría algo al gendarme que, según los elementos reconstruidos hasta el momento, sería quien disparó (presuntamente, el cabo Guerrero), afirmó: “Personalmente no le diría nada. Sí lo vamos a decir de forma jurídica. El mejor diálogo que podemos tener con esta gente es en lo judicial”.
La causa, sin avances
Fabián estuvo acompañado por Claudia Cesaroni, de la Liga Argentina por los Derechos Humanos, y a Paula Litvachky, del CELS, organismos que patrocinarán legalmente a la familia, que este 21 de marzo se presentó ante el Juzgado Criminal y Correccional Federal Nº 1 para ser tenida en cuenta como querellante en la investigación judicial.
Lo más importante de la causa hasta ahora: desde el 12 de marzo “no se investigó nada y reclamamos que se empiece a investigar urgente”. Las abogadas cuentan el por qué: “La causa iniciada por la denuncia de la Procuvin (Procuraduría de Violencia Institucional) que dio inicio a la instrucción estaba presentada en el Juzgado 12 de Ariel Lijo, quien se la devolvió a la Jueza Servini de Cubría, que otra vez la rechazó. Ninguno de los dos quiere hacerse cargo de la investigación. Ahora irá a sorteo para definir quién la sigue. La Cámara Federal de Casación Penal tiene que resolver”. Agregan: “Hasta ahora el Ministerio de Seguridad dijo que no hará sumarios internos por el accionar de su Fuerza, lo que refleja el encubrimiento”.
La causa aún no tiene carátula porque no está radicada en ningún juzgado. La denuncia presentada es por tentativa de homicidio agravado, por abuso de autoridad e incumplimiento de funcionario público.
Dice Paula Litvachky, del CELS: “Es muy importante que la causa salga de este limbo judicial y se inicie el pedido de pruebas antes de que pase más tiempo”.
Dice Claudia Cesaroni, de la Liga Argentina por los Derechos Humanos: “Esperamos que en estos primeros 9 días en los que no se hizo nada, no haya ninguna prueba que se haya destruido, modificado, alterado. Hay cámaras del Gobierno de la Ciudad que tienen un tiempo de duración determinado, o de negocios que también se van borrando y si no las pedís inmediatamente después ya no están. Es vergonzoso que un hecho así no lo esté investigando nadie”.
Las abogadas pidieron una serie de pruebas. Las más relevantes: “Quién dio las órdenes, cómo se manifestaron esas órdenes y cuáles fueron, antes y después del impacto; cuál fue el protocolo que se aplicó, quienes integraban el equipo donde estaba incluido el cabo Guerrero y qué órdenes se le impartió a ese grupo en particular; qué armas utilizaron”. También exigen que se lo llame a indagatoria a Guerrero. “Ya hay suficientes elementos para hacerlo”.
Completa Paula Litvachky: “Hicimos una presentación con los hechos, tenemos un montón de pruebas para que se reconstruya ese tramo del operativo de modo tal que se pueda tener la responsabilidad de quién disparó y de toda la cadena jerárquica”.
Concluyen ambas: “Las pruebas están. Nunca hubo tanto registro fotográfico y audiovisual. Necesitamos el acompañamiento social para empujar a que se haga justicia y que no quieran desviar el foco de la investigación”.
Nota
La causa de la caída: la denuncia de Beatriz Blanco, la jubilada gaseada y golpeada por la Policía

Traumatismo encéfalo craneano, herida cortante e irritación ocular: las heridas causadas a Beatriz Blanco (81 años) ya forman parte de una causa judicial que inició ella misma y también la Procuraduría de Violencia Institucional, y apunta contra dos efectivos que la gasearon y le pegaron, provocando su caída. También apunta a la responsable del operativo, la ministra Patricia Bullrich, que se desplegó el miércoles de manera feroz, pero que -plantea la denuncia- es parte de un “plan sistemático”. Beatriz fue golpeada a las 16:10, antes de los principales incidentes, mientras se manifestaba en una esquina: cómo fue el momento, según relata ella misma en la denuncia y cuenta su hija. Quién es esta jubilada que trabajó de todo. Cómo está: recuperándose, enojada y “con más fuerza que nunca”. La voz de una de sus hijas junto a quienes lucha por justicia, y paz.
Por Franco Ciancaglini.
La imagen de Beatriz Blanco cayendo en seco al suelo -tras ser gaseada y empujada por dos efectivos de la Policía Federal- dio la vuelta al mundo.
En el video se ve el fin de una secuencia más larga que inicia cuando la Policía Federal empuja de manera violenta a jubiladas y jubilados que se encontraban haciendo el clásico semaforazo de todos los miércoles en el Congreso.
“Ella lo que cuenta es que estaba con el grupo de jubilados, cortando Entre Ríos, para mostrar sus carteles. Y cuando el semáforo se pone verde se vuelven a la esquina. Y en ese momento vino la policía, apurando a todos los viejos a subirse a la vereda”.
La que habla es una de sus hijas, Paula.
El relato coincide con la temprana decisión de las fuerzas de abalanzarse sobre personas que hacen lo mismo todos los miércoles -un semaforazo, y luego una movilización que da la vuelta al Congreso-: Beatriz fue atacada a las 16:10.
Esta vez, por lo especial de la fecha, los Policías iban además con el gas apretado y el palo suelto. Cualquiera que estuvo en la manifestación pudo apreciar cómo apenas una persona se acercaba a los efectivos, o incluso estando a metros, sin hacer nada, podía ser gaseado. Incluso teniendo 81 años.

Los camiones hidrantes fueron parte de la cacería desatada. Foto: Lina Etchesuri.
El arma y la palabra
Beatriz Blanco no está afiliada a ninguna barrabrava ni milita en ningún partido político.
Es jubilada.
Trabajó toda su vida como empleada en cooperativa de fletes, empleada cuidando niños, costurera, y de casera hasta los últimos tiempos.
Tiene tres hijas.
Una de ellas, Paula Ippolito, cuenta que junto a su madre Beatriz y su hermana Paula suelen ir juntas a las marchas. “Esta vez fue sola porque justo yo estaba operada de la rodilla. Suele ir, no va todos los miércoles pero cuando puede va”.
Beatriz ya conocía a varios y por eso se acercó al grupo de jubilados que realiza los miércoles el semaforazo. Luego de que la empujaran a la vereda, se puso a hablarle a un cordón policial, una práctica habitual de jubilados anodados ante la violencia sin sentido que ejercen las fuerzas: “Ella siempre es de ir y hablar, de decir qué están haciendo, cómo no les da vergüenza; mi mamá siempre como que quiere hacer conciencia. Ella le debería estar gritando al policía que estaba de espaldas y lo toca con el bastón como diciendo ´mirame´. Ahí el chabón se da vuelta y le tira el spray, y el otro que le pega con el palo en la cabeza”.
Ese combo, que representa un ataque, de gaseo, empujón y golpe, hace que Beatriz pierda el equilibrio instantáneamente, y caiga al suelo.
La primera pregunta es cómo está: “Se está recuperando. Está en reposo, en observación por el golpe que recibió en la cabeza. Está con mucho dolor en todo el cuerpo, con un poco de inestabilidad, con el dolor en los ojos por el gas que le tiraron. Tiene los ojos muy hinchadas: le tiraron gas directo en la cara”.
Este dato del gas directo a sus ojos explica a la vez la pérdida del equilibrio, desechando por tierra las mentiras del Jefe de Gabinete, Guillermo Francos, que aseguró que se “cayó sola”. También el título de la empresa La Nación que habló de que la jubilada “atacó” a la policía previo a su “caída”: “Ella le tocó con su bastón para que se diera vuelta, para que la escucharan, no golpeó a nadie. Habría que mostrar los videos enteros donde la Policía increpa primero a los jubilados para que se suban a la vereda, con la agresividad que suelen tener”.

Beatriz Blanco, tras los gases recibidos y el golpe posterior. Foto: Lina Etchesuri.
El caso de Beatriz es uno de los dos -junto al del fotógrafo Pablo Grillo- denunciados por la Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin) ante la Cámara del Crimen. En esas denuncias a las que accedió lavaca, el organismo que se encarga de monitorear a las fuerzas -en estos tiempos, con menos entusiasmo- presenta como “pruebas” distintos recortes periodísticos alrededor del ataque a Beatriz. Y solicita a la justicia que requiera al Ministerio de Seguridad el personal policial afectado a los lugares de ambos ataques, así como los datos de la “sala de operaciones” a la que reportaban los agentes a cargo del operativo.
Por otro lado, la propia familia de Beatriz presentó una denuncia contra los dos agentes de la Policía Federal y contra la propia ministra Bullrich. Narra en su presentación lo mismo que refiere su hija en esta nota: “Siendo aproximadamente las 16:10 hs me encontraba en las inmediaciones de la esquina de las avenidas Entre Ríos y Rivadavia de esta ciudad (…) cuando fui rociada con una sustancia lacerante por un efectivo de la Policía Federal. Inmediatamente después, y también a manos de un efectivo de la PFA, recibí un golpe en la cabeza, con un elemento que creo se denomina ‘tonfa’, lo que provoca mi caída al piso”.
Tras el golpe, Beatriz fue derivada al Hospital Argerich, donde diagnosticaron lo producido por el ataque: traumatismo encáfalo craneano, herida cortante e irritación ocular.
Por eso, por un lado, reclama la identificación de los dos efectivos que la atacaron, plausibles de ser responsables de “delitos de lesiones leves” agravadas por tratarse de personal de la fuerza. Y por otro, califica a la ministra de Seguridad Patricia Bullrich como “autora mediata” por ser responsable del operativo y algo más: la valiente presentación habla de que estos hechos son parte de un plan sistemático.

Una síntesis del plan sistemático. Foto: Juan Valeiro.
“Como en los momentos más aciagos de nuestra historia, desde el Poder Ejecutivo se ha montado un Programa de Miseria Planificada cuya consecuencia natural es la Protesta Social. Y sabido es que este tipo de políticas socioeconómicas sólo resultan aplicables cuando se pone a disposición de las mismas al aparato represor del Estado”.
Firma toda esta historia la propia Beatriz, acaso poniendo en contexto lo que representan los golpes que sufrió, su historia y el futuro por el que pelea junto a sus hijas. “Nosotras somos fieles a las marchas que son para los derechos del pueblo”, cuenta Paula, una de ellas. “No militamos en ningún partido político, siempre vamos independientes y solas”, aclara por si hiciera falta.
Paula habla siempre en plural femenino, pensando en su madre y su hermana. Desde ese lugar cuenta: “Nos están sacando todo. Nos están metiendo miedo para que no salgamos a las calles. Están imponiendo todo lo que quieren imponer. Siempre estamos atentas a todas las luchas. Esto va a por todos, no es solamente por los jubilados. A mi me han robado plata con la AFJP a pesar de que ya tengo 30 años de aportes. Estos vienen por todo, por todo lo que conquistamos”.
Junto a Natalia, las jóvenes militan tocando tambores en Batuka, uno de los conjuntos que lleva el ritmo a la calle y es la banda de sonido de la protesta social y la lucha. Hoy, del lado de la víctima, Paula asegura: “Estamos luchando para que esto no vuelva a suceder. Para que tengamos memoria y el pueblo no se duerma. No tenemos miedo. Ya la verdad que queda poco por perder”.
Esta lucha incluye, claro, a Beatriz: “Está más fuerte que nunca. Está enojada, muy enojada. Pero está fuerte para seguir la lucha”.
La lucha, ahora, es por justicia: “Solamente queremos que los responsables tengan justicia, sean los policías o la ministra de Seguridad: que la justicia trabaje a favor del pueblo. Y que no salga nadie más impune”.
¿Tenés esperanzas? “Y no. Pero hay que hacerlo igual: nos corresponde”.
La esperanza tal vez siga estando en la calle, mientras estas jóvenes sin contención psicológica ni asistencia estatal de ningún tipo enfrentan los golpes: “Estamos nosotras, las hijas, para cuidarla y para que se reponga de esto”.
¿Necesitan algo? “Sí: paz”.